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34567
CONSUELO
ANTE LA MUERTE
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Disponible en 254 IDIOMAS No. 3 2016
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Vol. 137, No. 7 SPANISH
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The Watchtower (ISSN 0043-1087) Issue 7
May 2016 is published monthly with an additional
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TEMA DE PORTADA
2016, N ÚMERO 3 3
¿Está mal llorar?
¿Ha estado enfermo alguna vez? Quizás se recu- que sufren la pérdida de un familiar o de un ami-
peró tan rápido que prácticamente lo ha olvida- go. Piense en los siguientes relatos.
do. En cambio, el duelo es diferente. El doctor “Mi esposo, Robert, murió en un accidente el
Alan Wolfelt, en su libro Healing a Spouse’s Grieving 9 de julio de 2008. Aquella mañana fue igual a
Heart (Consuelo tras la muerte del cónyuge), ex- cualquier otra. Y como todos los días, después de
plica: “El dolor por la muerte no se supera. [...] desayunar nos despedimos con un beso, un abrazo
Pero con el paso del tiempo y el apoyo de otras y un ‘te quiero’. Ya han pasado más de seis años, y
personas, el dolor irá disminuyendo”. todavía me duele la muerte de Rob. No sé si algún
Veamos como ejemplo la reacción del patriar- día lo superaré” (Gail, de 60 años).
ca Abrahán ante la muerte de su esposa Sara. “Aunque ya hace dieciocho años que perdí a
La Biblia dice que Abrahán estuvo de duelo y llo- mi querida esposa, todavía la extraño y me duele
ró amargamente, lo que indica que superar aque- no tenerla a mi lado. Cuando veo algo hermoso en
lla pérdida le tomó algún tiempo.1 Otro ejemplo es la naturaleza, me acuerdo de ella, y no puedo evi-
Jacob, a quien le hicieron creer que un animal sal- tar pensar cómo disfrutaría de verlo” (Etienne, de
vaje había devorado a su hijo José. Estuvo de due- 84 años).
lo por “muchos días” y ni su familia podía con- Es normal que el dolor por la muerte de al-
solarlo. Años después seguía angustiado por la guien dure bastante tiempo. Cada persona vive el
muerte de José (Génesis 23:2; 37:34, 35; 42:36; duelo de manera diferente. Por eso no sería pru-
45:28). dente juzgar la reacción de los demás ante una
Lo mismo les ocurre hoy día a muchas personas tragedia. Tampoco deberíamos contener nuestras
1 Isaac, el hijo de Abrahán, también estuvo de duelo por mucho emociones pensando que son exageradas. Ahora
tiempo. Como podemos leer en el artículo “Ejemplos de fe” de esta bien, ¿hay algo que pueda ayudarnos a seguir ade-
revista, tres años después de la muerte de Sara, su madre, él todavía
estaba de duelo (Génesis 24:67). lante?
Abrahán lloró
amargamente la
pérdida de Sara.
Cómo sobrellevar el duelo
Hay muchos consejos sobre este tema, sin em- diera pensar: “Si yo hubiera hecho esto o aque-
bargo, no todos funcionan. Por ejemplo, tal vez llo, no habría muerto”. O quizás se sienta aún
algunos le aconsejen que no llore y que no expre- más culpable porque la última vez que hablaron
se sus sentimientos, mientras que otros insisti- tuvieron una discusión.
rán en que dé rienda suelta a sus emociones. Si lo atormentan los sentimientos de culpa y
Ahora bien, el enfoque que presenta la Biblia es de rabia, no trate de reprimirlos. Desahóguese
más equilibrado y cuenta con el respaldo de estu- con un amigo que lo escuche y que le ayude a en-
dios modernos. tender que estos sentimientos son normales en-
En algunas culturas se ve mal que los hombres tre quienes pierden a un ser amado. La Biblia
lloren. Pero ¿hay que avergonzarse de llorar en nos recuerda: “Un compañero verdadero ama en
público? Algunos especialistas en salud mental todo tiempo, y es un hermano nacido para cuan-
reconocen que llorar forma parte del duelo. Por do hay angustia” (Proverbios 17:17).
eso, pasar por todas las fases del duelo contribu- El mejor amigo en esos momentos es nuestro
ye a sobrellevar la pérdida. Sin embargo, repri- Creador, Jehová. Ábrale su corazón de par en
mir el dolor le puede hacer más daño que bien. par porque “él se interesa” por usted (1 Pedro
La Biblia no dice en ningún pasaje que llorar esté 5:7). Si así lo hace, verá cómo se siente más
mal o que los hombres no deban hacerlo. Piense calmado, gracias a “la paz de Dios que supera
en Jesús. Cuando su buen amigo Lázaro murió, a todo pensamiento” (Filipenses 4:6, 7). Ade-
no le dio vergüenza llorar en público, aunque te- más, deje que Dios lo consuele mediante su Pala-
nía el poder de resucitar a los muertos (Juan 11: bra, la Biblia. Le puede ser útil hacer una lista
33-35). con versículos que lo fortalezcan y memorizar
A menudo, el dolor se manifiesta con ataques unos cuantos (mire el recuadro). Meditar en esas
de ira, especialmente si se trata de una muer-
te repentina. Una persona puede sentirse furio-
sa por diferentes razones, como, por ejemplo,
cuando alguien a quien respeta le hace comenta-
rios desconsiderados o inoportunos. “Solo tenía EL CONSUELO DE LA BIBLIA
14 años cuando murió mi padre —comenta Mike, ˙ A Dios le duele verlo sufrir
de Sudáfrica—. En el funeral, el pastor anglicano (Salmo 55:22; 1 Pedro 5:7).
dijo que Dios necesita a los buenos en el cielo y
que por eso se los lleva.1 Aquel comentario me ˙ Dios escucha con atención los ruegos
de sus siervos (Salmo 86:5;
enfureció, pues nosotros necesitábamos muchí-
1 Tesalonicenses 5:17).
simo a mi padre. Aunque ya han pasado más de
sesenta años, esas palabras aún me duelen”. ˙ Dios desea volver a ver a quienes
¿Y cuando hay sentimientos de culpa? En el han muerto (Job 14:13-15).
caso de una muerte inesperada, el doliente pu- ˙ Dios promete resucitar a los muertos
1 Esa doctrina no es bíblica. Las Escrituras enseñan que hay tres (Isaías 26:19; Juan 5:28, 29).
razones por las que morimos (Eclesiastés 9:11; Juan 8:44; Romanos
5:12).
2016, N ÚMERO 3 5
ideas puede ayudarle especialmente por la no- Una joven llamada Vanessa, que perdió a su
che, cuando esté solo y no pueda dormir (Isaías madre por causa de una enfermedad, también ha
57:15). sentido la ayuda de la oración. “En los peores
Recientemente, un hombre de 40 años, a momentos —comenta—, lloraba sin parar y repe-
quien llamaremos Jack, perdió a su esposa vícti- tía el nombre de Dios. Jehová oyó mis ruegos y
ma del cáncer. A veces se siente terriblemen- siempre me ayudó”.
te solo, pero la oración le ha ayudado mucho. Algunos especialistas en duelo recomiendan
“Cuando hablo con Jehová, no me siento solo que quienes pasan por ese proceso dediquen
—reconoce—. A menudo me despierto por la no- tiempo a ayudar a otros; por ejemplo, partici-
che y no me puedo volver a dormir. Después de pando en algún servicio comunitario. Hacer eso
leer una porción de la Biblia y reflexionar en ella, los puede animar y aliviarles el dolor (Hechos
y de contarle a Dios mis sentimientos, me tran- 20:35). Muchos cristianos que estaban de duelo
quilizo. Finalmente, consigo que mi mente y co- reconocen que hacer cosas por los demás les ha
razón estén en paz, y logro dormirme”. devuelto la alegría (2 Corintios 1:3, 4).
6 LA ATALAYA
Algunos especialistas dicen que los dolientes re-
ciben mucha ayuda al principio, pero después de
un tiempo, cuando sus amigos vuelven a la rutina,
se olvidan de que siguen teniendo necesidades.
Por lo tanto, mantenga la comunicación con quie-
nes están pasando por ese trance.1 Muchos que
están de duelo agradecen poder hablar de sus sen-
timientos cuando ya ha pasado algún tiempo.
Fíjese en el caso de Kaori, una joven japonesa
que quedó desolada cuando perdió a su madre y
quince meses después, a su hermana mayor. Feliz-
mente, recibió la ayuda constante de buenos ami-
gos. Ritsuko, una amiga bastante mayor que ella,
se ofreció para cuidarla como a una hija. “Franca-
mente —comenta Kaori—, no me gustó la idea.
Madre solo hay una, y yo no quería que nadie
ocupara el lugar de la mía. Pero por su manera de
tratarme, me encariñé mucho con Ritsuko, quien
se convirtió en alguien muy importante para mí.
Todas las semanas predicábamos juntas y también
íbamos juntas a las reuniones cristianas. Me invi-
Busque maneras de ayudar
taba a tomar el té, me traía comida y me escribía
a quienes están de duelo.
tarjetas y cartas. El optimismo de ‘mamá’ Ritsuko
me ayudó mucho”.
Ya han pasado doce años desde que murió la
madre de Kaori. En la actualidad, ella y su espo-
so dedican gran parte de su tiempo a hablar de dá con su hijo menor, Daniel, de 15 años. Allí em-
la Biblia a sus vecinos. “‘Mamá’ Ritsuko sigue pezaron a reunirse con los testigos de Jehová de
pendiente de mí —comenta—. Cuando regreso a la localidad. “Aunque los hermanos de la congre-
casa, voy a visitarla y disfruto mucho de su agra- gación no conocían las dificultades por las que ha-
dable compañía”. bíamos pasado, nos arroparon con sus palabras
Poli, una testigo de Jehová de Chipre, también amables y nos ofrecieron ayuda. ¡Qué oportuno
se ha beneficiado de la ayuda de los demás. Su es- fue aquello para mi hijo, que tanto necesitaba a su
poso, llamado Sozos, era un hombre cariñoso y padre! Los que estaban a cargo de la congregación
un pastor cristiano ejemplar. Solía invitar a su se interesaron mucho por Daniel. Uno de ellos
casa a los huérfanos y a las viudas de la congrega- siempre lo invitaba para que disfrutara de un buen
ción para comer y pasar un rato agradable jun- rato en compañía de buenos amigos o para ir a ju-
tos (Santiago 1:27). Lamentablemente, murió a gar a la pelota”. En la actualidad, Poli y Daniel es-
los 53 años de un tumor cerebral. Poli reconoce: tán bien y son felices.
“He perdido a mi fiel compañero, con quien pasé Sin lugar a dudas, hay muchas maneras de ayu-
treinta y tres años de mi vida”. dar y animar a quienes han perdido a seres queri-
Después del funeral, Poli se fue a vivir a Cana- dos. Vea a continuación cómo la Biblia también
nos consuela al hablarnos de una maravillosa y
1 Hay quien anota en el calendario la fecha de la muerte para acor-
darse de dar consuelo en esos días, que es cuando más se necesita. emocionante esperanza para el futuro.
2016, N ÚMERO 3 7
Los muertos resucitarán
¿Recuerda a Gail, de quien hablamos en el segun- Gail dedica gran parte de su tiempo a hablarles a
do artículo de esta revista? Ella no sabe si superará sus vecinos de la promesa divina de que en el futu-
la muerte de Rob, su esposo. Sin embargo, anhela ro “la muerte no será más”.
el día en que pueda volver a verlo en el nuevo mun- Quizás le parezca un sueño. Pero piense en el
do que Dios promete. “Mi texto bíblico favorito ejemplo de Job, quien estuvo gravemente enfer-
—comenta— es Revelación [Apocalipsis] 21:3, 4”. mo (Job 2:7). Aunque llegó al punto de desear la
Esos versículos dicen: “Y Dios mismo estará con muerte, confiaba en que Dios lo resucitaría para
ellos. Y limpiará toda lágrima de sus ojos, y la volver a vivir en la Tierra. Por eso dijo: “¡Oh que
muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni en el Seol me ocultaras [...]! Tú llamarás, y yo mis-
clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. mo te responderé. Por la obra de tus manos senti-
Gail añade: “Esta promesa habla por sí misma. rás anhelo” (Job 14:13, 15). Como vemos, Job
Siento compasión por la gente que ha perdido un no tenía dudas de que Dios desearía devolverle la
ser querido y que no conoce la esperanza de la re- vida.
surrección”. Para demostrar que cree lo que dice, Pues eso es lo que Dios hará pronto con Job y
con millones de personas, cuando convierta este
planeta en un paraíso (Lucas 23:42, 43). La Bi-
Job estaba seguro de que Dios lo resucitaría. blia promete: “Va a haber resurrección” (Hechos
24:15). Además, Jesús afirmó: “No se maravillen
de esto, porque viene la hora en que todos los que
están en las tumbas conmemorativas oirán su voz
y saldrán” (Juan 5:28, 29). Job verá el cumpli-
miento de esta promesa. Entonces tendrá la opor-
tunidad de recuperar “su vigor juvenil” y su carne
será “más fresca que en la juventud” (Job 33:
24, 25). Lo mismo les ocurrirá a todos aquellos
que demuestren fe en esta bondadosa promesa de
Dios de resucitar a las personas en la Tierra.
Si ha sufrido la muerte de alguien cercano, lo
que hemos analizado no hará que desaparezca su
dolor. Sin embargo, reflexionar en las promesas di-
vinas que se hallan en la Biblia le dará la esperan-
za y la fortaleza necesarias para seguir adelante
(1 Tesalonicenses 4:13).
¿Le gustaría saber qué más puede hacer para so-
brellevar el dolor? ¿O se ha preguntado por qué
permite Dios la maldad y el sufrimiento? En ese
caso, visite nuestro sitio de Internet jw.org y halla-
rá respuestas animadoras y consejos útiles basa-
dos en la Biblia. ˇ
8 LA ATALAYA
¿LO SAB ÍA?
Aprendí a respetar
a las mujeres y a
respetar mi vida
MI PASADO. Nací en Mulhouse, en el noreste de Francia, y me
crié en un violento barrio obrero. Mis recuerdos de la niñez son
de peleas entre familias del barrio. En la mía, los hombres despre-
ciaban a las mujeres y apenas las tomaban en cuenta. Me decían
que el lugar de la mujer era la cocina y que debía cuidar del espo-
so y los hijos.
Mi infancia fue muy difícil. Cuando tenía 10 años, murió mi pa-
dre por su adicción al alcohol. Cinco años después, se suicidó
uno de mis hermanos mayores y presencié un asesinato en una
pelea familiar que me traumatizó. Algunos parientes me enseña-
ron a usar navajas y pistolas y a pelear siempre que hiciera falta.
Me convertí en un joven problemático, me tatué todo el cuerpo
RELATADO POR y me hice alcohólico.
JOSEPH EHRENBOGEN Con 16 años bebía entre 10 y 15 cervezas al día y empecé a
probar las drogas. Para costear mis vicios, vendía chatarra y ro-
baba. Con apenas 17 años, ya había pasado por la cárcel. En to-
AÑO DE NACIMIENTO tal, estuve preso 18 veces por robo y violencia.
1960 A los 20, mi situación empeoró. Llegué a fumar 20 cigarrillos
PAÍS de marihuana diarios y consumía heroína y otras sustancias ile-
FRANCIA gales. Varias veces estuve a punto de morir de sobredosis. Tra-
OTROS DATOS ficaba con drogas e iba siempre armado. En una ocasión le dis-
ERA DROGADICTO, VIOLENTO paré a un hombre; menos mal que la bala rebotó en la hebilla de
Y MALTRATABA A LAS MUJERES su cinturón. Cuando yo tenía 24 años, mi madre murió y me
volví aún más agresivo. La gente se asustaba al verme y cruza-
ba la calle. Muchos fines de semana acababa en la comisaría
tras alguna pelea, o en el hospital para que me cosieran las he-
ridas.
A los 28 años me casé y, claro, no trataba a mi esposa con res-
peto. La insultaba y le pegaba. No le dedicaba nada de tiempo;
pensaba que con cubrirla de joyas robadas era suficiente. Pero
entonces ocurrió algo inesperado: ella empezó a estudiar la Bi-
blia con los testigos de Jehová. Después de su primera clase,
dejó de fumar, no quiso dinero robado y me devolvió todas las
joyas. Yo le prohibí que estudiara la Biblia. Estaba hecho una fu-
10 LA ATALAYA
ria; le echaba el humo del cigarrillo en la cara y la dos veces por semana y empecé a asistir a sus reu-
ridiculizaba por todo el barrio. niones cristianas. Le oraba a Jehová todo el tiempo.
Una noche, estando muy borracho, le prendí En cuestión de un mes, me decidí a dejar las dro-
fuego a nuestro apartamento. Mi esposa nos salvó gas y el alcohol. Pero mi cuerpo me los seguía exi-
de las llamas a mí y a nuestra hijita de cinco años. giendo. Tuve síndrome de abstinencia, por lo que
Cuando se me pasó la borrachera, me sentí terri- empecé a sufrir fuertes migrañas, espasmos esto-
blemente culpable. Estaba convencido de que Dios macales y calambres, y a tener horribles pesadi-
jamás me perdonaría. Recordé que había oído de- llas, entre otros síntomas. Sin embargo, sentía que
cir a un sacerdote que los malos van al infierno. Jehová me estaba sosteniendo y dando fuerzas.
Hasta mi psiquiatra me dijo: “Eres un caso perdi- Me ocurría lo mismo que al apóstol Pablo, que dijo
do. No hay quien te salve”. sobre la ayuda que Dios le dio: “Para todas las co-
sas tengo la fuerza en virtud de aquel que me
CÓMO LA BIBLIA ME CAMBIÓ LA VIDA. Después del
imparte poder” (Filipenses 4:13). Con el tiempo,
incendio, nos fuimos a vivir a la casa de mis suegros.
también pude dejar el tabaco (2 Corintios 7:1).
Los Testigos vinieron a ver a mi esposa, y yo les
La Biblia me ayudó a recuperar el control de mi
pregunté si Dios perdonaría mis pecados. Abrieron
vida y a mejorar nuestra vida de familia. Empecé a
la Biblia y me leyeron 1 Corintios 6:9-11. Allí se
tratar a mi esposa con respeto y a decirle “por fa-
mencionan conductas que Dios condena, pero tam-
vor” y “gracias”. También empecé a pasar más
bién dice: “Eso era lo que algunos de ustedes eran”.
tiempo con mi hija. Tras un año estudiando la Bi-
Aquellas palabras me dieron la confianza de que po-
blia, seguí el ejemplo de mi esposa: decidí hacerme
dría cambiar. Los Testigos me leyeron 1 Juan 4:8
testigo de Jehová y me bauticé.
para mostrarme que Dios me quería. Eso me animó
tanto, que les pedí que me dieran clases de la Biblia QU É BENEFICIOS HE OBTENIDO. Estoy convenci-
do de que la Biblia me salvó la vida. Hasta mis pa-
rientes que no son Testigos reconocen que, de
no ser por estos cambios, probablemente habría
muerto de sobredosis o en una pelea.
Nuestra vida de familia dio un giro total cuando
empecé a cumplir con mis responsabilidades de
esposo y padre, tal como enseña la Biblia (Efe-
sios 5:25; 6:4). Empezamos a hacer cosas juntos.
Ya no pretendo que mi esposa esté siempre en
la cocina; todo lo contrario, dedica mucho de su
tiempo a predicar, y a mí me encanta ayudarla. Por
su parte, ella me apoya para que pueda cumplir
con mis tareas como anciano de congregación.
El amor y la misericordia de Dios han cambiado
por completo mi vida. Sé que cualquier persona
puede limpiar su vida y darle sentido gracias a la
fuerza que da la Biblia. Por eso, deseo de todo co-
razón hablarles de Jehová a quienes parecen casos
perdidos, porque yo era uno de ellos. La Biblia me
ha enseñado a tratar a todas las personas con res-
peto, sean hombres o mujeres; pero también me ha
Me encanta ayudar a la gente enseñado a tratar mi vida con respeto. ˇ
para que encuentren sentido a su vida.
2016, N ÚMERO 3 11
EJEMPLOS DE FE REBECA
12 LA ATALAYA
trabajo. Por lo que ocurrió después, parece que los maravillado y feliz. Cuando ella acabó, el hombre le
camellos no tenían tanta sed,1 pero ella no lo sa- regaló unas joyas valiosas y le preguntó: “¿De quién
bía cuando se ofreció a darles agua. Sin embargo, eres hija? Infórmame, por favor. ¿Hay lugar en casa
estaba dispuesta a hacer lo que fuera para mos- de tu padre para que pasemos la noche?”. Cuando
trarle hospitalidad a aquel forastero, quien aceptó le dijo a qué familia pertenecía, él se puso aún más
su ayuda. Rebeca iba y venía bajo la atenta mira- contento. Y Rebeca agregó, quizás llevada por el
da del anciano, llenando una y otra vez su cán- entusiasmo: “Hay con nosotros paja, así como tam-
taro para llevar agua al bebedero (Génesis 24: bién mucho forraje, también lugar donde pasar la
20, 21). noche”. Esa era una propuesta muy generosa, ya
Hoy día aprendemos muy buenas lecciones del que había más personas viajando con el hombre.
ejemplo de Rebeca. Vivimos en una época en la Por eso, la joven fue corriendo a contarle a su ma-
que nadie piensa en el prójimo. Como se predijo, dre lo sucedido (Génesis 24:22-28, 32).
las personas son egoístas y no están dispuestas a No hay duda de que había aprendido en casa a
sacrificarse por los demás (2 Timoteo 3:1-5). Los ser hospitalaria. Esta es otra buena costumbre que
cristianos que quieren combatir esa tendencia de- se está perdiendo en la actualidad y otra razón
ben imitar el ejemplo de esta joven del pasado, que más para imitar la fe de esta amable muchacha.
se desvivió por ayudar a un extraño.
La fe en Dios nos debe motivar a ser hospitalarios
Seguro que Rebeca se dio cuenta de que el an-
como él. Jehová es generoso con todos, y quie-
ciano la observaba. No había nada malo en aquella
re que sus siervos también lo seamos. Cuando
mirada; más bien, indicaba que estaba sorprendido,
mostramos hospitalidad, especialmente a quienes
1 Ya estaba anocheciendo. Además, el relato no da a entender que no nos lo pueden pagar de ningún modo, nuestro
se demorara horas en el pozo ni que su familia estuviera durmiendo
cuando acabó. Tampoco indica que alguien viniera a buscarla porque
Padre se siente muy feliz (Mateo 5:44-46; 1 Pedro
se hubiera retrasado mucho. 4:9).
14 LA ATALAYA
acompañaron a Rebeca y a Eliezer y sus hombres
(Génesis 24:59-61; 35:8). No tardaron en dejar
Harán atrás. Se trataba de un viaje largo, de unos
800 kilómetros (500 millas), que les debió tomar
unas tres semanas. Lo más probable es que se tra-
tara de un viaje incómodo. Seguramente, Rebe-
ca había visto muchos camellos en su vida, pero
no podemos suponer que supiera montar en ellos.
Como muestra la Biblia, pertenecía a una familia
de pastores, y no de comerciantes acostumbrados
a guiar caravanas de camellos (Génesis 29:10).
Quienes montan un camello por primera vez se
suelen quejar de lo incómodo que es, incluso en
trayectos cortos.
En cualquier caso, Rebeca se habrá concentrado
en el futuro y habrá querido saber más sobre Isaac
y su familia. Piense en el anciano Eliezer conver-
sando por las noches con la joven alrededor de
una fogata, hablándole de la promesa que Dios
le hizo a Abrahán: Dios levantaría de la línea de
Abrahán una descendencia que traería bendicio-
nes para toda la humanidad. Imagínese cómo le la-
tiría el corazón a Rebeca al darse cuenta de que la
promesa de Dios se cumpliría a través de su futu-
ro esposo y, por lo tanto, también a través de ella
(Génesis 22:15-18). Rebeca mostró una humildad muy valiosa,
Por fin llega el momento mencionado al princi- que hoy día es poco común.
pio de este artículo. La caravana avanza por el Né-
gueb y la oscuridad empieza a cubrir la tierra. Re-
beca ve a un hombre caminando por el campo, que unos tres años. Podemos deducir que es un hom-
parece estar meditando. Se baja del camello, dice el bre cariñoso y de buenos sentimientos. Para al-
relato, tal vez sin esperar ni siquiera a que el came- guien así, casarse con una mujer trabajadora, hos-
llo se arrodille. Y le pregunta al anciano: “¿Quién es pitalaria y de carácter humilde es todo un regalo.
aquel hombre que viene andando por el campo a ¿Cómo les irá juntos? La Biblia lo revela de una
nuestro encuentro?”. Al enterarse de que es Isaac, forma muy sencilla: “Él se enamoró de ella” (Gé-
se cubre la cabeza con un manto (Génesis 24:62- nesis 24:67; 26:8).
65). ¿Por qué hace eso? Parece ser una muestra Casi cuatro mil años después, hasta para no-
de respeto hacia su futuro esposo. Esta clase de sotros es fácil encariñarnos con el personaje de
sumisión podría considerarse hoy anticuada. Sin Rebeca. No podemos más que sentir admiración
embargo, tanto hombres como mujeres podemos por su valentía, ganas de trabajar, hospitalidad
aprender mucho del ejemplo de humildad de Re- y humildad. Todos, seamos jóvenes o mayores,
beca. hombres o mujeres, estemos casados o solteros,
Isaac, que tiene unos 40 años, todavía está de podemos imitar la fe de esta extraordinaria mu-
duelo por su madre, Sara, que ha muerto hace jer. ˇ
2016, N ÚMERO 3 15
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