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Antecedentes de la caña de azúcar en el Oriente

La historia económica de nuestro país tiene muchos temas de primer orden que
han sido dejados de lado en la investigación social, una consecuencia lógica de
ello es el fracaso de muchos proyectos económico-productivos. Por lo tanto,
comprenderemos el rubro de la caña de azúcar desde el periodo colonial y
nacional y posteriormente ver el origen de la agroindustria azucarera en Bolivia.
Periodo Colonial
Se sabe que la caña de azúcar, fue introducida a los Andes por los españoles,
los primeros años del período colonial. En el Virreinato del Perú en el siglo XVI
había cinco zonas productoras de azúcar, las zonas de mayor importancia eran
Quito, Arequipa, Paraguay y Argentina, como zonas secundarias de
producción: Cuzco, Abancay, Vilcabamba. En Charcas existía producción de
azúcar, en muy baja escala, en Santa Cruz y en La Paz, donde en 1587
existían 8 trapiches azucareros en las zonas yungueñas.
Durante sus inicios el azúcar era importado, llevado con dificultad a Charcas,
en distintas formas de consumo, en dulces, chancacas, melazas. Hasta que
surgieron las plantaciones de Santa Cruz, especialmente en la región de las
barracas, a orillas del Guapay en San Lorenzo, en Santa Cruz la Vieja.
Era muy importante en esta zona la producción del azúcar. La misma que ligó a
la economía cruceña al mercado interior cuyo eje económico eran las minas de
Potosí. Polo económico donde existía un gran movimiento económico que
permitía retroalimentar la economía cruceña, con la adquisición de productos
importados de ultramar, como las finas telas de la India o licores exóticos.
El padre carmelita Antonio Vásquez de Espinoza, sostenía que en la
jurisdicción de Santa Cruz en los siglos XVI y XVII existían grandes
cañaverales y 25 ingenios de azúcar, barracas rudimentarias que abastecían
los mercados de la Plata y Potosí
En La Paz, por otra parte, los trapiches se hallaban concentrados en los
yungas y Apolobamba, las zonas de Coroico, Circuata, Apolo, San
Buenaventura producían azúcar en expectable cantidad de tal manera que en
el siglo XVIII bajó el producto importado del Cuzco. En el sud-este de la Paz
cobró importancia la producción azucarera de los Yungas de Inquisivi, lugar
donde se decía existía una reserva de caña de azúcar, la Hacienda Cañamina.
La estructura productiva en la colonia era precaria, los ingenios o trapiches
existentes, los alambiques de procesado de alcohol, abastecían mercados
regionales, pese a que, en el siglo XVIII, la producción y venta de aguardiente
era monopolio de España, mediante la cédula emitida por Felipe V en 1714.
Periodo Nacional
Para ver el establecimiento de la industria azucarera, su declive, recuperación y
auge en Bolivia lo dividiremos en:
Siglo XIX
La guerra de la independencia y el triunfo de los patriotas, no trajo un cambio
significativo a nivel de la estructura económica. Las haciendas y las
comunidades volvieron paulatinamente a restablecer su sistema de producción
y comercialización agrícola. Así sucedió con la producción de azúcares en la
nueva república en el siglo XIX.
pese al desmoronamiento del sistema colonial ya entrada la república, se siguió
la continuidad de los circuitos comerciales. En el caso de la producción de
azúcar, estaba configurado de la siguiente manera; el pan de azúcar cruceño
continuaba abasteciendo las plazas de Oruro, Potosí y Cochabamba, mientras
que, en La Paz, una significativa parte del consumo del producto era importado
del Perú.
En los Yungas de Inquisivi gran parte de su producción se realizaba en baja
escala en la época colonial, en el siglo XIX, se incrementó significativamente,
tal es así que, en 1845, 1851, 1897, recibió premios departamentales y
nacionales por haber producido, una cantidad expectable de caña de azúcar y
haberla refinado en sus propios establecimientos donde se constituyó en la
producción fundamental
Estos niveles de producción de alcohol y ron necesariamente requerían de una
infraestructura que en el caso de Cañamina estaba instalada en la misma zona
y no como en Cinti que debía transportar la materia prima a otros lugares para
realizar su elaboración, lo que implicaba un gasto suplementario en transporte
antes de la distribución del producto elaborado.
La construcción de ingenios en la misma zona de producción hacía que se
abaraten, de alguna manera, los costos de producción. Contaban con la
materia prima necesaria y la mano de obra, la inversión en tecnología, se
constituía en el gasto más importante y el transporte que era bastante
dificultoso pues se lo hacía a lomo de mula lo que no daba mucha opción a
sacar gran cantidad de producto.
Por la otra, la estrecha relación con fabricantes peruanos de equipos, que nos
muestra que se estaba empleando última tecnología para la elaboración de
azúcar y alcohol, también en la construcción de alambiques se presentaban
progresos importantes en esta materia con la introducción de nuevos modelos
traídos de los países europeos.
En base a estos elementos podemos sostener que la caña de azúcar había
entrado en un franco proceso de transformación, hacia la formación de un
centro de producción agroindustrial.
La producción azucarera de los yungas de Inquisivi, fundamentalmente de la
hacienda Cañamina, había declinado a fines del siglo XIX a raíz de la
competencia con su similar extranjero, principalmente con el producto peruano
y argentino. Frente a esta situación, la producción del alcohol se constituyó en
el rubro principal a consecuencia de la importación del azúcar barato del norte
argentino y otros países que también hizo que muchos cultivadores de caña de
La Paz y de Santa Cruz se pasaran también a la producción de alcohol.
Siglo XX – Actualidad
La crisis productiva de los años de apertura al mercado internacional declinó y
ya en los años veinte adelante no podemos hablar de una producción
azucarera como tal, sino de producción de aguardiente de caña. Sin grandes
cambios en la economía cruceña o la paceña. En 1928 la sobreproducción
puso en crisis la industria alcoholera; poco después la gran crisis mundial hizo
bajar las ventas de alcohol, sobre todo en las minas, obligando a los
hacendados y empresarios a depender más de los arrendaros en sus
ganancias”. A la vez, encontraron la manera de enfrentar esta crisis
apoyándose en las ganancias que le reportaba la explotación de sus likinas y
del uso de mano de obra de los arrendaros, que luego de la reforma agraria se
convirtió en una industria importante de producción de singanis del país.
En todo el país a lo largo de las décadas del 30 y 40 la producción de azúcar
había disminuido significativamente convirtiéndose en alcohol blanco.
En el mercado nacional los más grandes productores eran: La Sociedad
Agrícola Ganadera e Industrial de Cinti en Chuquisaca, Carabuco en La Paz
con su alcohol marca Inca, Cochabamba con su marca Tigre y Cañamina con
su alcohol marca el Sol en los yungas de Inquisivi del departamento de La Paz.
La producción de azúcar refinada en baja escala sólo abastecía a las micro
regiones, constituyéndose el alcohol en la fuente de ingresos de los
productores, en las tres primeras décadas del siglo XX, experimenta procesos
importantes, que abordaremos más adelante.
En la década del 40, la producción de alcohol, había sustituido a la producción
de azúcar definitivamente, quedando atrás la posibilidad de volverse a
constituir en un ingenio azucarero. Durante esta década, la producción
azucarera en Bolivia experimentó una recuperación de alcances importantes. El
principal centro de producción azucarera, fue el departamento de Santa Cruz
de la Sierra. Una de sus primeras experiencias se desarrolló en la hacienda “La
Esperanza “ubicada en la provincia Warnes a 60 km. de la capital oriental.
Los pequeños ingenios azucareros tradicionales recibieron un empuje de
grandes dimensiones las próximas décadas, a raíz de las recomendaciones
realizadas por la misión económica norteamericana presidida por Mervin
Bohan, que planteaba al gobierno boliviano orientar su política de desarrollo
capitalista del agro con la marcha hacia el oriente, para impulsar la explotación
petrolera y agricultura tropical, política que se efectivizó con el triunfo de la
Revolución de 1952.
El “Plan Bohan” se implementó a través del fortalecimiento de la Corporación
Boliviana de Fomento (CBF) creada en los años 40 y que dio un empuje
importante a la industrialización del azúcar a gran escala con la creación de los
ingenios azucareros La Esperanza (1949), La Bélgica (1952), Guabirá (1956) y
San Aurelio (1957). El servicio Agrícola Interamericano (SAI) y Agencia
Gubernamental de los Estados Unidos empezó a operar en Bolivia en 1947,
recibió un nuevo impulso a partir de 1954. Del SAI dependía un pool de
maquinaria pesada que se instaló en Santa Cruz, y cuyas topadoras, tractores
y moto niveladoras, eran arrendadas a los nuevos agricultores.
Hacia la década de los 60, Bolivia se autoabastece de azúcar e inicia una etapa
de exportación; en las décadas siguientes la importación sólo ocurrió en casos
excepcionales por cuestiones climatológicas o bajas en los precios
internacionales.
Actualmente, el área de producción de caña de azúcar en el departamento de
Santa Cruz está ubicada en 9 municipios: Andrés Ibáñez, La Guardia, El Tomo,
Cotoca, Warnes, Portachuelo, Montero, Mineros y General Saavedra.

El crecimiento de la industria azucarera ha repercutido también en el


incremento de las extensiones de los cultivos de caña y, por consiguiente, en la
implementación – cada vez mayor – de maquinaria en la zafra; pero a pesar de
este crecimiento tecnológico, la industria sigue necesitando mano de obra.
Esta mano de obra procede en un 50% del mismo departamento y el restante
50% principalmente de los departamentos de Chuquisaca y Potosí. Un efecto
de la migración durante y después de la zafra – para quienes se quedan – es el
choque cultural, manifiesto sobre todo en la comunicación idiomática y formas
de vida como la vestimenta y alimentación, amén de otras manifestaciones
propias de sus lugares de origen.
Pero esta historia de despegue económico, que hoy vive un auge irrebatible, no
hubiese sido posible sin el trabajo titánico y emprendedor de los precursores de
la agroindustria en los distintos rincones de nuestra patria a quienes les
rendimos nuestro tributo por luchar por un país viable pese a las condiciones
geográficas, económicas y sociales adversas.

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