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Caja de Her
Doce Piezas r a m ientas de
para las Rel
aciones
Caja de Herramientas
de Doce Piezas para
las Relaciones
Codependientes Anónimos
Doce Tradiciones

Derechos de autor: 2019


Esta literatura es avalada por la Conferencia de CoDA
Codependientes Anónimos, Inc.
Phoenix, Arizona, EE.UU.
Todos los derechos reservados

Esta publicación no puede ser reproducida o fotocopiada sin


permiso por escrito de Co-Dependents Anonymous, Inc.

Caja de Herramientas de Doce Piezas para las Relaciones Página 1


Estimado miembro de CoDA,

Este folleto ha sido preparado por el grupo Experiencia, Fortaleza
y Esperanza de Codependientes Anónimos de Saskatoon, Canadá.
El propósito de este folleto es que sirva como un complemento
del Libro de Trabajo de Doce Pasos y Doce Tradiciones de CoDA
en apoyo, según la Tercera Tradición, de nuestro deseo de tener
relaciones sanas y amorosas.

Como grupo, hemos tratado de explorar las formas en que podemos


usar los principios espirituales de las Doce Tradiciones en nuestro
hogar, trabajo y vida familiar, así como dentro de nuestra fraternidad.

Esperamos que esta caja de herramientas sea de utilidad para otros


a medida que exploran los principios poderosos que subyacen en
nuestras Tradiciones.

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CAJA DE HERRAMIENTAS DE DOCE PIEZAS
PARA LAS RELACIONES

LAS DOCE TRADICIONES DE


CODEPENDIENTES ANÓNIMOS
1. Nuestro bienestar común debe tener la preferencia; la recuperación
personal depende de la unidad de CoDA.
2. Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una autoridad fundamental:
un Poder Superior amoroso que se expresa en la conciencia de nuestro
grupo. Nuestros líderes son solo servidores de confianza; no gobiernan.
3. El único requisito para ser miembro de CoDA es desear relaciones sanas
y amorosas.
4. Cada grupo debe mantenerse autónomo, excepto en asuntos que afecten a
otros grupos o a CoDA como un todo.
5. Cada grupo tiene un solo objetivo primordial: llevar el mensaje a otros
codependientes que aún sufren.
6. Un grupo de CoDA nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre
de CoDA a ninguna entidad allegada o empresa ajena, para evitar que
los problemas de dinero, propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro
objetivo espiritual primordial.
7. Todo grupo de CoDA debe mantenerse completamente a sí mismo,
negándose a recibir contribuciones de afuera.
8. Codependientes Anónimos siempre debe mantener su carácter no
profesional, pero nuestros centros de servicio pueden emplear trabajadores
especiales.
9. CoDA, como tal, nunca debe ser organizada, pero podemos crear juntas
o comités de servicio que sean directamente responsables ante aquellos a
quienes sirven.
10. CoDA no tiene opinión acerca de asuntos ajenos; por consiguiente, su
nombre nunca debe mezclarse en controversias públicas.
11. Nuestra política de relaciones públicas se basa en atracción más que
en promoción; nosotros necesitamos mantener siempre el anonimato
personal ante la prensa, radio y cine.
12. El anonimato es la base espiritual de todas nuestras tradiciones,
recordándonos siempre anteponer los principios a las personalidades.

*Las Doce Tradiciones son adaptadas con el permiso de Alcoholics Anonymous.

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PRIMERA TRADICIÓN
Nuestro bienestar común debe tener la preferencia;
la recuperación personal depende de la unidad de CoDA.
Una pareja interpreta la Primera Tradición, para usar en las relaciones, de la
siguiente manera: “Nuestro bienestar común debe ser lo primero; el crecimiento
personal dentro de nuestra relación depende de la unidad.”

En la Primera Tradición, el principio espiritual subyacente es el de la unidad.


En la búsqueda de relaciones más sanas, aprendemos que a veces es necesario
dejar de lado nuestros deseos personales en favor de lo que es bueno para la
relación en conjunto. Tratamos de aprender a hacer esto de manera voluntaria
y con entusiasmo, reconociendo la importancia de la unidad para nuestro pro-
pio bienestar a largo plazo. Si los deseos, las opiniones o los sentimientos de
un miembro de la pareja se anteponen antes que los de la otra, esa no es una
relación igual entre la pareja. Esta desigualdad a menudo nos ha llevado a tener
sentimientos de resentimiento o insuficiencia.

A veces, puede ser más fácil definir el significado de las Tradiciones al espe-
cificar lo que no significan. La Primera Tradición no significa que dejemos de
lado nuestras necesidades. Si nuestras necesidades– específicas en una relación
dada– no se satisfacen, esa relación siempre está destinada a fallar. En cambio,
aprendemos a diferenciar entre nuestras necesidades y nuestros deseos. Lo que
la relación necesita casi siempre es más importante que lo que queremos, si
queremos que la relación tenga éxito.

La Primera Tradición tampoco significa que alguno en la pareja puede vencer


cada situación diciendo “Me siento distanciado cuando tú...” o diciendo “Esto
abre una brecha entre nosotros”. En cambio, la Primera Tradición nos pide que
encontremos el punto medio– tomar decisiones basadas en el bien de la relación.

La pregunta clave que nos hacemos es: “¿Esta elección favorece los sentimien-
tos de unidad o desunión– por parte de mi pareja o de mi parte?” Una vez
que hayamos respondido esta pregunta, somos libres de tomar una decisión
informada.

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OTRAS PREGUNTAS A CONSIDERAR EN
NUESTRO ESTUDIO DE LA PRIMERA TRADICIÓN
1. ¿Por qué resulta fundamental nuestro bienestar común, en una relación?
2. ¿Qué significa unidad para mí?
3. ¿Qué tipo de acciones realizo que promueven la unidad en mis relaciones?
4. ¿Qué tipo de acciones realizo que promueven la desunión en mis
relaciones?
5. ¿Puedo distinguir la diferencia entre mis necesidades y mis deseos?
6. ¿Cuál es la conexión entre la Tradición Uno y el Paso Tres (Decidimos
poner nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios, como cada uno
entendimos a Dios)?
7. ¿Soy consciente de la diferencia entre mi beneficio a largo plazo y mi
satisfacción a corto plazo?
8. ¿Cuál de mis conductas codependientes interfiere con la unidad?
9. ¿Por qué dejaría de lado mis propios intereses por el bien de una relación?
¿Cuándo podría ser necesario tal acción?
10. ¿De qué acciones me siento culpable? ¿Existe una relación entre la culpa
y los sentimientos de desunión, de mi parte?

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SEGUNDA TRADICIÓN
Para el propósito de nuestro grupo sólo existe una
autoridad fundamental: un Poder Superior amoroso que se
expresa en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros líderes
son solo servidores de confianza; no gobiernan.

Al desarrollar relaciones más sanas, la Tradición Dos podría reformularse como:


“Para el propósito de nuestra relación, solo existe una autoridad, un Poder Su-
perior amoroso, como se expresa a través de nuestra conciencia mutua. Cada
uno de nosotros es un servidor de la relación y ninguno de nosotros gobierna”.

Aplicar la Segunda Tradición apoya nuestra decisión del Tercer Paso en el


sentido de que ninguna de las partes en la relación es la autoridad en la toma
de decisiones. En cambio, buscamos la voluntad de nuestro Poder Superior a
través de la conciencia mutua (de grupo) para atender las necesidades de la
relación en su conjunto.

Hay dos principios espirituales en el centro de esta declaración, la igualdad y


el servicio.

El principio de igualdad nos recuerda la Sexta Promesa de CoDA: “Aprendo a


mirarme a mí mismo como igual a los otros. Mis nuevas y renovadas relaciones
están basadas en la igualdad de ambas partes”. La igualdad sugiere que ningún
participante es más importante, más merecedor o más autoritario dentro de la
relación que el otro. En cambio, la autoridad corresponde a un Poder Superior.

Los participantes en la relación pueden buscar la voluntad de su Poder Superior


independientemente o en conjunto. Lo importante es que si ambos (todos)
miembros de una relación buscan genuinamente la voluntad de su Poder Supe-
rior, entonces es menos probable que los problemas relacionados con el ego, el
complacerse a sí mismo u otros defectos de carácter tengan el control.

El principio de servicio- de que cada socio trate de ser un Servidor de Confianza


en la relación en lugar de gobernar- nos aleja del egoísmo, el egocentrismo y el
complacerse a sí mismo. Estamos invitados a ser un participante que contribuya
plenamente en la relación; ganamos autoestima a través de la acción positiva.

En la Segunda Tradición, se nos pide que consideremos las necesidades de


la relación en lugar de nuestras propias necesidades. Algunos de nosotros
preguntamos: “¿No está esto en desacuerdo con lo que a muchos de nosotros

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se nos dice en la recuperación temprana- es decir, a centrarnos en cuidar de
nosotros mismos?” Al contrario, cuando examinamos la Segunda Tradición con
cuidado, nos damos cuenta de que centrarnos en el bien de nuestras relaciones
mejora nuestro autocuidado. Amplía nuestra perspectiva y nos ayuda a tomar
más en cuenta nuestras vidas al tomar decisiones sobre nuestras relaciones
y nuestra vida. Para muchos de nosotros, aprender a dejar de lado nuestros
deseos individuales en favor de las necesidades de la relación es un referente
del crecimiento.

Dos preguntas claves para formular al trabajar en la Segunda Tradición podrían


ser: “¿Esta decisión servirá en el mejor interés de la relación o está limitada a
mis propios intereses?” y “¿Estoy tratando de ser la autoridad?”

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO
DE LA SEGUNDA TRADICIÓN
1. ¿Qué significa la igualdad para mí?
2. ¿Cuáles de mis conductas codependientes se satisfacen aplicando el
principio de igualdad?
3. ¿Cuál de mis conductas codependientes se satisfacen aplicando el
principio de servicio?
4. ¿Cuál es la conexión entre la Segunda Tradición y la madurez emocional?
5. ¿Cómo sé cuándo intento ser una autoridad?
6. ¿Me veo como igual en mis relaciones? ¿Qué comportamientos tengo
cuando no experimento la igualdad?
7. ¿Qué puedo hacer para fomentar un sentido de servicio dentro de mis
relaciones?

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TERCERA TRADICIÓN
El único requisito para ser miembro de CoDA
es desear relaciones sanas y amorosas.
El principio espiritual de inclusión ilustra el beneficio de los requisitos de afili-
ación claros y simples dentro de una organización. Lo mismo es válido para
las relaciones. Cuando mantenemos requisitos claros y simples para la partici-
pación en la relación, facilitamos que cada persona participe en la relación. Por
ejemplo, en una relación de amistad, la Tercera Tradición podría reformularse
como:

“El único requisito para ser miembro en nuestra amistad es el deseo de estar en
la amistad, combinada con la voluntad de hacerlo funcionar”.

Ambos elementos parecen ser esenciales para una amistad exitosa. Considere,
por ejemplo, si una de las partes tiene un deseo sincero de estar en la amistad,
pero no está lo suficientemente motivada para hacer el trabajo necesario para
mantener y hacer crecer la relación. Inevitablemente, esa amistad fracasará.
Tampoco puede durar esa amistad si, por otro lado, esa misma persona está
dispuesta a hacer el trabajo de relación necesario, pero realmente no le interesa
ser amiga de la otra parte.

La Tercera Tradición nos alienta a centrarnos en aquellos elementos que son


esenciales para la relación en cuestión. Algunos ejemplos pueden incluir:
• Opiniones sobre causas o problemas. Estos pueden ser importantes si la
relación se basa en una filosofía política compartida (un partido político,
por ejemplo) pero menos importante en una amistad en el lugar de trabajo.
• Metas y aspiraciones. Los objetivos compartidos pueden ser esenciales
para algunas relaciones. Por ejemplo, el crecimiento espiritual mutuo
puede verse como algo esencial para una relación padrino/madrina y apa-
drinado. La eficiencia y profesionalismo son elementos esenciales en una
relación jefe-empleado. Pero otras relaciones pueden basarse simplemente
en el respeto y la admiración mutua.
En la relación entre compañeros de vida, una pareja habla de cuatro compromi-
sos que son necesarios para que una relación prospere. Él debe estar compro-
metido con su propio crecimiento espiritual y debe estar comprometido a apoyar
el crecimiento espiritual de ella. Ella, por otro lado, debe estar comprometida
con su propio crecimiento y también con el de él. Si alguno de esos cuatro

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compromisos no está vigente, la relación no puede ser saludable y amorosa a
largo plazo.

Poner requisitos innecesarios a los compañeros de relación puede ser una
forma de controlar, de mantener a los demás a distancia y evitar la intimidad.
Centrarse en lo esencial de una relación elimina los obstáculos entre los
demás y nosotros mismos. A algunos de nosotros nos animaron a aplicar este
principio en el Segundo Paso, cuando se nos pidió que describiéramos lo que
necesitábamos de nuestro Poder Superior. Al simplificar nuestra comprensión
de nuestro Poder Superior, eliminamos muchas barreras espirituales. El mismo
beneficio está disponible para nosotros en nuestras relaciones con otros, a través
de la aplicación de la Tercera Tradición.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA TERCERA TRADICIÓN:
1. ¿Qué queremos decir con el principio espiritual de inclusión?
2. ¿Pongo obstáculos entre mi Poder Superior y yo?
3. ¿Pongo obstáculos entre otras personas y yo?
4. ¿Tengo claro qué se requiere para ser un participante pleno en mis
relaciones?
5. ¿Estoy dispuesto a ser un participante pleno?
6. ¿Cómo me siento cuando no participo plenamente?
7. ¿Entiendo lo que se requiere para ser un participante pleno en cada una de
mis relaciones?
8. ¿Estoy comprometido con mi propio crecimiento espiritual? ¿Con el
crecimiento de mi pareja? ¿Cómo demuestro estos compromisos?

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CUARTA TRADICIÓN
Cada grupo debe mantenerse autónomo, excepto en asuntos
que afecten a otros grupos o a CoDA como un todo.
Hay un viejo dicho que dice: “Tu derecho de agitar tu puño termina donde
empieza mi nariz”. En muchos sentidos, este es un buen resumen de la Cuarta
Tradición.

El principio espiritual de autonomía nos enseña sobre límites saludables. La


Cuarta Tradición nos muestra dónde detenernos y dónde alguien más comienza.
Dentro de una relación personal o familiar saludable, la Cuarta Tradición podría
expresarse como:

“Cada uno de nosotros es autónomo, excepto en asuntos que afectan a nuestra


pareja, nuestra familia o la comunidad en general”.

En nuestro historial de relaciones, podemos habernos encontrado tomando


decisiones basadas en la aprobación de otras personas. La Cuarta Tradición nos
enseña que nuestras decisiones sobre nuestras vidas son nuestras para tomarlas.
Puede que nos importe lo que piensen los demás, pero la decisión final es nues-
tra, y de nadie más.

Dentro de una relación, las elecciones mutuas que hacemos, las que afectan la
relación, son hechas por los participantes en la relación. Otras personas, ami-
gos, familiares, compañeros de trabajo o vecinos, pueden estar interesadas en el
resultado de nuestras decisiones, pero a menos que sus vidas se vean afectadas,
no tienen derecho a participar en la decisión.

Otro aspecto de la Cuarta Tradición, “excepto en asuntos que afecten”, sugiere


que cuando otras personas se ven realmente afectadas por nuestras decisiones o
acciones, nos vemos obligados a considerarlas en nuestra toma de decisiones.
Al considerar la Segunda Tradición, aprendimos que las decisiones grupales las
toman mejor la conciencia de grupo, guiada por un Poder Superior. La Cuarta
Tradición nos enseña que, en una relación, las decisiones mutuas deben ser to-
madas por la conciencia mutua. Ningún miembro de una relación sana gobierna
sobre la toma de decisiones. Nuevamente, se enfatizan los límites saludables al
recordarnos qué comportamientos son aceptables e inaceptables para nosotros
y nuestros compañeros en la relación.

Una tercera perspectiva sobre la Cuarta Tradición es que cuando alguien más
está tomando decisiones sobre su propia vida, no tenemos el derecho de con-

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trolar o dominar. Muchos de nosotros hemos tratado de proporcionarle a otra
persona “todas las respuestas”, para resolver sus problemas o para planificar su
vida por ellos. La Cuarta Tradición nos anima a cambiar ese comportamiento.

En recuperación, podemos reconocer que tenemos sentimientos marcados so-
bre las decisiones que toman nuestros seres queridos y se nos alienta a expresar
esos sentimientos.

Sin embargo, no tenemos el derecho de insistir en nuestra forma de hacer las


cosas. El Segundo y Tercer Paso, y la Segunda Tradición nos recuerdan que
nuestros seres queridos tienen su propio Poder Superior, y nosotros no somos
ese Poder Superior. Al dejar de lado las decisiones de otras personas, respetamos
su autonomía y la nuestra.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA CUARTA TRADICIÓN:
1. ¿Qué es la autonomía?
2. ¿Reconozco cuándo he de tomar una decisión solo yo? ¿Reconozco
cuando una decisión afectará a otra persona?
3. ¿Soy consciente de cuándo mis decisiones o acciones afectan a otras
personas?
4. ¿Me siento cómodo tomando decisiones o tomando medidas cuando
alguien más lo desaprueba?
5. ¿Permito que otras personas tomen decisiones que yo debo tomar?
6. ¿Trato de tomar decisiones que otras personas deben tomar?
7. ¿Alguna de mis relaciones se ve afectada por las opiniones de personas
ajenas?
8. ¿En cuál de mis relaciones tengo mayor dificultad para mantener mi
autonomía?
9. ¿En cuál de mis relaciones tengo mayor dificultad para permitirle a otra
persona tener autonomía?

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QUINTA TRADICIÓN
Cada grupo tiene un solo objetivo primordial:
llevar el mensaje a otros codependientes que aún sufren.
La Quinta Tradición es una fuerza poderosa dentro de un grupo de CoDA, que
le recuerda a los miembros que deben concentrarse en el propósito primordial
del grupo: llevar el mensaje de esperanza al nuevo miembro. La idea detrás de
la Quinta Tradición es que debemos considerar el propósito primordial, la razón
de ser del grupo, en todo lo que hace el grupo.

Imagínese si pudiéramos identificar el propósito primordial de cada una de las


relaciones en nuestras vidas y luego usar ese propósito primordial como guía en
nuestras acciones y elecciones. Eso es lo que algunos en recuperación intentan
hacer al aplicar la Quinta Tradición en sus vidas.

Algunos incluso llegan a formular declaraciones de propósito primordial para


las diferentes relaciones en sus vidas, como una guía personal para abordar cada
una de esas relaciones. Algunos ejemplos pueden incluir:

Para un matrimonio: “Nuestro matrimonio tiene un solo propósito primordial:


servir como una expresión del amor de nuestro Poder Superior”.

Para una amistad: “Nuestra amistad tiene un solo propósito primordial: en-
riquecer nuestras vidas”.

Para una relación jefe-empleado o una sociedad comercial: “Nuestra relación


tiene un solo propósito primordial: promover el éxito de la organización”.

Para un padrino/madrina – apadrinado: “Nuestra relación tiene un solo propósito


primordial: mejorar nuestras recuperaciones”.

Tomando prestada esta frase de otra Fraternidad de Doce Pasos, una pareja
expande su declaración de un Propósito Primario para ser lo más clara posible:
“Nuestro matrimonio tiene un solo propósito: servir como ejemplo del amor de
nuestro Poder Superior. Hacemos esto al practicar los Doce Pasos, alentando
y fomentando el crecimiento de los demás y dando la bienvenida y amando a
nuestros amigos y familia”.

Una vez que se identifica un propósito primordial, los participantes en la rela-


ción pueden examinar sus propios pensamientos, palabras y acciones a la luz

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de ese propósito primordial. “¿Estamos contribuyendo al propósito primordial?
¿Lo estamos desvirtuando? ¿Estamos enfocando nuestros esfuerzos en la direc-
ción equivocada?” Estas consideraciones pueden promover la sensibilización
de nosotros mismos, de nuestros compañeros de relación y de los resultados (o
consecuencias) de nuestros esfuerzos.

El consenso de todas las partes en una relación es útil, pero no necesariamente


esencial. Estas declaraciones de propósito primario pueden acordarse entre
todas las partes o llegar como un compromiso personal de un individuo, si es
necesario. Algunos miembros de CoDA compartirán que “Soy la mitad de mis
relaciones. Si mi participación mejora, la relación mejora”. Al igual que con
nuestros grupos de CoDA, el ejemplo de un miembro puede ayudar mucho para
establecer un ejemplo de un enfoque más saludable para las relaciones.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA QUINTA TRADICIÓN:
1. ¿Puedo identificar un propósito primario en mis relaciones? ¿Discuto esto
con mi(s) pareja(s) en la relación?
2. En mis relaciones, ¿Trato de tomar acciones que apoyen un propósito
primordial?
3. ¿Regularmente tomo acciones que desvirtúan un propósito primordial?
¿Cómo puedo obtener una imagen más clara?
4. ¿Qué cambiaría si pudiera identificar un propósito primordial en mi
relación con mi cónyuge? ¿Mi familia? ¿Mis amigos? ¿Mis socios de
negocios?
5. ¿Qué me distrae de mi propósito primordial en una relación? ¿Cómo se
relaciona esto con la codependencia?
6. ¿Cuál relación única en mi vida se beneficiaría más al identificar y apoyar
un propósito primario?
7. ¿Qué herramientas ofrece CoDA para ayudarme a identificar y apoyar mi
propósito primordial?
8. ¿Cuál de las Promesas de Codependientes Anónimos sería más accesible
si pudiera centrarme en un propósito primordial?

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SEXTA TRADICIÓN
Un grupo de CoDA nunca debe respaldar, financiar o
prestar el nombre de CoDA a ninguna entidad allegada o
empresa ajena, para evitar que los problemas de dinero,
propiedad y prestigio nos desvíen de nuestro objetivo
espiritual primordial.
La Sexta Tradición nos habla sobre el enfoque, en particular un enfoque en nuestro
propósito primordial, como se define en la Quinta Tradición. Esta simple declaración
señala que nuestro grupo de CoDA no puede hablar por toda la Fraternidad (prestar
el nombre CoDA). Sugiere que nunca debemos permitir que CoDA se involucre a
nivel financiero, social o público con cualquier otra organización, grupo o idea, ya
que este involucramiento puede dar lugar a problemas relacionados con el dinero, la
propiedad o el prestigio. Estos problemas, si ocurren, pueden distraernos de nuestro
propósito primordial y amenazar la razón misma de la existencia de nuestro grupo.

Este mismo principio puede aplicarse en nuestras relaciones personales, familiares,


laborales y románticas. En la Sexta Tradición, podemos ver la sugerencia de que
nunca debemos permitir que compromisos externos se interpongan en nuestro en-
foque en cualquier relación, y que un miembro de la relación no puede hablar por
la relación en su conjunto.

Para una pareja casada, se podría reafirmar la Sexta Tradición al leer: “Ninguno de
nosotros debe respaldar, financiar, o de otra manera comprometer a nuestra familia
con ninguna empresa externa sin una consulta previa, a fin de que los problemas
de dinero, propiedad o ego no nos desvíen de nuestro objetivo espiritual primario”.
Esta Tradición sugiere que “yo” no puedo hablar por “nosotros”.

¿Qué tipo de problemas pueden surgir si ignoramos este principio? Problemas de


dinero, propiedad o ego (prestigio). Si un miembro de una familia compromete los
recursos de la familia (dinero, propiedad, tiempo o talento) sin consultar, los otros
miembros a menudo se sentirán usados o ignorados. Se pueden oponer al uso de ese
dinero o propiedad y eso llevará a un conflicto sobre su uso.

¿Qué sucede si un miembro de una relación promete que otro realizará una tarea o
participará en un evento, sin consultarlo? El miembro que no fue consultado estaría
en su derecho de rechazar el compromiso y el otro miembro ahora se enfrenta a
la posibilidad de tener que cancelarlo. Muchos problemas basados en el ego co-
mienzan de esta manera.

En cambio, la Sexta Tradición refuerza el compromiso que hicimos en la Segunda


Tradición: cumplir con una conciencia de grupo mutua e informada.

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La Sexta Tradición también nos recuerda la Cuarta Tradición y el principio de
autonomía. Bajo estos principios somos libres, como individuos, de dedicar nuestro
propio tiempo, dinero y talentos a empresas externas, pero no somos libres de com-
prometer a nuestros compañeros de relación sin su consentimiento previo. Sin un
acuerdo previo, no podemos hablar por los demás, solo por nosotros mismos.

Además, la Sexta Tradición nos advierte contra involucrarnos con empresas exter-
nas. En un nivel de relación, estos involucramientos a menudo equivalen a proyectar
elecciones personales sobre la relación. Dichas opciones pueden incluir afiliaciones
políticas, pertenencia a grupos, preferencias en automóviles, ropa, computadoras
personales e incluso religión. Cada socio puede tener una opinión similar o elegir
una afiliación similar. El punto es no hacer que esa elección sea parte de la relación
porque, de lo contrario, estamos en conflicto con la Tercera Tradición porque hemos
hecho de esa elección un requisito. Evitamos ser un hogar “conservador”. ¿Qué
pasa si un miembro quiere cambiar de opinión?

Muchos de los que vivimos con la codependencia estamos sorprendidos por estas
ideas. A menudo, en nuestras historias codependientes, nos encontramos haciendo
compromisos en nombre de otros o haciendo que otros asuman compromisos en
nuestro nombre. Esto parecía ser una parte normal de nuestras vidas. Parecía que
esto era lo que las personas hacían cuando estaban cercas. Solo en la recuperación
vimos la implicación y la falta de límites que representaban estos comportamientos.
Nuestro Poder Superior nos mostró que podíamos cambiar si nos adheríamos a los
principios de la Sexta Tradición.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA SEXTA TRADICIÓN:
1. ¿He experimentado problemas de dinero, propiedad o prestigio debido a
afiliaciones ajenas?
2. ¿ He hecho compromisos por otros sin preguntarles? ¿Cómo reaccionan?
3. ¿Permito que otros me comprometan sin mi aprobación previa? ¿Eso cómo
me hace sentir?
4. ¿Espero que otros se unan a mí en mis compromisos externos?
5. ¿Permito que influencias ajenas definan alguna de mis relaciones?
6. ¿Me siento temeroso o resentido cuando los demás no están de acuerdo con
mis opiniones o elecciones?
7. ¿Qué puedo hacer para evitar que las asociaciones ajenas dañen mis
relaciones?

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SEPTIMA TRADICIÓN
Todo grupo de CoDA debe mantenerse completamente a sí
mismo, negándose a recibir contribuciones de afuera.
En la recuperación, aprendemos a ser autosuficientes en lugar de ser carentes y
dependientes. La Sexta Promesa de CoDA dice que “aprendo a mirarme a mí mismo
como igual a los otros. Mis nuevas y renovadas relaciones están basadas en la igual-
dad de ambas partes”. Esta igualdad no se puede lograr mientras un compañero
sea excesivamente dependiente del otro económicamente, en atención física, apoyo
emocional o cualquier otra necesidad.

En el área del dinero, por ejemplo, es perjudicial para una relación si uno en la
pareja intenta controlar al otro a través del suministro económico. A menudo, esto
puede hacer que la persona con menores ingresos se sienta “atrapada”. Nunca
somos realmente libres de mantener una relación si no somos libres de irnos, y la
pareja atrapada siente resentimiento. Mientras tanto, la persona controladora puede
sentirse resentido de que su “ayuda” no sea apreciada. Por otro lado, si una persona
es demasiado dependiente de la otra para recibir apoyo financiero, la persona que
apoya puede sentirse “usado” mientras que el compañero dependiente se siente
avergonzado o tiene la sensación de ser “menos que”.

Para evitar estas dificultades, nos esforzamos por poder atender nuestras propias
necesidades en todas las áreas, incluidas las finanzas, la salud física, el bienestar
emocional y nuestra vida espiritual. Estos esfuerzos brindan algunos beneficios im-
portantes para nosotros– como individuos y como compañeros en nuestra relación.
Tenemos un mayor sentido de autoestima. Experimentamos menos conflicto en
nuestras relaciones. Sentimos menos ansiedad. Somos más capaces de ser honestos
y de compartir íntimamente con nuestro compañero.

También es importante que reconozcamos que debemos permitirles a los demás


la dignidad de ser autosuficientes. Tratamos de no apoyar excesivamente, ni de
manera inapropiada, a aquellos que nos importan. Aprendemos a reconocer que,
con frecuencia, nuestra necesidad de brindar un apoyo excesivo está enraizado en
nuestra codependencia y que a menudo perjudica a la persona que deseamos ayudar.
A veces, lo mejor que podemos hacer por otra persona es darles la dignidad de fallar
para que puedan aprender las lecciones necesarias. Aprendemos a esperar hasta que
se nos solicite ayuda, en lugar de ofrecerla y aprendemos a considerar lo que es
apropiado. Evitamos tratar de dar cuando no tenemos nada que dar. A veces, nos
hacemos estas preguntas:
• ¿Pidieron ayuda?
• ¿Es necesario?
• ¿Se aprecia?
• ¿Me lo puedo permitir– financieramente, emocionalmente, físicamente y es-
piritualmente?

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Solo si la respuesta a estas cuatro preguntas es “sí”, entonces intentamos ayudar.

Otra aplicación de la Séptima Tradición con respecto a las relaciones, es cuando lo


hacemos a la relación como un todo. En otras palabras, tratamos de asegurarnos de
que la relación sea autosuficiente.

En un matrimonio, por ejemplo, tratamos de no aceptar, ni ofrecer, apoyo externo


inapropiado. Las “contribuciones externas” innecesarias o inapropiadas pueden
llevar al tipo de conflictos contra los cuales nos advierte la Sexta Tradición. Por
ejemplo, un apoyo financiero sustancial y continuo de un miembro de la familia
podría correr el riesgo de interponer a una persona o personas externas en la rel-
ación y podría llevar a una ruptura en la unidad (Primera Tradición). Consideramos
cuidadosamente antes de aceptar tal contribución.

Mientras consideramos la Séptima Tradición, comenzamos a ver el beneficio de ser


autosuficientes tanto como individuos como en una relación de unidad. Para este
propósito, podríamos reformular la Séptima Tradición como:

“Nuestra relación debe ser totalmente autosuficiente, rechazando las contribuciones


externas. Cada uno de nosotros se esfuerza por ser autosuficiente, física, emocional
y espiritualmente”.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA SÉPTIMA TRADICIÓN:
1. ¿Qué entendemos por autosuficiencia?
2. ¿Pido o espero que otros satisfagan mis necesidades, cuando debería o podría
ser autosuficiente?
3. ¿Trato de controlar a otros ayudándolos?
4. ¿El que yo dé– me deja con una sensación de paz o de ansiedad?
5. ¿Me siento como igual en mis relaciones?
6. ¿Asumo la responsabilidad de mis propias necesidades físicas?
7. ¿Asumo la responsabilidad de mis propias necesidades financieras?
8. ¿Asumo la responsabilidad de mis propias necesidades emocionales?
9. ¿Asumo la responsabilidad de mis propias necesidades espirituales?
10. ¿Mi pareja tiene que estar bien para que me sienta bien emocionalmente?
11. ¿Soy libre de abandonar mi relación, en caso de que sea necesario? ¿Si no es
así, por qué no?
12. ¿Mi pareja mejora mi vida sin ser mi vida? ¿Mejoro la vida de mi pareja sin
ser la vida de mi pareja?

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OCTAVA TRADICIÓN
Codependientes Anónimos siempre debe mantener
su carácter no profesional, pero nuestros centros de
servicio pueden emplear trabajadores especiales.
La Octava Tradición se refiere a la esencia misma de cómo funciona el programa de Doce
Pasos. Los Doce Pasos nacieron cuando una persona enferma, un alcohólico, pudo com-
partir su experiencia, fortaleza y esperanza con otra persona, sin pensar en una recompensa.
La identificación entre ellos ayudó a estos dos pioneros a ver su problema compartido
con mayor claridad y abrió el camino hacia una solución compartida. Lo mismo ocurre
en CoDA, donde el mensaje más poderoso que tenemos es nuestra propia experiencia,
fortaleza y esperanza acerca de la recuperación de nuestra propia codependencia.

La Segunda y Doceava Tradiciones se usan a menudo para ilustrar el principio de igual-


dad. A veces, el aspecto no profesional de la Octava Tradición se usa para promover la
misma idea, pero la Octava Tradición va mucho más allá del principio de igualdad.

No profesional significa, simplemente, que no nos paguen. La Octava Tradición nos re-
cuerda que cuando estamos comprometidos con nuestro propósito primordial de llevar un
mensaje de esperanza a otros codependientes, no buscamos compensación. En cambio,
realizamos servicio en nuestra Fraternidad y realizamos el Doceavo Paso por un sentido
de gratitud y para avanzar en nuestro propio crecimiento espiritual. Como dice el dicho,
“hacemos lo que hacemos por diversión y gratis”.

Ciertamente, algunos miembros de CoDA pueden realizar un trabajo remunerado para


CoDA. La Octava Tradición también señala que nuestros centros de servicio pueden
emplear trabajadores especiales, si es necesario. Cuando de todas maneras tenemos que
pagarle a alguien por un servicio, la Séptima Tradición nos recuerda que debemos hacerlo
como Fraternidad. Si sucede que un miembro de CoDA ofrece sus habilidades, las cuales
tendríamos que pagar, es apropiado contratarlo para ese propósito. Pero hay una diferencia
importante entre el servicio y el empleo.

En última instancia, la Octava Tradición se trata del principio espiritual del amor incondi-
cional. La Octava Tradición nos recuerda que no debemos ponerle precio al amor.

Este principio puede ir en contra de nuestra propia experiencia en nuestra vida anterior
a la recuperación. Muchos de nosotros aprendimos a ver el amor como condicional y
practicamos lo que aprendimos. ¿Cuántos de nosotros hemos comparado el amor con
la aprobación, por ejemplo? Podemos haberle ocultado nuestro amor a alguien porque
desaprobamos su comportamiento. O quizás tomábamos nota de todo y mantuvimos un
balance general en nuestras cabezas. “Hice esto por ella, ¿Por qué no me quiere?” “Me dio
un regalo; será mejor que encuentre uno para él”.

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Incluso el simple acto de expresar nuestro amor hacia nuestra pareja puede tener una
etiqueta de precio adjunta, como si tuviéramos expectativas de nuestra pareja. “Le dije que
le amaba, ¿Por qué no me dijo él que me ama?”

Cuando comenzamos a aplicar la Octava Tradición a lo largo de nuestras vidas, tratamos


de observar aquellos lugares donde participamos en relaciones que no son incondicionales.
Si tenemos expectativas de los demás, tratamos de recordar que no podemos controlarlos y
que solo somos responsables de nuestro propio lado de la calle. Si otros son indirectos, es-
perando que leamos sus mentes, insistimos en ser directos. Nos abstenemos de participar
en intercambios de represalia. A medida que practicamos la eliminación de las condiciones
de nuestras relaciones, encontramos que podemos ser más honestos, abiertos y directos.
Comenzamos a ver a nuestro Poder Superior trabajando en nuestras relaciones y en las
vidas de aquellos que amamos.

Al aprender a practicar el amor incondicional, a veces nos resulta útil realizar actos de
bondad al azar o buenas acciones anónimas. Al evitar el reconocimiento de nuestras ac-
ciones positivas, aprendemos la autoestima en lugar de depender de la aprobación de los
demás.

La Octava Tradición también sugiere que no hay una manera profesional de compartir
nuestra experiencia, fortaleza y esperanza. No importa cuánto tiempo hayamos estado
yendo a las reuniones de CoDA o trabajando en el programa, nunca alcanzamos la cat-
egoría profesional. En cambio, somos compañeros de viaje, recorriendo el mismo camino
lo mejor que podemos. Si podemos brindar esta misma mentalidad abierta a nuestras
relaciones, somos libres de explorar, practicar y cometer errores sin temor a repercusiones.
Después de todo, ahora sabemos que no se puede obtener amor incondicional. Esta misma
libertad permite a nuestros compañeros de relación cometer errores sin temor de que les
retiremos nuestro amor.

PREGUNTAS QUE PODEMOS CONSIDERAR AL APLICAR


LA OCTAVA TRADICIÓN EN NUESTRAS VIDAS:
1. ¿Qué significa el amor incondicional para mí?
2. ¿Es mi amor incondicional? ¿En cuáles relaciones pongo condiciones para dar mi
amor?
3. ¿Retengo mi amor para castigar a los demás? ¿En cuáles relaciones hago esto?
4. ¿Trato de ganarme el amor de otra persona? ¿Qué he ofrecido a cambio?
5. ¿Tengo expectativas de los demás antes de actuar con amor?
6. ¿Espero ser recompensado por hacer lo correcto? ¿Llevo un registro?
7. ¿Participo en juegos de “clarividencia”? ¿Trato de adivinar los pensamientos y
sentimientos de otra persona o espero que ella lea mi mente?
8. ¿De qué forma sería diferente mi vida si todas mis relaciones estuvieran libres de
condiciones o expectativas?

Caja de Herramientas de Doce Piezas para las Relaciones Página 19


NOVENA TRADICIÓN
CoDA, como tal, nunca debe ser organizada, pero
podemos crear juntas o comités de servicio que sean
directamente responsables ante aquellos a quienes sirven.
La Novena Tradición alienta a la Fraternidad de CoDA a evitar la organización
siempre que sea posible. Esto no significa que no nos unamos para realizar las ta-
reas necesarias. Tampoco significa que estamos desorganizados. Significa que nos
esforzamos por tener el mínimo requisito de organización requerido para cumplir con
nuestro propósito en la Quinta Tradición.

Una de las formas en que evitamos la organización es a través de la rotación del lider-
azgo. Nuestros servidores de confianza son simplemente miembros que han dado
un paso adelante para cumplir un requisito, bajo la guía de nuestro Poder Superior,
y generalmente durante un tiempo específico. Al final de ese tiempo, se hacen a un
lado para permitir que otra persona tenga la experiencia de servir. Nadie debe estar
permanentemente en una posición de liderazgo o servicio dentro de un grupo de
CoDA o de la Fraternidad en su conjunto. Este principio podría expresarse en la idea
de que nadie posee un trabajo en particular en CoDA.

Tampoco nadie es dueño de un grupo CoDA. No hay jerarquías. Nuestros miembros


de largo tiempo pueden compartir información valiosa, extraída de su experiencia,
para mantener al grupo funcionando sin problemas, pero no tienen más autoridad
dentro del grupo que el recién llegado más nuevo. De esta manera, nuestros grupos
se rigen por la flexibilidad o la adaptabilidad.

Si aplicamos estos mismos principios a nuestras relaciones, permitimos que nuestras


relaciones crezcan y cambien incluso a medida que nosotros y nuestros compañeros
en la relación crezcan y cambien. No hay una jerarquía permanente en una relación
sana. En cambio, el liderazgo puede pasar de un lado a otro, según las circunstancias.
Evitamos “encasillar” a las personas que nos rodean y dejamos de asignarles roles, ya
sean buenos o malos. Una vez más, renunciamos a la ilusión de controlar. A medida
que avanzamos, vamos comportándonos de manera más saludable y somos capaces
de hacer cosas que solían estar más allá de nuestras capacidades. Si esto es cierto
para nosotros, debemos recordar que también lo es para las personas que nos rodean.

De esta manera, la Novena Tradición también nos alienta a ser menos rígidos en
nuestro pensamiento, a mantener la mente abierta. Debido a que dejamos de asignar
roles a otros en nuestra mente, dejamos de tener expectativas no expresadas de ellos,
lo que lleva a menos conflictos y resentimientos.

La Novena Tradición, al sugerir la creación de juntas o comités de servicio, permite


que un miembro u otro se haga cargo temporalmente. La clave es que esta sea una

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situación temporal basada en las circunstancias, las habilidades y talentos de cada
persona.

Una pareja expresa la Novena Tradición de esta manera: “Nuestro matrimonio, como
tal, nunca debe organizarse, pero podemos nombrar temporalmente a uno u otro para
tareas especiales según se ajusten a nuestros intereses y talentos.”

Debido a que nadie está a cargo en una relación sana, tenemos la oportunidad y la
obligación de ser participantes activos en la relación. Esta es una de las formas en
que demostramos la voluntad de hacerla funcionar (ver la discusión en la Tercera
Tradición).

En última instancia, la Novena Tradición nos enseña a manejar nuestras relaciones y


nuestra pareja con flexibilidad. Se nos recuerda que debemos permitir que otros– y
nosotros mismos– crezcamos y cambiemos, con un énfasis en servir a la relación a
través de la participación activa.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA NOVENA TRADICIÓN:
1. En mis relaciones, ¿Cuándo insisto en estar a cargo?
2. ¿Qué tareas tengo en mis relaciones? ¿Por qué?
3. ¿Cuándo permito que otros estén a cargo?
4. ¿Trato de obtener la paz a cualquier precio, permitiendo que alguien más se
haga cargo? ¿Tiene un alto precio?
5. ¿Encasillo a los demás y hago suposiciones que no les permiten crecer o
cambiar?
6. ¿Mis suposiciones acerca de otros me llevan a expectativas no expresadas?
7. ¿Me aferro a una tarea o rol particular en mis relaciones, incluso cuando otros
están dispuestos a participar? ¿Por qué?
8. ¿Dudo en participar en ciertas actividades, con la expectativa de que mi pareja
se haga cargo? ¿Por qué?
9. ¿Qué tan importante es tener una conciencia honesta de mis propias
habilidades, así como de mis limitaciones, en una relación?
10. ¿Soy flexible en mis relaciones?
11. ¿Qué me gustaría cambiar sobre la forma en que participo en mis relaciones?
¿Cómo me puede ayudar con esto mi Poder Superior?
12. ¿Cuál de los Doce Pasos puede ayudarme a ser menos inflexible?
13. ¿Qué otras Tradiciones me pueden ayudar a ser menos inflexible?

Caja de Herramientas de Doce Piezas para las Relaciones Página 21


DÉCIMA TRADICIÓN
CoDA no tiene opinión acerca de asuntos ajenos; por
consiguiente, su nombre nunca debe mezclarse en
controversias públicas.
La Décima Tradición de CoDA nos dice que CoDA no toma posición intencio-
nalmente sobre asuntos ajenos. Esto plantea la pregunta: ¿Qué es un problema
ajeno?

Un problema ajeno será cualquier asunto o problema que no sea esencial para
nuestro propósito primordial, “Cada grupo tiene un solo propósito primordial:
llevar el mensaje a otros codependientes que aún sufren”. (Quinta Tradición)
En otras palabras, si un problema está fuera del contexto de la recuperación
de la codependencia, es un problema ajeno para un grupo de Codependientes
Anónimos.

¿Por qué es importante que CoDA se abstenga de tomar posiciones sobre asuntos
ajenos? La Décima Tradición continúa diciéndonos que tomar tales posiciones
nos llevará a una controversia pública. Evitamos la controversia porque puede
obstaculizar nuestros esfuerzos para cumplir nuestro propósito primordial de la
Quinta Tradición.

Las cuestiones controvertidas, por su naturaleza, dividen en extremos opuestos.


Desvirtúan el principio de unidad de nuestra Primera Tradición. Si CoDA tomara
una posición sobre temas como la opción pro- elección contra provida, o las
deducciones fiscales en comparación con el gasto en programas sociales, los que
sostuvieron la opinión opuesta bien podrían sentirse incapaces de acudir a CoDA
por la ayuda que necesitan. Debido a que nunca sabemos en qué temas puede
sentirse apasionado un recién llegado, evitamos tomar una posición pública
sobre cualquier problema que no sea fundamental para nuestro propósito.

Muchos de nosotros, cuando practicábamos nuestros patrones codependientes,


cuestionábamos la validez de una relación si no estábamos de acuerdo en casi
nada. “¿Cómo puedo quedarme con ellos si no creen en lo mismo (rellene el
espacio en blanco aquí)?” “¿Cómo puedo estar en una relación con alguien
que piensa de esa manera?”

Si el desacuerdo es un problema que realmente es fundamental para la relación,


puede ser que todos estén mejor abandonando esa relación. Sin embargo, a
menudo aplicamos el mismo pensamiento a temas que realmente no tienen

Página 22 Codependientes Anónimos


importancia en la relación. “No puedo estar con ella, ¡A ella no le gusta la
misma marca de papas fritas!”

En la recuperación, aprendemos a poner primero lo primero. Esto significa que


cultivamos una comprensión de qué temas son fundamentales para una relación
y cuáles son problemas ajenos.

Luego trabajamos en soltar. Aprendemos a aceptar que nuestros compañeros de re-
lación pueden tener diferentes opiniones. Algunos de nosotros pensamos que esto
permite a otros el derecho a equivocarse, sin necesidad de corregirlos o repararlos.

Evitar la controversia sobre temas ajenos significa que estamos menos fre-
cuentemente en conflicto con quienes nos rodean. Significa que tenemos más
energía para concentrarnos en los temas que realmente son fundamentales para
la relación. Para que podamos poner primero lo primero, y vivir y dejar vivir,
nos hacemos la pregunta: ¿Qué tan importante es?

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA DÉCIMA TRADICIÓN:
1. ¿Permito que controversias ajenas afecten mis relaciones?
2. ¿Qué asuntos ajenos traigo a mis relaciones? ¿Por qué?
3. ¿Necesito que mi compañero entienda y sienta lo mismo que yo en todos
los asuntos?
4. ¿Qué tan importante es para mí tener la razón?
5. ¿Puedo estar agradablemente en desacuerdo?
6. ¿Qué patrones codependientes me hacen traer problemas ajenos?
7. ¿Puedo aceptar que puedo estar equivocada cuando no estoy de acuerdo
con alguien?
8. ¿Puedo permitir que alguien no esté de acuerdo conmigo sin que me
sienta rechazado o a la defensiva?
9. ¿Qué importancia tienen las cosas sobre las que estoy discutiendo?
¿Todavía me parecen importantes una semana más tarde?
10. ¿Qué efecto hay en las relaciones cuando discutimos sobre desacuerdos
menores?
11. ¿Qué Pasos puedo usar para tratar este problema?
12. ¿Qué otras Tradiciones entran en juego al considerar los asuntos ajenos?
13. ¿Cuál es la voluntad de mi Poder Superior al abordar cuestiones ajenas?

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ONCEAVA TRADICIÓN
Nuestra política de relaciones públicas se basa en atracción
más que en promoción; nosotros necesitamos mantener
siempre el anonimato personal ante la prensa, radio y cine.
La Onceava Tradición protege a la Fraternidad de CoDA impidiendo que nuestro
perfil público sea identificado con cualquier miembro. Ninguna persona habla
por CoDA y el éxito de CoDA no se mide por la recuperación o la enfermedad
de un solo miembro prominente.

Además, cuando nos comprometemos con nuestro propósito primordial de


llevar el mensaje de CoDA a otros codependientes, lo hacemos utilizando la
herramienta de atracción en lugar de la promoción. En pocas palabras, vivimos
nuestras vidas como ejemplos de cómo CoDA nos ha cambiado para mejor,
en lugar de prometer a otros lo que CoDA podría hacer por ellos. Con mejor
capacidad, mostramos en lugar de decir.

El anonimato y la atracción en lugar de la promoción también pueden ser her-


ramientas poderosas para mejorar nuestras relaciones personales.

La atracción, en lugar de la promoción, sugiere que podemos ser más efecti-


vos al ser menos controladores. Esto aplica para fomentar la recuperación en
nuestras familias. También se aplica a cualquier otra idea, cambio o solución
que podamos recomendar. El cambio forzado rara vez es un cambio duradero.
La Onceava Tradición nos pide que demos el ejemplo en lugar de dar órdenes o
instrucciones. Nos anima a pasar a la acción.

En el contexto de la Onceava Tradición, el anonimato nos recuerda que debe-


mos ser humildes, agradecidos y dispuestos a ser útiles. Cuando practicamos
el anonimato, podemos realizar una acción amable y amorosa, no como un
intento de atención o como un medio para ganar el control, sino porque es
lo correcto. Nuestras comunicaciones se vuelven más claras, porque somos
abiertos, honestos y directos. Ya no estamos jugando el juego de leer la mente
o tratando de controlar a otros a través de comportamientos pasivos-agresivos
como las indirectas. Elegimos el mejor camino porque eso es lo que nuestro
Poder Superior quiere que hagamos, no para poder sentirnos superiores a los
demás. Nos interesamos menos en tener reconocimiento por nuestros esfuerzos
y nos centramos más en los resultados. Disfrutamos realizando buenas obras
anónimas las cuales comentamos en la Octava Tradición. En este sentido, la

Página 24 Codependientes Anónimos


Onceava Tradición refuerza una idea que es fundamental dentro de varias
Tradiciones: que no se trata solo de nosotros.

Cuando incorporamos el anonimato y el principio de atracción en nuestras
vidas diarias, vemos que otras personas tienen menos oportunidad para estar
en conflicto con nosotros. Nuestras relaciones, nuestras interacciones casuales
e incluso nuestro propio pensamiento se vuelven más pacíficos y más satisfac-
torios.

OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO


ESTUDIO DE LA ONCEAVA TRADICIÓN:
1. ¿He sido culpable de promoción en lugar de atracción?
2. ¿Qué suele pasar cuando trato de promocionar algo?
3. ¿Espero que los demás vivan de acuerdo con mis valores y creencias?
4. ¿Hago promesas que no puedo cumplir?
5. ¿Qué pasa cuando intento forzar el cambio?
6. ¿Qué significaría practicar la atracción en mi vida diaria?
7. ¿Me comunico o controlo?
8. ¿Mis acciones coinciden con mis palabras (actúo conforme a lo que
hablo)?
9. ¿Qué significa para mí la humildad (no la humillación)? ¿Cómo puedo
practicar la humildad en mis relaciones?
10. ¿De qué manera mi codependencia es un obstáculo para la Onceava
Tradición?
11. ¿Qué efecto tiene la humildad en mis relaciones?
12. ¿Puedo aceptar estar en desacuerdo o tengo que estar en lo correcto?
13. ¿Puedo mantener anónima una buena obra?
14. ¿Qué puedo hacer para tratar de practicar la Onceava Tradición de manera
más consistente en mi vida?

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DOCEAVA TRADICIÓN
El anonimato es la base espiritual de todas nuestras
tradiciones, recordándonos siempre anteponer los
principios a las personalidades.
La Doceava Tradición nos dice que el anonimato es el fundamento espiritual
de todas nuestras Tradiciones. Esto sugiere que todas las otras Tradiciones
pueden y deben verse a través de la lente del anonimato, y que esto es lo que
significa colocar los principios antes que las personalidades. En otras palabras,
el anonimato nos guía a la siguiente acción correcta sin hacer referencia a las
personalidades involucradas.

Cuando intentamos tomar esta posición en nuestra vida diaria, nos encontramos
examinando muchos de nuestros viejos hábitos y patrones de comportamiento.
Nos damos cuenta de que algunos de nuestros patrones codependientes fueron
reacciones instintivas a la personalidad de otra persona, en lugar de una re-
spuesta considerando los hechos de una situación. Otros comportamientos
fueron intentos apenas velados de obtener atención o aprobación, en lugar de
las buenas acciones que nos convencimos a nosotros mismos de que estábamos
haciendo. En la recuperación, comenzamos a separar nuestros sentimientos de
los hechos de la situación e identificamos el curso de acción correcto mediante
la aplicación de los principios que hemos aprendido a lo largo de las Doce
Tradiciones.

Algunos de nosotros hemos descubierto que hacer buenas acciones anónimas


es un ejercicio útil para aprender a aplicar la Doceava Tradición (junto con la
Octava y Onceava Tradiciones). Realizar un acto amable y amoroso sin recom-
pensa, incluso la aprobación de otra persona, nos ayuda a cultivar la humildad
y la autoestima (en lugar de la estima de otros).

Comenzamos a dejar de enfocarnos en lo que otra persona podría pensar, sentir,


decir o hacer como reacción a nuestras decisiones. Todavía consideramos a
otras personas en nuestras decisiones, pero dejan de ser nuestra única conside-
ración, o incluso nuestra consideración principal. En cambio, nos preguntamos
qué tipo de preguntas nos ha enseñado nuestro estudio de las Tradiciones. Estas
podrían incluir:
Unidad: ¿Esta decisión promoverá o minará la unidad?
¿Qué será lo mejor para la mayoría a largo plazo?
Consenso ¿Esta decisión reflejará la voluntad de nuestro Poder
Superior,

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(Rendición): como se expresa a través de la conciencia de grupo?
Aceptación: ¿Esta decisión excluirá a alguien innecesariamente
o inapropiadamente?
Autonomía: ¿De quién es el problema?
Propósito Primordial: ¿Esto apoyará o minará mi / nuestro propósito pri-
mordial? 
Enfoque: ¿Estoy permitiendo que las influencias externas me
distraigan?
Autoayuda: ¿Estoy haciendo algo por otras personas que pueden
y deben hacer por sí mismos? ¿Estoy siendo autosufi-
ciente, yo mismo?
Amor Incondicional: ¿Estoy añadiendo un valor por hacer lo correcto?
Flexibilidad: ¿Estoy siendo rígido o tajante?
Problemas Externos: ¿Estoy trayendo (o reaccionando a) asuntos que no
están relacionados con el problema en cuestión?
Atracción: ¿Qué tipo de ejemplo estoy dando?
¿Estoy diciendo o estoy mostrando?
En última instancia, todas estas preguntas se pueden resumir en una sola idea
simple:

¿QUÉ ES LO MÁS AMOROSO POR HACER?


Si la voluntad de nuestro Poder Superior para con nosotros es que seamos
amables y amorosos, entonces esta única pregunta puede guiarnos en nuestras
decisiones. Hacer lo amable y amoroso siempre reflejará estos principios. Sin
embargo, debemos recordar que lo amable y amoroso no siempre es lo popular.
Debido a que otras personas aprenden a tratarnos de la manera en que les ense-
ñamos a tratarnos, a veces lo más amoroso es decir que no.

Como la práctica de estos principios nos guía a un nuevo nivel de honestidad,


nos damos cuenta que somos capaces de ser más abiertos y directos en nuestra
comunicación con los demás. Nos convertimos en hombres y mujeres de inte-
gridad, quienes decimos lo que queremos decir y lo que decimos va en serio,
sin decirlo de forma desagradable. Comenzamos a encajar en una definición
rigurosa de honestidad: nuestros pensamientos, palabras y acciones concuerdan
entre sí. Encontramos que estamos avanzando en el camino.

Utilizamos la Doceava Tradición para consolidar los principios que hemos


aprendido en todas las Tradiciones.

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OTRAS PREGUNTAS PARA CONSIDERAR EN NUESTRO
ESTUDIO DE LA DOCEAVA TRADICIÓN:
1. ¿Qué significa para mí un fundamento espiritual?
2. ¿De qué forma es el anonimato el fundamento espiritual de la Primera
Tradición? ¿Y de la Segunda Tradición?
3. ¿Y de la Octava Tradición?
4. ¿Qué significa poner los principios antes que las personalidades?
5. ¿Qué principios ponemos antes que las personalidades?
6. Cuando trato con personalidades difíciles, ¿Reacciono o respondo?
7. ¿Puedo hacer lo que creo que es lo amoroso, incluso cuando alguien más
lo desaprueba?
8. ¿Qué patrones codependientes podrían impedirme que haga lo que es
amoroso?
9. ¿Cuándo he tomado una decisión que puso a las personalidades por
encima de los principios? ¿Qué preferiría haber hecho?
10. ¿Cuándo puede ser amable y amoroso decir no?
11. ¿Soy una persona abierta, honesta y directa con la gente que me rodea?
12. ¿Mis acciones reflejan lo que hablo?
13. ¿Por qué es importante la humildad en la práctica de estas Tradiciones?

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Notas

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Notas

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Notas

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La literatura de CoDA es algo vivo que respira. Es creado por y para la Frater-
nidad. CoDA da la bienvenida a material adicional o comentarios sobre piezas
existentes. Copie, firme y adjunte el formulario de autorización que se muestra
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DIOS,
concédeme la SERENIDAD para aceptar
las cosas que no puedo cambiar, VALOR para
cambiar aquellas que puedo, y
SABIDURÍA para reconocer la diferencia

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Agosto 2019

Pieza #4024S

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