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EL RETO DEL
DETERMINISMO
NEUROCIENTIFICO
¿DECIDEN LAS
NEURONAS, NO LA
VOLUNTAD LIBRE?
bro. Si hablamos de acciones libres sólo cuando un su- cientas y mil milésimas de segundo, son más lentos en
jeto las elige conscientemente, entonces no cabría comparación con los inconscientes, y por eso más se-
hablar de libertad, porque el potencial de disposición guros a la hora de tomar decisiones para sobrevivirÍ2g
antecede a la decisión consciente, la fuente de nuestras Desde que Hermann von Helmholtz, el fundador de
acciones estaría en algo —el inconsciente— sobre lo la fisiología de la percepción, desarrollara a fines
que no tenemos control. del siglo xix el concepto de atención no consciente en
tér- minos de inferencias inconscientes, que unen los
datos que proceden de los órganos de los sentidos con
6. ¿LA VOLUNTAD LIBRE ES UNA ILUSIÓN? los co- nocimientos previos que se tienen del mundo
y se al- macenan en la memoria, el debate sobre el
Las reacciones ante el experimento de Libet no papel del inconsciente en la conducta no ha hecho sino
se hicieron esperar. Es verdad que en posteriores animarse. Como es bien sabido, Freud dio el siguiente
experi- mentos Libet mostró cómo la conciencia tiene paso con su noción de inconsciente que funciona de
la posi- bilidad de vetar el acto una vez iniciado, con lo modo activo en la conducta humana, a pesar de no
cual, no quedaría excluida su capacidad de iniciativa llegar al nivel de la conciencia. En todos estos
pero, apar- te de que esta capacidad de vetar no coincide trabajos el ámbito de lo consciente parece reducirse
con lo que entendemos por libertad, la polémica ya acada vez más, hasta
la afirmación llegar
de que es sólo la parte emergente del
estaba en la
calle". iceberg mental" En realidad, la inmensa mayoría de
Un buen número de autores saludó con entusiasrrio las funciones cerebrales —se dice— son inconscientes,
los resultados de Libet, porque les parecía que venían a hasta el punto de que se calcula que de toda la actividad
refrendar sus propias posiciones al respecto, unas posi- del cerebro sólo se hace consciente el 0,1 por 100. Te-
ciones en las que se entreveraban dos tipos de argumen- nemos conciencia de los resultados de la percepción o
tos al menos. la memoria, por ejemplo, pero no de cómo se producen.
Por una parte, los experimentos de Libet vendrían a El consciente trabaja económica y selectivamente,
confirmar la hipótesis de que la conciencia sólo es una mientras que el inconsciente es más abierto.
manifestación del cerebro, en el que tiene su asiento, Un segundo tipo de argumentos, ligado al anterior,
como también de que la libertad no existe, sino que es procedería de la forma de entender el método científi-
una ilusión. Según estos autores, cuando creemos estar co. La ciencia en general —se ha diCh ha estado
decidiendo, el cerebro ya lo ha hecho de antemano, más cerca del determinismo porque, una vez conocido
con lo cual no somos libres de obrar de un modo que el universo se rige por leyes deterministas y una
distinto a como obramos. Tanto los actos conscientes vez superado el dUalismo cartesiano, es dificil aceptar
como los inconscientes descansarían en procesos que el cerebro, Como parte que es del universo, se ex-
neuronales de- terministas, pero los conscientes ceptúe de esas leyes; con lo cual, el cerebro estaría tan
necesitan entre dos-
168 MUROÉTICA Y NEUROPOLfTICA no tendría cabida la libertad de la
voluntad"
determinado como el resto del universo. La ciencia Naturalmente este argumento monista
ten- dería entonces a un monismo determinista, en el que supone una concepción determinada del
cerebro, que no todos los neurocientíficos comparten. EL RETO DEL DETERMINISMONEUROClENTlriCo
Según esa concepción, el cerebro funciona como un 1 69
dispositivo automático, cu- yas operaciones están tonomía de las acciones radica en la capacidad del ce-
determinadas, porque es parte de un mundo físico que rebro para llevar a cabo acciones por su propio impulso.
funciona según conexiones de causa y efecto q No existiría entonces la libertad entendida como volun-
igualmente; mundo que se identifica con cuanto existe, tad consciente. La libertad sería una ilusión creada por
•
de modo que accedemos a una ontología asimismo Í el cerebro o una construcción social que el niño apren-
determinista. Así lo entienden, entre otros, Colin de en la infancia cuando ve que se le atribuye la posibi-
Blakemore en The Mind Machine, Gazzaniga, en El lidad de decidir por sí mismo '6. El mundo heraclitano
cerebro ético, o Rubia en El fantasma de la libertad. de los despiertos y los dormidos regresaría de nuevo, y
Otros autores, por el contrario, consideran el cerebro ahora los dormidos creerían que son libres porque des-
como un órgano dinámico, plástico, variable, volicio- de los tres primeros años de su vida, cuando niños,
nal, emocional y activo de manera tanto consciente se sienten parte de su entorno, y como reciben órdenes
como inconsciente, ponen de relieve el impacto de la y parece que pueden obedecerlas o no, sienten que se
sociedad en su arquitectura, sobre todo por las huellas les atribuye la posibilidad de decidir, y entonces creen
culturales que se almacenan epigenéticamente. En esta ser libres.
segunda posición se encuentran, entre otros, Changeux, Sin embargo, otros autores han venido criticando las
Dehaene, Edelman, Le Doux, Laín Entralgo o Evers'5. conclusionesque se han sacado del experimento de Li-
¿Pero qué sucede con la libertad en el primer caso, en bet por encontrarlas desproporcionadas en relación con
e1 de los autores que entienden el cerebro como una lo que en realidad puede demostrar objetivamente. Pre-
máquina causal y pretenden, por lo tanto, que la liber- cisamente porque Gompartimos esas críticas vamos a
tad es una ilusión? recoger en lo que sigue las que consideramos más sus-
En realidad, según estos autores, trataríamos de tanciales.
des- cubrir las causas de nuestras decisiones
retrocediendo
7. LA LIBERTAD NO SE MIDE
EN MILISEGUNDOS
de haberme dañado, pero tampoco admirar a quien no es Sin embargo, es preciso aclarar en este punto que
el protagonista de acciones admirables, ni agradecer el autores de peso han intentado inmiinizar al derecho
beneficio recibido de quien no pudo hacer otra cosa, frente a los avances neurocientíficos, asegurando que
ni culpar a quien no tenía alternativa. Es éste un mundo esos avances no obligan a introducir reformas legales
del que no podemos desprendemos en modo alguno2'. porque al derecho, para tener sentido, le basta con su-
poner que las personas son racionales y responsables,
Una nueva razDn a favor de la libertad es el hecho de
que en distintos lugares los seres humanos hayan dado que no necesita descubrir un vínculo entre respon-
forma a distintos regímenes políticos y a distintas for- sabilidad y libertad 22. De ello nos ocuparemos más
mas de producción, intercambio y consumo de los bie- adelante, pero no deja de ser curioso que juristas y
nes. Justamente fue el descubrimiento del Nuevo Mun- economistas se inmunicen frente a los avances neuro-
do, dotado de instituciones políticas y económicas tan científicos, asegurando que esos descubrimientos en
distintas de las europeas, el que llevó a pensar a los nada afectan ni a los códigos legales ni a los modelos
contractualistas que el ser humano no forma una deter- económicos. Al fin parece que sólo la moral, la políti-
minada comunidad política «por naturaleza», sino por ca y la religión se van a ver afectadas.
creación, por construcción: por artificio. Y, por último, cómo puede el mundo liberal insistir
Todo ello es posible porque, como hemos comenta- en el profundo valor de lo que hemos llamado «liberta-
do, el cerebro es sumamente plástico, de forma que la des básicas» o derechos civiles y políticos, que consti-
educación y la cultura conforman en muy buena medida tuyen la joya de la corona de ese mundo, si no son mo-
la estructura del cerebro individual, sobre todo en los pri- ralmente libres aquellos para los que se reclama libertad
meros años de la socialización, pero también a lo largo de conciencia, de expresión, de reunión, de desplaza-
de toda la vida, aunque con menor flexibilidad y plastici- miento o de participación política. Por mucho que este
tipo de libertades liberales se inscriba en el mundo del
dad. En el modo concreto de configurarlo influyen, pues,
el entorno social y cultural y las propias elecciones. intercambio jurídico-político, carece de sentido insistir
en su importancia si a fin de cuentas quienes se supone
En quinto lugar, qué duda cabe de que somos inca-
que deben ostentarlas no son moralmente libres. «Quien
paces de vivir en un mundo en el que no contemos con
la responsabilidad moral, pero también con la respon- pregunta “libertad, ¿para qué? —decía Alexis de Toc-
sabilidad legal de las personas. Cómo tratar de actuar queville— es que ha nacido para servir», pero, ¿y si
de un modo u otro si no está en nuestras manos, cómo sucede que desde el nacimiento es inevitablemente ser-
organizar instituciones de justicia contando con el de- vidOr? ¿Y si sucede que la autonomía, que con tanto
recho penal si no hay responsabilidad alguna. La ala- esmero quiere cuidarse en la educación y en la política
banza y el castigo carecen de sentido si no llevan aso- democrática, no es sino un mito?
ciados que quien los recibe ha merecido una u otro Por si faltara poco, no sólo las libertades civiles y
por
acciones que dependen de él. políticas y la autonomía constituyen una clave ineludi-
1 76 NEUROÉ TICA Y NEUROPOLITICA
[177]
1 78 NEUROÉTICA Y NEUROPOLÍTICA
LA TERCA LIBERTAD 179
nificado, sintetizando caracterizaciones de distintos
autoresl. Sin embargo, como hemos comentado, en el con-
En principio, parece que existen dos posiciones junto de las posiciones deterministas suele distinguir-
contrapuestas, determinismo y libertarismo, cada una se al menos entre dos variantes: el llamado «determi-
de las cuales a su vez contiene al menos dos varian- nismo duro», según el cual, el universo es determinista
tes. Podría pensarse que las ambigüedades de estas y no somos libres, de forma que la libertad es sólo una
ilusión, y el «determinismo blando», según el cual la
posiciones proceden de lo confusa que es la palabra libertad es compatible con el determinismo. A los
«libertad», pero, a mi juicio, la mayor dificultad pro- deterministas duros se les denomina «incompatibi-
cede de intentar descifrar en qué consiste el determi- listas», porque no admiten que haya compatibilidad
nismo. entre el determinismo y la libertad, sino pura y llana-
El determinismo consistiría en afirmar que «todos mente que la libertad no existe, y a los deterministas
los eventos tienen causas que operan según leyes físicas blandos se les llama «compatibilistas» porque sí que
del universo y que, a su vez, fueron causadas por esas admiten esa compatibilidad. Esta última es la postura
leyes operando en estados anteriores del universo en que goza de mayor aceptación entre los filósofos que
utilizan estas etiquetas.
una cadena continua de causación que retrocede hasta
el primer estado»2. De donde se sigue que en cualquier En lo que hace a los duros, tienen al
deterministas
momento el estado del universo es una función de las menos tres tareas por delante, que desde luego no han
leyes físicas y de las condiciones iniciales del llevado á Cábo. Porque resulta ser que las razones que te-
universo, y que, contemplando las posibilidades futuras nemos par£f actuar inflUyen en lois acciones que realiza-
en vez de las causas pasadas, en cada momento dado mos, y el determinista duro debería demostrar objetiva-
hay exacta- mente un único futuro físicamente mente cómo es posible que las razones influyan en las
posible. acciones, siendo así que las razones
no son causas fisi-
No existen, pues, posibilidades alternativas en un cas, empíricamente observables,
y las acciones sí lo son.
momento dado y un agente no puede decidir entre ellas. Pero, por otra parte, también deberían sacar las con-
Como bien dice Peter Inwagen, si el determinismo es secuencias que se siguen de su posición para la vida
verdadero, nuestros actos son consecuencia de las leyes corriente, porque deberían negar
cualquier tipo de res-
de la naturaleza y de los eventos del pasado remoto, ponsabilidad con todo lo que esa negación conlleva, y
pero no depende de nosotros lo que sucedió antes de no salir por la tangente, que es lo que hacen habitual-
que naciéramos, ni tampoco lo que son las leyes de la mente. Cuando ya no hay escapatoria acaban diciendo
naturaleza; por lo tanto, las consecuencias de esas co- algo as1 Como lo que afirma Francisco Rubia refirién-
dose a Smilansky: «el profesor Saul Smilansky
sas (incluyendo nuestros actos presentes) no dependen que debemos fomentar la ilusión de la voluntad sugierelibre y
de nosotros'. Como no podíamos haber hecho nada, no la responsabilidad moral. Supongo
podemos hacer nada para alterar nuestros actos, con lo que eso es algo si-
cual no seríamos libres.
1 80 NEURGE.TICA Y NEUROPOLÍTICA LA TERCA LIBERTAD 1 8 1
milar a lo que la dama victoriana expresó sobre la teo- tos indeterministas en el cerebro, por lo tanto, no están
ría de la evolución de Darwin: “Esperemos que no sea determinadas y la libertad existe. Una solución que no
cierta, pero si lo es, esperemos que no se corra la es tal, porque la libertad no se identifica en absoluto
voz”»’. Afirmación que parece ingeniosa, pero no con la indeterminación, COIi la arbitrariedad, sino con la
pue- de ser menos científica, porque el buen científico autodeterminación. Una acción libre no es simplemen-
debe- ría estar deseando que se conociera su te una acción impredecible porque ignoramos las cau-
descubrimiento para librar del engaño a la humanidad. sas por las que va a producirse, que pueden ser el azar
Y, por último, los deterministas duros deberían o la casualidad. Una acción libre es la que se produce
compaginar su negación de la libertad con el reconoci- por las razones que el sujeto tiene para actuar. En este
miento que hacen de la importancia de la educación. punto se hizo célebre el Asno de Buridán, que se en-
Si es verdad, como afirman, que en neurociencia se contraba ante dos campos de alfalfa tan iguales entre sí
cono- ce la posibilidad de que el entorno pueda que no tenía razón alguna para dirigirse a uno de ellos
modificar las conexiones entre las células nerviosas, lo en vez de dirigirse al otro y, sencillamente, se murió de
que implica la importancia de la educación, entonces hambre. Que una conducta sea imprevisible no sigriifi-
en realidad quedan desvirtuadas las tesis del ca que sea libre, para que sea libre el sujeto debe actuar
determinismo neuro- científico fuerte. porOtra
razones que influyen en que el acto tenga lugar.
versión más moderada del libertarismo admite
El libertarismo, por su parte, afirma que somos que los eventos y experiencias previos afectan a nues-
realmente libres, y que lo somos de un modo tal que el tros estados mentales, pero añade que, en último térmi-
determinismo debe ser falso. También el libertarismo no, nuestras acciones no están causadas más que por
ofrece dos posibles explicaciones de la existencia de la nosotros mismos. Sería bueno insistir frente a este li-
libertad: puede ocurrir que las ciencias, sobre todo la bertarismo débil en que los eventos y experiencias pre-
física cuántica, muestren que los movimientos del uni- VÍOS COndicionan nuestra conducta, de tal modo que la
verso se producen de forma indeterminista, con lo
cual
quedaría un espacio no determinado, es decir, un espa- libertad humana no es absoluta, sino condicionada.
cio para la libertad; o puede ocurrir que el Pero, para poder hablar de libertad, tenemos que poder
mecanicismo explique los movimientos de la mayor obrar por nuestras razones.
parte del univer- so, pero que la acción humana no esté Por ir completando el cuadro que venimos dibujan-
totalmente sujeta a la influencia causal, sino que sea do, estas posiciones pueden asumirse entendiendo de
posible fundamentar la responsabilidad de los seres distinto modo la relación entre determinismo y liber-
humanos en una suerte de libertad contra-causal. tad. En principio, el compatibilismo considera que la
De aquí se siguen dos variedades del libertarismo, libertad es compatible con el determinismo, mientras
una de ellas, que también cabría calificar de «fuerte», que el incompatibilismo entiende que no lo es. A los in-
afirma que las acciones son producto de acontecimien- GOIllpatibilistas que creen que el determinismo es ver-
LA TERCA LIBERTAD 183
hombre» se sigue necesariamente la conclusión «Só- en la realidad no hay causas, sino que hablar de
crates es mortal». Mientras que si una persona tiene causas es usar un lenguaje metafórico. Lo que no es de
una conducta extraña y se descubre que su cerebro su- recibo es afirmar que nos hemos acostumbrado a llamar
frió una lesión en la infancia, la lesión será una de las «cau- Sa» a un acontecimiento que antecede a otro,
causas que explique la conducta extraña, pero no se si- cuando en realidad no podemos afirmar que lo sea,
interpretamos así, y atribuir esa
gue necesariamente de ella. Y es que, según Ayer, suele sino que noso- tros lo
entenderse mal lo que significa el determinismo, por- interpretación sólo a las acciones humanas, y no al
que el determinismo lo que afirma es que todo está mundo natural.
causado, pero entiende la relación causal en el sentido Y si en el mundo natural podemos afirmar que algu-
na congruencia tiene que haber entre nuestro modo de
de que cuando ocurre un acontecimiento de un tipo
conocer y el movimiento del universo, porque los resul-
ocurre también un acontecimiento de otro tipo, que está
tados de las investigaciones científicas tienen fuerza
en determinada relación temporal o espacio-temporal predictiva para el futuro, aunque nunca con carácter de
con el primero. Cuando hablamos de causas sólo quere- necesidad, lo mismo podríamos decir del mundo huma-
mos decir que determinados acontecimientos suelen no: que es posible prever con cierta probabilidad la
sucederse con una relación espacio-temporal y llama- conducta de las personas cuando las conocemos, y tam-
mos «causa» al primero, «efecto» al segundo. Todo lo bién estadísticamente, aunque RUllCá ]3Odamos hacer
demás es metáfora —dirá Ayer—. «Y debido a la metá- esas previsiones con carácter de necesidad. Aplicar,
fora, y no a la realidad, llegamos a pensar que hay unn como hace Gazzaniga, las consideraciones de Ayer al
antítesis entre causalidad y libertad»'. cerebro y afirmar que «el cerebro está determinado,
Ciertamente, los seres humanos ligamos los aconte- pero la persona es libre», no resuelve en modo alguno
cimientos que se suceden habitualmente en el espacio y el problema9.
I el tiempo asegurando que el primero de ellos es causa El compatibilista no hace, pues, sino eludir los pro-
del segundo, y, de hecho, una afirmación de este tipo c,s blemas y sería mejor, a mi juicio, abandonar esta «jerga
la que hacen, cada uno a su modo, Hume y Kant. Pert› de rufianes», este afán de situarse en casilleros inútiles
entonces se hace necesario extender ese carácter «mc y abordar la cuestión misma.
tafórico» de la causalidad, no sólo a las acciones hum:i-
nas, sino también a las leyes físicas y a las neurológi
cas, de suerte que la explicación determinista dcl 3. NO CAUSAS, SINO CONDICIONES
cosmos, que parece tan natural, resultaría ser tan meiii
fórica como la que se aplica a la conducta humana. Los problemas se plantean, en principio, por una
C.ii ese caso, el problema que parece plantear la cuestión de método. Quien desee recurrir a lo que ha
terquedilt) de la libertad a un mundo determinista se venido a llamarse «método científico», propio de las
diSOlVC@il sencillamente porque el determinismo ciencias naturales, tiene que investigar causalmente, es
aseguraría qti‹
tos». Es imposi ’ble construir una ciencia
188 NEUROÉTICAY NEUROPOLfTICA caÓtlGá, nece-
niverso sitamos ntos,cir el orden entre los
introdu
acontecimie
decir, intentar ligar los acontecimientos del u
otros de
considerando «causas» a los que preceden a
«efec-
modo regular, £t IOS que por eso misiTlo llamalTlOS
LA TERCA LIBERTY D 189 concurrir causas de distinto tipo para que se produzca
un efecto y pueden ser necesarias, pero no suficientes,
sólo debería reconocer que las causas naturales no tie- nen el sino que debe limitarse a dar por senta-
carácter de necesidad de las implicaciones lógi- cas, que deben
ése es nuestro
modo de conocer. Y una afirmación do científicamente lo que ha podido someter al método
re-
como ésta, que hizo Kant hace más de dos siglos, laafir- de la observación.
frendan hoy los conocimientos neur ocientíficos al Pero justamente eso es lo que hace el determinismo
mar que nuestro cerebro conoce causalmente, constru- neurocientífico, en trabajos como los de Wolf Singer.
ye nuestro saber acerca
de la realidad ligandO uIlOS Según Singer, los procesos neuronales que se nos hacen
relación
fenómenos Colt otros. Lo que no cabe en esa conscientes dependen de procesos que continúan sien-
causal de acontecimientos observables, expresados en do inconscientes, or eso no soy capaz de predecir
conscientemente mi conducta, porque son las tenden-
tercera persona, es o bien lo científicamente incognos- cias inconscientes de mi cerebro las que tomarán la
cible o bien lo inexistente.
de- cisión. En este sentido, no puedo asegurar nada con
Reconocer que la libertad no puede ser conocida con
res- pecto al futuro de las actuaciones humanas,
método es practicar algo asi como un
estenostiCiSlTlo
ag de la libertad, que es el que profesó Kant porque desconocemos las causas por las que actuamos.
en la Crítica de lo razón pura“. no podemos probar Es la vieja trampa que consiste en mostrar cómo se ha
objetivamente la exis- no es el método ido descubriendo la fuerza de ciertos fenómenos
tencia de la libertad porque, si existe, incons-
empírico de las ciencias el ue nos permite llegar a ella. cientes a través de las observaciones del psicoanálisis o
sar la faiROS£t exclamación es sique Lutero no se puede las que he actuado para justificar un acto no estoy enu-
sentir en paz consigo mismo no rechaza la OQción
merando condiciones causalmente eficientes, no estoy
que considera moralmente inferior, tiene una raZÓR iTlO- diciendo que ésas son las causas de que la acción se
ral —y en este caso también religiosa— para actuar.
haya producido, sino que son las razones por las que
he
Las razones que tenemos
para actuar infiuyen en obrado.
es lo que hace posible ase- Sin embargo, el epifenomenalismo no es convincen-
nuestras actuaciones y esode la libertad es racional.
gurar que la e xperiencia te. Quien mantiene esta posicion debería explicar por
qué las razones influyen en las acciones, por qué cuan-
do un sujeto se propone llevar a cabo una acción el
4. MISERIA DEL EPIFENOMENALISMO tipo de razones que tiene para realizarla tienc
influencia en ella.
en
Cualquier investigación racional debe tener Es el caso claro de los sistema de normas (moral,
cuenta los hechos, y es un hecho que la conciencia de derecho y religión), que sólo tienen sentido si se diri-
la libertad aGOm]3díi£t él nuestras acciones. Ahora bien,
gen a seres que pueden comprender y seguir las nor-
como hemos dicho, resulta imposible traducir el len- mas, y eso significa que pueden tomarlas como
guaje mental, expresado en primera persona, a un len- razones potenciales de su conducta. Como bien dice
guaje observable, que se expresa en tercera persona. De Searle, una norma no describe lo que pasa, pero
donde algunOS autores sacan la conclusión de que el tampoco se limita a ordenar lo que debe de pasar, sino
lenguaje mental es un epifenómeno, es decir, está cau- que además forma
ftSiCOS.
sado fisicamente, pero no tiene a su vez efectos J parte de hacer que algo pase, tiene algo que ver con
siguiente.
La explicación que dan estos autores sería la que las gentes realicen unas acciones u otras' '. No es
Un sujeto reconoce las razones que tiene para obrar indiferente que en una sociedad estén vigentes unas
a través del lenguaje mental, pero como las razones no
observar y que estén normas u otras, no es indiferente que se aprecien unos
son estados físicos que se puedan
ligados a leyes naturales, no pueden identificarse con valores u otros, sino que esos valores y normas influyen
causas: son más bien justificaciones que los sujetos dan en la conducta de las gentes, tienen una influencia
después de haber llevado a cabo la acción, que en real en que sucedan unas cosas u otras.
reali- dad consiste en un comportamiento inconsciente, Ahora bien, las normas a las que obedecemos o los
ex- plicable neurológicamente. Sucedería entonces que valores que apreciamos influyen en nuestra conducta,
ac- pero no la determinan, y por eso tienen sentido la mo-
tuamos a partir de causas y y ustifiCalTlOS Í£t ral, el derecho y la religión. Tal vez distinguir entre ra-
ac tuaCióIi
con ayuda de razones. que no se puede identii'i zones y causas, entre influir y determinar sea la mejor
Y, ciertamente, es verdad forma de poner cierto orden en la gran confusión que
car razones y causas: cuando expongo las razones ha surgido a cuento de la libertad entre distintas posi-
por
ciones filosóficas y científicas.
194 NEURO A Y NEUROPOLÍTfCA
LA TERCA LIBERTAD 195
En este sentido, son interesantes los experimentos No resulta, pues, convincente
de Peter Gollwitzer, relacionados con las «intenciones lenguaje mental al observable, elel intento de reducir el
dos los sucesos mentales intento de reducir to-
de realización» que se muestran cuando los sujetos se £1 las aCciones
proponen determinadas metas y especifican cuándo, procas entre el cerebro y el mundo cirCuncdante,
ausales recí-
dónde y cómo van a dar los pasos para alcanzarlas. do cualquier tipo de intervención al ámbito negan-
de los
Los
sujetos anotan una intención y se comprometen a hacer motivos racionales. el connario, inevitable reco-
el seguimiento del grado de cumplimiento y a redactar nocer que contamos Porcon dos tipos deeslenguaje, con dos
un informe sobre ello. Los experimentos muestran formas de abordar el mundo, que han
surgido en el pro-
cómo los grupos que dan todos estos pasos cumplen su ceso de la evolución en comu
nidades lingüísticas y
intención en el 90 por 100 de los casos'2. Es una mues- cooperativas y que ambos han
resultado indispensables
tra más de que las intenciones influyen en las para la Vida humana. En este
sentido dirá Habermas
acciones. Por otra parte, como bien dice Searle, el GOn razón que «el dualismo epistémico
tiene que haber
epifenome- nalismo en este caso va en contra de todo surgido de un proceso de ap
rendizaje evolutivo y ha-
lo que sabe- mos de la evolución. Los procesos berse acreditado en la confrontación cognitiva
desarrollados por la racionalidad consciente son una sapiens con un mundo lleno de riesgos»l5g del homo
parte muy importante para nuestras vieras y
oioiogicamenic muy cusvosos, por eso «constituiría LA FORJA DE LA LIBERTAD
una completa anomalía de la evo- lución el hecho de
que un fenotipo de semejante enver- gadura no En este punto es sumamente fecunda ap
desempeñara ningún papel funcional en la de la teoría de Inf ácción comuni ativ la ortación
C
vida y la supervivencia del organismo»I3.
Y, por último, afirmar —como hace Wolf Singer—
que la conciencia del yo es ilusoria y la conciencia de la de Habermas '6. LoS dos tipos a, y concretamente
libertad, un epifenómeno, porque la neurobiología no deperspectiv
lenguaje as queque
a los adopta
nos
puede encontrar un correlato para el «yo» de un un
hemos
sujeto, observador
la del expresa
referido n dosde
agente
que se atribuye decisiones conscientes, es poco serio’4. tos, y la del participante objetos y acontecimien-
redes comunicativas, es de-
Tanto criticar a Descartes por afirmar que el «yo» es una
en la del participante en
cir,
sustancia, y Singer cree que el «yo» es una ilusión acciones comuniCativas con
otros sujetos que aSilRiSiilO participantes, de forma
por- que no hay para él un correlato cerebral. Como bien son
dice
Habermas, el «yo» puede ser una construcción, pero no £tCtlt£fl O Virtual. En el primer caso un sujeto
observa ob-
por eso una ilusión: en la conciencia de1 yo se refleja la jetos, mientras que en el segundo distintos
vinculados entre sí y se reconocen sujetos están
conexión del cerebro individual con programas cultura- mutuamente como
interlocutores Válidos. En el primer
les que se reproducen a través de la comunicación social, Caso el observador
que quiere hacer ciencia se esfuer
entre hablantes, oyentes y observadores. za por alcanzar obje-
t'vldad en sus afirmaciones; en el
segundo caso, el par-
196 NEUROÉTICA Y NEUROPOLfTICA
LA TERNA LIBERTA D 197
ticipante revela la existencia de la intersubjetividad, del subjetividad de ilRa comprensión posible del mundo in-
vínculo con los demás sujetos. terior: sin la intersubjetividad del acto de comprender
Obviamente, es desde esta segunda perspectiva no hay tampoco objetividad del saber. Es imposible se-
desde la que los sujetos se reclaman mutuamente ra- parar las interpretaciones que hacemos del mundo y los
zones de sus actos y dan razones de ellos. Con lo cual, argumentos que aducimos para conocerlo
para que tenga un sentido lo que hacen, están presupo- de las expe-
riencias necesarias para acceder a él, que pueden ser
niendo que son capaces de obrar por razones y, por lo objetivadas. Y, por Otra parte, resulta imposible objeti-
tanto, que son responsables de sus actos; que podían var de forma exhaustiva las relaciones de comprensión
haber actuado de una manera distinta. Algo que se entre los sujetos a las que sólo puede accederse como
aprende desde la infancia. participante".
De
nado endonde
Como hemos venido diciendo, los padres dan órde- se sigue que hay un saber innato, almace-
los genes, pero también un saber adquirido en
nes a los niños, les piden razones de sus actos y les ha- el mundo de la cultura, que va configurando el cerebro
cen responsables de ellos, y lo mismo sucede en la es- del individuo h£tSta la adolescencia y sigue influ yendo
cuela y en el entorno. Construimos nuestra vida común en él hasta la vejez, en que decae. La cultura y las prác-
y personal a través de ese intercambio de razones y mo- ticas sociales conforman el cerebro conceptualment
e,
tivos, que carece de sentido si no suponemos que so- lo cual no es incompatible con que los pensamientos
mos responsables y que podíamos haber actuado de tengan que neuronal.
una base
Es verdad autores COHIO Wolf Singer descalifi-
otro modo. Es así cómo se va forjando la conciencia can estas afirmaciones aduciendo que es imposible ob-
de la responsabilidad y de la libertad. servar en el cerebro cómo influye causalmente esa pro-
Esto no significa que las emociones no tengan un
papel en el mundo de la libertad, porque las
emociones
son una forma de conocer y pueden ser cultivadas, de gramación. Según él, nuestro £t]3dr£ftO COgnitivo no
modo que nos sentimos en parte responsables de Odría comprender cómo puede interaccionar una pro-
ellas". Por eso, en el diálogo se intercambian razones gramación racional, que se vive como una motivación
que no están desprovistas de emoción. por razones, con las conexiones causales determinist
as
POT Si faltara poco, este mundo de razones y de los estados de excitación neuronal'9q
motivos no es un mundo «de segunda» en relación con Pero justamente esto es lo que, a mi jiliGio, debería
hacer el neurocientífico: no negar la libertad porque no
el cien- tífico, sino todo lo contrario: el lenguaje en
puede explicarla, sino explicar cómo es posible que las
que se intercambian razones es indispensable para que
razones, que son mentales, puedan influir en la
exista el lenguaje referido a la observación. Cuando
ta a través de los procesos cerebrales que son
los neu- rocientíficos quieren tratar sobre fenómenos conduc-
observa- bles tienen que hacerlo desde el trasfondo de de orden
un mundo físico. Porque lo cierto es que sucede y, sin embargo, no
vital compartido intersubjetivamente, desde la inter- hemos encontrado una explicación convincente de
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CA LIBERTAD 199
cómo sucede. Como muestra de algún intento de expli- Por su parte, Robert Kane representa uno de los ra-
cación veremos los de filósofos como Searle o Kane. TOS e'em los de libertarista incompatibilista que, sin
embargo, se niega a aceptar que la libertad no tenga
ninguna relación con el carácter que el sujeto
6. LAS RAZONES ENTRAN EN EL CEREBRO formando y con sus características biológicassey ha ido
socia-
les, como si la libertad fuera una causa ajena a todo
John Searle ofrece una explicación sumamente in- ello que actiía de forma absolutamente inconexa con lo
teresante, basada en la experiencia que tenemos al de- que la persona es. Si la conducta estuviera determinada
liberar y actuar de que existe una brecha entre unos el azar o la suerte dice con
por todo acierto, tampoco
momentos y otros, de modo que los momentos ante- seríamos libres. Pero más bien sucede, por el contrario,
cedentes no determinan el resultado'0. Searle llama la que la voluntad se va forjando por medio de unos actos
atención sobre el hecho de que cuando deliberamos a los que Kane llama «autoformativos». ESOS actos son
y actuamos hay una brecha entre las causas de cada aquellos en los que e1 agente hace prevalecer unas razo-
fase del proceso de deliberación, decisión y actua- nesSfrente a otras
ción y las fases subsiguientes. Esa brecha puede divi-
upongam en una
os que una situación
señora se de confli
dirige cto2l
a una reunión
muy importante para su carrera y se encuentra por el
dirse en segmentos: entre las razones para la decisión camino a una persona a la que han robado y herido. En
y la decisión, entre la decisión y el comienzo de la ac- esta situación están en competencia al
ción. La brecha se produce entre un estado conscien- menos dos re-
des neuronales. El input de una
te y el siguiente, no entre estados conscientes y mo- de ellas viene de los
deseos de ayudar. Si alcanza cierto umbral de activa-
vimientos corporales. Y es la experiencia consciente su elección de ayudar. En el
de la brecha la que genera en nosotros la convicción ción, esto representará
la libertad. caso de la red en competencia, los inputs son sus moti-
Mientras que el determinismo consistiría en creci‘ vos ambiciosos de ir a la reunión, y alcanzar un umbral
que toda acción va precedida de unas condiciones cau- de activación representa la elección de ir. Elija lo que
sales que la determinan, el libre albedrío consistiría en elija, es responsable, porque
ha hecho el esfuerzo de
la convicción de que algunas acciones no van precedi- tratar de superar el input contrario. La elección no es
das de condiciones causales suficientes. Y esta convic- accidental, sino que la mujer la ha querido y tiene ra-
net para hacerlo.
ción procedería de una doble vía: tenemos experienci.i
de estar actuando libremente en la brecha y, a la vcz„ En esos casos hay una indeterminación neuronal,
esa experiencia se refleja en la estructura lógica de las porque hay dos redes neuronales activadas que entran
explicaciones que damos de nuestras acciones, es decir, en conflicto, pero la señora ha elegido una cosa u
otra.
tenemos la experiencia de primera persona de actu‹ii Cuando los agentes deciden en circunstancias de
con-
sobre la base de razones. flicto y los esfiierzos indeterminados que están hacien-
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LA TERC.4 LIBERCAD 20 1
do se convierten en elecciones, hacen prevalecer un o rechazarse, incorporarse a la propia viola o despre-
conjunto de razones sobre otras. Estos son los actos Ciarlas, desde la conciencia de poder decir «sí» o «no»
au- toformativos. á través de la deliberación y el diálogo y de poder ac-
Kane entiende, por tanto, que ha de existir un hiato tuar en consecuencia, que es la conciencia de la
en el determinismo, que se instala en la facultad de
la razón práctica del cerebro, una facultad que Kane libertad y, vinculada a ella, la conciencia de la
responsabilidad. No hay, pues, conocimiento
des- cribe en términos de input y output y lo que a neurocientífico sin mu-
tuo
veces
reconocimiento de la libertad y la responsabilidad.
ocurre en el proceso intermedio. El momento de inde- Una libertad condicionada, sin duda pero suficiente
para sabemos protagonistas de nuestras ,
terminación debe encontrarse en algún lugar entre el vidas. Y US
input y el output, porque cuanto suponemos que ocurre que, realmente, Aquiles alcanza a la tortuga.
entre el input y el output corresponde a la actividad del
agente, en la forma de razonamiento práctico, que ten-
drá como resultado la elección.
Pero se engañan quienes piensan que con
momentos de indeterminación ya basta para hablar
de libertad, porque la libertad no es indeterminación.
Tampoco se comprende la libertad recurriendo a una
misteriosa causa última de nuestras acciones que esté
situada más allá de nuestro carácter, de nuestros
hábitos, de nuestra constitución biológica, como si
todo este bagaje no tu- viera ninguna incidencia en
nuestras acciones libres. Lo que sucede más bien es
que el agente ha de ser res- ponsable de algo que sea
una razón suficiente (condi- ción, causa o motivo)
para que ocurra el acto. Y para serlo, ha de ser
responsable, al menos en parte, de esas acciones
autoformativas realizadas en el pasado por las que se ha
ido generando su voluntad. Si no existieran esas
acciones, no tendríamos responsabilidad de ningu- no de
nuestros actos.
Los ejemplos de Searle o Kane sirven para ilustrar
el intento de explicar cómo las razones pueden influir
en la conducta a través de los procesos cerebrales, por-
que efectivamente lo hacen. Las razones pueden darse