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TEMA: PERSEVERANCIA EN LA FE

(Grupos de Oración Zona San Isidro. 10-02-2021)

I. INTRODUCCIÓN:

Todos los que estamos aquí hemos iniciado un camino de fe, por eso hemos
respondido al llamado que el Señor nos ha hecho en el día de hoy. Sin importar el
tiempo que tengamos en este caminar, a veces las fuerzas se van agotando. Como
cuando vamos en la carretera hacia un pueblo, y la gasolina del vehículo se va
acabando, y entonces toca recargar. Hoy a través de este tema, el Señor viene a
recargar nuestra fe, a darnos un nuevo ánimo, a restaurar la alegría, a darnos el
empujoncito que nos hace falta para permanecer en su caminar: hablaremos sobre la
perseverancia en la fe.

Probablemente el tema de la perseverancia te resulte familiar, pero hoy vamos a


profundizar en la importancia de esta gracia, y en el alcance que tiene para nuestra
vida de fe.

II. ¿QUÉ ES LA PERSEVERANCIA?

La perseverancia se define como la firmeza y constancia en la manera de ser o de


obrar. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, perseverar
es “mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o
en una opinión”. Prosecución a su vez se refiere a “seguir, continuar, llevar
adelante lo que se tenía empezado”.

La perseverancia permite al individuo continuar hacia adelante, no rendirse a pesar


de las dificultades, los obstáculos, la frustración, el desánimo, el aburrimiento, la
tendencia o los deseos de rendirse o abandonar una situación.

Y dentro de la definición de perseverancia, llama mi atención que el diccionario de la


RAE hace una distinción particular, y define la perseverancia final, diciendo que es la
“constancia en la virtud y en mantener la gracia hasta la muerte”.

San Agustín se refiere a la perseverancia como a un don prometido por Dios:


“Pondré mi temor en su corazón para que no se aparten de mí” (Jeremías 32,
40).
Hablamos entonces de:

1. Firmeza: Sé lo que quiero, en quién creo, lo acepto, lo recibo en mi vida.


2. Constancia: Permanezco en Aquél en quien creo, en la fe que he aceptado.
3. Mantener la gracia hasta la muerte: Pedir la gracia de permanecer hasta el final
de la vida.

III. ¿QUÉ NOS DICE LA BIBLIA SOBRE LA PERSEVERANCIA?

Mateo 24, 13: “Pero el que persevere hasta el fin, se salvará”.

Lucas 21, 19: “Con su perseverancia, salvarán sus almas”.

Romanos 2, 7: “Él dará vida eterna a los que perseverando en las buenas obras
buscan la gloria, el honor y la inmortalidad.

Hebreos 12, 1: “Desprendámonos de cualquier carga y del pecado que nos acorrala,
corramos con constancia la carrera que nos espera”.

Apocalipsis 3, 10: “Como tú guardaste mi encargo de perseverar, yo te guardaré en


la hora de la prueba…”

IV. VISUALICEMOS UN CAMINO…

En ese camino, tenemos un punto de partida y una meta. El objetivo es llegar hasta la
meta. La perseverancia nos garantiza el llegar.

Analicemos: ¿Dónde me encuentro en el camino? ¿Al inicio? ¿Estoy trabado y


no sé cómo avanzar? ¿Me devolví? ¿Estoy cansado y me senté a tomar una
pausa?

Ejemplo: Viene a mi mente la idea de los concursos de bebés gateando: el padre o la


madre están en la meta motivando al bebé a seguir, pero a veces el bebé, sin estar
consciente de lo que pasaba, se detenía, se distraía o se devolvía. Eso nos pasa
muchas veces. Algunos terminaban desviándose por completo del camino.

V. TRES VERTIENTES:

Hoy veremos la perseverancia en la fe desde tres vertientes: vivir, crecer y perseverar


hasta el fin.
162 CIC: “Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe, debemos alimentarla con
la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que la aumente; debe “actuar por la
caridad”, ser sostenida por la esperanza y estar enraizada en la fe de la Iglesia.

 No basta con haber aceptado al Señor y “estar” en al vida de fe: hay que
CRECER. No podemos darnos el lujo de quedarnos como enanos espirituales.

 Herramientas:

- La Palabra de Dios.
- Pedir al Señor que aumente la fe.
- Ser sostenidos por la esperanza.
- Estar enraizado en la fe de la Iglesia.

VI. ENEMIGOS DE LA PERSEVERANCIA:

1º EL DESÁNIMO

Eclesiástico 30, 21-25: “No te dejes vencer por la tristeza, ni te atormentes por tus
culpas: alegría de corazón es vida del hombre, el gozo alarga sus años; consuélate,
recobra el ánimo, aleja de ti la pena, porque a muchos ha matado la tristeza, y no se
gana nada con la pena. Celos y enojos acortan los años, las preocupaciones hacen
viejo antes de tiempo. Corazón alegre es como un gran banquete que hace provecho
al que lo come”.

De este texto se desprenden diferentes áreas que pueden verse afectadas por el
desánimo:

 Área emocional: “No te dejes vencer por la tristeza…” Situaciones muy


personales que afectan el estado de ánimo, muertes de familiares,
enfermedad, separaciones… ¿Cómo están tus emociones?

 Situaciones de pecado: “No te atormentes por tus culpas…” Puede que te


hayas desanimado en tu lucha contra el pecado. Dice la Palabra en Hebreos
12, 4: “Todavía no han tenido que resistir hasta derramar la sangre en su lucha
contra el pecado”.

 Preocupaciones: “Las preocupaciones hacen viejo antes de tiempo…”


2º INCONSTANCIA

 Hace falta un esfuerzo constante:

- 159 CIC: “Quien con espíritu humilde y ánimo constante se esfuerza por
escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está como guiando por la
mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean lo que son”.

- 1810 CIC: “Las virtudes humanas adquiridas mediante la educación,


mediante actos deliberados, y una perseverancia, reanudada siempre en el
esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina”.

- Dios da la gracia, pero hace falta el esfuerzo humano, la voluntad.

- Hoy el Señor te dice: “¡Esfuérzate y sé valiente” (Josué 1, 9), “no sea que
después de predicar a otros, quedes descalificado” (1 Corintios 9, 27).

¿A qué se debe la falta de constancia?

- Falta de crecimiento en la fe (recordar herramientas).

- Emocionalismo.

- Debilitamiento de la vida comunitaria.

- Resequedad en el servicio: apagamos los dones que Dios nos ha regalado.

VII. ¿CÓMO VENCEMOS A ESTOS ENEMIGOS?

- Examinemos cómo están nuestras armas y tomemos las decisiones que hagan falta:
Oración, vida sacramental, lectura de la Palabra, enseñanza de la Iglesia, vida
comunitaria.

- Pedir la gracia de la perseverancia final.

VIII: MI TESTIMONIO.

IX: ORACIÓN

Hebreos 3, 12-15: “Cuidado, hermanos: que ninguno de ustedes tenga un corazón


perverso e incrédulo, que lo haga desertar del Dios vivo. Antes bien, anímense unos a
otros cada día, mientras dura este hoy, para que nadie se endurezca seducido por el
pecado. Porque, si mantenemos firmes hasta el fin nuestra posición del principio,
seremos compañeros de Cristo”.

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