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En este extrañamiento de los padres que se denomina como “la novela familiar de los
neuróticos”, se distinguen dos fases evolutivas. Ambas tienen como rasgo característico
una actividad imaginativa con una intensidad particular, la cual se manifiesta inicialmente
en los primeros juegos infantiles. Posteriormente en la época prepuberal, donde dominará
las relaciones familiares.

I. FASE ASEXUAL: En una primera fase, el niño tiene ensueños diurnos,


que permiten la realización de deseos y rectificación de experiencias cotidianas, con el
fin de lograr dos objetivos: el erótico y el ambicioso. Así, el niño intenta librarse de los
padres menospreciados, reemplazándolos por otros. La técnica aplicada para realizar
tales fantasías depende de la habilidad y del material que el niño encuentre a su
disposición. Esta fase se alcanza en una época en la cual el niño ignora todavía las
condiciones sexuales de la procreación.

II. FASE SEXUAL: Cuando el niño llega a conocer las múltiples


vinculaciones sexuales entre el padre y la madre, la novela familiar experimenta una
restricción peculiar: se limita en adelante a exaltar al padre, pero ya no duda del origen
materno, aceptándolo como algo inalterable. Esta segunda fase (sexual) de la novela
familiar es sustentada asimismo por otra motivación que falta en la primera fase
(asexual). Con el conocimiento de los procesos sexuales surge en el niño la tendencia
de colocar a la madre (objeto de la más intensa curiosidad sexual) en situaciones de
infidelidad y de relaciones amorosas ocultas. De tal modo aquellas primeras fantasías,
en cierto modo asexuales, se ponen a la altura de los nuevos conocimientos
adquiridos.

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