LA RELACIÓN ENTRE DESARROLLO SOSTENIBLE, COMPETITIVIDAD Y PRODUCTIVIDAD
La recomendación es que las intervenciones sean de tipo estratégico, enfocadas a
mediano y largo plazo, y tiendan a resolver o aminorar las fallas de mercado que limiten la innovación dinámica y el incremento de la productividad. De acuerdo con la CEPAL, un crecimiento equitativo y sostenible a largo plazo requiere la diversificación productiva con un patrón energético sostenible, el aumento de los mercados a los que se destinan las exportaciones, una mayor inversión en capital físico y humano y un aumento de la productividad total de los factores. De esta manera, para esta organización, los desafíos más importantes en la agenda regional para el desarrollo sostenible de ALC son: 1. Lograr una convergencia entre crecimiento económico, equidad y sostenibilidad ambiental. 2. Redefinir las ventajas comparativas de la región en función de la agenda global ambiental. 3. Modernizar las políticas públicas: consolidar instituciones e instrumentos. 4. Conseguir la participación efectiva de otros actores. 5. Fortalecer la cooperación entre los programas, fondos y organismos especializados de las Naciones Unidas en América Latina y el Caribe en cuanto a desarrollo sostenible. El rol que los territorios locales juegan para establecer una estrategia de desarrollo sostenible es importante ya que son los actores locales quienes coordinan los esfuerzos por modificar el tejido productivo de manera que se ajuste al enfoque de la sostenibilidad. Para Albuquerque, el desarrollo local es aquel capaz de extender en la mayor medida posible el progreso técnico y las innovaciones gerenciales en la totalidad del tejido productivo y empresarial de los diferentes territorios, a fin de contribuir con ello a una mayor generación de empleo productivo e ingreso, y a un tipo de crecimiento económico más equitativo en términos sociales y territoriales, y más sostenible ambientalmente». En este contexto, el BID considera que «una ciudad sostenible es aquella que ofrece alta calidad de vida a sus habitantes, minimiza sus impactos al medio natural y cuenta con un gobierno local con capacidad fiscal y administrativa para mantener su crecimiento económico y para llevar a cabo sus funciones urbanas con la participación ciudadana. Parte del problema de los países de la región radica en que la velocidad con la que son capaces de replicar las tecnologías y buenas prácticas disponibles en el contexto internacional en sus propios tejidos productivos es mucho más lenta que la de los países desarrollados. Esto no permite que la brecha de la productividad entre los países de ALC y aquellos desarrollados se cierre. La relación entre una estrategia de desarrollo sostenible y la competitividad y productividad local es bidireccional. El mejoramiento de la competitividad local enmarcado en el desarrollo sostenible implica, entre otros aspectos, mantener una posición responsable ante la conservación de los recursos naturales y diseñar ámbitos de crecimiento más incluyentes. El Foro Mundial Económico define competitividad como «el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de productividad de un país. El nivel de productividad, en contrapartida, determina el nivel de prosperidad que puede ser alcanzado por una economía». El análisis de la competitividad del país es imprescindible para entender el marco en el que las empresas se desenvuelven, ya que parte significativa de los aspectos que promueven o impiden la competencia se definen en los distintos niveles de gobierno, ya sea central, estatal o local. El Índice de Competitividad Global es un indicador que agrega, de forma ponderada, los aspectos que el Foro Mundial Económico considera más relevantes para la competitividad. Para 2013, respecto a la medición efectuada de la competitividad de 144 países, este índice muestra que, en la región de ALC, únicamente Chile, Panamá y Brasil se encuentran entre los 50 países más competitivos del mundo, mientras que 11 países se ubican debajo del puesto 100, lo que demuestra que, en general, la región adolece de un ámbito poco competitivo. Por lo general los países no cuentan con entornos competitivos homogéneos en su territorio. Por ejemplo, si bien el gobierno central determina las políticas macroeconómicas esenciales para promover la productividad, son los gobiernos locales los que normalmente definen aspectos como el impuesto a la propiedad o los que controlan los procesos y requisitos para abrir un nuevo negocio. La productividad puede ser entendida desde un punto de vista macroeconómico, a nivel de país. Según Mankiw, las grandes diferencias en el estándar de vida de los países a lo largo del tiempo son atribuibles a la productividad de las naciones, entendiéndola como la cantidad de bienes y servicios producidos en una hora laboral. Por otro lado, según un enfoque microeconómico, a nivel de agentes productivos, el concepto de productividad alude al valor creado por cada unidad de mano de obra, tierra y capital. Sin embargo, si bien productividad y competitividad se relacionan de manera directa, ser productivo no es condición suficiente para ser competitivo. La implementación de un enfoque de desarrollo sostenible en las políticas de desarrollo productivo es compleja y requiere cambios en las cadenas productivas, así como en los hábitos de consumo de las sociedades.