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Escucha por favor. Ed. José Luis Espejo. Madrid: Publicaciones de Arte y Pensamiento, 225-240
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Nueva York robó la idea de arte moderno a París, y viceversa2, par-
tiendo de la circulación creativa entre ambas ciudades a principios
del siglo XX. Luego a mediados del siglo XX, ya con la posguerra, y
en el momento de la Guerra Fría, Michael Nyman, un compositor
británico, utiliza también el término “experimental” para referirse a
las propuestas, debates, exploraciones sonoras y técnico-compositi-
vas que se generaban en los Estados Unidos, específicamente entre
Nueva York y Los Ángeles (California). A esto se va a sumar toda
esa mitología acerca de John Cage, por ejemplo, como uno de los
grandes experimentadores, heredero y generador de una “escuela
estadounidense”, que la historiografía vinculará con discursos na-
cionalistas sobre la innovación en los Estados Unidos, coincidiendo
irónicamente con la forma en que se estructuraron los discursos na-
cionalistas en Europa y también en América Latina. Esto quiere
decir que existen prácticas consensuadas acerca de lo que es la expe-
rimentación en composición, vinculadas con un canon construido
por la historiografía inglesa, francesa, y alemana, replicando mode-
los del idealismo germánico, donde la figura de “el gran autor” y “la
gran obra”, representan un tipo de técnica y construyen un discurso
sobre el estilo, el valor, e inclusive el gusto. En Experimentalisms in
Practice, planteamos que en lugar de estos discursos lineales, debe-
mos pensar más “rizomáticamente”, como dirían Deleuze y Guattari
en Mil Mesetas.
En el capítulo Noise, Sonic Experimentation, and Interior
Coloniality in Costa Rica, exploro las relaciones entre la experimen-
tación sonora, el género llamado noise, que trabaja específicamente
con el ruido, la saturación y varias técnicas de la llamada obsoles-
cencia programada, a partir de la utilización de diferentes tipos
de tecnologías electrónicas y digitales. Me centré en el estudio de
Costa Rica, dado que me resulta muy violento hablar de América
Latina como una totalidad homogénea, cuando en realidad el pen-
samiento decolonial nos llama a pensar la diversidad. Me dediqué
2 Guilbaut, Serge, De cómo Nueva York robó la idea de arte moderno. Madrid,
Mondadori, 1990 (ed. orig. en inglés, 1983).
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Proceso decolonial en la música
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Me parece fundamental subrayar el acto de violencia que
implica el representar los cuerpos creadores y los que no lo son,
bajo el prisma de disciplina que implica este pensamiento. También
subrayo la pregunta final sobre el acto educativo y su “racializa-
ción ontológica”, manifiesta en qué contenidos de análisis prioriza
la historia de la música occidental. Por un lado encontramos una
educación basada en esa violencia sobre el cuerpo, en una trans-
formación del cuerpo diseñada para la ejecución instrumental. Un
cuerpo que se “doma a partir de políticas disciplinarias que le ha-
cen partícipe o no de la construcción de las sonoridades dictadas
por el método, estará vinculada también con las exploraciones ex-
perimentales, y con las búsquedas tecnológicas6. Por otro lado una
“racialización ontológica” generada desde los espacios de poder
donde se diseñan las prácticas educativas, y que escogen los tipos
de conocimientos y saberes que se transmitirán, acerca de cómo de-
bemos escuchar, y qué tipo de sonoridades debemos producir.
El texto de David y María me parece fantástico porque des-
de el principio nos habla de cómo hay un activismo, una necesidad,
una urgencia de decolonización a partir de un sentirse alienadas,
frustradas, rabiosas; desde una sensación de resentimiento y dolor
alrededor de las posibilidades negadas de la construcción histórica
de lo musical y de lo sonoro. Hay un aspecto muy discutido alre-
tener, who is so central and visible in this image, is rendered invisible, and worse
irrelevant in the history of music in Europe in the seventeenth century that I am
trying to teach my students?” La traducción es de la autora de este texto.
6 Hay muchos más textos sobre este tema que desearía compartir en este en-
cuentro de la Escuela perturbable, como Inflexión decolonial: fuentes, conceptos y
cuestionamientos (2010) de Eduardo Restrepo o Axel Rojas, Pedagogías decolonia-
les. Prácticas insurgentes de resistir,. (re)existir y (re)vivir, editadas por Catherine
Walsh (2013), el monográfico “Hacia una educación musical decolonial en y des-
de Latinoamérica”, editado por Favio Shifres (Universidad Nacional de La Plata,
Argentina) y Guillermo Rosabal-Coto (Universidad de Costa Rica), publicado en
2017, en la Revista Internacional de Educación Musical, todos disponibles en línea.
Fernández-Morante, Basilio. “Violencia psicológica en la educación musical actual
en los conservatorios de música.” Revista Internacional de Educación No. 6, 2018.
Disponible en: https://journals.sagepub.com/doi/full/10.12967/RIEM-2018-
6-p013-024 [03 mayo 2019]
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cosas diferentes, existían diversas técnicas de experimentación, im-
provisación, composición y exploración tecnológica. Vemos en los
archivos virreinales, cómo técnicas de composición que supuesta-
mente pertenecían al Renacimiento, van a perpetuarse hasta el siglo
XVIII sin considerarse “subdesarrollo”. La lógica de que un periodo
comienza y termina no es real, es resultado del proceso de coloniza-
ción de la historia de las músicas occidentales sobre otros mundos
audibles y prácticas sonoras. Una lógica promovida a su vez por los
ideales industriales de progreso y desarrollo, que ponen a unos pue-
blos delante de otros. La desobediencia epistémica de este enfoque,
puede decolonizar los llamados “períodos de la música”, que preten-
den imponer una jerarquía de mundo, diseñado bajo estructuras
basadas en un tipo de canon, de repertorio y de autores.
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10 Las Actas del III Coloquio están disponibles en la página de la Secretaría General
Iberoamericana: https://www.segib.org/?document=musica-y-mujer-en-ibe-
roamerica-haciendo-musica-desde-la-condicion-de-genero [03 mayo 2019]
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afrodescendiente. Hace todo un estudio neuroestético y neurocien-
tífico de cómo se construye una performatividad de lo sonoro en
la música afrodescendiente, a partir del timbre de las voces y de
cómo se diseñan métodos de enseñanza para que personas no afro-
descendientes reproduzcan estas estéticas. Nos invita a realizar un
análisis más riguroso de la percepción, y cómo existe una relación
entre la escucha y las construcciones acerca de lo racial-cultural (ét-
nico) en lo sonoro.
11 Estévez Trujillo, Mayra Patricia, Estudios sonoros en y desde Latinoamérica: del ré-
gimen colonial de la sonoridad a las sonoridades de la sanación. Quito, 2016, 245 p.
Tesis (Doctorado en Estudios Culturales Latinoamericanos). Universidad Andina
Simón Bolívar, Sede Ecuador. Área de Estudios Sociales y Globales, p. 15.
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nos llega a nosotras en las crónicas de viajes, de conquista y coloni-
zación. La revisión que Mayra Estévez y Ana María Ochoa hacen
de los textos cronísticos, trabaja la inscripción de lo sonoro como
posibilidad, y cómo lo auditivo-sensorial, afecta lo epistémico. Me
parece que es importante analizar las crónicas, porque narran un
mundo sonoro colonizándolo. Las crónicas se escriben desde posi-
ciones hegemónicas y dominantes, pero reitero, nosotras, educadas
por estos sistemas, como la historia de la música occidental o las
prácticas musicales académicas de “conservatorio”, compartimos es-
tas posiciones y somos parte del problema.
Mayra nos habla de 1492 como algo que marca una ruta.
A mí esto me parece importante, porque cuando vamos a la his-
toriografía contrastada, nos damos cuenta de que Europa era un
conjunto de reinos, de casas reales, en el momento en que “se en-
cuentra” con eso que luego se llamará América. Y con América se
inventa la Europa moderna que conocemos y discutimos hoy. Eso
implica, y hay una discusión bastante amplia sobre esto en los estu-
dios de Historia Moderna, que durante los siglos XVI y XVII, Europa
y América se inventan mutuamente, con todas las contingencias del
caso para América, en tanto territorio virreinal colonizado y des-
membrado. Para mí esto es fundamental porque si partiéramos de
aquí, nos daríamos cuenta de que el patrimonio virreinal que nos
une, nos une también en la herida colonial.
La propia configuración de las naciones europeas en su
transición, o en el intento de transición del antiguo régimen a los
modelos republicanos, va a implicar muchos tipos de heridas y frac-
turas. Recordemos cómo la “Constitución de Cádiz” de 1808, con
su declaración de independencia y la lucha de las naciones en la
América colonial, engendrará modelos de pensamiento que ins-
pirarán a las naciones europeas, porque el “republicanismo” no fue
solo una idea de la Revolución Francesa.
Yo me cuestiono entonces, ¿la decolonización no será un
proceso compartido?, el régimen colonial de la sonoridad no solo
se aplicó a los pueblos americanos, se expandió y fue parte de los
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pasado si hubiéramos tenido un proceso a partir del respeto, del
compartir, del diálogo? ¿cómo seríamos ahora?
Tenemos que pensar desde ese crimen del “no querer com-
partir”, ¿por qué nos negamos mutuamente? Preguntarnos, ¿qué
presente tendríamos sin la herida colonial? No estaríamos aquí
ahora. Entonces, ¿qué pasaría si pensáramos la experiencia del
mundo como un tejido rizomático de fantasmagorías que brotan
de la herida colonial?, ¿cuáles son nuestros fantasmas?, ¿cuáles son
nuestros muertos compartidos? Pensemos la posibilidad de que no
es un círculo, no es una espiral tampoco, y aquí traigo la provoca-
ción: “Las venas abiertas” no son solo las de América Latina13.
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humano, la naturaleza, lo ético y lo estético. El totalitarismo nunca
se fue, continúa aquí, y como Mayra se pregunta ¿cómo podría so-
nar el capitalismo hoy en nuestros territorios? Ustedes seguramente
tendrán muchísimas propuestas. La experiencia del capitalismo,
del neoliberalismo salvaje a partir de la escucha. Lo sonoro es una
categoría analítica y epistémica.
Es interesante como, por ejemplo, Mayra propone el estu-
dio de la huella ecológica y el régimen colonial de la sonoridad. Yo
me inclino por unos estudios sonoros del Antropoceno, y en rela-
ción a estos estudios, Mayra propone como referencia el proyecto
Audiopoiesis del artista ecuatoriano Paúl Rosero Contreras, quien
trabaja el deshielo antártico15. En su trabajo las estructuras del des-
hielo se corresponden a estructuras de síntesis de sonido, de ondas,
son pautas de lo sonoro en lo material. Eventualmente movimiento,
tiempo, velocidad, construyen realidad. Rosero trata de encontrar
esta huella en los deshielos, y en las sonoridades de la descomposi-
ción del planeta. Me parece una postura bastante interesante para
aplicar el sonido a los estudios del Antropoceno, y de la huella eco-
lógica humana en el planeta.
Necesitamos preguntarnos, ¿cómo podemos diseñar otras
ciudades?, ¿qué tipos de recorridos? ¿qué tipos de escuchas?, ¿qué ti-
pos de experiencias promueve el diseño urbano neoliberal? y ¿cómo
se piensan los hábitats y los espacios? Si realmente vamos a traba-
jar los estudios sonoros desde un activismo decolonial, necesitamos
pensar en los cuerpos disciplinados, en cómo se disciplinan los cuer-
pos a través de lo sonoro. Esta es la razón por la que actualmente
estudio las propuestas de las artistas sonoras e ingenieras latinoame-
ricanas, y cómo su pensamiento puede descolonizar la investigación,
el desarrollo y la innovación. La conversación continúa abierta.
Muchas gracias por su paciencia y por su atención generosa.
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