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1. Clases de exactitud
2. Medio o fluido transmisor de la presión
3. Contaminación
4. Diferencia de altura
5. Prueba de fugas en los tubos de conexión
6. Efecto adiabático
7. Par
8. Posición de calibración/montaje
9. Generación de presión
10. Presurización/ejercitación del manómetro
11. Lectura del valor de presión (resolución)
12. Número de puntos de calibración
13. Histéresis (dirección de los puntos de calibración)
14. “Golpeteo” del manómetro
15. Número de ciclos de calibración (repetibilidad)
16. Ajuste/corrección
17. Documentación – certificado de calibración
18. Condiciones ambientales
19. Trazabilidad metrológica
20. Incertidumbre de la calibración (TUR/TAR)
¿Qué es la presión?
Antes de abordar cada uno de los aspectos a tener en cuenta cuando se calibran manómetros,
echemos un vistazo rápido a una serie de conceptos más básicos.
La presión es la fuerza perpendicular a la superficie dividida entre el área afectada. Por tanto,
la presión es igual a fuerza por unidad de área o p = F / A.
Existen muchas unidades de presión distintas que se utilizan en todo el mundo y en ocasiones
esto puede resultar muy confuso. La unidad de ingeniería correspondiente a la presión, según
el sistema SI, es el Pascal (Pa), que equivale a una fuerza de un Newton por metro cuadrado, 1
Pa = 1 N/m². Dado que el Pascal es una unidad muy pequeña, suele utilizarse con coeficientes,
como hecto, kilo y mega.
Tipos de presión
Manómetros
Los manómetros se dividen en diferentes clases de exactitud que determinan la exactitud del
manómetro, además de otras características. Normalmente, los rangos de presión disponibles
se dividen en pasos con coeficientes de 1, 1.6, 2.5, 4 y 6 que continúan hasta la década
siguiente (10, 16, 25, 40, 60), y así sucesivamente. Los diferentes diámetros de las escalas de
los manómetros suelen ser de 40, 50, 63, 80, 100, 115, 160 y 250 mm (1 ½, 2, 2 ½, 4, 4 ½, y 6
pulgadas).
Los manómetros de mayor exactitud suelen tener un diámetro mayor. Los conectores de
presión suelen ser machos de rosca paralela (G) según la norma ISO 228-1, o bien de rosca
cónica (NPT) según la norma ANSI/ASME B1.20.1.
Son también manómetros, pero digitales, aquellos que incluyen una indicación numérica de la
presión en lugar de un indicador analógico. Este artículo se centra en los manómetros
analógicos, aunque la mayoría de los principios son válidos para ambos.
Los manómetros se utilizan con frecuencia en todas las industrias y son instrumentos muy
habituales que requieren calibración. Como con cualquier dispositivo de medición de procesos,
deberían calibrarse periódicamente a fin de garantizar que sus mediciones sean correctas. El
hecho de que los manómetros sean instrumentos mecánicos añade el riesgo de desviación
debido al estrés mecánico.
1 - Clases de exactitud
Los manómetros están disponibles en distintas clases de exactitud. Las clases de exactitud se
especifican en las normas ASME B40.100 (clases de exactitud del 0,1 al 5% del rango de escala)
y EN 837 (clases de exactitud del 0,1 al 4% del rango de escala). La especificación de la clase de
exactitud suele expresarse como «% del rango de escala», lo que significa que si la clase de
exactitud es del 1 % y el rango de escala va de 0 a 100 psi, la exactitud es de ±1 psi. Se debe
conocer la clase de exactitud del manómetro que se va a calibrar, ya que evidentemente ello
determinará el nivel aceptable de exactitud, pero también tendrá otros efectos sobre el
procedimiento de calibración.
3 - Contaminación
Puede existir suciedad dentro del manómetro que puede penetrar en el equipo de calibración
y causar daños. En la calibración de aquellos manómetros que operan con gas, es posible
emplear una trampa para la suciedad/humedad, pero en el caso de manómetros que operan
con líquido, debería limpiarse el manómetro antes de llevar a cabo la calibración.
Una de las situaciones más extremas se da cuando un manómetro es utilizado para medir
presión de oxígeno. Si durante la calibración entra aceite o grasa en el manómetro, éste se
volverá especialmente peligroso cuando se monte en el proceso y entre en contacto con
oxigeno puro a alta presión pudiendo causar una explosión.
4 - Diferencia de altura
Donde:
Ph = presión hidrostática
r = densidad del líquido (kg/m³)
g = gravedad local (m/s²)
h = diferencia de altura (m)
Si durante la calibración existe alguna fuga en alguno de los tubos, pueden producirse errores
imprevisibles. Por tanto, antes de la calibración se debe realizar una prueba de fugas. La
prueba de fugas más sencilla consiste en presurizar el sistema y dejar que la presión se
estabilice durante un tiempo, y controlar que la presión no disminuya en exceso. Algunos
sistemas de calibración (controladores de presión) pueden mantener la presión incluso en caso
de fuga, si se dispone de un controlador que ajuste de manera dinámica la presión. En este
caso, es difícil detectar cualquier fuga, por lo que el controlador debe tener cerradas
totalmente sus válvulas para poder realizar una prueba de fugas en un sistema cerrado. El
efecto adiabático también debe tenerse en cuenta en sistemas cerrados, en especial cuando se
utiliza un gas como medio transmisor de la presión, tal como se explica en el siguiente
apartado.
6 - Efecto adiabático
En un sistema cerrado con un gas como medio transmisor de la presión, la temperatura del gas
afecta al volumen del gas, lo que a su vez tiene un efecto en la presión. Cuando la presión
aumenta rápidamente, la temperatura del gas también aumenta, y esta temperatura más
elevada hace que el gas se expanda, adquiera un volumen mayor y también una presión
mayor. Cuando la temperatura empieza a enfriarse, el volumen del gas es cada vez menor y
esto causará una pérdida de presión. Esta pérdida de presión puede parecer una fuga en el
sistema, pero en realidad se debe al efecto adiabático causado por el cambio en la
temperatura del gas. Cuanto más rápido cambia la presión, mayor es el efecto. El cambio de
presión causado por este efecto se verá reflejado gradualmente a medida que se estabilice la
temperatura. Por tanto, si se modifica la presión rápidamente, hay que dejar que se estabilice
la lectura de presión durante un tiempo antes de determinar que hay una fuga en el sistema.
7 - Par
En especial en el caso de manómetros sensibles al par, no hay que ejercer una fuerza excesiva
cuando se conecten los adaptadores de presión al manómetro, ya que este podría resultar
dañado. Se recomienda seguir las instrucciones del fabricante en relación con el par de apriete
permitido, así como emplear las herramientas y los adaptadores correctos y los sellos
apropiados.
8 - Posición de calibración/montaje
Dado que los manómetros analógicos son instrumentos mecánicos, su posición afectará a la
lectura. Por tanto, se recomienda calibrarlos en la misma posición en la que se utilizan en el
proceso. También se deberían tener en cuenta las especificaciones del fabricante en cuanto a
la posición de funcionamiento/montaje. Una especificación típica acerca de la
posición/montaje es que un cambio de 5 grados en la posición no debería modificar la
indicación del manómetro en más de la mitad (0,5 veces) de su clase de exactitud.
9 - Generación de presión
Para calibrar un manómetro, se deben tener los medios para poder aplicarle presión. Se puede
hacer de distintas formas: se puede emplear una bomba manual generadora de presión, una
botella con un regulador de presión o incluso una balanza de pesos muertos. Este último
proporcionará una presión con gran exactitud y no se necesitará un calibrador o referencia
para medir la presión, pero una balanza de pesos muertos es cara, no está diseñada para ser
un dispositivo móvil, requiere mucha atención durante el uso y requiere de un mayor
mantenimiento y limpieza que otros dispositivos. Es más habitual y práctico utilizar una bomba
manual de generación de presión y un dispositivo con una buena exactitud de medición
(calibrador) para medir la presión. Para generar la presión al manómetro a calibrar, también se
puede utilizar un controlador de presión.
La escala de los manómetros presenta una legibilidad limitada. Tiene marcas o divisiones de
escala grandes y más pequeñas, pero resulta difícil leer con cierta exactitud el valor de presión
cuando la aguja indicadora se encuentra entre las divisiones de la escala. Es mucho más fácil
cuando la aguja se sitúa
exactamente en una división de la escala. Por consiguiente, se recomienda ajustar la presión
de entrada de forma que la aguja quede exactamente en una división, y luego registrar la
correspondiente presión de entrada aplicada. Si simplemente se suministra una determinada
presión de entrada exacta al valor teórico a realizar y luego se intenta leer la lectura en la
escala, dará lugar a errores debido a una inexactitud ya que se tiene una lectura limitada.
Asimismo, es importante mirar la indicación perpendicularmente a la división del manómetro.
Muchos manómetros con cierta exactitud incluyen un espejo reflectante a lo largo de la escala,
detrás de la aguja indicadora. Este espejo ayuda en la lectura, debiendo leer el valor de modo
que la reflexión de la aguja en el espejo se sitúe exactamente sobre sí misma. Entonces se
puede tener la certeza que se está mirando perpendicularmente, es decir, en línea recta al
manómetro.
El valor que muestra la aguja indicadora del manómetro situado a la izquierda de la imagen
resulta difícil de conocer con exactitud porque la aguja indicadora se encuentra entre
divisiones de la escala, mientras que el valor mostrado por la aguja indicadora del manómetro
de la derecha es fácil de leer porque la presión aplicada está ajustada de modo que la aguja se
sitúa exactamente sobre la división de la escala:
Para obtener una lectura con mayor exactitud es importante mirar al indicador
perpendicularmente/en línea recta.
Las diferentes clases de exactitud de los manómetros determinarán los distintos puntos de
calibración a realizar. En el caso de los manómetros de mayor exactitud (por encima de 0,05%),
debería utilizarse un «procedimiento de calibración exhaustivo» y la calibración debería
efectuarse en 11 puntos de calibración en todo el rango (punto cero más saltos del 10%) con 3
ciclos de presión creciente y decreciente. Respecto a los manómetros de clase de exactitud
media (de 0,05 a 0,5%), se debería utilizar un «procedimiento de calibración estándar» con 11
puntos, pero menos ciclos. Los manómetros con menor exactitud (de clase igual o superior a
0,5%) deben calibrarse
conforme al «procedimiento de calibración básico» con 6 puntos de calibración (punto cero
más saltos del 20%) con presión creciente y decreciente. En la práctica, en ocasiones los
manómetros se calibran con menos puntos de calibración. Más adelante se abordará la
cuestión de la histéresis, pero para averiguarla, la calibración debería efectuarse con puntos de
presión crecientes y decrecientes. Evidentemente, el número de puntos y ciclos de calibración
depende también de la aplicación, la criticidad y el requisito de exactitud.
13 - Histéresis (dirección de los puntos de calibración)
Una vez más, debido a su estructura mecánica, un manómetro puede presentar cierta
histéresis. Esto significa que la indicación no es exactamente la misma cuando un punto de
presión se aborda con una presión creciente en comparación con una presión decreciente.
Para averiguar el valor de histéresis, el manómetro debe calibrarse con puntos de calibración
crecientes y decrecientes, es decir, aumentar primero la presión y luego disminuirla. Durante
esta acción, hay que asegurarse de que la presión se mueve únicamente en la dirección
deseada. Por ejemplo, cuando se calibre con presión creciente, hay que asegurarse de no
disminuir la presión en ningún punto durante el ajuste fino de la presión, ya que en este caso
se perdería la información sobre la histéresis, o mejor dicho no se correspondería con la
realidad. Si se excede el valor del punto objetivo con presión creciente, será necesario
retroceder y luego volver a aumentar la presión hasta alcanzar el valor del punto objetivo.
En ocasiones un manómetro mecánico puede necesitar un golpe suave para asegurarse de que
no presenta ninguna fricción ni pérdida de flexibilidad, sobre todo si no se ha utilizado con
normalidad. Durante la calibración, una vez la presión de entrada esté estabilizada, se puede
golpear suavemente el manómetro para ver si la indicación varía. Evidentemente, estos golpes
deben ser suaves para no dañar el manómetro.
Durante la calibración, los ciclos de calibración se llevan a cabo varias veces para determinar la
repetibilidad del manómetro que está siendo calibrado. Si dicho manómetro presenta una
repetibilidad deficiente, ofrecerá resultados distintos durante los diferentes ciclos de
calibración. Si se calibra realizando un único ciclo de calibración, se perderá la información
sobre
repetibilidad y parte de la verdad. Como se ha mencionado anteriormente, los manómetros
con mejor exactitud deberían calibrarse llevándose a cabo 3 ciclos de calibración. En la
práctica, la repetibilidad suele comprobarse como un tipo de prueba para determinados tipos
de instrumentos (marca/ modelo) y, una vez se conoce la repetibilidad típica, se lleva a cabo la
calibración real con tan solo un ciclo de calibración, teniendo en cuenta la repetibilidad típica.
16 - Ajuste/corrección
18 - Condiciones ambientales
19 - Trazabilidad metrológica
Como en cualquier calibración, debe asegurarse que el patrón de referencia que se está
utilizando para medir la presión aplicada al manómetro tiene un certificado de calibración
válido y que su calibración es trazable conforme a las normas nacionales pertinentes
(trazabilidad metrológica).
20 - Incertidumbre de la calibración (TUR/TAR)
Cabe señalar que el uso de este método de la relación TUR/TAR no garantiza el conocimiento
de todos los componentes de incertidumbre de su proceso de calibración, y se desconoce cuán
buena es en realidad la calibración. Por tanto, el cálculo de la incertidumbre total de la
calibración es el método más recomendado.
Se puede obtener más información sobre ello, así como ver realmente la necesidad de conocer
la incertidumbre de las medidas mediante un enfoque práctico en la siguiente publicación del
blog: Incertidumbre de la calibración para no matemáticos.