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INTRODUCCIÓN

Las infecciones respiratorias agudas constituyen las enfermedades infecciosas más


frecuentes del ser humano. Los niños pueden presentar entre seis y ocho infecciones
respiratorias al año, muchas de las cuales, sobre todo las que ocurren en el periodo de
lactante, afectan a las vías respiratorias inferiores. En los menores de dos años, estas
infecciones suponen una de las causas más frecuentes de hospitalización, originando
numerosas consultas médicas tanto a nivel de Atención Primaria como de los servicios de
urgencias hospitalarios.

Las infecciones respiratorias agudas que se encuentran entre las primeras causas de
muerte en los niños en la mayoría de los países en desarrollo, representan el próximo
desafío que enfrentarán los servicios de salud en relación a la atención integral al niño, ya
que la mortalidad por enfermedades inmunopreventibles y enfermedades diarreicas han
disminuido en forma marcada en los últimos años.

Los agentes etiológicos que con mayor frecuencia se asocian a las infecciones del tracto
respiratorio en el niño, son: los dos tipos de virus respiratorio sincitial (VRS A-B), el
grupo de los rinovirus (RVs), los cuatro tipos de parainfluenzavirus (PIV 1-4), los virus
de la gripe A, B y C, y el grupo de los adenovirus.

Las manifestaciones de las infecciones víricas son muy variables, con un espectro clínico
que incluye desde infecciones leves, que pueden ser atendidas de forma ambulatoria, a
formas más graves que precisan hospitalización de duración variable. Además, un único
agente puede dar lugar a cuadros clínicos muy distintos, mientras que varios agentes
infecciosos pueden dar lugar a varios síndromes semejantes, no diferenciables
clínicamente. Para complicar el panorama hay que destacar que la causalidad de las
infecciones virales es en la mayoría de los casos indemostrable, dado que en la práctica
clínica no disponemos de cultivos celulares para todos los virus respiratorios, que
demostrarían la infectividad de un determinado virus presente en una muestra clínica,
sino que se dispone de técnicas moleculares de diagnóstico.
I. NEUMONÍA
I.1. DEFINICÓN: La neumonía es una inflamación o infección de los bronquíolos y los
espacios alveolares de los pulmones. Consiste en una infección del tracto respiratorio
inferior que conlleva una afectación del parénquima pulmonar, en el que los alveolos
se llenan de exudado y ocasionan una infección localizada en un lóbulo o un
segmento pulmonar. Puede aparecer como primaria o secundaria tras un proceso
anterior. Las neumonías determinan entre el 4% y el 9% del total de ingresos anuales
de un servicio de pediatría y alcanzan entre el 40% y el 50% de la hospitalización
respiratorios. Es más frecuente en lactantes y niños pequeños. Habitualmente la
neumonía desaparece con mayor rapidez en los niños que en los adultos. La clave es
la detección precoz, que permite que el niño se trate en casa en lugar del hospital.
I.2. DIFERENCIACÓN DE TÉRMINOS
 Neumonitis: inflamación del parénquima pulmonar que puede ir acompañado
o no de consolidación.
 Neumonía lobar: cuando la infección se localiza en un lóbulo concreto
pulmonar o varios.
 Neumonía atípica: infección que describe características distintas a la
neumonía lobar.
 Bronconeumonía: afectación de los bronquiolos que genera secreción y
acumulación de contenido mucopurulento obstruyendo vías pequeñas y
ocasionando consolidación en algún lóbulo.
 Neumonía intersticial: conlleva inflamación del intersticio que esta formado
por las paredes alveolares, sacos alveolares y bronquiolos.

I.3. EPIDEMIOLOGÍA: La edad de prevalencia se centra en la edad preescolar y


escolar; durante esta época el proceso de socialización del niño rebasa los límites de la
familia, y este va incorporándose progresivamente a grupos humanos más amplios que
facilitan el contagio por patógenos respiratorios. Esto explica que la tasa de neumonía
del preescolar sea la más alta de toda la vida.
I.4. PATOGENIA
Los traumatismos, la anestesia y la aspiración aumentan el riesgo de infección
pulmonar.
 La neumonía vírica habitualmente se debe a diseminación de una infección a lo
largo de las vías respiratorias y se suele acompañar de lesión directa del epitelio
respiratorio, lo que produce obstrucción de la vía respiratoria por tumefacción,
presencia de secreciones anómalas y restos celulares. El menor calibre de la vía
respiratoria en lactantes pequeños hace que sean especialmente susceptibles a
desarrollar infecciones graves. La obstrucción de las vías respiratorias con
frecuencia se acompaña de atelectasia, edema intersticial y desequilibrio
ventilación-perfusión que producen hipoxemia significativa. Las infecciones
víricas de la vía respiratoria pueden predisponer al paciente a presentar una
infección bacteriana secundaria al alterar los mecanismos defensivos normales
del anfitrión, alterar las secreciones y modificar la flora bacteriana.
 La neumonía bacteriana se produce la mayoría de las veces cuando
microorganismos del aparato respiratorio colonizan la tráquea y posteriormente
llegan hasta los pulmones, aunque también se puede producir una neumonía por
siembra directa del tejido pulmonar después de una bacteriemia. Cuando se
produce una infección
bacteriana en el parénquima
pulmonar, el cuadro
morfológico variará según el
organismo responsable.
M. pneumoniae se une al
epitelio respiratorio, inhibe la
acción ciliar y produce
destrucción celular, con
aparición de una respuesta
inflamatoria en la submucosa.
Cuando la infección progresa, la
descamación de los residuos
celulares, las células
inflamatorias y el moco
ocasionan obstrucción de la vía
respiratoria, y se produce
diseminación de la infección a
lo largo del árbol bronquial,
como en la neumonía vírica. S. pneumoniae produce edema local, que permite la
proliferación de los microorganismos y su extensión hacia zonas adyacentes del
pulmón, lo que causa la típica afectación lobular focal.

La infección de la vía respiratoria inferior por estreptococos del grupo A causa una
infección más difusa con neumonía intersticial. Morfológicamente se produce
necrosis de la mucosa traqueobronquial; formación de grandes cantidades de
exudado, edema y hemorragia local, que se extiende a los tabiques interalveolares; y
afectación de vasos linfáticos y mayor probabilidad de afectación pleural. La
neumonía por S. aureus se manifiesta como bronconeumonía confluente, que suele
ser unilateral y se caracteriza por la presencia de extensas áreas de necrosis
hemorrágica y cavitación irregular del parénquima pulmonar, lo que ocasiona
neumatoceles, empiema o, en algunos casos, fístula broncopulmonar. La neumonía
recurrente se define como 2 o más episodios en un único año o 3 o más episodios en
cualquier momento, con resolución radiológica entre los episodios. Se debe
descartar un trastorno de base cuando un niño sufra neumonías de repetición

I.5. CLASIFICACIÓN
I.5.1. SEGÚN ORIGEN
 Neumonía adquirida en la comunidad (extrahospitalaria): Durante la
infancia es la más habitual, sobre todo al final del invierno y al principio de la
primavera. La mayoría de las veces consisten en procesos autolimitados y de
fácil tratamiento.
 Neumonía nosocomial (intrahospitalaria): Suele suceder en niños con
patología de base (intubados, inmunodeprimidos, etc). Dado que son procesos
del difícil tratamiento, tienen peor pronóstico que las adquiridas en la
comunidad y representan una causa importante de mortalidad en el menor como
complicaci9on secundaria en niños afectos de enfermedades crónicas
malnutrición, procesos oncológicos o inmunodeficientes.
I.5.2. SEGÚN AGENTE CAUSAL
Se pueden diferenciar: neumonías infecciosas, parasitarias y no infecciosas.
La etiología vírica por virus gripales y para influenza es la más común; entre
las bacterias destaca el neumococo y el Mycoplasma pneumoniae. El protozoo
Pneumocystis carinii es causante de neumonías en pacientes
inmunodeprimidos. Como causa de neumonías no infecci9osas destaca, por su
frecuencia, la espirativa.
I.6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Varían según la edad, el agente etiológico, la localización, la repercusión funcional, el
momento evolutivo y la existencia o no de tratamiento previo. Por ejemplo, los
neonatos suelen presentar únicamente como signo la fiebre, que se puede acompañar
de manifestaciones físicas leves o incluso estar ausentes.
En la neumonía segmentaria o lobar de origen neumocócico, el comienzo puede ser
brusco en un niño sin enfermedad precia: aparecen súbitamente escalofríos, fiebre,
cefaleas y a veces vómitos y convulsiones; el estado general empeora en pocas horas
y puede aparecer delirio, aunque las manifestaciones respiratorias puedes ser escasas.
En otras ocasiones se produce agravación progresiva de un proceso, catarral previo:
aumento de fiebre, astenia, malestar, anorexia, dolor torácico, disnea, roncus, soplo,
neumónico, etc.
En la neumonía intersticial predomina la sintomatología general, acompañada, en
ocasiones, del exantema de la viriasis correspondiente.
Las manifestaciones respiratorias más llamativas son:
 Tos: al principio seca e irritativa, que evoluciona a productiva.
 Disnea: generalmente inspiratoria y retracción inspiratoria.
 Taquipnea: con frecuencia respiratoria aumentada y respiración superficial.
 Ciclo respiratorio alterado: con una pausa al final de la inspiración
 Quejido espiratorio: por apertura brusca de la glotis y cierre parcial de la
misma.
 Cianosis: secundaria a la hipoxemia.
 Sintomatología refleja: en escasas ocasiones puede simular un síndrome
meníngeo o un abdomen agudo.
 En caso de neumonía lobar es habitual encontrar una relativa inmovilidad del
hemitórax afecto, Inicialmente, la auscultación es ruda con estertores
subcrepitantes, roncus y sibilancias; posteriormente aparece broncofonía,
soplo neumónico y estertores crepitantes.
 En la neumonía intersticial son escasas las manifestaciones auscultatorias.
 La percusión orienta la existencia o no de derrame pleural, que se confirmará
mediante radiografía de tórax.
I.7. DIAGNÓSTICO
La confirmación diagnóstica de la neumonía se establece, además de por la valoración
de los síntomas clínicos, en relación con las imágenes radiológicas y el cultivo del
germen, bien mediante examen del esputo (niños mayores) o el lavado bronco-
alveolar.
I.8. CRITERIOS DE HOSPITALIZACIÓN
 Menores de 12 meses de edad.
 Aspecto tóxico.
 Dificultad respiratoria.
 Derrame pleural.
 Enfermedades subyacentes y/o inmunosupresión.
 Deterioro clínico mientras se recibe tratamiento antimicrobiano ambulatorio.
 Imposibilidad de cumplir el tratamiento ambulatorio.
I.9. TRATAMIENTO

En la mayoría de los niñospodra realizarse en el domicilio, aunque en ocasiones


especiales deberá indicarse hospitalización para seguir un tratamiento adecuado:
 < 5 meses
 Aspecto tóxico
 Dificultad respiratoria grave que requiera oxigeno suplementario
 Deshidratación y vómitos
 Estado inmunocomprometido.
 Falta de respuesta al tratamiento antibiótico oral.
 Padres no cumplidores con el tratamiento pautado,,

El tratamientoincluirá, además de las medidas generales y sintomáticas, terapia


antibiótica según el germen causal para:

 Neumonía neumocócica y estreptocócica: suele emplearse la penicilina


 Neumonía estafilocócica: suele utilizarse una penicilina resistente a la penicilinasa
(meticilina), cefazolina o clindamicina.
Sin embargo, toda pauta terapéutica ha de ser revisada y renovada peri9odicamente,
según los cambios en la patología, la sensibilidad de los gérmenes a los antibióticos y la
aparición de nuevos antibióticos.

I.10. GESTIÓN DE ENFERMERÍA


La mayoría de los niños con neumonía se tratan en casa. La asistencia de enfermería
consiste en medidas de sostén y tratamiento médico según necesidad. La gestión de
enfermería utilizada con el niño con bronquiolitis habitualmente es aplicable al niño
con neumonía. Además de la valoración respiratoria continua y del tratamiento de
sostén (fisioterapia torácica, antibióticos, hidratación), el niño puede necesitar alivio
para el dolor que le produce toser e inspirar con profundidad. Enseñe al niño y a los
padres a sujetar el tórax abrazando una almohada pequeña, un oso de peluche o una
muñeca para que la tos sea menos dolorosa. Los medicamentos para el dolor
(paracetamol o ibuprofeno) pueden proporcionar los beneficios añadidos de controlar
la temperatura y ayudar a dormir. El objetivo de la asistencia de enfermería es
restablecer una función respiratoria óptima. Los medicamentos, especialmente los
antibióticos, deben tomarse a los intervalos prescritos y completarse el tratamiento.
Enseñe a los padres a administrar adecuadamente los fármacos y los efectos
secundarios de los mismos. En el seguimiento puede hacerse una radiografía de tórax
para ver si los pulmones están claros. Los síntomas de la neumonía habitualmente
remiten mucho antes de que los pulmones estén totalmente sanos. Algunos niños
presentan posteriormente empeoramiento de la reactividad de la vía respiratoria o
resultados anómalos en las pruebas de función pulmonar. Sin embargo, la mayoría de
los niños se recuperan sin problemas.
I.10.1. ACTIVIDADES ENFERMERAS
 Asegurar el aporte de oxígeno:
 Monitorizar la Sat02 mediante pulsiómetro, para valorar la gravedad y hacer
gasometría cuando proceda.
 Administración de oxigenoterapia (gafasa, mascarilla, carpaa, tienda). El
método de administración está condicionado por la edad del niño, la tolerancia
del método y la concentración de oxígeno requerida.
 Mantener la permeabilidad de las vías respiratorias.
 Posición semi-incorporada.
 Colocar al niño en un ambiente húmedo para fluidificar las secreeciones.
 Aspiración de secreciones si fuera necesario.
 Fisiot4erapia respiratoria y drenaje postural, sobre todo en las fases de
recuperación. Enseñarle a toser, si la edad lo permite, inflar globos, etc.
 Tomar constantes vitales y pesar (para calcular las dosis de los medicamentos).
 Se tratará la fiebre con medios físicos o antitérmicos.
 Asegurar el aporte hídrico adecuado. La deshidratación es un problema potencial
por la menor ingestión de líquidos. Se harán balances y se valorarán los signos de
deshidratación.
 Recogida de muestras antes de administrar el tratamiento antibiótico:
 Sangre, hemocultivo.
 Esputo, en mayores de cinco años. En menores, frotis faríngeo.
 Administración de medicamentos:
 A pesar de la alta incidencia de neumonías víricas, están indicados los
antibióticos de amplio espectro en los lactantes y en los niños muy afectados o
con distrés respiratorio.
 Administrar broncodilatadores cuando estén indicados, en caso de sibilancias
y enfermedad reactiva de la vía aérea.
 No deben administrarse antitusígenos.
 Informar a los padres de forma clara de las medidas terapéuticas que se adopten y
de la evolución.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ball, J., Blinder, R. (2010). Enfermería Pediátrica. Asistencia Infantil. España, Ed:
Pearson.

Kliegman, R. (2015). Nelson. Tratado de Pediatría. España, Ed: Elseiver.

Morales, I., García, J. (2007). Guía de Intervención rápida en enfermería pediátrica.


Madrid: Valencia, Ed: Difusión Avances de Enfermería.

Rodríguez, M., González, C., Plata, D. (2019). Enfermería del Niño y Adolescente II.
Madrid: Valencia. Ed: Difusión Avances de Enfermería (DAE)

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