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separa a los profesionales y los profanos.

El profesional tiende a
"odiar" al "vulgar profano" que lo niega en tanto que profesional al
prescindir de sus servicios: está dispuesto a denunciar todas las for-
mas de "espontaneísmo" (político, religioso, filosófico, artístico), que
tienden a desposeerlo del monopolio de la producción legítima de bie-
nes o de servicios. Los detentadores de la competencia legítima están
listos para movilizarse contra todo lo que puede favorecer el autocon-
Los usos del "pueblo"l6 sumo popular (magia, "medicina popular", automedicación, etc). Así,
losclBrigos están siempreinclinados a condenar comomagia o supers-
tición ritualista y a someter a una "depuración" las prácticas re-
ligiosas que, desde el punto de vista de los virtuosos religiosos, no
manifiestan el"desinterés"o,como se dice en otras partes, lasudistan-
Para arrojar una cierta claridad sobre las discusiones a propósi- cia", asociada a la idea que se hacen de la práctica aceptable.
to del "pueblo" y de lo "popular", es suficiente tener en mente que el Si lo "popular" negativo, es decir "vulgar", se define asíante todo
"pueblo" o lo "popular" ("arte popular", "religión popular", "medicina como el co"junto de Ios~bieneso de los seriicios culturales que repre-
popular", etc) es ante todo una de las apuestas de lucha entre los in- sentan obstdcuios~arala im~osiciónde lecitimidad p o r l a c ~ alosl pro-
telectuales. El de ser ode sentirseautorizado parahablardel "pueblo", fesionales tio-dena produc$ el mercado(tanto como a conquistnrlo)
o a hablar para (en el doble sentido) el "pueblo", puede constituir, de creando la necesidad de sus propios productos, lo "popular" yositivo
por sí, una fuerza en las luchas internas en los diferentes campos, po- (por ejempl? la pintura "ingenua" o lamúsica "folk") es =! producto de
lítico, religioso, nrtístico, etc.- fuerza tanto más grande cuanto m i s unainversión de signo que ciertos clBrigos, amenudo dominados en el
dBbil es la autonomía relativa del campo considerado. Máxima en el campo de los especialistas (y provenientes de regiones dominadas del
campo político, donde se puede jugar con todas las ambigüedades de espacio social), operan con una preocupación de rehabilitación que es
la palabra"pueblo" (''clases populares", proletariado, o nación, Volk), inseparable de la ~ r e o c u ~ n c i ópor
n s u propio ennoblecimiento. For
es mínima en el campo literario o artístico llegado a un alto grado de ejemplo, en los añ&30,la"escue~ populjstn" de los Louis Lemonnier,
autonomía donde el Bxito "popular" entraña una forma de devalua- AndreTherive o Euccnc Dabit (todos de oricen social muy baio Y dcs-
ción. hasta de descalificación. del oroductor (sabemos oor eiemolo los provistos de escolar~dad)se define contra la>ovela psicol(igi& Üristo-
esfuérzos que debió hacer ~ o i pai r a rehabilitar lo " p ~ p u l ~e'inver-
f'
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tir la imacen dominante en el camoo).
~ ~ . . -~
. El camoo relirioso se sitiia en-
~

tre los dos, pero no ignora completamente la contradicción entre las


crdtica y mundana (y tambiBn contra el naturalismo, al cual reprocha
sus excesos), como Ia"escue1a proletaria" de Henri Poulaille s e defini-
rá contra el populismo al cual le reprocha su espíritu pequeño bur-
exigencias internas que llevan a buscar lo raro, lo distinguido, lo se- gu6s. La mayor parte de los discursos que se hicieron o s e hacen en
parado-por ejemplo, una religión depurada y espiritualizada-y las favor del "pueblo" provienen de product3rss qc;a ocupan posiciones
exigencias externas, a menudo descritas como "comerciales", que im- dominadas en el campo de producción. Y, como lo mostró muy bien
pulsan a ofrecer a la clientela profana más desprovista culturalmen- RBmy Ponton a propósito de los novelistas regionalistns, el "pueblo"
te una religión ritualista de fuertes connotaciones mágicas (la de las más o menos idealizado es a menudo un refugio contra el fracaso o la
grandes peregrinaciones "populares", de Lourdes, Lisieux, etc., por exclusión. Se observainclusivequelarelaciónque los productoresque
ejemplo). salieron de 61 mantienen con "el pueblo" tiende a variar, en el curso
Segunda proposición: las tomas de posición sobre"e1 pueblo" o lo mismo de su vida, según las fluctuaciones de s u capital simbólico en
"popular" dependen en su forma y su contenido de intereses especifi- el seno del campo (se podría mostrarlo a propósito del caso ejemplar
cos ligados en primer termino a la pertenencia al campo de producción de León Cladel).
cultural y a continuación a la posición ocupada en el seno de ese Las diferentes representaciones del pueblo aparecen así como
campo. Más allá de todo lo aue los opone.. . los especialistas estdn de otras tantas expresiones transformadas (en función de :as censuras y
acuerdo por lo menos en reivindicar el monopolio de la competencia normas formales propias de cada campo) de una r e l a d n fundamen-
legítima que los define adecuadamente y en recordar la frontera que tal con el pueblo que depende de la posición ocupada en el campo de
" Cornunicneidn pmscnindo por lo Asocincidn dccstudinntcv pmicotnnicu dc Pn. los especialistas-y, más ampliamente, en el campo social- así como
rlr, c l 7 dc junio dc 1983, y publicado cn Aelcs dc lo rechorclio en seioicrs soe8<ilrr,62. de l a trayectoria que condujo a esa posición. Los escritores salidos de
53, junin dc198.I.
lasregiones dorninndas deleSpaciosocial pueden, con poeibilidatles<Ie Se comprende que el aiiilisisprevio de larelación objetiva con el
Exito tanto m i s débiles cuanto mayor es la autonomir~del crinipo eon- objeto se imponedenianera particularmenteimperativaal investiga-
siderado,jugar con su supuesta proximidad al pueblo, a Innianera dc dor si quiere escapar n la alternativa del etnocentrisnio de clase y del
Michelet que intenta convertir el estigma en emblema, al reivindicar populismo, que es su forma inversa. Inspirado por la inquietud de
orgullosamente sus orígenes, y que se sirve de "su" "pueblo" y de s u rehabilitar,elpopulismo,quepuede también tomar laforma deun re-
"sentido de pueblo" para imponerse en el campo intelectual. Intelec- lativismo, tiene por efecto hncer desaparecer los efectos de la dominn-
tual consagrado (adiferencia, porejemplo,delospopulistas odelamn- ción:interesándose en mostrarqueUelpueblo" no tiene nada que envi-
yor parte de los novelistas regionalisbas, devueltos a su región y a su diar alos"burguesesn en materia de culturay de distinción, olvida que
"pais"porelfracaso), estáencondicionesdereivindicar con orgullo sus sus búsquedas cosmbticas o estéticas son descalificadas de antemano
origenes pobres, sabiendo que no puede sino obtener de ello numento como excesivas, mal ubicadas, o desplazadas, en un juego donde los
deméritoy de rareza(lo quelo obligaadisculparse ante sus tiasnquie- dominantes determinan a cada momento la regla del juego (seca, yo
nes no les gusta ver a su familia asi menosprecinda ..J.Siendo asi, su gano; cara, t ú pierdes) por su existencia misma, midiendo las búsque-
exaltación del pueblo no expresa tanto "el oueblo" conio la exverien- das con l a regla de la discreción y la simplicidad con la norma del
cia de un doble corte, con ei"pueblo" (la siente muy temprano, como refinamiento.
bien lo muestra Viallaneix)..," v con el mundo intelectual. Se objetaráque se puedesalir deestejuegode espejos por la bús-
Pero es evidentemente en el campo politico que el uso del "pue- auedadirecta.Y oediral"oueblo"oucarbitrcdealcunamanera en las
b l o " ~de lo"populnr"esmásdirectamente rentable y la historiade las fuchas de los intelectualeS por él. @era todo lo quedicen las personas
luchasen el seno de los partidos vrocresistas o de los sindicatos obre- comúnmente designadas como "el pueblo" es realmente "popular" y
ros testimoniala eficacia simbólica &l obrerismo: estaestrategia per- todo lo que sale de la boca del "pueblo" "verdndero" es la verdad ver-
mite a aauellos Quepueden reivindicar una forma de oroxiniidad con
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dadera del "pueblon?A riesgo de dar a losfariseos de la "causa del pue-
los domiñados ciloc;rse como poseedores de una suer¿e de derecho de blo" alguna ocasión de afirmar sus buenos sentimientos condenando
precedencia sobre el pueblo, y, por ende, de una misión exclusivu, al este atentado iconoclasta contra la imaginería populista, dir6 que na-
mismo tiempoque deinstaurar en norma universal los modos de pen- da es menos seguro. Se lo ve hien cuando los campesinos, en quienes
samiento y de expresión que le fueron impuestos por condiciones de la tradición "revolucionnria conservadora" h a querido siempre ver la
.
adauisición poco favorables al refinamiento intelectual:,oero es tnm-
bibñ lo que les permite asumir o reivindicar todo lo Quelos separa de
encamaci6ndeloautbntico,despachan con todibuenofelas expresio-
nes literarias desgastndas de las redacciones de escuela primaria o de
sus competidores al mismo tiempo que enmascarar-y en primer ter- la vulrrataruralistn, paleo o neoecológica, que les fue trasmitida e in-
mino ante ellos mismos-el corte con "el oueblo"aue está inscrito en c u l c a ~ a p oel
r trabajo de variasgeneruciones de intermediarios cultu-
el acceso al rol de portavoz. rales, maestros, curas, educadores, J.A.C., etc. y que, si se hace su ge-
En ese caso como en todos los otros, la relación con los orígenes nealoma. se remonta hastn esa categoría muy particular de autores
es vivida de manera demasiado visceral-v dramótica- oara a u e se quefricuentan los manuales de escuela primaria, novelistasregiona.
pueda describir esta estrategia como el resultado de un cájculo chico. listas. ooetasmenores.a menudo Ilegndosn lacelebración del"puebloU
En realidad, el ~ r i n c i ~dei olasdiferentes maneras de situarsecon re- y de las virtudes 'pop~lares" por sÜincapacidad (a menudo imputa-
laci6n al " p ~ e b i ~ "trátese
, del obrerismo populista o del humor vol- ble a orígenes "populares" o pequeiioburyeses) de triunfar en los
kisch del "revolucionario conservador" y de todos los "derechos popu- gbneros mayores. Y lo mismo vale para el discurso obrero, aun si, por
lares", reside todavía y siempre en la lógica de la lucha en el seno del intermediodel sindicalista o de la escuelade partido, debe más nMarx
campo de los especialistas, es decir, en este caso, en esa forma muy o a Zola aue a Jean Aicard. Ernest Perrochon, Lean Richepin o Fran-
particular de antiintelectualismo que inspira a veces a losintelectua- cois copie. Para comprender ese discurso, que el registro populista
les de primera generación el horror del estilo de vida artista (Proud- (destinado oor el triunfo de la literatura al mametófono v a la moda
hon, Pareto y muchos otros denuncia la "pomocracia") y del juego de las historias de vida) constituye en sustanciñ última, es necesario
intelectual, de lejos idealizado, que puede i r hastn el odio revanchis- volver a captar todo el sistema de relaciones del cual es producto, to-
t a de. todos los Hussonnet jdanovianos cuando se nutre del resen- do el coniuntode lascondiciones socialesde producción de los produc-
timiento suscitado por la quiebra de las empresas intelectuales o el tores de[ discurso (en particular, la escuelaprimaria) y del discurso
fracaso en la integración al grupo intelectual dominante (puede pen- mismo, por lo tanto todo el campo de producción del discurso sobre el
sarse aquí en el caso de CBline). "pueblo", especialmente las regiones dominadas del canipo literario y
(le1 campo politico. Y volvenios asi a encontrarnos en el punto de par- dominados, y no se sale de ella. En realidad, seriamás complicado to-
tida, muy lejos en todo caso del "pueblo" tal como lo concibe la iniagi- davía, pero creo que es bastante para confundir un poco lascategorias
nación populista. simples,especialmentelaoposicióndelaresistenciay lasumisión,con
En suma, la"cu1tura popular", es el tintero ...las categorias inis- las cuales se piensan generalmente estas cuestiones. La resistencia se
mas que se emplean para pensarla. las cuestioiies que se le plantean, sitúa en terrenos muy distintos del de la cultura en sentido estricto,
son inadecuadas. Más que hablar en general sobre la "cultura popu- donde ella no es nunca la verdad de los más desposeídos, como lo tes-
lar". tomar6 el ejemplo de lo que se llnma la "lengua - ~~
popular". Aque- timonian todas las formas de"contracultura", que, podría mostrarlo,
llos que se rebelan contra los efectos de dominación que se ejercen a suponen siempre un cierto capital cultural. Y toma las formas m6s
través del empleo de In l e n w a legítimaarriban a menudo nuna suer- inesperadas, hasta el punto de resultar más omenosinvisibleparaun
te de inversión de l a r e l a c i ~ nde fÜena simbólica y creen hacer bien al ojo cultivado.
consagrar como tal la len y a dominada, por ejemplo en su formamás
autónoma, es decir el argot. Estainversión de lasventajas y los incon-
venientes, que se observa también en materia de cultura cuando se
hablade"cultura popular", es también un efecto de la dominación. Es
paradójico en efecto definir la l e n y a dominada con relación a la len-
y a dominante que no se define ella misma niás que por referencia a
la l e n y a dominada. No hay en efecto otra definición de la len y a le-
gítinin, sino que es rechazo de la lengua dominada, con la cual insti-
tuye una relación que es l a de la cultura con la nnturuleza: no es por
azar que se habla de palabras "crudas" o de "len y a verde". Lo que se
llama "lenmia popular", son modos de hablar aue. desde el uunto de
vista de la ¡en yadominante, aparecen como nntu;ales, salvijes, bár-
baras, vulgares. Y aquellos qae, por la preocupación de rehab~litnrla,
hablan de lengua o de cultura populares son victimns de la Iócica que
lleva a los grupos estigmatizados a reivindicar el estigma coino signo
de su identidad.
Forma distinyida -a los ojos mismos de n l y n o s de los do-
minantes- de la l e n y a "vulgar", el argot es el producto de una bús-
queda de la distinción, pero dominada, y condenada, por este hecho,
a producir efectos paradójicos, que no se pueden comprender cuando
se quiere encerrarlos en la alternativa de la resistencia o de la
sumisión que rige la reflexión ordinaria sobre la "lengua popular".
Cuando la búqueda dominada de la distinción lleva a los doniinados
a afirmarloquelosdistinye,es decir esomismoennombrede lo cunl
ellos son dominados y constituidos como vulgares, ¿hay que hablar de
resistencia? Dicho de otro modo, si, para resistir, no tengo otro recur-
so que reivindicar eso en nombre de lo cual soy dominado, jse trata de
resistencia? Segunda pregunta: cuando, a la inversa, los dominados
trabajan para perder lo que los señala como "vulgares" y para apro-
piarse de eso con relación a lo cunl aparecen como vulgares (por ejem-
plo, en Francia, el acento parisiense), jes sumisión? Pienso que es una
contradicción insoluble: esta contradicción, que está inscrita en la
lógica misma de la dominación simbólica, no quieren admitirla las
personas que hablan de "cultura popular". La resistencia puede ser
alienante y la sumisión puede ser liberadora. Tal es la paradoja de los

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