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Milan Kundera nació en 

Moravia en 1929, hijo


del musicólogo y pianista Ludvík Kundera (1891-1971), quien fue
discípulo de Leoš Janáček y ejerció como director de la Academia
de Música de Brno hasta 1961. El joven Kundera
estudió musicología y composición musical, siendo numerosas las
influencias y referencias a la música a lo largo de su obra literaria.
Al concluir sus estudios secundarios, comenzó a estudiar literatura
y estética en la Universidad Carolina de Praga, pero después de dos
semestres se cambió a la Facultad de Cine de la Academia de Praga,
donde finalizó sus estudios en 1952. Enseñó historia del cine en la
Academia de Música y Arte dramatizado desde 1959 a 1969, y
posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de
Praga.

Al término de la segunda guerra mundial, Milan Kundera se había


afiliado al Partido Comunista, pero luego sería expulsado del mismo
en 1950, junto a su amigo Jan Trefulka, por presuntas actividades
contra el partido.

Jan Trefulka reflejó el incidente en su obra Pršelo jim štěst (1962) y


el propio Kundera utilizó dicho episodio como inspiración en su
novela La broma (Žert, 1967).2En 1967 se casó con Vera
Hrabankova y un año más tarde, a consecuencia de la invasión
soviética a su país, sus obras fueron prohibidas en Checoslovaquia y
quedó desempleado. Tuvo que ganarse la vida con diversas
ocupaciones, particularmente como pianista de jazz, instrumento
que su padre le había enseñado a tocar a muy temprana edad.
Readmitido en el Partido Comunista en 1956, fue definitivamente
expulsado en 1970, al haber estado relacionado —junto a otros
escritores checoslovacos, como Pavel Kohout— en los
acontecimientos de la Primavera de Praga.2

En 1975, Kundera emigró a Francia y, entre ese año y 1980,


enseñó literatura comparada en la Universidad de Rennes, y más
tarde en la École des Hautes Études de París. Desde 1993 ha escrito
sus obras en francés.

La primera novela de Milan Kundera, La broma (Žert), una sátira del


comunismo estalinista, ha sido traducida a veintiún idiomas y
obtuvo en 1968 el Premio de la Unión de Escritores Checoslovacos.

Catalogada por Louis Aragón como «una de las mayores novelas de


nuestro siglo», es, según el propio autor, una novela de amor; la
obra trata de una broma —una chanza fútil y mal comprendida—
en un mundo que ha perdido el sentido del humor, estando
encuadrada la comedia privada en el gran espectáculo de la
política.3
La vida está en otra parte (Život je jinde, 1969) fue galardonada con
el Premio Médicis a la mejor novela extranjera publicada en Francia
durante el año de su aparición (1973). En esta novela cada capítulo
es narrado en modo diferente: algunos como narración «continua»
—con vínculo causal entre los capítulos—, otros como narración
onírica y otros como narración «polifónica» —donde el devenir del
protagonista se entrecruza con episodios paradigmáticos de la vida
de poetas como Rimbaud o Lermontov.4Su siguiente novela, La
despedida (Valčík na rozloučenou, 1973), obtuvo el Premio
Mondello al mejor libro editado en Italia.

En 1981, el conjunto de la obra de Kundera mereció en Estados


Unidos el Commonwealth Award, premio otorgado
simultáneamente al conjunto de la obra dramática de Tennessee
Williams. Ese mismo año, la publicación de El libro de la risa y el
olvido (Kniha smíchu a zapomnění) le valió la revocación de su
ciudadanía checoslovaca. Dicha obra constituye una inusual mezcla
entre novela, colección de relatos y reflexiones del autor, donde se
relatan las vicisitudes de varios ciudadanos checoslovacos que se
oponen al régimen comunista de diversas maneras.2En El libro de
la risa y el olvido el escritor define por primera vez el concepto
de lítost, palabra de origen checo que se traduce al castellano como
"autoconmiseración". Describe la lítost como «un estado de
padecimiento producido por la visión de nuestra propia miseria
puesta repentinamente en evidencia cuando nos comparamos con
otro».5

En 1982, Kundera recibió el Premio Europa de Literatura. Publicó


en 1984 La insoportable levedad del ser (Nesnesitelná lehkost bytí),
considerada su obra maestra. El libro narra la fragilidad del destino
de una persona, resaltando como la vida de un solo individuo
carece de importancia dentro del concepto del eterno retorno de
Nietzsche, ya que, en un universo infinito, todo se repite una y otra
vez. Por otra parte, la novela es considerada como un referente a la
hora de intentar comprender la disidencia vivida en Europa del
Este durante la Guerra Fría. La obra fue llevada al cine por el
director estadounidense Philip Kaufman en 1988.

En 1985 obtuvo el Premio Jerusalén, galardón que se concede a


escritores cuyo trabajo haya destacado en la lucha por
la libertad dentro de la sociedad actual. Su última novela en lengua
checa, La inmortalidad (Nesmrtelnost, 1990), es más cosmopolita
que sus anteriores trabajos. Posee un contenido más
explícitamente filosófico y menos político, y marca el tono de
posteriores novelas. Entre estas cabe destacar La lentitud (La
Lenteur, 1994), La identidad (L'Identité, 1998) y La
ignorancia (L'Ignorance, 2000).6En 2006 se publicó por primera vez
en su país La insoportable levedad del ser, 22 años después de que
se editara en París y, al año siguiente, recibió el Premio Nacional
Checo de Literatura, en cuya entrega no estuvo presente aduciendo
problemas de salud.7En 2010 fue nombrado Duque de
Amarcord por el Rey Xavier I (Javier Marías), convirtiéndose así en
el primer escritor checo en obtener título nobiliario en el
ficticio Reino de Redonda.

Su última obra, La fiesta de la insignificancia (La fête de


l'insignifiance, 2014), si bien es una novela, también ha sido
considerada como un trabajo de ensayo, introspección y teología.
En ella, el autor asocia el humor con la insignificancia, entendiendo
que esta insignificancia no implica mediocridad, sino que, por el
contrario, supone una mirada lúcida que invita al mundo a
reconciliarse con su imperfección.8

Es mencionado con frecuencia desde hace años como nominado


al Premio Nobel de Literatura.9

El 21 de septiembre de 2020 le es otorgado el Premio Franz


Kafka en reconocimiento a su trayectoria literaria. El jurado aclaró:
«Su obra representa no sólo una contribución extraordinaria a la
cultura checa (...) sino que ha tenido un eco en la cultura europea y
mundial, después de haberse vertido en más de 40 idiomas».10 Al
tiempo que le fue devuelta su nacionalidad checa.

Aunque cabe calificar los primeros trabajos poéticos de Milan


Kundera como pro-comunistas, se considera que sus novelas
escapan a la clasificación ideológica. El propio Kundera prefiere ser
catalogado simplemente como novelista y no como escritor político
y disidente. Su estilo narrativo se inspira en las novelas de Robert
Musil y en la filosofía de Nietzsche, aunque también es patente la
influencia de autores como Laurence Sterne, Henry Fielding, Denis
Diderot, Witold Gombrowicz, Hermann Broch, Franz Kafka, Martin
Heidegger y especialmente Miguel de Cervantes.2

Las primeras novelas de Kundera abordan los aspectos trágicos y


cómicos del totalitarismo. El humor negro presente en sus textos
sugiere una fuerte influencia de Kafka. No obstante, Kundera nunca
ha considerado sus trabajos como comentarios políticos; según
palabras del propio autor «La condena del totalitarismo no merece
una novela». De hecho, se considera a sí mismo un escritor sin un
mensaje.2

En toda la obra de Kundera resultan más importantes las palabras


que conforman o modelan sus personajes que el aspecto físico de
los mismos. En su ensayo El arte de la novela (1986), el autor
comenta que la imaginación del lector completa de forma
automática la visión del escritor. Como escritor, prefiere centrarse
en lo esencial, dado que para él los aspectos físicos no resultan
críticos para la comprensión de los personajes; el aspecto físico e
incluso el mundo interior o psicológico no constituyen la esencia de
sus protagonistas.2

El ensayista François Ricard ha observado que los textos de Milan


Kundera deben ser considerados como conjunto. Existen temas y
meta-temas a lo largo de la totalidad de su obra, y cada nuevo libro
manifiesta la última etapa de su filosofía personal. Entre sus meta-
temas se incluyen el exilio, la identidad, la vida más allá de las
fronteras —más allá del amor, del arte o de la seriedad—, el
concepto del eterno retorno, así como el placer de llevar una vida
«menos importante». Para Ricard, «Kundera ha contribuido al
resurgimiento de la novela, salvando a la novela de la
banalización».11

Muchos de los personajes de Kundera están planteados con el fin


de exponer los temas anteriores. Así, los datos específicos en lo que
respecta a los personajes tienden a ser bastante vagos. Finalizando
la quinta parte de La insoportable levedad del ser dice lo siguiente:
«Como dije ya, los personajes no nacen como los seres humanos
del cuerpo de su madre, sino de una situación, una frase, una
metáfora en la que está depositada, como dentro de una nuez, una
posibilidad humana fundamental que el autor cree que nadie ha
descubierto aún o sobre la que nadie ha dicho aún nada esencial.
¿Acaso no es cierto que el autor no puede hablar más que de sí
mismo (...) todas esas situaciones las he vivido yo mismo, sin
embargo de ninguna de ellas surgió un personaje como el que soy
yo, con mi curriculum vitae. Los personajes de mi novela son mis
propias posibilidades que no se realizaron».12 Frecuentemente son
varios los protagonistas que aparecen en una novela, incluso hasta
el punto de llegar a descartar por completo a uno de ellos,
reanudándose la trama con un nuevo personaje.

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