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BASES LEGALES DE LA EDUCACIÓ N ARGENTINA

José María La Greca (2000), sostiene que la historia de la educación argentina pone de
manifiesto la desarticulación del Sistema Educativo Argentino. La ausencia de una legislación
comprensiva de todos los niveles educativos determinó que cada uno de ellos se configurara con
independencia de los demás; así se sucedieron las leyes, los decretos y las resoluciones ministeriales
que regularon por separado los niveles del Sistema.
A partir de 1990 se inicia un proceso que busca superar las crisis de la educación argentina.
La decisión política se plasma en tres leyes que, con espacio de cinco años. En efecto, en 1991 se
sanciona la Ley N° 24.049 de Transferencia de los Servicios Educativos, a través de la cual se
concreta la federalización educativa proclamada ciento treinta y ocho años antes en la Constitución
Nacional. En 1993 se sanciona la Ley Federal de Educación L.F.E. N° 24.195. Con ella se intenta
dar un marco legal y unidad a una educación que es administrada por cada una de las provincias y
por la Ciudad de Buenos Aires. Hay varias innovaciones que plantea la L.F.E. pero quizá sea la
estructura escolar la más difundida y también la más cuestionada. Luego de cien años de vigencia
de la Ley N° 1.420 de la escuela primaria, agotada su permanencia y funcionalidad y superada por
las nuevas necesidades de los niños y los jóvenes, emerge la nueva estructura con el Nivel Inicial, la
Educación General Básica, la Educación Polimodal, la Educación Superior y la Educación de
Posgrado (inicialmente denominada cuaternaria). Y finalmente, en 1995 la Ley de Educación
Superior N° 24.521, que regula los Institutos de Nivel Superior universitarios y no universitarios,
nacionales, provinciales, municipales, estatales y privados.
Referido a la Educación Superior, la L.F.E. plantea su integración con las universidades y
los institutos no universitarios; dentro de éstos, la formación técnica y la formación docente.
Sostiene la necesidad de articular los estudios de ambas instituciones en forma horizontal y vertical
(art. 18), al tiempo que determina que una ley específica regulará la organización y funcionamiento
de las universidades (art. 24).
Con el marco de la L.F.E. en 1995 se sanciona la Ley N° 24.521 de Educación Superior.
Esta ley pretende regular orgánicamente todas las instituciones del Nivel Superior, universitarias y
no universitarias, nacionales, provinciales y municipales, estatales y privadas (art.1).
Específicamente prevé la articulación entre los distintos tipos de instituciones que integran el nivel
(art.8), a saber:
 Universidades: desarrollan su actividad en una diversidad de áreas disciplinarias no
afines, organizadas en facultades, departamentos o unidades académicas equivalentes (art.26).
 Institutos Universitarios: tienen las mismas características de funcionamiento que
las universidades pero circunscriben su actividad académica a una sola área disciplinaria (art.
26 in fine).
 Instituciones de Nivel Superior No Universitario: son instituciones que desarrollan
la formación docente y/o de carácter instrumental en las áreas humanística, social, técnico-
profesional y artística (art. 17).
 Colegios Universitarios: son instituciones de nivel superior no universitario que
tienen acuerdos de intercambio académico con universidades (art. 22).
La Ley N° 24.521 hace especial hincapié en la formación docente y en el sistema de
evaluación de la educación superior.
Con respecto a la formación docente dispone que sólo pueda realizarse en instituciones que
integren la Red Federal de Formación Docente Continua o en universidades (art. 18). A partir de
estas prescripciones legales, el Consejo Federal de Educación, fortalecido en sus funciones por la
Ley Federal de Educación, dictó varias resoluciones (36/94, 52/96,63/97, 53/96, 75/98, 76/98,
83/98, 2376/98, 13/99, 2540/98), cada una de las cuales modifica o amplía aspectos de la anterior,
dejándolas parcialmente vigentes.1
En un informe de la OEI se a partir del año 2000 un nuevo escenario se presenta para la
formación docente y en este sentido plantea las siguientes conclusiones:
- En primer lugar, se produce un balance y análisis crítico de las limitaciones de las
políticas implementadas en la década anterior que contribuyeron a profundizar la fragmentación y
desigualdad de los sistemas educativos en general y del sub-sistema de formación docente en
particular, generando circuitos de diversa calidad académica. La proliferación y yuxtaposición de
títulos de distinta duración y validez es una de las cuestiones que las gestiones actuales intentan
revertir.
- En segundo lugar, se trata de introducir nuevas lógicas tendientes a la unidad e integración
del sistema de formación docente, atendiendo a su vez a desarrollos e intereses locales.
- En tercer lugar, un nuevo discurso apuesta a revalorizar a los docentes y a producir su
reposicionamiento como agentes legítimos de la transmisión cultural y productores de un saber
pedagógico que es preciso sistematizar y capitalizar en las acciones y dispositivos de formación.
- En cuarto lugar, los procesos de construcción curricular se abren hacia formas más
participativas e incluyen una relación más directa con las instituciones escolares como instancias de
trabajo docente, amplían la consulta y la construcción de consensos con los diversos actores de la
educación, entre estos las instituciones formadoras y los docentes.

1
http://eco.mdp.edu.ar/cendocu/repositorio/00098.pdf
Teniendo en cuenta todo lo anteriormente expuesto, se podría decir que a partir de la década
de 1990 se inició un proceso de reforma educativa, en el que se sancionaron tres leyes centrales: la
Ley de Transferencia de Servicios Educativos Nº 24.049 (1992), la Ley Federal de Educación Nº
24.195 (1993) y la Ley de Educación Superior Nº 24.521 (1995).
Las políticas de formación docente descentralizada de los ´90 se asentaron sobre diversos
pilares:
1) el cambio de estructura académica del sistema educativo y su reforma curricular implicó
la reorganización de las carreras de formación docente,
2) por los mismos motivos, se organizó una Red Federal de Formación Docente Continua,
siendo una de sus funciones la coordinación y promoción de cursos de capacitación de docentes en
servicio,
3) otra de las funciones de la mencionada Red fue la implementación de políticas de
evaluación y acreditación de las instituciones formadoras de docentes.
Específicamente, en el caso de la Formación Docente los acuerdos relevantes fueron
plasmados en los denominados “Acuerdos para la concertación”: Acuerdo-3 CFCyE: Alternativas
para la formación, el perfeccionamiento y la capacitación docente (1993), Acuerdo-9: Red Federal
de Formación Docente Continua (1994), Acuerdo-11: Bases para la organización de la formación
(1996) y Acuerdo-14: Transformación gradual y progresiva de la formación docente continua
(1998).
Para el caso específico de la formación docente, en 2004 fue aprobado por el Consejo
Federal el documento “Políticas para la formación docente”.
Diferenciándose de las políticas precedentes, se sostiene que la capacitación docente debe
ser gratuita como obligación del Estado. Plantea la organización del Plan de Desarrollo Profesional
Docente 2004-2007, proponiendo generar una diversidad de dispositivos de formación, superando
la organización de cursos para la “actualización” curricular, tal como se había organizado la Red
Federal de Formación Docente Continua.
En este marco, la Ley de Educación Nacional N° 26.206 sancionada en diciembre de 2006
derogó la Ley Federal de Educación, y vino a articular y darle un marco legal de mayor jerarquía a
una serie de políticas que se habían instrumentado desde 2003. La ley modificó nuevamente la
estructura académica del sistema educativo y la consecuente renovación curricular.
Es de destacar, sin embargo, el lugar del Instituto Nacional de Formación Docente (INFD)
como ente jerárquico que, a través de distintas medidas intenta superar la fragmentación de la
formación docente. A partir de las distintas acciones desarrolladas por el INFD podría pensarse en
la centralidad que adquiere para la concreción de políticas enmarcadas en acuerdos con las
jurisdicciones.
En 2006 el Ministerio de Educación Nacional crea el Instituto Nacional de Formación
Docente (INFD), un organismo desconcentrado, cuya función primaria es la de “planificar,
desarrollar e impulsar políticas de formación docente inicial y continua”. Las responsabilidades de
este instituto se explicitan en la LEN que, en su artículo 76, menciona la necesidad de fortalecer las
relaciones entre el sistema formador y el sistema educativo, de avanzar hacia la reorganización del
sistema formador, mediante la aprobación de lineamientos curriculares básicos para la formación
docente inicial y continua, de impulsar y desarrollar acciones de investigación y desarrollo
curricular en los institutos formadores, de coordinar acciones de seguimiento y evaluación de las
políticas e impulsar acciones de cooperación técnica interinstitucionales e internacionales.
Además de sentar las bases para garantizar la conformación de un “sistema formador”, la
convergencia de la calidad educativa y la justicia social, como principios básicos que definen el
espíritu de la norma se plasma en las finalidades otorgadas a la formación docente: “La formación
docente tiene la finalidad de preparar profesionales capaces de enseñar, generar y transmitir los
conocimientos y valores necesarios para la formación integral de las personas, el desarrollo nacional
y la construcción de una sociedad más justa” (art. 71).
Los objetivos asignados a la política nacional de formación docente muestran una
concepción de la docencia como factor clave del mejoramiento de la calidad de la educación. Se
destaca la necesidad de “incentivar la investigación y la innovación educativa vinculadas con las
tareas de enseñanza, la experimentación y sistematización de propuestas que aporten a la reflexión
sobre la práctica y a la renovación de las experiencias escolares” (art. 73). En relación con la
formación docente continua, se plantea el objetivo de ofrecer diversas propuestas y dispositivos
“que fortalezcan el desarrollo profesional de los/as docentes en todos los niveles y modalidades de
enseñanza”, así como articular la continuidad de estudios en las instituciones universitarias.
Simultáneamente se propone la cooperación académica e institucional entre los institutos de
educación superior de formación docente, las instituciones universitarias y otras instituciones de
investigación educativa.
Asegurar la calidad de los diseños curriculares, garantizar el derecho a la formación
continua a todos los docentes del país, así como la gratuidad de la oferta estatal de capacitación, son
aspectos que el Ministerio de Educación se propone acordar con el Consejo Federal de Educación
(art.74).
La LEN establece una estructura con dos ciclos para la formación docente, uno de ellos
consiste en “una formación básica común, centrada en los fundamentos de la profesión docente y el
conocimiento y reflexión de la realidad educativa”, mientras que el segundo apunta a “una
formación especializada, para la enseñanza de los contenidos curriculares de cada nivel y
modalidad”.
Finalmente, el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, en acuerdo con el Consejo
Federal de Educación, establecerá los criterios para la regulación del sistema de formación docente
y la implementación del proceso de acreditación y registro de los institutos superiores de formación
docente, así como de la homologación y registro nacional de títulos y certificaciones (art. 78).
El marco legal vigente plantea metas y aspiraciones, desafíos importantes a la vez que crea
garantías, legitima realidades y genera condiciones de posibilidad. Las líneas de acción que se están
llevando a cabo actualmente en materia de formación y desarrollo profesional docente, cuentan con
un órgano rector de las políticas de Estado que avanza sostenidamente en la direccionalidad
establecida, a través de acuerdos “vinculantes” que se van alcanzando con los distintos gobiernos
provinciales y que cuentan con la legitimidad otorgada por representantes de universidades, gremios
y otros actores relevantes de la gestión educativa.
Asimismo, para la formación docente el desafío es “elevar los niveles de calidad de la
educación y particularmente el fortalecimiento y la mejora permanente”
Un rasgo evidente de las sucesivas reformas y definiciones políticas de las últimas décadas
en la región, es un retorno al control que el Estado ejerce sobre la formación docente, lo que podría
explicarse en virtud de la importancia otorgada a la docencia para el mejoramiento de la calidad de
los sistemas educativos.
Así es que en el año 2007, se elabora el primer Plan Nacional de Formación Docente
(Resolución CFE Nº 23/07), que brindó un marco al diseño e implementación de las políticas
públicas en este campo. Se elaboró como resultado de un proceso de construcción colectiva que
incorporó la experiencia y visión de las gestiones jurisdiccionales de educación superior, de equipos
directivos y docentes de instituciones de gestión estatal y privada, como también de
representantes de gremios docentes y de educadores. En 2010 se aprobó el documento Objetivos
y Acciones 2010/11 de Formación Docente (Res. CFE Nº 101/10). En 2012, se aprobó el Plan
Nacional de Formación Docente 20122015 (Res. CFE N° 167/12) y el Plan Nacional de Educación
Obligatoria y Formación Docente 2012 – 2016 (Res. CFE N°188/12), que recupera las seis
políticas de formación docente: el planeamiento y desarrollo del sistema nacional; La
evaluación integral; El fortalecimiento del desarrollo curricular; El fortalecimiento de la
formación continua y la investigación; el fortalecimiento de las trayectorias y la participación
de los estudiantes; Y la consolidación de la formación pedagógica con recursos digitales.
En continuidad con esta línea, que jerarquiza la Formación Docente y la calidad de los
aprendizajes, articulando procesos de formación con mecanismos de evaluación y
fortalecimiento de la unidad Escuela como ámbito privilegiado de desempeño laboral y a la
vez espacio de participación, intercambio y pertenencia, en agosto de 2013, el Consejo Federal de
Educación coordinado por el INFD, aprueba la Resolución 201/13, que crea el Programa Nacional
de Formación Permanente “Nuestra Escuela” 2. El cual se concretará en ejercicio, será de escala
universal, implementación gradual y progresiva, centrado en el escenario institucional, acreditable y
desarrollado por el Ministerio de Educación de la Nación y las jurisdicciones, y con la participación
de las organizaciones sindicales a nivel nacional y jurisdiccional.

2
http://red.infd.edu.ar/

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