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Me propuse mirarte.

Risa encantadora con mirada penetrante, suculentos labios que abren mi apetito y
deseos sin calma. Manos frágiles, ojos soñadores, mirada seductora, cuello de cisne;
terso y delicado. Hermosos bustos activadores de ansias. Cintura y cadera agraciada
cual la venus del espejo de Velázquez al estilo barroco. Muslos firmes que animan mis
pretensiones sin que quieran hacer pausa. Tu ombligo, punto de constelación del
universo de tu cuerpo que hermosea y anuncia el camino a mi ocaso... aquí terminan
las palabras, y toma total sentido mi apreciación. Aunque solo me propuse mirarte.

Quise ser brisa


Al ver tu pasarela matutina con la silueta que te identifica y la brisa fresca levantar tu
vestido: quise ser brisa.
Al saber que a tu paso sopla con ímpetu como muy intencionada, dejando entrever una
parte más natural de ti, recorriendo un lugar íntimo como queriendo rosar y oler la flor
de tu jardín corporal: quise ser brisa.
Porque susurra, toca y acaricia toda tu piel delicada y canela, erizando tus bellos con
su suavidad y ternura: quise ser brisa.

Predilección.

Contemplando un clima agradable de una mañana 7 de febrero. Observo el caminar


de una mujer trigueña, tez atrayente para mis 5 sentidos. Mis ojos como si fueran
escáner impregnaron su imagen en el disco duro de su interior. Avidez nacida como de
la nada pero con secuelas de algo, algo indescriptible, pero deseable. Extraño pero
agradable. Abstracto y a la vez palpable; predilección.

Por Aladdin Jiménez

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