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La misericordia de Dios:

Palabras utilizadas en hebreo:

Chesed:

https://translate.google.com/translate?hl=es-419&sl=en&u=http://www.bible-
researcher.com/chesed.html&prev=search&pto=aue lalalaalalaal

Los estudiosos de la Biblia a menudo se han quejado de que la palabra (Chesed) ‫ חֶ סֶ ד‬en la Biblia
hebrea esaj,aama, "lealtad". lalaalal

En si estas traducciones no son erróneas pero puede ser que no lleguen a expresar el significado
completo de esta palabra, algunos estudiosos conocedores de lenguas antiguas y expresiones
hebreas, consideran que una traducción que puede dar más luz que las que nombramos
anteriormente es: Bondad amorosa, esta bondad amorosa nos permite ver ese atributo de Dios
que es justo pero en su amor bondadoso que podemos verlo a nuestro idioma como misericordia
muestra ese amor inmerecido con la criatura.

Racham:

https://translate.google.com/translate?hl=es-
419&sl=en&u=https://www.studylight.org/language-studies/hebrew-thoughts.html%3Farticle
%3D544&prev=search&pto=aue

El verbo hebreo ‫ ָרחַ ם‬râcham ( Strong # 7355 , x47) "tener misericordia" y su sustantivo
correspondiente ‫ ַרחַ ם‬racham ( Strong # 7356 , x44) "misericordia”

En nuestro idioma podríamos verlo como: Misericordia / compasión.

Amar profundamente, tener misericordia, ser compasivo, tener afecto tierno, tener compasión,
tener piedad.

râcham es una palabra favorita de Isaías (x12), Jeremías (x9) y Oseas (x6), que representan casi el
60% de su uso.

El amor a la vista en otras ocasiones es paternal: Salmo 103: 13 "Como el padre se compadece de
sus hijos, así el Señor se compadece de los que le temen"

Maternal - Isaías 49:15 "¿Puede una mujer olvidar a su hijo lactante, y no tener compasión del hijo
de su vientre?

En resumen: El dominio semántico en varios contextos es la recepción de la gracia y el perdón


como se muestra en Proverbios 28:13 , "El que cubre sus pecados no prosperará, pero el que los
confiesa y los abandona recibirá misericordia"
Isaías 55: 7; Esta misericordia se extiende a los débiles e indefensos, como los niños (Isaías 13:18)
y los huérfanos ( Oseas 14: 3 ), ya sea que hayan pecado o no, por lo que la palabra no solo se usa
en la salvación del pecado, sino también en el rescate de peligro físico y angustia.

En Griego:

Eleos: La Septuaginta y el Nuevo Testamento emplean la palabra griega eleos para designar la
misericordia.

Misericordia: amabilidad o buena voluntad hacia los miserables y los afligidos, unidos con el deseo
de ayudarlos:

1) de los hombres hacia los hombres: para ejercer la virtud de la misericordia, mostrarse
misericordioso
2) de Dios hacia los hombres: en general providencia; La misericordia y clemencia de Dios al
proveer y ofrecer a los hombres la salvación de Cristo.
3) La misericordia de Cristo, por la cual bendecirá a los verdaderos cristianos con vida eterna.

Ya teniendo está claro vemos que la misericordia es un atributo hermoso de Dios, que sin él,
nosotros como criaturas que le fallamos no podríamos acercarnos, Gloria a Dios por su
misericordia:

Si la gracia divina considera al hombre como culpable delante de Dios, y, por tanto, necesitado del
perdón, la misericordia de Dios lo considera como a uno que carga las consecuencias de su
pecado, en lastimosa situación, y por tanto, necesitado de la ayuda divina.

La misericordia de Dios puede definirse como la bondad o amor de Dios hacia los que se
encuentran en miseria y angustia espirituales, sin tomar en cuenta que se lo merezcan. En su
misericordia Dios se revela como compasivo, que se apiada de los que se hallan en miseria, y que
está visto siempre para socorrerlos en sus agonías.

Misericordia a menudo se recalca en donde las personas están afligidas y sufriendo. David dice,
por ejemplo: «En grande angustia estoy; caigamos ahora en mano de Jehová, porque sus
misericordias son muchas ...» (2 S 24:14, RVR 1960). Los dos ciegos que querían que Jesús viera su
aflicción y los sanara clamaron: «¡Ten compasión de nosotros, Hijo de David!» (Mt 9:27). Cuando
Pablo habla del hecho de que Dios nos consuela en la aflicción, llama a Dios «Padre misericordioso
y Dios de toda consolación» (2 Ca 1:3).8 En tiempo de necesidad debemos acercamos al trono de
Dios para recibir misericordia y gracia (Heb 4: 16; cE 2: 17; Stg 5: 11). Debemos imitar la
misericordia de Dios en nuestra conducta hacia otros: «Dichosos los compasivos, porque serán
tratados con compasión» (Mt 5:7; cf. 2 Ca 1:3-4).

Ejemplo de justicia
https://es.ligonier.org/RTM/justicia-y-gracia/

Mi ilustración favorita acerca de esto tuvo lugar cuando, en mis primeros años enseñando, cuando
estaba tomando un nuevo lugar como profesor en donde no había enseñado antes, y tenía la
responsabilidad de enseñar a 250 alumnos nuevos una materia obligatoria de Introducción al
Antiguo Testamento. Durante el primer día de clase, les di el syllabus, les expliqué los
requerimientos y todo lo demás. Yo ya había enseñado lo suficiente como para saber que esos
muchachos son como abogados de la corte suprema que se conocen todos los vacíos legales que
los favorecen y mucho más, por lo que les dije que iba a ser sumamente claro con las reglas.
Tienen que escribir tres trabajos, documentos cortos de solo tres a cinco páginas, que tienen que
entregarme en el transcurso del semestre.

El primero es para entregarlo el 30 de septiembre a las 12 del mediodía. Tiene que estar en mi
escritorio puntual. Y si no está allí, tendrán un cero, una “F” por esa tarea, a menos que estés
confinado a una cama de hospital o en la enfermería o con una muerte de un familiar inmediato—
no tu perro y cosas así. Lo detallé todo, y les pregunté: “¿Todos entendieron?” “Sí”. Entonces llegó
el 30 de septiembre y 225 estudiantes hicieron sus trabajos a tiempo; 25 de ellos no cumplieron en
el plazo, y estaban aterrorizados. Ellos vinieron y empezaron a suplicarme. Decían, “Oh profesor,
no hicimos bien la transición de la secundaria a la universidad como debimos hacerla; no
manejamos bien el tiempo, y no pudimos terminar el trabajo a tiempo. Por favor, no nos repruebe
en esta tarea. Por favor, danos una extensión. Por favor permítanos un poco más de tiempo”.

Y allí estaban llorando, con lágrimas de cocodrilo. Y les dije, “ok, ok, ok. Les daré un par de días
más para terminarlo. Les doy dos días más de extensión, pero no lo vuelvan a hacer”. “Ok. No lo
haremos. Muchas gracias. Usted es maravilloso”. Dos días después tenía todas sus tareas y todo
iba bien. Llegó el 30 de octubre. Fecha de la segunda tarea. Esta vez, 200 estudiantes trajeron sus
tareas; 50 de ellos no las trajeron. “¿Dónde están sus tareas?” “Oh profesor, esta tarea tenía como
fecha la misma semana en que debíamos entregar todas las otras tareas, y teníamos exámenes, y
además acabábamos de regresar de un largo feriado que nos distrajo demasiado”.

Me dieron toda clase de excusas, y hubo lloro y crujir de dientes. “Por favor, por favor, por favor,
danos una nueva oportunidad”. Les dije, Ok, pero ésta será la última vez. Será mejor que no lo
hagan de nuevo. Les estoy diciendo ahora, no lo hagan otra vez porque reprobarán. ¿Está claro?”
“Oh sí”. Y de forma espontánea la clase empezó a cantar, “Te amamos profesor Sproul, oh sí, te
amamos”. Y yo era el Profesor Perfecto. Y tuve esa tremenda reputación con los muchachos hasta
el 30 de noviembre cuando tenían que entregar la tercera tarea. Y esta vez solo 150 muchachos
trajeron su tarea; 100 de ellos la pasaban de maravillas, sin ninguna preocupación en el mundo.
Les dije, “¡Esperen un minuto! Hey, ¿Dónde están las tareas?” Y uno de ellos dijo, “No se preocupe
por eso. Tranquilo profesor, los tendrá en un par de días”.
Le dije, “¿Qué?” Y respondió, “No se preocupe, todo bien”. Le pregunté, “¿cuál es tu nombre?”
Respondió, “Reyes”. Dije, “Reyes, F”. “Arrieta, ¿Dónde está tu trabajo?” “No lo tengo profesor”
“F”. Rivera, F. Garzón, F. ¿cuál suponen que fue la reacción? Furia total. Como una de las voces
que gritó desde el fondo. No podrían adivinar lo que gritó. “¡Eso no es justo!” Le dije, “Rivera, ¿qué
acabas de decir?”. Dijo, “Dije que no es justo”. Le respondí, “Oh, ¿es justicia lo que buscas?
Quisiera recordarte Rivera que la última vez tú también estabas con tardanza. ¿Es correcto eso?”
El dijo, “Sí”. Le dije, “Ok, voy a darte justicia. Te voy a poner una F por este trabajo y te voy a poner
una F por el pasado”. Y abrí el libro de notas de la clase y le puse las dos F que le dije que le
pondría. Le dije a los demás, “¿Alguien más desea justicia?” Nadie dijo una sola palabra.

Recibimos misericordia una vez. Nos emocionamos. Alabamos a Dios. La recibimos dos veces y
decimos cuán maravillosa es su bondad. Pero para este momento, empezamos a asumirla y
presumirla. Y sin pestañear, empezamos a demandarla. Empezamos a pensar que el Señor nos la
debe.

Yo les dije a mis estudiantes dos cosas. Les dije, “miren, nunca le pidan a Dios por justicia; porque
la pueden recibir” Y la segunda fue esto, “que la diferencia básica entre justicia y gracia es que
nunca, nunca, nunca, nunca, nos debe gracia.

Dios nunca está obligado a actuar con gracia. La gracia es por definición, voluntaria. Y en el minuto
que pienses que Dios te debe misericordia, que suene una campana en tu cabeza y que te des
cuenta que ya no estás pensando más en misericordia, estás pensando en justicia.

splagchnizomai

Ser movido como a las entrañas de uno, por lo tanto, ser movido con compasión, tener compasión
(porque se pensaba que las entrañas eran el asiento del amor y la piedad). El Hijo Prodigo: lucas
15:20.

Como debemos tener misericordia:

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