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CÓDIGO PGF-03-R06

COLEGIO FEDERICO OZANAM VERSIÓN 2


GUÍA DE CLASE
FECHA DE APROBACIÓN
MARZO 2009

¿Quién soy yo?

¿Quién soy yo? Podríamos pensar a primera vista que la inquietud humana contenida en esta pregunta es
egocéntrica, que responde a una conciencia muy moderna y muy occidental, que el sujeto es un descubrimiento
de aquí. Cambia la situación, si me doy cuenta de que lo que yo soy, ya lo soy, ya lo he sido siempre. Pero
más cerca de casa, todavía, nos deja sentir que somos un algo más del universo, y que si todos formamos
parte y venimos de ahí, todos somos ese universo. A través de esta perspectiva, no es tan difícil situar la
envergadura de la pregunta “¿quién soy yo?” en la universalidad del anhelo humano por saberse y por ser,
como todos los demás seres del aglomerado de partículas de galaxias y estrellas que nos compone y
recompone continuadamente. Es tan universal la pregunta que la vida de todo ser humano se esmera sin
apenas desfallecer, consciente e inconscientemente, por rondarla y agradarla. Yo mismo soy un caso
particular de ti mismo. Seas joven o viejo, niño o adulto, mujer o varón, rico o pobre, más sabio o menos sabio.

Porque nos preguntamos ahora por nuestra esencia y no por nuestras cualidades, lo que somos de
verdad, en el fondo de nosotros mismos. Imagina que somos como una lechuga: comienza a deshojarla,
capa a capa, si llegas al cogollo, habrás llegado al centro desde donde se despliegan uno tras otro los niveles
de tu conciencia personal. De este corazón sale todo lo demás. Te puedes quedar en la superficie, pero
entonces ignoras el fondo oceánico, del que emergen y donde se anclan todas las olas; tus oleadas de
entusiasmo y de tristeza, tu afán egoísta unas veces y más compasivo otras, tus carencias y tu plenitud,
si eres paciente en el mirar. Mira adentro, comprenderás lo de fuera. Descubre la verdad. Retira por un
momento la tapadera de la realidad sensorial y más densa para alcanzar la sutileza de la vida y la existencia. No
te quedes en lo que te han dicho o en lo que has oído —presta más atención—, mira bien lo que somos.
A cada momento, puedes hacerte esta pregunta: “Si yo no fuera todo eso, ¿seguiría siendo el que soy?”. Tú
eres tu nombre, tu fecha de nacimiento y donde vives, pero sin ellos, ¿ya no serías tú? Tú eres tu cuerpo, pero si
tuvieras otro cuerpo distinto, ¿no seguirías siendo tú mismo? Tú eres tu profesión, pero ¿sólo eso? Eres
“trabajador, amable, buen compañero, juguetón y buen amigo, más nervioso o más tranquilo”, eres muchas
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cosas. ¿Sabrías distinguir lo más profundo de ti y no confundirlo con lo más aparente? Quizás lo más
hondo sea lo más importante, más adelante en nuestras vidas.

Te copio una serie de respuestas posibles. De ellas, ¿cuáles te parecen que son más básicas, más esenciales?
Aristóteles ya te previene para que no te quedes colgado de lo accidental (que puede darse, pero podría no
darse: de este modo, ser humano es esencial, pero no ser blanco o negro de piel, que sería accidental). Yo
soy: “bueno, amor, alguien que ayuda, capaz de resolver problemas, ordenado, sereno, listo, una persona,
positivo, original, alguien que aprende, yo mismo, alguien que llega a ser, que tiene buen corazón, feliz, un ser
vivo, de carne y hueso, diferente, alguien que se quiere a sí mismo, lo profundo de mi corazón”. Todas ellas
son respuestas que te ofrecen —después de un trabajo filosófico— unos niños y niñas de entre 7 y 11
años, durante el desarrollo de unos recientes talleres de filosofía con ellos y con ellas*, siguiendo la
metodología de Óscar Brenifier.

Si te sorprende la hondura de algunas de sus conclusiones —que luego transformaron en algo más personal—
, quizás debes preguntarte conmigo lo siguiente: ¿En qué momento y por qué motivo va perdiéndose esta
capacidad de preguntar por nosotros mismos? En lugar de un pensamiento mecánico, más creativo, más
conciencia y menos dejarme arrastrar por la corriente; en lugar de respuestas ya dadas, buscarlas, mis
respuestas, no las que esperan de mí, acordes a la imagen que me voy formando de mí mismo, a base de
creerme lo que otros me dicen —o muestran— que soy. Todos somos filósofos, puesto que buscamos saber
para ser, entonces, ¿cuándo y de qué manera dejamos de filosofar? Algo de ello adviene cuando alejamos la
vida de la filosofía, o bien, cuando desligamos la reflexión filosófica de la propia vida humana de cada uno de
nosotros, que para el caso viene a ser lo mismo.

ACTIVIDAD para elaborarla en la carpeta.

1. Con base al texto anterior y lo socializado en clase, los invito a realizar una CONSTRUCCIÓN DE TEXTO a partir
de lo siguiente:
- Según el enunciado ¿cuál es la importancia del tema “Quién soy”? Argumente su respuesta.

2. Diseña tu propia persona. Cierra los ojos y visualiza la persona más completa que puedas imaginar. ¿Qué tendrá
de especial tu persona? Ahora dibújala, constrúyela o moldéala de cualquier otra forma que se te ocurra

WEBGRAFÍA

http://palestradefilosofia.blogspot.com/2015/05/quien-soy-yo.html

https://losapuntesdefilosofia.com/wp-content/uploads/2019/11/4c2ba-eso_1-c2bfquiecc81n-soy-yo_-filosoficc81a-
4c2ba-de-eso-2019_2020.pdf

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