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Estudio 1 Pedro 1 (1-2)
Estudio 1 Pedro 1 (1-2)
Introducción
Pedro escribe a creyentes que estaban experimentando tremendas presiones – presiones del
‘mundo’ (1 Ped 2:12; 3:16; 4:3-4), y presiones de su propia ‘carne’ (1 Ped 1:14-16). Además,
estaban enfrentando pruebas (1 Ped 1:6-7) y persecuciones (1 Ped 4:12-14).
Por eso, no es de sorprenderse que en esta carta, el apóstol tenga que animar a los creyentes. Lo
hace en diferentes maneras: haciéndoles recordar el tremendo privilegio de ser un verdadero
cristiano (1 Ped 2:9-10); haciéndoles recordar que el fin del mundo se acerca (1 Ped 4:7); y
haciéndoles recordar la recompensa que tendrán en el cielo (1 Ped 1:3-5).
En la misma introducción a la carta, vemos como Pedro ya empieza esta epístola animando a los
creyentes. Les hace recordar lo maravilloso que es ser un verdadero hijo de Dios. ¿Cómo
describe Pedro a los creyentes? Lo hace en tres maneras:
Antes de notar estos detalles, veamos quién escribe esta carta. Es Pedro: uno de los primeros
discípulos de Cristo... En esta carta vemos como él aprovecha de sus experiencias, para animar
a un grupo de creyentes, a avanzar en la vida cristiana.
Pedro fue escogido personalmente por Cristo (Marcos 1:16-18; 3:13-16; Juan 15:16).
Seguramente usó su experiencia para reflexionar sobre esta doctrina, llegando a entender que
era cierto de todo creyente.
a. La Base de la Elección
¿Sobre qué se basa Dios para elegir algunas personas a la salvación? ¿Y cómo lo hace? Pedro
responde en dos maneras:
Pedro no se refiere al conocimiento que Dios tiene de lo que la persona va a hacer frente al
evangelio (comparar Rom 9:10-12), sino del propósito eterno de Aquel que hace todas las cosas
según Su voluntad (Efe 1:5); es decir, el conocimiento anticipado de Su determinado consejo
(Hch 2:23; ver Rom 8:29). ¡Qué tremendo privilegio!
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ii. “en santificación del Espíritu”
b. El Propósito de la Elección
i. Obediencia
Dios nos llama a obedecerle. En primer lugar, debemos obedecer a Dios, en el sentido de
someternos al evangelio, y no procurar ganar nuestra propia salvación (Hch 17:30; Rom 1:5).
En segundo lugar, debemos obedecer a Dios en cuanto a nuestro comportamiento y forma de
vida.
ii. Limpieza
Además, somos elegidos para “ser rociados con la sangre de Jesucristo”. Cristo nos justifica,
pero Su sangre nos limpia – constantemente (1 Juan 1:7). Lenguaje del AT; usado en Hebreos
10:22; 12:24.
b. “de la dispersión” – aunque esta palabra se usaba de los judíos que vivían fuera de Palestina
(ver Juan 7:35), Pedro la usa aquí de los gentiles. El término significa ‘regados’ o ‘sembrados’.
Dios ‘riega’ a Sus hijos por todo el mundo, para que sean ‘sal’ y ‘luz’, dondequiera que vivan.
APLICACIÓN: El creyente halla la vida difícil en este mundo, porque ya no es parte de ello, y
es rechazado por el mundo (Juan 15:18-19). Aunque esto sea difícil de
soportar, debemos aceptar vivir así, para poder dar testimonio de nuestra fe en
Cristo.
Pedro no lo menciona explícitamente, pero podemos notar dos grandes bendiciones que Pedro
desea para los creyentes:
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a. El Favor de Dios
La palabra, “gracia”, significa ‘un regalo que no merecemos’. Esto describe la salvación, pero
también las demás bendiciones que Dios nos da en este mundo. Es tremendo saber que vivimos
bajo el favor de Dios, y podemos contar con Su apoyo en cualquier momento.
b. La Paz de Dios
La palabra, “paz” (hebreo, ‘shalom’), apunta a la tranquilidad que uno siente, sabiendo que
Dios está a favor de nosotros, y suplirá todo lo que nos haga falta para vivir en este mundo.
OJO: Dios no es mezquino con Sus bendiciones; bendice a Sus hijos abundantemente. “Gracia
y paz os sean multiplicadas”, dice Pedro.
Conclusión
No es fácil ser un creyente. Enfrentamos muchas luchas y dificultades. Pero, ¡qué privilegio es
ser un creyente! Estos privilegios sobrepasan las pruebas y dificultades. Por ende, demos
gracias a Dios que somos Sus hijos, y vivamos como tales.