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El poder del voto de dominicanos en el exterior

El voto es un derecho y un deber del ciudadano. La ciudadanía tiene la titularidad de la


soberanía por el simple hecho de que es en el pueblo que reposa esta facultad. De ahí el
texto de nuestra Constitución que reconoce, que es en la soberanía popular en la cual
reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales se
ejercen por medio de sus representantes o en forma directa. Según sustenta el letrado
Ramón Entrena Cuesta, que reconoce así al conjunto de la ciudadanía la titularidad del
poder electoral (Cuesta, 2012).

El pueblo tiene en sus manos la decisión y la opción de elegir a quién o quiénes quieren
que asuman la representación en 2 de los 3 poderes del Estado que dependen del
sufragio popular. Por lo que la dimensión en que la ciudadanía es asimilada en las tomas
de decisiones del Estado y en el ejercicio de este derecho civil y político, es un indicador
de su universalidad y robustecimiento democrático, de cultura ciudadana del sufragio y
de construcción de mayoría. Por ello es, que en nuestra Constitución no solo se reconoce
el derecho de este ejercicio a sus ciudadanos en el país, sino también, están circunscritos
a este derecho los del exterior.

Con la universalidad de este derecho, los dominicanos y dominicanas en el exterior aparte


de contar con el poder de elegir al presidente y vicepresidenta, tienen la condición de ser
elegibles, pasando así de la participación a la representación. Muestra de esto, lo
constituyen la figura de los diputados de ultramar en tres circunscripciones del exterior:
Norte América, Europa, Cuencas del Caribe y Florida. Ahora, nuestra diáspora tiene una
representación directa en el Congreso que aboga por ellos. Actualmente, la distancia no
es un impedimento para que los dominicanos y dominicanas del exterior, tengan poder
de decidir sin importar el territorio donde se encuentren sobre las autoridades
presidenciales de su Nación y sus representantes ante el congreso.

Antecedentes del voto en el exterior

En 1862 en Wisconsin, estado del medio oeste de Estados Unidos, se les permitió el
derecho al voto a los militares ausentes. En 1890 en Nueva Zelanda se permitió esta
modalidad de sufragio a civiles. En Latinoamérica se comienza con Brasil en 1965,
seguido por Argentina en 1993. A partir de 1997, en nuestro país luego del proceso de la
crisis post electoral de 1994 se creó la Ley 275-97 que establece en su artículo 84 el
sufragio en el exterior sólo en lo presidencial. Por lo que, después del 2000, y en este
caso de no poderse, se dejó en manos de la Junta Central Electoral (JCE) para la fijación
del año que fuera posible, cosa que ocurrió en el 2004 (Vargas, 2011).

En enero de 2010 se reforma la Constitución dominicana y dentro de sus postulados, se


reconoció la figura del diputado de ultramar en el que los dominicanos y dominicanas en
el exterior fueron facultados para que eligieran a sus representantes ante el
Congreso. De ahí la creación de la Ley 136-11 para regular el voto de los dominicanos y
dominicanas en el exterior, para la elección de los diputados y diputadas representantes
de la comunidad dominicana en el extranjero. Para la garantía de trabajo acorde a una
directriz de árbitro, organización, supervisión, control y garantía del proceso electoral se
crearon en el 2012 las Oficinas de Coordinación y Logística Electoral (OCLEES). La Ley
Orgánica del Régimen Electoral que contempla a partir del título XI y su artículo 106, todo
lo alusivo a este tipo de sufragio, representación y proceso.
Contextualización de inscripción y sufragio

Desde el comienzo del sufragio de los dominicanos y dominicanas en el exterior hasta la


fecha se ha tenido un crecimiento significativo en torno a los que ejercen el voto. Haciendo
una panorámica del mismo, en el 2004, de 52,440 personas inscritas en el padrón
electoral, sufragaron 35,042. En el 2008, de 154,789 inscritos hábiles, 76,713 votaron. En
el 2012, hubo 328,649 inscritos. De igual manera, en el 2016, 384,522 y para las
elecciones extraordinarias del 5 de julio del presente año un aproximado de 595,000
inscritos.

Situación

La calamidad que afecta al país y al mundo por la pandemia del Covid-19 puso un dilema
ante los partidos políticos sobre el tema de la forma del voto para los dominicanos en el
exterior. Sin embargo, pese a que existen cuatro modalidades para ejercer el sufragio,
siendo estas: personal, postal, por delegación de poder y por correo electrónico. Los
dominicanos estamos sujetos solo al voto presencial.

La Constitución dominicana en su artículo 8 expresa que el voto es personal, libre, directo


y secreto. Nadie puede ser coaccionado, bajo ningún pretexto, en el ejercicio de su
derecho al sufragio ni a revelar su voto. Por lo que, los dominicanos en el exterior también
están limitados a este sufragio.

Recientemente, la JCE emitió la resolución 57-2020, mediante el cual estableció el


horario para las votaciones en el exterior de las Elecciones Extraordinarias del 5 de julio,
al igual que la Resolución 60-2020, la cual estableció el procedimiento para la entrega de
materiales y valijas que se utilizarán en el exterior para dicho proceso electoral. Dejando
entrever con ello, que el voto en el exterior será una realidad, lo cual es vital para la
garantía de este derecho fundamental que cuentan los dominicanos del exterior.

Ahora bien, pese a que Gilberto Cruz Herasme, quién es el director del voto en el Exterior,
dijo tener avances y alternativas que se han estado buscando tras una reunión con cada
Secretario, la participación de OCLEES y los partidos, respecto del montaje de las
elecciones del 5 de julio en cada una de esas demarcaciones según informe de la JCE,
se está contra el reloj, pues se tiene que tener identificados lo relativo al personal de los
colegios en los recintos electorales, donde se harán las elecciones a más tardar el día 5
de junio, o sea, 30 días antes de las elecciones por mandato de la ley. Por lo que esta
última parte, debe de ser presentada al pleno para poder llevarse a cabo las elecciones
extraordinarias sin más contratiempo.

Conclusión

La Junta Central Electoral tiene el gran reto por delante de hacer todo lo que esté a su
alcance para garantizar, y que sea un hecho, el voto en el exterior de los dominicanos
ausentes en estas elecciones extraordinarias del 5 de julio.

El voto de nuestra diáspora es crucial, pues en ellos también recae, “la titularidad del
poder electoral” como ciudadanos y ciudadanas de nuestra nación. Es una conquista con
la cual se expresa el alcance de la facultad y poder del sufragante dominicano como
garantía constitucional de un derecho exclusivamente ciudadano. Nuestra población
crece al igual que nuestra comunidad en el exterior y la misma tiene la fuerza en el sello
de la legitimidad del poder o poderes del Estado. El aporte de las remesas de los
dominicanos en el exterior es significativo en la economía dominicana, por lo que los lazos
y las relaciones se mantienen ante su participación y representación política en el
congreso con los siete diputados de ultramar.

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