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DIÁLOGO MASÓNICO #022 (Equinoccio de Otoño)
DIÁLOGO MASÓNICO #022 (Equinoccio de Otoño)
El comienzo del otoño tanto en el Hemisferio Norte del planeta Tierra (que, por
regla general, ocurre el 21 de septiembre), donde nació la masonería, como en
el hemisferio sur, representa en astronomía, como se dijo, el Equinoccio
(equidistante).
Este fenómeno ocurre porque el Sol proyecta sus rayos perpendicularmente sobre
el ecuador de la Tierra. Los días y las noches tienen la misma duración. Desde el
punto de vista de la semiesfera norte de nuestro Planeta, el astro rey aparenta
moverse hacia el Sur. Poco después, las noches en el septentrión se hacen más
largas que los días. Este teatro de la naturaleza fue la base elemental de los
cultos solares en la antigüedad.
El hermano Pedro Juk, en la obra arquitectónica antes mencionada, nos dice que:
“En términos generales la 'Resurrección de Jesús', o el triunfo del Espíritu
resucitado, pone de relieve la inmortalidad espiritual. No es casualidad que la
fiesta de Pascua, obedeciendo a la tradición de los antiguos cultos solares, se
produzca en el primer mes (Nissan) del año religioso hebreo que coincide con el
período equinoccial o el 'paso del Sol' del hemisferio Sur al Norte (primavera -
resurrección de la vida - La naturaleza revive después del invierno - el paso del
invierno a la primavera). Así, la fiesta cristiana se celebra el primer domingo
después del plenilunio (luna llena) que ocurrió después del 21 de marzo (fecha
del equinoccio de primavera en el hemisferio boreal). Dentro de este límite, la
fecha Pascual será siempre entre el 22 de marzo y el 25 de abril”.
Creemos oportuno recordar que la Pascua (del hebreo pesach, del griego Pásha,
del latín clásico Pascha), en la era pre-mosaica, era considerada la fiesta de
primavera de los pastores nómadas; la fiesta anual de los hebreos, convertida en
memorial de su salida de Egipto y para los cristianos es la fiesta anual que
conmemora la resurrección de Cristo y se celebra el primer domingo después de
la luna llena del equinoccio de marzo.
Con la debida venia, cerraremos este DIÁLOGO MASÓNICO con una bella y
profunda reflexión del Hermano Pedro Juk, en la pieza arquitectónica titulada “La
Masonería y la Celebración de los Solsticios y Equinoccios”, muy reciente, ya que
es el 9 de marzo de este año:
“Es interesante observar que nuestros rituales son abiertos y cerrados,
mencionando exactamente el movimiento solar. Además, las Columnas
Zodiacales aluden a los Doce Signos Astrológicos por los que pasa el Sol a lo largo
de su ciclo anual. Nuestra Orden, hermanos míos, es una Orden Solar.
Nuestra Orden, que tradicionalmente actúa en la sociedad con el objetivo de
"hacer feliz a la humanidad", evidentemente no podía dejar de "alimentarse" de
las más elevadas energías y consciencias espirituales que nos llegan desde los
planos superiores exactamente en los Solsticios y Equinoccios.
Además, si nuestro trabajo es "hacer felices", es exactamente en la Diosa
Naturaleza donde encontraremos nuestra fuente para recargar nuestras fuerzas.
Es en la naturaleza, Poderosos Hermanos, que podemos encontrar a Dios en su
forma Manifiesta. Es donde Él está cerca y es "tangible".
Observaciones:
Para la construcción de este DIÁLOGO MASÓNICO Nº 022, utilizamos, además de nuestras
reflexiones y estudios en la senda masónica, que generaron apuntes; los Diccionarios
mencionados; así como las piezas de arquitectura, citadas también, del Hermano Pedro Juk y la
obra titulada “Equinócio de Outono” de la autoria de Ubaldo Santos, disponible en
“cavsaojoaobatista.com.br/equinocio-de-outono/”.