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CARLOS MARTÍNEZ RIVAS,
EL POETA SOLITARIO.

Sus últimos dieciocho


meses de vida,
un Testimonio
Clemente Guido Martínez.
Alcaldia de Managua
© 2019.
Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

“Carlos Martínez Rivas, el poeta solitario.


Sus últimos dieciocho años de vida, un Testimonio”,

Es una producción de la Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua a


través de la Dirección de Cultura y Patrimonio Histórico, adscrita a la
Dirección General de Desarrollo Humano; en el año del Bicentenario
de la Leal Villa de Managua, 2019.

Textos levantados por: Ana María Zambrana.

Foto de Portada: Leus Uwekorten.

Fotografías: Emigdio Rivera (ceremoniales y sepelio de CMR en


Managua y Granada).

Arte y diseño: Octavio Morales S.

Biblioteca Digital No 69,

Año del Bicentenario de la Leal Villa de Managua.

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Alcaldia de Managua.

Contenido.-

SUS ÚLTIMOS DIECIOCHO MESES DE VIDA,


UN TESTIMONIO.-................................................................Pág.5
Por: Clemente Guido Martínez.

EL MINISTRO NO CONOCÍA,
EN PERSONA, AL POETA..............................................Pág.5
LA PRIMERA VISITA AL POETA.....................................Pág.5
INFIERNO DE CIELO.......................................................Pág.6
LA IRA DEL POETA.........................................................Pág.7
EL CHEQUE FISCAL DE C$ 1,000.00 córdobas...........Pág.8
PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES 1997...........Pág.10
LUEGO LA RECAÍDA Y SU HOSPITALIZACIÓN......... Pág.11
EL AVISO DE SU MUERTE...........................................Pág.12
LAS HONRAS Y SEPELIO............................................Pág.13
LA TUMBA DEL POETA................................................Pág.14
LOS ESCRITOS A MÁQUINA
Y MANUSCRITOS DEL POETA.....................................Pág.15
DESCANSE EN PAZ......................................................Pág.16

EL PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES


PARA CARLOS MARTÍNEZ RIVAS. -................................Pág.17

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

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Alcaldia de Managua.

Sus últimos dieciocho meses


de vida, un Testimonio.-
Por: Clemente Guido Martínez.
Ex Director General del INC (1997-2001).

EL MINISTRO NO CONOCÍA, EN PERSONA, AL POETA

S
abía que Carlos Martínez Rivas (12 octubre de 1924), era un
poeta importante de Nicaragua, uno de los mejores. Aparte
de eso, nunca había tenido la oportunidad de conocerlo
personalmente, y no fue sino hasta los últimos dieciocho meses
de su vida que le conocí, y le serví, desde mi cargo de Director
General del Instituto Nicaragüense de Cultura (INC) entre enero
de1997 y su muerte acaecida el 16 de junio de 1998.
Fue una relación breve y oficial, pero puedo asegurar que la
personalidad del poeta me dejó impresionado hasta el día de
hoy, que me decido a compartir algunos aspectos de esos últimos
dieciocho meses de su vida, hasta llegar a los 73 años de edad
que tenía al momento de morir, poco antes de cumplir 74.

LA PRIMERA VISITA AL POETA


Fue el poeta Julio Valle Castillo, quien era asesor, en la
Dirección General del INC, quien me indujo a tomar nota y
preocuparme como dirigente gubernamental de la cultura, en la
situación del poeta. Me informó que la estaba pasando mal, y
que estaba bastante enfermo. Atendí el llamado del poeta y le
pedí que me organizara una visita en su casa de Altamira, de la
Vicky como 150 varas hacia el sur aproximadamente.
Valle Castillo consiguió la visita, y entonces pude conocer al
poeta en su casa de habitación. Una casa con paredes llenas de
pensamientos y versos del poeta, que daba la impresión de una
galería con murales de letras. Lastimosamente estos murales de
letras fueron destruidos después de la muerte del poeta.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

El poeta estaba en un traje de salida de baño, casi siempre


estaba así en su casa. Sentado en una silla, de habla pausada y
elegante, como si masticara las palabras antes de dejarlas libres
al espacio entre él y su interlocutor. Como si quisiera que sus
palabras no tuvieran errores en el mensaje enviado.
Me habló de sus necesidades, y le prometí que no lo dejaríamos
solo, que el INC asumiría sus gastos. El recibía ayuda de varias
personas amigas suyas de años, pero aun así requería de otras
formas de ayuda que gustosamente se las brindamos como
por ejemplo, pagar la empleada que le cuidaba en su casa. En
esos dieciocho meses contratamos dos mujeres que le cuidaron:
Blanca y Francisca. La segunda le acompañó en el hospital
Bautista los últimos días de su vida. Estas buenas cuidadoras
fueron luego contratadas como empleadas públicas del INC.
Francisca era originaria de Ticuantepe.
No recuerdo bien cuántos gatos tenía CMR, pero definitivamente
había al menos un gato en esa casa. Un gato que merodeaba
entre los visitantes y el poeta. Un guardián. Un amigo del poeta
en su soledad, porque al irnos de esa casa, sentí que quedaba
solo, un poeta solitario.

INFIERNO DE CIELO
Le dije al poeta que si quería que le financiáramos su libro
“Infierno de Cielo”, a lo que respondió que sí, pero dejó muy bien
dicho que él tenía que revisar el libro antes de su impresión. Este
libro se editó e imprimió con financiamiento del INC, de forma
póstuma, con las correcciones que él mismo le había realizado a
las pruebas de levantados de textos.
Ejemplares del libro deben estar en la Biblioteca Nacional
Rubén Darío y en casi todas las bibliotecas públicas del país,
adscritas a la Red de Bibliotecas Públicas de Nicaragua que
coordina la misma Biblioteca Nacional.
Varias personas que conocían al poeta, entre ellos Julio Valle,
Luis Rocha, Sergio Ramírez, me habían advertido que el poeta
era de difícil trato, porque no le gustaba mucho la socialización,
y que hoy decía sí a una propuesta y mañana retiraba todas sus

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Alcaldia de Managua.

afirmaciones sobre todo referido a publicaciones de libros. Me


advirtieron que no me entusiasmara mucho con el tema del libro
“Infierno de Cielo”.
Sin embargo, al pasar de los meses de vínculos con él, fui
valorando que él tenía una actitud muy respetuosa hacia la
autoridad que representaba en ese momento. No me decía
“director”, sino “Señor Ministro”, a pesar de corregirlo de que
el cargo de ministro había sido reformado. Para él siempre fui
“señor Ministro”.

LA IRA DEL POETA


Una vez llegó sin previo aviso
al Palacio Nacional de la Cultura,
donde tenía mi despacho de
atención al público. Él llegó a la
recepción y dijo que me avisaran
que estaba “abajo” (la oficina
queda en el segundo piso), y
que quería entregarme en mis
manos algo muy importante.
Las muchachas de la recepción
no sabían cómo atender el
caso, pues no tenía cita y no
sabían exactamente quién era
el poeta tan enojado que estaba
exigiendo verme. Al final, me
llamaron y de inmediato “bajé”
al primer piso para ver al poeta.
Estaba muy molesto con una
persona del sexo femenino que
le estaba causando algún problema de derechos de autor. Y me
entregó unos documentos que me pidió leyera y le ayudara a que
esa persona no se saliera con la suya. Cuando analicé el caso,
realmente no había ninguna acción fraudulenta o usurpadora
de la persona que él señalaba como queriendo arrebatarle sus
derechos, sino que era un mal entendido. Lo calmé lo más que
pude y le dije que podía venir a buscarme cuando gustara. Se fue.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

EL CHEQUE FISCAL DE C$ 1,000.00 córdobas.

En otro ocasión, lo encontré haciendo filas en una sucursal del


Banco Nacional de Desarrollo, específicamente la que estaba
ubicada en ese entonces en la planta subterránea del antiguo
edificio de catorce pisos de Managua (el único y sobreviviente
del terremoto de Managua de 1972), el edificio del Banco Central
ciertamente; y le pregunté, “poeta, ¿qué hace usted aquí haciendo
filas?”, a lo que me respondió, “cambiando mi cheque fiscal”; uno
que recibía como pensión por mandato de la Asamblea Nacional
de Nicaragua, era de un monto de C$ 1,000.00 (un mil córdobas).
Yo había cambiado mi cheque fiscal antes de encontrarme con
él, así que le dije, “no poeta, no haga fila, aquí mismo se lo cambio
yo a usted”. El poeta agradecido me lo endosó y me lo entregó,
yo a cambio – por supuesto- le entregué sus mil córdobas en
efectivo. Me metí el cheque en mi bolsillo, no tenía intenciones
de volver a hacer fila para cambiarlo, así que dispuse guardarlo
para otro día.

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Alcaldia de Managua.

Ese otro día nunca llegó. Conservé el cheque durante años


desde 1997 hasta que en el año 2007, diez años después, se lo
dí al historiador y director de patrimonio histórico de la Alcaldía de
Managua, Don Roberto Sánchez (22 May 1940 -19 Nov 2016).
En el año 2009, me correspondió asumir el cargo de Director de
Patrimonio Histórico de la Alcaldía de Managua con Alexis Argüello
como Alcalde, a quien había apoyado durante la campaña del
2008. Entre las cosas que encontré, estaba el cheque de Carlos
Martínez Rivas. Estaba guardado en un archivador junto con
otras cosas de valor. Roberto lo había guardado y ahí estaba.
Lo asumí nuevamente como custodio del mismo. “Qué cosas,
pensé, volvió a mis manos, pero ya no es mío”. El año 2017 fundé
el Depósito de Bienes Culturales de la Alcaldía de Managua, y
ahí está ahora resguardado el cheque de CMR. Este depósito
tiene ese propósito, que objetos valiosos de nuestro municipio
sean resguardados ahí, para el uso que estime conveniente la
autoridad municipal en el futuro. El cheque es parte de su acervo
y riqueza patrimonial. 20 años después encontró lugar en un
depósito de bienes culturales.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES 1997

En junio de 1997, CMR recibió el Premio Nacional de


Humanidades, de parte de la Presidencia de la República. Este
premio fue una iniciativa del INC bajo mi administración, pero se
llevó al más alto nivel, por su importancia. CMR fue el primero en
recibirlo ese año. Sin saber, que un año después para las mismas
fechas estaríamos realizando sus honras fúnebres. Un año antes
pudimos honrarlo con este importante premio que además del
Diploma respectivo, estaba acompañado de una cantidad de
dinero que no le vinieron a mal al poeta, sino todo lo contrario. El
monto era de US $ 5,000.00 mil dólares.
El premio se entregó en el Teatro Nacional Rubén Darío, y al
acto el poeta llegó vestido de saco negro, corbata y sus infaltables
zapatos de lona (estilo tenis). De ese momento guardo dos
fotos muy emotivas para mí, la primera donde el poeta me toma
fuertemente del brazo y me dice ciertas cosas que hoy en día
ya no recuerdo, pero que en ese momento y por la expresión
del rostro del poeta y su dedo índice “erizado”, debió ser muy
importante para él. Y la segunda foto cuando estamos sentados
en la mesa de Presidir y él estrecha mi mano derecha con su

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Alcaldia de Managua.

propia mano derecha, mientras con la izquierda parece acentuar


aquello que me estaba diciendo con su palabra pulcra y culta.
Cuando planificamos la entrega el Premio, porque al INC
le correspondió planificar aquel solemne acto en el Teatro
Nacional Rubén Darío, del cual era entonces Presidente de su
Junta Directiva; algunos poetas me dijeron, “¿y si no llega?”,
CMR podría dejarte plantado. Así es él. Me causaron y para
asegurarme delegué al poeta Julio Valle Castillo y al maestro
César Prado (q.e.p.d.) para que me garantizaran esa presencia.
No fue necesario, el poeta tenía toda la voluntad de llegar y llegó.
César Prado siempre estuvo pendiente de la salud y situación
personal del poeta. Él vivía cerca de la casa del poeta, y por eso
la frecuentaba para ver cómo estaba CMR.

LUEGO LA RECAÍDA Y SU HOSPITALIZACIÓN.


Meses después, CMR comenzó a deteriorarse más en su salud
ya deteriorada cuando lo conocí. El INC asumía buena parte de
sus gastos médicos, y siempre sus amigos le brindaban el apoyo
necesario. El poeta solitario no estaba solo. Tuvo buenos amigos
entre los poetas y poetizas.
Una de las infaltables amigas de CMR que siempre estaba
al tanto de su situación y poniendo avisos de alerta, era Evelin
Martínez, actriz. No se diga menos de Berenice Marañao, musa
del poeta.
Cuando en 1998 CMR ingresó al hospital Bautista de Managua,
la Presidencia de la República orientó que se asumieran todos
sus gastos de hospitalización. No recuerdo cuánto tiempo
estuvo hospitalizado CMR antes de fallecer. Solo recuerdo que
le visité varias veces en el hospital para saludarlo, y él siempre
me planteaba algún “problema” o alguna situación especial que
había que atender. Su guardiana de hospital fue Francisca,
originaria de Ticuantepe, ella lo vio morir. Lamentablemente no
recuerdo el apellido de esta noble mujer que acompañó al poeta
en sus últimos días de hospitalización, pero en los registros de
RRHH del INC debe estar su identidad.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

EL AVISO DE SU MUERTE
Cuando CMR murió, yo estaba de viaje por Nueva Segovia en
misión de trabajo como Director General del INC.
Recibí una llamada telefónica a mi celular cuando nos
enrumbábamos de Palacagüina hacia San Juan de Telpaneca.
La noticia me la dio César Prado, “ha muerto el poeta”, me
informó directamente. Sentí tristeza. Inmediatamente cancelé
mi viaje y le pedí a Prado que se comunicara con la UNAN de
Managua y todas las demás instituciones que tenían que ver con
el poeta CMR, para que juntos organizaran los ceremoniales y
programa de honras fúnebres. Por supuesto, le dije, “los gastos
de funerales corren por cuenta del gobierno”.
El poeta Pablo Centeno, director de cultura de la UNAN fue uno
de los que estuvieron involucrados con los ceremoniales, y era
un gran mecenas del poeta, pues CMR tenía que ir a la UNAN
de cuerpo presente para recibir los honores académicos del
Alma-Maters. También tendría que llevarse al Palacio Nacional
de la Cultura, así como –por supuesto- a Granada, donde sería
sepultado.

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Alcaldia de Managua.

LAS HONRAS Y SEPELIO


Cuando regresé a Managua, ya todo estaba organizado. La
Presidencia delegó a Canciller de la República, para que hiciera
honores de Estado a CMR, en el Palacio Nacional de la Cultura.
Así fue.
En Granada, los restos mortales de CMR fueron llevados
hacia el cementerio en una tradicional carroza fúnebre de gran
elegancia y prestancia, tirada por un par de caballos vestidos de
blanco. La Alcaldesa de Granada en ese momento, acompañó
al poeta hasta su última morada. El cuerpo de cadetes de
ceremoniales del Ejército de Nicaragua acompañó la marcha
fúnebre, escoltando la carroza durante todo su recorrido desde la
Catedral de Granada hacia el cementerio de la ciudad. Poetas
e intelectuales iban detrás de la carroza.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

LA TUMBA DEL POETA


La tumba del poeta no está muy retirada de la capilla ardiente
que está en la entrada del cementerio de Granada. Está a unos
metros de esa capilla.
Es una tumba clásica de Granada, “aérea”, es decir una bóveda
que se puede ver sobre el nivel del piso, no abajo del nivel del
piso como en Managua y otros cementerios. Este tipo de tumba
es bastante particular de Granada.
Ahí se sepultó a CMR. Sus restos mortales, no así su obra y
legado a Nicaragua.

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Alcaldia de Managua.

LOS ESCRITOS A MÁQUINA


Y MANUSCRITOS DEL POETA
Si algo molestaba al poeta CMR fue que le dijeran “documentos”
a sus poemas, fuese que estuviesen escritos a máquina o
manuscritos. “¿Qué es eso de “documentos”? me dijo una vez,
mientras se quejaba de una persona que había tratado de esa
forma a sus poemas que él guardaba celosamente en una cajas
en su casa. Los originales de muchos de sus poemas y escritos,
habían quedado en su casa, desamparados ante su muerte.
Tomé la iniciativa, no muy comprendida en el momento, de
“ocupar” (figura legal de la Ley de Patrimonio Cultural de la
Nación) los manuscritos y escritos a máquina que había en la
casa del poeta, antes que desaparecieran o fuesen sustraídos
sin orden alguno por personas no autorizadas.
Fue una acción rápida, y todo lo que se “ocupó” de la casa del
poeta CMR se trasladó al Archivo Nacional de Nicaragua, ubicado
en el Palacio Nacional de la Cultura, y ordené de inmediato un
inventario de lo que había en esas cajas. La tarea no fue fácil para
el equipo del Archivo Nacional de Nicaragua, pero lo hicieron, y
luego se fotocopiaron para darles doble protección.
No mucho tiempo después, el hijo de CMR que también se llama
Carlos, llegó a visitarme en el INC para conocer el paradero de
los manuscritos y escritos a máquina, habiéndose informado a él
y mostrado donde estaban, se procedió a su entrega ordenada,
dado que su reclamo era legítimo por ser heredero del poeta.
La “ocupación” de un bien cultural solamente puede continuar
de existir una causal de riesgo inminente de daños al bien
cultural, pero en este caso, el abandono de los bienes de CMR
protegidos por la acción legal interpuesta, ya no tenía más
fundamento, pues el hijo y heredero de estos bienes, lo estaba
reclamando y argumentando que los protegería debidamente.
La “ocupación” pierde su legitimidad y debe levantarse sobre los
bienes culturales protegidos.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

Nuestro objetivo como Institución era proteger los bienes del


poeta. Cumplido el objetivo, se entregaron al heredero.
En los medios intelectuales se nos criticó al INC, por hacer
ambas cosas, unos nos criticaron por “ocupar” los bienes
culturales y otros nos criticaron por “entregarlos al hijo de CMR”.
En ambos casos, solamente hicimos lo que conforme la ley
podíamos y debíamos hacer.

DESCANSE EN PAZ
Al cumplirse el 21 aniversario de su paso la inmortalidad, como
decimos en Nicaragua, CMR sigue siendo hoy y seguirá siendo
mañana, sujeto de conocimiento de parte de los estudiantes
universitarios, y de recuerdo de parte de la nación nicaragüense
por sus aportes a la literatura nacional.

Carlos Martínez Rivas,


descanse en la paz de nuestro Señor.
Managua, 12 de octubre del 2019.

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Alcaldia de Managua.

EL PREMIO NACIONAL DE
HUMANIDADES PARA CARLOS
MARTÍNEZ RIVAS. -

Poeta nicaragüense. Nació en Puerto de Ocoz, Guatemala,


el 12 de octubre de 1924. Bachiller del Colegio Centroamérica
de Granada, hizo estudios en España y vivió en Francia. Ha
trabajado en Estados Unidos y Costa Rica. Estuvo en el servicio
diplomático de su país. En 1985 ganó el Premio “Rubén Darío”,
a nivel latinoamericano. Tuvo a su cargo una cátedra en la
Universidad Nacional Autónoma, recinto de Managua.
De los poetas surgidos en los años cuarenta, Martínez Rivas fue
el más favorecido por la gracia poética; preparado como pocos
en Nicaragua, después de Darío, para transmitirla, ejecutó un
extenso poema de madurez precoz: El paraíso recobrado (1943)
y, diez años más tarde, un monumento excepcional de la poesía
en lengua española: La insurrección solitaria (1953), reeditaba

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

cuatro veces: en 1973 y 1982, en 1994 y en 1996. En efecto, ese


volumen compacto lo revela como un terco, lúcido y desafiante
trabajador del verso con un programa de vida, una actitud rebelde
ante los valores establecidos, un desacuerdo crítico con su época
y una nueva configuración de los elementos sustantivos de la
sociedad: no orden dictatorial ni libertad anárquica, sino el orden
necesario para la existencia plena de la libertad. Una actitud
presidida por una sabiduría fulgurante y un equilibrio reconocido
por el resplandor y la precisión.
OBRA. POESIA. El paraíso recobrado (1944); La insurrección
solitaria (1953); La insurrección solitaria/seguida de Varia (1994).
Infierno de Cielo (obra póstuma, INC).

Carlos Martínez Rivas recibió la Orden de la


Independencia Cultural Rubén Darío en los años 80,
de parte del Presidente Comandante Daniel Ortega
Saavedra en el Teatro Nacional Rubén Darío.

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Alcaldia de Managua.

POETA
CARLOS MARTINEZ RIVAS
PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES 1997
ACUERDO PRESIDENCIAL No.434-97
El Presidente de la República de Nicaragua
C O N S I D E R A N D O:
I
Que el Señor CARLOS MARTINEZ RIVAS, ha dedicado su
vida y talento a la poesía, produciendo obras admirables
éditas e inéditas.
II
Que tanto la crítica nacional como internacional tienen su
poesía como uno de los máximos aportes de Nicaragua a
la lengua castellana.
III
Que su entrega y obra constituyen parte del patrimonio
cultural de Nicaragua.

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Carlos Martínez Rivas, El Poeta Solitario.

POR TANTO:
En uso de las facultades que le confiere la Constitución
Política,
ACUERDA:
Arto.1 Otorgar el PREMIO NACIONAL DE HUMANIDADES
1997 al Señor CARLOS MARTINEZ RIVAS.
Arto.2 El presente Acuerdo surte sus efectos a partir de
esta fecha.
Publíquese en el Diario Oficial, La Gaceta.
Dado en la ciudad de Managua, Casa Presidencial,
el diecinueve de Junio de mil novecientos noventa y siete.

Presidencia de la República de Nicaragua


Lorenzo Guerrero
Ministro de la Presidencia

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“La sobria y adusta perfección de Carlos Martínez
Rivas, resultado de un equilibrio feliz entre la tradición
clásica y la tradición romántica, se destaca en todo su
esplendor y señorío en los antológicos poemas de LA
INSURRECCION SOLITARIA que, entre otras cosas,
tienen el regusto de la clarté desert, la claridad desierta
de la que hablaba Mallarmé.”
Álvaro Urtecho (1990)

“Carlos Martínez Rivas es un poeta sin demás (…..).


Ajeno a los booms y a las propagandas (…) se ha
mantenido al margen de la llamada y consabida vida
literaria, con la dignidad inherente al heroísmo”
Ernesto Mejía Sánchez (1971)

Carlos Martínez Rivas ¿una nueva versión del poeta


rebelde? Sí y no. Con un gesto contradictorio, hosco y
cordial a un tiempo”
Octavio Paz (1953)

“Todos nosotros vamos en pos de él, enseñándoles a


las generaciones venideras, cómo en Nicaragua el arte
nos lleva a aprender a ser libre y a luchar y amar, entre
todos los pueblos de la tierra, guiados por la columna de
fuego y armonía que es Carlos Martínez Rivas”
Juan Aburto (1948)

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