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Las nostalgias del olvido

las alas

120
del sueño3
biblioteca c h i a pa s
María Cristina García Cepeda
secretaria de cultura

Manuel Velasco Coello


gobernador del estado de chiapas

Juan Carlos Cal y Mayor Franco


director general del coneculta-chiapas

Susana del Pilar Utrilla González


coordinadora operativa técnica

Marco Antonio Orozco Zuarth


director de publicaciones

Serrano Castillejos, Julio 1936-

Las nostalgias del olvido / Julio Serrano Castillejos. — Tuxtla Gutiérrez,


Chiapas, México : CONECULTA. Dirección de Publicaciones, 2018.

162 p. ; 21 cm. — (Colección Biblioteca Chiapas. Serie Las alas del


sueño, 120)

ISBN: 978-607-8471-52-2

1. POESÍA — COLECCIONES. 2. POESÍA CHIAPANECA. 3. ESCRITO-


RES CHIAPANECOS. I.T. II. Ser.

CDD 861.5M Dirección de la Red de Bibliotecas

© julio serrano castillejos

D.R. © 2018
Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas, Boulevard Ángel
Albino Corzo 2151, Fracc. San Roque, 29040, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

publicaciones@conecultachiapas.gob.mx

ISBN: 978-607-8471-52-2
hecho en méxico
Las nostalgias del olvido

Julio Serrano Castillejos

— 2018 —
A mis padres y a mi esposa, musa y compañera de toda una vida.
A mis hijos, mis nietos, mis yernos, mi nuera, mis hermanos y mis amigos.

Al Consejo Estatal para las Culturas y las Artes de Chiapas,


encabezado por el culto abogado Juan Carlos Cal y Mayor Franco,
incansable promotor de la cultura, pues sin el esfuerzo
editorial de este valioso equipo esta obra no hubiese sido posible.

Por supuesto, a mi hermosa tierra, Chiapas, pues ha inspirado


con sus nobles encantos la emoción de mis palabras.
Mi solar

El amo fui de mi solar risueño,


el dueño de avecillas y de rosas
del golpe sentencioso de las cosas
para entonces vivir despierto el sueño.

Y en ese caminar de luz y empeño


de aquella mi pasión de fe fogosa
la palabra de Dios, siempre virtuosa,
fue mi camino de tenaz ensueño.

De tanto caminar antes el suelo


buscando afanes y tal vez victoria
veía los mares y jamás la gota.

Y buscaba tierra teniendo al Cielo


y casi a la mano la dulce gloria:
disfruto aliento… que jamás se agota.

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Julio Serrano Castillejos

Mi cine Alameda

Risa y drama tenía mi cine austero


y en él me divertí
cuando de niño eran mis salidas
un viaje imaginario y placentero
al mundo de emociones
en el blanco horizonte de mis cuitas.

Y comía mis tacos rellenos de aire,


mi mango verde y mis papas fritas…
y de tía Nela sus sabrosas tortas
y en un descuido
era mi cine
un regio paraíso de compotas.

Llanto, bailes y muchas sensaciones


desfilaban inquietas
por toda la pantalla
y lo confieso hoy, los corazones
latían al ver a los vaqueros riendo
mientras mataban indios socarrones.

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Las nostalgias del olvido

Y cuanta inequidad de los villanos


de gran bigote
con sus cejas hirsutas y sus modos,
les brillaban los dientes de tan fieros
y rabiosos…
con desplantes que aturden mi memoria.

Y era el Chemis el único mesero


que a tu llamado iba y te atendía
llevándote el menú
y tu lonche en tus manos lo ponía…
para que cenaras viendo a Paspartú.

Y había historias tiernas,


luego otras de guerras muy lejanas,
de danzas y de llanto
y yo entre tanto
comiendo mi paleta seguía viendo
mujeres prodigiosas
y a hombres bien peinados.

Era el cine el nido de los novios…


de besos escondidos,
de dulces confesiones…
sobre todo la oscuridad silente
donde la mano del pecado avanza
a tocar la pierna concupiscente.

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Julio Serrano Castillejos

¿En dónde conocí a Tongolele,


a Tin Tan, a Cantinflas y a otros tantos?
En las amables tardes de mi cine,
corriendo en sus pasillos los domingos
y llegar a mi asiento preferido
en fiel declive
para entrar al mundo de lo imposible.

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Las nostalgias del olvido

Mi alma será cuando yo muera

Cuando yo muera mi alma volará


por el domo de enhiestas catedrales,
en Florencia, en Roma
y en los floridos campos otoñales
de México y España
para posarse luego en las torres
más altas de una feria castellana.

Y será como un ave trashumante


que en su tendido vuelo
toque al Nilo, al Tigris y al Grijalva
y roce con sus plumas
la Giralda, las nieves de Himalaya,
las cumbres de Aconcagua…
la pirámide del Sol
y la selva tropical y palpitante.

Será mi alma tal vez como aquel rayo


que en su andar eléctrico
va y camina en zigzag por la montaña,
adereza la noche
ilumina la faz de una mañana

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Julio Serrano Castillejos

eriza al colibrí
y engarza con su luz la flor de mayo.

Volará mi alma hacia las verdes pampas,


al Potomac indiano y a las zonas
de glorias ya pasadas…

La bruma de Inglaterra
y de Asia, sus cosechas…
y de África, sus leones y sus fieras
serán de mi alma
juguete y estación de su delirio.

Será mi alma tal vez como el cometa


que de niño jugaba
rompiendo de las nubes formaciones,
como globo de gas que deleitaba
con regia redondez y sus colores
los ojos infantiles…
con cada voltereta.

Mi alma será en fin


una estación florida
para pedirle a Dios
perdone las flaquezas de mi vida.

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Las nostalgias del olvido

A la Virgen de Guadalupe

Luna y ángel tendrá tu cielo eterno


y siempre a tus pies
radiante orfebrería
de las losas del suelo mexicano,
las fragancias del tiempo
la luz del medio día
y las notas de un himno wagneriano.

Tu manto verde y de estrellas pleno


cubre la tierra firme, americana,
los siete mares,
las praderas del sur tan esplendente
y con la luz de tu mirada buena
en todos los altares
el dolor del indio… que te llama.

Guadalupe… mi madre celestial


y faz tan sorprendente
que en mi lecho de enfermo
es mi dulce visión hoy misteriosa
como el manto de yute
forjado desde el cielo

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Julio Serrano Castillejos

que al abrirse ante fray Juan


dejase ver las primorosas rosas
del Tepeyac cimero
cortadas por Juan Diego.

Te llevo desde niño en mi coraza


que cubre el entramado de mi alma
por saber desde entonces
de esa cualidad
que es nido de esperanza
y cumbre salvadora de una raza.

Mi Patria te venera… Guadalupe,


en sus torres, catedrales y en ermitas.

Señora, madre mía,


te busco en mis momentos de tristeza…
pero a decir verdad con tus bondades
eres la fe mía
la estrella de mi oriente
el canto reluciente de mi lira
la paz de mis dolores
y el manto que cobija mi alegría.

No puedo concebir la Patria mía


sin tu nombre transcrito en sus portales,
en sus ferias, sus naves, sus mujeres
y en la cruz que acompañe mi agonía.

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Las nostalgias del olvido

Duendes y lirios

Duendes y lirios tenía la fe suprema


de todos mis caminos
y supe atesorar en sus entornos
la cálida certeza
del heroico venero de mi esposa,
de mis hijos sus besos y sus mimos.

Y fueron esos duendes


el secreto de amor arrebatado,
la plena lucidez de mis urgencias…
el sol que desde lejos me deslumbra
alerta, alucinado
y luego me regala sus caricias.

Duendes y lirios, tal vez entusiasmado


tuvo el confín de mi pasado airoso
y supo consecuente
entregarse a la tenaz espera
del ramo de azahares sentencioso
por todos codiciado.

¿Cuántos duendes poblaron mis destinos


y cuantos lirios

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Julio Serrano Castillejos

sin sombra de sospecha


en la quietud suprema
abrieron lo profundo de la brecha
que invita a transitar en los caminos?

¿Cuántos lirios de verde enredadera


cayeron desprendidos
del pecho de mi amada
en la fuerte y blanca ventisquera
en años tan furtivos
de la nieve cansina de mi espera?

Y por eso sin duendes y sin lirios


estaría en el cenit y fatigado
con asombro, ultrajado y sin templanza…
como fuego sin luz, como delirio…
como sombra y tal vez amortajado
y como ave perdida y sin pasado.

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Las nostalgias del olvido

Romance en alfa

Está mi fiel caserío


enclavado en la cañada
junto al rincón de los gatos
y a una bonita montaña.
Tiene el calor ensartado
muy temprano en la mañana,
suspira flores de mayo
en cada linda ventana.
Es como el viento encendido
como luna que se apaga,
es la piragua del río
es como el fuego del alba.

Es de puertas de madera
en sus casas entejadas,
con pisos siempre muy frescos
y en los patios las zagalas.
En las cocinas los trastes
con fiambres y sus vituallas
y en el traspatio secando
cecinas y las hornadas.
Es de carretas añejas

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Julio Serrano Castillejos

que parecen desveladas


y sus secretos y voces
fingen lejanas campanas.

Es mi pueblo un almanaque
en su feria encapuchada
donde corren las pasiones
sin rasgar ni una baranda.
Los chismes son abalorio
que cuestan muy poca plata
y el honor del buen vecino
es aroma tamizada.

Mis amigos toman copas


con muy sabrosas botanas
y charlan entre canciones
a la luz de una fogata.
Hay solteros y casados
y algunos de buena crianza
pero por cierto ninguno
tirado a la vida ingrata.
Las mujeres de mi pueblo
de caderas siempre anchas
son graciosas y risueñas
y ninguna se ataranta
en las lides del casorio.
¿Conocer una quedada?

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Las nostalgias del olvido

Todas tienen ya marido


y prendido a su solapa.

Los hombres pueden tañer


con ardor una guitarra
y cuando toman el vino
saben por donde tocarla.
Sé bueno con tu mujer
dale razón y esperanza,
pues si piensas en la ajena
se eriza la propia cama.

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Julio Serrano Castillejos

Mi penar

Pero sufre mi penar


la vida siempre descrita
por endina, por maldita,
y porque es un muladar.
A las penas hay que dar
de patadas en la cola
y vivir cual caracola
encerrado en una concha
donde nunca se nos poncha
la vida, gozada sola.

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Las nostalgias del olvido

El buen doctor

Yo seré tu aliviador
le dijo el doc a la dama
que por tener buena fama
le decían el buen doctor
y la curó con rigor
sin meter ni las manos,
de las miasmas, de los granos,
de las anginas de pecho
y al llevarla a su barbecho
la curó de los fulanos.

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Sombra y dudas

Sombra y dudas tenía la fe suprema


del árbol más frondoso de la vida
y en toda su tristeza
con luz de mansedumbre
lloró la juventud los aurorales
del tiempo balbuciente que lo incita.

Sombra y dudas tenía mi corazón


en los umbrales
del golpe de la noche tan sombría
del verde de mis años
que a pasos tan callados ya corrían
a hundirse en los tiempos trashumantes.

Y fueron sombras suaves y distantes


como pluma de un ave
que se rompe fugaz en el oriente,
como claro de luna que se siente
perseguido y teñido por la noche
tan suave como guante.

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Las nostalgias del olvido

Y mis dudas surgieron de repente


y para siempre
en la cumbre viril de las pasiones,
en el jardín sonriente
de las damas vestidas de ilusiones
y en la lúdica orilla de la fuente.

Sombra y dudas sembré en altos sinos


del campo de un cansado caminante,
sin entregar mis tiempos a demonios
sin escuchar los trinos
del arrullo que canta la pradera
ni las dudas que pulen mis insomnios.

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Julio Serrano Castillejos

Yo supe bien

Yo supe bien medirle a mi pasado


las tristes y altas cumbres de mi historia
y pude arrebatarle así a la gloria
las gotas del placer
que lleva el corazón tan desbordado.

Y supe bien llenar mi desvarío


con la flor tan hermosa de la vida
surcando las corrientes hacia arriba
sin remos y sin velas
en un bullente y caudaloso río.

Y nunca yo bajé una mirada


ante el rojo crisol de las pasiones
cuando supe sembrar sin trilladores
la rústica semilla
que crece como lumbre arrebatada.

Saber las cosas hoy… requiere tiempo


y vivir el tiempo precisa historia,
pues el árbol se seca sin la noria
en la planicie cierta
y el hombre desvanece la memoria.

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Las nostalgias del olvido

Por eso al bien saber no hay que decirle


su destino ni cantos ni su risa,
cuajar nuestro pasado no precisa
nadar contra corriente
ni a la vida sus pasos desmedirle.

Yo supe bien al árbol incrustarle


las ramas del pesar tal vez vacío
y en nuevas fuentes del penar tan mío
verter mi vida ilesa
en el libre sendero de la tarde.

Y pude mitigar viejas pasiones


de mi casa dejada a la distancia
y respirar de nuevo la fragancia
del ritmo de la ciencia
en el lecho sagrado de inocencia.

Yo supe bien llorarle a mi pasado


los frutos florecientes de la infancia
y dándole a la vida la substancia
tal vez edificante
del campo del amor inexplorado.

Y supe bien surtir las madrugadas


del paso sentencioso de las horas
para luego pulir alma y auroras
en la luciente entraña
de las cumbres gentiles y sagradas.

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Julio Serrano Castillejos

Mundo y canto

Mundo y canto tenía en las madrugadas


la fiesta juvenil
del íntimo paisaje de mi pueblo
tan lleno de emociones
y en horas consagradas
fundiánse las almas y el ensueño.

Y el mundo que rodaba cuesta abajo


en las calles alegres, peregrinas
de luces y tejados
reveló las miradas impacientes
de castos corazones
en todas las esquinas
que van y vienen
y voces polvorientas
que suelen transitar en esta vida.

Y fue el canto también la voz primera


de un ave a la distancia
que engalana el aire
y el santo sortilegio de un poema
el reposado aroma de las rosas

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Las nostalgias del olvido

que huelen a teorema


y cubren cual bellas mariposas
las manos de mi amada, tan supremas.

Mundo y canto tenían las pulcras damas


de crinolina incierta
y mística realeza
y en la plaza rumbosos flamboyanes,
en relieve un mapa,
en el aire el aroma de los panes
y con gritos singulares
vendedoras de quesos y tamales.

Jamás olvidaré el mundo y canto


del pueblo que percibo
aún incorruptible,
rinconcito otrora casi santo
del reposo de esencias y contrastes
donde pudo florecer
mi joven corazón… en el encanto.

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Julio Serrano Castillejos

Evidentemente

Evidentemente, no todos los poemas


hablan de cisnes en los lagos y de
tórtolas dormidas ni de la deleitosa vida
de ninfas encantadas en el bosque.

Los hay de profundidad sin huella


casi como chancla de campesina
y así mismo de corte muy ingrato,
sin alternancias cristalinas e inclusive
como revés de tenista ya cansado.

Evidentemente, no todos los poemas


nos endosan aureolas y flores perfumadas
ni maitines en ventanas misteriosas
y voluptuosas vestales casi desnudas.

Los hay secos, como tos de minero


y pajizos como carreta de rancho viejo.
He escuchado poemas con sonido de
hoja de lata y otros como salidos del
cubo de un herrero matando garrapatas.

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Las nostalgias del olvido

Evidentemente, no todos los poemas


nos describen caléndulas doradas
y suspiros cautivos en la noche y aún
menos los nocturnos de suaves desvaríos.

He leído poemas con la sonoridad


de una puerta sin aceite en las bisagras
y otros, muy siglo veintiuno, audaces
como un toro de lidia a puerta gayola
donde se atormenta la lógica y no los
entiende ni la señora madre del autor.

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Julio Serrano Castillejos

Mi poema número quinientos

Escribir poemas no es asunto


de romper récords olímpicos
ni tarea encomendada a una
máquina de fabricar tornillos.
Ni yo mismo sé cómo llegué a
esta tormentosa cifra y no la
presumo pero la exhibo
como curioso resultado de mis
inclinaciones a galopar en las
crines del alfabeto castellano.

La poesía está presente en la


lluvia de los bosques y en
la palabra de Dios, en las ruinas
del amor y en sus bondades,
en el ánima del viento cuando
ondula el cabello de una mujer,
por ello es ilimitada y tan profunda
como el pensamiento febril y
jubiloso de su autor o el estado
onírico de sus cinco lectores.

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Las nostalgias del olvido

El poeta le puede cantar a las


altas montañas o sencillamente
a las cuatro ventanas desgastadas
de su casa, el asunto está en
saberlo hacer con suficiente
tiento, como cuando un ciego
va torciendo las esquinas
sirviéndose de su bastón,
pero sin caer y encontrando
siempre su camino o también
como cuando sale humo blanco
de la chimenea de la Capilla Sixtina,
o bien, cuando se abre la niebla
espesa y el capitán de la goleta
localiza sabiamente la ruta más
segura para llegar a puerto.

Mis poemas centenarios son de


prosa poética, sin el relieve de
las rimas consonantes ni las
asonantes y sin la musicalidad
de la métrica y la acentuación
acompasada, pero ensartados
como flores de mayo con el hilo
del sentimiento natural y sin
el proyecto de la gran elocuencia
de las palabras ricas y sonoras.

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Julio Serrano Castillejos

Se puede escribir sin obstinaciones


perfumadas y prescindiendo
de las arboledas otoñales y los
arreboles amarillos de la tarde.

Sea este mi poema quinientos


para los limpiadores de parabrisas,
para las cocineras de las fondas
mexicanas en donde comí mole de
olla, para los niños sin sonrisa y las
madres abandonadas, los perros sin
dueño y un poco también para los
carpinteros que con sus proverbiales
informalidades me dejaron colgado
de la brocha y desde luego para
los que un día, lejano, lavarán
mi tumba y la de mi amada.

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Las nostalgias del olvido

Le puse corazón…

Le puse corazón a la substancia


con un poco de amor a la inocencia
surtiendo suavemente la fragancia
en el recodo oscuro de la ciencia
sin medir de las notas la distancia
y así caí rendido de inconsciencia.

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Julio Serrano Castillejos

Luna y cielo

Luna y cielo tenía mi angosta calle


del tiempo riguroso del pasado
y en ese caminar acompasado
de un nuevo amanecer
deduje las penumbras de mi valle.

De un valle caluroso y emotivo


de hermosos flamboyanes caprichosos
y muy serenos sauces sentenciosos
de desmayadas hojas
y nimbado verdor muy fugitivo.

Luna y cielo tenían las mil riveras


en sus noches bañadas de ilusiones
y a manera de sexis emociones
las lindas hembras
cimbraban en los aires sus caderas.

Y cuanta nitidez de aquel soñado


ayer, que ilusionó tantos antojos,
dejando para mí suaves manojos
del brillo de la luna
y un toque señorial sofisticado.

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Las nostalgias del olvido

Qué suave luna y qué limpio cielo,


como si fuesen hoy mi fe rendida
y un requiebro de amor, de dulce vida,
la nota del silencio
y de la castidad… el limpio velo.

La luna hoy será mi buena amiga


y el cielo brillará en amplios lagos,
el paso de los años, mis testigos,
el tiempo de mi sueño
una celeste luz que me bendiga.

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Julio Serrano Castillejos

Los vaivenes del olvido

Quisiera siempre olvidar


las afrentas recibidas,
las lozas que carga el tiempo
y los tumbos de la vida.
Olvidar el gris del cielo,
los deslices y porfías,
el ultraje de las sombras
y también las agonías.

Quisiera siempre olvidar


sin perder la simetría
de las quejas de un amigo
que se añejan en el día.
Olvidar serenamente
las congojas y la inquina,
al mendrugo de los odios
y a las sucias monarquías.

Y así de tanto olvidar


será mi ensueño la vida,
las delicias de la tarde
sin temor, sin avaricia.

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Las nostalgias del olvido

Brillará resplandeciente
una paz limpia y divina,
el oriente de mis mares
y el placer de la hidalguía.

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Julio Serrano Castillejos

El derecho y la responsabilidad

Es de muy buena heredad


caminar de trecho en trecho
con la frente siempre en alto,
respetar el buen derecho
sin dolor, sin sobresalto
y aunque suene a cosa rara
caminar siempre en puntillas
con pericia y sin maldad
y llegar a las orillas
de lo justo, los bien hecho,
adquirir en el barbecho:
la responsabilidad.

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Las nostalgias del olvido

Aniversario

Elegía a mi madre.
En los cien años de su nacimiento

En un septiembre en día catorce


nació mi madre… niña tuxtleca
y fue su orgullo ser chiapaneca
y siempre buena, todo su goce.

¿Por qué a mi madre mujer hermosa


siendo tan buena, noble y serena
diole la vida suerte con pena,
luego en mal tiempo una baldosa?

Qué bella dama me trajo al mundo


en un agosto con sus quejidos
y fueron luego muy bien zurcidos
los tiempos calmos de un mar profundo.

Siempre arrullome con tibios besos


y fue mi sueño tan deleitoso
como sus voces, su ser precioso
cuando me daba sus embelesos.

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Julio Serrano Castillejos

Sus lindos ojos verde esmeralda,


sus labios suaves rojo encendido…
eran sus voces aire florido,
sus blancas manos una guirnalda.

Era su cara de un ser augusto


cuando vaciaba sus emociones
y tuvo en Lara con sus canciones
un repertorio siempre a su gusto.

Sus seis retoños vivimos lejos


de nuestra madre linda y querida
pues siendo niños nos dio la vida
momentos tristes y circunflejos.

Era su casa siempre un nidito


con pequeñeces de mobiliario
y recibía contenta a diario
cualquier sonrisa o pan bendito.

Fue vela de amor, luz encendida,


discreta amiga en el quebranto,
madre piadosa y sin espanto
oyó los truenos sin ser vencida.

Y su sonrisa tan primorosa


como un perfume de primavera

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Las nostalgias del olvido

que sin dolores y sin espera


parece una fragante rosa.

Hoy lamentamos ya su partida


y le lloramos muy dulcemente
cuando sabemos, sí… sabiamente
que no se cura sola la herida.

Y en su recuerdo con todo encanto


hoy le pedimos a Dios eterno
guarde en su Cielo a ser tan tierno
y la proteja con albo manto.

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Julio Serrano Castillejos

Circo y risas

Circo y risas tenía mi casta infancia


en el tiempo divino del encanto
y pude transitar
en las luces prendidas a distancia
con payasos, leones y entre tanto
el húmedo aserrín
mitigaba los gritos de mi espanto.

Y era el circo pasión de mi hermetismo,


en la nueva y festiva primavera
de fuertes emociones
donde pudo fugaz malabarismo
sin sorna atemperar toda mi espera
al entrar en la carpa
a mirar absorto el histrionismo.

Arriba, en presencias fugitivas


quedaron para siempre
grabados en la historia y pergaminos
los vuelos de tramoya
en arneses que surcaron sus destinos
y siempre en soledad
del circo las delicias sensitivas.

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Las nostalgias del olvido

Veneros del dolor


en tónica prestancia los payasos
prendieron de sus cuitas la belleza
y daban con amor a cada paso
en rápida presteza
el toque de la risa
y el dulce desamor a la tristeza.

Circo y risas tenía cada trasunto


entre el toque alegre de la orquesta
y en la pista redonda
los monos y las cebras
brindaban con cabriolas a la fiesta
la prueba consabida de la doma.

Leones, dromedarios, bailarinas,


saltimbanquis, payasos y varones
en sabia soledad
de aquellas emociones
le dicen al circo adiós
en luto y probidad
de la historia circense que culmina.

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Julio Serrano Castillejos

El domo de la Catedral de Florencia

De aquella catedral al alto domo


Brunelleschi le dio siempre severo
la heroica solución, serio y austero:
señalando el fin y luego el cómo.

Cuando el genio cerró el alto lomo


de augusta catedral un día cimero
abriole el arquitecto un sendero
a la profundidad del sapiens homo.

Aquella solución, audaz, heroica


que borró de la iglesia la penumbra
a las reglas modernas hoy las mueve.

Es historia sutil, limpia y estoica


que con doradas luces nos alumbra
y al mundo de las formas lo conmueve.

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Las nostalgias del olvido

Pablo Picasso

De un lado de la cara pintoles ambos ojos


y orejas triangulares y bocas al ocaso.

Y fue sabor de rosa su línea fresca y pura


de estilos bien ceñidos y tonos obstinados.

Con suave colorido narices casi rotas,


las manos muy crispadas… las formas de Picasso.

Pintó la cruel Guernica, desnudos y hojas verdes,


muchacho con su pipa y azules arlequines.

Plasmó al viejo circo, al bueno del Quijote,


las líneas más dolientes y el toque de su trazo.

Con gran destreza diole las formas al cubismo


en planos clasicistas de aquella nueva etapa.

Y fue de fiel pupila su claro expresionismo


en curvas y en elipses candentes como llamas.

En fuertes dimensiones de todos sus procesos


puliendo los ambientes mundanos de una flama.

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Julio Serrano Castillejos

Nunca yo bajé

Y nunca yo bajé una mirada


ante el rojo crisol de las pasiones
a nombre de sutiles emociones
en la ruta del sol y de la nada.

En ese sol viví apasionada


y tranquila verdad entre pendones,
el árbol de la vida y ciertos dones
que alumbran con su luz una jornada.

Y entre hadas, crisoles y verdades


le dije adiós al río proceloso
de vehemencias y urgentes vanidades.

Y pude distinguir el caudaloso


y sangrante crespón de soledades
en el paisaje núbil, quejumbroso.

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Las nostalgias del olvido

Los tiempos de la vida

Yo sé a quien querer a quien uncirme


en las cuerdas sonoras de la vida
y al soplo de los vientos bien medirle
la caída de las hojas
y encender mis mil congojas
al brillo de la tarde adormecida.

Sabré además sentarme en la penumbra


a ver pasar el hilo de la vida
y en el sopor creciente
de las noches llorosas y abismales
acudiré a la fuente
donde pulen los limpios talismanes.

Sabré también llenar las albas copas,


el muro de graciosas primaveras,
la nave que se hunde
con lágrimas santas y primeras
que iluminan el crisol cuando se funde
la arena con la ardiente tolvanera.

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Julio Serrano Castillejos

Sabré hundir mis naves borrascosas


si me llevan a puertos de vehemencia,
batir así las alas
al volar seduciendo las montañas
donde yacen las sombras,
los altares y el orden de las cosas.

Podré acomodar mis soledades


en el cáliz amable de los tiempos
partir hacia la nada
sin dolor, sin tristezas ni lamentos
y entre notas sentidas, funerales,
si, llevarme esa luz de tu mirada.

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Las nostalgias del olvido

Capa y flores

Capa y flores tenía aquel torero


cuajando su faena
y el toro lo miraba ensimismado
pisar candente arena.

La plaza trepidaba de emociones


y el tipo caminaba
cruzando los talones,
irreverente con pasión desnuda
y en su limpio percal
cosida su figura.

Oro y plata tenía la simetría


de la fiesta pintada de escarlata.

Sentada en los tendidos


sonriente multitud de mil miradas
y en el portal de ardiente algarabía
los toques del clarín
y los timbales finos
poblaban el bullicio irreverente
de todos los letrados
y de la simple gente.

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Julio Serrano Castillejos

¿Y cómo administrar tanto peligro


de topes y cornadas?
La multitud de suyo emancipada
miraba con desdén
los gestos naturales de la lidia
y cerca de la suerte
rugía ante el hilar de nuevo drama
y el fino molinete
era el cedazo
y un nuevo caminar hacia la muerte.

Y luego las navarras circulares,


serpentinas, gaoneras,
la larga cordobesa
y puesta la emoción en los tendidos
sin perderle movimientos a la faena.

Caballos bien vendados de los ojos


con un jinete y pica
acosaban al toro
y herían sus carnes
para sangrarlas con crespones rojos.

Después de banderillas
crispábanse los ánimos del foro.

La muleta, franela de alborada


zurcía los placeres de la plebe

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Las nostalgias del olvido

y palmo a palmo el toro


metía la cabeza
con singular fiereza
en el trapo rojo sin desdoro.

Capa y flores tenía también la suerte


del toro y sus fatigas
y a media luz las coplas
con toques andaluces
brindaban por su muerte.

Cuanto decoro
en la fiera que herida ya se entrega
doblando la cabeza
y arriba el amplio foro
con cálida emoción aplaude el drama
y ve morir al toro.

53
Julio Serrano Castillejos

Un canto en la pradera

Labrad la tierra,
poned el hacha al servicio de la ciencia,
caiga la espiga como espada inerte
y fluya por el río
de sus peñas el colosal torrente.

Poned las horas y la señera fuente


a la orilla de la playa tamizada
y cante luego el horizonte
su canción desesperada
como aviso inconsútil de tu suerte.

Romped, señores labradores


el surco de la tierra y sus contornos
para saciar el hambre de los siglos,
poned el pan en los pulidos hornos
y el corazón en el nido de los mirlos.

Soñad con nuevos mundos


donde surjan abrazos señoriales,
bebed el agua santa
en la corriente azul, arrebatada
de los claros y limpios manantiales.

54
Las nostalgias del olvido

Dadle de comer al niño hambriento,


tu apoyo a los senderos
y siempre de beber a un sediento
y asiste a los llorados funerales
a encender los humeantes pebeteros.

Romped las injusticias


con razones y siempre con mesura,
buscad en los caminos
de la vida sus múltiples delicias
y del amor vehemencia y cuadratura.

55
Julio Serrano Castillejos

El héroe

¿Dónde habita la colosal figura


del héroe celestial y transparente?
La Patria con mesura se sorprende
al verla refulgir en la llanura.

Se maquilla en la guerra ambivalente


su rostro que en el polvo se desgaja
y el loco frenesí de la metralla
lo lleva placentero en amplia frente.

Va su mirada al enemigo cierto


que osa hollar su bandera ensangrentada
va en el pecho la razón doliente
y en las manos la espada de su reto.

Es el cielo de México su casa,


cada granja su mágico aposento,
al pobre y desvalido siempre abraza,
será la devoción su sacro intento.

Fustiga a los malvados enemigos


de su estirpe y tiene de su raza

56
Las nostalgias del olvido

muchas virtudes de los tiempos idos


y de su sangre ámbar y templanza.

Es el héroe audaz y muy querido,


resumen de la fe, de la esperanza,
caridad de mi México dormido…
camino de dolor y de añoranza.

57
Julio Serrano Castillejos

Vida y sueños

Vida y sueños tenía mi fe piadosa


en la noble vanguardia de las horas
vividas con secuela
ardiente y tan gloriosa
como el santo surgido de una hoguera.

Y en ese caminar tal vez tardío


de vientos reprimidos,
de oleajes, maremotos…
y susurros sin lenguaje
cayeron de las tardes los gemidos.

Vida y sueños tenía el sitial umbrío


de las nuevas y blancas emociones,
señeras, tan eternas,
y en el salto remoto de las olas
bañábase también
la lividez sin mancha de tus lirios.

Y en ese mi soñar tan peregrino


de albas caracolas
pude ver la faz

58
Las nostalgias del olvido

de tu mundo marfilino,
el tiempo prodigioso de quimeras
y el brillo carmesí de una amapola.

Vida y sueños tenía la fe encendida


del tiempo de elevadas primaveras
de frutos tan profanos.
Y nunca los pesares de la vida
fundieron el crisol de tu mejilla
ni el tiesto tan hermoso de tus manos…

59
Julio Serrano Castillejos

La veda

Está vedado mi bien hoy comprenderte


sin besar tus ojos
sin sentir tus manos
en la frente mía
ni las escorias del jardín amargo,
por ello no respondo de mis males
ni siento los temores del letargo.

Navegaré sin remos ni deslices


en tu remanso
y luego sin banderas
en la mar de penas del destino
dejando que floten como cisnes
mis sueños que duermen en el lago.

Llorar, bailar, reír y sin embargo


vivir sin arrebatos,
filtrar el sol en la llanura opaca
y en los vaivenes de la vida un trago
tomado en el sopor
de una gota o tal vez de un golpe amargo.

60
Las nostalgias del olvido

Me está vedado navegar tu puerto…


ver la torre de tu faro,
besar el viento helado de tus ojos,
caminar las calles de tu entorno pueblerino,
sentir las olas de tu mar, tal vez incierto
como un arcano
y pisar la tierra de tu huerto.

61
Julio Serrano Castillejos

Vientre y vida

Vientre y vida tenía el vergel sombrío


del parto prodigioso de la noche
y en esa soledad
del paso patriarcal y misterioso,
el lago iluminó con su derroche
el sino de la tundra tan umbrío.

El vientre virginal en su regazo


como doncella verde
ayer bañó la selva
y en su espacioso abrazo
fue tela que a lo lejos ya se pierde
y marco de los trazos de un cedazo.

Y fue la vida, ángel y demonio


de graves maleficios y pesquisas,
el tren de la partida,
sitial, o bien principio e itinerario
de quimeras ardientes y sumisas
y la puerta de entrada y de salida.

62
Las nostalgias del olvido

Vientre y vida tenía aquel concierto


de los llantos, palmadas y las prisas
y en la verdad ardiente
del acoso del parto prodigioso
brotaron en mi huerto
las notas sentenciosas de tus risas.

De tus risas jugosas como frutas


que inundan mis espacios desolados,
del signo de tu mano,
del soplo bendecido y transparente
de tu corpiño
que brilla tembloroso en la penumbra.

63
Julio Serrano Castillejos

El tejedor de ilusiones

Teje tus luces y tus brumas buenas


y el encendido crisol de una mirada,
teje la faz y la visión del sueño
y el fruto prodigioso de la nada.

¡Si…!, con tus sienes tejerás tu enero


la manta sentenciosa de virtudes,
el campo más azul de tus veneros,
las cuerdas religiosas de laudes.

Si con tus manos tejieras telarañas


pudieras también soñar mil ilusiones
y luego navegar en las mañanas
al mundo sideral de otras regiones.

Teje la nota fiel de tus manjares


el casto palpitar de mil sonrisas,
olvida tus temores, tus pesares
y teje tus verdades, ya sin prisas.

64
Las nostalgias del olvido

Romance de la culpa

Es culpable el asesino
y tal vez el agua mala
y tiene muy feo destino
el que fustiga sin vara.

Culpable son desde luego


las más ilustres amarras,
los secretos en el fuego
y de maldades las ganas.

Donde hay bondades no hay culpa


ni pasiones sin canana,
que “no me carguen el muerto”
dijo una dulce gitana.

No culpo al sol ni a la luna


de tener distinta cara,
uno destila derroche
la otra se viste de gala.

65
Julio Serrano Castillejos

No es culpable el forajido
cuando carga mil cananas
ni es culpable el llanto puro
cuando de amores se ufana.

No pido disculpa ni paz


al despuntar la mañana
pues el sol y el horizonte
no necesitan palabras.

No tiene sombra el culpable


si le duelen sus antojos
ni la herida mal sabida
de una vida muy amarga.

Me disculpa el suave viento


y la sonrisa me inflama,
es la culpa ardiente intento
y la disculpa soflama.

Es culpa versallesca
propia del rico y canalla
y la culpa de los pobres
mancha llevada en el alma.

66
Las nostalgias del olvido

Qué…

¿Qué estoy pidiendo,


la heredad del campo y sus palmeras
la fuente de la vida…
las piedras más pulidas del camino,
del mar ardientes sus arenas,
miradas muy sonrientes
los tumbos boca arriba
y luces del camino
o el murmullo sediento de las olas?

¿Y qué puedo pedirle a mi agonía


cuando con sed me muero
en la ilusión del tiempo
o en la visión temprana de quererte,
qué voz esconde mi garganta
si pido la luz de la alegría
y luego tú me das pasión urgente?

No es un tesoro lo que exijo


ni la rica vastedad de tu momento,
mi diosa, mi odalisca,
ni siquiera el brebaje de unos besos,

67
Julio Serrano Castillejos

pero sé de siempre lo que quiero:


me conformo con la cumbre de tus manos,
la faz de tu sonrisa
y con un trozo de piedad y olvido.

68
Las nostalgias del olvido

Mini romance

Se me acabaron las ganas


de escribir versos endinos
describiendo caracolas
y mis momentos tan muinos.
Voy a ensartar en la tarde
los puñales del destino
y en tus ojos de obsidiana
las señales del camino.

69
Julio Serrano Castillejos

Para morir cantando

No le canto al deshonor
ni a los amores temidos
pero si a aquellos nidos
donde florece el amor.
Es mi voz de ruiseñor,
de poeta diligente
que gusta bien a la gente
por su palabra florida
para ponerle a la vida
la cara siempre sonriente.

Canto también a las flores


de las lagunas doradas
a las mujeres amadas
y a los honrados señores.
Voy cantando mis honores
a la Patria amada mía,
a la mujer que sonría
al portal de sus amores
donde pongan lindas flores
sin desdoro ni porfía.

70
Las nostalgias del olvido

Si he de morir cantando
como cisne vagabundo
sea mi voz en este mundo
lo que doy y vengo dando.
He de irme suspirando
por dejar mi tierra hermosa
y a la más querida moza
le diré con mis canciones
que le dio sus emociones
a un corazón… que retoza.

71
Julio Serrano Castillejos

Plata y oro

Plata y oro tenía la idolatría


del tiempo más sonriente del pasado
y en ese caminar
tomado de la mano
de la mas linda moza mexicana
prendí el farol que siempre iluminado
llevara mi horizonte
de luz y amor zurcido a mi retina.

Cuántas palabras dichas en el día,


cuántas caricias desplegadas en la noche
sin raptos, sin urgencias
y un fruto de miel en la hojarasca
y una sonrisa azul en la ventisca.

No pude preguntarle a la distancia


las cosas tan absurdas de la vida
ni llorarle al árbol deshojado
los ratos tan gloriosos que he palpado.

Plata y oro tenía mi pensamiento


y el vientre de mi musa,

72
Las nostalgias del olvido

la entraña de las sombras, su momento,


el agua que en los mares se desgaja
y el libre palpitar del sentimiento.

Y en esa vastedad tan repentina


de mil bosques y estepas florecientes
trazaron sus urgencias
los besos de mi amada
y de su boca roja, edificante
la carcajada audaz y cantarina.

Y en ese palpitar de plata añosa


quemé mis naves y también mis prisas
y en una breve redondez de esferas
bebí el néctar de tan linda moza.

Cuantas Pascuas floridas


en mis abriles
y frutas desgranadas en diciembre,
las sombras cubrirán tanta alegría
del tiempo y este amor que yo valoro.

¡Sí…!, abandonaré el amplio foro


que el tiempo con pasión hoy me regala,
los años que perfuman mis vergeles,
las rosas, la esperanza, las quimeras
y lejos del olvido y entre mieles
mi esposa tan radiante como el oro.

73
Julio Serrano Castillejos

Santo y seña

Santo y seña tenía la Patria mía


en sus formas dolientes de sirena
y cual madre buena
me acunó de niño
en la fiesta tumultuosa de sus mieles
y en rondas y verbenas
diome el manto tan lloroso de los sauces
y el sol de su rivera.

Su fuego tan eterno


del horno de sus panes
salido de las cuevas patriarcales
pintó el otoño incierto,
las selvas tan rumbosas del sureste,
las aguas de los ríos y de sus mares,
las dunas del desierto
y así también las viejas soledades.

Santo y seña tenía en la porfía


de sus inciertos,
la huella trepidante del pasado,
las flores de sus huertos
y el mar efervescente de sus costas

74
Las nostalgias del olvido

y en ese palpitar de tantas cosas


era la Patria mía
paciente territorio mutilado.

Y pude comprender su colorido


al grado más porfiado de la suerte
en cada nido
de esa Patria ayer tan vapuleada,
sus regiones, sus marchas y sus sinos,
nuestro terruño herido,
el toque tan marcial de sus vanguardias
y el salto majestuoso de la muerte.

Como fruta sutil que se desgaja


sus múltiples provincias nos regalan
el son de sus quereres,
folklóricos rincones
con la risa radiante de mujeres
y las aguas tan tibias de sus playas,
las noches placenteras
y ferias con rugido de sonaja.

Es México, edén de los placeres


y el sutil paraíso campirano
de la luna, del sol y de los dones,
es lucha en los vaivenes

75
Julio Serrano Castillejos

el sino tan altivo de pendones,


de la guerra civil que de la suerte
altera el tiempo
y rasga en la guitarra sus canciones.

76
Las nostalgias del olvido

No soy un jinete

No soy un jinete mundano


ni el soporte del cielo en la tierra,
pues con las cuestas me enciendo en el llano
y con el sol se arrebata mi vida y mi suerte.

Cabalgo en el monte y en vano


me subo al copete que encierra
las nieves del Kilimanjaro,
las cruces del tiempo y el campo
y las sombras de una palmera.

Me clavo en el drama, en la espuma


como forma que busca la vida
y dibujo en los sueños la bruma,
en las naves su esencia
y siempre con casta paciencia
el relieve de llamas que prontas me escudan.

No soy un jinete de Oriente


ni cabalgo montado en un asno,
yo cabalgo en las fosas del llanto,
en los aires del tiempo mundano

77
Julio Serrano Castillejos

pues me gusta medirle a la suerte


las primicias del tiempo y a la vida
las delicias del paso de un tango.

78
Las nostalgias del olvido

La vida cotidiana

En la versátil vida cotidiana


de mi alma jamás acongojada
gozo el tiempo,
sentado en mi terraza
con sus jaulas de aves cantadoras,
su mecedora inquieta…
las flores tan lozanas
y el paso cadencioso de las horas.

Y mi gata me mira apasionada


con ojos verdes
su felina boca
sus orejas en punta
y sus bigotes grises.

El árbol de limones me depara


su sombra y sus aromas
mientras una avispa feroz
al mover mi mano
con su agudo aguijón ya me amenaza.

79
Julio Serrano Castillejos

Se cuela entre las hojas


el aire y la distancia
que huele a yerba perfumada,
el brillo del sol con sus matices
borda en la fuente
siempre cantarina
sombras veloces y también
el vuelo de las tórtolas
con sus hermosas alas
y la caída de las hojas
hacia el suelo circunspecto.

Hoy me gusta la vida cotidiana


del patio de mi casa
y de sus tejas rojas,
del fugitivo canto
del lindo chiturí que luego anuncia
las notas del edén perdido.

No puedo concebir tanta alegría


por estas mis simplezas,
sin congojas, sin golpes, sin durezas
y sin tropiezos tan absurdos de la vida.

80
Las nostalgias del olvido

Soneto mortal

Sufrí mi suerte, sí como un poseso


perdido en su dolor hoy delirante
y supe eclosionar el suave beso
en mi fugaz amor, itinerante.

Y el beso que te diera ese poseso


hoy pudo traspasar tu blanco guante
sin tu mano manchar ni ser por eso
el sueño tan fugaz de aquel instante.

Y en esa forma de poder besarte


con ansiedad mortal en mi batalla
rindiose el corazón a tanta suerte.

El cielo deslumbrose por amarte


mientras mi boca la ansiedad ya calla
y el soneto se muere por desearte.

81
Julio Serrano Castillejos

Mar y tierra

Mar y tierra tenía la bella España


al sur de Europa
en la noble realeza de mis sueños
y en cada soplo
la íntima belleza
del néctar desafiante de una copa.

Y en esa mi visión que bien galopa


en los montes verdosos de La Mancha
seguí a cada paso
a las aves del Quijote
y en la Sierra Nevada la avalancha.

Señor, cuanta ricura


en la noble y bella Andalucía
con olivos formados a destajo
y en cada pueblo
el arte modelado en su estructura.

Las campanas al vuelo y su badajo


nos inducen a ver sus catedrales,
sus altos minaretes

82
Las nostalgias del olvido

clavados en la tarde
y del mundo los viejos manantiales.

El Guadalquivir
es en Andújar, Córdoba y Sevilla
serpentina plateada
y en cada villa
de la noble España
un ansia inconmensurable por la vida.

Ronda me cautivó
con su plaza de toros tan bien hecha
y su calle principal
cual honda brecha
me estrujó al sentir
de cerca mi partida.

¿Y qué decir de la Sevilla hermosa


con sus mujeres de peineta larga
donde los ojos de una linda moza
son la quintaesencia de la Giralda?

Marbella es moderna y andaluza,


como casa de amplios ventanales
y su sol cautivador
ensarta en sus vitrales
las rosas y algunas buganvilias
tan puestas y tan reales.

83
Julio Serrano Castillejos

Granada, con su Alhambra,


gitana y cadenciosa
nacida siempre al sol
sin lobregueces
mirando el horizonte es joya majestuosa
peinando en sus cipreses la luz del Sacro Monte
y aquel pasado airoso de moros y cristianos.

Y luego así nos vamos


con la noble realeza de los sueños
contentos y gozosos
de tierra tan grandiosa.

84
Las nostalgias del olvido

La galana España

Zambra y grana tenía el Mediterráneo


en la añorada España
en sus coplas de linda galanura,
feliz, sin atadura,
con olivos tan verdes de su entraña
y en sus fiestas los dones del juergueo.

Pudiera propiciar en cada calle


el son de castañuela,
los cuernos encendidos de la luna
o su blanca espuma
y los brillos de linda lentejuela
en el tiempo febril y en todo valle.

Guitarra, acordeón y pandereta


los tengo en la memoria
en las villas y en pardos callejones
y lindas emociones
en las hechuras de cimbreante gloria
al florecer las letras del poeta.

85
Julio Serrano Castillejos

Así es España
moruna, indomable,
con hechuras de cincel y de torero
y en carrusel cimero
es raza redentora e impecable.
es alfanje, por fuera y en su entraña .

86
Las nostalgias del olvido

La mansedumbre

Selva y juncos tenía mi mansedumbre


en el claro camino de mi tiempo
y luego peñascales
forrando las salidas del sendero.

En esa vastedad que me avasalla


tan cubierta de yerbas y breñales
fui centinela
de delicias, virtudes y terrores
y de besos y abrazos fraternales.

Y cuánta soledad sentí sin miedo


en el camino oscuro, sin señales,
en el remoto valle,
en la sombra hiriente
y en los temibles ocios funerales.

Y la selva me atrajo con sus grillos,


sus cafetos y dulces soledades
y en ese caminar
de mansedumbre
del tiempo que respira lo imposible

87
Julio Serrano Castillejos

corrí por los pasillos


de llanuras y amplios rastrojales.

Y hoy me quedan nada más los juncos,


el cierzo de mis canas,
el brillo de la lumbre,
de la selva sus vastos litorales
y por supuesto
el ansia loca
de arrojar al mar
el recuerdo de aquella mansedumbre.

88
Las nostalgias del olvido

De tanto… en tanto

De tanto reír y de llorar tanto


atormenté las penas de mi cuerpo
y pude ayer decir el suave canto
en mares procelosos y el desierto.

De tanto verte y de amarte tanto


mi nave la conduje hacia tu puerto
y pude navegar… así sin llanto
en arrecifes y en el mar abierto.

Y luego pude mitigar mi llanto


en la paja perdida en la maleza
y nadie socorrió tanta tristeza
al ver manchado mi sagrado manto.

Y en ese caminar, me duele tanto


el corazón, los pies y la cabeza
como el rosario que la Virgen reza
con su responso adolorido y santo.

89
Julio Serrano Castillejos

Macarena

Le escribí a Macarena
unos versos en el mar
y grabados en la arena
hoy me hicieron suspirar
por la huella tan profunda
que en mi ser lleva ya impresa
su mirada que me inunda
y su boca que está inmersa
en mi alma de alegría
que ilumina con sus ojos
mis anhelos, mis antojos
y además un nuevo día.

90
Las nostalgias del olvido

Entre las rocas

Quisiera paladear entre las rocas


tus labios encendidos como el fuego,
tus párpados dormidos
los senderos fatales de la tarde
la gruta más oscura y desolada
y el enigma sedoso de tu pelo.

Quisiera entre las rocas yo decirte


con voz alucinada
el polvoriento verbo que me excita
al ver tus ojos grandes, peregrinos,
tu paso en la vereda
de mis sueños de anhelo tan divino.

Quisiera entre las rocas inmolarme


en desazón suprema
y caer extenuado ante tus plantas.
Sea el último suspiro de mi vida
razón para adorarte y
la letra pertinaz de mi poema.

91
Julio Serrano Castillejos

Quisiera cortejarte tras las rocas


y entre los peces
y tú como sirena
sondear la eternidad con tu corona
de besos encendidos y con mieles
endulzar el letargo de mis horas.

92
Las nostalgias del olvido

Yerba y gloria

Yerba y gloria tenía la huella santa


del vetusto camino de mis pasos
y en ese transitar
del bosquejo vencido de mi historia
rocé la sobriedad
y el sendero más viejo del ocaso.

Yerba y gloria tenía el divino canto


de cada nota del profundo trazo
y un hondo sentimiento
del rayo más sonoro de mi vida
fundí a la verdad
la lágrima furtiva de un cedazo.

La yerba crece hoy desparramada


en una tierra de humedal incierto
y en un… mi vendaval
la gloria, escuda con su grave acento
las piedras del camino
y mi dicha tal vez acrisolada.

93
Julio Serrano Castillejos

De nueva historia, sí,


como flama de hogueras fantasmales
y puerta incierta
y como historia que además se cierra
hoy bebo el sumo
de los siglos y los tiempos abismales.

Hoy no crece la yerba ni la gloria


en los años que lloran de vehemencia
hago hoy, con mis pasos el diorama
ungido como espejo
y ardiendo como llama
me escindo ante el rubor de este mi drama.

94
Las nostalgias del olvido

Las nostalgias del olvido

Hoy bebí las nostalgias del olvido


en la cumbre despoblada
el néctar de los años
las cosas que he aprendido,
las grescas más inciertas del camino
la chispa de un hechizo
y el espanto de antiguos desengaños.

Ya son nostalgias del amor gozado


mis nocturnos del armario
y las risas del pasado,
las peñas y borrascas de la aurora
las señas de tu mano
los roces de tu abrazo
y un ósculo inmortal e imaginado.

Olvidar es la gota del camino


bebida trago a trago
innoble intento de partir sin hora,
en la montaña…
en las cruces más altas del destino
y un blanco crespón
como sello de triunfos y derrotas.

95
Julio Serrano Castillejos

Hoy bebí las nostalgias del olvido


la sangre derramada de mi historia
y el corazón dormido,
los trazos singulares de mi suerte
y siempre lo vivido
y también la dulzura de la gloria,
los cedazos del tiempo omnipotente.

96
Las nostalgias del olvido

Duende y drama

Duende y drama tenía el breviario azul


del último confín de mis dilemas
y supe caminar
dejando atrás las huellas
del tiempo tempestuoso de mis penas.

En mi cielo llovieron soledades,


urgencias sin bandera
y el resplandor de soles y de estrellas
y en mi nuevo jardín la enredadera
desgajada de dulces y bondades.

Duende y drama tenía mi fe profana


de joven que se escinde en la pobreza
y así las cosas
llevando como escudo la tristeza
mis cuitas las rendí en la mañana.

Mis duendes me llevaron de la mano


a recorrer el bosque y la pradera,
las altas cordilleras…
el sueño del olvido más siniestro
y aquel soplo tan cálido y humano.

97
Julio Serrano Castillejos

Y hoy vivo sin dramas y sin duendes


la tira más azul de mi dilema
y sacudiendo asombros
de mi sudada frente
hoy le rezo a mi Virgen: ¡Macarena…!

98
Las nostalgias del olvido

Un regalo del Niño Dios

Me trajo el Niño Dios a Macarena


un diciembre feliz de suave canto
y pudo serenar con gran encanto
mi aleve corazón, mi niña buena.

De amor encantador fue la faena


de esta mi nena, ángel puro y santo
pues lleva en su mirada el limpio manto
de la Virgen llamada Macarena.

La quiero con amor y honda firmeza


a esta mi nieta, árbol de alegría
que vino a darme hoy nueva frescura.

Mi dicha nace cuando el sol empieza


en ese cuerpecito un nuevo día
de un lindo amanecer y gran dulzura.

99
Julio Serrano Castillejos

Un farol andaluz

Un farol muy andaluz


y una nena sevillana
dos requiebros de unos ojos
y una tristeza temprana.
Calles van y calles vienen
en los pasos que desgrana
el trasplante tan ardiente
que en tu puerta huele a flama.
Y un perro ladra a lo lejos
como toque de una diana
y la luna como espejo
en las calles empinadas.
Ese farol hoy destella
de las noches bien la calma,
los huertos de los olivos
y las sombras de mi alma.
En las cumbres del olvido
el farol nunca se apaga
e ilumina siempre el nido
de mi tierra de oro y plata.

100
Las nostalgias del olvido

Arte y crisis

Arte y crisis tenía el viento urgente


de mis años de suave tolvanera
y en ese caminar
pausado como el tiempo
llegué feliz corriendo a la rivera
con urgencia audaz, irreverente.

Es arte caminar pausadamente


y a cada paso darle un ritmo fino,
con suavidad, sin freno,
jamás desmantelado…
siempre saber… seguir nuestro destino
con mesura de caballero andante.

Y en una crisis, de cualquier instante,


donde nada seduce los sentidos
y van errantes
como hoja al viento
los dolores y a veces los gemidos
será de seda el ardoroso guante.

101
Julio Serrano Castillejos

Arte y crisis tenía mi sol menguante


en lo profundo de los años idos
y al toque de la espera
de un profundo invierno
perdiéronse entonces los quejidos
y el eco de hundido navegante.

Pero el arte será mi fiel bandera,


con letras un pendón enarbolado
en lírica pasión
en mil poemas
la justa posesión de mi pasado…
los tiempos del amor, mi fiel espera.

102
Las nostalgias del olvido

España transparente

Llegué tal vez fugaz y transparente


al sitio más tranquilo de la tarde
como un fantasma
y pude caminar serenamente
en el bosque mudéjar, de un momento
que en la espigada Alhambra
esfúmase en el viento con donaire.

Y pude ver el cielo de Granada


azul y muy tranquilamente
caminar, ¡oh! sur de España,
entre olivares
y siempre presentir las emociones
de plazas y palacios señoriales
y los requiebros de sus lindas gentes.

Me seduce España por transparente,


por tangible, espléndida y suprema,
por su rojo vino
y por las aguas
que desde siempre bañan su camino:
los campos de Castilla,

103
Julio Serrano Castillejos

los genios catalanes,


las nenas madrileñas
y tantas cosas buenas
que desde siglos siembran su destino.

Es su cielo andaluz,
en el Tajo de Ronda
el oriente de tierra tan torera,
en Sevilla la Torre de Giralda
espiga al aire
y la Alhambra a orillas de Granada
de moros y cristianos
historia muy guerrera y con donaire.
¡Viva España…!
Desde dentro y hacia afuera,
en la noche, en la tarde y de mañana.

104
Las nostalgias del olvido

Andalucía

Linda tierra la andaluza


y sus campos, sus montañas
y por cierto quien la luzca
es el sol de sus mañanas.

Una nena andaluza


es crespón, es alegría,
la guitarra que tañía
en el alma escaramuza.

Con sus verdes olivares


y sus cielos, ya lucía
en los vientos y en sus tardes
muy radiante Andalucía.

105
Julio Serrano Castillejos

Tus ojos me son insondables

Me escondo de tus ojos


como niño travieso,
tal vez como agua de verano
en el hostil desierto
y tus negras cejas
como dos arcos triunfales
parecen gaviotas volanderas.

¿Me ves de verdad


o sueño tus miradas mañaneras
tan blancas como los azahares
puros de las fiestas prenupciales?

El viento se acurruca en tus pupilas


como viejo desvalido
en el pórtico de una iglesia
y tu pelo vuela armonizando
la fiesta de tus hombros,
dos balcones situados con
gracia en tu pudibundo cuello.

106
Las nostalgias del olvido

Tus ojos me son insondables,


como laberinto de Creta
y caigo en sus pupilas
hincado como polvo pasmado
ante una fragante rosa solitaria.

¿Cuántos besos dormidos en mi sueño


y cuántos sueños rendidos en tus ojos?

107
Julio Serrano Castillejos

Plata y sombra

Plata y sombra tenía la fe primera


del árbol más frondoso de mi vida
y en cada primavera
creciéronle remotas
las marcas de mis pasos
las señas que tenía
y el nido espiritual de mis heridas.

Y en esa fe primera… apetecida


del tiempo sin salida,
en esa soledad de mi pasado
sin huecos, sin quimeras
ni temerosas… negras etiquetas
pasearon a través de mi retina
las nenas quinceañeras, su hermosura.

Eran tiempos de lindos arreboles


en las calles cuajadas de vehemencia,
y por parecer decente
ante una linda dama
con el sol de frente
arrebaté al viento su elocuencia
en la espesura de cualquier diorama.

108
Las nostalgias del olvido

Plata y sombra tenía la fe suprema


del trino majestuoso de clarines,
el rapto de la Patria,
volando los sombreros
y el canto de gloriosos paladines
que llevan su bandera
gritando su valor y su dilema.

Plata y sombra tenía la Patria mía


en todos sus confines
y si lloraba airosa sus pobrezas
debió surcar los mares
el oro de sus cuevas
a nombre de banderas extranjeras
y de extrañas y antiguas canonjías.

Los caballeros tigres


empuñaron las mazas de obsidiana
y dejaron morir tanta realeza.

La sombra se derrama
en aquel árbol de la Noche Triste
y la vida moderna se degrada
en nuevas nimiedades
en un vehemente y tenebroso drama.

109
Julio Serrano Castillejos

No tiene mi poema partituras


de aires de Ramón López Velarde
ni el salto marginal de la tristeza
de flautas diamantinas
y aguas tempestuosas
que apagan las fogatas con donaire.

Hoy, aspiro a rendir con estas letras


los sonrojos de vírgenes sumisas,
las horas del Potala
y los cien mil enigmas misteriosos,
del Gólgota sus prisas,
los besos hechiceros
y los goznes de puertas celestiales.

Sacudiré las nuevas simetrías


de las clases obreras
y también democracias volanderas
de turbios oropeles
que esconden petulantes
los autores de negras cofradías.

El Papa nos visita noche y día


en copiosa ablución tan mexicana.

110
Las nostalgias del olvido

¡Cuánta plata y cuánta sombra, digo yo…!


tiene mi Patria. Y en esta soledad ingrata
de un tiempo transparente
hoy sembré mis urgencias aturdidas
en las presencias en guerra de mi raza
y en pompas singulares
le doy a mi mesura
en idas y venidas
la luz, la plata y sombra sin premura…
del llanto proverbial de esta mi casa.

111
Julio Serrano Castillejos

Nieve en copos

Nieve en copos llegó a mi cauto invierno


peinando así mis sienes
de blancos y esculpidos manantiales
y en ese mi soñar de sombra y plata
zurcí siempre sereno
la cruz de mis caminos
y el único perfil de mis umbrales.

Y pude esclarecer viejos caminos


donde estaban tendidas las señales,
sin tropezar con piedras
y sin caer al lodo
con la mirada al frente y sin malicia
y en ese caminar tal vez pausado
mi huella bien dejé en los breñales.

Los años pasan y se van volando


como gaviotas que sintieran frío,
y si las canas crecen
hasta en el pecho erguido,
explota el corazón con un latido…
¡el alma se sacude
y el tiempo corre muy enardecido!

112
Las nostalgias del olvido

Nieve en copos llegó a mis años idos


y opaca luz y sombra en mis jazmines,
tranquilas chuparrosas de mi mente…
ideas venturosas
y en un maitén de oriente
los aromas tal vez ya bendecidos
de mis años zurcidos en jardines.

Nunca supe de sucias sinrazones


en mi bagaje que llevara al viento
y pude dignamente
abrazar en el monte a los pastores
con caridad humana
y sembrar mi semilla entre las flores
y dar con humildad mi juramento.

Y hoy sin nieves, sin copos y sin años


espero de mi Dios una mirada,
su mano salvadora
y de la nada… mística plegaria.

113
Julio Serrano Castillejos

Jamás rendida

Aturdida tal vez, jamás rendida,


como hoja volandera y arrojada
fue frágil y sutil como mirada
de un hechizo sin fin que da la vida.

La suerte la orilló a ser querida


como rayo de luz, como alborada,
como rosa fragante y perfumada
o fruto del edén apetecida.

Hoy extraño en verdad sus lindas manos


los rictus de sus labios lastimeros
y el blanco de los rizos de su pelo.

Extraño sus segundos soberanos


y sus ojos brillando cual luceros
cuando miran de pronto… hacia el cielo.

114
Las nostalgias del olvido

El rito de la tarde

Yo quiero compartir sin amargura


el rito de la tarde
su transparencia pura
con todos mis amigos
y en el claro pausado de mis días
sin congoja y sin premura
rondar por las calles solitarias
para ver mi sombra
en el motín de los fantasmas
de mi pueblo.

Hoy sentir el desdén de la llanura


las notas deshojadas del olvido,
la voz sencilla
del poeta quejumbroso y perseguido
y la aurora redentora de mi lira.

115
Julio Serrano Castillejos

Escuchar los vientos tan audaces


de mi tierra inmortal y tan querida,
las canciones que endulza la hidalguía
y el quejido de la cumbre peregrina.
Yo quiero compartir una tormenta,
la honda vastedad de los océanos,
el tiempo tempestuoso del olvido
y el puerto tan umbroso de tus manos.

116
Las nostalgias del olvido

Hambre y crisis

Hambre y crisis tenía mi pueblo airado


en el medio de la noche
y cual toro degollado
dejó correr su sangre en los caminos
y en los vientos sepulcrales
del presente y del pasado.

Y cuánta soledad y fe marchita


en todos sus temores,
desde abajo los tristes desenfrenos
y en la choza humilde
el idilio proletario sin corbata
y absoluto desconcierto.

Hambre y crisis tenía sin abalorio


el paraje campesino
en la suerte fulminante.
La solapa de los ricos
oropeles y diamantes
y en Los Pinos el jolgorio
de mi patria sin destino.

117
Julio Serrano Castillejos

Cuanta soledad y fe marchita,


para algunos fama y suerte…
y para otros, cada día,
tempestad y muerte.

118
Las nostalgias del olvido

Nieve y frío

Nieve y frío tenía mi fiel invierno


en ruinas y en umbrales
en las cruces sangrantes de la vida
y abajo y en subida
bebí los manantiales
sin tocar los dinteles del infierno.

Y en ese caminar desmadejado


de suave tolvanera
surtí al corazón y desde siempre
los ecos que se pierden
en toda la rivera
y en la sangre del clamor de mi pasado.

Los años proclamaban su alegría


y siempre victoriosa
la luz de la mañana en primavera
fue la primera
y sentenciosa
compañera más hermosa de mi día.

119
Julio Serrano Castillejos

Los veranos me dieron los festines


de tiempos consagrados
al bullicio de nuevas juventudes
y lejos de virtudes
sin peligros, sin naipes y sin dados
fui un soldado metido en mil motines.

En otoño mi vida fue sumisa


redonda como esfera
y con aroma místico a Rosario
y en cada horario
de cruel espera
a todos dediqué una sonrisa.

120
Las nostalgias del olvido

Tundra y cielo

Tundra y cielo tenían mis simbolismos


en los ochenta abriles de mis días,
sin sombras, sin deslices,
con viejos arreboles
y en esas simetrías
encanecido encendí mis fastos cataclismos.

¿Volver a mi pasado
cuando el tiempo alegre me decía
avanza por la noche,
recorre el cielo
y luego con derroche
camina en los senderos
y siembra en el camino las cruces sin enfado?

Soñé al mar, los horizontes,


a las barrancas labradas de conciencias
y a las madres sin penas en el mundo
y en ese cabalgar del pensamiento
pinté a la luna de colores
y pude reinventar mis sentimientos.

121
Julio Serrano Castillejos

Tundra y cielo tenían mis años idos


escondidos alegres en la bruma.
Recostado en la palma de mi mano
miré pasar al tiempo,
dejé morir la tarde
y en esa levedad que se me esfuma
tal vez soñando… me quedé dormido.

Tiré al mar la tónica tristeza


y el rosario de penas volanderas,
las culpas, los pecados capitales
y las cargas de todas mis flaquezas.
Ochenta abriles son como un buen vino,
medalla al pecho
y hoy, en este caso, un pergamino.

122
Las nostalgias del olvido

Palma y cocos

Palma y cocos tenía el fiel bohío


junto al tumbo sonoro de las olas
y las rocas de sombras otoñales
como ojera angelical
de nimbadas ausencias fantasmales.

A lo lejos las aves en fugaces


figuras serpenteantes volanderas
cruzaban pintorescas con donaire
el cielo patriarcal
y batían sus alas cual banderas.

Palma y cocos tenía el fiel reflejo


del cielo tan orlado de gaviotas
y abajo en sus fatigas
plagadas las arenas de tortugas
le daban al cenit las nuevas notas.

123
Julio Serrano Castillejos

Y una barca enclavada en la ensenada


sus velas las hinchaba contra el viento
y el capitán gritaba
con voces animadas y estentóreas
el ritmo y el fragor de la jornada.

Una paloma, con las alas rotas,


corría por la playa
tal vez huyendo con fugaz espanto
de algún peligro
y en la ruta mendaz del sentimiento
a lo lejos de cocos y de palmas
el ulular del viento
nos regaló su canto
y ante esa vastedad de los océanos
clavado el tiempo en la candente arena
rompió en la tarde su estrujado encanto.

124
Las nostalgias del olvido

El cruel lamento

Ya encendido el tizón del cruel lamento


en la pasión confusa
de aquella puerta abierta como herida
y a cambio de tu vida
peina la tarde por demás difusa
la cordillera azul y el mar violento.

No oigo responsos ni fugaces gritos


en lo alto de la cumbre
donde brotara el eco de embeleso
y sea tal vez por eso
muy obstinada, audaz, esa costumbre
de darle al tiempo sus sagrados ritos.

Se ablanda el corazón en la caricia


de tu alma amotinada,
en el loco fragor de aquel momento
y mientras vuela el viento
te pierdes en la nada
sin dolores ni tratos de malicia.

125
Julio Serrano Castillejos

En la convulsa soledad, muy pura


la herida redimida
con desplante de hierro refulgente
escribirá en tu frente
la historia de tu vida
en un canto gracioso y de hermosura.

126
Las nostalgias del olvido

Tal vez quise soñar

Sueño y luces tenían los arrabales


del tiempo sentencioso de mis días
y en esas mis tinieblas
de noches sin rituales
probé la ensoñación de la porfía.

Tal vez quise soñar la luz temprana


de antojos imposibles
y en mis tiempos febriles y formales
de nueva primavera
fue la mar, calmosa y tan pausada.

Fueron sueños sin rumbo,


tal vez con armonía
y por supuesto en mucho arrebatados…
a veces muy puntuales,
digo… como esperanza en agonía.

127
Julio Serrano Castillejos

Tal vez quise soñar la fe sencilla


la buena y conventual,
la sembrada también como semilla
que nace en la rivera
tan perfumada y que nos da la vida.

Soñar no cuesta nada es fruta venturosa,


se encuentra en los astrales tan dulce, tan cambiante,
es signo de los tiempos… es copa en los vitrales
y flor como granada… de luz en simetría.

Soñar, es visión del tiempo


expresada en las horas mas gratas de la noche,
es nave en la penumbra, en madrugadas,
la ilusión de un sorbo en sobresalto
y la brizna que teje nuestro llanto.

128
Las nostalgias del olvido

Sabré cantar mis penas

Sabré tal vez a quien cantar mis penas


de los motivos rumbosos de la vida
y a quien medirle su estatura,
la plenitud lozana
la inmensidad del alma
y el latido tan amargo de mis venas.

Al tiempo tempestuoso he de entregarle


los frutos de mi llanto entumecido
y el verde del follaje de mi nido,
he de llorarle las penas del terruño,
la voz de un niño
y el sueño del cansado peregrino.

Sabré tal vez a quien decir mis cuitas


con venturosa voz… cantarlas todas
gritarlas sin dolor, enajenado,
sufrirlas en la cumbre más marchita
en la creciente luz
del tiempo sin razón, desmantelado.

129
Julio Serrano Castillejos

Cantar las penas no precisa


cortarle al alma sus señales
ni manchar tampoco su blancura.
Es menester alzar el vuelo
hacia rocas oscuras y breñales
y con coraje y digna compostura.

Llorar con la verdad suprema


las notas cadenciosas de la vida
y darle a los colores claros
la puerta abierta y transparente
del esfumino azul de un poema.

130
Las nostalgias del olvido

Senda y crisis

Senda y crisis tenía mi fe profana


opuesta al tiempo
de joven que camina en las montañas
y en ese devenir de mis tristezas
deshojé margaritas en la escuela
y fue la pena mi sagrado templo.

Y si vi la caída de las hojas


en tardes placenteras y doradas,
corté la flor temprana
de esos días tan suaves, peregrinos,
de cantos vocingleros
y rústica ilusión de mi camino.

Y senda y crisis tenía también cada alborada,


la noche oscura del penar tan mío
y el cerro y la llanura,
la fuente del jardín, mi compostura,
los vientos del invierno y por supuesto
las tejas del vetusto caserío.

131
Julio Serrano Castillejos

Era mi crisis la fuente de mi senda


como encendida llama,
de vida austera, tal vez despostillada
y siempre compañera;
de maestros muy locuaces en la vida
de aquella era;
de un café con pan en mi merienda.

Y viví feliz en aquellas crisis


al recorrer mi senda con hartazgo
y quiero caminarla nuevamente
y ser testigo del correr del tiempo
y convivir también con mi letargo.

132
Las nostalgias del olvido

Caracola del mar

Caracola del mar, iridiscente,


reposado clavel
si luces tus corolas nuevamente
eres entonces flor
y en la húmeda tierra espiga, alborotada…
y surges en la nada como hojarasca al viento.

En tu voz canta el río


el salto de las aguas
y en tu cintura quieta enredase mi alma
para mirar tus ojos de luz tan transparente,
para besar tu boca y acariciar tu pelo.

En lo profundo de ti mi
voz enternecida
es un collar de culpas, como un sol infinito
de rosas amarillas y barcos que en esquirlas
derraman sangre tibia sobre agua muy salina.

133
Julio Serrano Castillejos

¡Ah!, plenitud de sueños


en tierra adormecida,
vigilia de mis noches, vereda de mis días,
ventisca de mis naves que avanzan en las tardes
y espuma portentosa en olas suspendida.

134
Las nostalgias del olvido

Humorismos

Mis años sin jactancia bien los llevo


y los cargo en el lomo sin desplantes
hubiese yo tenido desde antes
¿las mañas de los viejos del medioevo?

Me sirven el frijol con carne y huevo


sin cebollas, sin chiles, sin tomates
de botana me dan mis cacahuates
y de postre en coche mi paseo.

Si los viejos pecamos de ignorantes


al tener la memoria ya perdida
que nos sirvan, por Dios, con alegría

las almejas, las frutas y guisantes


y quiéranlo tal vez, y ya con vida
una nena o al menos a su tía.

135
Julio Serrano Castillejos

El nuevo venero

La fuente misteriosa de un recuerdo


es un grito del alma como rodaja de fruta
prendida a los labios y se lleva en los sueños
muy bien diseñada.

Se presiente de pronto y no puedes palparla


es oscuro sendero,
como sueño del alba o como luna lejana,
con sabor a nostalgia o a una pena perdida.

El nuevo venero es fuente muy triste


son los cuentos de infancia
o es la voz hechicera,
es el llanto de un niño,
la fe necesaria
y un claro camino cubierto de polvo
y todas las causas que siembra la vida.

Regar las veredas de pasos inciertos


¿con agua o con sangre?
Sin quejas mordaces ni amargas

136
Las nostalgias del olvido

rasgando certezas tal vez infinitas,


mordiendo verdades del campo remoto…
y siempre sembrando semilla supremas.

La fuente del alma la alimenta un quejido


y el eco del polvo la furia del viento.
El canto del tiempo como ave palpita
y lleva mis prisas sin miedo ni cuitas.

Que diga el poeta si busca la savia,


del drama insondable,
que busque el poeta
los nuevos atajos que tiene la tierra,
que suba el poeta
a las cumbres mas altas
y tenga el poeta
un amplio camino.

137
Julio Serrano Castillejos

Noche y sueño

Noche y sueño tenía el balcón de oriente


cual promesa bienhechora
en la blanca pureza de tus manos
y luego tus mejillas encendidas
cual rosas venturosas
cubrieron las fronteras del ambiente
de luz omnipotente.

Y en esa vastedad tan fugitiva


pinté el horizonte
de tus pasos furtivos y sin sombras,
caminaste altiva y sin premura
como profunda dueña…
sin congojas, feliz y muy festiva
en mi noche de ensueño y de locura.

No quise despertar del dulce sueño


ni levantar los ojos
ni acongojar el alma
con mis tiempos sembrados de alegría,
y fue la noche azul
la forma transparente del señuelo
de tu voz tan transparente.

138
Las nostalgias del olvido

Y en ese dormitar de sueño y noche,


de tristezas ya perdidas
y de velas encendidas con derroche,
de besos delatores en tu mano
y castos pensamientos
se callaron tus labios tan dormidos
y aromaste las horas mortecinas.

139
Julio Serrano Castillejos

Yo pude caminar

Yo pude caminar en la espesura


sin el norte sagrado de una estrella
y tuve la lisura
de una blanca mariposa siempre bella,
la sombra sentenciosa
de un árbol con su fronda y su hermosura.

En el bosque de flores invisibles


tejí mis soledades
entre rosas, claveles y jazmines
y en ese palpitar de mil colores
lleváronme a mi cielo,
entre volutas, los albos serafines.

Tal vez fueron los montes mis testigos


del paso espiritual de mil pasiones,
sin notas hemisféricas de celo
y al filo de las horas
con hadas, benjamines, sin desdoro
y mi suave desvelo de emociones.

140
Las nostalgias del olvido

Hoy, se apagan mis mieles luminosas


sin reclamos, sin noches pervertidas
y puedo caminar sin ataduras,
sin miedo, sin espanto
y en esta mi comarca venturosa
ofrendo el corazón ya sin fatigas.

141
Julio Serrano Castillejos

Solo llegué al mundo

Solo llegué al mundo


y solo me voy a ir
en el zenit de una estrella
con el aroma profundo
de tus besos, de tu encanto
y en esa partida sin llanto
me llevaré tu mirada,
la tibieza de tus manos
el aroma de tu pelo
tus voces como violín
tus femeninos reproches,
tus encantadores desvelos
y si me das tu permiso
una lagrima también
en mi boca cerrada y ya fría,
como perla cristalina
de tu caricia infinita.

Me iré dejando en la casa


rincones con risas de
toques profanos y un poco
de sueños distantes,

142
Las nostalgias del olvido

también desvelos ardientes


y el néctar de franca alegría.
No tires mis libros con versos
escritos en noches airosas,
pues guardan la fuente
de mis pensamientos,
de Tuxtla, sus calles angostas
de Chiapas, laderas maiceras
de lindas mujeres sus formas y
de hermosos jardines sus rosas,
de mares abiertos la espuma
y del mundo muchos pesares y
de este poeta la quimera
que busca a sus muertos y
la puerta suprema del tiempo.
Regala mi ropa y siembra en la casa
un árbol frondoso y dile a la gente:
“Es Julio en sus sombras, me busca dichoso”.

143
Julio Serrano Castillejos

La vida

Crepúsculo de sol y ardiente hastío,


creciente soledad, espiga cruda,
longeva nace la creciente duda
en ese mi pesar… reflejo mío.

Un largo navegar en hondo río,


la vida es cruel, también opaca y ruda,
sorda, ciega y, algunas veces, muda
se escuda en la emoción de un desvarío.

Pero la vida entonces es labriega


que siembra dudas y el terreno riega,
cual campesina audaz y solitaria.

Se marcha siempre del vergel florido


dejando al corazón tal vez herido
y arranca en nuestra muerte una plegaria.

144
Las nostalgias del olvido

El novio impaciente

Quiso el novio tocar con picardía


la casta boca de la niña hermosa,
en una tarde ardiente y rumorosa
que en el viento gozoso se mecía.

Niña núbil pero también inquieta,


Guadalupe sus labios le ofrecía
con sus aires cargados de ambrosía,
pues era virgen y a la vez coqueta.

Entonces el zagal llamado Nacho,


atusó el bigote y ya de hinojos
apenose con gran delicadeza.

Ella tomó los hilos del mostacho,


los vio de cerca con sus lindos ojos
y los besó con fuerza y entereza.

145
Julio Serrano Castillejos

Me duele el corazón

Naufraga el corazón como las naves,


por ser la sinrazón tu juramento,
me diste muy consciente aquel momento
tan alto como el vuelo de las aves.

Amarte no es ardor ni es tormento:


ama la mano que la cuna mece,
ama la hoja que en la rama crece,
ama la luna y hasta el dulce viento.

El amor se ufana —ya no me espanto—,


de ser la gota y la verdad sabida,
también es savia que nos da la vida,

lo mismo es cielo que nos da su manto.


Declaro así perdida la partida:
con este corazón… que sufre tanto.

146
Las nostalgias del olvido

Anca y crines

Anca y crines tenía mi fiel potranca


tan suave como el palio de la noche
y en su trote ¿quién la oyera?
Cual ritmo de tambores en derroche
subía las pendientes de los montes
y alegre en las llanuras descansaba.

La quise de verdad como a ninguna


por sus ojos majestuosos
y su andar en las veredas
sus orejas puntiagudas
su paso tan garboso en altas cumbres
y su nombre oaxaqueño, la Zandunga.

Y sus belfos mis botas las besaban


en los descansos febriles de mis tardes
bajo la sombra de los altos sauces
y de mi mano tomaba las caricias
con embriaguez de estrella solitaria.

147
Julio Serrano Castillejos

Zandunga, te oigo relinchar


en el espejo febril de cada noche
y presiento el arenal de mil caminos,
el vaho de tu aliento, tus ancas
y tus crines graciosas como el viento.

148
Las nostalgias del olvido

Magia y fuego

Magia y fuego tenía el sol de enero


de aquellos días primarios de mi infancia
y en ese mi ritual
de noches sosegadas con el manto
de blancas y dolientes mariposas
de mi infantil anhelo
mis tiempos los surtí
del racimo de penas y congojas.

De penas y congojas solitarias


como floresta inútil,
como montaña azul e inmarcesible,
como camino agreste que se pierde
en la infinita vastedad del sueño,
o bien como un helecho que se duerme
en una humeante sombra
o en una oralidad sin dueño.

Magia y fuego tuvieron 


mis pasos peregrinos y animados
por la primer locura
de ir al carrusel de lo profano
en lírica tibieza

149
Julio Serrano Castillejos

y tomado además de blanca mano


sedosa y femenina
de un ángel favorito del arcano.

Y si en esa ansiedad de mi linaje


pude medir la magia
siempre sutil de luz de un latido,
la faz del horizonte,
el paso de un amigo
y del tiempo su árido homenaje
fue a nombre del destino
en el sueño formal de mis razones.
Y nunca pudo el fuego,
solo, abatir la magia del encanto
ni consumir las hojas
que cimbran sacudidas por el viento
los nidos solitarios
ni el sol del pensamiento
y del resumen de mis días su canto.

Y en ese carrusel de magia y fuego


corrí por el camino de la vida,
bajé a los infiernos,
también pude subir al santo anhelo
y en la cumbre de aquellas suaves sombras,
maduras, peregrinas,
las brechas encendí
y así alumbré lo agreste del camino. 

150
Las nostalgias del olvido

Tu silencio

Cuando callas, me lastima tu silencio


porque te siento lejana,
espero tal vez un reproche y
tu mirada envuelta en la nada
y luego me gustan
tus ojos tranquilos y abiertos
un suspiro en cada palabra
y tu voz de salterio
como capricho de tu alma.

Tus silencios me confunden


cuando palidece tu cara,
son las piedras del tiempo
en una tarde nevada.
Espero tus voces, dormido,
y tal vez un reclamo despierto,
tu mutismo me entristece
como un islote sombrío.

151
Julio Serrano Castillejos

Yo pude bien

Yo pude bien cantarle a las fugaces


y más felices notas del ensueño
y ser en tu ventana el nuevo dueño
de las cosas de tu ser
y tus voces tan dulces y locuaces.

El dueño de las sangres ancestrales


de flores en aquellos tus jardines,
el dueño de traviesos serafines
en tu fe sumisa
al cumplirse sagrados esponsales.

Subir a la pradera placentera


al ver volar tu falda vaporosa
y en pasionaria adoración preciosa
del toque del destino
besar tu boca, tan roja y hechicera.

Yo pude bien soñar galanterías


tan blancas como hermosas mariposas,
subir al edén de lindas cosas

152
Las nostalgias del olvido

en buena hora
como un arcano azul de idolatrías.

Y bajar en las horas borrascosas


al sufrir los deslices más fugaces,
combatir las miserias y rapaces,
¿quién lo dijera?,
entre espinas, penurias y mil rosas.

Y ayer… sentí con mi sufrir incierto


el diseño de tu alma solitaria,
la voz eterna y tal vez plenaria
de un eco maternal
profundo y amplio, como un concierto.

Yo pude bien hurtarle a la tristeza


los pesares más hondos, turbadores,
rendirme al viento, audaz y sin temores
con mi suspiro
cantarle de ansiedad a tu belleza.

153
Julio Serrano Castillejos

Sueño y llanto

Sueño y llanto tenía mi primavera


en las brumas difusas del pasado
y mi ánima despierta
de joven confundido, enamorado,
de aquellos mis abriles
remando entre fangos y virtudes
y algunas tolvaneras
junto al pozo caminé
y en esa espera
cayó la tarde azul en los breñales
y pude entonces
sentir la risa
de tus difusos ojos,
el rictus de tu boca
y el responso de cien mil misales.

154
Las nostalgias del olvido

Se juntaron los días

Se juntaron los días y en tantos años


formaron lustros y después decenas
de infaustos y crueles desengaños,
de torres de dolor y sus almenas.

Pero viví solemne, sin angustias,


caídas y tropiezos contra el viento,
logré resplandecer en tardes mustias…
con tristezas forjé mi nuevo aliento.

Aprendí de mis fallas, de lo errado,


de los vivos, jamás de los difuntos,
no lloré al sentirme derribado
y gané sin malicia mis asuntos.

Setenta años se antojan como herida


de un huracán del tiempo y de la nada,
la suerte es la corola de una vida,
sus pétalos mi savia derramada.

155
Julio Serrano Castillejos

Quiero ser un buen viejo

Quiero el recuerdo fustigar en las nostalgias


y darle a los días las horas que me quedan
para traslucir feliz lo pausado de mis penas.

¿Cómo bordar los meses que me restan


si no tengo el carisma del tiempo
ni la fruta afable de la evocación?

Después de tantas cosas, de tantos ayeres,


de mil madrugadas festivas,
de amigos que se fueron
sin despedirse y de almas que esperan
ser rescatadas en el camino incierto…
¿puedo ser un buen viejo?

Como un resucitado, camino en busca


de las lozas y de los leves ángulos
que en la tierra guardan los sepulcros.

¿Cómo peinar mis canas con las manos vacías


y cómo amortiguar la timidez de mis fantasmas?

156
Las nostalgias del olvido

Quiero ser un buen viejo, sin arrastrar los pies


en las laderas resbalosas del sentimiento,
para dejar pasar el río de mis emociones
y el desvarío de mis pesquisas camufladas,
como se deja pasar el hambre
cuando no tenemos pan,
ni luz ni sombras ni hastío.

Rotos mis sueños y secas mis lágrimas


en el firmamento pongo la mirada
y la sospecha insondable de mis males.

Perdida la emoción del sobresalto


me reconcilio con el dolor de lo imposible,
con las feroces sacudidas del olvido
y con el perro que yace ladrando en mi ventana
y lame mi cansada mano.

Quiero ser un buen viejo, de esos


que mastican el misterio de la niebla
y guardan los diluvios de la noche
y el sopor efervescente de las sombras.

157
Julio Serrano Castillejos

Puedo tener un sueño

¿Puedo tener un sueño tibio como el verano,


dulce como las frutas, con sabor de nostalgia?
Y si nunca despierto… debo dormirme en tu mano.

Puedo tener un sueño y después también hallar


el trasluz de la luna y el surco de la vida…
dulce, suave agonía… solo por ti bordar
una laguna en mi sueño.

Y en ese sueño tan mío recorrer casi dormido,


las cordilleras azules, las praderas abiertas
y en un cercado de nubes… besarte,
prender mis ramas de incienso a tu inocencia radiante,
a tu pecho tan mío
y decirte muy despacio mi timidez al oído.

Puedo tener un sueño casi como un niño,


desmayado en tus brazos con el sabor del verano,
y si nunca me duermo no estaré fatigado.

Puedo tener tu pelo y después también reducir


mis dolientes tormentas en las metas del tiempo,
en la voz de tu halago. Solo por ti presentir
el lamento que aspiro… en la luna y el lago.

158
Las nostalgias del olvido

Liras, pendones y claveles

Te pinto con pinceles de Picasso


y el lienzo de la vida
se desnuda ante ti
y sea el ocaso
como una perla ungida
si eres joya impaciente de mi abrazo.

Te cincelo fugaz
en el retazo de la nube pura
que llueve a diario
y abrazo tu cintura
al tiempo de mirarte
en el campo de azahares rutinarios.

¿Imaginas tal vez mi sueño impuro


besando tu corpiño
en otros tus adioses
llorando como niño
en mi temible sombra
y balbuciendo con mis labios voces?

Cuánta impiedad señera,


y cuánta paz contrita…
hoy alegra el verdor de tu pasado.

159
Julio Serrano Castillejos

Tu rostro tan rondeño ya me incita


de los enigmas a surtir la hora.

Te escribo con el trazo de Neruda


estas mis pobres líneas
y la verdad más cruda
tan honda como el gozo de mi alma,
que rueda sobre rieles
como el antiguo tren de sensitiva calma.

Seré en tu aventura
como el manzano de gusano y seda
que ofrece nuevas mieles,
como el lejano simposio de dulzura
arrastrando el dolor que te remeda.

Sean pues, luego, aquellos mis bajeles


azote de los mares,
campana en la floresta
y luego así llevar a tu castillo:
mis liras, mis pendones y claveles.

160
Las nostalgias del olvido

He de seguir cantando

Voy a cantarle al amor


y a sus canciones festivas
a las palabras sagradas
y al pensamiento de honor.

Voy a cantarle a las flores


y a las espigas doradas
a las mujeres galanas
y a todos los resplandores.

Canto de noche y de día


o en la tiniebla que espanta
al despuntar la mañana
con especial alegría.

He de cantarle también
a los cariños ufanos
a las victorias grandiosas
y a mis queridos hermanos.

Mi voz es movimiento
en el campo, en la espesura,

161
Julio Serrano Castillejos

es caudal, tal vez florido


y hojarasca en el viento.

Por eso he de seguir


cantando con emoción
al amor, a la hermosura
y a todo buen sentimiento.

162
Contenido

Mi solar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Mi cine Alameda . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Mi alma será cuando yo muera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
A la Virgen de Guadalupe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Duendes y lirios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Romance en alfa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Mi penar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 22
El buen doctor. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Sombra y dudas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
Yo supe bien . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
Mundo y canto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Evidentemente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
Mi poema número quinientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Le puse corazón…. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
Luna y cielo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 36
Los vaivenes del olvido. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
El derecho y la responsabilidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
Aniversario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 41
Circo y risas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 44
El domo de la Catedral de Florencia. . . . . . . . . . . . . . . . 46
Pablo Picasso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47
Nunca yo bajé . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48
Los tiempos de la vida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Capa y flores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Un canto en la pradera. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 54
El héroe. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
Vida y sueños. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
La veda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60
Vientre y vida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
El tejedor de ilusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 64
Romance de la culpa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
Qué… . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 67
Mini romance. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 69
Para morir cantando . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70
Plata y oro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 72
Santo y seña. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
No soy un jinete. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
La vida cotidiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Soneto mortal. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
Mar y tierra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82
La galana España. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
La mansedumbre. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87
De tanto… en tanto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89
Macarena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 90
Entre las rocas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Yerba y gloria. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
Las nostalgias del olvido. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
Duende y drama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
Un regalo del Niño Dios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 99
Un farol andaluz. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 100
Arte y crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
España transparente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Andalucía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105
Tus ojos me son insondables. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
Plata y sombra. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 108
Nieve en copos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 112
Jamás rendida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114
El rito de la tarde. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Hambre y crisis . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Nieve y frío. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119
Palma y cocos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
El cruel lamento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125
Tal vez quise soñar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Sabré cantar mis penas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Senda y crisis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Caracola del mar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Humorismos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
El nuevo venero. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Noche y sueño. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Yo pude caminar. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Solo llegué al mundo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142
La vida. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
El novio impaciente. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145
Me duele el corazón. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 146
Anca y crines. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 147
Magia y fuego. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 149
Tu silencio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Yo pude bien. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
Sueño y llanto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 154
Se juntaron los días . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155
Quiero ser un buen viejo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156
Puedo tener un sueño . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 158
Liras, pendones y claveles . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159
He de seguir cantando. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
La edición estuvo a cargo de la Dirección de Publicaciones
del CONECULTA-Chiapas y la impresión fue auspiciada por la
Secretaría de Cultura, gracias a los subsidios para instituciones estatales
de cultura del Presupuesto de Egresos de la Federación.

Corrección de estilo / Liliana Velásquez


Diseño / Mónica Trujillo Ley
Formación electrónica / Mario Alberto Palacios Álvarez

Las nostalgias del olvido


se terminó de imprimir en septiembre de 2018 en
Ediciones de la Noche, en la ciudad de Guadalajara.
Los interiores se tiraron sobre papel cultural de 90 kg
y la portada sobre cartulina couché de 169 kg. En su
composición tipográfica se utilizó la familia ITC Usherwood.
Se imprimieron 500 ejemplares.

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