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- AÑO XLVI - Nº 505

PSICOLOGICA
Periódico Mensual
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Ariana Lebovic - Mario Pujó - Bernardo Kerman, Elena Scherb

Mariana V. Wassner - Silvia Cossio - Claudio Edelstein
Flavia Tsipkis - Marcelo Choclin
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De los “...toda vez que la realidad externa común
aparece en el campo analítico con sus datos
puede producir transformaciones y distorsión en la
escucha del analista en cualquier tratamiento. Esta
problemática lo coloca diariamente en
mundos dificultades técnicas específicas”. i
J. Puget, L. Wender.
Analista y paciente en mundos superpuestos.
superpuestos 1. Mundos superpuestos.
E
n el artículo arriba mencionado, J.
Puget y L. Wender analizan las
distorsiones e intrusiones en los
al espacio tratamientos y en la escucha clí-
nica a partir de un acontecimiento
traumático ocurrido en la comunidad psicoanalí-
tica durante los años 77-78 que llevó a la APA a
transicional. una fractura institucional. Este hecho parasitó la
función y la capacidad de escucha de muchos ana-
listas distorsionando el curso de los tratamientos.
El espacio neutral y abstinente del análisis se vio
contaminado por todo tipo de intrusiones. La in-
Reflexiones timidad y la realidad común compartida entre pa-
cientes y analistas se inmiscuyeron en los
consultorios interfiriendo la función analítica, ata-
cando la capacidad de pensar, de mantener la dis-
sobre la clínica tancia óptima y la escisión psíquica instrumental
con quienes compartían una realidad en común:
sus analizantes.
La dificultad para sostener la disociación ins-
trumental, la pérdida del encuadre como un espa-
psicoanalítica cio seguro y confiable, la pérdida de identidad por
las intromisiones del mundo exterior sobre el es-
pacio íntimo y sus contaminaciones con el mate-
rial de los pacientes, llevaron a pensar sobre las
durante la consecuencias en los tratamientos de los efectos
de los mundos superpuestos.
“Hace algunos años, una crisis institucional con-
movió al ambiente psicoanalítico argentino e inva-
pandemia. dió tanto nuestras vidas como nuestra tarea. La
mayoría de los pacientes en su discurso manifiesto,
y a veces de modo evacuativo, abundaban en he-
chos, datos y problemas que pertenecían a la reali-
dad externa actual y a un mundo conocido por
Ariana Lebovic
todos. Esta presencia constante, tanto en nuestros
consultorios, en el encuadre, en la libre asociación,
en la atención flotante, en la transferencia-contra-
transferencia como en el intercambio con colegas,
nos pareció merecer un estudio especial. Llevó a
plantearnos si algunas de las teorías que hasta ese
momento nos habían sido útiles y abarcaban los he-
chos clínicos cotidianos, seguían bastando para con-
ceptuar y para instrumentar las técnicas
correspondientes en estas condiciones de excepción”.ii
Los autores hablan de condiciones de excep-
ción, de realidades compartidas, de mundos e his-
torias que se superponen y de las cuales no es tan
sencillo para el analista descontarse subjetiva-
mente aunque no lo sepa ni lo quiera de manera
consciente.
“Durante un desarrollo típico de sesión podemos
imaginar un analista inmerso y cómodo dentro de
ella mientras pueda ejercer su función bajo la pro-
tección que le brinda el encuadre. La constancia, re-
gularidad temporal y espacial, el derecho al silencio
y a la abstinencia, el ocultamiento de la visual del
paciente, el aislamiento del mundo exterior, produ-
Actualidad Psicológica
cen la condición operativa del analista “encua-
drado”. Su hábitat mental, su disociación funcional
mediante el silenciamiento de su conflictiva perso-
nal, dispondrá su escucha en atención libremente
dirigida. Estos recursos tienden a un retiro libidi-
noso de sus vínculos objetales estables y promueven
una disposición hacia nuevos lazos con el futuro ob-
jeto de su conocimiento: su paciente de ese instante.
Esta reorganización particular exalta aquella ape-
tencia por lo nuevo. Dichas condiciones permiten el
ingreso de cualquier mensaje siempre y cuando
pueda ser decodificado despaciosamente y remitido
tarde o temprano al mundo interno e inconsciente
del analizado. Pero observamos que dichos recaudos
ideales rinden escaso amparo contra la irrupción del
mundo superpuesto. Este producirá un efecto para-
dójico, pues, si bien en apariencia el mundo super-
puesto crea un universo que aproximaría al analista
a su analizado, a la postre será el que más lo aleje
del descubrimiento del inconsciente”iii.
Bajo los efectos de los mundos superpuestos
se hace difícil pensar en el material del paciente
sin retrotraerlo a la propia intimidad, sin verse
implicado o comprometido. Se produce una in-
tromisión que interrumpe el pensar desprejui-
ciado del analista, obturando su capacidad
sublimatoria y creadora. La comunicación en es-
pejo interrumpe la función analítica. Los autores
lo nombran como un momento de eclipse analí-
tico. De todos modos, salvo groseros errores de
conducción, los análisis continúan gracias al sos-
tén dado por un encuadre lo suficientemente fle-
xible pero firme, una presencia receptiva, la
capacidad de espera, y de adaptación a nuevas for-
mas de encuentro, preservando al analista como
objeto transferencial.
La pandemia que afecta a la humanidad y que
se ha expandido con la velocidad de lo viral ha
puesto patas para arriba nuestra vida cotidiana.
Nosotros desde entonces ya no somos los mismos;
nuestra forma de pensar, de trabajar, de vincular-
nos, de desplazarnos, tampoco. La lógica global
expansiva, parasitaria e invisible ya no es una me-
táfora sino una realidad.
Desde esta perspectiva la pandemia impacta en
las formas del lazo social tal como lo conocíamos,
ataca las estructuras económicas, de producción
y de pensamiento ya que conmueve formas de
pensar, de moverse, de trabajar, de estudiar, inter-
pelando el orden mundial tal cual estaba estable-
cido. Para cuidarnos hemos tenido que modificar
de manera abrupta y violenta el único modo de
vida que conocíamos.
De la noche a la mañana las casas se transfor-
maron en escuelas, oficinas o consultorios, algunos
descubrieron en sus casas un lugar hospitalario y
cálido, otros se vieron en situaciones de incomo-
didad, desamparo o desigualdad. La pandemia vi-
sibilizó las desigualdades económicas, simbólicas
y psíquicas. Puso a prueba los recursos subjetivos
y humanos, también la capacidad de adaptación y
acomodación. Lo mismo le sucedió a muchos
niños y adolescentes que aún hoy no terminan de
poder adaptarse a lo nuevo: ausencia de salidas, es-
cuela virtual, distancia social, entre otras cosas.
Muchos pacientes se vieron privados de un
lugar donde preservar su intimidad y tuvieron que
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transformar baños, autos, y terrazas en espacios
desde donde poder continuar sus análisis La inti-
midad se vio invadida, nos metimos en sus casas
sin permiso.
Para muchos niños el factor sorpresa que sig-
nificó el aislamiento tomó características sinies-
tras, y se manifestó a través de pesadillas,
inhibiciones, conductas regresivas, niños con sín-
tomas de enuresis o encopresis cuando ya contro-
laban esfínteres, sensaciones de pánico, miedos: a
la hora de dormir, a salir a la calle, a los virus,
zombies o fantasmas.
Quienes antes de la pandemia ya venían con
un déficit a nivel simbólico se encontraron ante la
difícil tarea de inscribir las pérdidas, metaforizar
las ausencias y tramitar las angustias. En muchos
pacientes este déficit simbólico se actualizo en
transferencia, obstaculizando la continuidad de
los tratamientos, lo virtual no es lo imaginario, lo
virtual puede ser terrorífico.
listas que se vieron arrastrados hacia un territorio
de incertidumbre compartida, zonas de peligro
real que amenazan la continuidad de la existencia.
El virus dio lugar a la emergencia de malesta-
res, manifestaciones psíquicas o físicas; actualizó
también viejos terrores, que tomaron forma de
pánico, alucinaciones, angustias, actuaciones, pa-
sajes al acto, o somatizaciones.
Lo viejo y lo nuevo en un espacio-tiempo, su-
perpuestos. La pandemia abrió las compuertas a
pesadillas, vivencias de encierros, ahogos, actings
out, ideaciones suicidas, y depresiones.
¿Novedad o repetición? ¿actual o histórico?
¿simbólico o real? ¿Qué del trauma social reedita
cada vez, una vez más, el trauma singular? ¿Qué
del trauma singular es una respuesta extemporá-
nea a viejos traumas no reconocidos?
Dice Bailly en el libro de Davoine y Gaudi-
lliére:
“La mayoría de los pacientes llegan mucho
tiempo después de la batalla, si no una o varias ge-
neraciones después del alto el fuego. Con frecuencia,
un acontecimiento aleatorio, importante o micros-
cópico, abre una brecha en la continuidad de su vida
cotidiana, por donde se cuelan geografías heterogé-
neas. Este acontecimiento debe ser considerado
siempre como una reviviscencia traumática, es decir
un proceso autónomo, sin memoria, puesto que no
hubo nunca un sujeto que llevara una huella, ni si-
quiera reprimida”.v
La importancia de la continuidad de los trata-
mientos durante la pandemia ha sido la posibilidad
de armar espacios de continencia a angustias im-
pensables evitando así un trauma social mayor. Lo
que no se puede decir no se puede callar dicen estos

Francoise Davoine y Jean Max Gaudilliéreiv

analizando las locuras de guerra estudiaron las
zonas de proximidad entre paciente y analista
como parte de una metodología de trabajo que
les ha permitido abordar estrategias psicoanalí-
ticas para el tratamiento del trauma. En su libro
“Historia y Trauma. La locura de las guerras”
[2004] realizan una propuesta de tratamiento de
la locura a partir de la capacidad del analista de
entrar en contacto con la zona traumática. En
lugar de interferir sobre la capacidad de pensar
se incluye la proximidad como parte de una me-
todología donde se establece una comunicación
de trauma a trauma. Es un llamado a recoger el
guante a los analistas para que no retrocedan ante
la locura con intervenciones estigmatizantes o
clasificaciones diagnósticas estériles a los movi-
mientos de subjetivación. Implica asumir una
posición analítica sin miedo a mostrarse próximo
y cercano al paciente. Poder hablar sin esperar a
que este le suponga un saber, con empatía y dis-
ponibilidad a entrar en contacto con las zonas
traumáticas, mortíferas del paciente, poniendo
en tensión los modelos de neutralidad y absti-
nencia. El analista habla, ofrece su palabra, com-
parte ideas, imágenes, que le permiten al paciente
representar allí donde sólo se escuchan gritos,
alucinaciones, dolores, ansiedades, somatizacio-
nes, actuaciones, o depresiones sin sentido.
A partir de la experiencia clínica en casos de
locura y traumatismos de guerra Davoine y Gau-
dilliére, relatan historias singulares que pudieron
empezar a decirse gracias a que pudieron vincu-
larlas a una historia no dicha. En todas ellas, más
allá de los síntomas y las crisis, aparece el hori-
zonte de traumas de la historia y las sociedades.
Esas zonas catastróficas se actualizan en transfe-
rencia y se precipitan en las sesiones a partir de
resonancias con puntos de la historia del analista
o de su linaje.
Su historización hace existir zonas de no exis-
tencia y lleva en sí la génesis de un nuevo lazo so-
cial, de un sujeto de la palabra.

En este tiempo la pandemia modificó la rela-

ción con el tiempo, el espacio, el cuerpo propio,
y la percepción del otro. Como en la guerra el
virus mundial hizo próximos a pacientes y ana-
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autores. Lo que no se elabora se repite. Aunque es-
temos pensando sin referencias previas, aunque es-
temos en zonas de incertidumbres como nuestros
pacientes, la posibilidad de pensar con otros, de
armar redes de sostén amortigua angustias, y per-
mite salir de la parálisis y de la inhibición.
La serie alemana Dark,vi que se hizo furor en la
Argentina durante la cuarentena, más allá de tra-
tarse de una ficción pone en escena eso unheimlich
que retorna una y otra vez propio de un Real que
insiste allí donde es imposible pensar o recordar.
Lo forcluido retorna como una presencia sinies-
tra, como una maldición, quizás también como
un mal-decir. Los acontecimientos que no han te-
nido inscripción psíquica no pueden ser recorda-
dos, tampoco sepultados. “Lo que no se puede
decir, no se puede callar”. Los niños de la serie lle-
van las marcas de los traumas de generaciones pa-
sadas, se hacen portadores de lo no dicho familiar,
pagan con su cuerpo, con sus síntomas, con sus
sufrimientos. Dice Bailly “Cuando los niños escu-
chan la voz de los muertos, se trata sobre todo de la
voz de los que murieron sin sepultura, sin ceremo-
nia. Esta breve alucinación cesa apenas es escuchada
por un terapeuta en quien la voz de los muertos
pueda resonar en lugar de permanecer como letra
muerta”. vii
La transferencia es el territorio donde trabaja
un analista, allí se da la batalla entre la enferme-
dad y la vida, decía Freud. Hacernos eco de lo que
no tiene voz donando escucha, palabras o imáge-
nes que permitan poner sentido, develar lo oculto
o construir lo forcluido.
2. Peter Pan y el país del nunca
jamás: Una viñeta clínica.
“Nada más intenso que lo que
jamás te ocurrió”.
Anne Dufourmantelle.
El mundo cambió de signo de la noche a la
mañana, lo familiar se volvió extraño. Desde una
perspectiva Winnicottiana podemos pensar que se
perdieron las referencias confiables, la pandemia
es la ruptura de una continuidad y esto ha dado
lugar en muchos casos a angustias impensables,
angustias psicóticas, sensaciones y vivencias de
derrumbe psíquico. Eso que tendría que estar en
silencio, la muerte, se hizo presente. Para muchos
pacientes el factor sorpresa que significó el aisla-
miento tomó características siniestras, desper-
tando angustias impensables.
Piera Aulagnier plantea que no toda situación
es traumática por sí misma, para que se vuelva
traumática se tiene que producir la articulación
de diferentes determinantes, y llama a esto Inter-
penetración: diversos determinantes que se arti-
culan e intervienen en el proceso traumático:
1) la situación psíquica del sujeto antes de pro-
ducirse el suceso traumático,
2) la cualidad material del episodio traumático,
3) lo que del mismo se dice, qué significación
le otorgan los otros significativos, y
4) la respuesta que da el conjunto social. Al
modo de las series complementarias de Freud está
la historia vivencial, la historia heredada, los acci-
dentes o sucesos acontecidos y cómo el conjunto
social hable de eso que pasó.
De acuerdo a cómo se articulen todos estos
elementos dependerá el impacto del suceso sobre
la subjetividad. La organización psíquica, el grado
de estructuración subjetiva, los elementos de la
historia previa inciden en los modos en que im-
pacta el acontecimiento sobre la psique.
Durante el aislamiento social obligatorio mu-
chos niños y adolescentes se encontraron metidos
para adentro en un mundo aterrador, el aisla-
miento exacerbó regresiones y repliegues psíquicos.
Peter Pan no puede salir al mundo exterior, pre-
fiere quedarse en el mundo de fantasía donde sus
objetos no corren peligro de perderse: los cuida, los
controla, los protege. En ese mundo de imagina-
ción los niños no son mandados a la guerra. Peter
Pan no quiere que el tiempo pase, no puede mo-
verse por miedo a desintegrarse. La cuarentena exa-
cerbó un encierro que ya venía sufriendo.
Peter Pan quiere evitar la tragedia de crecer, sa-
crificándose. Si no crece, nada sucede porque en
Never Land crecer es perder. No es una película.
aunque podría serlo, una de terror, de guerra. Un
niño enloquecido, aterrorizado. “Cada movi-
miento es un salto al vacío” por eso tiene que con-
trolar donde pisa, donde camina. En estos tiempos
los apoyos perdieron referencia, ya nada es con-
fiable, sus padres ya no son lo que eran, no lo sos-
tienen, y él se cae. La ansiedad lo desborda dentro
de una casa que parece estar al borde, a punto de
explotar. Zona de guerra y explosiones. El aisla-
miento de la pandemia actualiza otros encierros.
Es la guerra.
Mi apellido y el suyo vienen de esos lugares
balcánicos, comenta el padre al pasar. Como si di-
jera -Vos entendés de invasiones, de tragedias,
muertes y separaciones sangrientas. Una familia-
ridad que inquieta a la analista, la que ¿sabe? de
las consecuencias psíquicas de la violencia y los
dramas de la guerra. El encuentro es un tablero
de ajedrez, hay que ser muy cuidadoso en cómo
abrir la partida.
Peter Pan no duerme. Custodia como un vigía
los movimientos de día y de noche porque “nada
es igual, nada es lo mismo, si se mueve los objetos
se pueden caer, y él ¿desintegrar?”. El exterior se
clausuró y con él muchos sueños quedaron en sus-
penso. “La melancolía de morir y de vivir en este
Actualidad Psicológica
mundo sin una estúpida razón”.viii Su crisis es la
presentificación horrorosa de lo forcluido familiar.
Zona de guerra, de superposición de historias,
la de él y sus antepasados. Otros que cayeron,
otros que no pudieron hacer frente a los trauma-
tismos. La incertidumbre de la cuarentena acelera
un drama que ya había empezado en otro tiempo
pero del que él no puede hacerse cargo como su-
jeto. Sus síntomas son la consecuencia psíquica de
lo no dicho familiar.
Winnicott en el artículo El miedo al Derrumbe
sostiene: “…el miedo clínico al derrumbe es el
miedo a un derrumbe ya experienciado. Es el
miedo a la agonía original que dio lugar a la or-
ganización defensiva desplegada por el paciente
como síndrome mórbido. Esta idea puede serle
o no de utilidad inmediata al clínico. No po-
demos apresurar a nuestros pacientes. Sin em-
bargo, podemos detener su avance a raíz de
una ignorancia genuina; cualquier pequeño
fragmento de comprensión tal vez nos ayude
a mantener el ritmo de las necesidades de un pa-
ciente. De acuerdo con mi experiencia, hay mo-
mentos en que el paciente necesita que se le diga
que el derrumbe, el miedo, el cual está destru-
yendo su vida, ya tuvo lugar. Es un hecho escon-
dido en el inconsciente, que se lleva de aquí para
allá. En este caso el inconsciente no es el incons-
ciente reprimido de la psiconeurosis, ni el in-
consciente de la formulación freudiana acerca
de esa parte de la psique que está muy pró-
xima al funcionamiento neurofisiológico (…)En
este contexto particular, inconsciente significa que
la integración yoica no es capaz de abarcar algo.
El yo es demasiado inmaduro como para recoger
todos los fenómenos dentro del ámbito de la om-
nipotencia personal. Aquí podría preguntarse:
¿por qué sigue preocupándose el paciente por
esto que pertenece al pasado? La respuesta ha
de ser que la experiencia original de la agonía
primitiva no puede convertirse en tiempo pasado
a menos que el yo sea capaz primero de recogerla
dentro de su experiencia presente y su control
omnipotente actual (presumiendo que la
madre/analista cumpla la función de auxiliar de
soporte del yo”.ix
La proximidad de la guerra y las pérdidas nos
pone en contacto. Me sensibiliza el paciente, me
conecta con los niños perdidos de mi propia his-
toria transgeneracional. Esos que no tuvieron voz,
testimonio o sepultura. Armo una red que lo
cuide, y lo sostenga en un momento de verdadero
riesgo, una red que garantice que no se caiga, me
muestro disponible, cercana. Dono tiempo, gano
tiempo hasta poder verlo en forma presencial. La
virtualidad permite organizar un encuadre confia-
ble con una frecuencia firme de dos veces por se-
mana, con interconsulta farmacológica hasta
estabilizar el cuadro. La continuidad y estabilidad
lo organiza. Al principio se muestra rígido, prefiere
juegos reglados. Ya en la presencialidad podrá de-
sestructurase sin sentir que se desorganiza. Dibu-
jar, inventar, crear. Mandalas, círculos entrelazados
en forma de anillos anudados, (¿entramados?) se
reproducen en la hoja. Círculos que pueden ser ca-
bezas conectadas, historias entrelazadas, un verda-
dero nudo borromeo, una red que sostiene y
Actualidad Psicológica
entrama. No interpreto, sólo me limito leer su
forma de comunicar. A medida que se suceden los
encuentros su dibujo toma color y profundidad (al
principio era blanco y negro). Se observa en el pa-
ciente una mejoría en cuanto al cuadro de inquie-
tud inicial, con momentos de relajación y una
mayor capacidad de discriminación. Puede volver
a dormir y a soñar.
Pienso entonces que lo esencial de lo virtual fue
la creación de un espacio que permitió cuidar y
acompañar al joven, habilitando desmuteando la
voz, el juego y la expresión, como salida de lo mor-
tífero del silencio pulsional. Salir del aislamiento
no sólo ha sido una medida sanitaria sino que
también puede ser una intervención psicoanalítica.
Dice Pontalis “Necesitamos tener presente
tanto más para lo traumático propio de las catás-
trofes socio-históricas así como para todas las ex-
periencias humanas que “para que nuestras
memorias estén vivas y nuestra psique animada
(las experiencias) tienen que encarnarse. El análi-
sis es un derecho de asilo para lo que nos viene de
una tierra extranjera, de un continente lejano,
para todo lo que migre. Y de todo lo que no cesa
de migrar: lo extranjero, lo extraño, lo lejano, lo
que urge, lo ominoso, lo reprimido, lo olvidado,
lo desubjetivante, debe encontrar una tierra que
los asile en un trabajo psíquico entre dos, para que
siga migrando”.x
El espacio analítico permite ir creando condi-
ciones para pensar lo impensable, construir me-
diaciones, tramitar las vivencias de pérdida que
moviliza los duelos por la niñez. Intervenciones
estructurantes que apuestan a construir, y a nove-
lar lo no-velado familiar. Relatos que le permitan
al niño poner en juego una diferencia allí donde
hay repetición.
Los lazos, los vínculos, la función continente
del espacio analítico, la creatividad, la grupalidad,
y las experiencias compartidas permiten dar asilo
a las angustias y potencian su transformación.
3. Lo esencial de lo virtual
Para muchos niños y adolescentes la clausura
al exterior que representó la cuarentena actualizó
temores a quedar pegados y atrapados en un vín-
culo endogámico, reavivando antiguos conflictos
entre lo familiar y lo social, lo interno y lo externo,
la intimo y lo público. La falta de corte y de espa-
cios exogámicos se volvió una presencia intrusiva
y parasitaria: ahogos, angustias, alergias en la piel,
pesadillas. Algunos más pasivos o desvitalizados,
otros aterrados frente a fantasías parricidas que al
no encontrar espacios y objetos donde apunta-
larse volvían como fantasmas de muerte que tras-
tornaban el sueño en pesadillas. Con la pandemia
no sólo se conmovió el piso de estabilidad que
sostenía a chicos y a grandes, sino que además se
aplanó el espacio y se alteró el tiempo. Padres e
hijos no sólo tuvieron que compartir el mismo es-
pacio físico sino que quedaron igualados frente las
angustias que despierta la incertidumbre del por-
venir. Niños y adolescentes se enfrentan al trabajo
de duelo frente a la pérdida de esas madres y pa-
Abril 2021 • Página 5
dres que permanecían (permanecíamos aún)
como garantes de verdad y soportes de las certi-
dumbres más básicas. La pandemia puso todo
patas para arriba. El mundo cambió de signo de
la noche a la mañana, se perdieron las referencias
confiables. Desde una perspectiva Winnicottiana
podemos pensar estas angustias como el resultado
de una falla provocada por la ruptura de una con-
tinuidad. Eso que tendría que estar en silencio, la
muerte, se hizo presente.
Escribiendo recordé la anécdota Freudiana
sobre ese niño pequeño que tiene miedo a la os-
curidad y le pide a su tía que le hable. La tía le
contesta de qué le sirve si no la puede ver, y él res-
ponde que hay más luz cuando alguien habla.
Pensé entonces en la necesidad y dependencia del
otro, en la importancia del vínculo desde los orí-
genes de la humanización, en el alivio que pro-
duce tener un lugar donde poder hablar y sentirse
escuchado. Nacemos en condición de desvali-
miento y nos humanizamos gracias a la asistencia
de otros que responden con gestos de amor, de
sostén, contención, ternura, filtrando los excesos
ambientales y pulsionales.
En tiempos de ausencias, de presencias virtua-
les, de distanciamientos físicos y sociales, son
esenciales y vitales los encuentros donde poder
pensar con otros. Ese es el espíritu de esta exposi-
ción poder reflexionar sobre la importancia de los
vínculos, como espacios potenciales y vitales
donde compartir prácticas y experiencias a través
de los cuales hacer frente a la enfermedad y la
muerte.
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No estábamos preparados para la virtualidad,
pero apostamos: a seguir trabajando, a sostener
los tratamientos, a acompañar a los pacientes en
sus procesos, a hacer pensable lo impensable.
La pandemia trajo la muerte, la enfermedad,
las angustias, pero también dio lugar a procesos
creativos, a nuevos aprendizajes y a descubrimien-
tos vitales. Pantalla mediante y con todas las limi-
taciones que pueda tener la virtualidad la función
analista sigue viva, igual que el análisis como con-
tinente para todo lo ominoso, lo extraño, lo ex-
tranjero, lo otro. Estamos allí en cuerpo virtual
pero en presencia real, con todo nuestro deseo por
descifrar, inventar, jugar, crear y acompañar a los
analizantes.
Escribir es conjurar la muerte, escribía Alejan-
dra Pizarnik. Escribir, pensar, crear proyectos co-
lectivos también.
En Más Allá del Principio del Placer Freud des-
taca el factor sorpresa como elemento traumático,
un acontecimiento para el cual el sujeto no estaba
preparado. También descubre que los niños juegan
y que al jugar elaboran situaciones displacenteras.
En tiempos donde los protocolos son parte del
cuidado de la vida ha sido vital incorporar la cre-
atividad, la plasticidad, el cuerpo y el juego en los
nuevos escenarios de encuentro con nuestros pa-
cientes, modos de estar presente alojando, cal-
mando, conteniendo y escuchando. Apostar a la
continuidad de los tratamientos a través de la vir-
tualidad fue una forma de preservar una Zona in-
termedia de experiencia donde se dio continuidad
a un espacio potencial de juego y creatividad.
En la clínica la experiencia subjetiva se pro-
duce en un espacio tiempo que se da en el entre-
dos de la relación transferencial. Trabajamos en
esa zona intermedia de experiencia, “entre dos”
que no es de uno ni del otro, en ese espacio com-
partido se pone en juego el deseo del sujeto. Como
dice Esteban Levin ese espacio “entre” no tiene sí
Actualidad Psicológica
mismo, surge en el nosotros, un espacio que su-
cede gracias a la disposición del clínico a dar lugar
al acontecimiento, a lo abierto.
Si el niño no sabe jugar, dice Winnicott, será el
analista quien lo ayude a construir esa capacidad,
si es el analista el que no sabe deberá revisar si está
en condiciones de llevar a cabo ese análisis. A tra-
vés del juego, del dibujo, del sueño “eso” que
arrasa, que inunda, que insiste puede cobrar algún
tipo de representación o sentido, y lograr alguna
medida a través de la cifra.
Jugar a través de la pantalla, dibujar en el
zoom, jugar con muñecos, con títeres, con el
cuerpo. Jugar a esconder objetos, a aparecer y de-
saparecer, jugar con papá o con mamá, jugar a
armar un espacio íntimo y privado. Se trata de
una clínica de lo artesanal que no se rige por mo-
delos para armar. El terapeuta allí debe saber qué
necesita el paciente y orientar sus intervenciones
en esa dirección. Ubicar una distancia y un límite
al goce de una mirada sin filtro, donar tiempo, es-
cucha, palabras, estar disponibles a los gestos, rit-
mos y procesos de cada paciente respetando su
singularidad.
Instituir prácticas de cuidado implica poner el
acento en la sensibilidad, la ternura, la empatía, y
la vincularidad. Es ejercer prácticas hospitalarias
y respetuosas de la singularidad de cada paciente,
siguiendo las coordenadas de la transferencia.
Sostener, crear, donar presencia aún en la vir-
tualidad, armar un continente para las angustias
y fantasías, fue la brújula, GPS psicoanalítico en
tiempos pandémicos.
Entender la salud mental como un problema
colectivo es un acto político, y ético. Implica cues-
tionar los paradigmas bio-políticos que atienden
exclusivamente al cuerpo como cuerpo biológico
y descuidan el sufrimiento psíquico y social.
Notas
i
Puget, Janine; Wender Leonardo. “Analista y paciente en
mundos superpuestos”. Trabajo Presentado en la reunión
científica de APDEBA del 13 de abril de 1982. Comentarios y
contribuciones de M. I. Siquier y R. Serebriany, y respuesta de
los autores. Psicoanálisis – Vol. IV Nº 3, 1982
ii
Ibidem.
iii
Ibidem.
iv Davoine, Francoise; Gaudilliére, Jean Max: “Historia y
trauma. La locura de las guerras”. Fondo de cultura econó-
mica, 2004.
v
Bailly, L: “Les catastrophes et leurs consequences psychotrau-
matiques chez le enfant. Description cliniques et traitment”.
Parìs. ESF,1996.
vi
Dark, serie de televisión alemana de suspenso y ciencia fic-
ción creada por Baran bo Odar y Jantje Friese. 2017.
vii
Bailly, L: “Les catastrophes et leurs consequences psycho-
traumatiques chez le enfant. Description cliniques et trait-
ment”. Parìs. ESF,1996.
viii
Páez, Fito. “Mariposa tecknicolor”, canción del álbum Circo
Beat, 1994. Buenos Aires.
ix
Winnicott, D: “El miedo al derrumbe”. Exploraciones psico-
analíticas 1. Editorial Paidós.
x
Pontalis, B: “Entre el sueño y el dolor”. Editorial sudameri-
cana. 1978.
Actualidad Psicológica Abril 2021 • Página 7

Presencia de la
C
ada tanto los psicoanalistas nos
vemos obligados a repensarlo
todo. Un destino previsible, una
vicisitud inscripta desde el co-
mienzo en el devenir de nuestra
deconstruye y reconstruye su siempre sostenido
dualismo pulsional.
De manera notable, Freud anota respecto de esas
variaciones que las ideas teóricas no representan el
fundamento sobre el que reposa la ciencia, en la me-

virtualidad práctica. Así, Freud pasa progresivamente de la hip-

nosis a la catarsis y, finalmente, a la asociación libre.
Se deja para ello enseñar por sus pacientes histéri-
cas, atribuyéndoles no solo la posesión de un saber
sobre el sentido de sus síntomas, sino, además, el de
Mario Pujó un saber acerca de los medios para arribar eficaz-
mente a él. Asume entonces deliberadamente una
posición de aparente pasividad, una posición activa
de espera, en la seguridad de que la disposición de
su expectativa incitará en el decir de cada paciente
la producción de un saber olvidado, ignorado, un
saber supuesto, un saber que no se sabe que se sabe.
En el inicio, entonces, la presencia real de una escu-
cha que causa.
Se lo ha señalado más de una vez, esta inversión
del lugar del saber, transferido del personaje del mé-
dico a la persona del sufriente que le dirige su de-
manda, señala un punto de ruptura del psicoanálisis
con el discurso médico, dando origen y sustento a
la paulatina construcción de la doctrina freudiana.
Un no saber deseante que deviene la ocasión propi-
cia para la elaboración de un saber inédito, una
nueva práctica, una nueva disciplina que, por sos-
tenerse precisamente en ese deseo y en ese no saber,
se halla abierta a la posibilidad permanente de su
reformulación. Algo de lo que el propio Freud da
continuas muestras, cuando replantea por caso las
tópicas de su aparato psíquico, o cuando construye,
dida en que ellas no constituyen el basamento sino
‘el techo de toda la estructura’. Por esa razón, los
conceptos mayores podrían ser descartados y reem-
plazados, ‘como el techo del edificio, sin ocasionar
daño al edificio mismo’. Con lo que deja entender,
y vuelve a destacar, que lo que soporta los cimientos
de la construcción teórica del psicoanálisis no es
otra cosa que su clínica misma.
Sin embargo, la promoción conceptual de la pul-
sión de muerte al estatuto dialéctico de un principio
fundante, vuelve a conmover el andamiaje estruc-
tural del edificio freudiano a partir de los años ’20.
No solo porque la noción paradójica de una suerte
de ‘instinto’ de muerte resulte en sí controversial –
cuando lo instintivo supone la inscripción de una
función adaptativa al servicio de la preservación de
la vida–, sino porque su manifiesta eficacia obliga a
reconsiderar el conjunto de la conceptualización clí-
nica, desde la constatación de su participación en la
formación de los síntomas, hasta la articulación de
su incidencia en el malestar en la cultura.
La Todestriebe freudiana arranca así definitiva-
mente al psicoanálisis del terreno de cualquier apre-
hensión biologicista, instaurando un espacio propio
de reflexión ética que se irradia hacia su exterior, al-
canzando y afectando a todos los ámbitos del pen-
samiento; ella sitúa, al mismo tiempo, el punto de
anclaje de aquella relectura inaugurada por Lacan

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Página 8 • Abril 2021
en los años ’50, a partir de la consideración de la
función de la palabra y la instancia de la letra en el
campo del lenguaje –siguiendo las particularísimas
reglas de una ‘lingüistería’ original–, convocada en
su momento bajo la consigna auspiciosa de un re-
torno a Freud. No se trata ya del ego psicológico ni
del sujeto de la filosofía, sino precisamente de su
subversión, lo que pone desde entonces en foco la
carencia de ser del ser hablante, un ser que habla y
es hablado cuando habla. La estantería se sacude.
Todo debe ser articulado de nuevo, y el ‘no saber de-
seante’ inicial vuelve a poner en evidencia su poten-
cia prolífica. Para mi generación, y gracias a la
enseñanza de Oscar Masotta, ese ha sido un punto
de viraje decisivo, y el ‘retorno a Freud’, un punto
definitivo de no retorno.
Pero la fecundidad de los tiempos instituyentes
no suele demostrarse tan fructífera en los tiempos
de su institucionalización. Algo que se demuestra
habitual en casi todos los procesos innovadores.
Porque con la creciente aceptación y hasta la con-
sagración del psicoanálisis en el campo de los sabe-
res admitidos, se establece, desde luego, un saber
asegurado. Una experiencia que se transmite por
vías que no son ya necesariamente las del propio
análisis, una enseñanza que procura encontrar su
justa medida en prácticas más o menos adecuadas
a la lógica de la academia. Grupos de estudio, semi-
narios de Escuela, cursos universitarios, congresos,
posgrados, tertulias, talleres, entrevistas de supervi-
sión. Las rutinas establecidas de la formación y las
modalidades aceptadas de reconocimiento favore-
cen la consolidación del saber adquirido. Y, desde
luego, el psicoanalista no sabría pasear su no saber
por los ámbitos donde se lo convoca a menudo en
su calidad de experto. Lo que signa un movimiento
más próximo al cierre que a la apertura.
Efectivamente, el surgimiento del psicoanálisis
y, en particular, la luz arrojada sobre la sexualidad
infantil, implicaba una fuerte conmoción de la
moral victoriana entonces dominante, una notoria
anticipación a los interrogantes de su época, proba-
blemente solo factible en el contexto extraordina-
riamente innovador de la modernidad vienesa. Pero
a no mucho más de un siglo de su creación, ese giro
extremadamente vanguardista del psicoanálisis evi-
dencia haberse atenuado, morigerado, amorti-
guado, difuminado. Nos hemos habituado a
verdades incómodas que, por acostumbramiento,
han dejado de incomodarnos. En nuestro tiempo,
no parece ya constituir el psicoanálisis el ámbito de
pensamiento que anticipa las interrogaciones de la
sociedad, sino más bien, en sentido contrario, las
transformaciones de la sociedad las que interrogan
muchas de las respuestas adelantadas por el psico-
análisis. Algo que se ha tornado patente en las últi-
mas décadas, en relación a asuntos que adoptan
cierta velocidad disruptiva en el plano de los víncu-
los sociales, referidos a temas como la homosexua-
lidad, el feminismo, las identidades de género o
transgénero, la transformación de la tradicional fa-
milia pequeño-burguesa, en un contexto discursivo
que se ha caracterizado con acierto como corres-
pondiendo a ‘la declinación del Nombre del Padre.
¿Es acaso la homosexualidad una perversión? ¿El
transgénero una psicosis? ¿El falocentrismo de la te-
oría un inocultable resabio patriarcal? ¿La familia
tipo un ideal héteronormativo? ¿La abstinencia o la
neutralidad analítica una toma de posición antipo-
lítica? Foucault, Deleuze, Butler y tantos otros, la
cuestión viene de lejos, pero es la dinámica social
contemporánea la que demuestra acelerarse de-
jando a algunos de nuestros saberes largamente ela-
borados en riesgo de obsolescencia.
Y en eso llegó el Covid. Imprevisible. Repentino.
Planetario. Un elemento exterior a nuestra cotidia-
neidad que trastocó todo. Es así que, a partir de un
evento ajeno e incalculable que impone un distan-
ciamiento obligatorio, nos vemos nuevamente en si-
tuación de repensar fuertemente nuestra práctica.
Porque, efectivamente, de un día para el otro nuestra
clínica se vio conmovida en sus rituales más acen-
drados, el encuentro presencial, el apretón de manos
como saludo inicial y como gesto de despedida. Algo
que, para la mayoría de nosotros, habría sido consi-
derado francamente innegociable. Dado que si bien
seguramente todos hemos mantenido circunstancia-
les sesiones telefónicas cuando alguna situación así
lo reclamaba, solo algunos, y no tantos, han venido
sosteniendo desde hace mucho, vía skype, una rutina
establecida de sesiones regulares en el marco de un
tratamiento convenido a distancia.
Pero la necesidad, suele decirse, tiene cara de he-
reje. Y aunque algunos impacientes no aceptaran de
entrada la prosecución de las sesiones a través de
una vídeo llamada o una comunicación telefónica,
a poco de andar, el acostumbramiento a su reitera-
ción nos fue sorprendiendo favorablemente a todos,
analizantes y analistas. Hasta el asombro incluso, en
algunas coyunturas, por la sorpresiva revelación de
su inesperada eficacia. Análisis más o menos dete-
nidos que cobraron un nuevo impulso. Revelacio-
nes que encontraron en la separación física la
oportunidad de vencer el pudor de confesarse. Re-
flexiones sobre el curso insospechado de la vida que
llevan a recalcular la orientación de la cura y la pers-
pectiva de su horizonte. Y todo en condiciones que,
inevitablemente, son siempre singulares. La soledad
de los que viven solos, parejas impulsadas a convi-
vir, adolescentes encerrados en sus cuartos, convi-
vencias que se tornan intolerables. Se dice que la
pandemia puso de relieve diferencias y disidencias
que siempre están, inequidades que siempre estu-
vieron, pero que ahora, en circunstancias límites, se
exhiben a cielo abierto. Negro sobre blanco, sin gri-
ses, no hay atenuantes, la cosa cruda.
En un contexto apremiante de incertidumbre, el
transcurrir de cada cual se desenvuelve durante la
pandemia en la trama de una multiactividad for-
zada: teletrabajo, tareas domésticas, deberes escola-
res; la casa ha devenido oficina, comedero, sala de
clase, patio de recreo. Proyectos que deben pospo-
nerse, aspiraciones que deben postergarse, y, sobre
todo, muchas decisiones que tomar, muchas cues-
tiones que resolver, organizar su prioridad, lo que
valoriza la ocasión y la oportunidad de cada en-
cuentro con un analista. Un encuentro que se da a
menudo en un clima de proximidad, de paradójica
cercanía (y hasta inhabitual alegría), robustecida
por la imposible convergencia efectiva de los cuer-
pos, en la certeza de compartir una situación excep-
cional, ante cuyo alcance universal nadie podría
pretender mantenerse al margen. Como si en un
mundo eclipsado por una súbita detención, la sus-
pensión témporo-espacial del devenir, cada reu-
nión, aun en su virtualidad, adoptara el valor de un
triunfo sobre la glaciación de la vida. Y se erigiera
Actualidad Psicológica
en sí misma como una prueba palpable de su con-
tinuidad.
Pero el medio impone, desde luego, sus condi-
ciones. Conexiones que se interrumpen y no siem-
pre se reanudan. Intermitencias imprevistas.
Imágenes pixeladas, voces que se entrecortan, frases
que se pierden. Algo que, lejos del proclamado flo-
tamiento, reclama un esfuerzo sostenido de aten-
ción. Y un exceso no siempre calculado de
gestualidad, cuando cada video llamada implica la
constancia del primerísimo primer plano del propio
rostro. Es probablemente por esa razón que hay un
consenso no frecuente entre los colegas acerca del
incremento del cansancio, y la necesidad de perío-
dos fluctuantes de desconexión a lo largo de la jor-
nada. Descartada la posibilidad de mantenerse
mucho tiempo en silencio (se lo confunde ense-
guida con una freezamiento del wifi), la sesión se
inclina naturalmente hacia una vertiente no tanto
discursiva como dialógica. ¿Un retorno a las fuen-
tes? ‘Diálogo analítico’ es un sintagma que era muy
valorado en nuestro medio en los años ’70.
¿Pero qué de lo real de la mirada y la voz? La in-
termediación de la pantalla redobla el velamiento
que produce la imagen, la intermediación acústica
induce un aplanamiento de la diversidad sonora de
la tonalidad y de sus escansiones. Los efectos de la
presencia se ven así amortiguados por la virtuali-
dad, lo que promueve efectivamente una puesta en
palabras cuidadosa y detallada, que deja poco mar-
gen a la ambigüedad. Porque en un contexto seme-
jante de incertidumbre, la ausencia de sentido solo
podría robustecer las emergencias de angustia. Lo
que supone, es verdad, un fortalecimiento del plano
imaginario en los determinantes del diálogo, que no
impide, sin embargo, la causación de efectos que
constatamos como propios del discurso analítico.
Pero, ¿se trata verdaderamente de un análisis? Una
pregunta que recorre todos los tramos de nuestra
práctica. Más precisamente, como he escuchado lo
propone un camarada, ¿es posible un psicoanálisis
sin el encuentro concreto, cuerpo a cuerpo, al
menos una vez, entre el proto analizante y quien
eventualmente podría llegar a devenir su analista?
La realidad establece un marco de determinacio-
nes que no pueden soslayarse, se anticipa a los tiempos
de su elaboración, lo que nos pone necesariamente en
situación de correrlas de atrás. No tenemos suficiente
experiencia acumulada, intercambiada, sometida al
escrutinio de nuestros pares, nuestra ‘joven ciencia’
transita nuevamente el tiempo de su teorización que
es como siempre el mismo de su realización efectiva.
Pruebas a la vista, solo podemos afirmar con al-
guna certeza que ça marche, la cosa funciona, aún
cuando no sabríamos delimitar los bordes imprevi-
sibles de su previsible imposibilidad, en la seguridad
de que tropezaremos tarde o temprano con ella.
Aunque, de momento, sí podemos celebrar, en las
innovaciones de la tecnología, la posibilidad de sus-
tentar virtualmente nuestra presencia, sostener éti-
camente nuestra posición en circunstancias que
parecerían tender a impedirla, arrojados súbita-
mente a la inesperada dimensión de la lejanía: caras
desconocidas, países remotos, voces que llegan a no-
sotros desde el otro lado del océano. El denostado
imperio de la técnica demuestra también ser capaz
de abrir las fronteras de una inusitada libertad.
Actualidad Psicológica
Virtualidad y Introducción
L
a posibilidad de acceso a Internet
en forma masiva ha devenido en
nuevas alternativas de tratamiento
Psicoterapia psicológico, que hoy, tanto por el
aislamiento obligatorio como por
el distanciamiento preventivo por la pandemia del
COVID 19, se han tornado más que necesarias. El
Basada en uso de plataformas virtuales ha derivado en distin-
tas formas de comunicación, algunas más conven-
cionales y otras más novedosas en los tratamientos
psicológicos. También en exigencias éticas y en de-
finiciones acerca de qué tipo de problemáticas y
Evidencias personas son plausibles de tratamiento, qué tipo no
y cuáles son los requerimientos necesarios en el en-
cuadre y el rapport. La psicoterapia científica, ba-
sada en la evidencia, apunta a aplicar tratamientos
psicológicos apoyados en los resultados de lo que
Bernardo Kerman* la investigación ha demostrado que es más eficaz
para cada persona en el contexto de sus caracterís-
ticas, su cultura y preferencias. No se limita a listas
de tratamientos con apoyo empírico, sino que es-
Elena Scherb** tudia, además, la relación terapéutica, las caracte-
rísticas del profesional y del paciente que influyen
en los resultados de la terapia. Así, y en especial en
este contexto, resulta fundamental la validación de
enfoques y métodos terapéuticos que puedan ser
aplicados en la virtualidad.
Psicoterapia científica
Hoy, la Psicoterapia ha alcanzado el status de
científica. Esto implica que es medible, posee mé-
todos, procesos, resultados, es generalizable y re-
plicable (Freedheim, 1992). Sin embargo, y a
diferencia de otras ciencias, conlleva en sí misma
un componente esencial intersubjetivo: la relación
terapéutica.
El avance y desarrollo de la investigación en
Psicoterapia ha llevado a la identificación de dos
tipos de factores, a fin de poder tener algún con-
trol sobre su variabilidad: los factores específicos
y los factores inespecíficos (Strupp, 1979). En
cuanto a los primeros, se refieren a las particula-
ridades de las técnicas terapéuticas, que se derivan
de distintos modelos teóricos, y los segundos a lo
vinculado a la relación terapéutica y otras varia-
bles intervinientes en el proceso y resultados de la
psicoterapia que no pueden atribuirse a las técni-
cas. La importancia de los factores específicos re-
side no solamente en otorgar crédito al modelo
teórico subyacente sino, y más relevante, a poder
establecer los objetivos de la Psicoterapia en cada
caso, lo cual remite indefectiblemente a lo que se
entiende por “cambio”. El sufrimiento psicológico
se manifiesta en muy diferentes formas, y los dis-
tintos modelos teóricos y sus técnicas han demos-
trado a través del tiempo herramientas más
eficaces los unos que los otros para distintos tipos
de padecimientos. Lo cierto es que ya en 2012, la
Psicoterapia fue declarada Tratamiento Eficaz
para los problemas en Salud Mental y para las
problemáticas psicológicas derivadas de proble-
mas físicos, sociales y ambientales (American Psy-
chological Association, 2012), hoy, posee estudios
de efectividad prácticamente en todo el espectro
de los trastornos mentales.
Abril 2021 • Página 9
Implementación
La Psicoterapia es un tratamiento que requiere
de un contexto donde se genera la demanda del
pedido de ayuda en relación con un padecimiento
psicológico, un terapeuta y un/as pacientes donde
el terapeuta, a partir de la implementación de téc-
nicas validadas, las aplicará con el objetivo de que
el paciente mejore en su malestar. Como resultado
de ese proceso, que impactará en el paciente y en
sus seres significativos, se dará por finalizado el
tratamiento y se regenerará el circuito de la de-
manda a partir de su impacto en lo social (Or-
linsky, 1989). Son muy variados los objetivos de
la Psicoterapia, no es sólo la mera ausencia sinto-
mática sino más allá de lo puntual, el tratamiento
impactará en una mejora de la calidad de vida,
muy a menudo, no solamente para el paciente en
cuestión sino para sus allegados, y en los casos que
así se requiera, como prevención de recaídas.
Por tales motivos, referidos a la diversidad de
técnicas y su correcta implementación, a las com-
plejidades en el establecimiento del vínculo tera-
péutico, a los avances de la investigación en
Psicoterapia, de la Psicología científica y de las
Ciencias de la Mente en general, es menester que
los Profesionales de la Salud Mental accedan a un
entrenamiento y capacitación continua para
poder dar respuesta efectiva a la creciente de-
manda de asistencia. Sabemos que los problemas
en Salud Mental ya estaban entre los primeros en
incidencia (OMS, 2010), antes del advenimiento
de la Pandemia en 2020. Este evento catastrófico
puso de manifiesto, entre una gran multiplicidad
de factores, la importancia de los aspectos psico-
sociales.
La Psicoterapia Basada en Evidencias
El movimiento de Prácticas Basadas en Eviden-
cias surge en las Ciencias Médicas, a partir de la
observación a principios del Siglo XX, que algunas
prácticas médicas que gozaban del prestigio y be-
neplácito de la comunidad científica, llevadas a sus
extremos, causaban más daño que beneficio a gran
cantidad de pacientes, por no haber sido sometidas
a investigación. Tal fue el caso de la implementa-
ción de hormonas para el alivio de los síntomas de
la menopausia en forma indiscriminada y su rela-
ción con el cáncer de útero, o la extirpación de ór-
ganos para la cura de la enfermedad mental, para
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Página 10 • Abril 2021
citar algunos ejemplos. Para no replicar estos erro-
res, hoy las prácticas médicas deben ser validadas
en grandes poblaciones, con grupo control donde
es posible, y se requiere de la experiencia clínica
para la comprensión del caso especial, no todos los
casos pueden ser sometidos a estudios controlados
aleatorizados para evaluar eficacia (Scherb, 2016),
y las respuestas de los pacientes pueden ser dife-
renciales. Un tratamiento que funciona para una
patología en un determinado caso no necesaria-
mente funciona para todos los casos. La Medicina
y las Ciencias de la Salud en general, no son Cien-
cias Exactas.
En Psicoterapia, es la integración de la investi-
gación, con su conjunto de técnicas validadas, la
experiencia clínica, la respuesta del paciente y el
tratamiento disponible lo que permite hablar de
Psicoterapia Basada en Evidencia (Norcross,
2011). Para obtener información sobre las técnicas
validadas, se cuenta con guías de tratamiento que
se publican periódicamente, con nuevos procedi-
mientos para nuevas dolencias que se van su-
mando a las listas de tratamientos psicológicos
con validación científica, es decir, que han sido so-
metidos a comprobación en cuanto a su eficacia
para tal patología (American Psychological Asso-
ciation, 2012). En este caso, “factores específicos”,
descritos ut supra, que intervienen en el logro de
resultados de los tratamientos.
No hay que olvidar, no obstante, que la inves-
tigación en psicoterapia ha demostrado una y otra
vez que la eficacia o efectividad de las técnicas o
factores específicos solamente da cuenta de un
15% de la variabilidad, dejando el resto repartido
entre factores genéricos tales como características
del paciente y eventos extra terapéuticos, 40%, ex-
pectativas y placebos 15%, y factores vinculados a
la relación terapéutica 30% (Lambert, 1981). La
relación terapéutica ha sido y es estudiada profu-
samente, en cuanto a su calidad y efectividad, y a
las distintas maneras en que se puede medir.
(Norcross, 2011).
Para poder incluir a la Relación Terapéutica
como una variable medible también a lo largo de
los años ha evolucionado su conceptualización,
desde los inicios en Freud con el concepto de
Transferencia y Contratransferencia hasta la ac-
tualidad. La Alianza Terapéutica de Horvath y
Bordin (Horvath & Greenberg, 1994), es hoy la
conceptualización vigente para referirse a las vi-
cisitudes de la Relación Terapéutica como factor
interviniente en los tratamientos psicológicos. En
su definición, tiene tres componentes. Primera-
mente, un tipo particular de vínculo, caracteri-
zado por la empatía, validación, calidez y
confrontación eventualmente; en segundo lugar,
el acuerdo en objetivos, ya que para iniciar y rea-
lizar un tratamiento hoy se plantean sus objetivos
que tienen que estar lo más claros posibles para el
paciente y el terapeuta; en tercer lugar, el acuerdo
en tareas, ya que la implementación de las técnicas
requerirá de distinto tipo de tareas según el mo-
delo teórico subyacente. El concepto actual de
Alianza Terapéutica básicamente se refiere, a dife-
rencia de la original transferencia y contratrans-
ferencia, a una relación colaborativa. Hay varios
instrumentos para su medición, siendo el más uti-
lizado el Working Alliance Inventory
(WAI,https://wai.profhorvath.com/ downloads).
En nuestro país, se desarrolló un cuestionario
para medir el estilo personal del terapeuta en la
implementación de las técnicas denominado Es-
tilo Personal del Terapeuta (Fernandez Alvarez,
1998), que ha adquirido también gran populari-
dad y difusión entre los investigadores de habla
hispana.
Psicoterapia Basada en Evidencia
y Virtualidad
Los cambios a los que nos venimos refiriendo
ut supra también impactaron necesariamente en
el dispositivo terapéutico. La imagen del consul-
torio, el diván, la decoración de antigüedades, hoy
está siendo reemplazada por un ambiente lumi-
noso, que puede estar ubicado en un consultorio
privado, en una sala de primeros auxilios, o en
una pantalla de computadora o de teléfono.
Desde la integración de las técnicas cognitivo-
conductuales y sistémicas al repertorio de psico-
terapias, el diván había sido reemplazado por el
“cara a cara” mucho antes de la emergencia de las
tecnologías. La frecuencia y duración de las tera-
pias, a partir de la inserción de la prestación de
psicoterapia en los sistemas de salud, también se
modificó ya en la década del 60 del siglo pasado,
pasando de la frecuencia inicial en los tratamien-
tos psicoanalíticos ortodoxos de dos, tres y hasta
4 veces por semana, durante largos años, a la fre-
cuencia utilizada actualmente de una vez por se-
mana o cada 15 días, con tiempo limitado.
Es decir que, la misma evolución de la psico-
terapia fue lo que facilitó que, llegado la tecnolo-
gía y los avances en las neurociencias, estuviera
preparada para adaptarse a estos nuevos escena-
rios sin perder su esencia.
Virtualidad y Salud Mental
El Telehealth (Tele Salud), ha sido definido
como el uso de las telecomunicaciones para pro-
veer información sobre salud a distancia, y cons-
tituye un área fundamental de desarrollo en lo
referido a la disparidad en el acceso a la salud. Ac-
tualmente ya se ha diversificado consecuente-
mente dada la amplitud de su aplicación. Para lo
referido a la Salud Mental utilizamos Tele Mental
Health (Tele Salud Mental) y más recientemente,
en 2013, la American Psychological Association
instauró TelePsychology, o Tele Psicología, para
referirse a la psicoterapia que se brinda a distan-
cia, a través de medios tecnológicos. Esto incluye
la utilización de otros dispositivos también tecno-
lógicos y digitales, tales como el mensaje de texto
utilizado para combinar turnos, o entrenamientos
en habilidades basados en páginas web, e incluso
recursos asincrónicos como foros de discusión o
emails que se pueden utilizar como complemento
de la terapia o como la psicoterapia misma. El año
2020 enfrentó a la comunidad de terapeutas a
tener que recurrir, por momentos casi exclusiva-
mente, a la psicoterapia online para poder conti-
nuar con los tratamientos o comenzar nuevos
durante la Pandemia. Afortunadamente, la virtua-
Actualidad Psicológica
lidad ya estaba inserta en el campo de la Psicote-
rapia desde antes (Durao, 2020).
Existen muchos estudios de investigación y va-
rios meta - análisis que demuestran la efectividad
de la utilización de la Teleterapia. Un meta - aná-
lisis realizado sobre 65 artículos focalizados en
Psicoterapia por Video Conferencia (PVC) encon-
tró que la PVC es adecuada, y ha sido utilizada en
una variedad de problemas psicológicos en distin-
tas poblaciones, y que, comparando su eficacia
con el tratamiento presencial tradicional, posee
resultados similares (Backhaus et al., 2012).
La Asociación Norteamericana de Telemedi-
cina emitió una declaración en 2013 donde expli-
cita que, hasta hoy, ningún estudio ha identificado
a ningún subgrupo de pacientes que no pueda be-
neficiarse o que sea perjudicado por la teleterapia
provista por videoconferencia. Los más recientes
estudios randomizados de investigación demues-
tran la efectividad de la teleterapia comparada con
la terapia presencial.
Terapia Online Basada en Evidencias
La Tele Salud está reduciendo las disparidades
en cuanto al costo y accesibilidad a la salud que
plantea la psicoterapia tradicional presencial,
según estudios que datan del 2013 en adelante.
Nunca como en 2020 hemos visto hacerse realidad
esta afirmación. Inevitablemente se incluirán ade-
más de las tecnologías actuales, mundos virtuales
a partir de realidad virtual, incluso video juegos,
hologramas en el futuro y demás.
Si bien las tecnologías nos proveerán de solu-
ciones cada vez más elegantes, ¿cómo abordar las
cuestiones éticas? ¿cómo encarar el entrenamiento
de los terapeutas para la implementación ade-
cuada de estas tecnologías? Recién en los últimos
años se están desarrollando guías para la imple-
mentación de Teleterapia, que abarcan estos y
otros aspectos a fin de profesionalizar la imple-
mentación de Psicoterapia Online. En 2013, la
Asociación Norteamericana de Psicología emitió
las primeras Guías para la Práctica de la Telepsi-
cología, que apunta a la prestación de servicios de
psicología vía telecomunicaciones (APA, 2013),
que incluía los Principios Éticos ya presentes en el
Código de Ética, que también está incluido en el
nuestro (Código de Ética del Psicólogo, FEPRA).
Se incluye la utilización del celular, mensajes
de texto, emails, páginas web, videoconferencias,
mensajes de audio y video, se espera que progre-
sivamente se vaya agregando más tecnología a me-
dida que vaya evolucionando. El requerimiento
del Consentimiento Informado (Losada, 2013), de
las credenciales para el ejercicio de la Psicoterapia,
de las normas de seguridad y confidencialidad de
los datos, están mencionados en dicho documento
y varían según los países. Este último punto es de
particular importancia para dar tranquilidad y se-
guridad con relación al tratamiento que se está
brindando tanto para el paciente como para el te-
rapeuta. Si nos atenemos a la definición de Psico-
terapia como “la aplicación, intencional e
informada, de métodos clínicos y posturas inter-
Actualidad Psicológica
personales derivadas de principios psicológicos
establecidos, con el propósito de asistir a las per-
sonas a modificar sus comportamientos, cognicio-
nes, emociones y otras características personales
en la dirección que los participantes consideren
deseable”, no tenemos evidencias que el disposi-
tivo online constituya un obstáculo para su im-
plementación.
La gran mayoría de las técnicas validadas, de-
bidamente adaptadas, se pueden impartir en el
formato online. Por otra parte, siguiendo los line-
amientos para la construcción de la Alianza Tera-
péutica, ésta puede establecerse virtualmente. Si
se elabora adecuadamente los objetivos del trata-
miento y el encuadre, y se cuenta con la confor-
midad y la colaboración del paciente, se tendrá las
condiciones básicas establecidas para poder brin-
dar un tratamiento online efectivo. Tal como reza
la fórmula de las Prácticas Basadas en Evidencias,
todo esto deberá ser integrado con la experticia
del clínico y las posibilidades del contexto socio -
cultural.
La Pandemia del 2020 ha forzado a la gran ma-
yoría de los profesionales de la Salud a implemen-
tar la Telepsicología aún sin contar con un
entrenamiento específico previo, aplicando las
medidas éticas ya existentes. Esto demuestra una
vez más la necesidad de formación y entrena-
miento continuo. El movimiento de Integración
en Psicoterapia (SEPI) y la Sociedad para la Inves-
tigación en Psicoterapia (SPR) son dos sociedades
internacionales que respaldan con los académicos
más prestigiosos estas iniciativas, y reúnen los más
recientes avances en este área. En nuestro país y
en el exterior, desde las Universidades y otras Ins-
tituciones del sector, se desarrollan programas de
Entrenamiento para los clínicos, a fin de dar res-
puesta a esta necesidad de actualización continua
He aquí algunos ejemplos para ilustrar inte-
rrogantes con los que los profesionales se encuen-
tran en la práctica clínica online diaria, que
pueden ser respondidos siguiendo los lineamien-
tos básicos del modelo genérico de Psicoterapia,
los códigos de Ética y las Guías de Tratamiento y
la capacitación continua:
Con respecto al Encuadre
- Si se utiliza el whatsapp para combinar días
y horarios, ¿cómo saber cuándo responder a un
whatsapp con otro tipo de mensaje? Y de respon-
der, ¿cómo hacerlo?
- ¿Cuándo llega el día y horario de la sesión,
cómo comenzar? ¿Lo llama el terapeuta o aguarda
a que lo llame el paciente?
- ¿Cómo encarar las dificultades técnicas? No
se escucha, no se ve, no hay luz, se corta Internet,
etc.
- ¿Cómo se realiza el pago?
- ¿La plataforma utilizada es segura?
En la implementación de técnicas específicas
- En una terapia grupal, ¿cómo se implementa
el role playing?
- En una sesión de pareja, ¿cómo se aplica la
técnica de silla vacía o de cambio de roles? (Ker-
man, 2015)
En el establecimiento de la Alianza Terapéutica
- Frecuentemente el paciente puede ver algu-
nos detalles de la casa del terapeuta si es que éste
atiende desde su casa, ¿cómo manejar esta situa-
ción para mantener la ¨neutralidad¨, relativa, del
terapeuta?
- En el mismo caso de atender desde la casa,
podría ocurrir alguna interrupción de otras per-
sonas que conviven con el terapeuta, ¿cómo ma-
nejarlo para que no interfiera en el vínculo
terapéutico?
- Al concentrar la comunicación en los mús-
culos de la cara mayormente, ¿cómo acceder al
lenguaje no verbal presente en la postura y las ac-
titudes del paciente?
La respuesta puntual a cada una de estas pre-
guntas y muchas otras se encuentra en las Guías
de Tratamiento para Telepsicología. La Asociación
Norteamericana de Psicología (APA), entre otras,
publica actualizaciones periódicas de estas guías
a medida que se van integrando nuevas tecnolo-
gías y procedimientos, siempre sobre la base de los
Códigos de Ética Profesional ya establecidos. Se
pueden consultar estas guías en la página de la
APA, incluso con versiones en español.
Psicoterapia Online: Alcances y
Limitaciones
Resumiendo lo dicho anteriormente, la Psico-
terapia Online está reconocida como práctica va-
lidada, está sujeta a reglamentaciones según cada
país, y se encuentra en desarrollo a medida que
surgen nuevas tecnologías. Queda la pregunta
acerca de su eficacia y efectividad, en qué casos
puede indicarse y si tiene contraindicaciones, una
vez establecido el encuadre, las reglamentaciones
y la ética correspondiente.
Eficacia y Efectividad
¿Qué dicen los estudios de investigación sobre
la eficacia y la efectividad de la psicoterapia on-
line?
Los trastornos más estudiados con esta moda-
lidad son Depresión (Cuijpers, 2010 ), Fobia So-
cial (Berger, 2011 ), donde no se hallaron
diferencias significativas entre la eficacia y la efec-
tividad de la psicoterapia online con la cara - a -
cara. He aquí algunas investigaciones más recien-
tes:
1) Estudios randomizados comparando las
consultas psiquiátricas realizadas por Video con-
ferencias en consultorio con las consultas psiquiá-
tricas en forma presencial, no han mostrado que
las realizadas virtualmente produzcan resultados
peores que las presenciales en veteranos diagnos-
ticados con Trastorno de Estrés Postraumático y
Depresión, aunque un último estudio no con-
firmó esta tendencia (Liu, 2020).
2) Otros estudios utilizando Psicoterapia On-
line desde la casa demostraron su eficacia para el
tratamiento de Trastorno Obsesivo Compulsivo,
Pánico y Ansiedad Social. Estos últimos fueron
Abril 2021 • Página 11
particularmente importantes dado que indican
que es posible realizar tratamientos psicológicos
de calidad desde la casa, a través de la pantalla, ba-
sados en evidencias (Mc. Cord, 2020).
Contraindicaciones
La Telepsicología no está indicada para pacien-
tes con tendencias suicidas manifiestas, y cual-
quier otra situación psicopatológica donde sea
necesaria una reacción inmediata y presencial de
parte del clínico. Es necesario considerar, no obs-
tante, qué tipo de intervención psicológica se y
por qué medio virtual. Hoy existe la terapia vía
chat, e-mail o videoconferencia en simultáneo pa-
ciente y terapeuta, pero también asincrónica, uti-
lizando información vía web, programas de auto
- ayuda interactivos. El equipo de Thomas Berger
en Suiza está realizando un estudio controlado
comparando intervenciones tradicionales cogni-
tivo - conductuales con intervenciones donde se
agregan componentes por Internet para pacientes
con esquizofrenia, combinando con medicación y
supervisión del clínico, aún con resultados no to-
davía concluyentes (Westerman, 2020).
Además de las cuestiones técnicas arriba men-
cionadas, que serían los “factores específicos”, es
importante tener en cuenta los “factores genéri-
cos”, es decir, aquellos que están vinculados a la
relación terapéutica, a motivaciones y expectati-
vas, a placebos, que constituyen también variables
intervinientes para el logro de los resultados.
¿Cuán cómodos se sienten tanto terapeutas como
pacientes trabajando en este contexto virtual?. Un
reciente estudio (Connolly et al, 2020) exploró
acerca de las actitudes de los terapeutas ante la
asistencia online y halló opiniones encontradas.
Mientras que algunos terapeutas consideraban
que esta nueva manera de trabajar era beneficiosa
en tanto y en cuanto era efectiva, reducía costos y
tiempo, era más flexible y ampliaba el rango de las
personas a las que podía acceder, otros opinaban
que las dificultades técnicas impactaban negativa-
mente al desconectarse a veces durante las sesio-
nes, o que se incrementaba el tiempo de trabajo
en preparar los videos con antelación. No obs-
tante, ante la pregunta de satisfacción general con
respecto al tratamiento una vez que los pacientes
reportaban haber mejorado y sentirse atendidos y
contenidos, los terapeutas respondían con actitu-
des positivas hacia esta modalidad (Mc Beath,
2020)
Conclusiones
La Tele Salud y la Telepsicología han llegado
para quedarse. La Psicoterapia Online está vali-
Atención
psicológica
online
Psicólogos UBA
Buenos Aires - Argentina
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+54 9 11 3049 1305
Página 12 • Abril 2021
dada en muchos problemas psicológicos y ya
forma parte de la larga lista de intervenciones ba-
sadas en Evidencias (EBP). No obstante, todos los
autores coinciden en que la investigación en esta
área está recién comenzando. Los códigos de ética
se están adaptando rápidamente para que la prác-
tica se realice en un marco de confianza y seguri-
dad (Normas HIPPAA, 2009). La virtualidad, se
ha visto en 2020 con la Pandemia, en la cotidiani-
dad de las comunicaciones, y forma parte de nues-
tro mundo. Los avances en Neurociencias, por
ejemplo, los trabajos con neuronas espejo acerca
de la empatía, indican que las tradicionales habi-
lidades del terapeuta, la calidez humana, la escu-
cha, la capacidad de despertar esperanza activa y
brindar apoyo pueden transmitirse virtualmente,
online. Como ilustración de ello, hoy se puede ob-
servar cómo los bebés ya pueden reconocer e in-
cluso manifestar afecto por la pantalla hacia
abuelos que no han podido conocer en forma pre-
sencial por la Pandemia. La virtualidad aporta un
campo de desarrollo, que contribuirá no sola-
mente a que la Psicoterapia pueda llegar a más
personas, que por estar en lugares remotos o por
otras razones no pueden acercarse a los consulto-
rios, así como a grandes grupos e Instituciones.
Esto abre otro capítulo inmenso vinculado a la
ética de las comunicaciones en medios digitales.
Pero como toda Práctica Basada en Evidencias,
se precisa también la integración de la experiencia
del clínico. En este último punto, la evaluación del
profesional y su expertise siguen siendo esenciales
a la hora de saber cuándo la virtualidad no al-
canza. Habrá situaciones en las que se necesitará
la presencia del otro, la frecuencia de comunica-
ción que solamente se obtiene de persona a per-
sona. La Psicoterapia es ciencia y es arte, no hay
tal cosa como “one size fits all” (un talle univer-
sal). Es una práctica conversacional, donde la ca-
lidad del vínculo terapéutico juega un rol
preponderante, estar atento a lo que le pasa al otro
y si realmente para ayudarlo se va a requerir, en
algunos casos, un encuentro presencial. La Psico-
terapia efectiva no es solamente la aplicación de
la técnica adecuada; es una integración de una
multiplicidad de factores y son los clínicos quie-
nes en definitiva deben integrar todas las piezas y
tomar las decisiones correctas en cada momento.
Actualmente, como se ha expresado, se posee la
ayuda de las Guías de Tratamiento, de las Capaci-
taciones y Entrenamientos, de los avances de la
Ciencia y la Tecnología, pero la síntesis y la inte-
gración de todos los factores para encontrar la res-
puesta que mejor puede beneficiar al paciente es
un desafío al que los profesionales de la salud men-
tal se someten todos los días. Hoy más que nunca,
la capacitación continua, la actualización y el tra-
bajo colaborativo con los colegas es una responsa-
bilidad ineludible frente al objetivo esencial de
atender y beneficiar a los pacientes. Así, el mundo
se encuentra en un momento bisagra donde, si se
logra una vez más comprender la importancia del
comportamiento y la salud mental, y consecuen-
temente brindar servicios a la altura de las circuns-
tancias, en forma presencial o digital, se podrá
contribuir al mejoramiento de las personas y, tal
vez con ello, de la sociedad en general.
Nota : HIPPAA (The Health Insurance Portabi-
lity and Accountability Act), traducido como Ley de
Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico
de 1996, es un estatuto federal de los Estados Unidos
promulgado por el 104º Congreso de los Estados
Unidos y por el presidente Bill Clinton. Establece los
estándares para la protección de datos sensibles de
los pacientes. Toda entidad que provea tratamiento
en salud de cualquier tipo, deberá cumplir con los
requerimientos HIPPAA de seguridad y confiden-
cialidad. Algunas plataformas online se avienen a
las normas HIPPAA, otras no.
* Dr. en Psicología (UFLO), Médico psiquiatra infanto
Juvenil (UBA)
** Dra. En Psicología (USAL), Lic. en Psicología (UBA)
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PMID: 32790453.
Actualidad Psicológica
Acompañar en “No hay nada más bello que lo que nunca he te-
nido/nada más amado que lo que perdí”.
Joan Manuel Serrat
tiempos de
pandemia:
sobre lazos y
Valeria Tollo. @deunsolotrazo
trayectorias Introducción
escolares.
L
a pandemia de Covid 19 ha cam-
biado nuestras rutinas, ha producido
una ruptura en nuestras cotidianei-
dades. La incertidumbre nos obligó
a aprender a reconocer y reconocer-
Mariana V. Wassner nos desde y en otras perspectivas; las desigualdades
en todos los ámbitos, las diferencias ideológicas y po-
líticas, se expresaron en gran parte y mediáticamente
en una suerte de antinomia, en términos de libertad
individual frente a lo colectivo y lo común, que im-
pacta en nuestros trabajos y nuestras formas de en-
tender qué les pasa a los niños y qué sucede en las
instituciones educativas, de modo que debiera leerse
desde la complejidad.
El pasaje inesperado de la presencialidad a la vir-
tualidad durante 2020 supuso no sólo la reformula-
ción acerca de cómo se accede a canales de
comunicación y dispositivos variados, como condi-
ciones necesarias pero no suficientes, sino de los es-
cenarios en su diversidad. No se trataba, no se trata,
simplemente de una nueva técnica sino de “otra” cosa,
otro encuadre. Son tiempos difíciles y complejos y nos
encontramos pensando, porque ese es nuestro tra-
bajo: pensar. Pensar es un eje que nos atraviesa, por-
que implica a los otros, sus representaciones, su
armado interno, como expresión de operaciones in-
telectuales, construcción de una singularidad situada.
En este punto, pensar la escuela, nuestro trabajo con
niños y niñas, nuestra clínica, se convierte en un tra-
bajo sobre un estado crítico, que sabe más de incerti-
dumbres que de certezas, cuya “recuperación” abre
nuevos interrogantes: ¿Qué es lo que creemos que vol-
veremos a tener? ¿ Qué suponemos que debiéramos
haber tenido y no pudimos? La identidad, como mo-
vimiento, está en juego.
.En medio de esta crisis en la que las desigualda-
des se han profundizado, sin embargo, seguimos
trabajando. ¿Cuál es nuestro oficio como psicope-
dagogos/as? Podríamos pensar en términos de los
múltiples entrecruzamientos de nuestras funciones.
Pero, sin dudas, trabajamos en el acompañamiento
de los sujetos en sus procesos de aprendizaje. Acom-
pañar supone una cierta artesanía, la de estar al lado
del otro; etimológicamente, hacer compañía hacía
referencia a quienes “compartían el pan”.
Qué es, entonces, acompañar?:
“…es un hacer entrar en compañía… en la huma-
Abril 2021 • Página 13
nidad como compañía, es hacer compañía con descono-
cidos (…) para hacer compañía …hace falta pasajes y
facilitadores de pases (…) Significaciones dialogadas,
acciones deliberadas, actuar compartido. Consta añadir
la siguiente dimensión ético-política: los conjuntos (los
haceres colectivos y sus formaciones) (…) son los que
ponen en acto compañías del “todos Unos”, singulares
plurales…”
(Cornú., 2017: 103). Acompañar, entonces, puede
entenderse como la posición ética de estar atento a la
fragilidad del otro singular, lo que permite instalar,
construir, reconstruir, los lazos de confianza, en un
nosotros cuidado. La confianza sostiene y promueve
la autonomía, y es una experiencia amalgamada con
lo corporal (Wassner, 2019).
Acompañar en tiempos de crisis supone, entonces,
un tránsito con riesgos variados pero con una certeza:
la de estar. Acompañar los procesos de aprendizaje es
“estar al lado”, de y en los recorridos situados, que son
las trayectorias escolares, sosteniendo la trama fami-
lias, niños y escuelas.
Aceptar la propia incertidumbre nos humaniza y
nos pone en sintonía con quienes trabajamos a la vez
que nos transforma en ese el mismo movimiento.
Viñeta institucional
La presente viñeta transcurre durante 2020 en una
escuela de CABA, en la que un Equipo de Orientación
Escolar es consultado.
“En el mes de junio comienzan a llegan al EOE in-
formes de una escuela, sobre niños de 1er grado, (que
habían asistido hasta el 13/3) con “dificultades”. La di-
rectora habla de “niños con dispersión, con problemas
de aprendizaje y que no entregan la tarea”. El EOE
plantea la necesidad de elaborar estrategias diferentes
ya que estamos en un contexto de pandemia, de ma-
nera que ayudaría pensar y construir criterios para
dar cuenta, si es posible, de los aprendizajes de los
niños. Los centros de salud no están atendiendo pa-
cientes de Psicología y Psicopedagogía ya que los hos-
pitales están abocados al Covid. La directora afirma,
al cierre de este primer encuentro “vamos a volver a
la normalidad, porque todo es lo mismo, nada cambia,
solo estar sin ir a la escuela un par de meses”.
Al poco tiempo, desde esa misma escuela vuelven
a consultar x la niña A, ya anticipada en un informe
anterior. La niña A va a primer grado, ”… no le inte-
resa el zoom ni la video llamada; es dispersa; Sólo ha
entregado algunos cuadernillos que se dieron como
tarea, no todos. Tiene una hermana, y le pasa lo mismo,
cuando se conecta una, no se conecta la otra. Viene toda
la familia por los bolsones de alimentos”
Como EOE, nos pusimos en contacto telefónica-
mente con la madre de A, y le planteamos que la es-
cuela nos había transmitido su preocupación por A.
Nos responde: “Si, siempre me retan, cada vez que voy
a buscar el bolsón de comida me retan porque A no hace
las tareas, y yo les explico que no quiere hacerlas, que no
la voy a castigar por eso” y agrega: “Primer grado es di-
fícil, necesita a la maestra”
La señora, no obstante, se compromete a intentar
que A entregue las cosas
Le hacemos una devolución a la conducción, ex-
plicando este escenario, y se comprometen a hablar
con el maestro del grado. Sugerimos que no reten a la
niña y a su familia, y que le pueda preguntar a la niña,
si así lo quiere el docente, cómo está, qué le gusta, si
tiene ganas de contar algo. Percibimos malestar, pro-
Página 14 • Abril 2021
ponemos abordarlo. Invitamos también al docente a
un próximo encuentro, pero éste no se concreta.
Decidimos mantener el contacto con la madre de
A, pero nunca más nos volvió a atender el teléfono.
Cuando hablamos nuevamente con la conducción
para trabajar en esta situación, nos llega un nuevo in-
forme de esta niña, hecho por su docente, exacta-
mente igual que el anterior, con un agregado en
“Observaciones”: SE REITERA PEDIDO DE INTER-
VENCION DEL EOE.
La directora nos dice que habló con el maestro, y
que piensan ambos que la niña debe ser derivada a tra-
tamiento psicológico o psicopedagógico.
En el informe escolar de A el docente manifiesta
que “…desde la finalización del receso invernal, se
llamó a la madre en numerosas ocasiones y jamás res-
pondió, y sus hermanas también siguen sin entregar la
tarea. La escuela ha ofrecido ayuda para las video lla-
madas, y no obtuvo respuesta,,.,aunque la señora se dis-
culpó, explicando problemas con el alquiler de su
vivienda y la muerte de familiares por COVID. Se le
ofreció también darle el material impreso…
No se observan resultados a la fecha, ya no sé sabe
qué hacer”
Este tipo de relato se repitió a lo largo de todo el
año en muchas escuelas. ¿Qué podemos hacer los
Equipos que intervienen en las instituciones? Resulta
casi evidente que lo más sencillo es sumarse a una po-
sición en la que reconocemos que desde la escuela se
oferta todo y es responsabilidad de la madre de la niña,
o bien la otra cara, que apunta a la incomprensión de
esta escuela por la posible situación de la niña y su fa-
milia. Estas lecturas simplifican lo que ocurre, porque
nos ubican en una posición moral, en la que debemos
determinar qué está bien y qué está mal, que, además,
expresaría una identificación con la posición de la es-
cuela o de la familia, profundizando la encerrona.
La escuela es un lugar de construcción de lazos, y
sin estos, no hay aprendizajes posibles. La pregunta
que ha atravesado todo este período, entonces, es
¿cómo se arma lazo en ausencia (física)? ¿Cómo se
construyen criterios para dar cuenta de los aprendi-
zajes cuando estos no pueden ser “vistos”? ¿Son visi-
bles los aprendizajes? ¿Qué puede una escuela? ¿Qué
podemos, qué pueden, quienes la habitan?
Revisar, construir, subjetivar
La construcción de representaciones da cuenta
de la posibilidad de evocación de lo ausente, nos en-
laza al otro.
Los informes escolares pueden ser leídos desde
distintas miradas, no por ello incompatibles: como
una suerte de historial que habla de las dificultades
del niño, como lo “sin forma” y como una revisión
de las propias prácticas que enmarca el lazo peda-
gógico. Marca un orden escolar, un supuesta nor-
malidad que, en términos de la curva de Gauss,
establece una territorio que delimita qué se desvía
de lo esperable. Lo “desviado”, lo que quedó por
fuera, a veces es esperado, también.
Sin embargo, queda expuesta la idea de que esta
supuesta normalidad, acorta y acota las distancias
(sociales)
Por eso acompañar las trayectorias escolares im-
plica considerar no sólo el informe, sino qué subyace
a este, las expectativas de los padres y la escuela, los
desencuentros y encuentros que se producen. No se
acompaña sólo a los niños, a las escuela, a las familias
y a los profesionales, en un contexto histórico social,
con normativas pedagógicas e institucionales: acom-
pañar es un acto político e implica responsabilidad,
mutualidad y generosidad. Se construye otredad en
acompañamiento.
En estos tiempos complejos, sería interesante
reconocer varias cuestiones:
1. La situación actual es compleja, difícil, com-
plicada, no hay certezas. Debemos renunciar a las
soluciones mágicas. Prima la incertidumbre, la in-
determinación, y esto genera angustia y también
potencia. Este “y” plantea un corrimiento de lo dis-
yuntivo y una apertura a reconocerse en los entra-
mados, en la coexistencia de escenarios móviles.
Estos se configuran, se ensamblan, se diferencian
produciendo novedades. Los niños que han que-
dado por fuera del sistema escuela forman parte de
este entramado y expresan a los expulsados, a los
desexistentes, a los invisibles, a lo que no queremos
ver de nosotros mismos. Tal vez la idea de proviso-
riedad marque algún rumbo en el sentido de si-
tuarse y trabajar desde la pausa como tiempo para
pensar cómo se hace para garantizar a todos los
niños y las niñas el derecho a la Educación. Si se
construyen nuevos alumnos, entonces, se constru-
yen nuevos docentes.
2. En este contexto es imprescindible sostener
cada función: ser docente, director/a, psicopeda-
gogo/a, psicólogo/a, familia, alumno/a como desafío
para sostener en este contexto de desigualdad. La
sincronía no garantiza los aprendizajes y la ense-
ñanza, las tareas, tampoco. La mirada sobre la es-
cuela y sus actores nos abre preguntas: qué se
aprende, qué se enseña, qué se visibiliza, qué es lo
que consideraremos significativo.
La idea del “reto” que transmite la madre de A
va en la misma línea que la desazón por la ausencia
de resultados: ser reconocidos desde el rol que se re-
sista a la obediencia y el sometimiento: la madre, a
responder; la niña, a entregar la tarea; el docente, a
estar de cuerpo presente; el EOE, a derivar a la niña
a atención psicológica o psicopedagógica. Por un
lado, se podría intentar establecer un acuerdo de-
jando explicitados los términos del mismo: qué es
la tarea, qué es responder, qué es transmitir infor-
mación, y qué se espera del otro. El ASPO/DISPO
pone límites al cuerpo presente; es una normativa
que oficia de tercero y que excede a la familia, a la
escuela y al EOE. Construir presencia en ausencia
en una relación de cooperación, de apoyo mutuo,
de reconocimiento de lo que cada quien puede, y no
centrado en un deber ser.
“Quien enseña sin emancipar atonta. Quien
emancipa no ha de preocuparse de lo que el eman-
cipado debe aprender. Aprenderá lo que quiera,
quizá nada. Sabrá que puede aprender porque la
misma inteligencia actúa en todas las producciones
del arte humano…” /Ranciere, 2003: 14)
En esta misma línea, desde la perspectiva de una
función emancipante del profesor y la escuela como
forma pedagógica, Caroline Jaques Cubas y Karen
Christine Rechia (2020, p 14) citan una llamada de
Jorge Larrosa de 2018:
“Las nuevas formas de definir la “función do-
cente” (esas que derivan de la así llamada “cultura
del aprendizaje”) están destruyendo el oficio del
profesor. Con el espantajo de “la crítica al profesor
tradicional”, el chantaje empresarial de la calidad y
Actualidad Psicológica
la innovación, la redefinición neoliberal de las fun-
ciones de la escuela (…) las personas que lo ejercen
están siendo reconvertidas en mediadores, coa-
chers, animadores de aula, gestores de emociones y
facilitadores de aprendizajes, al mismo tiempo que
están siendo sometidas, cada vez más, al control y
al reciclaje permanente, a la precariedad laboral, a
la pérdida de su autoridad simbólica y de su auto-
nomía profesional, y, lo que es peor, a la disolución
del sentido público (y, por tanto, independiente) de
su trabajo”
La pandemia, el pasaje abrupto de la presencia-
lidad a la virtualidad, el retorno actual a una pre-
sencialidad supuestamente cuidada puso sobre la
mesa no sólo la función del Estado sino las desigual-
dades, las diferentes ideologías y las concepciones
de enseñanza y aprendizaje y los prejuicios fuerte-
mente arraigados, entre otras cuestiones. Es decir,
puso en juego las funciones de la escuela, la dispo-
sición de sus miembros, su disponibilidad, sus tiem-
pos y espacios en construcción, es decir, sus formas
pedagógicas.
3. Sostener un trabajo implica siempre poder
encarar los conflictos, las tensiones, que exceden los
términos binarios, funcionan en un encuadre en
movimiento, en complejidad. La escuela es una
oportunidad subjetivante, lo que implica el poder
desarrollar pensamiento crítico y con otro. Afirma
Silvia Bleichmar que la escuela produce subjetivi-
dad, y esto no lo hace ninguna tecnología y para
ello, como sociedad, debemos reconstruir el pacto
intersubjetivo:
(…) Todo lo que implique formaciones comu-
nitarias es subjetivante, hoy, en la Argentina. Y todo
lo que implique nexos de solidaridad y de trabajo
compartido, también lo es” (Bleichmar, 2008:109)
La etiqueta a la niña/familia que no aprende,
que no presta atención, que no toma todo lo que
desde la escuela “le da” retorna brutal y especular-
mente en forma de impotencia : qué quiere la es-
cuela como institución, quién y cómo está siendo la
escuela en este contexto y qué distancia hay entre
las propuestas, lo que se hace y las respuestas. Cons-
truirse subjetivamente es, entonces, sobreponerse a
las etiquetas, aun de las que no se tiene conciencia.
Resulta interesante analizar como las modalida-
des virtuales nos han devuelto nuestra propia ima-
gen, de manera tal que no se trata simplemente de
ver si el otro está allí, si aparece, se esconde, si se lo
ve conectado/a, sino que se puede ver la propia ex-
presión. Nunca como antes, entonces, asistimos a
un espejo constante.
4. Los entrecruzamientos de lógicas comprome-
ten nuestros potenciales de intervención. Lo posi-
ble, lo imposible, lo necesario, lo impuesto arman
un escenario complejo en el que intentamos armar
versiones, lecturas, que no se respondan fácilmente,
que inviten a pensar como acto de trabajo. Alejados
de una posición moral, se trata de movimientos que
puedan anclarse en lo conocido y consideren la po-
sibilidad de liberarse. Así, el docente, desde lo mi-
cropolítico, puede construir opciones variadas,
hipótesis que le permitan sostener su función como
garante de la educación de A, no de su aprendizaje.
“La maestra en 1er grado es importante” –dice la
mamá de A. ¿Por qué no pensar que es un mensaje
que encierra lo que percibe como necesario para su
hija? Esta consideración del “nosotros” cambiaría el
modo de mirar a A y su familia, lo que habilitaría
Actualidad Psicológica
construir otros posibles, más amorosos, menos la-
pidarios, más responsables, menos culpabilizadores.
La pregunta por lo que el otro necesita es un cambio
de posición, nos involucra en la artesanalidad del
vínculo para sostener, desde la asimetría de la fun-
ción, situaciones de desamparo, el ajeno, el de A y
su familia y el propio, el malestar por no ser reco-
nocido.
La subjetividad es situada, enlaza lo singular y lo
social, por eso la escuela tiene una función subjeti-
vante.
Estas cuestiones nos permiten reformular nues-
tras funciones, aun en crisis, con un mayor margen
de libertad. Donde hay crisis e incertidumbre, hay
angustia y sufrimiento; donde hay libertad, hay
construcción de una posición subjetiva (co)rres-
ponsable.
Nuestro oficio es un oficio del lazo en tanto pen-
samos en ”... responsabilidades, intervenciones, ges-
tos, acompañamientos en territorios con diferentes
nombres…” (Frigerio, Korinfeld, Rodriguez,
2019:11): las escuelas, las instituciones en general,
la clínica, lo que supone siempre una construcción
histórica y social, profesional y ética.
Nuestra función, como psicopedagogos/as tanto
en la clínica como en las instituciones educativas
acompaña diferentes procesos, incluso los propios,
supone una Ética del Cuidado, enmarcada en polí-
ticas públicas de cuidado, con leyes que la regulan y
prácticas que las sostienen, que la diferencian de las
políticas y prácticas caritativas y sacrificiales. Soste-
ner las tensiones y espacios de elaboración hace a la
capacidad de construir subjetividad.
Tiempos, preguntas.
El comenzar; con el que empieza en cada caso
una nueva secuencia de sucesos,
cambia la percepción del tiempo.
(Safranski, 2017:54)
La pandemia ha sido un acontecimiento, ha
puesto “…en pausa, un funcionamiento regido en-
dógenamente y pone en juego un afuera, representa
rupturas y discontinuidades y abre nuevos espacios
…” (Vasen, 2021: 7).
Presente y futuro se tornan inciertos, intentamos
sostener la esperanza para poder dar cuenta de que
otra realidad es posible.
En tiempos de incertidumbre, la necesidad de
proyectar pone marco. En las escuelas, los tiempos
son otros. Los presentes están siempre superpues-
tos, entonces, hay que darles sentido. Si el presente
se significa en función de una materialidad en un
espacio concreto está sustituyendo un vacío. Dice
Safranski (2017:39): “ El mundo está presente en la
sustracción, en el vacío que deja, o en el abismo que
abre”
El trabajo en las escuelas, como formas pedagó-
gicas, como construcción de pensamientos se
mueve entre el hacer como acción efectiva y la
pausa, al modo de un caleidoscopio.
Propongo que nos demos la bienvenida en este
“durante”, en este “mientras tanto” en una sociedad
desigual, para salir de la precariedad de lo fútil e in-
dividualista, para que lo provisorio pueda ser anda-
miaje.
Pensar las escuelas, las clínicas, es pensarnos en
nuestras prácticas, al modo de una cinta de Moe-
bius, adentro y afuera:
“…andamos por la cinta, a veces en el adentro, a
veces en el afuera,; no puede detenerse; en ese andar
trabajamos, en ese movimiento, constatando que
adentro y afuera no existen más que en su interde-
pendencia (Rodriguez, 2019: 104).
Los niños y las niñas, las escuelas, al ser etiqueta-
dos con rótulos estigmatizantes se ponen en riesgo
como existentes porque se diluye esta interdependen-
cia adentro afuera. Niño TDA/H, escuela expulsiva,
Niño/a TOD, escuela permisiva, son nomenclaturas
que, además de patologizar, reducen y simplifican el
devenir de la vida misma: el malestar pasa a ser con-
ducta a modificar. Los acompañamientos, como an-
damiajes, se construyen desde la complejidad, las
contradicciones, los conflictos, las preguntas.
En un mundo cambiante y en crisis, la alternan-
cia presencia/ ausencia instituye un nuevo modo
de armar lazos. Será preciso procurar revoluciones
y fundar memorias como reconstrucción de signi-
ficaciones en los diferentes espacios, en la clínica y
en las aulas. En esta misma línea del tiempo y del
adentro/afuera, hablamos, entonces, de enlaces
entre trayectorias, de los efectos de procesos causa-
les complejos, de contingencias, sucesiones y simul-
taneidades.
Algunas anotaciones en borrador
En un panorama incierto lo colectivo es necesa-
rio. Lo colectivo incluye lo singular y deja a un cos-
tado el individualismo, supone un “nosotros” que
incluye la singularidad. De este modo, proponemos
construir tramas que permitan a todos y todas com-
partir experiencias que se organicen como espacios
de elaboración para:
• Donar palabra amorosa y escucha, frente a la
saturación de deberes y mandatos.
• Habilitar espacios de pensamiento frente a la
concatenación de repeticiones.
• Narrar, escribir, inventar, como respuesta a la
consideración de la copia como prueba de los
aprendizajes.
• Jugar mucho en vez de entrenar habilidades
cognitivas.
• Dispersarse, porque el mundo nos ofrece múl-
tiples intereses.
• Probar, equivocarse.
• Construir conciencia crítica.
El movimiento más difícil tal vez sea no pregun-
tarse qué aprendimos en esta pandemia sino qué se-
guimos aprendiendo.
Como bellamente dice Fernando Pessoa:
“Todos los movimientos de la sensibilidad, por
agradables que sean, son siempre interrupciones de
un estado que no sé en qué consiste, que es la vida
íntima de esa misma sensibilidad. No sólo las gran-
des preocupaciones que nos distraen de nosotros,
sino incluso las pequeñas contrariedades perturban
una quietud a la que todos, sin saberlo, aspiramos.
Vivimos, casi siempre, fuera de nosotros y la propia
vida es una perpetua dispersión. Sin embargo, es
hacia nosotros hacia donde tendemos como hacia
un centro entorno del cual trazamos, como los pla-
netas, elipsis absurdas y distantes”.
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Abril 2021 • Página 15
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(coords.) Trabajar en las instituciones; los oficios del lazo. Nove-
duc. Buenos Aires.
Texto
Mariana Wassner
Lic. En Psicopedagogia (USAL)
Miembro de los Equipos de Orientacion Escolar, Subsecreta-
ria de Coordinacion Pedagógica y Equidad Educativa, Ministerio
de Educación, CABA
Psicopedagoga clínica. Trabaja con niños y adolescentes con
dificultades en su aprendizaje y con patologías graves
Miembro de la Comisión Directiva del Forum Infancias
Ex consultora de Unicef Argentina para los Campañas parti-
cipativas de Educación Sanitaria comunidades de Chaco y For-
mosa (1996/2000).
Ex docente de la Facultad de Psicología de la UBA, en la Cá-
tedra de Psicología y Epistemología Genética (1985/1998)
Conferencista en encuentros de capacitación en el país y en el
extranjero
Ilustración
Valeria Tollo.
Actriz. Dibujante. Docente de teatro en escuelas públicas de
la CABA. Profesora de yoga. Egresada de la Licenciatura en Actua-
ción de la Universidad Nacional de Artes. Cursa la Maestría en Po-
líticas Públicas en Educación de la UNIPE.
Página 16 • Abril 2021 Actualidad Psicológica

El necesaria revisión de sus bases es lo que he de examinar

aquí, en ocasión del tema que convoca esta revista en
una muy oportuna invitación a pensar.
Puesta en forma

Si aspiramos a que la praxis no se degrade debe-

mos asumir, mientras estemos a tiempo, un firme
Übergangi proceder estético que eche por tierra la banalización

psicoanálisis Lo primero a considerar es que este online no es

el mismo online que antes desestimábamos rotun-
damente, es otro, atravesó algo. El anterior respondía
del método.
Es cierto, ya se habían elaborado algunos ensayos
pre-pandemia referentes a las implicancias del psico-
análisis online, pero mirados con ojos retrospectivos,

en la época a una era de cambios que nos aguijoneaba cada vez

más incitándonos a suponer la posibilidad de un tra-
tamiento psicoanalítico con modos de lazo que ve-
nían imponiéndose y haciéndose cada vez más
usuales, este online –muy por el contrario– no res-
dichos ensayos no parecen relevantes hoy día, porque
en ellos se reduce una forma de tratamiento, –en su
momento la vigente– al extremo, para tratar de ima-
ginar cómo se comportaría ese tratamiento en con-
diciones adversas a dicha forma.

del ponde a una era de cambios sino a un cambio de era,

impuso un sobreponerse, un Übergang, exigiendo
que lo auténtico sobrevuele por encima de su ocaso.
En una era de cambios la era sigue centrada dejándose
Pero este real que impuso la pandemia no es un
margen donde los contenidos resisten mientras la
forma se sostiene, (psicoanálisis online para los que
salen de viaje) sino uno que implica la pérdida taxa-

tratamiento afectar por los cambios mientras nosotros partici-

pando de la era seguimos sumergidos en la lógica de
la época tratando de acomodarnos a las innovaciones
que vienen en torbellino. En un cambio de era, por el
contrario la era queda absolutamente desplazada, de-
online jándonos como única posibilidad de continuación el
sobreponernos.
Ex –nihilo
Silvia Cossio Por otro lado, no es lo mismo cotejar el trata-
miento online sobre un fondo de posibilidades que
flotando sobre nada. La contingencia del encierro,
creó un remolino en el tiempo reubicando el trata-
miento online (incluyo en esto la llamada telefó-
nica) como la única posibilidad de un psicoanálisis
al menos transitoriamente, lo cual cambió la pulsa-
ción temporal que le dio forma. Este hecho que nos
puso en situación de naufragio exige elevarse del
hundimiento de la vieja forma como efecto colate-
ral del encierro, a fenómeno que precisa dejar atrás
su antigua forma naufragada, porque es una pesa-
dez que le es necesario soltar. La práctica necesita
reequilibrarse y encontrar su movimiento propio,
para ello es preciso naufragar el naufragio.
El acto de re-creación de la forma de atender no
escapa a las condiciones artísticas de cualquier cre-
ación; y el arte reacciona. Urge tomar al psicoanálisis
como modelo de una obra, para re-alcanzarlo como
un manojo de planos elementales plausibles de con-
jugarse en un espacio nuevo. Es posible y es preciso
hacerlo, porque es necesario insertar el espíritu del
psicoanálisis –que antes que nada es praxis– en este
otro tipo de extensión. Atendamos al hecho de que
en ninguna creación sus materiales ofrecen eviden-
cia a priori, y que los modelos de los que se sirve el
arte son siempre contemplados, previamente dete-
nidos y temporariamente sustraídos a todo acci-
dente, con el fin de ser reubicados en el nuevo
espacio donde puedan gravitar coherentemente con
tiva de la forma de atender (psicoanálisis que recibe
online personas que inician tratamiento).
Ahora, dado que la primera condición de posibi-
lidad de una experiencia o de conocimiento de algo,
es que ese algo sea y que sea algo, recién podemos es-
bozar algún conocimiento de esta nueva forma de tra-
tamiento en este preciso momento que estamos en
iii
situación de ensayo de la nueva forma , ensayo como
modo de conocer cualquier cosa, de por sí abierto.
Lo que parece terminante en este asunto es poder
soportarse en este tránsito del espíritu del psicoanáli-
sis, protegiendo las condiciones para que el carácter
de esta nueva forma de la praxis, no sea una forma de
algo que se echa sobre las cosas, sino que se corres-
ponda con la construcción de un nuevo imaginario.
Con “Imaginario” no aludo al mero acto de imaginar,
sino a una verdadera “Einbildung”, (in-forma-ción),
es decir alcanzar la forma desde dentro de la experien-
cia hacia afuera.
De acuerdo con esta idea, vemos que lo que está
en juego no es el espíritu del psicoanálisis que en tanto
auténtico conserva su envoltura formal, sino la deter-
minación de esta nueva forma de la práctica.
Si hemos de continuar, esta nueva era nos exige
soltar nuestra antigua existencia parasitaria como psi-
coanalistas, y extraer de ella la estructura formal de su
puesta en acto–que ya no puede sostenerse permanen-
temente como forma estable– para aplicar sus funcio-
nes sobre la nueva dimensión que ya se impuso.
El problema, para nosotros, no es mucho mayor
que aquello de lo que se trata con cada persona en sí,
para quien el menor dato sensible (quizás sea uno que
lo atormenta y lo traiga al tratamiento) ya se le ofrece
integrado a una con/figuración, y para lo cual hemos
sido convocados desde el inicio como artesanos ca-
paces de conmoverlaiv.
Lo más real que podemos esperar
Sí, hemos de continuar.

H
ace un tiempo atrás desechába-
mos con bastante contunden-
cia la posibilidad de que el
tratamiento psicoanalítico se
llevara a cabo de forma online.
Pero comenzó la era que inauguró la pandemia, y eso
ya no fue una cuestión. De un momento a otro está-
bamos atendiendo sólo de esta manera, a regañadien-
tes, ensayando la apuesta, inseguros, aunque bien
tomados del deseo de analista y poniendo en marcha
el dispositivo en necesaria revisión de sus bases. Esa
su propio eje, auténticamente, como si hubieran sido
tomados con su instante propio a la espera de adve-
nir en forma permanente como una superación de
su modelo.
Salvar el auraii del psicoanálisis para que el trata-
miento online no parezca otro producto del mo-
mento, es el desafío que hoy impera, rescatar su valor
atado únicamente a su significación para nuestra vida
sensitiva, no imponiéndole que sobreviva como
forma, porque su valor es independiente a su dura-
ción absoluta.
Y, la continuidad es perduración, en sí misma es
persistencia de lo discontinuo.
El psicoanálisis ya tiene respuestas para enfrentar
esta situación. Parte de un espíritu móvil y lo que se
mueve sabe cómo no permanecer igual, no sólo por-
que como discurso, salva su espíritu en una envoltura
formal significante como “lógica de la acción”v, sino
también porque en tanto teoría adopta su posición
replicando la práctica cual forma neutralizada (gra-
vada al aguafuerte a la manera de una litografía) para
adquirir firmeza ante lo que no deja de moverse. Es
Actualidad Psicológica
hora de apelar a ese saber para no caer en reproducir
su autenticidad sobre la dimensión online, sino muy
por el contrario, para replicarlo operando la inventiva.
¿Qué sabe el psicoanálisis? Sabe que de querer con-
mover cualquier forma, ayuda primero conocer de
que están hechas. Y esto vale tanto para los contenidos
de los analizantes como para los de nuestra práctica.
Recibir al hablante en continuidad sobre esta di-
mensión online y desde nuestro discurso implica re-
cordar que el cuerpo alcanza su imagen antes que
nada como semblante.
Nuestro discurso que también es de semblantes
(porque lo semblante es tanto posibilidad del signifi-
cante como de la imagen), es capaz de otorgarle cons-
titución a la carne, el dolor o la angustia -incluso
cuando al discurso las cuestiones de la carne siempre
se le sustraenvi- porque les presta precisión para alcan-
zarlos por su evanescencia.
Conviene repensar el concepto de semblante, es im-
perioso, porque de lo que puede llegar online es lo más
real que podemos esperar.
Mientras un semblante dice más de lo que es,
(éxito de lo real por abrirse paso con las limitacio-
nes de los enunciados) nuestra práctica se enfoca en
removerlo como un plus que se presenta en una
contingencia precisa, porque al discriminarlo de tal
manera llega a poder definirse como un específico
aparecer allí, que al tiempo circunscribe otra cosa
como realidad negada. Atendemos cuerpos que res-
ponden sin darse cuenta con la función verbal de lo
semblante de la que extraen la forma en la que se
conjugan como yo, ser o cuerpo hablante; el sem-
blante es lo que queda implicado en el modo de pro-
ceder con los impulsos, eso que contribuye a configurar
una estabilización capaz de impedir el dejarse llevar,
es acción sustantivada, reposo de la acción, puesta en
forma del contenido significativo.
Rescatando como contenido significativo lo que
de un arrebato podría no ser tenido en cuenta,
(piénsese en el mero hecho de empezar a hablar sin
apuntalamiento), un sujeto despierta de la función
verbal del semblante, teniendo así una mínima base
para vérselas con la forma de vivir a la que está re-
ducido. Por eso la práctica analítica apunta a remo-
verlo zanjando una diferencia en el semblante
mismo, entre lo que aparece y lo que se manifiesta
como realidad negada. Eso, que se manifiesta negado
a nivel de la apariencia, es la estofa real “De un dis-
curso que no fuera de semblantes”vii.
Mientras dure la pandemia
Ahora, ¿es lo mismo operar sobre el semblante
de un cuerpo que se presenta realmente a operar
sobre el semblante de un cuerpo que se manifiesta
virtualmente? Rápidamente advertimos que no, ya
que al cuerpo presente su real lo separa de la inmi-
nencia típica del interjuego con otros cuerpos, mien-
tras que los cuerpos en el modo online, no viviendo
nada que los frene, tienden a pegotearse.
Seguramente esta pandemia nos deje la posibi-
lidad de seguir atendiendo con este nuevo método
que incorporamos, pero un mínimo de presencia-
lidad será imprescindible luego, porque una cosa es
que el método online sea la condición necesaria
para continuar y otra cosa, es que no siendo ya ne-
cesario, se convierta en un modo más de responder
a la contingencia.
Mientras dure la pandemia… nos toca ejercer la
práctica en un lugar que tenga la misma materialidad
de ese discurso que no fuera de semblantes, lo cual
no implica una práctica virtual sino la práctica de un
consultorio que no fuera online, lo cual requiere con-
cebir que el cuerpo hablante es capaz de conjugarse
en distintas formas verbales.
Mientras dure la pandemia es un significante
nuevo, capaz de nominar lo más real que podemos
ofrecer, una habitación en el tiempo que permita la
continuación hasta que la pandemia termine.
Si nuestra práctica presencial supo sostenerse de
lo real del inconsciente presentándose como equí-
voco sobre la continuidad de un goce, hoy le toca sos-
tenerse de lo real de la forma de la continuidad.
La transitoriedad como forma
Así como la presencia impone discontinuidad real,
la continuidad impone “sustraerse de todas las in-
fluencias destructoras”viii lo que implica sujetarse a la
transitoriedad para continuar mientras la forma dure.
Observemos otra vez la dinámica humana: su in-
mediatez no se parece a nada, pero en la medida en
que responde a su condición social va cobrando
forma a imagen y semejanza de lo semblante –de
modo que la identidad viene en auxilio de lo no idén-
tico–, va obteniendo apoyo en ciertos reposos de sí
misma como acontecer temporal, donde puede mo-
mentáneamente con/formarse con lo que hay, siendo
ya dichas formas contenidos sedimentados. Esa doble
condición de lo humano, (hecho autónomo y hecho
social) germen de los insolubles antagonismos de la
cultura, es siempre un “work in progress”, no está ter-
minado como en otros seres vivos, es un vivir en pro-
ceso que deja huellas, reposos y determinaciones, y
que no solo no se agota en la dimensión vida-muerte
sino que además puede tomar su transitoriedad como
su máxima forma. Es un hecho del movimiento de
esta dinámica reposar sobre la imagen tanto como
sobre el significante, a ese reposo remite lo sem-
blante, en un caso se vale de la apariencia en el otro
de la representación, pero a diferencia de la aparien-
cia y la representación, lo semblante es siempre re-
fracción de lo auténtico.
La forma, que es un momento en el devenir,
posee por ello mismo un carácter momentáneo que
se lo da el instante de la imagen, como así también
un filo estructural que obtiene de lo real inmiscuido
en el semblante.
Acordaremos que, si la subjetividad es siempre
tránsito en algún reposo, la imagen que importa no es
la de la pantalla, sino la que corresponde al hablante
que puede “ser visto de un solo golpe”, porque esa
imagen se ampara de una estructura temporal y no
espacial siendo esta la que otorga firmeza y corte para
alojar cualquier contenido significativo. A sí mismo,
la pantalla que siempre importó es la del fantasma
porque es esa la que verdaderamente limita la realidad
del hablante, como causa de un condicionamiento
que no es el del encierro de pandemia.
La armonía del nuevo método
Otra de las cuestiones a pensar es la armonía que
envuelve los análisis implicados en esta nueva
forma. Pero ¡ojo! la armonía se revela contra el sem-
blante y no al revés porque el semblante carga con
un desajuste entre lo que presenta y lo que es, que
la armonía intenta saldar. El hecho de que el cuerpo
Abril 2021 • Página 17
quede mucho menos expuesto a los lapsus del in-
consciente es seguramente el factor que fortalece tal
armonía, y a esto puede sumársele el hecho de la co-
modidad de tener el psicoanálisis al alcance de la
mano. Antes contábamos con los tropiezos del
cuerpo que ponían sobre la mesa la materia del in-
consciente real, pero ¿significa esto que de no pre-
sentarse lo real de esta manera, no hay análisis
posible? No perder de vista la desarmonía de fondo
parece ineludible, el justo hacer de sospecha que
siempre abonó el psicoanálisis desde la “proton
pseudos” de Freud hasta la contundencia del “no
hay relación sexual” de Lacan, debe desplazarse
ahora sobre el no hay armonía, no hay comodidad
en un tratamiento psicoanalítico de ningún orden.
Hoy como ayer, nos toca hacer letra del desajuste, la
diferencia es que hoy debemos operar la incisión
por debajo del impermeable bóreo que viene agre-
gado al método online. Es en cuanto lo logramos,
que el analizante de frente a su antagonismo, al-
canza la oportunidad de aislar como unidad, alguna
controvertida plenitud yaciendo inmanente a su
propia apariencia.
Saber de alfarería
Convengamos…no es lo mismo manejar la di-
mensión de la puesta en forma que no manejarla.
Tomemos por ejemplo la alfarería. La alfarería pa-
rece haber roto con el sentido de supervivencia, cons-
tituye en sí una detención, la apuesta de algún rango
indefinido de subjetividad que procuró salvar ciertas
cosas como contenidos significativos concretándolos
con alguna resistencia adecuada como continente
esencial, capaz de sintetizar el carácter absoluto de la
forma con la limitación.
Y ahí está: la imagen de un cuerpo, un jarrón en
un espejo…
Hasta en la imagen ya hay algo del Otro, ¿y cómo
hacemos? porque el lugar de la interpretación sigue
siendo una zona de anclaje donde el goce sólo se basta
a sí mismo y no al Otro.
Entender una video llamada como una mera
aparición, es desplazar desde el vamos el estreme-
cimiento propio de quien vive su existencia inelu-
diblemente fragmentada, porque siendo sólo
aparición puede soportarse indiferente a su reali-
dad. Pero lo que es recibido como semblante, es di-
ferencial a su realidad, no indiferente, porque está
inmiscuido con lo real. Aquí una distinción impor-
tante: mientras que la realidad de cada quien se
compone por un lenguaje simbólicamente estruc-
turado, desde Freud lo real de cada quien se descom-
pone por la sexualidad y la muerte.
La cuestión no pasa entonces por escandalizarse
ante el tratamiento online, sino en extraer de ello
las condiciones de una clínica del semblante, donde
pueda rescatarse el cuerpo hablante para alojarlo en
un espacio que no fuera virtual, uno en que su hue-
lla no le sea indiferente.
Clínica de la opacidad y la opalescencia
Tanto la resistencia como la fuga, prestan servicio
de estabilización subjetiva ante la descomposición que
trae lo real. La resistencia repasa los bordes del
cuerpo en el proceso patógeno que implica la repre-
siónix, al re-encarnar la marca significante de una re-
presentación como precondición en la formación de
Página 18 • Abril 2021
síntoma. La fuga organiza la polifonía de goce de lo
que podrían ser distintas posibilidades latentes, libe-
rándola como un solo tono imaginario, precondición
de sinthome.
¿Cuál es el objeto de la tensión contenida? ¿Cuál
es la razón de la dispersión?
El semblante no sólo se manifiesta mediante a)
la opacidad (configuración unívoca del goce) sino
también mediante b) la opalescencia (figuración
equívoca).
a) Lo real contenido en una forma determinada,
–que es asumido no sin resistencia– favorece la con-
figuración de una sombra, soportando el comporta-
miento a modo ancla con distintos grados de
concentración de goce.
b) Lo que no se deja subsumir por una forma
determinada -asumido no sin dispersión- favorece
una sombra que se figura difuminada, soportando
el comportamiento más/menos nebuloso e impre-
ciso. La tensión en fuga es la opalescencia propia de
“lalangue”x.
Para que el cuerpo hablante funcione como velo
por el que se pueda “mirar a travésxi”, debe conservar
una ligera opalescencia, con la que el hablante pueda
seguir apelando a sus tonos dominantes.
Clínica del Goce
El goce es lo inherente a la distancia que a los ha-
blantes nos separa de la naturaleza, nunca podríamos
vivir naturalmente, por ello nuestro cuerpo no es ex-
tensiónxii, sino: “sustancia gozantexiii”, nuestra indivi-
dualidad está limitada por esa sustancia. Pero el goce
que se abre paso con investimento libidinal, es tránsito
que entre otras cosas va discriminando una mirada
de la imagen y revelando que hay resto de la imagen,
de potencial fantasmáticoxiv que lleva consigo las ca-
racterísticas de su gestación: lo no especular de la per-
cepción. El fantasma, que presenta una estofa
concebida de este modo residual, habita sobre un
campo libidinal donde el cuerpo es completado me-
diante un objeto, como si ese objeto allí faltaría.
Tomemos por ejemplo las pesadillas –síntoma en
incremento en esta época– como la forma de sueño de
quien está totalmente inmerso en su realidad fantas-
mática, o piénsese en las personas que en una etapa
de sus vidas o quizás siempre, tardan en arrancarse de
ellas, y siguen viendo imágenes del sueño estando ya
despiertos, lo que los hace buscar tótems de la realidad
no ensoñada en su habitación, una ventana, un gato,
una mesa, no importa algo que suela estar allí y que
además esté investido como pseudo-objeto para
poder devolverles las coordenadas de la realidad que
–inmersos en la pesadilla– supieron de perder.
El asunto con estos objetos es que, son capaces de
otorgar –además de otras cosas para nada cómodas–
consistencia topológica al sujeto de un cuerpo que no
deja de descomponerse por su real. La idea de ese ob-
jeto allí localizado presta función estructural y fantas-
mática, estabilizando la realidad de goce. Sin la
extracción estructural de ese objeto como opacidad,
la realidad fantasmática carece de su marco, por lo
que el sujeto del fantasma pasa a estar imaginaria-
mente inmerso en el paisaje como un animal lo está
realmente en la naturaleza, solo que este paisaje no
tiene nada de natural.
Porque… lo que percibo con el ojo ¿dónde está?
¿Caemos en la cuenta de que lo que percibo con el ojo
está en el ojo y no afuera, advertimos la distancia, la
esquiziaxv entre ojo y la mirada, advertimos que
cuando no la advertimos, en tanto somos seres de esa
distancia no hacemos más que adecuarnos a ella? La
tutela fantasmática condiciona una forma de vivir que
pareciera exenta de esquizia, una a la que parece que
no le faltara nada, porque habiendo perdido su mo-
tivo se arrastra apesadumbrada en la dimensión com-
pacta donde discurre, al ras del piso, como un trompo
que agotó el movimiento de arrojo que supo abrigar
como único sostén. La esquizia mantiene en funcio-
nes la individualidad, preservando por ello mismo, el
horizonte de muerte, discordancia y abismo que el
cuerpo en tanto erógeno no hace más que eludir y que
el cuerpo en tanto erótico no hace más que elevar. Si
eludir la inminencia sexual inherente a la erótica es
una opción, es porque ésta vaticina al hablante una
descomposición, entre su ser y su semblante, “entre él
y ese tigre de papel que da a ver”xvi.
Apelmazamiento
El tratamiento necesita establecerse en un recinto
real, pero real en el sentido de no quedar ubicado den-
tro del paisaje fantasmático. Esta no ha sido solamente
una época de encierro, sino también de caída de
apuntalamientos. ¿Cuantos ritos, inclusive el de ir a
trabajar, soportaban a la manera de apuntalamientos
esta distancia, en muchos casos poco subjetivada? Un
gran síntoma de esta época ha sido el apelmazamiento
por la desaparición de los pivotes que sostenían a mal
traer el marco de la realidad. En modo apelmaza-
miento fantasmático, el carácter aparente de las cosas
se vuelve mancha en una topologíaxviiaplastada, y el ca-
rácter condicionado de la estructura pasa a sentirse
como estancamiento libidinal en las celdas de una to-
pología automatizada. La compresión del espacio li-
bidinal inherente al encierro, trajo aparejado en
muchos casos, una íntima pérdida de profundidad
consecuencia de la caída de los lazos sociales –que
antes actuaban como pivotes de apuntalamiento es-
tructural– revelando en muchos casos una previa fra-
gilidad de estructura. Lo que este hecho evidencia no
es solamente que estas personas ya antes se sostenían
mal, sino también que este nuevo padecimiento es la
oportunidad de localizar esa fragilidad como un sín-
toma antes invisibilizado, pudiendo volverse la punta
del ovillo que desembrollado fortalezca realmente. La
pérdida de la profundidad como vivencia es la unipla-
nicie, es continuidad de la materia del goce, que de tal
modo no puede ser sustituida por una representación
figurativa inmaterial. Cuando los intervalos inheren-
tes a la profundidad se desmoronan, todo pasa a re-
caer en la chatura de un mismo plano vivencial.
Los cuerpos pueden sentirse profundos cuando
el semblante sobre el plano de la imagen, figura en
sombra la inminencia sexualxviii, y pueden sentirse au-
ténticos cuando sobre el plano del discurso el sem-
blante alcanza lo real en sus dos niveles de verdad: la
del semblante y la del efecto de discurso –que no es
de semblante–, así pueden acceder a una vivencia
cualitativa de goce, porque estas dos sustancias dis-
tintas inherentes al discurso, no son dos estados de
la misma cosa, son heterogeneidades que circunscri-
ben un litoral topológico donde conviven mezcladas
pero no unidas. Este algo inherente a cierto corte en
el uso del lenguaje que las discrimina mediante un
sesgo idiomático, atañe al discurso que se funda en
Actualidad Psicológica
el preciso lugar del semblante donde ancla algún
rango de subjetividad capaz de agenciarse sus condi-
ciones de goce.
El goce es imposible de gobernar, Freud no cesó
de insistir sobre ello, pero esta imposibilidad es justa-
mente la marca sobre la cual se levantan los que saben
agenciarse sus condiciones. Si una lectura (letra/lito-
ral) puede tocar el borde es porque su índole se sobre-
pone al cuerpo, alcanzando diametralmente el campo
en el que el goce se arraiga.
Repensar, ¿con qué objeto?
Ya habíamos conseguido hacer vibrar las cuerdas
del alma, ya podíamos captar las continuidades de lo
invisible, de lo irrepresentable, de lo incomunicable,
que en nuestro caso no quiere decir revelarlo sino vol-
verlo legible, litoral, letra de corte.
Ahora nos toca ponernos en forma con la transi-
toriedad que la pandemia sólo reveló, “construiremos
todo de nuevo, todo lo que la pandemia ha destruido,
y quizás sobre un fundamento más sólido y más du-
raderamente que antes”xix, recordando que el psicoa-
nálisis solo responde a una ley formal: la herejía.
Notas
i
El término se lo debo a Nietzsche. Implica sobre/ponerse soportar
y soportarse de lo auténtico haciendo posible desde allí la conti-
nuidad. A veces es preciso volver a asirse de lo genuino para no
desbarrancar, por ejemplo cuando nuestros contenidos pierden su
forma estable.
“La gente es cuerda tendida entre animalidad y superación. Una
cuerda sobre un abismo. Un peligroso pasar al otro lado. Un peli-
groso estar en el camino, un peligroso mirar hacia atrás. Un peli-
groso estremecimiento, un estacionarse. Lo grandioso de la gente,
es que sea puente y no propósito: lo amable de la gente es que sea
un sobreponerse (Übergang) y un ocaso (Untergang).” Friedrich
Nietzsche, Así habló Zaratustra, (traducción propia).
ii
Después de Banjamin (El arte en la época de la reproductibilidad
técnica) no se puede decir “aura” de forma inocente. Con aura alu-
dimos a la manifestación irrepetible de una lejanía, es el respeto
silencioso que imponen ciertas cosas, la distancia perenne que
saben soportar, por más cercanas que puedan presentarse.
iii
Agradecida con Adorno que reparó en El ensayo como forma, en
Notas sobre literatura.
iv
Lacan analiza la mínima puesta en forma por la que aparece el
Uno de la sensación a nivel significante, es [S1 + a].
v
La única manera eficaz de responder con algo que esté a la altura
de la lógica del fantasma es con otra lógica, la del psicoanálisis es
“lógica de la acción”.
vi
Ritvo en El silencio femenino
vii
Título de uno de los Seminarios de Lacan.
viii
Freud en La Transitoriedad
ix
Freud en la Conferencia 19
x
Es el término que inventó Lacan, indica que la palabra sirve antes
que nada al goce.
xi
Panofsky en La perspectiva como forma simbólica
xii
Lo que tiene latitud, longitud y extensión.
xiii
Lacan en Aun
xiv
Lacan en La angustia
xv
Lacan en Los cuatro conceptos fundamentales
xvi
Lacan en Los cuatro conceptos fundamentales
xvii
Lógica tutelada por las propiedades de los cuerpos que perma-
necen inalteradas frente a transformaciones continúas.
xviii
Lacan en El acto psicoanalítico
xix
Así termina Freud su texto La transitoriedad, alteré una sola pa-
labra: guerra por pandemia, ¿Quién podría decirme que esta no
ha sido la guerra más feroz, una que puso a todo el planeta en vilo?
 Actualidad Psicológica Abril 2021 • Página 19

“Consejos al mundo Psi. Una brújula en construcción, pude par-

ticipar, muy complacido por la convocatoria, junto
al Dr. Fischer, la Dra. Rowensztein y un grupo de pro-
fesionales pertenecientes a la Especialización en Psi-
cología Clínica UK, y la UAA Unidad Académico
la publicación del Documenta Laboris de la UK, “psi-
coterapias con cobertura de tiempo limitado”, donde
abordo la temática de las dificultades en las presta-
ciones de cobertura psicológicas acotadas por obras
sociales y pre-pagas, donde no se le puede ordenar a

Médico”, Asistencial, que brinda atención psicológica gratuita

a la comunidad, verdadero desafío, pasando desde la
atención psicológica presencial a la virtualidad, para
continuar con el sostenimiento de pacientes y la in-
un sujeto por su complejidad y heterogeneidad del
aparato psíquico con un inconciente, que deba sanar
en tiempo limitado, no obstante seguir a Freud en
aliviar el padecimiento subjetivo, es un avance. Ahora

Videollamado corporación por la demanda comunitaria, de mu-

chos más.
La tarea ahora es poder teorizar, con el compro-
miso que se convierta en una herramienta clínica,
sustentada en la realidad del paciente, no solo en es-
nos preguntamos la psicoterapia psicoanalítica como
herramienta de trabajo al incorporar las atención psi-
cológica a distancia, (APD) por diferentes dispositi-
vos, el más utilizado el video llamado por whatsapp.
También nos preguntamos sobre una nueva noso-

whatsapp? tadísticas, los números extravían, pierden la subje-

tividad y singularidad de cada paciente, que está
atravesado, en una familia, trabajo, comunidad, his-
toria e historicidad imbricadas.
grafía en Neurosis siguiendo el trabajo del Dr. Fischer
y la Dra. Piaggio en Metapsicología de las personali-
dades neuróticas y psicóticas donde nos habla de la
Personalidad Neurótica sintomática, adaptativa y

Universidad, Por esto la Clínica es soberana. No hay antece-

dentes de este tipo de pandemia, la Gripe española,
se ubica en otro contexto, probablemente con bar-
Crítica, para poder pensar en contexto de pandemia.

bijos pero sin celulares. Bases teóricas?, no se en-
cuentran, lo inédito, se pone en marcha, teorizar,
el profesor desde la clínica, siguiendo a Freud, quien teorizaba
primero desde la clínica y sin temor, desde sus fra-
casos, construía sus mejores producciones. Las di-
ficultades y desavenencias clínicas, serán tal vez el
Encuadre, virtualidad y su
revitalización.
Freud plantea el encuadre en Consejos al Mé-
dico, la importancia de poder construirlo, como ins-
trumentarlo, para que nos permita trabajar, pero en
la virtualidad?, en este escenario, no hay encuentro

presencial con verdadero desafío para instrumentar supervisiones

a los analistas noveles y los estudiantes avanzados
de la Carrera de Psicología.
Consejos al médico sobre el
vestimenta de tratamiento psicoanalítico (1912),
en Pandemia?
Por supuesto consejos al médico en la práctica
personal desde el comienzo en las entrevistas preli-
minares, el contacto y la derivación llega al celular o
por otro medio virtual, si se trabaja sobre los linea-
mientos de tiempo y dinero donde la variante hoy
es la bancarización, CBU y transferencia bancaria,
esta modalidad debe ser clara y desde el encuadre a
instalar, lo mismo que pautar, si la atención va a ser
virtual, desde cámara de celular o diferentes escena-
rios como el Zoom, Teams, Jitsi, u otro por plata-

virtualidad, psicoanalítica, entre otros, en esta producción, poder

trabajar hoy, abril 2021, Pandemia, nos hace pensar
en seguir este lineamiento, el cuidar la respuesta con-
tratransferencial, o al decir de Winnicott, los puntos
ciegos, dirigido también a ser cuidadoso, en largas
incomoda? jornadas de trabajo analítico, como opera la fatiga,
y la elección del material a trabajar sin estar impreg-
nada por la propia falta de análisis y supervisión.
Sandor Ferenczi en “la elasticidad en la técnica
psicoanalítica”, plantea: “¿es la resistencia del pa-
Claudio Edelstein ciente quien provoca el fracaso, o se trata mas bien
de que nuestra comodidad se resiste a adaptarse a
las particularidades de la persona, en el plano de la
aplicación del método?”
Que podríamos conjeturar en un Freud de 2021
en Pandemia, desorientación o podemos retomar lo
que planteo en El Congreso de Psicoanálisis que se
celebró en Budapest pos guerra, en 1918:” Se nos
planteará la tarea de adecuar nuestra técnica a las
nuevas condiciones”, en 1921 Psicología de las masas
y análisis del yo plantea, Se nos planteará la tarea de
adecuar nuestra técnica a las nuevas condiciones”
Nos podemos plantear, cómo el contexto, el es-
cenario, el lugar, puede cambiar la demanda del pa-
Feliz Cumpleaños ciente e incluso la escucha. Alguien colocado en otra
posición, escucha de otra forma y teoriza de otra
forma de PC, también se puede dar la posibilidad de
ser llamado por celular solo por audio. La proble-
mática de la conectividad en estos tiempos puede ge-
nerar el inicio de la sesión por pantalla y el desarrollo
o la finalización luego de transitar interrupciones,
como congelamiento de la imagen y dificultades en
el audio, que finalice por llamado de línea de celular.
Esto puede presentarse frecuentemente y es impor-
tante trabajarlo desde el encuadre como posibilidad.
Esperar que el paciente se comunique a la hora esti-
pulada o que quede a la espera de nuestra conexión.
Generar un espacio adecuado desde nuestro consul-
torio, estar preparados para el encuentro virtual.
Nuevos escenarios, diversos, inéditos.
Entrar a la casa del paciente.
Los escenarios de atención clínica son diversos,
de acuerdo y dependiendo de la conectividad y a la
disponibilidad de tener el dispositivo adecuado y
funcionando, y tener en cuenta quienes están en ese
momento en casa del paciente, donde comparten
espacios a veces muy reducidos. El Home Office, el
trabajo a distancia, que comienza en la etapa de
ASPRO y luego continuó en gran parte en la fase del
DISPRO, genera el sintomático 7 x 24, donde com-

H
ace un año ya, en Abril 2020, se
publica en Actualidad Psicoló-
gica, su edición sobre temáti-
cas referidas y en parte,
inaugurales de Pandemia, an-
gustia, contención, que permitieron, la posibilidad
de poder divulgar, transmitir e intercambiar, en el
forma. Pandemia como motor de pensar en el en-
cuadre adecuado, que funcione desde la clínica.
A lo largo de la historia del psicoanálisis debido a
diferentes dificultades y contextos, se fue constru-
yendo y teorizando, para luego llevar a la clínica, la
psicoterapia psicoanalítica, Ferenczi oportunamente,
en nuestro país Fiorini, Braier, Hugo Bleichmar, en
parten todo el día, una familia tipo por ejemplo, las
24 hs. con hijos escolarizados por zoom, y una sola
PC, nos encontramos que hay una nueva forma de
trabajo, donde la fantasía ilusoria de administrarse
el tiempo en la casa, se convirtió en una paradoja,
se trabaja más tiempo y sin horarios prefijados,
quienes están en relación de dependencia manifies-
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tan en las sesiones de psicoterapia, como poder ins-
trumentar límites con sus empleadores, que los mo-
lestan, invaden, intrusivan, fuera de horario,
inclusive de noche, y fines de semana. Si tomamos
a Freud en el concepto de salud donde nos señala la
capacidad de amar y trabajar, no se acerca a los di-
chos de Winnicott, donde plantea, que poder traba-
jar con pacientes es lo que le gusta, pero aclara y
plantea la cuestión placentera y de reconocimiento
y además, que le pagan por hacerlo, por su trabajo
profesional. Asimismo, entramos en la casa del pa-
ciente cuando su opción de privacidad, es tener su
sesión en el baño como única posibilidad o en el
auto, en el garaje, caminando, en el trabajo, en la
plaza, en un bar u otro lugar abierto, e3n la cama,
algún paciente tomando una cerveza, otros fu-
mando, hasta conocemos ya, a las mascotas y miem-
bros de la familia cuando interrumpen la sesión,
también porque llego el pedido del supermercado.
Psicopatología, Clínica y Virtualidad
La pandemia generó, atravesando el ASPRO y el
DISPRO, un aumento en los cuadros clínicos como
trastornos en el sueño, en la alimentación, impulsi-
vidad, sensación de fin de mundo, depresión, tris-
teza, aumento en las conductas adictivas, tanto en
el consumo de sustancias, como en el alcohol, acre-
centó la violencia de género, la violencia doméstica,
el sostenimiento de las relaciones de pareja con el
7x24, compartir todo el tiempo y con hijos escola-
rizados fue motivo de conflictos y separaciones,
trastornos borderline que se manifestaron en pato-
logías del acto, depresión infantil, depresión en
adultos mayores, incremento en personalidades de
base fóbicas, instalando su mundo en sus habitacio-
nes, con conformidad de que esto suceda, ego sin-
tónicamente..
Los fallecimientos ocuparon un lugar fundamen-
tal, por las restricciones y protocolo generados, el no
poder despedir al fallecido, no poder asistir a las ce-
remonias con el valor simbólico que ello refiere,
poder despedir al ser amado, convirtiéndose en una
injuria difícil de procesar. Esto nos hace recurrir a
instancias al decir de Winnicott, creativas, crear a
partir del encuentro con el paciente en este contexto
y también como en pacientes graves, evaluar y abor-
dar la Neurosis, en escenarios graves, por esto replan-
tear que el holding y el handling, pueden ser
instrumentos a trabajar en la neurosis, impregnados
por contextos como la pandemia y retomar aspectos
de la psicoterapia psicoanalítica, donde los señala-
mientos, indicaciones, puntuaciones, clarificaciones,
pueden ser operativas ante un yo que se va debili-
tando, El saber hacer, en el quehacer profesional, ne-
cesita del trabajo de supervisión y análisis personal,
sobre todo en este contexto, también participaciones
en jornadas y ateneos clínicos sobre COVID, para
poder ir construyendo el encuadre y atención clínica
adecuados.. La incertidumbre de la 2º ola de Covid,
el temor a volver a fases anteriores, no está resuelto y
genera incertidumbre, ansiedad, angustia, nos encon-
tramos con Psicólogos que van retomando el análisis
presencial, protocolo de por medio y pacientes que
se van instalando en la virtualidad, donde en sus es-
pacios, casa, trabajo, evitando el tránsito por espacios
de circulación viral, donde se sienten seguros a no
exponerse al contagio, pero también muchos de los
pacientes descreídos con la virtualidad en un princi-
pio, hoy manifiestan que la eligen porque los organi-
zan, no viajan hasta el consultorio y se sienten cómo-
dos, a lo sumo poder plantear alguna sesión
presencial pero con una mixtura de más sesiones vir-
tuales, temática a teorizar, investigar y tener en cuenta
como posibilidad de encuadre.
Debemos tener en cuenta los efectos que van a
suceder en próximas generaciones, donde se pone
en juego lo indecible, lo innombrable y lo impen-
sable, poniendo en juego el concepto de Cripta
desde una represión conservadora, no dinámica, de
la cual señala Serge Tisseron en su trabajo del
trauma transgeneracional.
La sexualidad y el erotismo,
auditados?
Durante el ASPRO, parejas no convivientes, no
podían encontrarse, actualmente se trabajan bur-
bujas por la situación de pareja, familia o cercanía.
El aislamiento no permitió el encuentro de parejas,
aconsejando sexting, o medios virtuales como alter-
nativa de encuentros sexuales, nada más lejano que
lograrlo, en esta directiva peligrosa, facilitando es-
pacios para que los perversos puedan ejercer groo-
ming, ciberacoso, sin tener en cuenta que hay
alternativas, que se podían haber instrumentado,
para no obturar lo inherente al ser humano, como
ser sexuado, sensual y erótico, donde la pulsión se-
xual debe cumplir su recorrido ante el objeto con-
tingente y como meta para aliviar la tensión sexual,
encuentro que nos habla de la sanidad, en el cum-
plimiento del encuentro, no sustituido por medios
virtuales, los mismo pueden ser utilizados como
juegos preliminares, pero nunca sustituyendo el en-
cuentro con el otro y el contacto con la piel y el ero-
tismo que despliega la cercanía y unión de los
cuerpos. Esto generó, creativamente, poder trans-
gredir esta prohibición, que alimenta una desobe-
diencia justa, que era impulsada dese la transgresión
al no ser tenido en cuenta, ante lo prohibido, en este
encuentro humano, natural, desde el origen y los
tiempos, auditar la sexualidad y decidir la no im-
plementación de alternativas de encuentro, es como
un aparato represivo que no habilita, tal vez, una de
las funciones más naturales, humanas, que permi-
ten la descarga de tensión sexual y la procreación de
la especie humana.
En los equipos de salud, no han tenido en
cuenta, que la no satisfacción de la pulsión sexual,
acarrea, manifiesta y pone en marcha diferentes
tipos de síntomas, tanto conversivos, somáticos,
como la irritabilidad, la ira, la agresión, mal canali-
zada, desde cefaleas hasta discusiones en cualquier
ámbito que pueden llevar a la violencia, como
poder sostener parejas o proyectos de pareja, si
están separados arbitrariamente, ejerciendo una re-
presión sexual, que perjudica y visibiliza mayor ma-
nifestación sintomática, no trabajando la existencia
y alternativas para el encuentro.
El mecanismo de la Renegación,
exultante y en todo su esplendor.
Sus secuaces, la Negación y la
Disociación.
La renegación es un término utilizado por Freud
en un sentido específico: modo de defensa consis-
tente en que el sujeto rehúsa reconocer la realidad de
Actualidad Psicológica
una percepción traumática, propiamente la ausencia
de pene en la mujer. Este mecanismo fue especial-
mente invocado por Freud para explicar el fetichismo
y la psicosis.. Lacan trabaja la desmentida es un me-
canismo de defensa ante la angustia de la amenaza
de castración y apunta a la percepción de la realidad
externa. Dicho proceso defensivo no implica en este
caso una anulación de la percepción (cosa que resulta
del rechazo psicótico), sino más bien una acción su-
mamente enérgica para mantener renegada una per-
cepción traumatizante para el yo... La desmentida es
una defensa fallida, solo logra a medias su objetivo,
su dinámica nunca permanece del todo inactiva. Ge-
neralmente suele expresarse en el lenguaje bajo la fór-
mula privilegiada del “ya lo sé,... pero aún así”.
Silvia Bleichmar (2014) se ha dedicado a la revi-
sión teórica de algunos conceptos entre ellos el de re-
negación, clarificando que lo que el sujeto esta
rehusando, es la realidad de una percepción sino la
realidad significante de esa percepción. Entendemos
por la difusión constante por todos los medios gráfi-
cos, televisivos, virtuales, comunitarios, los alcances
del covid y los posicionamientos a tomar en pande-
mia, barbijo, distanciamiento social, sanitización, (la-
vado de manos, alcohol en gel,), suenan como la
santísima trinidad, constantemente, si trabajamos el
artículo Freudiano, “ la escisión del yo en el proceso
defensivo”, tomamos en cuenta que en el Yo, hay dos
corrientes psíquicas paralelas que no generan con-
flictos entre si, ante la angustia de castración, la po-
sición del saber y el hacer de cuenta con la misma
energía del no saber, “ya lo sé, pero aún así……..”, no
lo quiero saber y continuo como si nada sucediese,
como las fiestas clandestinas, no tener en cuenta la
correcta sanitización, barbijos mal puestos y mani-
pulación de los mismos que favorecen los contagios,
reuniones familiares en lugares no adecuados, rela-
jamiento en distintos ámbitos, sin ventilación, ni pro-
tocolos adecuados. No tener en cuenta la
peligrosidad de los portadores asintomáticos que
contagian, cuando en la convivencia, el peligro de
contagio en personas mayores, otras con comorbili-
dades y se contagian finalmente con los riesgos de
muerte. En 1915, en De guerra y muerte, Freud lanza
la famosa frase: “La muerte propia no se puede con-
cebir; tan pronto intentamos hacerlo podemos notar
que en verdad sobrevivimos como observadores. Así
pudo aventurarse en la escuela psicoanalítica esta
tesis: en el fondo, nadie cree en su propia muerte, o,
lo que viene a ser lo mismo, en el Inconsciente cada
uno de nosotros está convencido de su inmortali-
dad.” Los mecanismos de negación, y disociación al
servicio de plantear que es solo una gripecita, como
ejemplo el mismo presidente de Brasil, lo plantea así
y hoy, hay uno de cuatro muertos en el mundo que
estadísticamente, corresponde a este país vecino, con
nuevas cepas y un sistema sanitario colapsado, Ciu-
dadanos que continúan viajando al exterior, los ado-
lescentes convirtiéndose en vectores, con la bandera
de libre autonomía, sin tener en cuenta al otro, mu-
chos impulsados por el desborde de la pulsión sexual,
(no todos los adolescentes, vale aclarar, la familia del
adolescente y su acompañamiento desde los inicios,
opera favorablemente, en poder domeñar la pulsión
y colaborar en la Pandemia).
Es en este contexto, el pensar como trabajar con
estas resistencias., necesitando todo un equipo in-
terdisciplinario y transdisciplinario para llevar ade-
lante acciones de prevención.
Actualidad Psicológica
Un Psicólogo por favor.
Transitamos como espectadores, por todos los
medios de difusión donde hay diversidad de progra-
mas informativos, noticieros, magazines, programas
de salud, por televisión abierta o por cable y otros
medios, la presencia de diferentes paneles, entrevis-
tas, panelistas opinando como tribunales sagrados
con temáticas. como el encierro, las fobias, la angus-
tia, la ansiedad, la violencia intradoméstica, la vio-
lencia de género, abuso sexual infantil, insomnio,
trastornos en la conducta alimentaria, impulsividad,
agresión, separaciones conyugales, falta de trabajo,
conflictos familiares, alcoholismo adicciones por
sustancias, causados por la pandemia, temáticas que
los Psicólogos tratan cotidianamente y las abordan
en su atención clínica y se especializan en ellas, las
trabajan, investigan, teorizan para llevarlas nueva-
mente a la praxis clínica, sin embargo quienes opi-
nan, generando tips, consejos, sugerencias, como si
tuviesen vasta experticia en las misma son, conduc-
tores, panelistas, médicos no especializados, diputa-
dos, músicos, actores, abogados, empresarios y más,
esto nos hace replantear la dificultad de ocupar los
lugares de nuestra profesión y experticia, tal vez re-
sistencias de intereses que nos impiden el acerca-
miento, tal vez dificultades de articular nuestra
profesión en un cuerpo esencial. Retomando, cuanto
tiempo tardo y mucho, ser considerados trabajado-
res de la salud como esenciales.
Posicionamiento y propuesta
Desde la UAA (Unidad Académico Asistencial de
la carrera de Especialización en Psicología Clínica de
la UK, cuyo Director es el Dr. Fischer, Coordinación
la Dra. Rowensztein y personalmente, me hago cargo
de la Coordinación Asistencial y Coordinación de
las Prácticas Profesionales Supervisadas, el cuerpo
de Psicólogos, aspirantes a Especialistas, para el
cumplimiento de horas prácticas, atiende gratuita-
mente a la Comunidad, de forma presencial en Sede
de la Universidad y desde el advenimiento de la pan-
demia, lo instrumentan en forma virtual, sin aban-
donar al paciente en esta transición, que se fue
multiplicando en la demanda de atención Psicoló-
gica de la comunidad. Con dispositivos de Supervi-
sión, Jornadas y ateneos clínicos para intercambiar,
reflexionar y trabajar sobre atención clínica en Covid
y direccionar, el evitar, en la mayor medida posible,
la iatrogenia, la UAA tambien incorporo otra línea
de atención, en Kennedy Escucha, esto permite ate-
sorar material clínico de la pandemia, para ser di-
vulgado científicamente y poder compartir el
abordaje psicológico en Covid. Tal vez el horizonte
es plantear Políticas de Estado con las Universidades
que instrumenten dispositivos de atención junto a
Asociaciones o Escuelas de psicólogos de diferentes
localidades y poder generar protocolos de atención
psicológica, la propuesta es instrumentar con dispo-
sitivos interdisciplinarios, con la presencia de Psicó-
logos, Psiquiatras, Asistentes Sociales, Lic. en
Comunicación Social, Influencers, para la llegada al
diferentes grupos etarios, principalmente adolescen-
cia, médicos generalistas, sociólogos, enfermeros,
publicistas, con apoyo del Ministerio de Salud, El
covid amenaza con su 2º ola y debemos trabajar rá-
pidamente con la experiencia del 2020 hasta la ac-
tualidad..
Aula virtual, Universidad. Materias
prácticas?
Universidad, Facultad de psicología, profesores
presenciales con edad suficiente para tener catego-
rías de Adjunto en adelante, lo cual lo aleja del uso
cotidiano de plataformas virtuales y demás, por esto
el gran esfuerzo de los Profesores tomando muchas
más horas que las que le son asignadas y rentadas,
casi duplicando el tiempo leyendo instructivos di-
fíciles de entender para poder poner en funciona-
miento las plataformas de sus aulas virtuales,
asimismo, el Hard y el Soft, computadoras, actuali-
zarlas, programas inentendibles para el uso del aula,
fueron inolvidables en la vida de los profesores, bus-
cando ayuda de cualquier índole, para tratar de sos-
tener en la transmisión, la excelencia académica.
Hay plataformas desfavorables, las que los estu-
diantes puedan ver al profesor pero no se puedan ver
entre ellos, lo cual no favorece la interacción áulica,
asimismo, entran en juego, entre estudiantes y pro-
fesores el equipamiento, que tipos de PC y Progra-
mas pueden soportar, donde la problemática se
presenta si tiene la posibilidad de entrar, donde
puede posibilitar, con micrófono pero sin imagen, o
viceversa, tener que preguntar por el chat público
del aula, lo cual quita dinamismo y tiempos de inte-
racción funcionales, Asimismo aulas virtuales reple-
tas que cuando los estudiantes, tenían que aparecer
en pantalla solo lo lograba un 20% aproximado.
Programas de las materias que
quedan en compromiso frente a la
pandemia
La pandemia, ASPRO DISPRO; COVID, distin-
tas cepas, mientras ningún programa de cualquier
materia lo contempla, no tiene material al respecto,
la pregunta es, debemos también entrar en un me-
canismo renegatorio y no hablar y trabajar Covid
aunque no figure en el programa?. La cínica es so-
berana, por eso en la primera Unidad de la clase la
dedicaba a trabajar covid, el rol del psicólogo, la clí-
nica actual a implementar por el psicólogo, conta-
gios, los fallecimientos, las internaciones, burn out
o síndrome de desgaste profesional (contagio entre
el personal de salud), y la perdida de los vínculos,
ver entrar por una puerta al familiar, al hospital o
clínica y perderlo de vista, con la angustia concomi-
tante, los duelos sin despedidas ni cuerpo, no contar
con el acompañamiento tan necesario, espacios
simbólicos, los rituales, los ceremoniales, la despe-
dida, el velatorio fallido, La angustia que provocaba
en los estudiantes, que en la medida que el cuatri-
mestre avanzaba, familiares y amigos, se iban con-
tagiando, dar un espacio en el aula para poder
hablar y compartir. Esto permitió que en el 2º cua-
trimestre 2020, pudiese instrumentar en la Materia
de Seminarios de Campos aplicados a la Psicología,
Unidades del programa, desde la mirada del Psicó-
logo y su quehacer profesional ante el Covid.
Fechas de Finales. El momento del
encuentro.
Por la modalidad Conferencia en el aula virtual,
es el momento de estar cara a cara interactuando
con el estudiante, que posiblemente nunca apareció
en pantalla, momento de la verdad, estuvo presente,
Abril 2021 • Página 21
siguió las clases, pudo preguntar pudo aportar, o tal
vez con el objetivo de quedar regular y sus distintas
razones no cumplió con los requerimientos míni-
mos, que por plataforma no pueden ser validados,
todo esto se pierde en la virtualidad,
Pandemia Curricular
Poder pensar en la articulación del rol del Psicó-
logo en Pandemia, La atención clínica, dispositivos a
utilizar, su incidencia y sus efectos en lo comunitario,
laboral, la educación, como en todas las áreas. Como
construir dispositivos de atención psicológicas, en-
tendiendo los efectos, que serán duraderos con di-
versidad de sintomatología y cuadros clínicos,
transgeneracionales, situar y utilizar herramientas,
donde las facultades, puedan articular a los progra-
mas, pandemia y covid y gestionar pasantías en hos-
pitales donde el psicólogo pueda, tener experiencia
en terapia intensiva, e internaciones por covid entre
otras patología, también, deben presentarse a trabajar
la posibilidad del armado junto al Ministerio de
Salud y el de Educación implementando los aborda-
jes adecuados con políticas de Estado
Profesor Asociado. Psicopatología III y Psicología Clínica I. Coor-
dinador de Semanarios de Campos aplicados a la Psicología.
Pos-Grado Especialización en Psicología Clínica: Coordinador
Asistencial. UAA Unidad Académico Asistencial. Coordinador
PPS. Prácticas Pre- profesionales (grado) y Profesionales Super-
visadas. (Pos – guardo). Especialización en Psicología Clínica
(pos-grado). Práctica Clínica II y Trastornos Borderline
Bibliografía
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Documenta Laboris Nº3. UK.2002
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XXIII. Buenos Aires: Amorrortu editores. (1940{1938}).
Freud, S. Fetichismo. En J. Strachey (Comp.). Sigmund Freud.
Obras completas. Volumen XXI. Buenos Aires: Amorrortu edi-
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Freud, S. “De guerra y de muerte. Temas de actualidad”. En J.
Strachey (Ed.) y J.L. Etcheverry (Trad.) Obras Completas. Vol.
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Amorrortu editores.1995
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tador Edit. Paidós, Argentina. (1993)
Winnicott, D. Escritos de Pediatría y Psicoanálisis. Edit. LAIA,
España (1958)
Página 22 • Abril 2021
Los grupos de
WhatsApp:
¿ Qué hay en la virtualidad que cada vez
más impregna los rincones de nuestra
vida?... ¿Será, quizás, que la virtualidad
nos ofrece la posibilidad de crear
modos singulares, como formas de ha-
bitar y de descubrir distintas experiencias del estar?
Lentes y brújulas
entre la Me resulta muy necesario traer las palabras de
Amador Fernández Savater, cuando piensa acerca
de las “imágenes de cambio”:
Estas imágenes de que hablamos son modelos di-
escuela y los fusos, ideas preconcebidas. Organizan nuestra mi-
rada: lo que vemos y lo que no, lo que valoramos y lo
que no. Y tienen, a la vez, una función de orientación:
nos ayudan a movernos en lo real, en lo que pasa (o
adultos nos desorientan, si no son adecuadas). Son, al mismo
tiempo, lente y brújula. Hay imágenes de pensamiento
que nos impiden pensar. Hay imágenes de cambio que
nos impiden cambiar. Entonces, para pensar o cam-
biar, necesitamos dotarnos en lo posible de otro ima-
familiaresi ginario: depósitos o semilleros de imágenes que
organicen nuestra mirada de otro modo, que nos
orienten en sentido diferente. Otros lentes, otras brú-
julas (2020: 41).
Flavia Tsipkis Mirar-pensando acerca de la virtualidad re-
quiere, entonces, que nos calcemos otras lentes que
nos permitan hacer de la observación, de la com-
prensión y de la reflexión, una composición in-
mersa en la complejidad. Esto significa que, para
reorganizar nuestra mirada, tendremos que dejar-
nos atravesar en nuestros propios modelos concep-
tuales y cruzarlos con las experiencias, que no son
atemporales, son situadas y singulares y están enla-
zadas socialmente:
La Complejidad como modelo es un paradigma
que es crítica y superación de la Racionalidad occi-
dental. La complejidad hace referencia a pensar el
todo a partir de sus elementos, de sus vínculos entre sí
y de sus vínculos con la totalidad, y de la totalidad con
otras formaciones. Elementos, relaciones y relaciones
de relaciones conforman un entramado y van defi-
niendo las totalidades a estudiar. Estas totalidades son
relativas, en el sentido de que cierta clausura les con-
fiere consistencia, pero al mismo tiempo se ponen en
relación, se abren, generando un proceso. Estas totali-
dades son unidades de la diversidad, que, como con-
junto relacional, conforman una estructura (Álvarez
y Sverdlik, 2018: 4).
Es así que hablar acerca de la virtualidad im-
plica referirnos a una modalidad heterogénea y si-
multánea de entrecruzamientos espacio-temporales,
que configura formas de existencia actuales y que se
nutre de atributos diversos. Entre ellos, componen-
tes relativos a la cultura digital, como implicación
de un orden simbólico y de significados, con no-
vedades culturales provenientes de la tecnología
digital; un particular dinamismo en los entreteji-
dos vinculares, y una estética paradojal que de-
sarma ideas históricas y pregnantes, tales como las
del carácter dicotómico. Todo ello me permite su-
poner que lo que sucede en/durante/a través de la
modalidad virtual es susceptible de constituirse
con carácter de “acontecimiento social”, aun así y
Actualidad Psicológica
muy a pesar de las enormes desigualdades que aca-
rrea en el vivir.
El tiempo pandémico, que sigue dando tanto
para procesar, resalta y profundiza dichos rasgos.
Motivo por el cual me permito decir que, paradóji-
camente, la virtualidad se presenta perviviendo, ca-
balgando entre Internet y la digitalización, con
impactos que involucran desde cuestiones nimias
de la vida cotidiana hasta transformaciones de pro-
cesos socio-históricos, tal como lo es, en estos pre-
cisos momentos, el aprendizaje de vivir en y con una
pandemia.
Pensar en gerundio intenta sugerir que aquello
que podemos asumir, incorporar, integrar e, in-
cluso, aprender de esta modalidad no es algo que
suceda o que ocurra sin dificultades. En efecto, la
virtualidad no sólo es susceptible de transformar
sus tensiones inherentes en conflictos actuales, sino
que también es pasible de generar nuevas e inusita-
das problemáticas, que se vinculan y/o se desarro-
llan, o bien a partir de los usos, o bien a partir de las
posibilidades, o bien, por último, a partir de la dis-
ponibilidad de recursos tecnológicos y del acceso
fundamental a la conectividad como derecho a re-
cursos concretos e indispensables. Vale decir: hay
formas de funcionamiento que se gestan y que ge-
neran redes y continuidades, pero que, a la vez, des-
montan y desacomodan estructuras tanto teóricas
como vinculares, corporales y comunicativas, para
abrir otros sentidos inéditos al “estar en conexión”.
Entonces, lentes para enfocar mejor y brújula en
mano para adentrarnos un poco en alguna de las
derivas a las que esta temática nos invita.
Aquí WhatsApp
Los espacios de subjetivación contemporáneos
son múltiples, coexistentes, convivientes e, incluso,
a veces, disyuntos. La virtualidad habilita un espa-
cio-tiempo para ello y presenta problemáticas aso-
ciadas a las modalidades actuales de relación.
Particularmente, me detendré aquí en una de las
posibles derivas: los grupos de chat que los/as adul-
tos de la escuela crean y utilizan a través de What-
sAppii.Trataré de indagar qué es lo que caracteriza a
dichas relaciones entre los adultos a cargo de las
crianzas y la escuela, con la intención de explorar
las transformaciones subjetivas y simbólicas que se
producen a través del empleo de estas herramientas
tecnológicas.
Si bien WhatsApp no surge como una “red social
en Internet”, se convierte en tal a partir de la función
que adquiere en la vida diaria. Puede pensarse que
sus chats son espacios de conversación de la más va-
riada intensidad, en los que pueden desarrollarse un
amplio abanico de acciones cotidianas, de situacio-
nes conflictivas, amistosas, amorosas, de comenta-
rios aleatorios, entre otros, que circulan mediante
mensajes escritos o de voz, videos, fotos y documen-
tos. En el chat, es posible establecer una comunica-
ción de tipo interpersonal y singularizada, pero
también es posible “formar parte de” e interactuar
en grupos, poniendo en escena lo que se desea co-
municar en imágenes y en tiempo real. Los chats en-
carnan las comunicaciones cotidianas disponibles
para la resolución de situaciones, para la distribu-
ción de responsabilidades y obligaciones. Este ser-
vicio de mensajería, en consecuencia, conjuga
mundos públicos y mundos privados, lo cual lo ha
Actualidad Psicológica Abril 2021 • Página 23

dotado del carácter de “red social” cuasi indispen-
sable en la vida actual de las personas.
En función de lo dicho, considero que hacer foco
en los chats de los grupos de WhatsApp de padres,
madres y/o adultos cuidadores vinculados a la di-
námica escolar obliga a tener en cuenta ciertas con-
sideraciones que atraviesan dichos espacios y que
permiten entrever modalidades de crianzas, de in-
terjuegos de presencias/ausencias y de un sentido de
pertenencia a una determinada comunidad.
En este sentido, se puede afirmar que los chats
pertenecientes a dichos grupos conforman entra-
mados vinculares complejos. Tan es así que resulta
indispensable adoptar el deslizamiento y pensar los
“intercambios” (término tan instalado en nuestro
lenguaje, entendido como “meras interacciones ex-
ternas”) como “entrecambios”, vale decir, como
aquello que constituye la posibilidad de encuentros
“que afectan, alteran, transforman y también con-
mueven íntimamente a todos los que participan”
(Najmanovich: 2019).
Del mismo modo, se puede pensar que lo que
acontece en dichos chats se asocia a categorías de lo
transicional, específicamente, a fenómenos transi-
cionales (Winnicott, 1971 y 1993; Rodulfo, 2009,
2012 y 2013). Con ello se hace referencia a que su
existencia implica la creación de una “zona inter-
media” (Winnicott, 1971), en la cual se suceden una
serie de movimientos que se despliegan y que son
consecuentes a los usos peculiares y singulares que
los sujetos otorgan a los objetos:
Los procesos de transicionalidad permitirán, por
consiguiente, complejizaciones novedosas de la activi-
dad de representación y nuevas vías de tramitación del
afecto tendiente a favorecer el establecimiento de fron-
teras estables, pero, a la vez, lo suficientemente perme-
ables como para admitir relaciones dinámicas, dúctiles
y plásticas entre los modos heterogéneos de funciona-
miento psíquico (Álvarez, 2010: 68).
“Al principio, se filtraban fotos, luego fuimos
aprendiendo”.
“Es útil; a veces hay mal entendidos. Dijimos que
sólo era para temas del colegio”.
“Es como estarnos encima todos para seguir
paso a paso las cosas de los chicos. Es un trabajito”.
“Está bueno poder hacer las preguntas inmedia-
tas”.
“El grupo de WhatsApp viene para bajar ansie-
dad, fundamentalmente, en madres nuevas”.
“Es lo que antiguamente harías por teléfono, lla-
mar a tu amiguito. Yo creo que viene a reemplazar
eso. Y, si no entendés, llamás a la mamá: «Hola, ¿en-
tendiste vos? Pasame el tutorial»”.
“Creo que uno no se expone en el grupo, se
cuida…”.
“Los chicos dicen: «¿Para qué lo voy a hacer, si
después me pasan la tarea por WhatsApp?»”.
Estos relatos permiten poner de relieve algunas
cuestiones. Veamos. Por un lado, se constituye en
una vía de tramitación regia donde circula la ex-
periencia cotidiana, mediatizando el afecto y el
pensamiento espontáneo. Asimismo, el carácter de
territorialidad de los grupos hace a sus modos sin-
gulares, con el aditamento de la construcción co-
lectiva y comunitaria que permite que algo de lo
ajeno de la comunicación en estos entornos pueda
devenir en una humanización de lo tecnológico.
En relación a ello, es frecuente escuchar en los co-
mentarios que “sumar audio es importante, por-
que lo escrito a veces es difícil para la
comprensión, y el audio humaniza, ameniza”, lo
cual pone en juego no sólo posibilidades muy di-
versas de procesos cognitivos, sino también afec-
tivos, como lo es el soporte de la voz en tanto
canal primario. Un lugar especial ocupa la “fun-
ción de acompañamiento”, y esto, en una doble
vertiente. Por un lado, por la importancia que ad-
quiere para los/as adultos contar con pares a quie-
nes preguntarles. Incluso entendiendo que el criar
es siempre con-otros, podemos preguntarnos si
tal necesidad, además, dará cuenta de la necesidad
de encontrar alianzas como manera de equili-
brar/compensar las desolaciones contemporáneas.
Estos acompañamientos se dan en una continui-
dad y su conservación en el tiempo requiere de
mucha disponibilidad psíquica. La otra vertiente
se puede pensar en términos de los cuidados pa-
terno-maternos y de la apertura a situaciones vin-
culadas al interjuego entre presencia y ausencia,
que da la pauta para la construcción de formas de
autonomía gradual, pero también, en otras situa-
ciones, a modalidades de intrusión o de dificulta-
des de desprendimiento secundarias.
La situación pandémica reubicó a los grupos
de WhatsApp: no sólo los afianzó en sus funciones
iniciales y/o en los objetivos por los cuales habían
sido creados originalmente, sino que, además, los
instauró como puentes y lugares de encuentro,
tanto hacia la dinámica propia como hacia la co-
nexión con la escuela, en un contexto de distan-
ciamiento y de presencialidad física suspendida.
Resulta necesario, por tanto, continuar intensifi-
cando, construyendo una relación dialéctica, de
reciprocidad y de recursividad (Morin, 2009)
entre los adultos a cargo de las crianzas y la es-
cuela, de manera tal de inaugurar modos de inter-
cambio novedosos.
Composición con relatos II. La escuela
Las modalidades vinculares que se producen
entre los/as adultos, así como aquellas que se dan
en articulación con la escuela, son pensadas en un
contexto de transformaciones culturales, en el cual
la situación pandémica y lo digital se entraman ge-
nerando novedades que irrumpen, intervienen y

Los grupos de chat de padres y madres suponen

este entretejido. Encrucijadas que ponen de mani-
fiesto un contrato social (Aulagnier, 1993) que se
inaugura entre el medio social y en las relaciones
imaginarias que cada adulto construye con la es-
cuela como su representante privilegiado. De igual
manera, dicho contrato se hace extensivo al hecho Escuela del pensamiento y
de que los espacios de los chats concentran el dis- autoconocimiento
curso social singular que se proyecta con sus refe-
rencias y soportes, que cada quien ha ido
encontrando/creando en esos dinamismos. Los
ABIERTA LA INSCRIPCION
mismos ponen en evidencia escenas posibles de re-
chazo, aceptación, pertenencia, modos de encarnar • Curso de Tarot Junguiano
con otredades las crianzas, procesos de aprendizajes
y sus impactos en la construcción de la subjetivi-
Teórico/Vivencial ­ Niveles I, II y III
dad. Será necesario, entonces, entender que consi-
derar el “impacto” refiere a las formas de afectación
ON LINE
singular, en la que se pone de manifiesto la articu- • Se realizan prácticas grupales a lo largo del curso y al finalizarlo.
lación del trabajo representativo y de investimiento
• Se dicta una clase semanal de dos horas.
de objetos que permite crear sentidos.

Composición con relatos I. • Sesiones individuales

Padres y madres
Informes: +54 11 65 32 48 43
“La función del grupo de WhatsApp es para http://www.epya.net
tener información, pero hay que mantener la inti-
irenesfungaristos@gmail.com
midad de cada niño”.
Página 24 • Abril 2021
contribuyen a sostener la cotidianeidad escolar. De
manera tal que “lo vincular” es entendido como un
acontecimiento que emerge del hecho de considerar
dos lógicas: “una que asocia representaciones, y otra
capaz de conectar ajenidades” (Moreno, 2014: 84).
La escuela es habitada en un espacio físico y psí-
quico por los sujetos. Por eso, en este punto, es de
suma importancia mencionar el carácter que ad-
quiere la presencialidad en esta forma de conexión,
por cuanto pone de manifiesto la imperiosa necesi-
dad de “mantenerse en contacto”, mediada por ges-
tos (sean mensajes, emoticones o cualquier otra
tipología) que reafirman la presencia y la pertenen-
cia. En esta necesidad, se conjugan aspectos vincu-
lados a la continuidad, a la temporalidad y a la
permanencia. Por ello, en cierta medida, la “red so-
cial” que se teje se convierte en espacio de existencia,
en donde “se está con otros”, más allá o indepen-
dientemente de las distancias:
“Creo que en los grupos de WhatsApp hablan de
malestares, de quejas hacia las docentes. Hay com-
paraciones”. “Creo que no se termina de entender
qué se hace exactamente en la escuela. Dicen las ma-
dres: «Yo le enseñé como a mí me enseñaron», pero
me parece que hay una ruptura fuerte en donde es
trabajo nuestro explicarles a las familias algo de por
qué y qué hacemos”. “Si llega al aula, es que circula
un montón”. ”Te dice alguno en la puerta de la es-
cuela: «El grupo de WhatsApp está prendido
fuego»”. “En pandemia, el WhatsApp es como la
puerta de la escuela y funciona como el cuaderno
de comunicados”. “Ahora los padres prácticamente
están dentro del aula. Antes, una frase que se decía
mucho era: «Yo no estoy en el aula». Bueno, hoy ese
dato ya lo tienen, no les falta. Tienen la totalidad de
la escuela en su casa”. “Escuchan nuestra voz cons-
tante. Eso creo que los tranquilizó”. “En pandemia,
el WhatsApp permitió disponer de recursos accesi-
bles, resolver dudas, utilizar el celular ante la falta
de compu. Es más útil que las plataformas. Algunos
no entran, pero por WhatsApp, sí”.
A partir de estos decires de los/as adultos esco-
lares, se podrían trazar cruces de situaciones y pun-
tos en tensión, fundamentalmente ligados a las
preguntas: ¿qué es la escuela hoy?, ¿qué conforma la
escuela?, ¿quiénes y de qué manera? La mayor vi-
sualización de lo que sucede en la institución, en la
jornada escolar, al abrirse las puertas mediante las
clases online, otorga algo del orden de la transpa-
rencia, en medio del cual WhatsApp actúa como
una suerte de amplificador y/o de potencia, que
produce efectos singulares, resonancias particulares
de una jornada escolar extendida.
El despliegue de las nuevas tecnologías trajo
aparejada una infinidad de beneficios, pero tam-
bién una serie de complejidades en las relaciones
humanas que están lejos de ser resueltas y que,
mucho menos, pueden ser pensadas de manera
unívoca. Porque, mientras que la vida de los niños,
adolescentes y adultos se construye, además, en
otros espacios, la escuela -aun cuestionada por el
desajuste entre el formato que mantiene y las trans-
formaciones culturales, políticas y sociales que se
suceden- sigue siendo un espacio otro (Dussel,
2020). Lugar de la terceridad que, en términos de
Green (1996), genera condiciones para dar lugar a
la organización de representaciones, habilitando un
potencial simbolizante que permite el despliegue
de investimiento y riqueza sustitutiva; pero, tam-
bién, lugar de armado del lazo social, como espacio
privilegiado de inauguración y de despliegue de
trabajos “psíquico-sociales”. No será posible pensar
que los trabajos a los que la escuela invita implican
únicamente la esfera del procesamiento individual;
antes bien, será preciso alojar formas de pensa-
miento más ligadas a la superposición como cons-
trucción colectiva.
Pensar la escuela en perspectiva y con el bagaje
de lo cultural-digital conduce a reinventar los
modos clásicos de funcionamiento que se ven afec-
tados, y a establecer enlaces institucionales junto a
las voces de padres y madres, para dar cuenta de
los aconteceres de la experiencia escolar y de sus
implicancias.
Podemos pensar que la escuela tradicional ha
mantenido una cierta manera de funcionar, en la
cual tiempo, espacio y prácticas han delimitado su
hacer de manera estanca. El “afuera” no afectaba ni
su sentido ni su cotidianidad, porque daba cuenta
de dinámicas de funcionamiento no previstas como
consecuencia de toda una mirada homogeneizante
(Duschatzky, 2017).
La misma dinámica cultural ha hecho que ese
“afuera tradicional” como presencia de “lo no es-
colar” virara a otros formatos, en los que se pueden
detectar quiebres y diluciones. En este sentido, la
dinámica del trabajo de la escuela como frontera
implica complejizar la posibilidad de vínculos y
comunicaciones que pendulan entre lo inédito e
inmediato y lo que viene de la mano de los aportes
de los grupos de chat y las transformaciones insti-
tucionales. El trabajo de frontera al que se alude
“permite interpretar la organización de enlaces
singulares y mediaciones dinámicas” (Álvarez,
2010: 52) entre formas heterogéneas de actividad
representativa singulares y la construcción social
institucional. Vale decir, frontera como interfaz,
capaz de funcionar como territorio susceptible de
trabajo y de transformaciones posibles. De este
modo, seguir el planteo de Castoriadis permite
poner en relevancia el hecho de una relación inse-
parable e irreductible entre la institución de la so-
ciedad y el individuo, en un bucle de correlaciones
y correspondencias (Castoriadis, 2010). Resulta
pertinente pensar estos vínculos como un entra-
mado vital, en el cual la experiencia no es indivi-
dual ni pasiva, sino que puede pensarse como
experiencia culturalmente moldeada, corporal-
mente encarnada y colectivamente construida
(Najmanovich, 2019).
El hacer y ser escuela de hoy incluye e integra
el WhatsApp como herramienta imprescindible.
Los espacios virtuales se acrecientan como modos
posibles de comunicación y de contacto, y, de esta
forma, se envuelven de lo cotidiano que se cons-
truye en ese “entre” de la escuela y de la presencia
viva, de la cual los sujetos somos partícipes y en
la que estamos inmersos. En consecuencia, y a
partir de estas circunstancias, se generan formas
inéditas en las que se teje, se entrama y se enraíza
(Najmanovich, 2019) la dinámica social, conjun-
tamente con las maneras singulares de procesa-
miento simbólico.
Actualidad Psicológica
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Notas
i
El presente escrito se inscribe en el marco del trabajo de tesis
que nos encontramos realizando, correspondiente a la Maestría
en Psicología de la Educación (UBA), dirigida por la Dra. Patri-
cia Álvarez.
ii
La aplicación WhatsApp fue creada en el año 2009 por el inge-
niero Jam Koum con el fin de facilitar comunicaciones instan-
táneas y simples. Tras ser vendida a la empresa Facebook en el
año 2014, la aplicación fue adquiriendo nuevas características,
funciones y especificidades en consonancia con las lógicas de
apertura, de conectividad y de “estar y permanecer en conexión”.
Actualidad Psicológica
Como la La pandemia. El problema del stress
psicosocial
L
a humanidad atraviesa aún hoy una
circunstancia inédita, frente a la
dificultad pandemia del covid-19. La sociedad
se tuvo que adaptar a múltiples
cambios de hábitos para evitar con-
tagios y la propagación de una enfermedad que el
deviene en hombre aún hoy no ha podido controlar. La lenta,
incierta y progresiva vacunación junto a la conti-
nuidad de las medidas precautorias como la distan-
cia social, las burbujas sociales, el uso de barbijos y
tapabocas, el lavado de manos, son las armas que se
recurso: tienen hoy por hoy para superar una situación ago-
tadora y agobiante.
La pandemia del covid-19 desafía a la humani-
dad día a día, frente a una situación inesperada y no
experiencias prevista, poniendo en juego la capacidad de tolerar
tensiones incluso límites por parte de los indivi-
duos, la familia, las comunidades y los países.
Se fue observando cómo en algunos grupos fun-
cionó como un elemento de alto stress, con dificul-
grupales tades en poder sobrellevarlo, provocando cuadros
de ansiedad, depresión, incluso aumentando pro-
blemáticas de violencia y adicciones.
Esto alteró y puso en cuestionamiento el modo
preventivas y de funcionar habitual de cada persona y su núcleo
conviviente más próximo, poniéndose a prueba sus
recursos, su capacidad de adaptación y flexibilidad
para acomodarse a las nuevas circunstancias.
Pone en juego el potencial resiliente individual,
psicoterapéu- familiar y comunitario. Planteamos la resiliencia
como la capacidad de superar y salir fortalecidos de
este tipo de experiencias adversas.
En esta ocasión voy a compartir una serie de ex-
ticas virtuales periencias grupales realizadas por Internet, princi-
palmente Zoom, una de las plataformas exitosas
para trabajar grupalmente por el ciberespacio.
Los Psicodramatistas y Psicoterapeutas grupales
en el comienzo de la Pandemia y frente a la imposi-
durante la bilidad de trabajar con grupos presenciales, nos
vimos en la necesidad de acomodarnos a la nueva
situación, y lo pudimos hacer de una manera que
no podíamos imaginar ni los más optimistas, inclu-
pandemia. sive utilizando con fluidez y eficacia muchas de las
herramientas del psicodrama y logrando a su vez
crear climas grupales de encuentro, productividad,
aprendizaje y cambio, pese a nos estar en el mismo
espacio físico.
Marcelo Choclin (1) Frente al impedimento de salir de nuestras casas,
necesitando continuar con los espacios grupales
tanto académicos como terapéuticos, es que al poco
tiempo se fue confirmando que tanto la plataforma
zoom y otras lograban suplir en cierta forma lo que
la pandemia nos vedaba que era lo que el psico-
drama define como encuentro.
El significado profundo y filosófico de EN-
CUENTRO planteado por J. L. Moreno(3) “Begeg-
nung es la suma total de la interacción, una reunión
de dos o más personas, no en el pasado muerto o en el
futuro imaginado, pero en el aquí y ahora, hic et
nunc, en la plenitud del tiempo; implica el contacto
físico y psíquico(…..) es la experiencia de la identidad
y de la reciprocidad total, pero, sobre todo, el psico-
drama es la esencia del encuentro ”.
Coincidiendo con Martín Buber el Encuentro
estaría dado por la relación YO-TÚ de proximidad
en lugar de la relación YO-ELLO impersonal.
Abril 2021 • Página 25
La pantalla desafía al terapeuta en cuanto a que
se pueda lograr en cada reunión por internet un
verdadero “Encuentro” sin contacto presencial.
Muchos de nosotros necesitamos al comienzo de
la cuarentena de 2020 encontrarnos con colegas, ya
que el nivel de movilización que desestabilizaba
nuestros encuadres, y principalmente nuestras or-
denadas básicas de tiempo y espacio, hacía que los
que estábamos acostumbrados a trabajar grupal-
mente requiriésemos de dichos espacios para poder
acompañarnos.
Es así que nos propusimos organizar foros de en-
cuentro para compartir lo que nos iba pasando con
la psicoterapia por internet, con los grupos, el Psi-
codrama, los tratamientos ambulatorios de adiccio-
nes, como profesionales de la salud mental que
trabajamos desde nuestras casas.
Es así como la tecnología pasaba de ser mirada
con desconfianza (y lo continúa siendo ) como fac-
tor de riesgo vincular entre las personas a ser una
herramienta necesaria y útil para justamente lograr
encontrar una manera de comunicación y contacto
con los otros. El contacto personal, la captación
profunda entre las personas, la manifestación de
gestos corporales concretos se veía opacada por la
pantalla de los celulares y de las notebooks, po-
niendo en riesgo los vínculos y la comunicación
entre las personas.
Pero el internet fue una ventana de salida al
mundo que se agregó en nuestra cuarentena y en
nuestro caso los psicólogos, se convirtió en nuestro
vehículo para poder atender a nuestros pacientes.
Ayudó a las personas en cuarentena a tener un
puente social. Las redes sociales, las videollamadas,
el Zoom, el WhatsApp, son los modos virtuales y a
la vez reales que permitieron sustituir la reducción
de esta vida exterior, a poder hacerlo todo desde
casa. La vida social, educativa, laboral no se extin-
guió, sino que cambió de modalidad, siempre desde
el mismo espacio geográfico.
Se dio un fenómeno de interrelación entre per-
sonas en sus casas, en sus lugares cotidianos por lo
cual los contextos terapéuticos cambiaron. Las pa-
redes del consultorio fueron reemplazadas por los
olores e imágenes hogareñas.
Los psicoterapeutas pudieron atender virtual-
mente, muchos pacientes se adaptaron a esta moda-
lidad, otros no, dependiendo de su idiosincrasia y
problemática. En el caso de los profesionales depen-
dió de su modelo terapéutico, y de su propia capa-
cidad para manejarse en estas nuevas circunstancias.
Los psicodramatistas en pocos meses pudimos
operar en internet, coordinar grupos por zoom y
dirigir escenas de psicodrama y sociodrama. Nos
planteamos qué podemos hacer en esta pandemia
para ayudar a la gente, ya que veíamos la necesidad
de ofrecer recursos de contención frente a una gran
crisis que significaba la pandemia, que implicaba
sentimientos de desesperanza e incertidumbre. Sa-
bíamos que los grupos son una buena respuesta
para que la gente se sienta acompañada y pueda
compartir sentimientos similares.
Grupo cuarentena
A partir de marzo de 2020, una vez comenzada
la Pandemia y recordando mis 31 años de trabajo
público en los hospitales, en los cuales lo grupal fue
primordial, decidí proponerme hacer un grupo psi-
Página 26 • Abril 2021
coterapéutico no arancelado por Videollamada gru-
pal de Facebook al que denominé “Grupo Cuaren-
tena”. Sentí la necesidad de hacer mi aporte a lo
público en una etapa en la cual ya no estaba hacién-
dolo y que lo veía imprescindible. Me planteé hacer
un grupo focalizado en el tema de la cuarentena y la
pandemia, principalmente con fines de apoyo y con-
tención. Convoqué a antiguos pacientes del Hospital
J. M. Jorge de Burzaco y del Hospital Cordero de San
Fernando. A lo largo de casi 4 meses nos vimos en
forma semanal, en agosto completamos con reunio-
nes quincenales y a partir de octubre fueron men-
suales para finalizar el proceso en diciembre.
El grupo fue acompañando las distintas situa-
ciones emocionales que fueron viviendo. La mayo-
ría de las pacientes mujeres estaban invadidas por
la angustia, estados depresivos, la desazón, perdida
el trabajo e ingresos, algunas tenían miedo a enfer-
marse, otras padecían notoriamente el aislamiento.
Indudablemente tuvo los déficit de la tecnología
por las dificultades económicas de gente con pocos
recursos, la mayoría se manejaba con pocos datos en
el celular o con mala conexión. Pero a pesar de todo
el grupo las fue acompañando en momentos de di-
ficultad y fue continente y fortalecedor en esta etapa.
Las sesiones tenían un alto contenido emocional
pese a no ser presencial, algunas tenían miedo a ser
oídas por sus parejas y/o familiares. Fue notorio
poder interactuar con ellas en sus casas, apareciendo
sus mascotas, sus plantas, sus ruidos domésticos. Al-
gunas se arreglaban antes de salir “en cámara” y
otras no estaban tan pendientes de la imagen.
Fue importante la continuidad en el contacto se-
manal entre compañeras por el chat.
Se trató de trabajar el emergente grupal que
principalmente consistía en la dificultad de aceptar
el cambio en el modo de vida, y lograr que se pue-
dan llevar recursos y mensajes positivos y proactivos
frente al aislamiento y el cuidado al contagio. El psi-
codrama fue fundamental para trabajar los aspectos
emocionales.
Que sea de forma virtual indudablemente le
quitó esa fuerza que tiene la presencia en un mismo
espacio pero por otra parte hay que destacar que de
todas maneras hacía impacto favorable en las per-
sonas participantes
Pienso que estas personas no se hubieran acer-
cado a un hospital para pedir ayuda, a pesar de que
en la mayoría era favorable y necesario este acom-
pañamiento. Lo virtual es una modalidad que
puede ser utilizada cuando las personas por diferen-
tes motivos que no pueden o no tienen voluntad
para trasladarse a un centro de salud.
... me permitió estar acompañada, saber qué hacer
con el aislamiento, ya no estaba tan sola, tenía un
grupo que esperábamos, ... todos cuidándonos unos a
otros, …. ayudar y ayudarme a entender y apaciguar
mis miedos y fortalecer y respetar al otro que tal vez
le costaba más aceptar esta pandemia .... (R. 64 años)
Para mí el grupo fue de mucho contención en un
momento donde estábamos vulnerables, y perdi-
dos...me ayudó mucho a encontrarme y sentirme pro-
tegida (R. 33 años)
El grupo cuarentena, me ayudó a relacionarme, a
poder expresar mis sentimientos, a ser escuchada, res-
petada y sobre todo a ser valorada en cada encuentro
...(L. 54 años)
Dispositivo virtual “Foro-Encuentro”
Al comenzar la pandemia en el mes de abril de
2020 junto a Irene Tozzola (4) tomamos la iniciativa
de organizar reuniones virtuales no aranceladas
entre profesionales de la salud mental y el campo so-
cial, lo que dimos en llamar FOROS-ENCUENTRO
por zoom, debido a la necesidad nuestra de compar-
tir lo que no estaba pasando personalmente y pro-
fesionalmente frente a esta situación atípica que nos
venía atravesando. Es así que organizamos 6 eventos
de abril a septiembre de 2020 que permitieron la
participación por reunión de más de 40 a 50 perso-
nas y lo que nos sorprendió es que fueron partici-
pando gente del resto de las provincias argentinas, e
hispanoparlantes del resto del continente, de España
y de otros países de Europa. Ya apreciábamos una
ganancia que en presencial no se podía haber lo-
grado de reunirnos desde tantos lugares diferentes.
Se dio la paradoja de que en un momento que
padecíamos el aislamiento geográfico, nos pudiéra-
mos conectar con personas de tantos lugares leja-
nos. “El aislamiento nos lleva a acercarnos a través
de internet”.
En general los foros trataban de temáticas en re-
lación a estas nuevas circunstancias tanto en los vín-
culos, en la psicoterapia, en el trabajo grupal, en el
psicodrama como en el área de adicciones. Se com-
partían con frescura, casi en directo, las conclusio-
nes y los aprendizajes que se iban teniendo en este
tiempo tan especial. También en dos oportunidades
invitamos al Dr. Marcelo Losso infectólogo del Hos-
pital Ramos Mejía, en este último caso tenía una
primera parte informativa.
El dispositivo se llevó a cabo por zoom y los co-
ordinadores planteaban en la difusión una serie de
preguntas disparadoras, se abría la reunión con un
comentario desde los coordinadores sobre sus pro-
pias respuestas y luego se invitaba a cada uno de los
participantes a compartir alguna de las respuestas
acerca de esas preguntas. En la última parte se abría
la posibilidad de comentarios y preguntas.
“Escenas de los pueblos”.
Cuidado en Pandemia.
Después de toda esta experiencia acumulada en
4 meses, un grupo de psicodramatistas argentinos
que se dio a llamar Grupo “Propuesta Psicodrama”
a partir de Julio de 2020 liderado por la doctora
Mónica Zuretti(6) pionera en Argentina en la trans-
misión, difusión y la implementación del psico-
drama moreniano, compartimos la inquietud de lo
que estaba pasando en Argentina, aunque todavía
no se estaba llegando a los niveles máximos de con-
tagio, cada vez el coronavirus se planteaba como
más problemático. Es así que como grupalistas,
como expertos en trabajo psicosocial, tanto en su
faceta preventiva como psicoterapéutica, pensamos
que era importante encontrar alternativas de con-
tención y espacios de compartir lo que a las perso-
nas les estaba pasando en esta pandemia.
Queríamos despertar conciencia en la sociedad del
CUIDADO en conjunto para que haya menos en-
fermedad y muerte, pensábamos en la co-responsa-
bilidad. Para eso ya ejercitados en las herramientas
tecnológicas de internet, como fue el caso del dis-
positivo Zoom, pensamos distintas alternativas. Y
ya teníamos suficientes experiencias de que el EN-
Actualidad Psicológica
CUENTRO, tan necesario en estas circunstancias de
crisis social, era posible por Internet.
En mi caso ya tenía en mi haber las experiencias
del “grupo cuarentena” y los Foros-encuentros.
Se decidió hacer un único evento y después en
todo caso desplegar distintas ramificaciones y posi-
bilidades más puntuales y periódicas. Nos empujó
la necesidad de que la gente y la sociedad se cuide,
que tenga en cuenta que forma parte responsable-
mente de un todo, de que resulta necesario cuidarse
en red y no solo como seres individuales.
Así surge “EL CUIDADO EN PANDEMIA”
como gran título. Recordamos que en el año 2002
frente a la crisis económica y social que se vivió en
ese entonces en Argentina, los psicodramatistas
convocaron en las plazas de todo el país, lo que se
dio en llamar “LAS ESCENAS DE LOS PUEBLOS”
para realizar sociodramas simultáneos, con la con-
signa: ¿ qué puedo hacer por mi, por mi familia por
mi comunidad por mi país por el mundo?, que
luego se extendió con gran participación a varios
países de América y del planeta. Se escribió un libro:
“Escenas de los Pueblos. Primer Sociodrama pú-
blico y simultáneo en América latina.” (7). Decidi-
mos que habiendo estado entrenados en que los
dispositivos Zoom, estos se convertían en verdade-
ros espacios virtuales de encuentro, las plazas físicas
se convertían ahora en plazas virtuales zoom.
Fuimos entonces un grupo de psicodramatistas
en un inicio de Argentina, muchos de nosotros con
el entrenamiento democrático, la vivencia horizon-
tal y creativa de la Red de psicodramatistas “LLA-
MADA”, a los que se fueron sumando artistas,
psicólogos, psicólogos sociales, y otros compañeros
de salud, educación y área social. Se fueron agre-
gando, psicodramatistas de otras provincias de Ar-
gentina, de otros países de América, de Europa, Asia,
Oceanía y África, EL MUNDO!!! como lo soñaba
Jacob Levi Moreno: contagio sano, resiliente, forta-
lecedor, contenedor que sirve como modelo para
futuras “luchas” por una humanidad más unida y
solidaria incluyendo las diversidades y prevale-
ciendo la tolerancia.
Hasta la fecha se hicieron tres Escenas de los Pue-
blos, Cuidado en Pandemia, todas coincidentes con
la cercanía a cambios de estación el 12 septiembre, el
19 diciembre de 2020 y el 20 y 21 de marzo de 2021.
Esto implicó un gran esfuerzo organizador es-
pecialmente para el primer evento ya que la red
multinacional se necesitaba consolidar y aunar
ideas. Varias de nuestras compañeras actuaban
como traductoras del inglés, lo cual le daba un cariz
de acontecimiento internacional y único. Al ser una
nueva experiencia muchos no habían manejado la
tecnología así que se trató de ayudar a entrenar este
tipo de dispositivos, es decir que a pesar de que mu-
chos de ellos tenían una gran soltura en la coordi-
nación de grupos, necesitaron incorporar un nuevo
lenguaje, nuevas pautas y transitar también por el
propio duelo y aceptación de que esto también es
bueno a pesar de que no es presencial.
Escenas de los pueblos aparte de tener la reunión
central que se hizo en cada zoom y de haber tenido
las reuniones previas de organización también tuvo
las reuniones posteriores en que se compartió y se
procesó cada evento.
Actualidad Psicológica Abril 2021 • Página 27

En todos los eventos se le dio mucha importan-
cia a que tanto los coordinadores como los partici-
pantes tengan espacios para compartir y procesar lo
vivenciado. El psicodrama y sociodrama como ac-
ción necesita y requiere de momentos en que se
pueda tener momento para el Sharing: hablar, com-
partir, expresar, intercambiar lo que se vivió sin juz-
gar ni interpretar al otro y también momentos para
el procesamiento; conceptualizar las temáticas que
surgieron y revisar como fue la dinámica del en-
cuentro. El psicodrama es también investigación en
acción, es decir es una manera de diagnosticar y ex-
plorar las temáticas y las problemáticas que com-
parte la gente y eso también nos da un indicio de
cómo seguir y a dónde apuntar y qué es lo que ne-
cesita la gente.
Primera Escenas de los Pueblos,
Cuidado en Pandemia 12/9/20
La actividad de cada zoom la organizaba cada
equipo coordinador a partir de la guía de preguntas
previamente consensuadas:
Escenas de los pueblos cuidado en pandemia:
¿que puedo hacer por mí, qué puedo hacer por mi
familia, qué puedo hacer por mi comunidad, qué
puedo hacer por mi país, qué puedo hacer por el
mundo?
Son preguntas que promueven una mirada resi-
liente proactiva y que parten del supuesto de que te-
nemos la capacidad de hacer cosas frente a los
inconvenientes, a la adversidad, a la desesperanza.
Parte de la idea que la gente indefectiblemente iba
a volcar en los encuentros su desazón, su tristeza, su
angustia, su impotencia, su cansancio para trans-
formar toda esta energía en una mirada positiva, es
decir lo que sí se puede en estas circunstancias tanto
a nivel de los vínculos, como a nivel del barrio como
a nivel de la comunidad, y especialmente centrado
en el cuidado del contagio.
Como psicodramatistas tenemos una visión y
una filosofía que ve la acción como parte de la vida
y el escenario del psicodrama y del sociodrama po-
sibilita vivenciar las escenas cotidianas que todos vi-
vimos. Esto permite a los protagonistas que actúan
y dramatizan sus sentires, transitar una experiencia
vivencial de lo que les pasa, salen de la dicotomía
cuerpo-mente y así pueden transformar ese cúmulo
de estímulos estresantes en acción espontánea, cre-
ativa y sanadora, junto a un grupo que los valida y
el cual se siente representado e interpretado por
aquellos. Una realidad que es bastante trágica cir-
cula de una manera distinta, emotiva cada uno en
su casa pero todos vinculados a las ventanitas del
grupo que comparten. Incluso surge la alegría y el
placer del juego como pasa con los niños, ellos sim-
bolizan la realidad y la transitan jugando, en este
caso el juego es sobre el cuidado en pandemia.
bién para las personas coordinadoras. Todas traba-
jando en Psicoterapia por internet en una experien-
cia que no dejaba de tener un tenor individualista y
solitario, en esto me incluyo. La cuarentena produjo
efectos también en los psicoterapeutas y yo no es-
taba exento. Organizar y dirigir una actividad así
también era sanadora para todos nosotros. Así es
que invité colegas pertenecientes a mi red profesio-
nal con los cuales mantenía un vínculo de con-
fianza. También era importante conformar un
grupo latinoamericano aprovechando todos los in-
tercambios que hemos tenido en los últimos años y
especialmente en los foros durante la pandemia. Era
importante llegar a un público que vaya más allá de
nuestro país en consonancia con la meta en el resto
de las plazas zoom. En los tres eventos han partici-
pado de este grupo Psicodramatistas de Uruguay,
Perú, Chile, Argentina y España.
Nos dimos a llamar: “Cuidarse es también mirar
al otro” sentíamos el tema de la corresponsabilidad
como mensaje fundamental.
El trabajo en equipo cada uno desde su compu-
tadora implicaba una experiencia inusual de no
estar juntos en el mismo espacio de trabajo, lo que
implicaba un sobreesfuerzo en la atención, sumado
a la necesidad de romper la barrera del narcisismo,
para poder adecuarnos como equipo detrás de una
meta en común sin figuras predominantes. Era
claro que más que nunca se cumplió la frase “varios
ojos ve más que uno”.
Para adquirir ediciones
anteriores vía email o
por correo
Actualidad
Psicológica
pueden solicitarlos a
info@actualidadpsi.com
Para buscar los números anteriores pueden solicitar
el listado disponible para envío por mail
o el listado de ediciones en papel a:
info@actualidadpsi.com
Fuimos en el zoom 50 personas, después de un
momento general de caldeamiento nos dividimos
en cuatro grupos de 12 con coordinaciones de dos
personas, salió un producto fantástico, recibimos
agradecimientos y muy buenos comentarios.
Fue una experiencia que nos sacó del individua-
lismo en este momento de aislamiento y cuaren-
tena, romper la muralla, confiar hermanar, escuchar
al otro, ser tolerante.
Co-crear, dejarse sorprender, valorar, enaltecer
lo bueno de cada uno, humanizar
Me tocó tener la satisfacción de haber organi-
zado a su vez todo el evento general con un gran
equipo internacional liderado por la Dra. Mónica
Zuretti, al lado de personas de mucha calidad pro-
fesional y humana. Fuimos coordinadores de 30 pa-
íses y participaron personas de 52 países, utilizando
16 idiomas.
Así que esto mismo lo sentí en el equipo general,
siento estos mismos adjetivos fraternales, no hubo
estrellas, no imperó la competencia, ni los egocen-
trismos, fuimos un equipo mancomunado con el
objetivo de poder posibilitar crear espacios colecti-
vos de contención que ayuden a la gente a tener más
esperanzas y a fortalecer los aspectos y los recursos
que si se tienen frente a la adversidad. HICIMOS
PROMOCIÓN DE SALUD.
Confiar, cooperar, colaborar, simplemente era

Grupo “Cuidarse es también mirar

al otro” Seguinos en nuestro facebook
/ActualidadPsi
Para mí era un desafío armar una actividad en
equipo de 10 psicólogos, dentro de un dispositivo @ActualidadPsi
Zoom. Creía que conformar un equipo de coordi-
nación era parte del proceso, no sólo para el público donde encontrarás las novedades de nuestra publicación.
era importante esta experiencia colectiva sino tam-
Página 28 • Abril 2021
compartir algo bueno para todos nosotros y poder
Sumario I 505 escucharnos y valorar el aporte de cada uno de los
que formamos este grupo
“EL CUIDADO EN PANDEMIA NOS HIZO
TRANSMITIR A LA GENTE QUE PODEMOS
CUIDARNOS COMO UN GRAN EQUIPO HU-
MANO Y SOLIDARIO CUYO ÚNICO INTERÉS
ES EL BIEN COMÚN”. Que sea internacional, y
que incluya varios continentes le daban una im-
pronta de mensaje poderoso frente a la pandemia.
Psicodrama y Virtualidad
Lo que busca el Psicodrama es generar un estado
de espontaneidad grupal tal que lleve a los partici-
pantes a sentirse en libertad para representar en el
escenario una serie de roles y situaciones que per-
mitan la salida y la expresión de aspectos emocio-
nales que están en estado latente en las personas y
los grupos humanos. Salen así aspectos que de otra
forma no fluyen de tal modo, en una forma integral,
intentando superar la dicotomía mente-cuerpo.
J. L. Moreno planteaba el proceso de atempera-
ción o caldeamiento como camino para superar
Abril 2021 diferentes padecimientos, jugar nuevos roles con
Ilustración de tapa:
adecuación a un grupo que acompaña.
Rodolfo López Martino *El estado de espontaneidad* lleva a las perso-
Distribución en Interior: D.I.S.A
nas a un cambio en la relación con personas, sen-
timientos, cosas, que aprisionan, cómo posibilidad
Los artículos firmados son de exclusiva
responsabilidad de sus autores, de desbloqueo.
y no reflejan necesariamente la opinión En Escenas de los Pueblos se propuso jugar con
de la dirección.
lo que nos pasa en pandemia en grupo.
Lo grupal es fundamental porque válida lo que
fluye espontáneamente de cada persona, en este
2 De los mundos superpuestos al espacio caso con un tema con tinte trágico y triste. Se trata
transicional. Reflexiones sobre la clínica de que los participantes puedan experimentar nue-
psicoanalítica durante la pandemia. vas vivencias con otras personas, ya no tan aisladas
Ariana Lebovic y abatidas. Saliendo al escenario del zoom los par-
ticipantes se contagian de una energía positiva y se
7 Presencia de la virtualidad. convierten por lo menos en esta experiencia en
Mario Pujó creadores de su propia sanación colectiva.
Moreno decía que la “espontaneidad es el cata-
9 Virtualidad y Psicoterapia Basada en lizador de la creatividad”. La oportunidad de expe-
Evidencias. rimentar y desarrollar distintos roles alienta a la
Bernardo Kerman, Elena Scherb
riqueza de posibilidades y respuestas posibles tanto
13 Acompañar en tiempos de pandemia: de una persona, de un grupo o de una comunidad.
sobre lazos y trayectorias escolares. Inclusive el movimiento más importante y funda-
Mariana V. Wassner mental que planteaba era la inversión de roles con
el otro, ponerse en el lugar del otro, matriz prima-
16 El psicoanálisis en la época del ria de todo infante en cuanto al rol de los progeni-
tratamiento online. tores identificando sus necesidades primarias. Más
Silvia Cossio adelante con la matriz diferenciada el niño ad-
quiere esta capacidad fundamental para su vincu-
19 “Consejos al Médico”, Videollamado lación social y el aprendizaje. Esta ampliación del
whatsapp? Universidad, el profesor presencial abanico de posibilidades que en Moreno nace
con vestimenta de virtualidad, incomoda? desde el teatro, hace que una persona pueda enri-
Claudio Edelstein
quecer su sí mismo personal integrando más alter-
22 Los grupos de WhatsApp: entre la nativas, más ductilidad, más flexibilidad. En
escuela y los adultos familiares. definitiva cada persona tiene la oportunidad de ser
Flavia Tsipkis más espontánea y libre frente a distintos aconteci-
mientos, para poder lograr cambios de adaptación
25 Como la dificultad deviene en recurso: y de adecuación. Frente a situaciones ya conocidas
experiencias grupales preventivas y poder lograr ejercer modificaciones creativas en re-
psicoterapéuticas virtuales durante lación con ese objeto o con esa persona.
la pandemia. Por eso para los psicodramatistas el tema de
Marcelo Choclin trabajar por internet implicaba un desafío crea-
tivo, es decir frente a: ¿cómo se hace frente a el im-
pedimento de lo presencial para poder lograr
Próximo número
adecuarse a esta situación nueva y poder crear dis-
Psicología de las masas
Actualidad Psicológica
positivos terapéuticos o de prevención que ayuden
a las personas, a los grupos en su bienestar perso-
nal y social?.
Justamente la pandemia transmite fuertemente
el hecho de que la humanidad está en un estado de
inadecuación con el medio ambiente, corriendo
peligro la vida de las personas con lo cual ese sen-
timiento interno de inadecuación produce un alto
nivel de estrés individual y social. El poder hacer
experiencias grupales por internet donde los par-
ticipantes desde sus casas pueden conectarse con
otras personas, compartir lo que les está pasando
y poder inclusive encontrar recursos para su supe-
ración es un desafío al obstáculo que nos presenta
la pandemia. El psicodrama ayuda mucho para
este proceso por qué permanentemente su filosofía
del momento parte de la espontaneidad, el lograr
adecuarse a lo que en cada momento surge como
tema o tensión.
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by Ron Eiener
Notas
(1) Psicólogo, UBA 1987, Argentina. Especializado en Adiccio-
nes, Psicodramatista y Psicoterapeuta Familiar. mchoclinhot-
mail.com
(2) UQTR (2003). Psychodrama in Action (in the 1960s) [Psi-
codrama en acción (en los años sesenta)], disco 3, DVD, 54 mi-
nutos, 52’28’’-53’59’’. San Francisco: info@psychotherapy, net.
(3) Irene Tozzola. docente, psicóloga social, psicodramatista y
licenciada en psicopedagogía
(4))(Moreno, 1969, pp. 8-9. Psychodrama. Third Volume. Be-
acon, NY (1975): Beacon House
(5) Moreno, J. L. 1962, Fundamentos de la Sociometría, p. 39
(6) Mónica Zuretti. Médica UBA 1964 Buenos Aires en 1964.
Directora Psicodrama egresada del Moreno Institute, Beacon
N.Y. 1970. Directora del Centro Zerka T. Moreno
(7) Compiladora Yuyo Bello. Universidad Nacional Autónoma
México ( 2002)