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1.

EDUCACIÓN Y HÁBITOS

2. El sueño

Mi bebé se despierta a cada momento porque devuelve con mucha frecuencia, ya sea
de día o de noche y aunque tenga sueño. El médico le dio en primer lugar Blevit Digest
y, como no dio ningún resultado, ahora le ha recetado magnesia carbónica con
Aethusa cynapium.
¿Cuál será el problema? ¿Será que toma leche de tarro desde hace un mes y una
semana y él tiene tan solo un mes y dos semanas?, ¿será por eso que no se
acostumbra y devuelve repetidamente y eso le incomoda y le despierta porque no
puede descansar bien? ¿Será esto u otra cosa?, por lo demás es todo normal, toma 90
ml de leche cada tres horas más o menos, a veces antes, ya que como devuelve le da
hambre y se impacienta. ¿Es correcto lo del estómago o su problema de dormir mal
será por otra cosa?, ¿tendría que darle algo para que durmiera mejor? No sé.
Olivia

30 de noviembre de 200*
Apreciada amiga: No entiendo muy bien a qué se refiere usted con «se despierta a
cada momento». Si quiere decir que se despierta cada diez minutos, tanto de día como
de noche, entonces sería más correcto decir que no se ha llegado a dormir. Dudo que
un niño (o una madre) pueda sobrevivir así durante un mes y medio (y no lo digo en
broma; es posible matar a un animal impidiéndole dormir).
Si se refiere usted a que su hijo a veces parece dormido pero a los cinco o diez minutos
vuelve a estar despierto; otras veces duerme una hora u hora y media y se despierta, y
raramente duerme tres o cuatro horas seguidas por la noche, entonces tiene usted un
hijo totalmente normal, y es usted una exagerada por llamarle a eso «a cada
momento». Los bebés tienen ciclos de sueño muy cortos, de apenas una o dos horas.
Entre ciclo y ciclo pasan por una fase de «despertar parcial», que significa que les falta
el vuelo de una mosca para despertarse del todo. Los bebés que duermen con su
madre, algunas veces no se despiertan del todo, pues simplemente huelen a su madre,
la oyen respirar o la tocan, se tranquilizan y se vuelven a dormir profundamente.
Otras veces se despiertan más y piden comida. Como el biberón hay que prepararlo, y
no se les puede dar tan rápido como el pecho, suelen desvelarse mientras esperan y
luego cuesta un poco que se vuelvan a dormir.
Los bebés que duermen separados de la madre, en una cuna, a veces tampoco se
despiertan del todo; pero algunos se despiertan cada hora u hora y media con gran
regularidad (parece que el suyo es de esos). Cuanto más tarda la madre en ir a
consolarlos, más desvelados están y más cuesta que se vuelvan a dormir; a veces,
además de darles de comer, hay que cogerlos en brazos, mecerlos, cantarles una
canción…
Además, el ritmo de sueño del bebé y del adulto es muy distinto. Los adultos tenemos
la fase de sueño más profundo justo al quedarnos dormidos; en cambio, los bebés
pasan por una fase de unos veinte minutos de sueño ligero antes de llegar al sueño
profundo.
Si se duerme a un bebé en brazos, y cuando lleva cinco minutos dormido se le intenta
dejar en la cuna, normalmente se despierta y se pone a llorar. En cambio, cuando está
en fase de sueño profundo, es casi imposible despertarlo.
Por todo ello, muchas madres, sobre todo cuando su hijo es de los que se despiertan
con facilidad, lo que hacen es llevarlo en brazos mucho rato durante el día (existen
unas prácticas bandoleras o mochilas para sujetar al bebé), no dejarlo en la cuna hasta
que lleva media hora dormido, tener la cuna durante el día en el salón o en donde esté
la madre (duermen mejor con luz, ruido y mamá que a obscuras, en silencio y sin
mamá) y por la noche poner la cuna junto a la cama de la madre, o directamente al
bebé en la cama con mamá.
Por lo demás, no creo que a su bebé le convenga tomar ningún medicamento, ni nada
más que la leche. Por cierto, que no nos dice usted por qué le dio leche de tarro, y
parece que piensa usted que esa leche no le está sentando bien. Si es así, sepa que
puede volver a darle el pecho. Sí, se puede hacer, aunque lleve más de un mes sin
dárselo. Si le interesase volver a dar el pecho a su hijo, lo mejor es que se ponga en
contacto con un grupo de madres como la Liga de la Leche. Espero que estas
sugerencias le sean útiles, y que sea muy feliz con su hijo. Ya nos contará cómo le va.
Saludos cordiales.
Carlos González
**
Soy madre de una niña de casi seis meses. La estoy alimentando básicamente con
leche materna, ya que solo desde hace un mes comencé a introducirle la papilla de
frutas en la merienda y cereales en la cena. Mi problema es que Lisa, mi hija, no me
deja dormir por la noche.
Se despierta con bastante frecuencia para mamar. De momento duerme conmigo ya
que yo estoy muy cansada y no estoy dispuesta a levantarme a su cuna cada vez que
ella decida que tiene hambre.
Mucha gente cree que estoy cometiendo un grave error, pues piensan que a la niña no
me la quitaré nunca de encima. Hice la prueba y la acosté una noche en su cuna, con la
gran sorpresa de que durmió como de costumbre, pero con el consecuente cansancio
por mi parte, lo que me llevó a optar por dejarla en mi cama por comodidad mía.
Mucha gente opina que durante la lactancia materna la niña seguirá despertándose
por la noche. Otras personas me dicen que es un mal vicio y que probablemente yo he
contribuido a que lo tenga.
Mi opinión es que se queda con hambre ya que los cereales que le doy por la noche
con la intención que la deja saciada no le gustan, la mayoría de las veces le entran
arcadas y los vomita, con lo cual acaba tomando el pecho.
Se suele quedar dormida en pocos minutos pero a las tres o cuatro horas se despierta
a comer (jamás llora y se duerme en cuanto acaba), lo malo es que algunas noches se
despierta cuatro veces, con suerte solo dos. La niña está muy bien, pesa casi ocho kilos
y mide unos 68 cm, según mi pediatra está por encima de la media.
Lisa tiene un aspecto muy saludable y feliz, le brillatt los ojos, no para de sonreír y
como ya he mencionado, jamás llora. La niña perfecta si no fuera por las noches que
me da…
He comprado un libro que me recomendaron y me aseguraron que funciona:
Duérmete, niño, del doctor Estivill. Estoy segura de que lo conoces. Yo no estoy del
todo de acuerdo, pero no voy a entrar en detalles pues ya he dado muchos. Lo que
desearía es tener otra opinión y algún truco que me pueda ayudar a conciliar el sueño.
¿Debería marcarle unos horarios estrictos en las comidas? Procuro hacerlo pero ahora,
con el calor, demanda más. Rueño creo que no debería alargar más mi consulta y solo
me queda agradecer la atención prestada de antemano, y decirte que he leído tus
artículos en la revista y creo que tienen mucho sentido común, por ello pongo mi
confianza en ti para que al menos me puedas sacar de dudas. Gracias.
Iratxe (una madre muy soñolienta)
19 de julio de 200*
Apreciada amiga:
Tu hija no para de sonreír y jamás llora. ¿Por qué la felicidad de los niños producirá
tantos celos en algunos adultos? ¿Por
qué habrá tanta gente intentando acabar con esa felicidad? Aunque tu hija esté
perfectamente, te riñen porque «lo haces mal». Pero si tú les
explicases otra historia, por ejemplo, que tu hija duerme sola en su cuna, que a veces
se despierta y llora cinco minutos pero que tú no vas para
que no se malcríe, que por la tarde tiene cólicos y que siempre está con moquitos,
entonces no te reñirían porque tu hija está mal, sino que te
felicitarían porque «lo haces bien». Y tú misma estás más soñolienta que cuando no
tenías hijos, desde luego; pero te metes a tu hija en la cama
precisamente no por espíritu de sacrificio ni porque te guste sufrir, sino porque has
visto que así duermes mejor que de la otra manera. A los que
te critican no les importan los resultados, sino la adhesión inquebrantable a las
normas, aunque no funcionen. Muy revelador el comentario de que
«no te la quitarás nunca de encima». Primero, creen que el principal deseo de
cualquier madre es quitarse de encima a su hijo. ¿Qué relación
habrá tenido (o sufrido) una persona con su propia madre o con sus propios hijos para
pensar así? Segundo, no han oído hablar de que los niños
crecen. ¿Creen que tu hija seguirá en tu cama a los 15 años, a los 25? Yo tampoco
estoy nada de acuerdo con el dichoso Duérmete, niño. Es
cierto que suele funcionar, pero la cuestión no es esa. ¿Cuál es la mejor manera de que
los obreros no hagan huelga? El método Franco. Había
muchas menos huelgas con Franco que con Felipe González. ¿Significa eso que los
obreros estaban más satisfechos o que Franco gobernaba
mejor? Dejar llorar al niño no es ayudarle a sentirse mejor, sino ignorar sus
sentimientos y someterlo a nuestra voluntad. Tu hija no llora porque no
tiene motivos para llorar, es feliz. Los niños a los que se ha «enseñado a dormir» no
lloran porque se les ha hecho saber, mediante la técnica de
ignorar sus llantos de forma sistemática, que toda protesta es inútil, y que, hagan lo
que hagan, sus padres jamás les harán caso por la noche. El
suyo no es el sueño satisfecho de quien ha conseguido sus objetivos, sino el sueño
resignado de quien ha renunciado a conseguirlos. Los bebés
se despiertan cada hora y media o dos horas, hasta Estivill lo dice en su libro. Esos son
sus ciclos normales de sueño. Lo que él propone no es
que se dejen de despertar (eso es imposible), sino que cuando se despierten se estén
callados, sabiendo que llorar es inútil. El despertarse con
tanta frecuencia suele empezar hacia los tres o cuatro meses, a medida que el niño se
hace independiente. Hace 100 000 años, cuando no
teníamos ni casas ni ropa, cualquier niño pequeño que pasase la noche separado de su
madre, desnudo ante la lluvia y el frío y solo ante las ratas
y los lobos, amanecía muerto. Las madres pasaban toda la noche con sus hijos,
probablemente hasta cerca de la adolescencia, como hacen
ahora los orangutanes o los chimpancés. No lo hacían porque les habían enseñado a
hacerlo en un cursillo o con un libro, ni porque la religión, la
ley o la sociedad les obligasen, ni siquiera porque pensasen «si lo dejo solo, se puede
morir». Era un instinto. Tú aún tienes ese instinto, y por
eso lo estás haciendo a pesar de toda la gente que te dice que haces mal, y por eso el
famoso libro no te acaba de convencer. Pero, cuando el
niño se hace independiente, él también colabora en mantener ese contacto que le es
imprescindible. No es un ser pasivo («aquí me quedo sin
decir ni pío, que seguro que mamá se ocupará de cuidarme»), sino que participa
activamente. Cada dos horas se despierta porque está
montando guardia, para asegurarse de que no te hayas ido. A veces ni se despierta del
todo, solo comprueba que estás ahí, te toca, te huele, oye
tu respiración, y se vuelve a dormir. Otras veces aprovecha para mamar un poco, pero
no es por hambre. Está comprobado que, por muchos
cereales o mucha fabada que se les dé para cenar, los niños se despiertan igual. No se
despiertan por hambre, sino al revés, maman para
aprovechar que están despiertos. Los niños que duermen con la madre toman casi la
mitad de la leche en las horas nocturnas. Si, por el contrario,
el niño se despierta y no ve a la madre, se pone a llorar hasta que ella vuelve. Cuanto
más tarda ella en llegar («no vayas enseguida, que se
acostumbre a esperar un ratito»), más pasado de rosca está el bebé y más le cuesta
volverse a dormir: además de mamar, es probable que haya
que cantarle, mecerle, tenerlo un rato en brazos… Y la madre, claro, también se ha
despejado por completo, y también le cuesta dormir. Se ha
comprobado en el laboratorio, con cámaras de infrarrojos, que muchas de las veces
que maman los niños por la noche, no se despierta ni el niño
ni la madre. Probablemente tu hija está mamando más veces de las que tú piensas. No
es fácil tener hijos, desde luego; pero es mucho más difícil
si luchas contra corriente que si te dejas llevar. Ya has comprobado que duermes
mejor, y tu hija también, cuando dormís juntas. Y probablemente
parte de ese malestar y esa somnolencia que aún sientes no se debe al hecho en sí de
dormir juntos, sino a intentar luchar contra ello: a la
intranquilidad que sientes por culpa de todos los que te dicen que lo estás haciendo
mal; a algunos intentos esporádicos de no meterla en tu
cama, o de sacarla a media noche, o de no darle el pecho a ver si se calla sola (después
de cada intento, la niña pasará unos días más nerviosa);
tal vez a algunas discrepancias con tu marido (por cierto, ¿ya duerme solo?, porque es
mayorcito. ¿Nadie te dice que le estás creando un vicio
para toda la vida?); a la excesiva importancia que le das a todo el asunto y que te
obliga a despejarte y mirar el reloj para ver si ha aguantado
más horas que la noche anterior… Si dejas de luchar contra corriente, pronto
aprenderás a dormir en topless y que se sirva, y a tranquilizar a tu
hija sin despertarte del todo. ¿En qué ciudad vives? Te sería muy útil contactar con un
grupo de madres lactantes; en www.fedalma.org,
encontrarás una lista de direcciones de toda España. Los niños siguen despertándose
por las noches hasta los dos o tres años, aunque es muy
variable. Hacia los tres años, muchos niños pueden comprender intelectualmente
(como comprendes tú) que no hay ningún peligro cuando
duermes solo en tu cama y en tu habitación, porque estás protegido de los elementos
y de las fieras y tus padres están a poca distancia. Esta
comprensión intelectual les permite a veces aceptar dormir solos, aunque sus instintos
les siguen diciendo que vayan con su madre. Así que se
pasan unos cuantos años haciéndose los remolones, pero de buen rollo. Es como si tú
le dices a tu marido: «Cariño, como de momento no
queremos tener más hijos, no hace falta que tengamos relaciones sexuales». La lógica
del argumento es irrebatible, y tu marido puede
comprenderlo intelectualmente; pero su instinto igual le dice otra cosa. No, por
supuesto que no deberías marcarle horarios estrictos en las
comidas. Tiempo tendrá de mayor de hacerse obsesivo-compulsivo, si le gusta.
Imagínate que se acostumbra a desayunar a las ocho, a comer a
la una y media y a cenar a las ocho. Cuando los domingos y festivos desayunas a las
diez y comes a las tres, cuando en verano cenas a las nueve
o a las diez porque aún es de día, ¿qué harás con tu hija estricta? Tendrás que preparar
todas las comidas dos veces. No, sin duda es mejor que
se adapte al horario variable de los adultos que a uno de esos absurdos horarios
estrictos que solo salen en los libros. Existe un libro muy
interesante sobre todas estas cosas: Nuestros hijos y nosotros, de Meredith Small.
Espero que estas reflexiones te sean útiles, y que sigas
disfrutando mucho con tu hija. Ya nos contarás dentro de unos años… Saludos
cordiales.
Carlos González

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