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Objetivos
Se requiere visibilizar la problemática de los presos políticos, no solo respecto de quienes han
estado involucrados en la Revuelta Popular del 18 de octubre, sino que también por las
dinámicas criminizalizadoras de la protesta que ha ejercido el Estado chileno con los Pueblos
Originarios, y más específico en la historia reciente, con el Pueblo Mapuche. Desde hace
años existe una protesta social contra el orden legitimado por la Constitución ilegítima y
colonial, que ha excluido de la institucionalidad históricamente a los indígenas. Es protesta ha
tenido como única respuesta la militarización, muerte y la invocación de la ley antiterrorista,
que explica la emergencia del preso político mapuche.
Como tal, si bien no tiene facultades sobre esta materia, su postura y trabajo político es
crucial para llevar este proceso hacia una reconstrucción de verdad, justicia y reparación de
una sociedad maltratada ante discursos falsos de una bonanza económica que solo ha
beneficiado de una manera desproporcionada a una oligarquía política y económica. Y
cuando se han levantado las voces por avanzar, la respuesta Estatal ha sido categórica: más y
más represión. El Pueblo Mapuche es el grupo social más afectado por la invocación de la ley
antiterrorista en el país, desde el inicio de la reforma procesal penal, más del 80% de
imputados por terrorismo han sido mapuche, más del 70% de las querellas antiterrorista se
interponen en Wallmapu, sobre el 60% de los juicios antiterroristas en Chile, se verifican en
Wallmapu.
El presente documento busca servir de base para la elaboración de una moción parlamentaria.
Proponemos una fundamentación política y jurídica sobre la necesidad de incluir a los presos
políticos Mapuche en el indulto que se tramita, por lo que a continuación se presenta un
resumen del actual proyecto que busca el indulto de los presos de la Revuelta: Boletín Nº
13941-17, y de otro proyecto de reforma legislativa que se tramitan en el Congreso: Boletín
Nº 13715-17-, que sin referirse al indulto o la amnistía de los presos políticos Mapuche, versa
sobre algunos derechos, especialmente intrapenitenciarios. Finalmente, se propone una
indicación para que sea presentada como moción parlamentaria por congresistas conscientes
que agreguen un inciso segundo al artículo 2° del proyecto de reforma legal que se tramita
bajo el Boletín Nº 13941-17, en el siguiente sentido:
“En el caso de las Regiones del Bio Bio, Araucanía, Los Lagos y Los Ríos, el plazo se
extenderá desde el año 2001 hasta el día de la presentación del proyecto de ley que da
origen a la presente norma.”
Proyecto para indicación al Boletín Nº 13941-2017
I. Introducción
Quienes en nuestro país han explicado el derecho y la democracia exclusivamente a partir del
respeto a las formas legales, consideradas como enunciados sin historia ni contexto, han
confrontado una realidad ineludible: que una Constitución que engendra y preserva un orden
injusto y antidemocrático, cambia sólo cuando una fuerza social generalizada se expresa
fuera de y contra las formas jurídicas antidemocráticas. La Convención Constitucional es
fruto de los protestantes encarcelados y desconocerlo es perpetuar el fetichismo de juristas y
políticos, que persisten en explicar lo jurídico con prescindencia de la realidad material a la
que responde; declaran la independencia e imparcialidad del Poder Judicial y la vigencia del
principio de legalidad e igualdad en el país, pero ¿quienes están presos hoy, los violadores de
DDHH o quienes propiciaron la Convención mediante la protesta? La Nueva Constitución no
puede nacer de espaldas a quienes la hicieron posible.
Cuando se habla de los presos políticos el tema se ha abordado desde un punto de vista
jurídico-teórico, donde se evalúa si una situación cuadra o no dentro de los requisitos
desarrollados por la doctrina o la jurisprudencia, o bien, se ha considerarlo como un hecho
social, porque existen sujetos que acuñan el término para definir su situación carcelaria y
actúan en tal condición (Dirk Van Zilt Smith, 1998: p. 33). Ambas situaciones, jurídicas y
sociales, se dan en el caso de los y las manifestantes de la Revuelta de Octubre del año 2019.
Sin embargo, es también una realidad que desde hace años se da en el contexto de la protesta
mapuche en Wallmapu, donde también existen mutilados, asesinados y encarcelados por
actos de una protesta social. La Constitución que pretendemos cambiar es también causa de
esa protesta, igual que casi la totalidad de las Constituciones chilenas que han declarado
como inexistentes a los Pueblos Originarios, excluyéndolos de la institucionalidad y de la
idea de Estado para legitimar la apropiación de sus territorios. La Constitución ilegítima que
pretendemos cambiar es también la Constitución Colonial, y si queremos superar esa herida
colonial, las autoridades nacionales deben asumir su cuota de responsabilidad en las causas
de la protesta chilena y Mapuche, que es lo que da sustento al proyecto de Indulto o
Amnistía, que no es sino una respuesta política ante un conflicto social cuyas causas son
políticas.
La Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura del año 2005 [CNPPT], que analizó
las violaciones cometidas durante la dictadura de Pinochet y los civiles, dio cuatro criterios
para considerar la existencia de prisión política. Los presos políticos apuche y de la Revuelta
cumplen al menos dos de ellos: la aplicación de leyes de excepción en la represión de los
delitos y que se trata de delitos cometidos para impulsar cambios políticos en el país (CNPPT,
2005: p. 29). A los presos de la Revuelta se les aplica generalmente la Ley de Seguridad del
Estado, a los miembros del Pueblo Mapuche la Ley Antiterrorista (LAT), cuya invocación por
parte del Ejecutivo data desde el año 2001 en el denominado Caso Lonkos. Dicha aplicación
significó para el Estado de Chile de una condena internacional por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, entre otros por la violacion a la igualdad ante la ley, la protección
judicial y la presunción de inocencia . Más el 70% de las querellas que el gobierno ha
interpuesto por terrorismo en todo el país, tienen lugar en Wallmapu. De todos los juicios en
que el Ministerio Público ha presentado una acusación terrorista -25 casos en el país-, el 68%
han tenido lugar en Wallmapu -17 casos- y el 60% están relacionados con la protesta
mapuche -15 casos-. Bajo la reforma procesal penal se han formalizado a 147 personas por
terrorismo en Chile y 121 de ellas han sido en contexto de la protesta Mapuche, que equivale
el 82,3% .
Si se mira en el derecho comparado, la Resolución Nº 1900 del año 2012 dictada por el
Parlamento Europeo, que provee cinco criterios para determinar el carácter político de la
prisión, puede concluirse que los presos Mapuche cumplen al menos tres de ellos: la duración
del encarcelamiento es desproporcionada, la aplicación de la LAT se ejerce de forma
discriminatoria, y los procedimientos de detención y juicio son injustos y motivados
políticamente, dada la presencia de testigos sin rostro, la invocación selectiva de la LAT y la
presencia del derecho penal subterráneo que opera en Wallmapu, performado groseramente
por la Operación Huracán (Parlamento Europeo, 2012: letras c, d, e). En la doctrina también
se ha señalado que reprimir una protesta política por medio de normas de excepción, es un
claro antecedente del carácter político de la prisión impuesta a esos manifestantes, lo que se
verifica con los presos de la Revuelta de Octubre y los presos de la protesta Mapuche
(Rivera, 2018).
En consecuencia, tanto la experiencia internacional más relevante como la nacional en esta
materia, se han pronunciado por una idea amplia sobre la prisión política que comprende: (i)
personas privadas de libertad exclusivamente con base en sus ideas y/o actividad política; y,
(ii) personas en prisión por actos con conexión política o por delitos comunes, a quienes se
les persigue y/o violan sus derechos humanos por razones políticas. Las violaciones de
derechos humanos con motivación política dicen relación, preferentemente, con el derecho a
la libertad personal, integridad personal, debido proceso, protección judicial y no
discriminación.
Como ha sostenido Claudio Nash, esta visión amplia de la prisión política es concordante con
los estándares internacionales sobre las obligaciones del Estado frente a la protesta social. En
efecto, el Estado puede tomar medidas para castigar delitos cometidos en el marco de la
protesta social, pero no puede utilizar el instrumento penal con fines de control social, no
puede violar derechos humanos de los manifestantes, incluidos los violentos y, en particular,
no puede utilizar la prisión preventiva como una forma de castigo político, ya que dichas
actuaciones deslegitiman la respuesta del Estado.
III. Las iniciativas legales que existen hoy en favor de los presos políticos
En el Congreso nacional, desde el 18 de octubre de 2019, se han recibido solo dos mociones
referidas a temas relacionados con presos políticos.
● Boletín Nº 13715-17, proyecto de ley que modifica el código penal y procesal penal
en materia de reconocimiento de derechos de las personas pertenecientes a pueblos indígenas.
Ingresado el 14 de agosto de 2020 por moción de Ricardo Celis (PPD), Miguel Crispi (RD),
Carmen Hertz (PC), Marcos Ilabaca (PS), Claudia Mix (Comunes), Manuel Monsalve (PS),
Emilia Nuyado (PS), Luis Rocafull (PS), Alejandra Sepúlveda (Regionalista Verde),
Leonardo Soto (PS). Nunca ha sido puesto en tabla y actualmente está radicado en la
Comisión de Derechos Humanos y Pueblos Originarios de la Cámara, cuya presidenta es
Emilia Nuyado, quien tiene atribuciones para ponerlo en tabla.
● Boletín Nº 13941-17, proyecto de ley que concede indulto general por razones
humanitarias a las personas que indica y por los delitos que señala
Con fecha 09 de diciembre del 2020 ingresa moción presentada por los senadores Latorre
(RD), Allende (PS), Muñoz (PPD) y Provoste (DC), y el señor Navarro (País Progresista). El
proyecto fue enviado a tres comisiones: la de Derechos Humanos, Constitución y Seguridad
Pública. El proyecto ya pasó por dos comisiones y está desde el 15 de junio en la comisión de
Constitución, cuyo presidente, para efectos de ponerlo en tabla, es Pedro Araya (IND, ex
DC).
Por las razones expuestas, y ante la ausencia de una respuesta política a la situación de los
presos políticos mapuche, cuya protesta se explica también por la persistencia de una
Constitución excluyente y colonial, y la aplicación de leyes de excepción -como es la Ley
sobre conductas terroristas- a lo menos desde el año 2001, los constituyentes mapuche y no
mapuche firmantes, proponemos:
“En el caso de las Regiones del Bio Bio, Araucanía, Los Lagos y Los Ríos, el plazo se
extenderá desde el año 2001 hasta el día de la presentación del proyecto de ley que da
origen a la presente norma.”