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Caja de Her
Doce Piezas r a m ientas de
para las Rel
aciones
Caja de Herramientas
de Doce Piezas para
las Relaciones
Codependientes Anónimos
Doce Tradiciones
A veces, puede ser más fácil definir el significado de las Tradiciones al espe-
cificar lo que no significan. La Primera Tradición no significa que dejemos de
lado nuestras necesidades. Si nuestras necesidades– específicas en una relación
dada– no se satisfacen, esa relación siempre está destinada a fallar. En cambio,
aprendemos a diferenciar entre nuestras necesidades y nuestros deseos. Lo que
la relación necesita casi siempre es más importante que lo que queremos, si
queremos que la relación tenga éxito.
La pregunta clave que nos hacemos es: “¿Esta elección favorece los sentimien-
tos de unidad o desunión– por parte de mi pareja o de mi parte?” Una vez
que hayamos respondido esta pregunta, somos libres de tomar una decisión
informada.
“El único requisito para ser miembro en nuestra amistad es el deseo de estar en
la amistad, combinada con la voluntad de hacerlo funcionar”.
Ambos elementos parecen ser esenciales para una amistad exitosa. Considere,
por ejemplo, si una de las partes tiene un deseo sincero de estar en la amistad,
pero no está lo suficientemente motivada para hacer el trabajo necesario para
mantener y hacer crecer la relación. Inevitablemente, esa amistad fracasará.
Tampoco puede durar esa amistad si, por otro lado, esa misma persona está
dispuesta a hacer el trabajo de relación necesario, pero realmente no le interesa
ser amiga de la otra parte.
Dentro de una relación, las elecciones mutuas que hacemos, las que afectan la
relación, son hechas por los participantes en la relación. Otras personas, ami-
gos, familiares, compañeros de trabajo o vecinos, pueden estar interesadas en el
resultado de nuestras decisiones, pero a menos que sus vidas se vean afectadas,
no tienen derecho a participar en la decisión.
Una tercera perspectiva sobre la Cuarta Tradición es que cuando alguien más
está tomando decisiones sobre su propia vida, no tenemos el derecho de con-
Para una amistad: “Nuestra amistad tiene un solo propósito primordial: en-
riquecer nuestras vidas”.
Tomando prestada esta frase de otra Fraternidad de Doce Pasos, una pareja
expande su declaración de un Propósito Primario para ser lo más clara posible:
“Nuestro matrimonio tiene un solo propósito: servir como ejemplo del amor de
nuestro Poder Superior. Hacemos esto al practicar los Doce Pasos, alentando
y fomentando el crecimiento de los demás y dando la bienvenida y amando a
nuestros amigos y familia”.
Para una pareja casada, se podría reafirmar la Sexta Tradición al leer: “Ninguno de
nosotros debe respaldar, financiar, o de otra manera comprometer a nuestra familia
con ninguna empresa externa sin una consulta previa, a fin de que los problemas
de dinero, propiedad o ego no nos desvíen de nuestro objetivo espiritual primario”.
Esta Tradición sugiere que “yo” no puedo hablar por “nosotros”.
¿Qué sucede si un miembro de una relación promete que otro realizará una tarea o
participará en un evento, sin consultarlo? El miembro que no fue consultado estaría
en su derecho de rechazar el compromiso y el otro miembro ahora se enfrenta a
la posibilidad de tener que cancelarlo. Muchos problemas basados en el ego co-
mienzan de esta manera.
Además, la Sexta Tradición nos advierte contra involucrarnos con empresas exter-
nas. En un nivel de relación, estos involucramientos a menudo equivalen a proyectar
elecciones personales sobre la relación. Dichas opciones pueden incluir afiliaciones
políticas, pertenencia a grupos, preferencias en automóviles, ropa, computadoras
personales e incluso religión. Cada socio puede tener una opinión similar o elegir
una afiliación similar. El punto es no hacer que esa elección sea parte de la relación
porque, de lo contrario, estamos en conflicto con la Tercera Tradición porque hemos
hecho de esa elección un requisito. Evitamos ser un hogar “conservador”. ¿Qué
pasa si un miembro quiere cambiar de opinión?
Muchos de los que vivimos con la codependencia estamos sorprendidos por estas
ideas. A menudo, en nuestras historias codependientes, nos encontramos haciendo
compromisos en nombre de otros o haciendo que otros asuman compromisos en
nuestro nombre. Esto parecía ser una parte normal de nuestras vidas. Parecía que
esto era lo que las personas hacían cuando estaban cercas. Solo en la recuperación
vimos la implicación y la falta de límites que representaban estos comportamientos.
Nuestro Poder Superior nos mostró que podíamos cambiar si nos adheríamos a los
principios de la Sexta Tradición.
En el área del dinero, por ejemplo, es perjudicial para una relación si uno en la
pareja intenta controlar al otro a través del suministro económico. A menudo, esto
puede hacer que la persona con menores ingresos se sienta “atrapada”. Nunca
somos realmente libres de mantener una relación si no somos libres de irnos, y la
pareja atrapada siente resentimiento. Mientras tanto, la persona controladora puede
sentirse resentido de que su “ayuda” no sea apreciada. Por otro lado, si una persona
es demasiado dependiente de la otra para recibir apoyo financiero, la persona que
apoya puede sentirse “usado” mientras que el compañero dependiente se siente
avergonzado o tiene la sensación de ser “menos que”.
Para evitar estas dificultades, nos esforzamos por poder atender nuestras propias
necesidades en todas las áreas, incluidas las finanzas, la salud física, el bienestar
emocional y nuestra vida espiritual. Estos esfuerzos brindan algunos beneficios im-
portantes para nosotros– como individuos y como compañeros en nuestra relación.
Tenemos un mayor sentido de autoestima. Experimentamos menos conflicto en
nuestras relaciones. Sentimos menos ansiedad. Somos más capaces de ser honestos
y de compartir íntimamente con nuestro compañero.
No profesional significa, simplemente, que no nos paguen. La Octava Tradición nos re-
cuerda que cuando estamos comprometidos con nuestro propósito primordial de llevar un
mensaje de esperanza a otros codependientes, no buscamos compensación. En cambio,
realizamos servicio en nuestra Fraternidad y realizamos el Doceavo Paso por un sentido
de gratitud y para avanzar en nuestro propio crecimiento espiritual. Como dice el dicho,
“hacemos lo que hacemos por diversión y gratis”.
En última instancia, la Octava Tradición se trata del principio espiritual del amor incondi-
cional. La Octava Tradición nos recuerda que no debemos ponerle precio al amor.
Este principio puede ir en contra de nuestra propia experiencia en nuestra vida anterior
a la recuperación. Muchos de nosotros aprendimos a ver el amor como condicional y
practicamos lo que aprendimos. ¿Cuántos de nosotros hemos comparado el amor con
la aprobación, por ejemplo? Podemos haberle ocultado nuestro amor a alguien porque
desaprobamos su comportamiento. O quizás tomábamos nota de todo y mantuvimos un
balance general en nuestras cabezas. “Hice esto por ella, ¿Por qué no me quiere?” “Me dio
un regalo; será mejor que encuentre uno para él”.
Al aprender a practicar el amor incondicional, a veces nos resulta útil realizar actos de
bondad al azar o buenas acciones anónimas. Al evitar el reconocimiento de nuestras ac-
ciones positivas, aprendemos la autoestima en lugar de depender de la aprobación de los
demás.
La Octava Tradición también sugiere que no hay una manera profesional de compartir
nuestra experiencia, fortaleza y esperanza. No importa cuánto tiempo hayamos estado
yendo a las reuniones de CoDA o trabajando en el programa, nunca alcanzamos la cat-
egoría profesional. En cambio, somos compañeros de viaje, recorriendo el mismo camino
lo mejor que podemos. Si podemos brindar esta misma mentalidad abierta a nuestras
relaciones, somos libres de explorar, practicar y cometer errores sin temor a repercusiones.
Después de todo, ahora sabemos que no se puede obtener amor incondicional. Esta misma
libertad permite a nuestros compañeros de relación cometer errores sin temor de que les
retiremos nuestro amor.
Una de las formas en que evitamos la organización es a través de la rotación del lider-
azgo. Nuestros servidores de confianza son simplemente miembros que han dado
un paso adelante para cumplir un requisito, bajo la guía de nuestro Poder Superior,
y generalmente durante un tiempo específico. Al final de ese tiempo, se hacen a un
lado para permitir que otra persona tenga la experiencia de servir. Nadie debe estar
permanentemente en una posición de liderazgo o servicio dentro de un grupo de
CoDA o de la Fraternidad en su conjunto. Este principio podría expresarse en la idea
de que nadie posee un trabajo en particular en CoDA.
De esta manera, la Novena Tradición también nos alienta a ser menos rígidos en
nuestro pensamiento, a mantener la mente abierta. Debido a que dejamos de asignar
roles a otros en nuestra mente, dejamos de tener expectativas no expresadas de ellos,
lo que lleva a menos conflictos y resentimientos.
Una pareja expresa la Novena Tradición de esta manera: “Nuestro matrimonio, como
tal, nunca debe organizarse, pero podemos nombrar temporalmente a uno u otro para
tareas especiales según se ajusten a nuestros intereses y talentos.”
Debido a que nadie está a cargo en una relación sana, tenemos la oportunidad y la
obligación de ser participantes activos en la relación. Esta es una de las formas en
que demostramos la voluntad de hacerla funcionar (ver la discusión en la Tercera
Tradición).
Un problema ajeno será cualquier asunto o problema que no sea esencial para
nuestro propósito primordial, “Cada grupo tiene un solo propósito primordial:
llevar el mensaje a otros codependientes que aún sufren”. (Quinta Tradición)
En otras palabras, si un problema está fuera del contexto de la recuperación
de la codependencia, es un problema ajeno para un grupo de Codependientes
Anónimos.
¿Por qué es importante que CoDA se abstenga de tomar posiciones sobre asuntos
ajenos? La Décima Tradición continúa diciéndonos que tomar tales posiciones
nos llevará a una controversia pública. Evitamos la controversia porque puede
obstaculizar nuestros esfuerzos para cumplir nuestro propósito primordial de la
Quinta Tradición.
Evitar la controversia sobre temas ajenos significa que estamos menos fre-
cuentemente en conflicto con quienes nos rodean. Significa que tenemos más
energía para concentrarnos en los temas que realmente son fundamentales para
la relación. Para que podamos poner primero lo primero, y vivir y dejar vivir,
nos hacemos la pregunta: ¿Qué tan importante es?
Cuando intentamos tomar esta posición en nuestra vida diaria, nos encontramos
examinando muchos de nuestros viejos hábitos y patrones de comportamiento.
Nos damos cuenta de que algunos de nuestros patrones codependientes fueron
reacciones instintivas a la personalidad de otra persona, en lugar de una re-
spuesta considerando los hechos de una situación. Otros comportamientos
fueron intentos apenas velados de obtener atención o aprobación, en lugar de
las buenas acciones que nos convencimos a nosotros mismos de que estábamos
haciendo. En la recuperación, comenzamos a separar nuestros sentimientos de
los hechos de la situación e identificamos el curso de acción correcto mediante
la aplicación de los principios que hemos aprendido a lo largo de las Doce
Tradiciones.
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