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POEMAS VARIOS

Rosalia de Castro

Poema 59
Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.
Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin ellos?
En las orillas del sar. Ed. Cátedra.

Xohana Torres

Penélope
DECLARA el oráculo:
“QUE al borde del crepúsculo es mar de muertos,
incierta, última luz, no tendrás miedo.
QUE ramos de laurel alzan muchachas.
QUE color malva se decide el racimo.
QUE obtengas de esas patrias la vendimia.
QUE amaine el viento, beberás el vino.
QUE sirenas sin voz la vela embaten.
QUE un breviario de espumas por las rocas.”
Así habló Penélope:
“Existe la magia y puede ser de todos.
¿A qué tanto ovillo y tanta historia?
Luz Pichel

Ah, pero el tiempo es un pájaro flaquísimo


Ah, pero el tiempo es un pájaro flaquísimo
que chupa tus encías.
Debieras apartarle a golpes de tu cuerpo.
No le dejes posarse en tu cintura
que oculte su miseria en tu regazo.
No te pida caricias.
Deje de dar la vara debajo de los ojos,
váyase a tomar viento.
Te den un surco largo, largo, largo
donde seguir sembrando alpiste
y seguir recogiendo las patatas a cestas
diciendo cómo duelen los dientes en las copas,
cómo duelen.

Chus Pato

Ondean los lomos de los bueyes


Ondean los lomos de los bueyes
con la voluptuosidad del océano.
Aun a medio corazón
ondean
con la voluptuosidad del océano.
La contradicción principal,
los centros de tormenta a escala planetaria.
Doce yuntas de bueyes
Árbol
Otero.
Luisa Castro

Mi madre trabaja en una fábrica de conservas


Mi madre trabaja en una fábrica de conservas.
Un día mi madre me dijo:
el amor es una sardina en lata. ¿Tú sabes
cómo se preparan las conservas
en lata?
Un día mi madre me dijo: el amor es una obra de arte
en lata.
Hija,
¿sabes de donde vienes? vienes
de un vivero de mejillones
en lata. Detrás de la fábrica, donde se pudren
las conchas
y las cajas de pescado. Un olor imposible, un azul
que no vale. De allí vienes.
¡Ah!, dije yo, entonces soy la hija del mar.
No.
eres la hija de un día de descanso.
¡Ah!, dije yo,
soy la hija de la hora del bocadillo.
Sí, detrás, entre las cosas que no valen.
El cerdo
Me habían puesto una falda nueva porque llegaba gente,
el agua de colonia,
rescatada de la profundidad de los armarios,
resbalaba por mi frente
una vez al año, por diciembre,
tibia.
Tengo una capacidad de olvido propia de la niñez,
pero mi casa no tenía un lugar para la muerte,
así que había que morir en el pasillo,
improvisar un ataúd de sal,
una roldana de muerte
en el rellano de la escalera.
Y atravesar la escena
sólo para beber agua.
Las tripas, el riñón, el corazón, el hígado,
desaparecen pronto de mis sueños.
Su llanto en mi cabeza reproduce débiles resonancias.
Pero el olor a sangre,
adherido para siempre en las bombillas tan tenues,
alimentaba todos mis malos pensamientos.
Lupe Gomez

ME PARISTE y traía alas.


La sangre de los muertos se guardaba
en la artesa.
Era carnaval. Yo creía en la sinceridad abierta
………………….de los acordeones.
Hay nieve, mucha nieve en los campos
………..y en la lengua que hablo,
dentro del estómago político de las vacas.
ME PARISTE golpeando con suavidad
en la persecución difícil de mi cuerpo.
Las paredes teatrales de las fuentes reventaban
en el cristal de la noche.
Yo volaba.

Olga Novo

Poesía polinizada
“Aquel día
donde la niña alucinada y la mujer de la aldea
se fundieron en una
sentí
que me atravesaba la extensa línea del pasado
como si yo fuese una puerta abierta de par en par e el bucle
del tiempo
y viniesen a mí las esporas sutiles de las existencias
a arremolinarse alrededor
de la membrana concéntrica del corión.
Y lloré
contemplada por treinta generaciones mías
atentas
con sus ramos de trigo y de cebada
a la polinización que dio lugar
a una amapola hormonal
de oxitocina.
Aquel día"
Yolanda Castano

Metrofobia
Al fondo del paisaje, la lluvia
difumina las nubes con un borrón.
Esta hoja de ruta milita en la juglaresca.
Ya tengo ganas de partir y mi coche es un soldado.
¿No vas oyendo silbar a su cargamento sensible?
Las carreteras comarcales parecen
cuadernos pautados.
Me gustaría surcar los montes con un poema a cuestas
como los viajantes.
Mi coche es una bala plateada con
ritmo en vez de pólvora, y le digo: “¡Vamos!”.
Juntos atravesamos valles, barrios de funcionarios,
las grandes explotaciones eólicas
me dan ganas de luchar contra los gigantes.
Mi coche y yo nos entendemos sin decirnos nada.
Flores blancas del ibuprofeno,
mi coche es un soldado
y yo le digo: “¡Vamos a recitar poemas
a Monforte de Lemos!”,
y él
acompasa su motor a mi registro,
repica,
tintinea
aunque tenga
metrofobia.

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