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FINAL ANALISIS DEL DISCURSO

LINGÜÍSTICA SISTÉMICO-FUNCIONAL – HALLIDAY (conceptos generales)

Lingüística sistémico -funcional: teoría lingüística desarrollada por M.K. Halliday.

 SISTEMA: conjunto de posibilidades entre las cuales el hablante puede elegir, no es


totalmente libre, sino que está determinado por el contexto de la cultura y el contexto
de situación.
 FUNCIONAL: relación dialéctica entre los usos concretos y el sistema.

METAFUNCIONES Propiedad del lenguaje, común a todas las culturas, que le


permite realizar en el plano léxico-gramatical los significados que el hablante busca
transmitir en la comunicación. Las metafunciones se realizan en la cláusula de forma
simultánea.

METAFUNCION IDEATIVA/IDEACIONAL: el lenguaje sirve para la expresión de


contenido: esto es, de la experiencia que el hablante tiene del mundo real, incluyendo
el mundo interior de su propia conciencia. Al cumplir esta función, el lenguaje
estructura la experiencia y contribuye a determinar nuestra visión del mundo. La
función experiencial se realiza en la cláusula como sistema de transitividad (Cláusula
como representación), en donde la experiencia humana se expresa como un proceso
donde interviene un actor como participante activo y circunstancias de ese proceso.

METAFUNCIÓN INTERPERSONAL: expresa las relaciones entre el hablante/escritor y


el oyente/lector/audiencia. Esto implica la actitud del hablante hacia lo que dice, como
se representa a sí mismo y a su audiencia y como se posiciona en una determinada
posición comunicativa. Esta metafunción se realiza en la clausula por medio del
sistema de modo (Cláusula como interacción/intercambio)

METAFUNCIÓN TEXTUAL: la metafunción textual engendra recursos para presentar


en el texto los significados interpersonal e ideación como una información organizada
que puede ser intercambiada por el hablante y el oyente. Esto implica transiciones en
el desarrollo del texto y la asignación de diferentes valores textuales. La metafunción
textual crea discurso. Sistema temático – clausula como mensaje

Las metafunciones permiten la realización léxico-gramatical de diversos significados que están


insertos en un contexto de situación. Dicho contexto, está compuesto por tres niveles de
realización en los que los sujetos se involucran, interactúan y realizan la lengua:

- CAMPO: tipo de acción social en la que los participantes estamos involucrados. Es


decir, hay participantes, circunstancias espacio- temporales, propósito, etc.
- TENOR: relación social en la que estamos involucrados. Roles, comportamiento,
actitudes.
- MODO: forma de comunicar el evento.

A estos elementos del contexto les corresponde un componente funcional del lenguaje. Estas
funciones siempre están articuladas y depende del hablante, su contexto y su fin ver como las
organiza. Cada elemento del lenguaje está preparado para realizar un triple significado.
 SISTEMA TEMATICO – TEMA Y REMA

El sistema de Tema pertenece a la metafunción textual del lenguaje. Tiene que ver con la
organización de la información dentro de las clausulas individuales y, a través de esta, con la
organización del texto.

Cada clausula se organiza como un mensaje que se relaciona con el desarrollo de un texto. El
sistema de tema organiza la cláusula para mostrar cal es su contexto local en relación con el
contexto general del texto dentro del cual función. El sistema tiene que ver con el punto de
partida en relación a lo que se ha dicho antes, de manera que resulte claro donde se ubica la
cláusula dentro del texto, es decir, como se ajusta dentro del mismo. Este contexto local o
punto de partida se denomina Tema. El resto del mensaje de la clausula es hacia donde ésta se
mueve luego de su punto de partida, y se llama el Rema. El Tema se realiza por su posición
inicial en la cláusula y el Rema es lo que sigue.

El tema emplea la posición para organizar la información a partir de la orientación inicial a la


que sigue luego el tema.

La elección del Tema de cualquier clausula individual se relaciona generalmente con la manera
en que se va desarrollando la información a lo largo del texto.

TEMA TOPICO:

El estadio ideacional del tema se conoce como tema tópico. El tema de la clausula siempre
concluye con un elemento tópico, y por cierto solo puede haber un tema tópico. Los estadios
textual e interpersonal del tema pueden o no estar presentes, pero nunca puede faltar el
estadio ideacional del texto.

El tema tópico puede reconocerse como el primer elemento en la cláusula que expresa algún
tipo de significado experiencial. Técnicamente, es una función de la estructura de transitividad
en la cláusula, es decir, el tema tópico puede ser: un participante, una circunstancia o el
proceso.

El tema interpersonal: la parte interpersonal del tema, si está presente, incluye:

- El finito: su presencia en la posición inicial indica que se espera una respuesta


- Un pronombre relativo que indica que se espera una respuesta del interlocutor
- Un vocativo, que identifica al receptor del intercambio
- Un adjunto realizado de manera típica por un adverbio, que ofrece el comentario, la
evaluación, o la actitud del hablante hacia el mensaje
- Clausulas mentales de primera y segunda persona que expresan una opinión del
hablante o tratan de lograr una opinión del interlocutor.

El tema textual: los temas textuales constituyen la primera parte del tema que va antes de
cualquier tema interpersonal. Otorgan prominencia temática a los elementos textuales con
función relacional.

- Construcciones estructurales que relacionan dos clausulas en una relación de


coordinación
- O marca un clausula como dependiente de otra
- Relativos que relacionan una clausula dependiente con otra clausula. Lo elementos
relativos pueden servir como tema textual o como tema tópico, porque así como
relacionan la clausula relativa con una precedente, también funcionan para especificar
un participante.
- Conjuntivos que establecen un lazo cohesivo con el discurso previo
- Los conjuntivos que indican una relación con el discurso previo.

En resumen, las tres metafunciones pueden contribuir al tema de una clausula y solo es
obligatorio el estadio del tema ideacional o tópico. Si se analiza una cláusula desde la izquierda
hacia la derecha la cuestión central tiene que ver con hasta donde se extiende el tema hacia la
derecha, es decir, donde se encuentra el limite entre el Tema y el Rema.

 TEMA TOPICO, MARCADO Y NO MARCADO

Si el primer elemento tópico de una cláusula declarativa es también el sujeto de la cláusula,


entonces la elección del Tema es neutra “no marcada” y no le da al tema ninguna prominencia
especial.

Cuando el tema tópico de una cláusula declarativa no es el sujeto, entonces adquiere mayor
prominencia textual. Los temas que no son sujeto son “temas marcados” y son importantes en
la estructuración del discurso como un todo.

 TEMATIZACION

Se trata de un recurso para señalar las prioridades temáticas, para ubicar en posición temática
aquello a lo que queremos dar prioridad. Mediante la transformación sintáctica de la voz activa
en pasiva se logra la tematización. De esta manera se pone de relieve determinadas
prioridades temáticas.

Otro tipo de transformación que permite la tematización de determinado elemento de la


clausula es la nominalización. Mediante la nominalización se logra convertir un proceso o
cualidad en un participante sujeto y por tanto en el tema de la oración declarativa.

SEMANTICA/ LEXICOLOGÍA

 El enfoque lexicológico, “Lexicología no cuantitativa” – Maingueneau

 CONCEPTOS DE ‘VALOR’ Y ‘EMPLEO’

Noción de ‘valor’ de Saussure: lleva a renunciar a la identificación del sentido de una palabra
con lo que ella significa. Saussure llama significación a la relación que une al significante y
significado de un signo, y sostiene que el valor domina la significación; cuando se estudian
significados, no se encuentran “ideas” dadas de antemano, independientes de los sistemas en
los cuales aquellos tienen lugar. Los significados de la lengua se delimitan unos a otros, deben
ser considerados como un sistema de diferencias. La noción de “valor” permite entonces
definir el “sentido” de una palabra por el lugar que ella ocupa en el sistema de relaciones
sintagmáticas y paradigmáticas que tiene con otras palabras del vocabulario, siendo
fundamental no creer que existen propiedades semánticas asociadas a las palabras fuera del
sistema léxico de la lengua.

La noción de ‘empleo’ ha permitido sustraer a la semántica de su preocupación tradicional que


consistia en definir el sentido en términos de significación. Wittgenstein dio su nombre a la
concepción que identifica el sentido de una palabra con su utilización. “No busquéis el sentido
de una palabra, buscad que empleo se hace de ella”, “el sentido de una palabra es su
utilización en la lengua”.

El tercer concepto fundamental de la semántica estructural es el de ‘campo semantico’,


consecuencia directa del concepto de ‘valor’. Los campos semánticos son la mayoría de las
veces ‘campos conceptuales’, destinados a encontrar los esquemas conceptuales de una
sociedad a través de su lengua. Así, el investigador parte de una idea a priori (el léxico de la
vivienda, el léxico del parentesco, etc.), sin preocuparse directamente por el funcionamiento
efectivo de las estructuras lingüísticas (polisemia, homonimia, sufijación, locuciones,
posibilidades sintácticas, etc.). Aunque, de hecho, campo semántico conceptual y campo
semántico lingüístico se interfieren constantemente en los análisis las dos perspectivas deben
ser distinguidas. Hay, en términos esquemáticos, dos tipos de campos semánticos en la
práctica lingüística habitual, si se definen estos campos, de manera muy general, como las
relaciones semánticas entre varios vocablos que determinan un dominio circunscribible del
léxico. Es posible tomar como punto de partida un grupo de unidades que recortan un dominio
homogéneo del referente (campo conceptual), o bien partir de una sola unidad polisémica, o
de varias, agrupadas según un criterio puramente lingüístico (afijos comunes, la misma
etimología, etc.): se habla entonces de campo lingüístico. En el segundo caso se despliega, por
ejemplo, la multiplicidad de los usos, de las posibilidades sintácticas de una unidad, para
asignarle un espacio de funcionamiento.

Campo conceptual puede definirse por los siguientes rasgos:

- Los términos puestos en relación entran en un mismo paradigma y corresponden a la


misma categoría sintáctica.
- Estos términos tienen un punto en común semántico, es decir, están en intersección
semántica
- Se definen unos en relación con los otros, forman un dominio circunscribible donde
cada uno extrae su “valor” de la delimitación por parte de los otros elementos del
microsistema.

 LA CONNOTACION

En términos muy esquemáticos, la pareja denotación/connotación permite habitualmente


oponer significación esencial/significaciones accesorias, secundarias, concebida le denotación
como un estado “neutro” de la lengua.

El discurso no debe ser considerado como un objeto perfectamente homogéneo, está a la vez
sometido a las reglas de la lengua natural y a las de otro sistema que le es especifico. Por lo
tanto, no puede decirse que el discurso cree palabras con un sentido nuevo, una nueva lengua,
sino que utiliza la lengua en función de sus propias miras: así pues, el discurso teje redes
originales a través de las virtualidades de la lengua.

El significado aparece entonces como el resultado de un trabajo sobre la lengua. Desde este
punto de vista, se podría encontrar en toda estructura discursiva “la invención de redes
connotativas originales, que bien pueden unir palabras triviales unas con otras, pero que dan a
la obra esas sobresignificaciones de las que ella extrae su pertinencia”. En otros términos, “los
elementos y las relaciones que constituyen el vocabulario de la obra no son homólogos a los
que constituyen el vocabulario general; ellos dibujan una estructura original. La connotación
sería el resultado del trabajo de selección que el proceso discursivo operaría dentro del juego
de las virtualidades de la lengua; ella aparecería entonces como “correlación inmanente al
texto”, “sentidos que no están ni en el diccionario, ni en la gramática de la lengua en la que
está escrito un texto”.

 LAS RELACIONES SEMANTICAS

Dubois define algunos conceptos interesantes:

- Las oposiciones:
 Antonimia: los antónimos van por parejas complementarias, y cada discurso tiene la
propiedad de construir pares originales que un análisis contrastivo debe destacar.
 Constelaciones alrededor de un termino (enlaces negativos): no se trata de antonimia
estricta sino de paradigmas de oposiciones específicas del discurso. Se puede
considerar que en muchos casos los términos que forman parte de la constelación de
oposiciones constituyen hipónimos del antónimo.
- Las identidades:
En este caso se trata de un trabajo sobre la sinonimia. Cada discurso establece
paradigmas de sustitutos semánticos, de variantes combinatorias, que le son propios.
Son términos que se pueden sustituir en contextos determinados. El estudio de la
sinonimia pasa por la consideración de la totalidad de la red semántica que el texto
permite constituir. Ciertas estructuraciones semánticas son estables, y otras, de una
fluidez notable, vinculadas con sistemas de creencias y conocimientos de una
civilización, de una época, una clase social, etc.
 La sinonimia discursiva tiene su correlato en la homonimia discursiva. Esta noción de
“homonimia” se refiere a un corpus dado y no a una homonimia de la lengua. El
discurso se inscribe en el doble juego del discurso y de la lengua, y subestimar las
restricciones de la lengua es tan peligroso como desconocer las que impone el
discurso. Así, en dos discursos diferentes se podrá ver como el mismo lexema se asocia
con predicados opuestos, variantes combinatorias opuestas, etc.
 Asociaciones alrededor de un término (enlaces positivos): se trata de relaciones
sintagmáticas mucho más flojas.

Claves para la semántica – G. Mounin (procedimientos de Dubois ampliados)

La originalidad de Dubois consiste en elaborar procedimientos propiamente lingüísticos para


verificar las relaciones establecidas entre los términos del campo léxico correspondiente. Estos
procedimientos son la revelación de redes de oposiciones, de identidades, de asociaciones, de
correlaciones entre los términos.

Lo que llama oposiciones son <parejas antinómicas> que no se deben confundir con los
contrarios de los diccionarios. La existencia de una relación de oposición entre términos va
establecida bien por una marca formal (orden-desorden, revolucionario-contrarrevolucionario),
bien por conmutaciones que resaltan las oposiciones o las identidades, ya sea sobre todo
mediante análisis de contextos que dan la prueba del uso antinómico (“si está a favor de la
revolución o de la reacción”)

Las identidades que estructuran el campo semántico no se deben tampoco confundir con los
sinónimos de los diccionarios. Unidades semánticas paralelas como: “advenimiento de las
masas/de los proletarios/de los trabajadores” indican tales identidades, a las que Dubois llama
también <substitutos semánticos> y <variantes combinatorias>. La existencia de una relación
de identidad entre substitutos o variantes que se establece mediante contextos, como los
recién mencionados, o mediante conmutaciones operadas a partir de las unidades léxicas
complejas o de los sintagmas más frecuentes, pueden tener el carácter de agrupaciones
fraseológicas estereotipadas; entonces, cada elemento del sistema pierde parte de los rasgos
pertinentes que lo definen en el plano del léxico; dos términos que son distintos en otros
sintagmas resultan permutables en este caso.

Las asociaciones son relaciones entre términos cuya definición es más delicada. Unas veces
Dubois llama así a auténticas identidades (obreros=trabajadores=asalariados=pobres); otras
veces se trata de relaciones entre series paralelas: paz social, mal social, nivel social, jerarquía
social, etc. En algunos casos, la revelación de la relación se hace exclusivamente por el
contexto.

El concepto de correlación resulta difícil de delimitar exactamente. Las correlaciones designan


esencialmente las relaciones contraídas entre términos dentro de unos contextos. El término
sería sinónimo de asociación, pero puede designar también al conjunto de las relaciones –
oposición, identidad, asociación – referentes a uno o varios términos. La correlación parecería
ser para Dubois un término genérico que abarca a los demás procedimientos.

 EL ANALISIS SEMICO:

Una vez extraído un cierto número de relaciones paradigmáticas y sintagmáticas que permiten
construir clases de equivalencias, sustitutos, asociaciones, antónimos, constelaciones de
opuestos, hay que estructurar estos agrupamientos, de manera de ver sobre que oposiciones
semánticas funciona el discurso. Se busca manipular unidades semánticas más pequeñas,
llamadas semas. Para eso se recurre al análisis sémico o análisis composicional, una forma de
abordar analíticamente el sentido, que se basa en el principio de una comparación sistemática
de un conjunto de signos correlacionados, para extraer los rasgos diferenciales pertinentes en
el campo considerado.

El discurso tiene la propiedad de actualizar tales o cuales semas que nunca pueden ser mas
que virtuales si se considera el lexema como unidad de la lengua. Hay necesariamente una
restricción de las posibilidades semánticas del lexema al utilizarlo en un discurso particular.
Puede decirse también que los sistemas semánticos propios del texto permiten conferir a las
palabras semas “nuevos” o hacer pasar al primer plano semas aparentemente muy marginales.
Este fenómeno está lejos de ser privilegio de las metáforas llamadas poéticas y es la ley del
funcionamiento de todo el discurso.

 El plano semántico – Vallejos

CAMPO LÉXICO:

Conjunto de lexemas semánticamente relacionados de distintas maneras, que tienen al menos


un sema común. El sema es un rasgo o componente mínimo de sentido de un lexema. Es
posible realizar un análisis semántico de los lexemas reunidos en un determinado campo
mediante el reconocimiento de los semas que componen el significado de cada lexema y lo
distinguen semánticamente de los demás.
Ej.: CAMPO SEMANTICO: hacer morir

semas
lexemas Hacer morir Con intención Con instrumento Parte afectada
Matar + +/- No especifica No especifica
Asesinar + + No especifica No especifica
Envenena + + Con veneno No especifica
r
Ahorcar + + Manos o soga Cuello
Fusilar + + Arma de fuego No especifica
Guillotinar + + guillotina Cuello

ENUNCIACION/ SUBJETIVIDAD/ POLIFONÍA

El estudio de la subjetividad en el discurso consiste específicamente en el estudio de la


inscripción del enunciador en su enunciado. Este constituye el objeto central de la conocida
como teoría de la enunciación. En la teoría de la enunciación se estudian los procedimientos
lingüísticos o “huellas” lingüísticas mediante las cuales se manifiesta o se puede reconocer la
presencia del enunciador/locutor en su propio enunciado.

Enunciado: secuencia verbal de longitud variable. Todo enunciado se produce en una situación
determinada o marco enunciativo.

Procedimientos de inscripción del enunciador en su enunciado:

1) Deícticos

2) Expresiones referenciales

3) Subjetivemas: afectivos, axiológicos y modalizantes

4) Polifonía

(Plano enunciativo – Vallejos)

 Las personas del discurso – Casamiglia y Tusón

La reflexión sobre el uso lingüístico incluye en su programa el estudio de los protagonistas de


la interacción comunicativa que dicho uso supone. La aproximación discursiva supone tener en
cuenta a quién habla y a quién. Todo enunciado tiene su origen en alguien y va dirigido hacia
alguien.

La atención sistemática a los hablantes en la situación de habla tiene sus inicios en las obras de
Voloshinov/Bajtín, Bally, Bühler y Jakobson. Voloshinov/Bajtín plantean el carácter
fundamentalmente dialógico del lenguaje, concebido como un intercambio entre hablantes.
Este carácter está presente tanto en la modalidad escrita como en la oral. El espacio dialógico
se concreta en la enunciación:

“un enunciado se construye entre dos personas socialmente organizadas, y aunque un


interlocutor real no exista, siempre se prefigura como una especie de representante del grupo
social al que el hablante pertenece. Toda palabra expresa a una persona en relación con la
otra. en la palabra me doy forma a mi mismo desde el punto de vista del otro, a finde de
cuentas desde el punto de vista de mi colectividad. La palabra es el puente construido entre yo
y el otro”

En la Teoría de la enunciación, desarrollada a partir de los escritos de Benveniste se considera


que:

“El acto individual por el que se usa la lengua introduce primero el locutor como parámetro en
las condiciones necesarias para la enunciación. Antes de la enunciación, la lengua no es mas
que la posibilidad de la lengua. Después de la enunciación, la lengua se realiza en una instancia
de discurso, que emana de un locutor, forma sonora que alcanza a un oyente y que suscita
otra enunciación como retorno.

En tanto que realización individual, la enunciación se puede definir, en relación a la lengua,


como un proceso de apropiación. El locutor se apropia del aparato formal de la lengua y
enuncia su posición de locutor por medio de indicios específicos, de un lado, y de
procedimientos accesorios, del otro.

Pero inmediatamente, desde el preciso momento en que se declara locutor y asume la lengua,
implanta al otro ante sí mismo.”

Benveniste fija las bases del estudio de la subjetividad en el lenguaje, que se proyecta
principalmente en tres aspectos: la inscripción de los interlocutores en el texto, la
modalización y la polifonía. La teoría de la enunciación ha permitido definir la unidad
discursiva básica, el enunciado, y entenderlo como producto de proceso de la enunciación,
actuación lingüística en contexto. Ha permitido también entender que en los enunciados
aparecen trazas lingüísticas que coloca el enunciador para que serán interpretadas por el
enunciatario.

1)

- La inscripción de la persona en el texto

El sistema lingüístico permite, a través del sistema léxico y del sistema deíctico referidos a
personas, que los hablantes pongan en juego sus formas de presentación de una misma y de
relación con los demás.

 DEÍCTICOS
Los deícticos son unidades lingüísticas para cuyo empleo, tanto en la codificación (producción)
como en la decodificación (comprensión), se deben tener en cuenta algunos de los elementos
que conforman el marco enunciativo:

*Papel de los actantes: >> enunciador o locutor


>> Destinatario o alocutario
>> No interlocutor
*Localización espacial
*Localización temporal

Son deícticos:

- Los pronombres personales en sus distintas formas y funciones, como sujeto (yo, vos,
el, nosotros, ustedes, ellos) o como complemento (me, mi, te, vos, se, si, nos). los
pronombres posesivos (mío, tuyo, suyo, nuestro, etc.)
- Los pronombres demostrativos este, ese, aquel

(Plano enunciativo – Vallejos)

 La persona ausente

La inclusión de marcas de la persona que habla en su propio enunciado es algo potestativo, ya


que en un texto podemos encontrar una ausencia total de marcas de locutor. En este caso, se
crea un efecto de objetividad y de <<verdad>> debido fundamentalmente a que se activa
verbalmente el mundo de referencia. En este caso, los elementos mas claros en la expresión
lingüística son la presencia de sintagmas nominales con referencia léxica y el uso de la tercera
persona gramatical como indicador de que aquello de lo que se habla es un mundo referido,
ajeno al locutor.

Con el uso de la tercera persona se borran los protagonistas de la enunciación. Otras marcas
también claras de que se borra la presencia del locutor son el uso de construcciones
impersonales o construcciones pasivas sin expresión de agente.

Hay situaciones que exigen una presentación <<neutra>> del universo de referencia. Las
practicas discursivas en determinados géneros promueven un modelo de presentación
<<objetiva>>: la información en los periódicos, la información científica, por ejemplo. Otra
cosa distinta es que el efecto de objetividad se corresponda con una objetividad real. Una
aserción partidista y parcial puede ser expresada con medios para parecer objetiva. Por eso
importa tanto determinar el contexto en que se emiten los enunciados.

 La inscripción del Yo

Existen situaciones que permiten o activan la presencia del locutor en su texto. De ahí que
contemplemos lo que Benveniste llama la expresión de la subjetividad en el lenguaje, es decir,
la aparición de los elementos lingüísticos que participan en otorgar una expresión propia y
desde la perspectiva del hablante al conjunto de enunciados que constituye un texto. La
referencia deíctica a la persona es la mas inmediata y central.

La persona que habla no es un ente abstracto, sino un sujeto social que se presenta a los
demás de una determinada manera. En el proceso de la enunciación y al tiempo que construye
el discurso también se construye el sujeto discursivo. Este se adapta a la situación específica de
la comunicación modulando su posición a lo largo del discurso y tratando de que su
interlocutor le reconozca de una manera y no de otra. Si por un lado el YO es el deíctico que
representa modélicamente a la persona que habla, en el discurso podemos encontrar la
autorreferencia presentada con otras personas gramaticales.

El uso del yo en publico deviene de un uso comprometido, arriesgado. Con su uso, el locutor
no solo se responsabiliza de lo que está diciendo, sino que al mismo tiempo se impone a los
demás. Por esta razón se justifica que la autorreferencia se exprese con otras personas
gramaticales. El uso de la segunda persona con tratamiento de confianza se puede usar para
producir un efecto determinado: generalizar la experiencia enunciada e incluir al interlocutor
de una forma personal y afectiva. Por eso se asocia con actividades coloquiales. También se da
el caso en el que el locutor se presenta a sí mismo con formas pronominales como uno/una en
concordancia con la tercera persona, con la cual se produce un efecto generalizador y el
locutor se incorpora así a un colectivo indefinido, a través del cual justifica su posición.
La identificación de la persona que habla con la primera persona del plural incorpora al locutor
en un grupo. Es el grupo, entonces, el que proporciona al locutor la responsabilidad del
enunciado; por eso hay un uso genérico del nosotros para representar al locutor que ocupa un
lugar en un colectivo. A este uso se lo ha llamado tradicionalmente de modestia.

Otro uso del nosotros es el llamado inclusivo, aquel que incorpora al receptor en la referencia
al emisor. Puede ser un uso intencionado para acercar las posiciones de los protagonistas de la
enunciación, y se da en todos los casos en que es importante para el emisor la involucración
del receptor, particularmente en relaciones asimétricas que necesitan una señal de
acercamiento suplementaria para superar la barrera jerárquica y conseguir el grado suficiente
de aproximación y complicidad.

 La inscripción del Tú

El receptor se hace explicito en el texto canónicamente a través de los deícticos de segunda


persona, singular y plural. Pero además encontramos la deixis social que ha quedado
codificada en formas específicas de tratamiento.

La combinación de deícticos de sujeto y objeto, junto con la concordancia en segunda y tercera


persona han actuado en la practica de las relaciones sociales para diferenciar el trato con el
Interlocutor, en los parámetros de distancia/proximidad, respeto/confianza,
poder/solidaridad, conocimiento/desconocimiento, etc. Estos parámetros pueden mezclarse,
estableciéndose así una diferenciación sutil, que es el resultado de la combinación entre los
usos establecidos y el propósito que tiene el locutor de relacionarse al interlocutor en cada
instancia de comunicación.

El uso de los deícticos se adecua al papel que el locutor asigna a su interlocutor.

2)

 La referencia léxica de persona: uno mismo y el otro

El locutor puede referirse a si mismo a través de sintagmas nominales. Es muy interesante


comprobar el hecho social de la identificación, que esta acompañado de marcadores de la
relación que se quiere establecer con los interlocutores.

La elección de los diminutivos, o de los apellidos, la combinación de los tratamientos y de los


sintagmas en aposición que identifican el estatus del enunciador son ejemplos que nos
permiten concluir que la presentación de la persona se realiza en función de los interlocutores
con quienes se establece una relación.

 EXPRESIONES REFERENCIALES
Constituyen otro procedimiento de inscripción de la subjetividad en el discurso. Interesan en
particular las expresiones definidas, constituidas por la siguiente estructura:

Elemento referencial
+
Elemento descriptivo

El elemento referencial – art. Definido (el, la, los, las) o determinante demostrativo (este, ese,
aquel) indica un referente reconocible y existente.
El elemento descriptivo – sustantivo + adjetivo o complemento – da lugar a expresar la actitud
con respecto al referente de la expresión. Podemos encontrar expresiones referenciales de
mayor o menor subjetividad.

3)
(Plano enunciativo – Vallejos)

 SUBJETIVEMAS AFECTIVOS
Se puede postular, en determinadas expresiones o unidades significantes, la existencia de
componentes o rasgos subjetivos mínimos de significado que llamamos subjetivemas.
(Kerbrat-Orecchioni)

Rasgos subjetivos:

RASGOS SUBJETIVOS
AFECTIVOS EVALUATIVOS
Enuncian: NO AXIOLÓGICOS AXIOLÓGICOS MODALES
>> Una
propiedad del >> Realizan evaluación >> Son doblemente >> Vinculados a la
objeto cuantitativa/cualitativ subjetivos: indican la modalidad
>> La reacción a actitud del locutor epistémica
emocional del >> Sin juicio de valor hacia el objeto y el >> Evaluación:
locutor frente al >> No hay compromiso sistema de valores V/F/Duda
objeto afectivo del locutor.
>>Juicio de valor:
bueno o malo/ + o -

La clase de los ADJETIVOS se presta muy adecuadamente para aplicar la clasificación y


ejemplificar:

OBJETIVOS SUBJETIVOS
AFECTIVOS EVALUATIVOS
Soltero/casado Desgarrador Grande Bueno Posible
Directo Alegre Lejano Pulcro Probable
Macho/hembr Patético Abundant Correcto Dudoso
a e
Redondo Repugnante Liviano Diligente Seguro
Lineal Admirable Generoso Cierto
Perpendicular Impresionante

(Plano enunciativo – Vallejos)

 La subjetividad en la valoración de los objetos del mundo – Marafioti

Ciertas frases y aún palabras manifiestan la valoración que el hablante hizo durante su
enunciación de ciertos objetos o hechos del mundo que refiere. El nombrar no es una actividad
puramente designativa, sino que en muchos casos es también evaluativa.

 SUBJETIVEMAS
El sujeto de la enunciación, cuando debe verbalizar un referente cualquiera (real o imaginario),
seleccionando ciertas unidades del repertorio de la lengua, se enfrenta a dos opciones:

- El discurso objetivo, que intenta borrar toda huella del enunciador


- El discurso subjetivo, en el que el enunciador:
asume explícitamente su opinión (me parece horrible tal cosa)
 se reconoce implícitamente como fuente evaluativa de la información (tal cosa es
horrible)

Adverbios  los mas importantes de los adverbios subjetivos son los modalizadores. Se
pueden clasificar en:

A) Modalizadores de la enunciación o el enunciado


a.1) de la enunciación: remiten a una actitud del hablante con respecto a su enunciado
(“Francamente, no sé si vendré mañana”)
a.2) del enunciado: remiten a un juicio sobre el sujeto del enunciado (“Posiblemente,
Juan no lo sepa”)
B) Modalizadores que implican un juicio
b.1) de verdad (“Quizás pueda curarse pronto”)
b.2) sobre la realidad (“En efecto, Juan no vino ayer”)

Verbos  algunos verbos están marcados subjetivamente de forma muy clara. Su análisis
implica una distinción triple:

1) ¿Quién hace el juicio evaluativo? Puede ser el emisor o un actuante o participante del
proceso.
2) ¿Qué es lo que se evalúa? La evaluación se refiere en primer lugar al proceso denotado
(y de contragolpe, a uno y/u otros de sus actantes) Por ejemplo: “déjate de rebuznar”.
Un verbo de este tipo implica una evaluación hecha por el emisor sobre el proceso
denotado (y de rebote sobre el agente que es responsable de este proceso)
3) Tipo verdadero/falso/incierto:
 Verbos de decir:
cuando el emisor no prejuzga de la verdad/falsedad de los contenidos enunciados
encontramos verbos del tipo: decir, afirmar, declarar. (“Juan afirmó que Pedro tenía
razón”)
cuando el emisor toma implícitamente posición encontramos verbos del tipo:
pretender, confesar, reconocer (“Juan pretendió que Pedro tenía razón”)
 Verbos de juzgar
cuando el emisor emplea la estructura “Juan critica a Pedro por lo que hizo” está
admitiendo como verdadera la proposición “Pedro es responsable de haberlo hecho”.
cuando el emisor emplea la estructura “Juan acusa a Pedro de haberlo hecho” no se
pronuncia sobre la verdad de esta imputación.

4)

 POLIFONÍA
Algunos textos se caracterizan por contener diversas voces, además de la del locutor. Es por
ello que se los denomina textos polifónicos.

La problemática de la polifonía se relaciona con la problemática más amplia de la


heterogeneidad discursiva, según la cual un discurso está lejos de presentarse como un
conjunto homogéneo de enunciados que remiten a un sujeto único de enunciación o
enunciador. Un discurso puede contener varios enunciadores además de la fuente inicial.

Para integrar un fragmento de discurso en un primer discurso puede utilizarse alguno de estos
procedimientos básicos:

Discurso directo
En el discurso directo se reproducen literalmente las palabras citadas y la frontera entre el
discurso citado y el citante es nítida: marcada por dos puntos, comillas o guiones, o por rasgos
entonacionales en el discurso oral.
El discurso directo es un discurso dentro de otro discurso y cada uno conserva sus propias
marcas de enunciación.
En términos ideales, el discurso directo “autentifica” lo dicho por otro enunciador porque
reestablece la situación de comunicación. La manera en que un discurso recorta las citas de
otros discursos es muy reveladora de la actitud con respecto al discurso citado.

Discurso indirecto:
En el discurso indirecto, el discurso citado pierde autonomía: se subordina sintácticamente al
discurso citante; de esta manera, se borran las huellas de su marco enunciativo original y
adopta las arcas del discurso que lo cita. El discurso citante solamente mantiene estable el
contenido del discurso citado. Da un equivalente semántico o una interpretación mas o menos
ajustada a éste.
Las marcas de adhesión o de distancia a lo citado se pueden reconocer en:
>>El entorno verbal del enunciado referido: en los verbos de decir que lo introducen y sus
modificadores.
>>Las comillas, cuyo uso puede deberse a la necesidad del locutor de:
1) mantener las características del texto referido indirectamente para mostrar, por ejemplo,
cierta fidelidad con respecto al texto original
2) mostrar como extraños determinados rasgos del discurso referido, ajenos al estilo del
enunciado del texto original
3) establecer distancia respecto de alguna expresión con la cual el locutor no se identifica
porque pertenece a otro grupo ideológico o político y no se compromete con su veracidad.

Discurso indirecto libre:


En el discurso indirecto libre se produce una contaminación de voces o hibridación. En este
procedimiento se da la imposibilidad de identificar una fuente enunciativa única.
Se conservan aquí los rasgos expresivos del discurso citado y los tiempos y personas del citante.
El discurso citante puede también penetrar en el citado. La presencia de un verbo de decir
intercalado lo permite.

 Otros procedimientos de inscripción de las voces del otro:


Interrogaciones y negociaciones: pueden incluir afirmaciones de otro o sus posibles
interpretaciones.

Afirmaciones explicitas: el sí enfático es la marca que muestra que se ha tomado un


enunciado previo de otro enunciador.

Ironía: en el contexto de una polémica y para mostrar que una tesis es falsa o absurda, se
utilizan proposiciones absurdas que se atribuyen a los defensores de esa tesis.

Concesión: se otorga la palabra por un momento a un adversario, para luego refutarla.


 Funciones de las citas:
Se pueden reconocer los siguientes tipos de citas de acuerdo con su función:

- Citas epígrafes: señalan la pertenencia a un determinado universo discursivo o las


grandes orientaciones en el texto
- Citas de autoridad: funcionan como pruebas en la argumentación, cuando se da
importancia fundamental a la jerarquía del enunciador citado.
- Citas polémicas: se introducen para polemizar con ellas, para refutarlas
inmediatamente.

(Plano enunciativo – Vallejos)

 La polifonía: voces y discurso referido – Casamiglia y Tusón

Para Voloshinov-Bajtín la palabra tiene una cara que viene determinada por la persona que la
emite y otra cara que viene determinada por la persona a quien va dirigida. Y eso imprime un
carácter dialógico a cualquier enunciado. Los enunciados no son de las lenguas sino de la
comunidad histórica que las ha baldo y las continúa hablando.

La translingüística de Bajtín es una concepción del uso de la lengua como diálogo vivo y no
como código. Con esta concepción se rompe con la idea de un único sujeto hablante que
coincide con quien materialmente emite el mensaje y en cambio se acepta que se hacen
presentes en un mismo discurso voces de otros, de tal modo que los enunciados dependen los
unos de los otros.

La palabra en el lenguaje es parcialmente ajena. Se convierte en propia cuando el hablante la


empapa con su propia intención, su propio acento: cuando se la apropia para adaptarla a lo
que quiere expresar. Antes del momento de la apropiación, la palabra no existe en un lenguaje
neutro e impersonal. El hablante, dice Bajtín, no va a buscar las palabras al diccionario antes de
hablar, el hablante va a buscar las palabras a la boca de los demás, donde existían en otros
contextos, en otras intenciones.

Ducrot recoge la herencia de Bajtín: se plantea la multiplicidad del sujeto y lo vuelve


problemático. Para el autor hay un sujeto hablante (ser empírico) que es el productor efectivo
del mensaje. Pero este realizador del mensaje puede coincidir o no con el locutor (ser del
discurso).

El locutor puede evocar y atraer a su propio discurso una diversidad de voces (la propia de otro
tiempo y espacio, la ajena del interlocutor presente, la ajena ausente, voces proverbiales,
voces anónimas, etc.)

Las voces aportan puntos de vista y perspectivas con las que el locutor puede coincidir, estar
muy próximo o bien distanciarse. Por esta razón la polifonía es una noción que cuestiona la
unicidad del emisor y permite la diversidad de voces en los textos.

 La enunciación en la lengua – García Negroni

>>>El camino hacia la polifonía enunciativa de Ducrot: el discurso reproducido


Cada unidad discursiva no tiene necesariamente por definición más que un solo sujeto de
enunciación, se trata de estudiar entonces la posibilidad que ofrece la lengua de inscribir varias
<voces> en la misma enunciación, las diferentes escenas enunciativas que se generan, la
responsabilidad del hablante con su discurso, los contextos posibles.

 Heterogeneidad mostrada

El <discurso reproducido> plantea el problema de la inserción de una situación de enunciación


en otra y por extensión de los recursos que la lengua propone para tal efecto. El discurso
reproducido, reflejo de la heterogeneidad enunciativa se vuelve posible en numerosas lenguas
mediante el procedimiento de la cita, realizable a su vez fundamentalmente a través de tres
estrategias discursivas: discurso directo, discurso indirecto y discurso indirecto libre. Estos
procedimientos son los fenómenos discursivos mas transparentes, mostrados, que manifiestan
la pluralidad de voces del discurso.

La diferencia entre cada uno de los tipos de discurso se basa esencialmente en la relación que
se establece entre el discurso del locutor que cita y el discurso del locutor citado.

Las voces del discurso y las escenas enunciativas

La presencia de voces en el discurso no lleva a la construcción de lo que llamaremos <escenas


enunciativas>, si bien la posibilidad de diferentes escenas enunciativas esta vinculada con el
tipo de procedimiento discursivo empleado. De dicho procedimiento dependerá en gran
medida la transparencia de las diferentes enunciaciones incorporadas, superpuestas,
combinadas, imbricadas en el discurso. Y cuando hablamos de escenas enunciativas queremos
decir que son discursos que conllevan su propio ego, hic et nunc de tal forma que se produce
una incorporación de al menos unas condiciones locutivo-espacio-temporales determinadas –
pasadas, presentes o futuras -, reales o no, en otras.

>>> Definición del concepto de enunciación en la teoría de Ducrot

Ducrot define la noción de enunciación como sigue: “Es el acontecimiento constituido por la
aparición de un enunciado. La realización de un enunciado es, en efecto, un acontecimiento
histórico: se da existencia a algo que no existía antes de que se hablase y que ya no existirá
después.”

Referirnos a la teoría polifónica de la enunciación nos lleva igualmente a referirnos a la teoría


de la argumentación en la lengua, ya que para Ducrot argumentación y enunciación
constituyen los ejes claves de su planteamiento científico y de la descripción semántica de los
enunciados. El entramado de ambas facetas se refleja en la polifonía enunciativa.

La polifonía enunciativa tal como Ducrot la presenta, concibe el enunciado como una escena
de teatro en la que se cristalizan voces abstractas, llamadas enunciadores, introducidas en
escena por el locutor, o personaje ficticio al que el enunciado atribuye la responsabilidad de su
enunciación. Así, el sentido más profundo del enunciado consiste en la superposición de
distintas voces.

>>> La teoría polifónica de la enunciación

Con la noción de polifonía, Ducrot formula que el autor de un enunciado no se expresa


directamente, sino que pone en escena, en el enunciado mismo, un cierto numero de
personajes, de figuras discursivas. El sentido del enunciado nace de la confrontación de los
diferentes personajes, es pues el resultado de diferentes voces que allí aparecen. Observamos
como con esta concepción se rompe con el axioma de la unicidad del sujeto hablante que
postula que detrás de cada enunciado habría una y solamente una persona que habla. Según la
teoría polifónica de la enunciación, en un mismo enunciado están presentes varios personajes
con estatutos lingüísticos y funciones diferentes. Los personajes a los que nos referimos son
figuras discursivas que el propio sentido del enunciado genera. Ducrot hablara de tres figuras
esenciales vinculadas con el sujeto hablante: se trata del sujeto empírico, del locutor y del
enunciador.

 Funciones del sujeto hablante:

 El sujeto empírico (SE)

El sujeto empírico es el autor efectivo, el productor del enunciado. Desde el momento en que
podemos decir que todos nuestros discursos son repetición, determinar quién es el autor
efectivo de un enunciado resulta prácticamente imposible.

La determinación del SE no es un problema lingüístico, ya que el lingüísta debe preocuparse


por el sentido de un enunciado, es decir, debe describir lo que el enunciado dice, lo que
aporta.

 El locutor (L)

El locutor es el presunto responsable del enunciado, la persona a la que se le atribuye la


responsabilidad de la enunciación en el enunciado mismo. En la mayoría de los enunciados, el
locutor está inscrito en el sentido mismo del enunciado y está reflejado en las marcas de
primera persona <yo>, <mi>, <me> y, en cierta medida, <aquí> y <ahora>

Posee tres características principales:

1) Se trata de una ficción discursiva, que no coincide necesariamente con el productor del
enunciado, puede ser incluso totalmente diferente.
2) La distinción entre L/SE permite conceder la palabra a seres, o incluso a objetos, que
no tienen la posibilidad de hablar
3) Se pueden componer enunciados que no tengan L como por ejemplo un refrán, un
proverbio, donde el responsable de lo que decimos es ajeno a la situación de discurso
en la que nos encontramos. Pero no es posible que no posean un SE. Son segmentos
discursivos esencialmente sin locutor. Esta técnica resulta muy utilizada en discursos
políticos para delegar, en el destino, la responsabilidad de lo que pueda acontecer.

 El enunciador (E)
Al hablar de la figura del enunciador, Ducrot propone que todo enunciado presenta
cierto numero de puntos de vista relativos a las situaciones de las que se habla, y llama
enunciadores a los orígenes de los diferentes puntos de vista que se presentan en el
enunciado. No son personas, son <puntos de perspectiva> abstractos.
Las relaciones que mantiene el L respecto del E se darán en el análisis práctico, donde
la configuración semántica nos permitirá determinar qué posición ocupa el uno en
relación con los demás.
Los enunciadores son seres cuyas voces son presentadas en la enunciación sin que se
les pueda atribuir, sin embargo, palabras precisas; no <hablan> en realidad, pero la
enunciación permite expresar sus puntos de vista.

TEORIA DE GÉNERO Y REGISTRO

 Géneros y registros del discurso – Eggins y Martin

Un texto es un entramado compuesto de muchas hebras diferentes portadoras de significado


que actúan de manera simultánea. Si preguntamos de qué “trata” un texto debemos
reconocer que trata de mas de un asunto a la vez. Por un lado, el texto aporta significados
sobre una realidad. Pero esos significados relacionados con las ideas no son los únicos.
También habla de las actitudes del autor con respecto a su tema y de su relación de rol con los
lectores. Esos son los significados interpersonales del texto. Finalmente, a través de la hebra
de los significados textuales, el texto dice algo acerca de como está organizado como
acontecimiento lingüístico.

Son estas nociones de las hebras de significados del texto, y su correlación con las dimensiones
contextuales, las que proporcionan a los enfoques de la teoría de géneros y registros sus dos
temas en común. En primer lugar, se concentran en el análisis detallado de la variación de las
características lingüísticas del discurso: es decir, una especificación explicita e idealmente
cuantificable de las pautas léxicas, gramaticales y semánticas del texto. En segundo lugar, las
aproximaciones a la teoría de registro y genero intentan explicar la variación lingüística
tomando como referencia la variación en el contexto: es decir, establecen conexiones
explicitas entre características del discurso y variables criticas del contexto social y cultural en
el cual el discurso se realiza. Registro y genero son los conceptos técnicos empleados para
explicar el significado y la función de la variación entre los textos.

El concepto de registro es una explicación teórica de la observación de sentido común que


indica que usamos el lenguaje de modos diferentes en situaciones diferentes. Las dimensiones
contextuales producen un impacto en el lenguaje que hace que ciertos significados, así como
sus expresiones lingüísticas sean mas probables que otros.

Las dimensiones fundamentales del contexto social (tales como si los interactuantes pueden
verse y oírse entre sí o no, si comparten el mismo conocimiento general, o si desean expresar
fuertes actitudes) harán que ciertos significados sean mas probables que otros.

Otro mecanismo significativo que hace que cada texto funcione como una unidad semántica
proviene de la estructura genérica realizada por el texto.

Además de la variación de registro, los textos pueden exhibir variaciones en cuanto al género.
El termino “género” es muy conocido por su utilización en los estudios literarios tradicionales.
La utilización del género como concepto especifico de la teoría del género y registro difiere de
su uso tradicional en dos respectos importantes. En primer lugar, las definiciones lingüísticas
del género se basan en la identificación de los géneros del discurso como “tipos relativamente
estables” de emisiones interactivas que fuera postulada por Bajtín. Esto amplia el concepto de
género hasta incluir tanto los géneros cotidianos como los literarios, ya sea en el lenguaje oral
o en el escrito. En segundo lugar, los lingüístas definen funcionalmente los géneros en
términos de su propósito social. De esta forma, diferentes géneros corresponden a distintas
maneras de usar el lenguaje para cumplir con diversas tareas culturalmente definidas, y los
textos de distintos géneros son aquellos que realizan diferentes propósitos en la cultura.

El reflejo lingüístico mas importante de las diferencias de propósito es la estructura de las


etapas mediante la cual se despliega el texto. La teoría de los géneros sugiere que los textos
que cumplen diferentes tareas en la cultura se desplegarán de maneras distintas a través de
diferentes etapas o pasos.

La teoría de género y registro es entonces una teoría de la variación funcional: explica de qué
manera los textos son diferentes y las motivaciones contextuales de esas diferencias. Una
teoría útil de género y registro es la que permite realizar tanto predicciones textuales como
deducciones contextuales. Es decir, dada una cierta descripción del contexto debería ser
posible predecir los significados que es probable que se utilicen para codificarlos.
Alternativamente, dado un texto, debería ser posible deducir el contexto en el que se produjo,
ya que las características lingüísticas seleccionadas codificaran las dimensiones contextuales,
tanto de su contexto inmediato de producción como de su identidad genérica, es decir, que
tarea cumple el texto en la cultura.

La teoría de genero y registro debe proveer una metodología para realizar el análisis textual y
también debe proporcionar una concepción acerca de la manera como el contexto situacional
y el cultural se expresan sistemáticamente en las elecciones del lenguaje.

Nos concentraremos en describir el enfoque funcional sistémico del análisis de registro y


género. La aproximación sistémica no solo proporciona una descripción detallada de las
funciones y estructuras de la lengua, sino que va más allá y relaciona las dimensiones
contextuales del registro con la organización semántica y gramatical de la propia lengua.

Otra dimensión del enfoque sistémico es la de llevar la explicación contextual un paso mas allá,
al reconocer que las diferencias entre los textos son también el reflejo de una dimensión
contextual más abstracta, que podríamos denominar ideología. La ideología se refiere a las
posiciones de poder, a las preferencias políticas y a los supuestos que todos los interactuantes
sociales vuelcan en sus textos.

>>> UNA HISTORIA CONCISA

El conjunto más influyente de trabajos sobre el registro surge de lo que podríamos denominar
el “contextualismo británico”. Estas ideas inspiraron a Firth a incorporar el contexto en su
modelo del lenguaje. La reelaboración de su esquema por parte de Halliday es la siguiente:

1) CAMPO, la acción social: lo que está pasando, la naturaleza de la acción social que está
ocurriendo, es decir, en que están ocupados los participantes, donde el lenguaje es
como un componente esencial.
2) TENOR, la estructura de roles: quién esta participando, la naturaleza de los
participantes, sus posiciones y roles, es decir, qué tipos de relaciones de rol existen
entre los participantes, incluyendo relaciones permanentes y temporales de uno u otro
tipo, tanto los tipos de roles discursivos que adoptan en el dialogo como todo el grupo
de relaciones socialmente significativas en las que están involucrados.
3) MODO, la organización simbólica: qué papel desempeña el lenguaje, qué es lo que
esperan los participantes que el lenguaje haga por ellos en la situación, es decir, la
organización simbólica del texto, la posición que este ocupa y su función en el
contexto, incluyendo el canal de expresión (si es hablado, escrito o una combinación
de ambos) y también el modo retórico, lo que se logra por medio del texto en términos
de categorías como persuasivo, expositivo, didáctico y otros por el estilo.

Este modelo particular del contexto se ajusta perfectamente a su modelo de la organización


del lenguaje. Según este, las elecciones de significado están organizadas en tres componentes
principales, que denomina las metafunciones ideativa, interpersonal y textual. La metafunción
ideativa tiene que ver con la organización de la “realidad” del mundo que nos rodea. La
metafunción interpersonal se ocupa de la organización de la realidad social de las personas
con las que interactuamos. La tercera metafunción, la textual, tiene que ver con la
organización de los significados ideativos e interpersonales dentro de textos que son
coherentes y relevantes en relación con su contexto.

Halliday señala que un modelo del lenguaje de esta clase puede relacionarse “naturalmente”
con la organización del contexto: el significado ideativo se utiliza para construir el campo (la
acción social), el significado interpersonal se usa para negociar el tenor (la estructura de roles)
y el significado textual se emplea para desarrollar el modo (la organización simbólica).

METAFUNCION REGISTRO
organización del lenguaje Organización del contexto
Significado interpersonal Tenor
(recursos de interacción) (estructura de roles)
Significado ideativo Campo
(recursos para construir contenido) (acción social)
Significado textual Modo
(recursos para organizar textos) (organización simbólica)

La concepción de Halliday sobre el registro pone énfasis en los lazos sistemáticos entre la
organización de la lengua y la organización del contexto. La relación entre los componentes del
lenguaje (metafunciones) y las variables del contexto (campo, tenor y modo) se denomina
<realización>. Si se hace una lectura desde la perspectiva del contexto, la realización hace
referencia a la manera en la que diferentes tipos de campos, tenores y modos condicionan el
significado ideativo, interpersonal y textual; vista desde la perspectiva del lenguaje, la
realización se refiere al modo como distintas elecciones ideativas, interpersonales y textuales
construyen diferentes tipos de campos, tenores y modos.

Martin y colegas sugieren que se necesitan dos capas de contexto: existiría un nuevo nivel de
genero postulado por encima y más allá de las variables de registro de campo, de modo y
tenor descriptas anteriormente. En este nivel, el análisis se concentro en explicitar qué
combinaciones de campo, tenor y modo son posibles en una cultura, y la manera como estas
se proyectan como procesos sociales organizados en etapas y orientados hacia metas.

RETORICA: METÁFORA LÉXICA

 Metáforas en uso – Di Stefano

 LA METAFORA ARGUMENTATIVA SEGÚN MICHEL LE GUERN


Uno de los autores que, siglos después de Aristóteles, reflexionó sobre el valor argumentativo
de la metáfora ha sido Michel Le Guern, que encaró sus primeros trabajos sobre este tema
desde el marco teórico del análisis semántico, una perspectiva orientada a describir las
unidades mínimas de significado de una palabra.

Le Guern publica un trabajo cuya hipótesis sostiene que en la metáfora ocurre una alteración
de la organización sémica del lexema. Específicamente, la metáfora se explica por la supresión
o suspensión momentánea de una parte de los semas constitutivos del lexema empleado.

De esta descripción del fenómeno metafórico, años más tarde Le Guern se propone explicar el
valor argumentativo de las metáforas. El punto de partida de Le Guern es para él una
comprobación evidente en la vida cotidiana: la fuerza argumentativa de un lexema es superior
en los empleos metafóricos que en los literales.

Los semas que se conservan en el uso metafórico producen mas efecto cuando son los únicos
que se seleccionan y se mantienen, a diferencia de cuando están insertos en la constelación
sémica correspondiente al empleo literal del lexema.

El autor destaca que las metáforas que conllevan un juicio de valor ejercen sobre el
destinatario del discurso una presión mas fuerte de la que ejercería el mismo juicio de valor
expresado en términos literales. Esta presión, según Le Guern, se debe a que es más difícil
refutar un término metafórico que uno literal.

Le Guern profundiza la caracterización de la metáfora argumentativa al proponer la


diferenciación de las metáforas en dos tipos: las argumentativas y las poéticas. Mientras estas
ultimas resultan más exitosas desde el punto de vista estético cuanto menos estén
convencionalizadas, por el contrario, las argumentativas requieren un grado de difusión y de
aceptación grandes para ser admitidas por todos los potenciales destinatarios del discurso.

El autor observa que en la metáfora argumentativa la selección sémica no debe dar lugar a
dudas, el destinatario debe poder llegar a ella fácilmente, ya que de otro modo no cumpliría su
función, que es persuadir. Sostiene que mientras la metáfora poética necesita de un arduo
trabajo interpretativo por parte del lector, la metáfora argumentativa debe darse los medios
para que este no lo necesite.

 METAFORA Y POLÉMICA: EL ENFOQUE DE MARC ANGENOT

En 1982 Angenot presenta su trabajo sobre la llamada “literatura de combate” o “discurso


panfletario”. Allí señala su interés de integrar a los estudios semióticos y a la teoría del
discurso la perspectiva retorica iniciada por Aristóteles, en particular en lo que hace a dos
aspectos: por un lado, volver a considerar la argumentación y el estilo como cuestiones
retoricas complementarias e integradas; y por otro, rescatar – para su reinterpretación,
reelaboración y desarrollo – la inventio aristotélica, componente decisivo de la dimensión
argumentativa de su retórica. En la inventio (arte de encontrar los argumentos), Aristóteles
desarrolla lo que hoy llamaríamos una perspectiva interactiva y sociocultural de la
discursividad, entendida como una practica social. El filosofo no solo describe las formas de los
razonamientos, sino que considera la compleja red de relaciones que se crea entre el orador y
su audiencia, en la que inciden las creencias, los valores, los prejuicios a partir de los cuales se
juzga lo que se dice, se evalúa la credibilidad del orador y hasta se da lugar a que en uno
afloren determinados sentimientos. Además, al explicar las características de los
razonamientos, enumera los principios generales en los que se apoyan, y los lugares
específicos que sostienen la argumentación en los diferentes géneros. Este conjunto de
elementos que Aristóteles considera en la inventio es percibido como una gran riqueza por los
actuales estudios a causa de la reflexión que aporta sobre la doxa, sobre la opinión del común
de la gente, sobre las ideas dominantes, aceptadas por la mayoría sin someterlas a discusión, y
sobre cómo este sistema de ideas se encuentra en la base de los discursos persuasivos.

Angenot reclama acercar esta dimensión de análisis a los estudios discursivos, pero advierte
que mientras para Aristóteles la tópica era universal, hoy es necesario considerar su relatividad
histórica y social, ya que en los discursos sociales operan diversos sistemas ideológicos, cada
uno de los cuales se articula en torno a máximas tópicas diferentes, que le otorgan coherencia
y autoridad. Angenot propone llamar al “lugar común” de la antigua retórica “ideologema”:
máxima ideológica que subyace a un enunciado. Estas máximas están ausentes del discurso
mismo, porque no requieren demostración, pero son un componente activo, que circunscribe
un campo de validez.

Así, el análisis del nivel tópico, para Angenot, consiste en identificar esa “estructura profunda”
ideológica (los ideologemas) sobre la que se apoya el enunciado, cuyas “modulaciones de
superficie” dejan ver la configuración ideológica del discurso y su rol sociocultural. Utiliza el
término “retórica” para designar la materialidad discursiva de superficie, en la que es posible
identificar los rasgo que caracterizan al discurso. En este marco conceptual, Angenot analiza
las figuras y en particular la metáfora:

“Las figuras y los rasgos del discurso son síntomas que convergen en el conjunto discursivo de
un proyecto ideológico general (…) todo discurso tiene margas ideológicas que se apoyan en
una base tópica: una metáfora puede ser tan política como un postulado explicito.”

En el género panfleto la metáfora aparece orientada hacia la función polémica y analiza los
modos a través de los cuales se emplea la metáfora polémica.

En primer lugar, señala rasgos negativos de este tipo de metáforas y riesgos que implica su
uso. Por un lado, la abundancia de metáforas estereotipadas en el discurso polémico. En la
medida en que toda ideología está constituida, en parte, por una fraseología que recurre a
imágenes que reitera una y otra vez, esto repercute en la metaforización, cuya expresividad se
ve desgastada de tanto emplearla.

Por otro lado, destaca las dificultades interpretativas que esto implica. Sostiene que la
metáfora, para ser interpretada requiere que el lector establezca una serie de homologías
implícitas, lo cual, en algunos casos, puede tornarla oscura y por lo tanto hacer que no cumpla
la función que debería.

Las metáforas que transponen un objeto concreto en un contexto abstracto son de lectura más
fácil y de una eficacia polémica más inmediata.

Angenot destaca que en un escrito polémico la metáfora no puede ser estimada solamente
con los criterios de la inteligibilidad analógica, sino que, como parte de un discurso ideológico,
hay que contemplar en ella las prolongaciones alusivas que sugiere. Y agrega que la fuerza
polémica de la metáfora esta determinada, muchas veces, por el carácter chocante y
desagradable que esta introduce, el cual produce un efecto perturbador y hasta de ruptura de
tono.

- La metáfora como argumentación subyacente  Muy frecuentemente en un escrito


polémico, según Angenot, se va constituyendo un campo metafórico a través del cual
se desarrolla un razonamiento que sirve para justificar una opinión, es decir, que tiene
un valor argumentativo.

- Remotivación de las metáforas del discurso adverso  Angenot designa como


“remotivación metafórica” el procedimiento por el cual un autor o grupo retoma las
metáforas propias del discurso adverso para desvalorizarlo. Son casos en los que el
panfletario no discute con el otro oponiendo sus propias ideas, sino que retoma
irónicamente imágenes estereotipadas de la fraseología adversa.

 LA METAFORA: UN SINTOMA IDEOLÓGICO

Uno de los objetivos del análisis del discurso – que, como dijimos enmarca la investigación de
Angenot – es identificar en el enunciado las huellas del espacio social e ideológico desde el que
este fue enunciado para poder apreciar su pertenencia a una tradición discursiva y evaluar su
relación con el discurso dominante. En este sentido, para Angenot, la metáfora es un síntoma
que se hace presente en la superficie del discurso y que devela uno o más ideologías, que
como vimos, están implícitos, pero conforman el sistema ideológico en el que se apoya el
enunciado.

 La caja de pandora (cap. 4) – Raiter y Zullo

LAS METÁFORAS

Hay expresiones tan comunes en nuestra vida cotidiana que difícilmente las percibimos como
metáforas. Según la teoría clásica de la metáfora, de hecho, no lo son. Se trata, en todo caso,
de metáforas muertas, es decir, expresiones que alguna vez fueron metafóricas, pero con el
tiempo se volvieron convencionales y adquirieron un significado propio.

Sin embargo, a diferencia de la teoría clásica de la metáfora, Lakoff y Johnson sostienen, desde
la semántica cognitiva, que estas expresiones, lejos de ser metáforas muertas, provienen de
conceptos metafóricos sistemáticos que rigen nuestras acciones y pensamientos de todos los
días. Es decir, están vivas porque vivimos a través de ellas, más allá de que su utilización con
un significado distinto del que expresaban originalmente esté establecida convencionalmente
en nuestro léxico.

Según estos autores, es nuestra forma de conceptualizar la que funciona esencialmente de


manera metafórica, y eso se manifiesta en nuestro lenguaje cotidiano, así como en nuestra
forma cotidiana de pensar y actuar. Dicha observación implica, en primer lugar, que la
metáfora no es solamente un procedimiento característico del lenguaje, sino también del
pensamiento y de la acción. En segundo lugar, que, contrariamente a lo que sostiene la
tradición retórica y estilística, ésta no es solamente un ornamento del discurso, un recurso
estilístico o retórico, sino que también está presente en nuestro lenguaje cotidiano. Y, por
último, que ella cumple una función cognitiva fundamental.

La metáfora, sostienen, consiste en “entender y experimentar un tipo de cosa en términos de


otra”. Que nuestra forma de conceptualizar es esencialmente metafórica significa, entonces,
que para entender la mayor parte e nuestros conceptos recurrimos a otros.

El hecho de que las expresiones metafóricas formen parte de nuestro lenguaje cotidiano no las
hace menos vivas. Por el contrario, están vivas porque derivan de conceptos metafóricos que
usamos en nuestras acciones y pensamientos diarios. Además, al ser reflejo de conceptos
metafóricos sistemáticos, son ellas mismas sistemáticas y se relacionan con estos de una
manera sistemática, lo que las convierte en una herramienta importante para conocer nuestro
sistema conceptual. En este sentido sostenemos que estudiar las metáforas que usamos al
hablar sobre ciertos temas puede ser una vía de acceso a las representaciones sociales que
tenemos de esos temas. Y esto es importante porque nuestras representaciones de las
entidades y eventos del mundo no son permanentes, sino que cambian a lo largo de la historia
e incluso varían en un mismo momento de persona a persona, aunque no todas esté activas en
el mismo tiempo ni con el mismo nivel de actividad.

Al igual que nuestras representaciones, las metáforas por medio de las cuales entendemos y
experimentamos las cosas varian o pueden hacerlo de una cultura a la otra. Abordarlas como
objeto de estudio es relevante porque su uso inconsciente naturaliza algo que en realidad es
social, cultural.

Utilizar las mismas metáforas para hablar de determinado tema no implica necesariamente
construir las mismas representaciones. Al usar una metáfora conceptual estamos
estructurando parcialmente un concepto en términos de otro, estamos tomando
determinados aspectos de la estructura de un concepto y los estamos añadiendo a la
estructura de otro. Sin embargo, las expresiones metafóricas que efectivamente empleamos
de esa metáfora conceptual pueden producir efectos de fondo/foco diferentes, esto es,
resaltar algunos de esos aspectos que tomamos prestados y relegar otros. Por eso, además de
analizar las metáforas que usamos es importante ver cómo las usamos y con qué otras
metáforas se relacionan a la hora de estudiar de qué manera se manifiestan la ideología y las
diferencias ideológicas en el lenguaje.

ESTEREOTIPOS

 Estereotipos y clichés – Amossy y Pierrot

El estereotipo en el sentido de esquema o de formula cristalizada recién aparece en el siglo XX


y se convierte en un centro de interés para las ciencias sociales desde los años ’20. El publicista
norteamericano Walter Lippmann fue el primero en introducir la noción de estereotipo en su
obra Opinion publique, en 1922. Designa mediante ese término, tomado del lenguaje
corriente, a las imágenes de nuestra mente que mediatizan nuestra relación con lo real. Se
trata de representaciones cristalizadas, esquemas culturales preexistentes, a través de los
cuales cada uno filtra la realidad del entorno. Según Lippmann, estas imágenes son
indispensables para la vida en sociedad. Sin ellas el individuo estaría sumido en el flujo y el
reflujo de la sensación pura; le sería imposible comprender lo real, categorizarlo o actuar sobre
ello. Estas imágenes de nuestra mente son ficticias, no porque sean mentirosas, sino porque
expresan un imaginario social.

Esta reflexión pionera dio lugar rápidamente a una cantidad de trabajos, principalmente de
psicología social, que intentaron delimitar con mayor precisión esa noción ambigua. En un
primer momento, contrariamente a la dirección de Lippmann, los psicólogos sociales
norteamericanos insistieron en el carácter reductor y nocivo de los estereotipos. Los ubicaron
bajo una mirada peyorativa, siendo fieles a la acepción común del término. En la medida en la
que el estereotipo responde al proceso de categorización y de generalización, simplifica y
recorta lo real. Entonces puede provocar una visión esquemática y deformada del otro que
conlleva prejuicios.
El término “cliché” que aparece en algunas definiciones como sinónimo de estereotipo, no se
va a retener en la práctica. Las insuficiencias del estereotipo son las que se ponen en principio
en evidencia: el estereotipo es mas simple que complejo y diferenciado, más erróneo que
correcto, adquirido de segunda mano mas que por una experiencia directa con la realidad que
debería representar. Además, se resiste al cambio. Desde los años ’50, muchos psicólogos
sociales norteamericanos, o inspirados en las investigaciones norteamericanas, cuestionaron
los criterios de desvalorización del estereotipo. Sin lugar a dudas constituye un juicio no crítico,
un saber de segunda mano, pero lo mismo sucede con una gran porción de nuestros
conocimientos y creencias. El estereotipo está cristalizado y es rígido, pero la mayoría de los
conceptos y creencias compartidas también dan muestras de una gran estabilidad que les
impide ser fácilmente modificadas. El estereotipo esquematiza y categoriza, pero esos
procedimientos son indispensables para la cognición, aun cuando conduzcan a una
simplificación y una generalización a veces excesivas. Necesitamos relacionar aquello que
vemos a modelos preexistentes para poder comprender el mundo, realizar previsiones y
regular nuestras conductas.

Ya sea tomándolo en un sentido peyorativo o neutro, las ciencias sociales hacen del
estereotipo un concepto bien definido que permite analizar la relación del individuo con el
otro y consigo mismo, o las relaciones entre grupos y sus miembros individuales.

Amossy señala que la intervención del lector es determinante si dejamos el plano de la


repetición literal en la que se sitúa el cliché para abordar el estereotipo.

El chiclé emerge a la superficie del discurso bajo la forma de una expresión hecha
inmediatamente reconocible. El estereotipo, por el contrario, no siempre se deja detectar en la
superficie del texto.

El lector es quien activa el estereotipo reuniendo en torno de un tema un conjunto de


predicados que le son tradicionalmente asignados. El estereotipo se activa a partir de una
verdadera actividad de desciframiento que consiste en reconocer los atributos de un grupo, de
un objeto, etc., a partir de formulaciones variadas. En otras palabras, el estereotipo no existe
en sí, no constituye ni un objeto palpable ni una entidad concreta, sino que es una
construcción de lectura. El lector reconoce el esquema estereotipado, relacionándolo con los
modelos preestablecidos de la colectividad. La activación del estereotipo depende de la
capacidad del lector para construir un esquema abstracto y de su saber enciclopédico, de su
doxa, de la cultura en la que está inmerso.

PRAGMÁTICA

 Lenguaje, significado y contexto: Pragmática – Leech y Thomas

La pragmática se convirtió en un factor significativo en el pensamiento desde los años setenta


y desde entonces se ha desarrollado como un importante campo de investigación.

Podemos definir aproximadamente la pragmática como el estudio del significado de los


enunciados lingüísticos para los usuarios e intérpretes.

En lo que tiene que ver con su origen, es importante considerar la pragmática como uno de los
tres estudios que fueron identificados por el filósofo norteamericano Morris. De acuerdo con
esta corriente de pensamiento, la pragmática es el estudio de los signos (y de los sistemas de
signos) en relación con sus usuarios; en tanto que la semántica es el estudio de los signos en
relación con sus designata (a lo que refieren) y la sintaxis el estudio de los signos en relación
con otros signos.

En el pensamiento empírico positivista de mediados de siglo, era importante formalizar con


exactitud la relación entre los símbolos y lo que estos representaban, de suerte que se pudiera
establecer y verificar las condiciones de verdad y de falsedad. Para ello eran necesarias la
sintaxis y la semántica. Pero la pragmática introdujo un elemento confuso y difícil de formalizar
– las actitudes, la conducta y las creencias de los usuarios de los símbolos.

Al menos en el mundo anglopartlante la pragmática nació de abstracciones filosóficas.


Debemos mencionar a tres filósofos en particular como fuentes de inspiración de la
pragmática lingüística de los años setenta: J.L. Austin, J.R. Searle y H.P. Grice.

- J.L. Austin
Austin negaba que ciertas oraciones pudieran ser verdaderas o falsas y sostenía que su
naturaleza era performativa, porque su significado se debía identificar con la ejecución
de una acción. Por ejemplo, al decir “renuncio” una persona de hecho está
renunciando.
Además de su forma declarativa, los verbos performativos tienen características
sintácticas bien definidas. Pero la investigación de Austin lo llevo a concluir que no solo
los performativos sino todos los enunciados comparten la naturaleza de las acciones.
Enfocar el significado de manera que los fenómenos lingüísticos se consideren
básicamente acciones tiene una ventaja frente a los enfoques veritativos porque nos
invita a superar el limitado interés de la lógica tradicional en el significado declarativo
o proposicional. Austin aseguró que el mismo enunciado realiza tres tipos de actos a la
vez:
ACTO LOCUCIONARIO (o locución): acto de enunciar una expresión con determinado
sentido y referencia
ACTO ILOCUCIONARIO (o ilocución): acto realizado en virtud de la realización de la
locución.
ACTO PERLOCUCIONARIO (o perlocución) acto realizado por medio de lo que se
dice.
Austin se ocupo del segundo tipo de acto.

- J.R. Searle y la teoría clásica de los actos de habla


En “Actos de Habla: una introducción a la Filosofía del Lenguaje” Searle llevó más lejos
la idea de Austin de que el significado es una forma de hacer algo llegó a decir que el
estudio del lenguaje es una parte de la teoría de la acción.
El interés de su obra en la pragmática gira también en torno a los actos ilocucionarios y
a la fuerza ilocucionaria. Por lo tanto, cuando usamos el termino Teoría de los Actos de
Habla de hecho nos referimos a los actos ilocucionarios.
La teoría de los actos de habla permite establecer un sistema de clasificación de las
ilocuciones:
1) ASERTIVOS: comprometen a H con la verdad de alguna proposición (afirmar,
asegurar, informar, anunciar)
2) DIRECTIVOS: cuentan como intentos de producir algún efecto mediante la acción
de D (ordenar, pedir, solicitar, implorar)
3) COMISIVOS: comprometen al hablante con alguna acción futura (prometer,
ofrecer, jurar)
4) EXPRESIVOS: cuentan como expresión de algún estado psicológico (agradecer,
disculparse, felicitar)
5) DECLARATIVOS: son actos del habla cuya ‘realización exitosa… produce
correspondencia entre el contenido proposicional y la realidad’ (poner nombre a
un barco, renunciar, sentenciar, despedir, excomulgar, cristianizar)

- H.P. Grice: lógica y conversación


Grice, al igual que Searle, trato de encarar el problema de como el significado en el
discurso humano ordinario difiere del significado en un sentido veritativo preciso pero
limitado. Él estaba interesado en explicar la diferencia entre lo que se dice y lo que se
quiere decir. Lo que se dice es lo que significan las palabras a nivel de su valor nominal
y a menudo puede explicarse en términos veritativos. Lo que se quiere decir es el
efecto que el hablante trata de producir en el destinatario gracias a que este reconoce
su intención.
 GRICE Y EL PRINCIPIO DE COOPERACIÓN – Escandell Vidal
 LO DICHO Y LO IMPLICADO: EL MODELO DE GRICE - Reyes
Grice propone un análisis del tipo particular de lógica que actúa y rige en la
conversación. Propone una serie de principios no normativos que se suponen
aceptados tácitamente por cuantos participan en una conversación. Todos ellos se
incluyen en lo que Grice llama principio de cooperación:
“Nuestros intercambios comunicativos no consisten normalmente en una
sucesión de observaciones inconexas, y no seria racional si lo fueran. Por el
contrario, son característicamente esfuerzos de cooperación; y cada
participante reconoce en ellos, de algún modo, un propósito o conjunto de
propósitos comunes o, al menos, una dirección aceptada por todos. En cada
situación, algunos de los posibles movimientos conversacionales serian
rechazados por inapropiados conversacionalmente. Podríamos entonces
formular un principio general, que es el que se supone observan los
participantes: haga que su contribución a la conversación sea, en cada
momento, la requerida por el propósito o la dirección del intercambio
comunicativo en el que está usted involucrado”
No se trata de un principio prescriptivo, en el sentido habitual del término, sino de un
principio descriptivo: es simplemente una condición de racionalidad que resulta básica
para que el discurso sea inteligible y tenga sentido.
El principio se desarrolla en otras normas de menor rango, a las que Grice da el
nombre de categorías de cantidad, cualidad, relación y modalidad. Cada una de ellas, a
su vez, se subdivide en máximas más específicas.
1) CANTIDAD: se relaciona con la cantidad de información que debe darse:
que su contribución sea todo lo informativa que requiera el propósito del
dialogo
que su contribución no sea más informativa de lo necesario
2) CUALIDAD: intente que su contribución sea verdadera:
no diga algo que crea falso
no diga algo de lo que no tenga pruebas suficientes
3) RELACION: diga cosas relevantes
4) MODALIDAD: se relaciona con el modo de decir las cosas. Comprende una super-
máxima: “sea claro”
evite la oscuridad de expresión
evite la ambigüedad
sea breve (no sea innecesariamente prolijo)
sea ordenado

“Debemos” comportarnos así porque es lo que los demás esperan de nosotros y


nosotros de los demás. Tan fuerte es esa expectativa, que, si el hablante parece no
cumplir con el principio de cooperación, el oyente, en lugar de pensar que el hablante
efectivamente no cumple, va a pensar que el hablante quiere decir otra cosa. Esa otra
cosa será una IMPLICATURA, es decir, un significado adicional comunicado por el
hablante e inferido por el oyente.

Lo que queremos comunicar cuando hablamos puede ser mas de lo que decimos. Lo
que decimos está determinado por las condiciones de verdad de nuestro enunciado.
Lo que queremos comunicar con lo que decimos depende del contenido de lo dicho y
de otro tipo de factores. Una de las tendencias mas importantes de la pragmática es la
que estudia la relación entre lo dicho y lo comunicado por implicación.

En el modelo de Grice, las implicaturas deben definirse y explicarse de acuerdo con los
principios que organizan la conversación. Él las clasifica en dos clases, una de las
cuales, a su vez posee subclasificaciones:

1) Convencionales: son aquellas que derivan directamente de los significados de las


palabras y no de factores contextuales. Por ejemplo, en la frase “era pobre pero
honrado” se genera una implicatura convencional, ligada al significado léxico de
‘pero’ de acuerdo con el cual el segundo predicado se presenta en contraste con
respecto al primero y además como algo inhabitual o inesperado.
2) No convencionales: se generan por la intervención interpuesta de otros principios y
forman una clase extensa dependiendo de cuál sea la naturaleza de los principios
involucrados:
a- No conversacionales: implican otro tipo de principios como morales, estéticos,
sociales, etc.
b- Conversacionales: son supuestos que se originan en que el hablante diga lo
que dice en determinado contexto compartido por los interlocutores y en la
presunción de que está observando el principio de cooperación.
Pueden ser a su vez:
Generalizadas: no dependen directamente del contexto de emisión.
EJEMPLO:
Si decimos “Juan va a cenar con una mujer” cualquiera que sea el contexto en
que se pronuncie, la interpretación inmediata es aquella en que la mujer no es
ni su esposa, ni su hija, ni su madre, ni su hermana. Éste es un ejemplo de
implicatura generalizada. Las implicaturas generalizas dependen del significado
de las palabras, así que no es difícil confundirlas con las convencionales.

Particularizadas: dependen decisivamente del contexto de emisión


(Los ejemplos de este tipo son los que se consignan a continuación en las
relaciones entre implicaturas y máximas)
Entre implicaturas y máximas puede haber varios tipos de relaciones:
- hay implicatura, y también obediencia a las máximas
- hay implicatura, el hablante no viola las máximas, pero parece hacerlo
- hay implicatura, y debe inferirse que se viola una máxima para evitar un conflicto con
otra máxima
- hay implicatura precisamente porque se viola abiertamente una máxima

EJEMPLOS:
- Obediencia a las máximas:
Supongamos que me doy cuenta antes de ir a clase que se me ha aflojado un botón y
lo comento con la secretaria. A lo cual ella me dice “yo tengo aguja e hilo”. Entiendo
que me los está ofreciendo, pues no sería cooperativo ni racional mencionar los
elementos para no ofrecérmelos.
- Violación aparente:
A veces el hablante parece violar las máximas, lo que puede dar lugar a implicaturas, si
el oyente cree, como es normal, que el hablante obedece las máximas o al menos
respeta el principio de cooperación. Grice da el ejemplo de una carta de
recomendación que tiene menos información de la requerida sobre el recomendado:
un profesor de filosofía escribe una carta de recomendación para su alumno que aspita
ingresar en un programa doctoral. En la misma dice “El Sr. X asiste siempre a clase,
hace puntualmente todos sus trabajos y se expresa con propiedad”.
La carta da menos información de la esperada ya que no se refiere al talento del
alumno para la disciplina en cuestión. El destinatario sacara la implicatura de que el
señor X no tiene talento filosófico, porque de lo contrario tendría que pensar que el
autor de la carta no quiere cooperar y esto es improbable ya que se ha molestado en
escribir la misiva.
- Choque entre máximas:
A veces no podemos dar una información sin mentir porque no la sabemos, y por lo
tanto damos información aproximada, violando la máxima de cantidad para no violar
la de calidad. Por ejemplo, si me preguntan donde está la biblioteca y no lo sé con
exactitud podría decir “queda mas al sur, pasando el parque”. El oyente al recibir esta
información insuficiente puede pensar que no quiero cooperar o, mas probablemente,
sacar la conclusión de que eso es todo lo que se sobre el asunto.
- Violación ostentosa:
Finalmente, podemos sacar implicaturas si advertimos que el interlocutor está
violando las máximas con deliberación. Por ejemplo, si un niño le pregunta a su madre
por decima vez “¿Cuándo comemos mamá?”, la madre puede contestar “Cuando esta
señora que ahora está escribiendo termine de hacer su trabajo, se levante de esta silla,
se vaya a la cocina y se ponga a calentar la cena”. La prolijidad de la respuesta, en
abierta violación de una de las submáximas de manera, tiene por misión que el niño
infiera la actitud de la madre ante su insistencia.

Las normas que regulan el intercambio comunicativo no son distintas de aquellas que
operan en todos los otros tipos de actividad cooperativa: la de hablar se configura
entonces como una más de las acciones del hombre. Por eso se considera que,
mientras no se demuestre lo contrario, el principio de cooperación y las máximas están
siendo observados por todos los participantes en el dialogo. Y cuando aparentemente
esto no es así con respecto a solo una de las máximas, opera otra estrategia que trata
de restituir su cumplimiento, reinterpretando lo dicho, de tal manera que se obtiene,
por medio de una implicatura conversacional, un nuevo contenido significativo no
contradictorio con el principio de cooperación.

De este modo, la noción de implicatura permite cubrir la distancia que separa lo que se
dice y lo que efectivamente se comunica (es decir explicación tipo de significado del
que la semántica no puede dar cuenta. Y, gracias a ello, permite también simplificar las
descripciones semánticas y sintácticas, asignando a los elementos léxicos significados
unitarios y estables.

- Presuposición
La presuposición es otro tema que ocupó un papel preponderante a principios de los
años sesenta. El origen del estudio de la presuposición se remonta a otro filosofo,
Strawson, que recogió un concepto propuesto en el siglo anterior. Una vez más el
asunto empezó como un problema de semántica lógica basada en valores de verdad.
Al hacer una afirmación como: “el rey de Francia es sabio” parece que damos por
descontado la verdad de “hay un rey en Francia en la actualidad”. Pero cuando
negamos la primera afirmación no necesariamente negamos la segunda. Esto quiere
decir que la principal característica que define la presuposición es que no se ve
afectada por la negación de la oración matriz

 Diccionario de Análisis del Discurso – Charaudeau y Maingueneau

IMPLICITO: la mayoría de los enunciados poseen, aparte de su contenido explicito, uno


o varios contenidos implícitos que vienen a incorporarse al precedente y hasta pueden
desviarlo en provecho del propio.

>>EXPUESTO, PRESUPUESTO, SOBREENTENDIDO: la literatura semántica y pragmática


menciona numerosas variedades de contenidos implícitos (inferencias, implicaciones,
implicaturas, alusiones e insinuaciones, entre otras). Entre las distinciones mas
importantes mencionaremos las que establece Ducrot entre presupuesto y
sobreentendido, dos tipos de contenidos implícitos que se oponen al contenido explicito o
expuesto; por ejemplo, un enunciado como “Pedro dejo de fumar” es portador de las
informaciones siguientes: 1) “Pedro actualmente no fuma”: se trata de lo expuesto, que
corresponde a aquello cuyo anuncio es el objeto confeso de la enunciación; 2) “Pedro,
antes, fumaba”: se trata de lo presupuesto, que aun estando, como lo expuesto,
realmente inscripto en el enunciado, sin embargo no es presentado como el verdadero
objeto del decir; y eventualmente, además 3) “harías bien en hacer lo mismo”: contenido
sobreentendido que no se actualiza sino en ciertas circunstancias enunciativas
particulares.

PRESUPUESTO, PRESUPOSICION: para los lingüístas la presuposición es el acto de


presuponer, mientras que los presupuestos son tipos particulares de contenidos inscriptos
en los enunciados. Los presupuestos poseen las características siguientes: 1) corresponden
a realidades que se supone ya son conocidas por el destinatario (evidencias compartidas o
hechos particulares dependientes de sus saberes previos), y constituyen una suerte de
basamento sobre el cual vienen a emplazarse los expuestos asegurando la cohesión del
discurso; 2) no están afectados por la negación ni por la interrogación; 3) en principio no
pueden ser anulados.
SEMIÓTICA / MULTIMODALIDAD

 Esas cosas llamadas signos – Zecchetto

Un signo es una cualidad especifica de la experiencia fenomenológica a través de la cual


llegamos a conocer la realidad y en la que podemos estar preparados para actuar. De este
modo los signos son condiciones de percepción, interpretación, dialogo y acción.

Los signos son un fenómeno social y por eso sirven como instrumento de comunicación.

En primer lugar, el signo ofrece datos sobre la realidad representada, es un elemento que esta
en lugar de otra cosa y que la designa. Los datos que entrega el signo son ante todo la imagen
reproducida en la mente. Esa imagen mental es solo una copia con algunas características. En
segundo lugar, el signo es una interpretación de la realidad representada.

El signo es siempre una hermenéutica, es decir, la interpretación de algún sentido que tiene la
realidad conocida. Cada vez que pensamos o imaginamos alguna realidad, hacemos una
reproducción mental de la misma, pero bajo el aspecto o forma en que nuestra mente la
percibe y, por lo tanto, interpretamos las informaciones recibidas. La percepción del ser inicia
nuestro dialogo con las cosas y los signos son un modo de apropiare y de interpretar el mundo.

Llegamos a la definición clásica del signo: algo que está en lugar de otra cosa. Y aparece así, su
dimensión relacional: un objeto presente se relaciona con otro que está ausente. Esa relacion,
sin embargo, requiere de alguien que perciba la línea de conexión entre los dos objetos, es
decir, alguien que actualice la realidad del signo.

Todo signo tiene, semióticamente, las siguientes características:

1) Una forma física por la cual se hace perceptible a los sentidos


2) Debe referirse a algo diferente de si mismo
3) Alguien debe reconocerlo como tal, o sea, como signo

A menudo, los signos instauran una red de sentidos que va más allá del simple “reemplazar
cosas”, porque la semiosis es un fenómeno social y los signos se mueven en el interior de
contextos, donde existe una constante y compleja interacción comunicativa. Los signos, pues,
no son entes abstractos, sino elementos de uso vital, sometidos a continuos reconocimientos.

DOS ENFOQUES SOBRE EL SIGNO

1) La postura lingüística de Ferdinand de Saussure

Para Saussure el signo es una unidad lingüística que tiene dos caras:

- Una sensible, llamada significante. Puede ser acústica o bien visual, pero es siempre
algo material
- Otra inmaterial, la idea o concepto evocado en nuestra mente, a la cual denomina
significado.

El signo, además, hace referencia a alguna cosa, y a esa realidad, Saussure la denomina
realidad referencial; es el objeto, la cosa o el fenómeno al cual se alude mediante el signo.
Saussure piensa que el referente no integra la estructura del signo y que este solo posee una
semblanza diádica.
Saussure sostiene que en los códigos lingüísticos la relación entre le significante y el significado
es arbitraria, porque no esta motivada por el objeto al cual se refiere, sino que está fundada en
el consenso social por el cual los grupos humanos deciden asumir esa asociación.

Por sí solo, un signo no tiene valor, es necesario juzgarlo dentro del sistema o estructura que
es la lengua. Allí entra en relación con otros signos y se vincula con los demás elementos de
todo el sistema lingüístico.

2) El modelo triádico de Charles S. Peirce

Este pensador fue uno de los principales exponentes del pragmatismo filosófico del siglo XIX
en EEUU. Seguidor de la tradición filosófica realista, Peirce afirma la dimensión teórico-
cognitiva del actuar humano y sostiene que nos movemos en nuestro entorno guiados por
creencias del tipo existencial y pragmático. El rol del pensamiento es organizar y transformar el
campo de la experiencia, para coordinar las acciones humanas. Se trata de un pensamiento
pragmático destinado a captar los efectos y los significados prácticos que puede tener un
conocimiento en el obrar del individuo.

En este contexto se ubica su teoría del significado de los entes. Para Peirce, el significado esta
en el pensamiento, pero no en forma pasiva, como una imagen en el espejo, sino activamente,
como una acción por la cual organizamos y transformamos los campos de la experiencia en
vista a intervenir en el mundo, a realizar un proyecto o a llevar a cabo algún tipo de acción o
comportamiento. Entonces el significado de algo se configura como el conjunto de
implicancias prácticas que el objeto posee para algún sujeto. Conocer quiere decir captar esas
implicancias y, por lo tanto, su significado.

Esta concepción de los efectos del conocimiento determinara su original modo de considerar
también el operar de los signos. Para Peirce el signo es algo que, bajo cierto aspecto,
representa alguna cosa para alguien. Esto significa, en el fondo, que el signo posee una
composición triádica, y en ese cuerpo emergen y se hacen presentes sus tres elementos
formales. Sin embargo, el signo no es un ente aislado. Su composición triádica se inserta en el
conjunto de ideas semióticas de Peirce y, para comprenderlo en forma adecuada, hay que
ubicarlo en el marco global de su filosofía. En ella, el soporte teórico consiste en una
clasificación fenomenológica de toda la realidad en tres categorías fundamentales:

 La primeridad: es la categoría que da cuenta de lo indefinido de las cosas, es el


sentimiento o impresión primera, antes de toda determinación o concreción del ser.
Son las cualidades puras e indeterminadas de los entes. Por ejemplo: “la rojidad”
 La secundidad: es la categoría de la relación con la primeridad, o de un fenómeno de
primeridad relacionado real o analógicamente con otro. Es la toma de posesión de la
concreción experiencial. Por ejemplo: “el rojo” de un objeto concreto.
 La terceridad: es la categoría que regula la unión y la síntesis de la primeridad con la
secundidad; es la ley, la convención que conecta dos fenómenos entre si. Por ejemplo:
las palabras para decir “este papel es rojo”.

En este universo lógico, es claro que también el signo deba asumir la modalidad triádica, por
ello sus elementos son:

 El REPRESENTAMEN: es lo que funciona como signo para que alguien lo perciba, o sea,
la cosa que funge de signo, el signo mismo como tal, por ejemplo, las palabras de un
idioma. El representamen está siempre en lugar de otra cosa, es el sustentador o
portador de esa cosa para los que han de verla o considerarla en el signo
 El INTERPRETANTE: es la idea del representamen en la mente del que percibe el signo.
Es un efecto mental causado por el signo apenas se inicia el proceso de semiosis a
través del representamen. En definitiva, el interpretante es otra representación
referida al objeto signo, es un significado de los significantes.
 El OBJETO: es aquello a lo que alude el representamen. Dice Peirce: “este signo está en
lugar de algo, su objeto”, esto es, aquello al que el signo esta referido. Nuevamente,
hay que recordar que el objeto (igual que el referente) no necesariamente es una cosa
concreta, puede tratarse de ideas, de relaciones o de entes imaginarios o ficticios.

El objeto exterior al signo se llama objeto dinámico y el objeto captado en el interior del
mismo signo es llamado signo inmediato.

Peirce define el signo no en relación con el significado de la cosa, sino remitiéndolo a otro
signo, generándose de ese modo una semiosis infinita, porque el interpretante de una cosa se
convierte a la vez en un signo y si ad infinitum. Cualquier representación sígnica no es otra
cosa que otra representación.

3) Resumen

La comunidad de semiólogos en la actualidad esta en grado de señalar los puntos


fundamentales mas seguros y adquiridos que se refieren a la estructura del signo. El consenso
existe en torno a lo siguiente:

signo es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa; es la marca sensible de una
intención de comunicar un sentido. Se origina de la situación presencia-ausencia, esto es,
presencia del signo y ausencia del objeto que denota.

El signo tiene una composición ternaria, cuyos elementos han recibido diferentes nombres.

ESQUEMA:

Los signos van dirigidos a destinatarios que los reconocen e interpretan. Los perceptores
hacen una lectura denotativa y connotativa de los signos su comprensión exige el
conocimiento de algún tipo de código, o sea, de algún sistema de reglas que rige la estructura
de los signos.
En este esquema se deben precisar un poco mas las nociones de significado y de referente.

 El significado es el conjunto de sentidos consensuados en torno a un objeto semiótico.


Representa nocionalmente todo lo que se le atribuye a un signo. Los significados
completos de un signo incluyen las interpretaciones dadas por los actores en un
contexto concreto de semiosis, en el cual vinculan sentidos diversos según la situación
de uso. El tema del significado como el conjunto de relaciones que se crean entre los
signos y su identidad, es inherente al proceso mismo de semiosis que se apropia
constantemente de significaciones contextuales.
 Estrechamente vinculados con los significados están los referentes de los signos. La
referencia de un signo (palabras, imágenes, sintagmas, etc.) indica la cosa o el
fenómeno que ese signo quiere evocar. El asunto de fondo que plantea el problema de
la referencia es el del anclaje que tiene todo lenguaje respecto de la realidad. Cuando
tomamos la palabra lo hacemos hablando de algo, por ende, el trasfondo de todo
lenguaje es nuestro contacto con alguna realidad, pero sobre todo la realidad que teje
nuestra vida cotidiana. Los signos tienen la posibilidad de remitirnos a algo, a hacernos
pensar en algún objeto o en una experiencia o en otros pensamientos o percepciones.
Para eso está hecho el lenguaje, para llevarnos a otra cosa; esta cualidad podemos
considerarla una característica a priori de los signos en general, una propiedad de
evocación que ellos poseen de dirigir nuestra atención a cosas que van mas allá. Esto
suele denominarse orden referencial de los signos.

El signo es siempre institucional, en este sentido solo existe para un grupo limitado de
usuarios. Tal grupo puede reducirse a una sola persona. pero fuera de una sociedad, por mas
reducida que esta sea, los signos no existen. No es justo decir que el humo es el signo natural
del fuego, es una consecuencia o un componente del mismo. Solo una comunidad de usuarios
puede instituirlo como signo.

El significado de un signo es una unidad cultural definida en un campo semántico dado por
oposición a otras unidades culturales. En consecuencia, el signo abarca las diversas facetas de
la cultura y contexto donde se utiliza. Su propósito es manifestar e indicar una unidad cultural.
Dentro de la cadena de unidades culturales se producen continuas interpretaciones de signos
por inferencia de otros. Esto es lo que origina la semiosis ilimitada.

LAS FUNCIONES DE LOS SIGNOS SEGÚN ROMAN JAKOBSON

- Conativa: sirve para establecer el contacto entre el emisor y el destinatario. Son


conativos todos aquellos mensajes destinados a mover al sujeto a actuar. Con esta
función entonces el emisor presta atención sobre todo a los destinatarios.
- Fática: es la función centrada en el canal, con el fin de asegurar el contacto y la
relación con los demás. Esta función tiene escaso contenido informativo, pero, en
cambio, posee una alta redundancia, porque lo que interesa es la comunicación
misma.
- Referencial: sirve para designar objetos, personas, hechos, noticias, fenómenos, etc.
Los mensajes referenciales tienen que ver con los referentes del signo, sus contextos o
circunstancias. Su rol es, pues, referir y denotar.
- Estética: está centrada en la forma del lenguaje y desarrolla la dimensión poética o
artística de los mensajes, abiertos a interpretaciones múltiples por el modo en que son
construidos. La función estética suele tener un alto contenido simbólico y por lo tanto
apto para diversas connotaciones.
- Emotiva: es una función que desea provocar la reacción emotiva de los destinatarios.
Se trata, pues, de mensajes subjetivos aptos para emocionar o tocar los sentimientos.
- Metalingüística: su función es explicar otros códigos y signos, con el fin de aclararlos o
explicarlos, es decir, tiene como referente el lenguaje mismo.

Estas funciones, en la práctica, están presentes simultáneamente en los diversos usos del
lenguaje. Sin embargo, solo una o dos suelen tener preponderancia sobre las demás, según el
tipo de comunicación de que se trate.

LA POSTURA DE KARL BÜHLER

Este lingüista alemán parte del concepto de Platón según el cual el lenguaje es un instrumento
para comunicar entre si a dos individuos dispuestos a hablar sobre alguna cosa. Bühler opino
que en esta formula se evidencian tres elementos básicos de un esquema de comunicación:
alguien que habla para comunicar algo a otra persona que recibe el mensaje emitido.

A partir de este esquema establece las tres funciones fundamentales del lenguaje:

- Representar las cosas y los fenómenos; es decir, transmitir mensajes y contenidos


sobre algo que se relata, analiza o estudia. Es el nivel referencial de los signos, cuyo
lenguaje se usa para describir el mundo, la naturaleza, los fenómenos sociales,
históricos y científicos. También gran parte de los relatos del periodismo son
representativos de los sucesos y acontecimientos sociales de cada día
- Expresar nuestras percepciones de las cosas y de la vida o para reflexionar sobre ellas
en forma subjetiva. Con esta función damos a conocer nuestras opiniones,
sentimientos, estados de ánimo, etc. En esta función predomina el lenguaje hablado
en las relaciones interpersonales, así como también en textos escritos poéticos y
literarios
- Comunicar con los demás y mantener nuestros contactos como interlocutores. Es una
función con abundantes elementos apelativos y de carácter muy variado, desde las
conversaciones hasta ordenes, peticiones, toma de compromisos, contratos, recetas y
muchas otras formalizaciones de las relaciones interpersonales.

El proceso y recorrido generativo de los signos va unido a las funciones que la gente les asigna
al interior de los discursos y en relación con los contextos de uso. Generalmente los niveles y
las funciones que los signos asumen se entrecruzan y se mezclan con otros.

 Semiótica discursiva – Kress, Leite-García y van Leeuwen

La idea de sentido común de que la lengua (escrita y oral) es el medio exclusivo de


representación y comunicación esta todavía profundamente arraigada en las sociedades
occidentales alfabetizadas.

Aproximadamente en las ultimas dos décadas, ese sentido común ha estado sufriendo el
sostenido ataque de dos sectores, uno teórico y otro empírico. El primero tiene su origen en el
amplio campo de la postmodernidad (Derrida y Kristeva, por ej.). El segundo ataque procede
de las practicas comunicativas cotidianas; sencillamente ocurre que el paisaje comunicativo y
representativo, el paisaje semiótico, ha cambiado de modo sustancial durante los últimos
cuarenta años en los llamados países desarrollados. Lo visual es ahora mucho mas prominente
como forma de comunicación de lo que fe durante tantos siglos. Este cambio esta produciendo
efectos en las formas y características de los textos. En el nuevo paisaje, no solo la lengua
escrita esta menos en el centro y es menos importante como medio de comunicación: el
cambio esta produciendo textos que son fuertemente multimodales. Es decir, los productores
de textos hacen un uso cada vez mas mayor y mas deliberado de una gama de modos de
representación y comunicación que coexisten dentro de un texto dado.

Como medio de representación y comunicación el lenguaje solo existe en sus realizaciones,


pero desde el momento en que se lo realiza es algo material, sustancial, y en esta sustancia es
necesariamente multimodal. La lengua escrita debe tener por ejemplo un material de
inscripción, la roca o la arcilla, el papel o el yeso, el bronce o alguna sustancia plástica. Este
material tiene significaciones especiales en diferentes culturas. La imposición del
logocentrismo, que caracterizo los últimos siglos de las culturas occidentales alfabetizadas,
oscureció esta multimodalidad que siempre estuvo presente y permitió que se afianzara la
creencia en la lengua como medio exclusivo de comunicación.

En el enfoque multimodal se intenta comprender todos los modos de representación que


entran en juego en el texto, con la misma exactitud de detalles y con la misma precisión
metodológica que es capaz de alcanzar el análisis del discurso con el texto lingüístico.

Todos los sistemas de comunicación humana deben satisfacer tres requisitos:

1) Representar y comunicar aspectos relevantes de las relaciones sociales de aquellos


que intervienen en la comunicación.
2) Representar y comunicar hechos, estados de cosas y percepciones que el comunicador
desea comunicar
3) Hacer posible la producción de mensajes que tengan coherencia, internamente como
texto y externamente con aspectos relevantes del entorno semiótico (Contexto)

Estos requisitos corresponden estrechamente a alas tres metafunciones del lenguaje según
Halliday: interpersonal, ideativa y textual. Partimos del supuesto de que las categorías de
Halliday pueden emplearse como categorías abstractas y generales aplicables a toda la
semiosis social humana y no solo específicamente al lenguaje.

 CARACTERISTICAS DE LOS TEXTOS MULTIMODALES

Un análisis semiótico-social del texto multimodal parte de un número de supuestos:

un conjunto de modos semióticos está siempre involucrado en toda producción o lectura de
textos

cada modo tiene sus potencialidades específicas de representación y comunicación,


producidas culturalmente, pero inherentes a cada modo.

es preciso comprender la manera de leer esos textos como textos coherentes en sí mismos

Es menester considerar estos tres supuestos junto con varios principios más del análisis
semiótico-social de textos multimodales:

tanto los productores como los lectores tienen poder en relación con los textos

los escritores y los lectores producen signos complejos que surgen del interés del productor
del texto
el interés describe la convergencia de un complejo conjunto de factores: historias sociales y
culturales, contextos sociales actuales, incluso estimaciones del productor de los signos acerca
del entorno comunicativo

el interés en representaciones aptas y en una comunicación efectiva significa que los
productores de signos eligen significaciones apropiadas para expresar significados, de manera
que la relación entre significante y significado no es arbitraria sino motivada.

 MARCO DE ANALISIS

Nuestro supuesto es que cada modo semiótico tiene la potencialidad pare representar y
comunicar significaciones, es decir, para formar signos motivados en relación con las tres
tareas comunicativas ya mencionadas.

La semiótica social del espacio visual

En lo referente a la tarea de elaborar textos coherentes, señalamos aquí cierto empleo del
espacio visual que asocia significaciones regulares a partes de ese espacio. En relación con la
“pagina” en las sociedades occidentales alfabetizadas, en la que existe una dirección de lectura
de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, postulamos una distinción de izquierda-derecha
y de abajo-arriba, de suerte que pueden formarse cuatro cuadrantes.

Asignamos el valor de lo real a la sección inferior de una imagen y le asignamos el valor de lo


ideal a la sección superior. Cada un de estos valores puede tener significaciones particulares en
determinados contextos, por ejemplo, ideal puede significar distante en el tiempo, ya sea en el
pasado o en el futuro: una “forma ideal”, un “deseo ideal”, etc. Real puede tener las
significaciones específicas de “aquí y ahora”, “empíricamente así”, etc.

La distinción izquierda-derecha tiene una significación diferente: la izquierda considerada


como el punto de partida, tiende a poseer significaciones como “lo conocido”, “lo dado por
sentado”, “lo que se supone que es así”, etc. La derecha, considerada como el punto terminal,
tiende a tener significaciones como “lo que es nuevo”, “lo que es una instancia”, etc. En otras
palabras, la distinción arriba- abajo se relaciona con juicios ontológicos, en tanto que la
distinción izquierda derecha se relaciona con la condición de la información.

La semiótica social de los estados de cosas en el mundo representado

En lo que se refiere a la tarea de comunicar hechos, objetos, acontecimientos, estados de


cosas, etc., asumimos la utilización de elementos visuales que indican cuales son tratados
como elementos principales y sus relaciones. Por ejemplo, en un diagrama, dos elementos
pueden estar conectados con una flecha; esto señala uno de ellos como el origen, creador o
causa, y el otro como receptor, meta o efecto.

También hay imágenes que no representa (inter)acciones, sino mas bien estados de cosas. La
imagen de un explorador de la Antártida que figura en un libro de texto muestra de forma
esquemática lo que el hombre necesita llevar puesto: capucha de pieles, gruesos guantes,
chaqueta forrada en pieles, botas, etc.

La semiótica social de las relaciones sociales del espectador y la imagen

En lo que se refiere a la tarea de representar y comunicar acerca de las relaciones sociales del
espectador de la imagen con la imagen misma, suponemos la utilización de elementos visuales
que indican un conjunto de relaciones sociales que se juzgan significativas en una determinada
sociedad. Por ejemplo, las indicaciones de distancia social pueden codificarse por el tamaño
del elemento representado o por su distancia respecto del espectador; las relaciones
actitudinales pueden codificarse por la posición lateral del espectador en relación con un
elemento (por ejemplo “de frente”, “al costado de”, “desde el margen”). Las relaciones de
poder se codifican mediante la posición del espectador en una relación vertical con el objeto:
si el objeto es mas poderoso que nosotros, lo miramos dirigiendo la vista hacia arriba, si es
menos poderoso que nosotros, lo miramos hacia abajo y así sucesivamente.

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