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Nombre: Juan Daniel Peña García

Materia: Constitución Política

Código: 252012011

El cuerpo y la Justicia

Al intentar aproximarnos a las relaciones que tienen los individuos entre sí, se convierte en

una necesidad inmediata referirnos al fundamento que hace posible dicha relación. Hemos

de considerar, la interpretación hecha por Francy Fraser acerca de la Justicia entorno a la

novela Nunca me abandones, como el punto que dará inicio a describir la manera particular

en que un orden social puede llegar a controlar, desde el engaño, a personas quienes creen

ser libres, cuando realmente solo tienen una vaga ilusión de haber construido su propia

identidad, singular y lejana, en comparación al resto de sus semejantes.

En primer lugar quisiera hablar acompañado del Mito de la caverna, cuyo objetivo aquí es

dar a comprender el recurso faltante que tuvo el ensayo de Fraser. Sería pertinente saber en

este caso, si la Justicia es comprendida a partir del orden que tiene una sociedad, donde

según los donantes que la conforman, tienen o no conciencia de este concepto, que tan sólo

no es parte de un mero ámbito teórico sino también conecta con lo que cada cual puede

vivir en tanto ciudadano. Ahora bien, ¿El ‘’clon’’ entra y sale de una caverna que no le

permite vivir libremente por medio de la Justicia? Podría afirmar lo siguiente: Al vivir

aislados de aquella ciudad liberal que somete las individualidades, no hay gran diferencia,

pues dicho aparato de control hace parte del mismo sistema en que ellos se encuentran

inmersos, es decir, al referirme a sistema, entiéndase cualquier institución social trazada por

el carácter de la Justicia, y la correlación entre el vivir un mundo que se apropia de ellos.


¿Qué son los órganos, en sentido metafórico, que extraen de los ‘’clones’’? Uno puede

atreverse a decir: es la subjetividad arrancada para darla a quienes consideran poseer, sin

ninguna intención de comprender, al otro en cuanto que es visto como un simple objeto

utilizable. El órgano suele convertirse en algo ajeno a sí mismo, quien lo considera así,

cuando lo dona creer no haber perdido nada. Se debe a que el cuerpo es visto ya como

espacio público del cual no puede emitir ningún juicio de propiedad. La función de

sometimiento que el estado ejerce sobre el cuerpo del oprimido es un dilema ético, y no

sólo interviene la Justicia como único fundamento, para dar cuenta de los rasgos negativos

con motivo de iniciar a entenderla.

Por tanto, el orden social mantiene un completo desinterés por considerar a quien le entrega

cierta libertad fragmentada. No existe la identidad. Trata sólo de una consecuencia externa

de quien se encubre en apariencias, dejando a un lado la dignidad de los oprimidos.

En últimas, hay algo de contradictorio que es posible entrever en la novela de Ishiguro, los

mal considerados ‘’clones’’ logran mostrarse nuevamente pero con características humanas.

Si nos aproximamos a la vida interior y psicológica que tienen los personajes, uno diría con

total apremio que nada más el sufrimiento de sentirse excluidos cuando inician a tener

conciencia de sí mismos, descubriendo las pocas diferencias personales, es allí el momento

crucial para dar inicio a proponer una relectura que la misma trama de la novela impone al

lector.

Finalmente, la Justicia en términos generales puede comprenderse como el cuidado del otro

en su máxima derivación. La vida al concebirse desde lo personal llega a cometer ese craso

error de opacar la existencia de quien está enfrente mío como alguien, y no ver su

existencia como una cosa deshumanizada. Lo justo es aceptar que nuestra forma de
considerar el mundo no debe afectar a ese que disiente. Y esto va dirigido también contra el

discurso neoliberal que relega sutilmente en el mercado la idea de ‘’individualidad’’. Nada

le debemos a este sistema que atenta contra la conciencia libre del hombre, al contrario, ha

permitido dejar que muchos pensadores evidencien las distintas cavernas de las que muchos

actualmente apenas despiertan al golpe de lucidez provocado por el engaño de su persona.

La libertad es un medio de la Justicia, y la verdad es el término adecuado en que los valores

emergen en los actos de todo individuo.

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