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UN ANÁLISIS DE LA UNIDAD Y DIVERSIDAD ENTRE EL JESÚS HISTÓRICO

Y EL PENSAMIENTO DE PABLO

ESTUDIANTES:
JOSE LUIS OROZCO
VICTOR ZARATE
LUIS ALARICO VILLACORTA

DOCENTE: DR. JIM BEARSS

SEMINARIO REFORMADO LATINOAMERICANO


CURSO: INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO

MEDELLÍN, 03 DE AGOSTO DE 2020


Contenido
Introducción

I. La diversidad entre la enseñanza de Jesús y la teología paulina

II. La unidad entre la enseñanza de Jesús y la teología paulina

Conclusión

Bibliografía
Introducción

En las últimas décadas, ha surgido una importante cuestión de estudio respecto a la

unidad y diversidad en la teología del Nuevo Testamento. El foco de atención de este

debate gira en torno a la continuidad y discontinuidad entre la enseñanza de Jesús y la

teología de Pablo. Tanto los círculos conservadores como algunos liberales se han

encargado de defender la unidad teológica en el Nuevo Testamento como de señalar las

aparentes discrepancias en el mismo.

Ante esta problemática, se hace indispensable conocer las razones y argumentos

detrás de dicha cuestión con el fin de examinar cuidadosamente su desarrollo histórico y las

implicaciones para el estudio del Nuevo Testamento. De esta manera, el creyente podrá

estar apercibido de los asuntos y retos que se plantean en el plano académico respecto a la

unidad de los escritos neotestamentarios.

Por ello, el presente ensayo pretende realizar una descripción histórica de los

argumentos a favor de la divergencia entre el kerigma de Jesús y la teología paulina,

examinando las argumentaciones más importantes y sus principales defensores. Además, se

analizarán las evidencias que apoyan la unidad entre Jesús y Pablo a la luz del testimonio

bíblico y teológico. Todo esto con el fin de contrastar ambos sistemas de pensamiento y

evidenciar la superioridad de la defensa de la unidad teológica entre el Jesús histórico y el

apóstol Pablo.
I. La diversidad entre la enseñanza de Jesús y la teología paulina

Uno de los asuntos que ha generado gran controversia dentro de los estudios del

pensamiento de Pablo ha sido su conexión con el Jesús histórico. Dentro de los círculos

liberales, especialmente, se comenzaron a levantar dudas respecto al papel que juega el

Jesús revelado en los evangelios en el desarrollo de la teología del apóstol. Las respuestas a

esta cuestión han ido desde una separación extrema entre ambas teologías hasta una simple

negación dogmática de dicha problemática.

Ciertamente, al observar detenidamente los escritos neotestamentarios, es posible

encontrar diferencias importantes entre Jesús y Pablo. Aunque la figura de Cristo es

esencial y central en la teología paulina, parece ser que el apóstol se enfoca principalmente

en el Jesús divino. Son pocas las veces en que Pablo hace referencias exactas al ministerio

y enseñanza de Jesús; por el contrario, como describe Blomberg, “se centra más bien en el

significado de la muerte y la resurrección de Jesús, y las categorías cristológicas que

emplea retratan a Jesús como un ser divino y exaltado en gran manera”. 1 Así que, a simple

vista, pareciera que Pablo demuestra un desinterés en el Jesús manifestado en carne porque

prefiere concentrarse en el Jesús exaltado.

Las evidencias sobre las cuales parte esta concepción son, en primer lugar, la

disparidad de la enseñanza teológica paulina y la de Jesús. Tal como señala David

Wenham, la predicación de Jesús gira principalmente alrededor del reino de Dios, pero esta

categoría parece desaparecer en Pablo quien se enfoca en temas como la justificación por fe

y la unión mística con Cristo, los cuales no tienen mucha importancia en los evangelios.2
1
Craig L. Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, trad. de Laia Martínez Mega (Miami, FL:
Vida, 2009), 73.
2
George Eldon Ladd, Teología del Nuevo Testamento, trad. de José María Blanch y Dorcas Gonzáles Bataller
(Barcelona: CLIE, 2002), 853.
Una segunda evidencia importante es, en palabras de Wenham, “la ausencia de

referencias a la vida y ministerio de Jesús en las epístolas paulinas”. 3 Aunque Pablo hace

uso frecuente del Antiguo Testamento para argumentar sus afirmaciones, no parece hacer lo

mismo con las enseñanzas de Jesús, incluso en los casos en que hubiera sido plausible

hacerlo. Wenham dice que “este silencio por parte de Pablo muestra, si no ignorancia, al

menos cierta falta de interés por la persona de Jesús. Parece que el Jesús histórico no es

digno de mencionar como autoridad”.4

El origen de esta perspectiva se remonta a las escuelas teológicas liberales,

especialmente en Alemania, y fue desarrollada principalmente a partir del siglo XIX gracias

a la influencia de la crítica bíblica y los estudios de la historia de la religión. 5 Es posible

hacer un seguimiento histórico de estas ideas hasta el teólogo alemán Ferdinand Christian

Baur quien es generalmente asociado con la escuela de Tubinga. Baur, influenciado por la

teología de la historia de Hegel, consideraba a Pablo esencialmente en términos de un

cristianismo helénico, fruto de las controversias teológicas en la iglesia primitiva. 6 Herman

Ridderbos, citando el libro The church history of the first three centuries de Baur, dice lo

siguiente:

“¿Por qué tendría (Pablo) que preguntar si lo que enseña concuerda con la doctrina
original de Jesús si en el Cristo que vive y obra en él, oye la voz del Señor mismo?
¿Por qué extraer del pasado lo que el Cristo, presente en él, le da a conocer
directamente su conciencia?”.7

3
Ladd, Teología del Nuevo Testamento, 854.
4
Ladd, Teología del Nuevo Testamento, 854.
5
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 73.
6
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 73.
7
Herman Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, trad. de Juan Velde (Grand Rapids, MI: Libros
Desafío, 2000), 22.
De esta manera, Baur señala que el interés Pablo está en la experiencia mística de

Jesucristo, y por tanto no requiere acudir a una confirmación histórica de su doctrina.

Años más tarde, William Wrede sería quien daría continuidad y desarrollaría las

ideas de Baur. Incluso, tal como dice Blomberg, iría más lejos que Baur ya que Wrede

“etiquetó a Pablo como el segundo fundador del cristianismo”. 8 Wrede desintegra la

relación entre Jesús y Pablo, y sostiene una diferencia radical entre ambos. Para este autor,

el apóstol asigna sus presuposiciones escatológicas judías a la imagen de Jesús, y al mismo

tiempo le imprime sus propias categorías místicas. 9 Por ello, como señala Ridderbos,

Wrede considera que “su predicación cristológica (de Pablo) poco tiene que ver con el

Jesús histórico”10 ya que transforma la imagen del Jesús de Nazaret en una proyección

basada en su experiencia de conversión.

Sin embargo, esta propuesta no llegaría a su máxima expresión sino hasta la

aparición del erudito del Nuevo Testamento, Rudolf Bultmann. Es él quien plantea la

diferenciación más marcada entre la enseñanza de Jesús y el pensamiento de Pablo. Para

este autor, Jesús y Pablo sólo tenían en común el carácter escatológico de su predicación. 11

En su Teología del Nuevo Testamento, Bultmann afirma que para Pablo lo importante era

hablar del Jesús preexistente, y que la muerte y resurrección de Cristo es lo único

importante para él.12 Incluso argumenta que “Jesús no es para Pablo ni maestro ni profeta” 13

8
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 73.
9
Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, 28.
10
Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, 28.
11
Ridderbos, El pensamiento del apóstol Pablo, 41.
12
Rudolf Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, trad. de Víctor Martínez (Salamanca, España: Sígueme,
1981), 351.
13
Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, 352.
puesto que el Jesús histórico (haciendo alusión a su vida y predicación) no juega ningún

papel en la teología de Pablo.

Para argumentar su punto, Bultmann subraya la independencia de Pablo respecto al

resto de los apóstoles y de la comunidad cristiana de Jerusalén, refiriéndose a lo que el

mismo apóstol menciona en Gálatas 1-2. Él dice que la doctrina de Pablo “no es una

recapitulación de la predicación de Jesús ni un desarrollo de ella”.14

De esta manera, Bultmann hace una categórica separación entre el Jesús histórico y

el Cristo predicado por Pablo, ya que para el apóstol lo más importante es el kerigma y no

tanto los relatos históricos. Según Bultmann, Pablo no busca a un Jesús contenido en la

tradición y documentos ni en las observaciones históricas, sino en la significación de su

salvación y su mensaje. Por ello, se atreve a concluir que “la teología de Pablo representa

frente a la predicación de Jesús una nueva estructura y esto demuestra justamente que Pablo

tiene su lugar dentro del cristianismo helenístico”.15

A pesar del gran debate que suscitó este asunto entre los teólogos liberales, no

parece haber llegado muy lejos dado que pocos estudiosos dieron continuidad a estas ideas.

Entre los pensadores modernos, es posible hacer mención de A.N. Wilson quien en su libro

Paul: The mind of the Apostle intenta demostrar la divergencia entre Jesús y Pablo. N.T.

Wright, al hablar sobre la propuesta de Wilson, dice que él “sugiere que, para Pablo, Cristo

tiene poco o nada que ver con el Jesús histórico”16 y que “la historicidad de Jesús perdió

toda su importancia en el momento en que Pablo experimentó su apocalipsis”. 17 Para

14
Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, 243.
15
Bultmann, Teología del Nuevo Testamento, 243.
16
N.T. Wright, El verdadero pensamiento de Pablo: Ensayo sobre la teología paulina, trad. de Dorcas
Gonzáles Bataller (Barcelona: CLIE, 2002), 178.
17
Wright, El verdadero pensamiento de Pablo, 178.
Wilson, Pablo transformó la predicación de Jesús en una nueva religión con un alcance

universal, y lo hizo interpretando al Mesías en las categorías de su pensamiento griego.18

El erudito británico James Dunn, por su parte, intenta suavizar estas asperezas al

reconocer la significancia del mensaje de Jesús en la predicación de Pablo, pero sin dejar a

un lado los evidentes contrastes entre ambos. En su libro The theology of Paul, Dunn señala

que Pablo no dice nada sobre la vida y ministerio de Jesús y que sería imposible reconstruir

la biografía del Mesías únicamente partiendo de los escritos paulinos, lo que parece aducir

que Pablo simplemente asume la vida de su maestro como un antecedente implícito.19

En conclusión, tal como se ha podido observar en la historia del desarrollo de este

debate, la erudición liberal ha liderado esta interpretación que intenta mostrar la aparente

discontinuidad entre Jesús y Pablo, marcando una inmensa brecha que separa a las dos

figuras más preeminentes del cristianismo.

II. La unidad entre la enseñanza de Jesús y la teología paulina

18
Wright, El verdadero pensamiento de Pablo, 179.
19
James Dunn, The theology of Paul the apostle (Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans, 1998), 184.
La diversidad en el Nuevo Testamento, como se ha mencionado en la sección

anterior, ha sido liderada por el liberalismo teológico, haciendo de Jesús y Pablo dos

personas con intereses distintos y con un mensaje diferente. Sin embargo, no se puede

negar que al leer los escritos del apóstol Pablo no se encontrará en gran magnitud

referencias explícitas de Cristo o palabras. Pero es importante hacer justicia a la unidad que

también se puede notar y da respuestas ante las preguntas que surgen de la diversidad que

han sido mal contestadas por el liberalismo.

El teólogo David Wenham, en el capítulo final del libro Teología del Nuevo

Testamento de George Ladd, diferencia dos perspectivas ante el tema de la diversidad y

unidad: la tradicional, que hace un énfasis exagerado en la unidad; y la crítica, que hace un

énfasis en la diversidad.20 Esta sección no pretende ser partidaria de ninguno de los dos

bandos mencionados, sino hacer justicia a que la diversidad es latente, pero la respuesta

puede encontrarse en la misma unidad que es notoria también.

El apóstol Pablo entra a tomar lugar en el libro de los Hechos de Apóstoles a partir

del capítulo 9 cuando iba decidido a Damasco a perseguir cristianos y matarlos pensando

que esa era la voluntad de Dios para su vida y religión. No hay datos certeros en cuanto a

que el apóstol hubiese vivido con Jesús ni que lo hubiese escuchado durante su vida, pero

en el capítulo 9 de Hechos el Cristo resucitado y glorificado se le aparece repentinamente y

transforma a este Pablo perseguidor de su iglesia y lo convierte en un siervo suyo. El hecho

de esta realidad de que el apóstol siendo seguidor y proclamador del Cristo no hiciera

mención de la vida explícita y continua de Jesús en todas sus cartas es el arma de la

20
Ladd, Teología del Nuevo Testamento, 832.
perspectiva crítica para desacreditar todo el Nuevo Testamento como si Pablo hubiese

creado un cristianismo distinto a Cristo y que su mensaje lo fuera también. Pero las

referencias de Cristo por parte del apóstol, siendo pocas, son suficientes para ver la unidad

entre Jesús y Pablo.

La referencia más clara y directa de Jesús por parte de Pablo se encuentra en 1

Corintios 11:23-25 sobre la cena del Señor. Allí el apóstol, como Craig L. Blomberg

sostiene, recurre a la terminología judía para expresar la trasmisión de la tradición oral, con

los verbos ‘recibí’ y ‘transmití’, que probablemente aprendió al inicio de su vida cristiana.

El vocabulario empleado por Pablo es muy parecido al de la versión de la Última Cena del

Evangelio según Lucas, aunque los autores de los tres Sinópticos relatan la historia de

forma razonablemente parecida.21 En esta citación de la tradición oral, el apóstol hace

notoria su unidad de pensamiento con los evangelios concerniente a un dicho de Jesús que

es hoy parte de la liturgia cristiana. Pablo al hacer esta afirmación directa no está

cambiando su pensamiento o generando algo nuevo, sino que está tomando lo que Cristo le

había dado a su iglesia.

El apóstol también hace una referencia menos directa, como describe Blomberg, en

1 Corintios 9:14 acerca de la provisión para los que predican el evangelio, donde se refiere

a la enseñanza de Jesús en Lucas 10:7, sobre el hecho de que los trabajadores merecen un

salario.22 Ente otras enseñanzas que Pablo usa repetidamente de Jesús se encuentra la

escatología. Por ejemplo, en 1 Tesalonicenses 2:15-16, Pablo compara la persecución que

vivieron los tesalonicenses con la que llevaron a cabo los líderes judíos en Israel. Estas

21
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 76.
22
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 76.
duras palabras de Pablo hacen eco a las que Jesús pronunció contra los fariseos y escribas

en Mateo 23.23 Pablo demuestra no con palabras explícitas que tenía en mente las

enseñanzas de Jesús, es decir, no era ajeno a lo que Jesús había enseñado. Pablo no era un

cristiano ignorante de la fe que proclamaba, es más, la predicación misma de su mensaje

era el Cristo muerto, sepultado y resucitado conforme las Escrituras (1 Cor. 15:3). Como el

teólogo N.T. Wright declara, en las epístolas de Pablo hay mucho eco de las enseñanzas de

Jesús, aunque Pablo no se limita meramente a repetir la tradición, sino a reinterpretar

fielmente el rico material que le ha llegado, usándolo de una manera fresca para adaptarlo a

su diferente contexto.24 Y esto último es claro a la luz de los contextos en que se

encontraban: Jesús el Hijo de Dios quien vino a predicar el reino de Dios a los judíos que lo

rechazaron y mataron, y Pablo predicando al mismo Cristo quien dio su vida por rescate de

muchos y resucitó demostrando ser realmente quien decía ser.

El teólogo Welham sostiene que el hecho de que el apóstol no haga uso de manera

más explícita sobre las enseñanzas de Jesús, sino que dedica más esfuerzo a hablar de la

muerte, exaltación y la venida del Señor, sea debido a que estos temas le interesan más

porque podía hablar de ellos desde la propia experiencia y porque tenían una gran

importancia teológica.25 Pero queda claro como se ha mostrado a través de Blomberg, que

Pablo no hacía una separación extremada como lo hace Wilson que es descrita en la

primera sección, sino que tiene realmente interés en Jesús y se ve en el uso tanto explícito

como implícito de sus enseñanzas en sus escritos.

23
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 78.
24
Wright, El verdadero pensamiento de Pablo, 193.
25
Ladd, Teología del Nuevo Testamento, 859.
Una respuesta ante el silencio explícito y que da respuesta ante la diversidad que se

pueda notar es que los cristianos de la primera generación reconocieron que lo más

importante de la vida de Jesús era su muerte y resurrección. 26 Si Pablo sólo se hubiera

dedicado a tratar las enseñanzas de Jesús y su vida justa, esto sólo hubiese sido como otra

religión más con énfasis moralista y no redentor, pero el énfasis de tratar los resultados de

la muerte y resurrección de Cristo es lo que hace totalmente relevante el evangelio, porque

demuestra lo verdadero que es lo que Jesús dijo ser, el Mesías, el Dios encarnado. Por otro

lado, la inspiración divina también responde ante la realidad de los escritos del apóstol

Pablo, porque lo que fue escrito es lo que Dios quiso que fuera escrito, sin menciones

explícitas de Cristo, pero a la vez llenas totalmente de Él.

Una propuesta en respuesta ante el silencio de Pablo sobre la vida de Jesús puede

encontrarse en pensar que el apóstol no hizo alusión explícita de Jesús porque no había sido

un testigo presencial de la vida de Cristo y puede que esta realidad haya causado que Pablo

no hiciera mención explícita del Cristo. Se podría suponer que los receptores de las cartas

del apóstol al leer sus escritos y vieran menciones de la vida y palabras de Jesús como si

Pablo hubiese sido un testigo presencial hubiera causado cierto rechazo al apóstol porque él

no había escuchado ni caminado con el Cristo durante su vida terrenal y no había autoridad

en él para tratar a Cristo como si hubiese vivido con Él. Sin embargo, es claro que conocía

lo que fue de la vida y palabras de Cristo por los apóstoles que caminaron con él, porque el

libro de Hechos y Gálatas declaran que el apóstol tuvo relación con aquellos que eran de los

doce de Jesús.

26
Blomberg, 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento, 86.
Pablo mismo también da una respuesta en su epístola a Gálatas, el mensaje que

había recibido para que anunciara no venía de alguna especie de fuente mística, sino que le

había sido revelado por Cristo (Gál. 1:11-12). Y el apóstol, quien se veía como un esclavo

de Jesús, sólo predicada lo que su Señor le había encomendado.

Finalmente, es posible afirmar que la unidad entre Jesús y Pablo es evidente a pesar

de la falta de menciones explícitas del apóstol. Sin embargo, al hacer lectura de los

evangelios y después de las epístolas paulinas, se puede ver la relación estrecha que hay

ellos. Pablo se dedica a tratar al mismo Cristo relatado en los evangelios, pero no como una

repetición tradicional, sino a elevar al Cristo muerto y resucitado y los resultados que ha

traído para todos aquellos que ponen su fe en Él.

Conclusión
Tal como se ha evidenciado en el desarrollo de este ensayo, la diversidad entre Jesús

y Pablo por parte de exponentes del liberalismo teológico ha sido elaborada de manera

exagerada, al punto que consideran al apóstol Pablo como un segundo fundador del

cristianismo y al Jesús histórico como alguien irrelevante en el pensamiento del apóstol. Es

decir, el Jesús de Pablo no es el mismo Jesús de los evangelios y esa es la razón de que no

hiciera menciones explícitas en cuanto a la vida y palabras de Jesús.

Pero es errado sostener una diversidad exagerada entre Jesús y Pablo. Debe hacerse

justicia y afirmar que la diversidad tiene razón en que Pablo no hace muchas menciones

explícitas en sus escritos acerca de Cristo, como si no tuviera en mente al Jesús histórico.

Sin embargo, como se ha evidenciado en la segunda sección de este escrito, Pablo sí hace

menciones explícitas e implícitas de Cristo en la Escritura como si tuviera en mente las

enseñanzas de Jesús. Como se ha descrito, es necesario leer los escritos de Pablo a la luz de

los evangelios.

Es claro que el apóstol Pablo no hace menciones explícitas de Cristo como un

repetidor de la vida de Jesús, y esto se debe principalmente a que el enfoque que tiene es

hablar sobre la muerte y resurrección del Jesús histórico, porque es central de los

evangelios. Son estos eventos de la muerte y resurrección que recorren todo el Nuevo

Testamento lo que evidencian una clara continuidad entre Jesús y Pablo.

Bibliografía
Blomberg, Craig L. 3 Preguntas clave sobre el Nuevo Testamento. Trad. de Laia Martínez

Mega. Miami, FL: Vida, 2009.

Bultmann, Rudolf. Teología del Nuevo Testamento. Trad. de Víctor Martínez. Salamanca,

España: Sígueme, 1981.

Dunn, James. The theology of Paul the apostle. Grand Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans,

1998.

Ladd, George Eldon. Teología del Nuevo Testamento. Trad. de José María Blanch y Dorcas

Gonzáles Bataller. Barcelona: CLIE, 2002.

Ridderbos, Herman. El pensamiento del apóstol Pablo. Trad. de Juan Velde. Grand Rapids,

MI: Libros Desafío, 2000.

Wright, N.T. El verdadero pensamiento de Pablo: Ensayo sobre la teología paulina. Trad.

de Dorcas Gonzáles Bataller. Barcelona: CLIE, 2002.

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