Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ACETA
JURIDICA
o » * ® X ) « a x í vi3 { í 0 í.JA > '*a? i¿ ‘^''i
Ib
I
POR INDICIOS
Y SU DEBIDA MOTIVACIÓN
EN EL PROCESO PENAL
ACETA
JU R ID IC A
Av. Angamos Oeste N“ 526, Urb. Miraflores
Miradores, Lima - Perú / *{01) 710-8900
www.gacetajuridica.com.pe
LA PRUEBA POR INDICIOS Y SU DEBIDA MOTIVACIÓN EN EL PROCESO PENAL
G a c e t a J u r í d i c a S .A .
Av. Angamos Oeste N° 526, Urb. M iraflores
Miraflores, L ima - Perú
Central Telefónica: (01) 710-8900
E-mail: ventas@gacetajuridica.com.pe / www.gacetapenal.com.pe
Impreso en: Imprenta Editorial El Búho E.I.R.L.
San Alberto N° 201, Surquillo
Lima - Perú
Abril 2019
Publicado: mayo 2019
Introducción
El 23 de diciembre de 2013 la Sala Penal Liquidadora de la Corte Supe
rior de Justicia de Huánuco condenó a la señora Maíz León a dieciocho años
de pena privativa de la libertad por el delito de promoción o favorecimiento
al consumo de drogas mediante actos de fabricación. Para emitir dicho fallo,
se basó esencialmente en considerar como prueba suficiente el dar cuenta
de los diversos laboratorios rústicos de elaboración de PBC e IQPF, y de su
posterior destrucción e incineración. En lo que respecta a la vinculación de
la favorecida con el ilícito se precisa lo siguiente: Acta de registro domicilia
rio y hallazgo de documentos de interés policial practicado a dichos labora
torios rústicos, encontrándose en uno de los ambientes los DNI de otros dos
imputados en el mismo proceso, el DNI de Maíz León, así como una foto
grafía donde aparecen estos tres procesados, incluida Maíz León.
Para la citada Corte Suprema, Maíz León sostiene que perdió el DNI
en el año dos mil cuatro. El informe del Reniec refleja que sacó dos DNI en
dos oportunidades sucesivas: el siete de febrero de dos mil cinco y el trece de
abril de dos mil diez. Además, conforme a su ficha Reniec habitaba en Huá
nuco, y pese a ello se ausentó, por lo que después de muchos años pudo ser
capturada. Sin embargo, no consta la realidad de la pérdida del DNI con la
denuncia correspondiente; y, además, la primera copia del DNI se refiere a
uno con caducidad el siete de febrero de dos mil seis. Al ser capturada esa
51
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
primera copia ya estaba caduca, pero obtuvo otro DNI recién el diecinueve
de abril del dos mil diez.
16
Introducción
Los argumentos a los que recurre dicha instancia para inferir la respon
sabilidad de la recurrente -dice el Tribunal Constitucional- resultan insufi
cientes, toda vez que para atribuir responsabilidad penal a un justiciable no
basta con descartar los contraindicios presentados por la parte imputada,
sino que luego de ello, corresponde al órgano jurisdiccional hacer explícita
la conexión lógica que vincula tales indicios con la comisión del acto delic
tivo que se imputa, esto es, precisar qué regla de la lógica, máxima de la expe
riencia o conocimiento científico le llevan a deducir que el imputado parti
cipó en el ilícito, requisito que no se ha cumplido en el caso de autos y que
resulta más reprochable aún si se toma en cuenta que la Eiscalía Suprema
correspondiente advirtió los vicios de la sentencia recurrida en su oportuni
dad, sin que la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
71
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
República haya expuesto las razones que la llevaron a apartarse del Dicta
men N° 741-2014- 1°FSP-MP.
91
I
■ ¡ - i L j l i t T i lr i ■ j
■ ? fO Íitiiíi.tl 3 Í p # U . b j t o u q t u p i .1 - j n ^ l^ t íit j
m
:u J ^ v -n m iT O i f * l i r n ■,
ti ■■
? ■j iJ J J 5
, 'J ^ ' ; r ^ J íC T i ■ :
I ^ — ím J - ■ ■
■ -I*' i f ^ i '
-i.
ji - J--
1.
,i'
j T ^‘ ■ ■
Capítulo I
EL DERECHO FUNDAMENTAL
A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
ri'.'Ba I
r
\ /
• Capítulo I
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(1) Cfr. LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Tratado de Derecho Procesal Penal. Vol. I. 6^ edición,
Thomson Reuters-Aranzadi, Navarra, 2014, p. 187; ARMENTA DEU, Teresa. Lecciones de Derecho
Procesal Penal. ID edición, Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Sao Paulo-Buenos Aires, 2018, p. 32;
LOPES Jr., Aury. Fundamentos del proceso penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, p. 50.
(2) En palabras de Roxin: “Pues si el Estado prohíbe, por principio, las venganzas privadas y los duelos,
tan conocidos y usuales en la Edad Media, entonces nace para él, como reverso de una misma moneda,
la obligación de velar por sus ciudadanos y de crear disposiciones que posibiliten nna persecución y
juzgamiento estatales del infractor y que la paz social sea renovada a través de la conclusión definitiva
del procedimiento. (ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25“ edición alemana
por Gabriela E. Córdoba y Daniel R. Pastor. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 2).
(3) No se debe ignorar que el aumento de poder que el Estado recibió a través de la transmisión de la vio
lencia penal puede significar también un gran peligro para aquel que, siendo quizá inocente, ha caído
en sospecha. Por ello, con la aparición de un derecho de persecución penal estatal, surgió también,
a la vez, la necesidad de erigir barreras contra la posibilidad del abuso del poder estatal. El alcance
de esos límites es, por cierto, una cuestión de la respectiva Constitución del Estado. Los límites a la
facultad de intervención del Estado, que deben proteger al inocente frente a persecuciones injustas
y afectaciones excesivas de la libertad, y que también deben asegurar al culpable la salvaguarda de
todos sus derechos de defensa, caracterizan al principio de formalidad del procedimiento. (ROXIN,
Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25“ edición alemana por Gabriela E. Córdoba y
Daniel R. Pastor. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 2).
131
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(4) Este aspecto es explicado por Jauchen de la siguiente manera; “El acaecimiento de un ilícito penal
importa una discordia en el seno del grupo social. La comunidad así resquebrajada necesita su resta
blecimiento y ha convenido para ello que frente al delito debe sobrevenir la imposición de una pena.
Empero, la sanción no es, dentro del mentado convenio social, la consecuencia inmediata. Dentro
de la estructura que importa un mecanismo organizado de convivencia, resulta menester establecer
previamente la viabilidad de la pena, lo cual involucra la comprobación de que efectivamente se ha
vulnerado la normativa establecida, y de aquel a quien se pretende castigar ha intervenido en ese
accionar.
Todo ello requiere, como se advierte, la necesaria consumación de ciertos procederes previos tendientes
a reconstruir, de algún modo, lo más perfectiblemente posible, el hecho pretérito que ha dañado el
orden social. Así, la fugacidad del acontecer humano, el cual raramente deja una impronta indubitable
que lo reproduzca fielmente, lleva forzosamente a quienes pretenden saber de lo acontecido a recurrir
a una variedad de medios indirectos que, de alguna forma podrán aproximarlo a su objetivo. Todo
este quehacer se desarrolla en el llamado juicio previo.
El juicio viene a configurar así un método preestablecido para procurar, en caso concreto, sin variar
dicho método y respetando las modalidades que en él se han convenido, la reconstrucción histórica
del hecho. Entendido modernamente como “proceso” en su integralidad, el juicio es inexorable. No
es posible la imposición de la sanción sin previo juicio. Entre la hipótesis de un suceso delictivo y su
eventual penalización se interpone el insoslayable proceso. Lo infranqueable de este puente se entiende
de inmediato si se advierte que la pretensión del restablecimiento del orden afectado por la ilicitud
presupone, precisamente, la preexistencia de un orden normativo convenido por la comunidad. Y,
entre lo preestablecido, cabe insistir, debe figurar el método del juicio: porque el proceso es la mayor
garantía de una comunidad organizada”. (JAUCHEN, Eduardo. Tratado de la prueba penal en el
sistema acusatorio adversarial. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2017, pp. 15 y 16).
(5) En parecido sentido, MONROY PALACIOS, Juan José. Bases para la formación de una teoría cau
telar. Comunidad, Lima, 2002, p. 55, indica que el proceso se dirige hacia la búsqueda de un fin
trascendente de carácter abstracto al constituir la más importante contribución para el logro de la
paz social en justicia.
114
El derecho elosidamental a la presunción de inocencia
medidas) que están conectadas a la comisión del hecho. Para que esas nor
mas puedan cumplir su función de asegurar los presupuestos fundamenta
les de la convivencia humana pacífica es preciso que ellas no permanezcan
solo en el papel, en caso de que se cometa un delito. Para ello es necesario
un procedimiento regulado jurídicamente con cuyo auxilio pueda ser averi
guada la existencia de una acción punible y, en su caso, pueda ser determi
nada e impuesta la sanción prevista en la ley'®’.
Bajo este panorama, podemos señalar que la finalidad y las funciones
del proceso penal son las siguientes:
(6) ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25“ edición alemana por Gabriela E. Cór
doba y Daniel R. Pastor. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 1.
(7) “Siendo una condición innata del ser humano el vivir en sociedad, solo en ella es posible que se de
sarrolle material y espiritualmente; es también condición esencial que, para posibilitar y garantizar
la convivencia social pacífica, existan normas o reglas que pueden ser impuestas, si es necesario
coactivamente, a cada uno de los miembros integrantes de la sociedad (Derecho). (TORRES VÁS-
QUEZ, Aníbal. Introducción al Derecho. Teoría general del Derecho. 5“ edición. Instituto Pacífico,
Lima, 2015, pp. 57 y 58).
(8) Cfr. ORE GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código
Procesal Penal. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, pp. 35 y 41.
(9) Como señala VOLK, Klaus. Curso fundamental de Derecho Procesal Penal. Traducción de la
7“ edición alemana por Alberto Nanzar, Noelia T. Núñez, Daniel R. Pastor y Eugenio Sarrabayrouse.
Hammurabi, Buenos Aires, 2016, p. 45: “El proceso penal se encarga de superar una perturbación
social, asegura la vigencia de las normas penales y alcanza de esta forma la paz jurídica. La sentencia
debe resolver el asunto. Por un lado, es cierto, debe ser posible revisar sentencias; por el otro, sin
embargo, no se logra nada procediendo interminablemente. De una vez por todas debe reinar, cuando
no la paz, al menos la calma”.
151
1
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
2. Funciones
Ahora bien, para la consecución de ese fin último, debe cumplir a caba-
lidad con las funciones que le son asignadas, las que veremos a continuación:
( 10) NIEVA FENOLL, Jordi. Derecho Procesal I. Jurisdicción. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos
Aires, Sao Paulo, 2014, p. 62; MONTERO AROCA, Juan: “Lección duodécima: naturaleza y clases
de procesos”. En: MONTERO AROCA, Juan; GÓMEZ COLOMER, Juan Luis y BARONA VILAR,
Silvia. Derecho Jurisdiccional I. Parte general. 26“ edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, p. 230.
( 11) Cfr. ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25“ edición alemana por Gabriela E.
Córdoba y Daniel R. Pastor. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2001, p. 1; BAUMANN, Jürgen.
Derecho Procesal Penal. Conceptos fundamentales y principios procesales. Introducción sobre la base
de casos. Traducción de Conrado Finzi, Depalma, Buenos Aires, 1986, p. 2; LEVENE, Ricardo
(h.). Manual de Derecho Procesal Penal. Tomo I, 2“ edición. Depalma, Buenos Aires, 1993, p. 219;
MAIER, Julio. Derecho Procesal Penal, Tomo I, fundamentos 2“ edición, 3“ reimpresión. Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2004, pp. 84 y ss.; BANACLOCHE PALAO, Julio y ZARZALEJOS NIETO,
Jesús. Aspectos fundamentales de Derecho Procesal Penal. 4“ edición, Wolters Kluwer, Madrid, 2018,
p. 27; ASENCIO MELLADO, José-María. “El proceso penal con todas las garantías”. En: ASENCIO
MELLADO, José-María. Derecho Procesal Penal. Estudios fundamentales. INPECCP-CENALES,
Lima, 2016, p. 33; LÓPEZ BARJA DE QUIROGA, Jacobo. Tratado de Derecho Procesal Penal. Vol. I.
6“ edición, Thomson Reuters-Aranzadi, Navarra, 2014, p. 187; ARMENTA DEU, Teresa. Lecciones
de Derecho Procesal Penal. 11“ edición, Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Sao Paulo-Buenos Aires,
2018, p. 32; MORENO CATENA, Víctor y CORTÉS DOMÍNGUEZ, Valentín. Derecho Procesal
Penal. 7“ edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2015, p. 31; LOPES Jr., Aury. Fundamentos del proceso
penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, p. 50; REYNA ALFARO, Luis Miguel. Manual de Derecho
Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima, 2015, p. 40; ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal
Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal Penal. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2016,
116
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
171
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Ahora bien, entiéndase que cuando se habla de “actuación” del tus pu-
niendi no solo se refiere a la función de aplicación de la sanción penal úni
camente a través del proceso penal, sino a la realización de todas las fun
ciones del Derecho Penal materiah^^^, entre los cuales tenemos el resguardo
de bienes jurídicos, es decir, procura en última instancia a la realización de
protección de los derechos fundamentales de toda persona'^^», siendo que en
el proceso penal se buscarían tutelar los derechos tanto del imputado como
los del agraviado.
Bajo esta perspectiva resulta válido sostener que el proceso penal ga
rantiza el ejercicio legítimo del ius puniendi del Estado, legítimo en cuanto
(18) Sostiene REYNA ALFARO, Luis. Manual de Derecho Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima,
2015, p. 40; que el Derecho Penal tiene como misión la protección de bienes jurídicos a través de la
prevención del delito. En esa línea, la imposición de una pena o medida de seguridad, constituyen
mecanismos orientados a dicha finalidad preventiva. Por otra parte, a través de la reparación civil
a favor de la víctima se alcanza una finalidad no poco trascendente en un Estado de Derecho: la
protección y reparación a la víctima del delito. El proceso penal es el instrumento a través del cual se
alcanzan dichas finalidades propias del Derecho Penal, en la medida en que en este se determina si el
hecho delictivo tuvo lugar, si el procesado es el responsable del mismo y cuáles son las consecuencias
jurídicas que corresponde imponer.
(19) G ó m e z COLOMER, Juan Luis; BARONA VILAR, Silvia; ESPARZA
LEIBAR, Iñaki y ETXEBERRÍA GURIDI, José. Derecho Jurisdiccional III. Procesal Penal. 26“ edi-
ción, Tirant lo Blanch, Valencia, 2018, p. 32, señalan que la función que cumplen los tribunales por
medio del proceso es la tutela de los derechos de las personas. De este modo, agregan, la función
del proceso penal, su objetivo último, es la tutela de los derechos y principalmente del derecho a la
libertad.
( 20) Qr. GIMENO SENDRA, Vicente. Derecho Procesal Penal. Colex, Madrid, 2004, p. 45; ASENCIO
MELLADO, José María. Derecho Procesal Penal. 2“ edición, Tirant lo Blanch, Valencia, 2010; SOLÉ
RIERA, Jaume. La tutela de la víctima en el proceso penal. J.M Bosch, Barcelona, 1997, p. 12.
(21) SANZ HERMIDA, Agata. La situación jurídica de la víctima en el proceso penal Tirunt lo Blanch
Valencia, 2008, p. 63.
118
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(22) Véase: ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código
Procesal Penal. Tomo I, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 41.
(23) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumenta-
ción jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández y Félix Morales (editores). Palestra Editores,
Lima, 2013, p. 349. i i -ra j- i
(24) Así, VOLK, Klaus. Curso fundamental de Derecho Procesal Penal. Traducción de la 7 edición alemana
por Alberto Nanzar, Noelia T. Núñez, Daniel R. Pastor y Eugenio Sarrabayrouse. Hammurabi, Buenos
Aires, 2016, p. 45; CHAIA, Rubén. La prueba en el proceso penal. Hammurabi, Buenos Aires, 2010,
p. 37; SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-CENALES,
Lima’ 2015, p. 14; ASENCIO MELLADO, José-María. “El proceso penal con todas las garantías”.
En: ASENCIO MELLADO, José-María. Derecho Procesal Penal. Estudios fundamentales. INPECCP-
CENALES, Lima, 2016, p. 34. , , , , -r j ■-
(25) Señala: TARUFFO, Michele. Simplemente la verdad. El juez y la construcción de los hechos. 1raduccion
de Daniela Accatino Scagliotti. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2010, pp. 133 y 134.
“(...) una condición necesaria para la corrección jurídica de la decisión es que este fundada en una
determinación verdadera de los hechos del caso. Por una parte, porque es evidente que un sujeto es
efectivamente titular de un derecho solo si son verdaderos los hechos de los que depende en concreto
la existencia de ese derecho. Por tanto, una sentencia que afirma, respecto de un sujeto, la existencia
de un derecho, debe haber determinado de forma verídica la realización de todas las condiciones de
hecho -además de las del Derecho- necesarias para que se pueda sostener que ese sujeto es realmente
191
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
titular de ese derecho. Por otra parte, se debe tener en cuenta la estructura esencialmente condicional
de las normas que son objeto de aplicación. Simplificando un poco, se puede decir que en principio
cada norma prevé que las consecuencias jurídicas que ella dispone se produzcan si en el caso concreto
ha ocurrido un hecho que corresponde al “tipo” de hecho previsto en el antecedente de la misma
norma. Si H entonces CJ: si un hecho del tipo H ha ocurrido, entonces la norma se aplica y produce
en el caso particular las consecuencias jurídicas previstas”. Más adelante agrega que: “No es posible
hacer colapsar el razonamiento y reducir la justicia de la decisión a la corrección del procedimiento
del que ella se deriva. Si así fuera, nos encontraríamos de nuevo frente a una concepción meramente
procedural de la justicia, en la que no tendría ningún valor la calidad de la decisión final. El concepto
de “decisión justa” implica en cambio, como ya se ha dicho a propósito de la aplicación del principio
de legalidad a la decisión judicial, que la decisión sea tomada en cuenta en sí misma, distinguiéndola
del procedimiento del que representa el resultado y valorándola conforme a un criterio autónomo,
independiente del que se utiliza para evaluar la justicia del procedimiento. En otras palabras, la
justicia de la decisión no deriva exclusivamente de la corrección del procedimiento y no se agota en
esta, sino de la concurrencia de condiciones específicas. Estas condiciones pueden ser resumidas en
tres: a) que la decisión sea el resultado de un proceso justo, pues difícilmente sería aceptable como
justa una decisión producida en un proceso en el que hayan sido violadas las garantías fundamentales;
b) que haya sido correctamente interpretada y aplicada la norma que ha sido asumida como criterio
de decisión, pues -como hemos visto antes- no puede considerarse justa una decisión que no haya
sido dictada conforme a derecho, con observancia del principio de legalidad, y c) que se funde en
una determinación verdadera de los hechos de la causa, ya que -como también se ha dicho- ninguna
decisión es justa si se funda en hechos erróneos”. (TARUFFO, Michele. Simplemente la verdad.
El juez y la construcción de los hechos. Traducción de Daniela Accatino Scagliotti. Marcial Pons,
Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2010, pp. 135 y 136).
(26) FERRER BELTRAN, Jordi. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-
Buenos Aires-Sao Paulo, 2007, p. 29. Agrega el citado autor que: “Por todo ello, la prueba como
actividad tendría la función de comprobar la producción de los hechos condicionantes a los que el
derecho vincula consecuencias jurídicas o, lo que es lo mismo, determinar el valor de verdad de las
proposiciones que describen la ocurrencia de esos hechos condicionantes” (ídem, p. 30).
(27) Existen diversas teorías sobre la verdad, pueden mencionarse las siguientes: a) teoría de la corres
pondencia, b) teoría de la coherencia, c) teoría de la evidencia, d) teoría convencionalista, e) teoría
pragmática. Un desarrollo de las mismas puede verse en: FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Teoría
del garantismo penal. Traducción de Perfecto Andrés Ibáftez, Alfonso Ruiz Miguel, Juan Carlos
Bayón Mohíno, Juan Terradillos Basoco y Rocío Cantarero Bandrés. Trotta, Madrid, 1995, p. 66
y ss.; TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán. 2“ edición.
Trotta, Madrid, 2005, p. 38 y ss.; GUZMÁN, Nicolás. La verdad en el proceso penal. Editores del
Puerto, Buenos Aires, 2006, p. 41 y ss.
(28) Acerca de la verdad como correspondencia, y tomando posición a favor de esta, véase: TARUFFO,
Michele. “Prueba, verdad y Estado de Derecho”. Traducción de Renzo Cavani. En: Constitucionalismo y
120
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
o una afirmación son verdaderos, quiere decir que aquello que tal afirma
ción describe, ha ocurrido en la realidad. De modo que la verdad es una re
lación de correspondencia o conformidad entre el lenguaje, por un lado, y
los hechos o la realidad, por el otro.
En el lenguaje ordinario, un enunciado verdadero es aquel que refle
ja la realidad, que se corresponde con ella. Ahora bien, en el ámbito de la
ciencia, también puede afirmarse que decir que un enunciado es verdadero
implica suponer que se corresponde con la realidad. Si se llega a la conclu
sión de que el mundo no es como se describía en la hipótesis científica, lo
que hay que cambiar es la hipótesis, no el mundo*^^’.
Lo mismo ocurre en el Derecho: cuando afirmamos que una recons
trucción de un hecho es verdadera no queremos decir (o no solo queremos
decir) que sea coherente, que sea aceptable, que sea convincente o algo por
el estilo, sino que es una reconstrucción que probablemente refleja una apro
ximación bastante a lo que realmente ocurrió. Si posteriormente llegamos a
la conclusión de que la reconstrucción era falsa, lo que hay que cambiar es
la reconstrucción, no el mundo<^“>.
De manera que la palabra “verdad”, tanto en la expresión “verdad ma
terial” como en la expresión “verdad procesal” significa correspondencia
con la realidad. Así que no tiene importancia sostener que sean dos tipos de
verdades, porque no lo son, no pueden existir “distintas verdades” sobre un
mismo hecho y, por ende, carece de relevancia detenerse sobre cuál de tales
verdades es la que se busca en el proceso penal*^^’.
proceso. Tendencias contemporáneas. Roberto González Áivarez (coordinador). Ara Editores, Lima,
2014, pp. 34 y 35; TARUFFO, Michele. Verdad, prueba y motivación en la decisión sobre los hechos.
Cuadernos de divulgación de la justicia electoral. N° 20, Tribunal Electoral del Poder Judicial de
la Federación, México D.F., 2013, p. 23 y ss.; FERRER BELTRÁN, Jordi. Prueba y verdad en el
Derecho. 2“ edición, Marcial Pons, Madrid, 2005, pássim.
(29) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. Quaestio facti. Ensayos sobre prueba, causalidad y acción. V edición,
U reimpresión. Palestra Editores-Temis, Lima-Bogotá, 2014, p. 98.
(30) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. Quaestio facti. Ensayos sobre prueba, causalidad y acción. 1“ edición,
1“ reimpresión. Palestra Editores-Temis, Lima-Bogotá, 2014, p. 99.
(31) Al respecto TARUFFO, Michele. Simplemente la verdad. El juez y la construcción de los hechos.
Traducción de Daniela Accatino Scagliotti. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires, 2010,
p. 101, señala que: “(.i.) no existen varias especies de verdad según si nos encontramos dentro o
fuera del proceso: como se ha dicho ya varias veces, la verdad de los enunciados sobre los hechos del
caso depende de la realidad de estos hechos, y ello ocurre tanto en el proceso como fuera de aquél.
La distinción entre verdad “procesal” y verdad “real” carece, entonces, de fundamento. Si, por otro
lado, alguien pensara que fuera del proceso se establecen verdades absolutas que en el proceso no
resultarían cognoscibles, vale al respecto lo que se ha dicho poco antes. En cuanto a las reglas que se
refieren a la admisión, a la práctica, y algunas veces también a la valoración de las pruebas, pueden
limitar o condicionar la búsqueda de la verdad de varias formas, pero esto no implica que determi
nen el descubrimiento de una verdad diferente de la que se podría esperar fuera del proceso. Estas
211
Elky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Dicho esto, debe reconocerse que la verdad forense contiene dos tipos
de juicios, uno fáctico y otro jurídico, llamados quaestio facti y quaestio
iuris, respectivamente; la primera es comprobable mediante la prueba, la se
gunda es comprobable mediante interpretación.
Respecto a la quaestio facti, aquella pretende establecer la realización
de un hecho y su imputación al sujeto incriminado, recurriendo a la activi
dad probatoria y mediante la inducción. La quaestio iuris, por su parte, pre
tende determinar el significado de los enunciados normativos que permiten
considerar un hecho determinado como delito. La quaestio facti se refiere
a los hechos ocurridos en la realidad y la quaestio iuris se refiere a las nor
mas que hablan de ellos.
Es necesario reconocer que dentro de la quaestio iuris se encuentra el
proceso de subsunción del hecho en el enunciado normativo, entendido como
operación destinada a verificar si el hecho presenta las propiedades que se
indican en la norma. Esta precisión permite, por otra parte, observar la in
disoluble relación entre la quaestio facti y quaestio iuris en tanto los hechos
que son de interés del Derecho son únicamente los hechos interpretados*^^’,
en otras palabras, es el Derecho el que define y determina lo que en el pro
ceso constituye el hecho.
producen solo un déficit en la determinación de la verdad que tiene lugar en el proceso, al impedir,
por ejemplo, la adquisición de pruebas relevantes o la determinación de hechos cuyo conocimiento
es importante para la decisión. Pero este déficit no implica que exista una verdad procesal: solo im
plica que en un proceso en que rigen normas que limitan la posibilidad de utilizar todas las pruebas
relevantes se determina solo una verdad limitada e incompleta, o -en los casos más graves- no se
determina ninguna verdad. El problema no se refiere entonces a la verdad, sino a los límites dentro de
los cuales la regulación del proceso permite que sea determinada”. Véase también, sobre el absurdo
de diferenciar “clases” de verdades, MONTERO AROCA, Juan; GÓMEZ COLÓMER, Juan Luis
y BARONA VILAR, Silvia. Derecho Jurisdiccional ll. Proceso civil. 26“ edición, Tirant lo Blanch,
Valencia, 2018, pp. 219 y 220.
(32) REYNA ALFARO, Luis Miguel. Manual de Derecho Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima, 2015,
p.43.
122
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(33) ALCALDE, Virginia. “El proceso de implementación del nuevo Código Procesal Penal en el Ministerio
Público”. En: Juntos generamos justicia. El nuevo Código Procesal Penal en el Perú. Implementación,
experiencias y conclusiones 2003 - 2010. Cooperación Alemana al Desarrollo Internacional - CIZ,
Lima, 2011, p. 275.
(34) BENAVENTE CHORRES, Hesbert y MERCADO MALDONADO, Asad. “El Estado en la gestión
del conflicto: la reforma del proceso penal en Latinoamérica”. En: Opinión Jurídica. Vol. 9, N° 17.
Universidad de Medellín, Medellín, enero-junio de 2010, p. 64.
231
Elky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(35) CHOCRÓN GIRÁLDEZ, Ana María. “Tutela cautelar y protección de la víctima en el proceso pe
nal”. En: Boletín de Información del Ministerio de Justicia. Año 61, N ° 2041, Ministerio de Justicia,
Madrid, 2007, p. 2828.
(36) SALAS BETETA, Christian. “Juicio previo, oral, público y contradictorio”. En: Principios fundamen
tales del nuevo proceso penal. Percy Revilla Liaza (coordinador). Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 9.
(37) BOVINO, Alberto. “La participación de la víctima en el procedimiento penal”. En: BOVINO, Alber
to. Problemas del Derecho Procesal Penal contemporáneo. Buenos Aires: Editores del Puerto, 1998,
pp. 94 y 95.
124
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(38) Señala con razón Conde-Pumpido Tourón que: “Garantías y eficacia son los dos factores claves de la
reforma. De un lado, el desarrollo de los derechos fundamentales (...) impone reformas que integren
un sistema procesal que los respete plenamente; de otro, el incremento, e incluso la masificación, de
la criminalidad, su sofisticación y el desarrollo de la criminalidad organizada aconsejan reformas
tendentes a dotar el proceso de una mayor eficacia para hacer frente a estos retos, modernizando sus
procedimientos probatorios y agilizando los trámites que la repuesta penal se produzca en un plazo
razonable. Es decir, en un plazo proporcionado a la complejidad de la actividad delictiva enjuiciada”.
(CONDE-PUMPIDO TOURÓN, Cándido. “Nuevas fórmulas para la Ley de Enjuiciamiento Criminal”.
En: luris. N ° 56, La Ley, Madrid, diciembre de 2001, pp. 24-25).
(39) Cfr. DE JORGE MESAS, Luis Francisco. “La eficacia del sistema penal”. En: Cuadernos de Derecho
Judicial. N ° XXIX. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, setiembre de 1994, p. 60. En el mismo
sentido MARTÍNEZ ARRIETA, Andrés. “La víctima en el proceso penal”. En: Actualidad Penal.
N° 4, Madrid, 1990, p. 42, para quien la justicia penal ya no puede ni debe girar exclusivamente en
torno a la persona que ha originado la crisis de convivencia y que ha hecho necesaria su actuación,
sino que ha de procurar una mayor atención a quien no ha entrado voluntariamente en el sistema
penal de enjuiciamiento de delitos, precisamente quien ha sufrido la agresión, por azar o al menos,
sin buscarlo de propósito.
251
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(40) En este sentido Maier afirma que: el conflicto social como tal, el injusto jurídico, es único y toca,
en primer lugar, los intereses reales de la víctima jurídicamente reconocidos. La víctima es, como
consecuencia, un protagonista principal del conflicto social, junto al autor, y el conflicto nunca podrá
pretender haber hallado solución integral, si su interés no es atendido. Al menos si no se abre la puerta
para que él ingrese al procedimiento, dado que, en este punto, gobierna la autonomía de la voluntad
privada. Solo con la participación de los protagonistas -el imputado y el ofendido como hipotéticos
protagonistas principales- resulta racional buscar la solución del conflicto, óptimamente, esto es,
de la mejor manera posible. Es por ello que todas las “Alternativas a la Justicia” o “Alternativas al
Derecho o a las formas jurídicas”, que intentan transformar la justicia estatal, por ineficiente, con
mecanismos informales de superación de los conflictos, conceden a la víctima un papel central en
su solución pacífica. De todos modos, como ya observamos, el papel principal de la víctima es casi
imposible de ignorar por la escena de reconstrucción del conflicto que representa el procedimiento
penal: el ofendido es un testigo irrenunciable, la mayoría de las veces, razón por la cual, aunque se
le niegue derechos, se le impone la obligación de informar en el procedimiento. (MAIER, Julio. “La
víctima y el sistema penal”. En: MAIER, Julio, (compiladotes.). De los delitos y de las victimas. Ad-
Hoc, Buenos Aires, 1992, p. 220).
126
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(41) Un estudio sobre los derechos de la víctima en el proceso penal peruano puede verse en nuestra
monografía: VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. El agraviado y la reparación civil en el nuevo
Código Procesal Penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, pássim; así como en nuestros trabajos: “Hacia
la revalorización de la víctima en el nuevo proceso penal”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo
23; Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2011, pp. 241-258; “La posición de la víctima como testigo y
la valoración de su testimonio en el proceso penal”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 54,
Gaceta Jurídica, Lima, diciembre de 2013, pp. 11-32; “La víctima del delito y su derecho a la defensa
en el proceso penal”. En: Revista Jurídica Thomson Reuters. Año II, N ° 65, Thomson Reuters-La Ley,
Lima, marzo de 2014, pp. 15-32; “El agraviado y su derecho a impugnar el auto de sobreseimiento
¿Una vulneración al principio acusatorio?”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal, Tomo 59; Gaceta
Jurídica, Lima, mayo de 2014, pp. 38-61; “Tutela de derechos también para la víctima del delito.
A propósito de la Casación N° 136-2013-Tacna”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 67, Gaceta
Jurídica, Lima, febrero de 2015, pp. 250-562; “La víctima en el proceso penal acusatorio garantista:
un análisis a las facultades impugnatorias de la víctima no constituida en actor civil”. En: A. Chaparro
Guerra, Ayar & A. Serrano Maíllo, Alfonso, (directores). El Derecho Penal y la Criminología. Joshua
Editores, Arequipa, 2018, pp. 363-386.
271
Elky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Debe quedar claro desde ya, que con mejorar las condiciones de la víc
tima del delito no se busca destruir el sistema de derechos y garantías que
con esfuerzo en el devenir de los años se ha construido para defender al acu
sado frente a los atropellos del poder público. Lo que ahora se busca es un
sistema de garantías y derechos que amparen a la víctima no solo en rela
ción con las consecuencias del delito, sino, también, frente a su victimario.
En suma, lo que se busca es que ambos sistemas (protección al imputado y
protección a la víctima) se hallen en armonía y equilibrio en un Estado res
petuoso de los derechos fundamentales de todas las personas.
(42) Si bien existía una división estamental con Derecho propio, lo cierto es que todo estaba sometido a
un Rey, cabeza del poder, que puede sin actuar sin someterse a Derecho, en virtud del origen divino
de su soberanía sobre los súbditos. El Rey no se sometía a Derecho, porque “él es la ley”.
128
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(43) OVEJERO PUENTE, Ana María. Régimen constitucional del derecho fundamental a la presunción
de inocencia. Tesis doctoral. Universidad Carlos III de Madrid, Getafe, 2004, pp. 9 y 10.
(44) Lo delictivo se mezclaba con lo pecaminoso, y la Iglesia intervenía en cualquier asunto público, con
virtiendo en un problema de fe tanto el sistema probatorio, como la respuesta de la represión estatal.
Se decía que era peor la consecuencia religiosa que un delincuente debía sufrir por la comisión del
delito, que la propia muerte, pues la comisión de un pecado públicamente declarada excluía al reo
de la sociedad donde se movía. Este fenómeno siguió siendo característico entre la población aún a
fines del S. XVIII. La revolución liberal racionalista y de la ilustración, solo afectaba a las élites inte
lectuales. Véase; OVEJERO PUENTE, Ana María. Régimen constitucional del derecho fundamental
a la presunción de inocencia. Tesis doctoral. Universidad Carlos III de Madrid, Getafe, 2004, p. 11.
(45) Cfr. ASÚA BATARRITA, Adela. “Reivindicación o superación del programa de Beccaria”. En: £/
pensamiento penal de Beccaria: su actualidad. Universidad de Deusto, Bilbao, 1990, p. 12. TOMÁS
Y VALIENTE, Francisco. “In dubio pro reo, libre apreciación de la prueba y presunción de inocen
cia”. En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 7, N ° 20, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, mayo-agosto de 1987, pp. 12 y 13.
291
E lky V exegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
autoinculpatoria que pudiera servir para fundamentar por sí sola una sen
tencia de condena- no era sino la consecuencia de la existencia de una serie
de prejuicios acerca de la culpabilidad del imputado. Muestra de ello es que
la confesión solo tenía valor probatorio cuando era inculpatoria, siendo en
este caso la prueba decisiva, pero no se le otorgaba valor alguno cuando el
reo mantenía su inocencia. Incluso en este caso no se eliminaba totalmente
la posibilidad de condena, ya que era suficiente justificarla sobre la base de
meras sospechas de culpa*"^^*.
(46) TOMÁS Y VALIENTE, Francisco. “In dubio pro reo, libre apreciación de la prueba y presunción
de inocencia”. En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 7, N “ 20, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, Madrid, mayo-agosto de 1987, p. 12.
(47) VÁSQUEZ SOTELO, José Luis. Presunción de inocencia del imputado e íntima convicción del tribunal.
Estudio sobre la utilización del imputado como fuente de prueba en el proceso penal español. J.M.
Bosch, Barcelona, 1984, p. 65 y ss.
(48) Lejos de lo que pudiera parecer, la aplicación del tormento se sometía a diversas reglas, algunas de ellas
bastantes rígidas, pues a pesar de tratarse de una medida cruel e inhumana para obtener la confesión
del procesado, se consideraba que el sufrimiento que se debía causar era el mínimo posible. Así, solo
130
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
se podía utilizar el tormento cuando el imputado lo fuera por un delito que llevase aparejada pena
corporal, para evitar que el modo de arrancar su confesión fuese más gravoso incluso que la pena
misma. Además, no podía ser utilizado contra determinadas personas en razón de su sexo o edad,
y se establecían distintos grados en su ejecución: en primer lugar, se colocaba al sujeto frente al ins
trumento de tortura amenazándole con utilizarlo si no confesaba el crimen; en segundo lugar, si ello
no surtía efecto, se le situaba en posición de tortura, interrogándole de este modo; por último, si así
tampoco se obtenía la confesión, el verdugo comenzaba la aplicación del tormento propiamente dicho.
Sobre este particular, véase VAZQUEZ SOTELO, José Luis. Presunción de inocencia del imputado
e íntima convicción del tribunal. Estudio sobre la utilización del imputado como fuente de prueba en
el proceso penal español. Ob. cit., pp. 50 a 61, en especial, la nota núm. 84, pp. 60-61. Tampoco la
decisión judicial de ordenar la práctica del tormento estaba exenta de reglas. Así, dicha resolución,
denominada “sentencia interlocutoria de dar tormento”, debía expresar claramente cuáles eran los
indicios de cargo en los que se fundamentaba la conveniencia de aplicar el tormento, así como la
clase de tormento a aplicar. El juez debía ser cauteloso a la hora de emitir esta resolución, puesto que
la aplicación injustificada de la tortura podía castigarse incluso con la aplicación al propio juez del
tormento que hubiese ordenado indebidamente. Vid. VAZQUEZ SOTELO, José Luis. Presunción de
inocencia del imputado e íntima convicción del tribunal. Estudio sobre la utilización del imputado
como fuente de prueba en el proceso penal español. Ob. cit., pp. 53 a 55.
311
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(49) FERRAJOLI, Luigi. Derecho y razón. Teoría del garantismo penal. Traducción de Perfecto Andrés
Ibáfiez, Alfonso Ruiz Miguel, Juan Carlos Bayón Mohino, Juan Terradillos Basoco y Rocío Cantarero
Bandrés. Trotta, Madrid, 1995, p. 541. En el mismo sentido, señala ANDRÉS IBÁÑEZ que “si el
proceso estaba preordenado a la obtención de una verdad absoluta, esta, como fin, podría justificar
el empleo de cualquier medio”. Véase: ANDRÉS IBÁÑEZ, Perfecto. “Acerca de la motivación de los
hechos en la sentencia penal”. En: Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho N° 12, Universidad de
Alicante, Alicante, 1992, p. 277.
(50) TOMÁS Y VÁLIENTE, Francisco. “In dubio pro reo, libre apreciación de la prueba y presunción de
inocencia”. Ob. cit., p. 14.
132
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(51) TOMÁS Y VALIENTE, Francisco. “ín dubio pro reo, libre apreciación de la prueba y presunción
de inocencia”. En: Revista Española de Derecho Constitucional. Año 7, N ° 20, Centro de Estudios
Políticos y Constitucionales, Madrid, mayo-agosto de 1987, pp. 13 y 14.
331
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
conductas pueden ser objeto de sanción, qué clase de penas procede impo
ner y con qué finalidad, cómo ha de ser la tipificación de los delitos y, final
mente cuál ha de ser el procedimiento que corresponde observar en los jui
cios criminales<^^>.
Será sobre todo Voltaire el filósofo que encabece en Francia la lucha pú
blica contra las injusticias judiciales del antiguo régimen. En el Traité sur la
Tolerance, la primera de sus obras, publicado en 1763, Voltaire dará cuen
ta de los juicios más dramáticos que conmocionaron a toda la Europa ilus
trada, y le consagrará como el especialista en la denuncia a través de casos.
Uno de los casos que se convirtiera en emblemático fue el siguiente: En
Toulouse, Francia, el 13 de octubre de 1761, con la muerte sospechosa de
Fierre Calas, hijo de una familia protestante, odiada por ello en la ciudad,
claramente católica. Se acusó a esta familia de haber matado a su hijo que
se decía pretendía convertirse al catolicismo, pero que en realidad se había
suicidado. El proceso culminó con la condena a muerte en la rueda del pa
dre de familia, Juan Calas, hecho que se ejecutó el 10 de marzo de 1762.
Voltaire, enterado casualmente de este juicio, inició una decidida campaña
denunciando lo que él denominó un “homicidio judicial” hasta lograr final
mente la rehabilitación de Calas.
(52) PRIETO SANCHÍS, Luis. La filosofía penal de la ilustración. Serie Derechos y Garantías. N° 17,
Palestra Editores, Lima, 2007, p. 31.
(53) Montesquieu fue innovador al definir la bondad de la Ley criminal como condición necesaria para
la libertad del ciudadano. Trató el tema de la abolición de la pena de muerte, a la que consideraba
“remedio de una sociedad enferma” y en todo caso sólo justificable en supuestos de extrema gravedad
del delito, cuando se hubiera puesto en peligro la seguridad del Estado. Formuló la tesis de la nece
saria proporción entre delito y pena, y de la utilidad social de la prevención más que de la represión
del delito. Igualmente propugnó la autonomía total de la justicia, la necesidad imperiosa de que los
jueces fueran independientes de quien gobierna y de quien legisla, de modo que los parlamentos
que garantizaban la continuidad y seguridad de la Ley, como depositarios de la soberanía, fuesen
autónomos del Consejo del Rey y de la jurisdicción. Defendió, también, otra idea novedosa, que des
pués, tendrá importantes consecuencias al objeto de nuestro trabajo: la justicia debe atenerse a unas
formas preestablecidas en su actuación, que permitirán su previo conocimiento y que por supuesto,
serán predecibles. El excesivo formalismo de la justicia favorecerá la libertad y la seguridad de los
ciudadanos, porque permitirá que éstos actúen sabiendo las consecuencias derivadas de sus actos.
■ 34
r
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(54) Cesare Bonesana, Marqués de Beccaria, fue un literato, filósofo, jurista y economista italiano,
publicó su más ttascendental obra a la que hacemos referencia: Dei delitti e delle pene en 1764, un
breve escrito que tuvo mucho éxito en toda Europa, particularmente en Francia, donde obtuvo el
aprecio entusiasta de los filósofos enciclopedistas. La primera edición apareció en forma anónima,
en Livorno. La razón que justifica que Beccaria no diera su nombre y publicara en lugar distinto al
de su residencia habitual esta obra, se debe, quizás, al temor de ser enjuiciado por la Inquisición,
por los conceptos que vierte y las ideas que sostiene. La importancia de esta obra reside no tanto
en la novedad de sus planteamientos, sino en la habilidad del autor para recoger de forma clara y
sistemática los fundamentos sobre los que asentar una nueva legislación criminal de acuerdo con las
exigencias del pensamiento humanista ilustrado de su tiempo. Sobre el contexto en que apareció la
obra de Beccaria véase CABANELLAS DE TORRES, Guillermo. “Beccaria y su obra”. En: BECCA-
RIA, Cesare. Tratado de los delitos y de las penas. Heliasta, Buenos Aires, 1993, p. 9 y ss.
(55) Como pone de relieve García Pablos de Molina, Beccaria critica la irracionalidad, la arbitrariedad y
la crueldad de las leyes penales y procesales del siglo XVIII, residuo anacrónico muchas de ellas de
preceptos históricos obsoletos. Y, partiendo de la idea del contrato social, fundamenta el principio
de legalidad de los delitos y de las penas, la conveniencia de una política de prevención del crimen,
y su teoría utilitarista del castigo. Beccaria, que se declaraba discípulo de Montesquieu, basa su ale
gato contra el sistema penal de la Monarquía Absoluta en la teoría del contrato social. Este sella el
origen de la sociedad civil, de la autoridad y del principio de derecho a castigar. (GARCIA PABLOS
DE MOLINA, Antonio. Derecho Penal. Introducción. Servicio de Publicaciones de la Facultad de
Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2000, p. 422).
(56) BECCARIA, César. De los delitos y de las penas. Traducción de Antonio de las Casas, edición facsimilar
de la edición Príncipe, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, p. 246. Debemos remarcar que
en esta obra no se encuentra ningún capítulo dedicado a la presunción de inocencia o a su defensa,
sino solo alusiones dispersas como la que acabamos de anotar, por ello correctamente se puede decir
que lo que hace Beccaria será sentar las premisas de lo que después se denominará “presunción de
inocencia
351
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(57) Su obra (De los delitos y de las penas) ni bien aparecida adquirió amplia resonancia y dio a su autor
una gran popularidad en todo el mundo civilizado. Cinco ediciones, ya con el nombre de Beccaria,
aparecieron de inmediato en Italia. La primera traducción hecha al francés se debe al abate Andrés
Morellet, y fue impresa en París, en 1776. Siete ediciones en el mismo año dan una idea aproximada
de la resonancia que obtuvo en Francia la obra de Beccaria. Rápidamente, en todas las capitales
europeas, se extendió el nombre de Beccaria. Dei delitti e delle pene era traducida, casi de inmediato
a su aparición en Italia, al alemán, inglés, francés, holandés, griego y castellano. En 1803 aparecía
la traducción rusa. Reimpresa múltiples veces, esta obra tuvo amplia resonancia, incluso en Estados
Unidos de América, en donde se hizo otra edición en inglés, en Filadelfia.
(58) Es importante recordar que, en el siglo XVIII, la teoría política tuvo su concentración en Francia,
aunado a que la filosofía y la ciencia habían sido relativamente autónomas; al convertirse el cartesia
nismo en una especie de escolasticismo, fue deliberadamente suplantado por la filosofía de Locke y la
ciencia de Newton. Esto permitió que el antiguo ideal de una norma fundamental que la Francia del
siglo XVI había compartido con toda Europa y que tenía aún la suficiente vitalidad para encontrarse
casi en pie de igualdad con la soberanía en la filosofía de Bodino, había perdido todo significado
concreto en la monarquía de Luis XIV.
(59) Para Prieto Sanchís el siglo XVIII aportó algo original tanto en el plano especulativo, como en la
práctica, “(...) pues cabe decir que una buena parte de las ideas y valores que siguen procurando
algún punto de humanidad y civilización a nuestro mundo contemporáneo, por más que tuvieran
un origen más antiguo, se forjaron en el siglo XVIII: los derechos humanos, el constitucionalismo,
la democracia política y el gobierno representativo, el cosmopolitismo e incluso la solidaridad, cuyo
precedente bien puede rastrearse en la venerable filantropía y desde luego también el garantismo
penal que representa la más fecunda proyección a nuestros días de la filosofía jurídica ilustrada”.
(PRIETO SANCHÍS, Luis. La filosofía penal de la Ilustración. Serie Derechos y Garantías. N° 17.
Palestra Editores, Lima, 2007, p. 8).
136
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
371
r
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(60) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Presunción de inocencia y carga de la prueba en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Alicante, Alicante, 2004, p. 183.
138
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(61) CARRARA, Francesco. Opúsculos de Derecho criminal. Vol. V, traducción de José J. Ortega Torres
y Jorge Guerrero. Temis, Bogotá, 1980, pp. 10-15.
(62) VEGAS TORRES, Jaime. Presunción de inocencia y prueba en el proceso penal. La Ley, Madrid,
1993, p. 23.
391
f
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
140
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(63) GASCÓN ABELLÁN, Marina. “El papel del juez en el Estado de Derecho”. En: GASCÓN ABE-
LLAN, Marina y GARCIA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el derecho. Algunas cuestiones
fundamentales. Serie Derecho & Argumentación, N° 3. Palestra Editores, Lima, 2003, p. 16.
(64) GASCÓN ABELLÁN, Marina. “El papel del juez en el Estado de Derecho”. En: GASCÓN ABE
LLÁN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el derecho. Algunas cuestiones
fundamentales. Oh. cit., p. 17.
411
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
142
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(65) Véase, VEGAS TORRES, Jaime. Presunción de inocencia y prueba en el proceso penal. La Ley, Madrid,
1993, p. 19.
431
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(66) GASCÓN ABELLÁN, Marina. “El papel del juez en el Estado de Derecho”. En: GASCÓN ABE-
LLAN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el derecho. Algunas cuestiones
fundamentales. Ob. cit., pp. 21 y 22.
(67) Ibídem, p. 23.
144
r
451
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
“Todo individuo tiene derecho a que sea visto su caso, lo cual implica (...)
el derecho a ser considerado inocente hasta que un tribunal competente
demuestre su culpabilidad”.
Mientras tanto en el ámbito americano tenemos a la Declaración Ame
ricana sobre Derechos y Deberes del Hombre, aprobada en Bogotá por Reso
lución X X X de la Organización de Estados Americanos, durante la IX Con
ferencia Internacional Americana celebrada del 30 de marzo al 2 de mayo
de 1948. Su artículo XXVI, en lo pertinente, dispone:
“Derecho a proceso regular. Se presume que todo acusado es inocente, has
ta que se pruebe que es culpable”.
Igualmente hallamos a la Convención Americana sobre Derechos Hu
manos, llamada también Pacto de San José de Costa Rica, suscrita en San
José de Costa Rica, el 22 de noviembre de 1969, entrando en vigor el 18 de
1978. Su artículo 8.2, señala:
“Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su ino
cencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad”.
(68) REYNA ALFARO, Luis. Miguel. Manual de Derecho Procesal Penal. Instituto Pacífico, Lima, 2015,
p. 302.
(69) Constitución Política del Perú
Artículo 2.- Toda persona tiene derecho:
24.- A la libertad y seguridad personales. En consecuencia:
(...) e. Toda persona es considerada inocente mientras no se haya declarado judicialmente su respon
sabilidad. (...).
146
E l d e r e c h o FLnSIDAMENTAL A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA
471
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(74) AMBOS, Kai. “¿Reconocimiento mutuo versus garantías procesales? Traducción de Montserrat de
Hoyos Sancho. En: HOYOS SANCHO, Montserrat (Coordinadora). El proceso penal en la Unión
Europea: garantías esenciales. Lex Nova, Valladolid, 2008, p. 25. En este sentido, y con anteriori
dad, VÉLEZ MARICONDE, Alfredo. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Lerner, Buenos Aires, 1969,
p. 313, ha dicho, con razón, que el Derecho Procesal Penal no hace más que reglamentar o dar vida
práctica a los dogmas constitucionales.
(75) ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de Gabriela Córdoba y Daniel Pastor de la
25^ edición alemana. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2003, p. 10.
(76) Garantías que son entendidas como “el cúmulo de principios, derechos y libertades fundamentales
reconocidos por la Constitución y, lato sensu, por los tratados internacionales, que tienen por fina
lidad otorgar al imputado un marco de seguridad jurídica y, en última instancia, mantener un equi
librio entre la llamada búsqueda de la verdad material y los derechos fundamentales del imputado”.
(CARO CORIA, Dino. “Las garantías constitucionales del proceso penal”. En: Anuario de Derecho
Constitucional Latinoamericano-2006. Tomo II, Fundación Konrad-Adenauer, Montevideo, 2006,
p. 1028).
(77) Este aspecto es resaltado por REYNA ALFARO, Luis Miguel. El proceso penal aplicado conforme
al Código Procesal Penal de 2004. 2“ edición, Grijley, Lima, 2011, p. 245: “Se ha dicho del principio
de presunción de inocencia ‘que constituye un punto neurálgico del sistema del Derecho Procesal
Penal liberal’. Y resulta ser justamente ‘neurálgico’ porque la imposición de este principio procesal
puede suponer una disminución de la eficacia del sistema penal”. COLOMBO CAMPBELL, Juan.
“Garantías constitucionales del debido proceso penal. Presunción de inocencia”. En: Anuario de
Derecho Constitucional Latinoamericano-2007. Tomo I, Fundación Konrad-Adenauer, Montevideo,
2007, p. 346. “Hoy estamos enfrentados a un profundo dilema que la doctrina deberá considerar
al estudiar los efectos que ha provocado el principio de inocencia en los resultados de la aplicación
de los nuevos procedimientos penales, que a los ojos de muchos se muestran como protectores del
inculpado, y decidir si ellos son los responsables de la delincuencia en el mundo”.
148
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(78) VÁSQUEZ SOTELO, José. “La presunción de inocencia”. En: Cuadernos de Derecho Judicial.
N “ V- Los principios del proceso penal y la presunción constitucional de inocencia. Consejo General
del Poder Judicial, Madrid, 1992, pp. 115 y 116.
(79) En este sentido, ASENCIO MELLADO, José María. “Cien años de Derecho Procesal en España”.
En: El Derecho español en el siglo XX. Marcial Pons, Madrid-Barcelona, 2000. p. 321.
(80) COLOMBO CAMPBELL, Juan. “Garantías constitucionales del debido proceso penal. Presunción
de inocencia”. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano 2007. Tomo I, Fundación
Konrad Adenauer, Montevideo, 2007, p. 346.
(81) Para algunos autores, la presunción de inocencia como principio, es decir como idea en la que se
sostiene la decisión de los juzgadores de absolver al justiciable cuando no se pruebe plenamente su
culpabilidad, tiene antecedentes históricos remotos como el Digesto, que al prescribirla Nocetem
absolvere satius est quam inocentem damniri (Dedo), es preferible absolver a un culpable que conde
nar a un inocente. Cfr. ROMERO ARIAS, Esteban. La presunción de inocencia. Estudio de algunas
consecuencias de la constitucionalización de este derecho fundamental. Aranzadi, Pamplona, 1985,
p. 18 .
491
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
150
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
no difieren en sus efectos prácticos^^^', por lo que en este trabajo las utiliza
remos indistintamente en tanto se refieren a lo mismo.
Lo sí debe quedar en claro es que al hablar de “presunción de inocen
cia”, “estado de inocencia”, “principio de inocencia” nos estamos refiriendo
a un auténtico derecho fundamentah***\ o lo que es lo mismo para nuestro
ordenamiento jurídico: un derecho constitucional'*^’, por el cual se considera
a priori, como regla general, que todas las personas actúan conforme con la
recta razón, comportándose de acuerdo con los valores, principios y reglas
del ordenamiento jurídico; mientras un tribunal no adquiera la convicción,
a través de los medios de prueba legal, de su participación y responsabili
dad en el hecho punible, determinadas por una sentencia firme y fundada,
obtenida respetando todas y cada una de las reglas del debido proceso'**’.
Este principio no supone que el imputado sea inocente (como si se tra
tase de describir una determinada situación), sino de que no sea considera
do ni tratado como culpable mientras una sentencia no lo declare así, y para
que en una sentencia se le declara como tal, debe haber obrado dentro del
proceso penal una prueba suficiente por la cual se haya acreditado la res
ponsabilidad penal del imputado. Es pues una “verdad interina”'*®’ que el
(85) Del mismo parecer, BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. 2^ edición. Ah-Hoc,
Buenos Aires, 1999, p. 119; BOVINO, Alberto. “El encarcelamiento preventivo”. En: BOVINO, Alberto.
Problemas de Derecho Procesal contemporáneo. Editores del Puerto, Buenos Aires, 1998, p. 131.
( 86 ) Cfr. JAÉN VALLEJO, Manuel. Tendencias actuales de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional (Las
garantías del proceso penal). Dykinson, Madrid, 2002, p. 109; FERNÁNDEZ MONTALVO, Rafael.
“Garantías constitucionales del proceso penal”. En: Revista del Centro de Estudios Constitucionales.
N ° 6, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 1990, p. 102; CARBALLO ARMAS,
Pedro. La presunción de inocencia en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Ministerio de
Justicia, Madrid, 2004, p.l9; MESTRE DELGADO, Esteban. “Desarrollo jurisprudencial del dere
cho constitucional a la presunción de inocencia”. En: Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales.
Tomo XXXVIII, fascículo III. Ministerio de Justicia, Madrid, setiembre-diciembre de 1985, p. 723;
MAYAUDÓN, Julio. “El principio de excepcionalidad de la detención preventiva”. En: VÁSQUEZ
GONZÁLEZ, Magaly (Coordinadora). X jornadas de Derecho Procesal Penal: Debido proceso y
medidas de coerción personal. Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, 2007, p. 340; AGUILAR
LOPEZ, Miguel Ángel. Presunción de inocencia: Principio fundamental en el sistema acusatorio.
Instituto de la Judicatura Federal, México D.F, 2009, p. 185 y ss.; SALAS BETETA, Christian. El
proceso penal común. Gaceta Jurídica, Lima, 2011, p. 47.
(87) Sobre la equivalencia entre las expresiones “derechos fundamentales” y “derechos constitucionales” en
nuestro ordenamiento jurídico, véase: CASTILLO CÓRDOVA, Luis. Los Derechos constitucionales.
Elementos para una teoría general. 2A edición, Palestra Editores, Lima, 2005, p. 39 y ss.
( 88) NOGUEIRA ALCALÁ, Humberto. “Consideraciones sobre el derecho fundamental a la presunción
de inocencia”. En: lus et Praxis. Vol. 11, N “ 1. Universidad de Talca, Tajea, 2005, pp. 221 y 222.
(89) Sobre la presunción de inocencia como verdad interina: FERNÁNDEZ LOPEZ, Mercedes. Presunción
de inocencia y carga de la prueba en el proceso penal. Tesis doctoral. Universidad de Alicante, Alicante,
2004; GARCÍA CAVERO, Perey. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010,
p. 24.
511
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(90) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Tomo I. Reforma, Lima, 2011,
pp. 123 y 124.
(91) STC español 109/1986, de 24 de setiembre, f. j. 1; magistrado ponente: Luis Diez-Picazo y Ponce de
León.
152
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(92) Cfr. QUISPE FARFÁN, Fany Soledad. El derecho a la presunción de inocencia. Palestra Editores,
Lima, 2002, p. 40.
(93) Cfr. FERRER BELTRÁN, Jordi. “Una concepción minimalista y garantista de la presunción de ino
cencia”. En: MORESO, Juan y MARTÚ, Luis (editores). Contribuciones a la filosofía del Derecho.
Imperia en Barcelona 2010. Marcial Pons, Madrid, 2012, p. 138. Este autor, sin embargo, señala,
haciendo referencia al caso español, que: “Ahora bien, no parece sorprendente, en mi opinión, que
la aplicación de la presunción de inocencia en estos ámbitos por parte de la jurisprudencia quede
más bien en un mero reconocimiento retórico, puesto que la propia Constitución ofrece proteccio
nes más operativas a través de la aplicación de otros derechos, en especial, del derecho al honor y
a la propia imagen, de manera que el añadido de la presunción de inocencia no supone una mayor
protección y cae, pues, en la irrelevancia. Así lo ha reconocido el propio Tribunal Constitucional,
quien en su sentencia 166/1995 (f. j. 2) declara expresamente que, a pesar del reconocimiento en
la STC 109/1986 de la dimensión extraprocesal de la presunción de inocencia, esta “no constituye
por sí misma un derecho fundamental distinto o autónomo del que emana de los artículos 10 y 187
de la Constitución, de tal modo que ha de ser la vulneración de estos preceptos, y señaladamente la
del artículo 18, lo que sirva de base a su protección a través del recurso de amparo”. En resumen,
es ya el propio Tribunal quien declara la irrelevancia jurídica de esa dimensión extraprocesal de la
presunción de inocencia que él mismo construyó (ibídem, p. 139).
531
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Ahora bien, tal prescripción no implica que las autoridades deban abs
tenerse de informar al público de las investigaciones penales en causa, pero
el derecho a la presunción de inocencia es el límite que ha de respetar el de
recho a la información, en tanto y en cuanto se protege la libertad y demás
derechos fundamentales de la persona, de sufrir las consecuencias de la de
claración de culpabilidad, hasta que esta se haya formalmente establecido,
después de haberse celebrado un juicio con todas las garantías y tras haber
intervenido un juez.
154
El derecho flosidamental a la presunción de inocencia
(97) OVEJERO PUENTE, Ana María. Régimen constitucional del derecho fundamental a la presunción
de inocencia. Tesis doctoral. Universidad Carlos III de Madrid, Madrid, 2004, p. 406.
(98) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Tomo I. Reforma, Lima, 2011, p. 125.
551
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
más que suficientes para adoptar medidas que aseguren la ejecución futu
ra de la condena impuesta si esta es revocada”*^^'.
Ahora bien, en la dimensión procesal, este macroderecho, para cum
plir con su finalidad, como ya se ha dicho, se ha descompuesto en dere
chos más específicos que rigen en cuatro ámbitos de aplicación distintos:
a) como modelo informador del proceso penal, b) como regla de tratamiento
del imputado durante el proceso penal, c) como regla de prueba y d) como
regla de juicio.
(99) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Presunción de inocencia y carga de la prueba en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Alicante, Alicante, 2004, p. 215.
(100) Cfr. VEGAS TORRES,Jaime. Presunción de inocencia y prueba en el proceso penal. La Ley, Madrid,
1993, p. 35; MONTAÑÉS PARDO, Miguel Ángel. La presunción de inocencia. Análisis doctrinal y
jurisprudencial. Aranzadi, Pamplona, 1999, p. 38.
156
r
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(101) ANDRES IBANEZ, Vnítcto. Justicia penal, derechos y garantías. Palestra-Temis, Lima-Bogotá, 2007,
p. 116. En la misma línea, BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Ob. cit., p. 129,
enseña que: “En definitiva, el imputado llega al proceso libre de culpa y solo por la sentencia podrá
ser declarado culpable: entre ambos extremos -transcurso que constituye, justamente, el proceso-
deberá ser tratado como un ciudadano libre sometido a ese proceso porque existen sospechas respecto
de él, pero en ningún momento podrá anticiparse su culpabilidad. Una afirmación de este tipo nos
lleva al problema de la prisión preventiva que comúnmente es utilizada como pena”.
(102) Tomamos en consideración lo dicho por MAIER, Julio. Derecho Procesal Penal. Tomo I. Fundamen
tos. 2^ edición, 3“ reimpresión. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2004, p. 511: “Históricamente,
la llamada ‘presunción de inocencia’ no ha tenido como fin impedir el uso de la coerción estatal de
manera absoluta”.
(103) Del mismo parecer es DOMÍNGUEZ BRITO, Francisco y SUÁREZ GONZALEZ, Carlos. “La
presunción de inocencia”. Ob. cit., p. 393.
(104) En este sentido, NOGUEIRA ALCALA, Humberto. “Consideraciones sobre el derecho fundamental a
la presunción de inocencia”. Ob. cit., al señalar que: “La presunción de inocencia no es incompatible
con la aplicación de medidas cautelares adoptadas por el órgano competente y fundadas en derecho,
basadas en un juicio de razonabilidad acerca de la finalidad perseguida y las circunstancias del caso
concurrentes, como asimismo aplicando los principios la adecuación y proporcionalidad de ellas”.
571
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso PENAL
(105) DEL RIO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Cons
titucional . En: Anuario de Derecho Penal 2008: Temas penales en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional. Eondo Editorial de la PUCP-Universidad de Friburgo, Lima, 2009, p. 100.
(106) FERNANDEZ LOPEZ, Mercedes. Presunción de inocencia y carga de la prueba en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Alicante, Alicante, 2004, p. 223.
158
r El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(107) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Presunción de inocencia y carga de la prueba en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Alicante, Alicante, 2004, p. 231.
(108) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “La valoración de la prueba a la luz del nuevo Código Procesal
Penal peruano de 2004”. Instituto de Ciencia Procesal Penal, Lima, p. 15, disponible en: < www.incipp.
org.pe>.
591
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Ahora bien, no solo debe existir actividad probatoria, sino que tal prue
ba debe ser de cargo, esto es, debe tener un contenido objetivamente incrimi-
natorio para el acusado o acusados. No es suficiente con la simple presencia
formal de pruebas, es imprescindible que las mismas tengan un contenido
incriminatorio que sea congruente con los hechos introducidos en el proce
so por las acusaciones y que constituyen su objeto'^°^^
La prueba de cargo es aquella encaminada a fijar el hecho incriminado
que en tal aspecto constituye delito, así como las circunstancias concurren
tes en el mismo, por una parte, y por la otra, la participación del acusado,
incluso la relación de causalidad, con las demás características subjetivas y
la imputabilidad<“ °>.
De acuerdo con esta definición, para que la prueba pueda ser conside
rada de cargo es necesario que recaiga, en primer lugar, sobre la existencia
de los hechos delictivos y, en segundo lugar, sobre la participación en ellos
del acusado, esto es, sobre los elementos objetivos y subjetivos del delito.
Asimismo, la actividad probatoria debe ser suministrada por la acusa
ción (Ministerio Público). En la medida que el imputado se encuentra en un
estado de inocencia no se requiere probar esta (no debe construir su inocen
cia) y, como correlato, es el órgano de acusación quien tiene la carga de la
prueba, es, pues, la Fiscalía quien ha de satisfacer un determinado estándar
de convicción para que se pueda condenar al acusado.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos se ha mostrado de este
parecer, señalando que el imputado no prueba su inocencia, sino que quien
acusa debe acreditar la culpabilidad a través de los medios probatorios que
le franquea el ordenamiento jurídico respectivo. Así, ha sostenido que:
“El derecho a la presunción de inocencia es un elemento esencial para la
realización del derecho a la defensa y acompaña al acusado durante toda
la tramitación del proceso hasta que una sentencia condenatoria que de
termine su culpabilidad quede firme. Este derecho implica que el acusado
no debe demostrar que no ha cometido el delito que se le atribuye, ya que
el onus probandi corresponde a quien acusa”*'” *.
160
r El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(112) Corte Constitucional de Colombia. Sentencia C-205 de 2003. En: GONZALES NAVARRO, Antonio
Luis. Sistema de juzgamiento penal acusatorio. Leyer, Bogotá, 2005, p. 382.
(113) NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal & de litigación oral. Idemsa, Lima,
2010, pp. 174-175.
611
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(114) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “La valoración de la prueba a la luz del nuevo Código Procesal Penal
peruano de 2004”. Instituto de Ciencia Procesal Penal, Lima, p. 18, disponible en: < www.incipp.org.pe>.
162
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(115) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Prueba y presunción de inocencia. lustel, Madrid, 2005, pp. 157-
158. Véase también, NEYRA FLORES, José Antonio. Manual del nuevo proceso penal&de litigación
oral. Ob. cit., p. 176.
631
T
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(116) FERNÁNDEZ LÓPEZ, Mercedes. Prueba y presunción de inocencia. Ob. cit., pp. 246-247.
(117) TOMÁS Y VÁLIENTE, Francisco. “In dubio pro reo, libre apreciación de la prueba y presunción de
inocencia”. En: Revista Española de Derecho Constitucional, Áfio 7, N° 20. Madrid, mayo-agosto de
1987, p. 25.
(118) Véase, SÁN MÁRTÍN CÁSTRO, César. Derecho Procesal Penal. Lecciones. INPECCP-Cenales, Lima,
2015, pp. 118-119.
(119) ORE GUÁRDIÁ, Ársenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal
Penal. Tomo I. Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 124.
164
El derecho fundamental a la presunción de inocencia
(120) ídem.
(121) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal
Penal. Tomo I. Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 128.
(122) Queja N ° 469-2007-Lima, del 11 de septiembre de 2007.
651
E lbcy V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
De igual forma, el fiscal a cargo del caso tampoco podría emitir una
disposición de archivo o un requerimiento de sobreseimiento basándose en
la aplicación del in dubio pro reo, pues en tal situación lo correcto será con
tinuar con la investigación hasta agotar todas las vías posibles o, de ser el
caso, llegar al juicio oral, para una correcta valoración de las pruebas.
Debe enfatizarse, pues, en el hecho de que en las primeras etapas del
proceso penal es casi connatural que existen ciertas dudas sobre la suficien
cia del material probatorio para determinar la responsabilidad penal de los
encausados, por cuanto aún en estas etapas no se ha llevado a cabo la actua
ción de tales pruebas y, por ende, el juez no ha podido valorarlas como es
(123) Sala Penal Permanente, Casación N ° 760-2016-La Libertad del 20 de marzo de 2017, magistrado
ponente: Aldo Figueroa Navarro, considerando 15.
166
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
(124) MENDOZA AYMA, Francisco Celis. La necesidad de una imputación concreta en la construcción
de un proceso penal cognitivo. V edición. Idemsa, Lima, 2015, pp. 101-103.
671
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
que se inicien las diligencias preliminares, que precisamente permitirán rea
lizar los actos urgentes e inaplazables de la investigación con la finalidad de
ir concretando la imputación y poder ir averiguando si existe base proba
toria que pueda acreditar el delito denunciado, y si llegó al grado de con
sumación o tentativa, y además averiguar si el sujeto denunciado es autor o
partícipe e, inclusive, que si existen otros sujetos que posiblemente hayan
intervenido en el delito denunciado, pero que no fueron considerados en la
misma denuncia.
168
E l derecho fundamental a la presunción de inocencia
del delito y/o de la intervención del imputado en él. Menos pueden pedir el
sobreseimiento señalando la aplicación del principio del in dubio pro reo,
pues este principio solo se aplica en la etapa del juicio oral y por el juez, lue
go de haber realizado la valoración de las pruebas.
La aplicación de este principio no puede realizarse antes de haberse ac
tuado y valorado el material probatorio, por ello, no puede ser aplicado por
el fiscal. La duda que pueda existir hasta antes del juicio oral es normal den
tro del proceso penal, por cuanto aún no,se ha llevado a cabo la actuación
y valoración del material probatorio, por ello, el sobreseimiento solo proce
dería cuando resulte bastante notoria la insuficiencia probatoria para pasar
al juicio oral, pero la mínima duda no puede dar al lugar al sobreseimien
to, más aún si esa duda existe por cuanto falta que se actúe el material pro
batorio como, por ejemplo, el interrogatorio de testigos, la valoración de la
prueba pericial, entre otros. Material probatorio que necesariamente requie
re su actuación en el juicio oral.
Finalmente, la imputación necesaria en el juicio oral requiere la mayor
suficiencia para demostrar la certeza de la imputación contenida en la acusa
ción, de modo que si no se logra esa certeza y, por lo tanto, existe una duda
razonable que no ha podido superarse, entonces el juez deberá emitir un fallo
absolutorio, ahora sí en aplicación correcta del principio del in dubio pro reo.
En este sentido, la Corte Suprema de nuestro país ha señalado lo siguiente:
“El principio in dubio pro reo, por otro lado, significa que en caso de duda
sobre la responsabilidad del procesado, debe estarse a lo que sea más fa
vorable a este (la absolución por contraposición a la condena). Si bien es
cierto en el principio in dubio pro reo no está expresamente reconocido en
el texto de la Constitución, también lo es que su existencia se desprende
tanto del derecho a la presunción de inocencia, que sí goza del reconoci
miento constitucional, como de la defensa de la persona humana y el res
peto de su dignidad, fin supremo de la sociedad y del Estado (artículo 1
de la Carta fundamental).
Ahora bien, cabe anotar que tanto la presunción de inocencia como el in
dubio pro reo inciden sobre la valoración probatoria del juez ordinario. En
el primer caso, que es algo objetivo, supone que a falta de pruebas aque
lla no ha quedado desvirtuada, manteniéndose incólume, y, en el segundo
caso, que es algo subjetivo, supone que ha habido prueba, pero esta no ha
sido suficiente para despejar la duda (la suficiencia no se refiere a la can
tidad de pruebas incriminatorias, sino a la entidad y cualidad que deben
reunir estas). La sentencia, en ambos casos, será absolutoria, bien por fal
ta de pruebas (presunción de inocencia), bien porque la insuficiencia de
691
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
las mismas -desde el punto de vista subjetivo del juez- genera duda de la
culpabilidad del acusado (m dubio pro reo), lo que da lugar a las llamadas
sentencias absolutorias de primer y segundo grado, respectivamente”''^^'.
(125) Sala Penal Permanente, Casación N “ 724-2014-Cañete del 12 de agosto de 2015, magistrado ponente:
Parlona Pastrana, considerandos 3.3.11 y 3.3.12.
■ 70
Capítulo II
LA PRUEBA DE LOS ENUNCIADOS
SOBRE LOS HECHOS
EN EL PROCESO PENAL
1 l l - T ¡ 1 r*.
J ■
.
1t
1 /^0
V.OOf: . I
i I*
N
Capítulo II
La prueba de los enunciados sobre los hechos
en el proceso penal
I. ASPECTOS GENERALES
Como se ha dicho, la función principal del proceso judicial estriba en
determinar o considerar como verdadero la alegación sobre la ocurrencia
de determinados hechos a los que el Derecho vincula determinadas conse
cuencias jurídicas y la imposición de esas consecuencias a los sujetos previs
tos por el propio Derecho; por ello, se ha de concluir que la función del pro
ceso es la aplicación del Derecho'^^^*.
En esa línea, la idea fundamental es que el ciudadano tiene derecho a
demostrar la verdad de los hechos en que se funda su pretensión procesal.
Es decir, el ciudadano tiene derecho a probar que se han producido, o no,
los hechos a los que el Derecho vincula consecuencias jurídicas'^^^'.
Ahora bien, si de lo que se trata es de buscar demostrar la veracidad de
lo alegado por las partes sobre determinados hechos, entonces se tiene que
el proceso gira en torno a una duda<^^*', precisamente, sobre la veracidad de
los enunciados declarados por las partes, y si estamos ante un proceso pe
nal, la duda estriba sobre la veracidad de los enunciados de las partes sobre
los hechos materia de relevancia penal.
(126) FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-
Buenos Aires-Sáo Paulo, 2007, p. 29.
(127) TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán. 2^ edición. Trotta,
Madrid, 2005, p. 21.
(128) Véase, NIEVA FENOLL, Jordi. La duda en el proceso penal. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos
Aires-Sáo Paulo, 2013, p. 13.
731
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(129) Véase, ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argu
mentación jurídica. Grijley, Lima, 2014, p. 27.
(130) CONTRERAS ROJAS, Cristian. La valoración de la prueba de interrogatorio. Marcial Pons, Madrid-
Barcelona-Buenos Aires-Sáo Paulo, 2015, p. 25.
(131) DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general de la prueba judicial. Tomo I. Víctor de Zavalía
Editor, Buenos Aires, 1970, pp. 5-13.
174
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(132) CABALLO ARMAS, Pedro. La presunción de inocencia en la jurisprudencia del Tribunal Constitu
cional. Ministerio de Justicia, Madrid, 2004, pp. 20-21.
(133) SENTÍS MELENDO, Santiago. “Qué es la prueba (naturaleza de la prueba)”. En: Revista de Derecho
Procesal Iberoamericana. N°s 2-3,1973, pp. 259-260, citado por: MIRANDA ESTRAMPES, Manuel.
La mínima actividad probatoria en el proceso penal. Bosch, Barcelona, 1997, p. 15.
(134) En este sentido, DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general de la prueba judicial. Ob. cit., p. 9;
MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso penal. Ob. cit.,
p. 16; FENECH NAVARRO, Miguel. Derecho Procesal Penal. Barcelona, 1960, p. 595.
(135) CONTRERAS ROJAS, Cristian. Valoración de las pruebas de declaración de personas en segunda
instancia. Tesis doctoral. Universidad de Barcelona, Barcelona, 2015, p. 13.
751
1
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(136) GASCÓN ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases arguméntales de la prueba. 3“ edición.
Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sáo Paulo, 2010, p. 76.
(137) CABANAS GARCÍA, Juan Carlos. La valoración de las pruebas y su control en el proceso civil: estudio
dogmático y jurisprudencial. Madrid, 1992, p. 20.
(138) GIMENO SEÑORA, Vicente. Derecho Procesal Civil I. El proceso de declaración. Parte general.
Madrid, 2012, p. 401.
(139) VASQUEZ ROJAS, Carmen. De la prueba científica a la prueba pericial. Marcial Pons, Madrid-
Barcelona-Buenos Áires-Sáo Paulo, 2015, p. 27.
(140) GASCÓN ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases arguméntales de la prueba. Ob. cit.,
p. 76.
(141) Ibídem, pp. 76-77.
(142) Cfr. VÁSQUEZ ROJAS, Carmen. De la prueba científica a la prueba pericial. Ob. cit., p. 27; GASCÓN
ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases arguméntales de la prueba. Ob. cit., pp. 77-78;
MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso penal. Bosch,
Barcelona, 1997, pp. 20-21; FERRER BELTRÁN, Jordi. Prueba y verdad en el Derecho. Marcial
Pons, Madrid-Barcelona, 2005, pp. 27-29.
176
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(143) GASCÓN ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases arguméntales de la prueba. Ob. cit.,
pp. 77-78.
(144) TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán. 2“ edición. Trotta,
Madrid, 2005, p. 21.
771
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
sa), sino que debe constarle que lo que allí se alega se ajusta a la realidad, es
decir, que esas afirmaciones son ciertas (o no lo son)'^'*^>.
(145) BANACLOCHE PALAO, Julio. “Capítulo X: la prueba en el proceso penal”. En: BANACLOCHE
PALAO, Julio y ZARZALEJOS NIETO, Jesús. Aspectos fundamentales de Derecho Procesal Penal.
4“ edición. Wolters Kluwer-La Ley, Madrid, 2018, p. 285.
(146) SENTÍS MELENDO, Santiago. La prueba. EJEA, Buenos Aires, 1947, p. 55, indica que verificar se
refiere a hacer o presentar como verdad, como cierto.
(147) En este sentido, MUÑOZ SABATÉ, Luis. Fundamentos de prueba civil. L.E.C 1/2000. Bosch, Bar
celona, 2001, p. 41.
(148) Cfr. MONTERO AROCA, Juan. La prueba en el proceso civil. 3“ edición. Civitas, Madrid, 2002, p. 38.
(149) FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-
Buenos Aires-Sáo Paulo, 2007, p. 30. Sigue este planteamiento DE PAULA RAMOS, Vitor. “Derecho
fundamental a la prueba”. Traducción de Renzo Cavani. En: Constitucionalismo y proceso. Tendencias
contemporáneas. Roberto González Álvarez (coordinador). Ara, Lima, 2014, p. 387.
(150) FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración racional de la prueba. Ob. cit., p. 30.
(151) PARRA QUIJANO, Jairo. Racionalidad e ideología en las pruebas de oficio. Temis, Bogotá, 2004, p. 7.
(152) MORELLO, Augusto. La prueba. Tendencias modernas. V- edición. Editorial Platense, La Plata,
2012, p. 41.
178
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(153) RIVERA MORALES, Rodrigo. La prueba: un análisis racional y práctico. Marcial Pons, Madrid-
Barcelona-Buenos Aires, 2011, p. 36. Sobre el proceso como método de cognición Calamandrei ha
sostenido que: “Si nosotros queremos volver a considerar el proceso como instrumento de razón y no
como estéril y árido juego de fuerza y de destreza, hace falta estar convencidos de que el proceso es
ante todo un método de cognición” (CALAMANDREI, Fiero. Estudios sobre el proceso civil. Ejea,
Buenos Aires, 1973, p. 215).
(154) BANACLOCHE PALAO, Julio. “Capítulo X: la prueba en el proceso penal”. En: BANACLOCHE
PALAO, Julio y ZARZALEJOS NIETO, Jesús. Aspectos fundamentales de Derecho Procesal Penal.
4^ edición. Wolters Kluwer-La Ley, Madrid, 2018, p. 285.
(155) Véase, VÁSQUEZ ROJAS, Carmen. De la prueba científica a la prueba pericial. Marcial Pons, Madrid-
Barcelona-Buenos Aires-Sáo Paulo, 2015, p. 28.
(156) Es habitual considerar que el derecho a la prueba no supone un derecho a un determinado resultado
probatorio. Por ello, y por una exagerada devoción a la discrecionalidad del juez en la valoración de
la prueba, no es extraño que la doctrina y la jurisprudencia consideren, a menudo, que el alcance
del derecho a la prueba se agota en los dos elementos anteriores. Sin embargo, en mi opinión, esa
limitación es manifiestamente insatisfactoria. El reconocimiento del derecho de las partes a que
sean admitidas y practicadas las pruebas relevantes para demostrar los hechos que fundamentan su
pretensión es una garantía ilusoria y meramente ritualista si no se asegura el efecto de la actividad
probatoria, es decir, la valoración de las pruebas por parte del juez en la decisión. Esta exigencia de
valoración racional de las pruebas puede descomponerse en dos elementos distintos: por un lado, se
exige que las pruebas admitidas y practicadas sean tomadas en consideración a los efectos de justificar
791
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
T
A estos aspectos se podría agregar, siguiendo a Ferrer Beltrán, que el úl
timo alcance debido al derecho a la prueba es la obligación de motivar las de
cisiones judiciales, justificación que deberá versar tanto sobre los hechos que
el juez declare probados como sobre los hechos que declare no probados<^^^>.
Ahora bien, por otro lado, el Tribunal Constitucional peruano ha seña
lado que el derecho a la prueba goza de protección constitucional, en tan
to se haya comprendido implícitamente en el derecho al debido proceso. De
esta manera, existe el derecho constitucional a probar, guiado por los fines
propios de la observancia o tutela del derecho al debido proceso. Ha enfa
tizado el supremo intérprete de la Constitución en señalar que el derecho a
probar es un componente elemental del derecho al debido proceso, que fa
culta a los justiciables a postular los medios probatorios que justifiquen sus
afirmaciones en un proceso o procedimiento, dentro de los límites y alcan
ces que la Constitución y la ley establecen. De modo tal que una de las ga
rantías que asisten a las partes del proceso es la de presentar los medios pro
batorios necesarios que posibiliten la creación de convicción en el juzgador
sobre la veracidad de sus argumentos''^**.
la decisión que se adopte. Por otro lado, se exige que la valoración que se haga de las pruebas sea
racional. La primera de las exigencias es a menudo incumplida a través del recurso a la denominada
“valoración conjunta de las pruebas”. Debe advertirse que si bien una decisión sobre los hechos no
puede realizarse sin esa valoración conjunta, esta no puede ser utilizada para evitar la valoración
concreta de cada una de las pruebas aportadas. Es más, solo después de valoradas individualmente
las pruebas, podrá hacerse con rigor una valoración conjunta de las mismas. Por ello, deberían ser
considerados como violaciones al derecho a la prueba los supuestos en que algunas de las pruebas
admitidas y practicadas no hayan sido tomadas en consideración en el momento de la decisión. Por otro
lado, está claro que no basta con tomar en consideración todas las pruebas admitidas y practicadas.
Es necesario también que la valoración de las mismas, individual y conjunta, se adecúe a las reglas
de la racionalidad. Solo así podrá entenderse que se respeta el derecho de las partes a probar, esto
es, a producir un determinado resultado probatorio que sirva de fundamento a sus pretensiones. Es
más, solo si se garantiza que los hechos probados a los que se aplicará el derecho han sido obtenidos
racionalmente a partir de los elementos de juicio aportados al proceso puede garantizarse también
un nivel mínimamente aceptable de seguridad jurídica (FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración
racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sao Paulo, 2007, pp. 56-57).
(157) ídem.
(158) Véanse, entre otras, STC N° 010-2002- AI/TC, STC N° 6712-2005-HC/TC, STC N° 5068-2006-PHC/
TC y STC N° 1014-2007-PHC/TC.
(159) TALAVERA ELGUERA, Pablo. La prueba penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 25.
180
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(160) Sala Penal Permanente, R.N. N ° 93-2016-Ayacucho del 30 de marzo de 2017, considerando 3.1.
811
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
182
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(161) Sala Penal Permanente. Casación N° 281-2011-Moquegua del 16 de agosto de 2012, conside
rando 3.3.
(162) Cfr. FLORIÁN, Eugenio. De las pruebas penales. Tomo I. Temis, Bogotá, 1990, p. 89, señalaba que
el objeto de prueba es lo que hay que determinar en el proceso.
(163) El hecho puede ser una entidad física, estática o dinámica, a veces perceptible por los sentidos cuan
do se exterioriza (la colisión de automóviles), e incluso cuando se interioriza propioceptivamente
(la sensación de dolor), y a veces solo perceptible con la ayuda de instrumentos y manipulaciones
científicas. Quiero decir, y repito, que el llamado hecho psíquico es también en el fondo un hecho
físico cuya distinción no está en la académica diferenciación entre soma y psique, sino en la facilidad
o dificultad de acceder a su percepción y conocimiento (MUÑOZ SABATÉ, Lluis. Curso superior de
probática judicial. Cómo probar los hechos en el proceso. La Ley, Madrid, 2012, pp. 75-76).
(164) TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán. 2“ edición. Trotta,
Madrid, 2005, p. 89.
(165) Véase, MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso penal.
Bosch, Barcelona, 1997, pp. 32-33.
(166) FLORIÁN, Eugenio. De las pruebas penales. Tomo I. Temis, Bogotá, 1990, p. 97.
- 831
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(167) Véase, ASENCIO MELLADO, José María. Prueba prohibida y prueba preconstituida. Trivium, Ma
drid, 1989, p. 15; MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso
penal. Boschj Barcelona, 1997, p. 33.
(168) Cfr. GUZMÁN, Nicolás. La verdad en el proceso penal. Editores del Puerto, Buenos Aires 2006
p. 18. . , ,
(169) TARUFFO, Michele. La prueba de los hechos. Traducción de Jordi Ferrer Beltrán 2^ edición Trotta
Madrid, 2005, pp. 113-114.
184
r La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(170) ABEL LLUCH, Xavier. Derecho probatorio. Bosch, Barcelona, 2012, p. 21.
(171) RIVERA MORALES, Rodrigo. La prueba: un análisis racional y práctico. Marcial Pons, Madrid-
Barcelona-Buenos Aires, 2011, p. 43.
(172) ídem.
851
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Por otro lado, el enunciado sobre los hechos formulado por las partes,
hasta la emisión de la decisión sobre el caso, tiene el estatus epistémico tí
pico de la “incertidumbre”. Es decir, durante el proceso, la hipótesis es du
dosa e incierta: puede ser verdadera o falsa. Así, la función de la prueba es
ayudar al juzgador a resolver este problema, ofreciéndole la información ne
cesaria para decidir racionalmente si las hipótesis concernientes a los hechos
materiales en litigio son verdaderas o falsas*^^^'.
Bajo esta perspectiva, se puede sostener que son objeto de prueba todas
las afirmaciones sobre los hechos principales o secundarios que caen sobre
la percepción del juez y que pueden servir para el esclarecimiento de la ver
dad. La prueba tiene por objeto investigar imputabilidad, identificación del
autor, condiciones de culpabilidad, elementos, móviles y circunstancias di
versas, individualizando la participación de todos y cada uno de los copar
tícipes en la acción delictiva.
(173) CONTRERAS ROJAS, Cristian. Valoración de las pruebas de declaración de personas en segunda
instancia. Tesis doctoral. Universidad de Barcelona, Barcelona, 2015, p. 18.
(174) ANDRES IBÁÑEZ, Perfecto. ‘Carpintería’ de la sentencia penal (en materia de ‘hechos’)”. En:
ANDRES IBANEZ, Perfecto. En torno a la jurisdicción. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2007
p. 223.
(175) NEYRA FLORES, José Antonio. Tratado de Derecho Procesal Penal. Tomo I. Idemsa, Lima, 2015
p. 229.
(1 7 6 ) U G A Z Z E G A R R A , F e r n a n d o . Las convenciones probatorias y los hechos en el proceso penal. Hechos
secundarios como objeto de las convenciones probatorias. A l e r t a I n f o r m a t iv a , L i m a , 2 0 1 2 , p . 4 ,
d is p o n ib le e n : < h t t p :/ / w w w .lo z a v a lo s .c o m .p e / a le r t a in f o r m a t iv a / in d e x .p h p ? m o d = d o c u m e n t o & c o
m = d o c u m e n to & id = 3 0 9 7 > .
186
T L a prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
871
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(177) IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. “Motivación de las sentencias, presunción de inocencia, in dubio
pro reo”. En; Anuario de Derechos Humanos. N ° 2. Universidad Complutense de Madrid, Madrid
2001, p. 460.
(178) Véase, FERRER BERTRÁN, Jordi. “La prueba es libertad, pero no tanto: una teoría de la prueba
cuasibenthamiana”. En: VÁZQUEZ ROJAS, Carmen (editora). Estándares de prueba y prueba cien
tífica. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sáo Paulo, 2013, pp. 24-28.
(179) El desarrollo del proceso judicial, a través de la proposición y práctica de las pruebas, debe permitir
conformar un conjunto de elementos de juicio que apoyen o refuten las distintas hipótesis sobre los
hechos del caso. Y aquí se da una de las especificidades jurídicas de mayor calado, que puede resumirse
en la máxima quid non est in actis nos est in mundo. Es decir, de la decisión jurídica, el conjunto de
elementos de juicio que podrá y deberá ser tomado en consideración está formado únicamente por
las pruebas aportadas y admitidas al proceso, no pudiéndose tomar en cuenta, por parte del órgano
decisor, aquellas informaciones o elementos de juicio de los que disponga privadamente o aquellos
que habiéndose aportados al proceso han sido excluidos, por ejemplo, por su carácter ilícito. Véase:
188
La prueba de los ENUNCWiDOS sobre los hechos en el proceso penal
891
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(182) GARCÍA AMADO, Víctor. “Qué es un estándar de prueba y qué significa la declaración de inocencia”.
En: Dura Lex, 2013. Blogspot, disponible en: < http://garciamado.blogspot.com>.
(183) GASCON ABELLAN, Marina. “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”.
En: DOXA. Cuadernos de Filosofía del Derecho N ° 28. Universidad de Alicante, Madrid, 2005,
p. 129. ,
(184) GONZALEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumenta
ción jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández y Félix Morales (editores). Palestra, Lima,
2013, p. 367.
■ 90
T La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(185) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumenta
ción jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández y Félix Morales (editores). Palestra, Lima,
2013, p. 367.
(186) ACCÁTINO, Daniela. “Certezas, dudas y propuestas en torno al estándar de la prueba penal”. En:
Revista de Derecho. Vol. XXXVII. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Valparaíso, 2011,
p. 486.
911
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
de otra manera y en forma algo reiterativa, los estándares de prueba dan di
rectrices acerca de cómo debiera distribuirse el potencial error en que po
drían incurrir los jueces al dar por probada la historia favorable a las pre
tensiones del demandante o del acusador'^*^'.
(187) COLOMA CORREA, Rodrigo. “Estándares de prueba y juicios por violaciones a los derechos humanos”.
En: Revista de Derecho. Vol. XXII, N “ 2. Universidad Austral de Chile, Valdivia, 2009, p. 211.
(188) ídem. ^
(189) GASCÓN ABELLAN, Marina. “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”.
En: VAZQUEZ ROJAS, Carmen (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima,
2019, p. 69.
■ 92
r La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(190) Un falso positivo es una decisión en que se declara probada la hipótesis siendo esta falsa.
(191) Un falso negativo, por su parte, es una decisión en que se declara no probada la hipótesis, siendo esta
verdadera.
(192) FERRER BELTRÁN, Jordi. La valoración racional de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-
Buenos Aires-Sáo Paulo, 2007, p. 143.
(193) GASCÓN ABELLÁN, Marina. “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”.
En: DOXA. Cuadernos de Filosofía del Derecho N ° 28. Universidad de Alicante, Madrid, 2005,
p. 130.
(194) Cfr. ACCATINO, Daniela. “La fundamentación de la declaración de hechos probados en el nuevo
proceso penal. Un diagnóstico”. En: Revista de Derecho. Vol. XIX, N “ 2. Universidad Austral de
Chile, Valdivia, 2006, p. 10.
931
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(195) TARUFFO, Michele. “Tres observaciones sobre ‘por qué un estándar de prueba subjetivo y ambiguo
no es un estándar’, de Larry Laudan”. En: Doxa. Revista de Filosofía del Derecho N° 28. Universidad
de Alicante, Alicante, 2005, p. 121.
(196) GASCON ABELLÁN, Marina. “Sobre la posibilidad de formular estándares de prueba objetivos”.
En: DOXA. Cuadernos de Filosofía del Derecho N '’ 28. Universidad de Alicante, Madrid, 2005,
p. 138.
194
r La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(197) REYES MOLINA, Sebastián. “Presunción de inocencia y estándar de prueba en el proceso penal:
reflexiones sobre el caso chileno”. En: Revista de Derecho. Vol. XXV, N° 2. Universidad Austral de
Chile, Valdivia, diciembre de 2012, pp. 239-240.
(198) Cfr. FERNÁNDEZ LOPÉZ, Mercedes. “La valoración de pruebas personales y el estándar de la
duda razonable”. En: Cuadernos Electrónicos de Filosofía del Derecho N° 15. Instituto de Derechos
Humanos de la Universidad de Valencia, Valencia, 2007, p. 1.
(199) CASTILLO ALVA, José Luis. “El fumus comissi delicti y el estándar probatorio en prisión provisional”.
En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima, 2019,
p. 213.
(200) Cfr. FERRER BELTRÁN, Jordi. “Los estándares de prueba en el proceso penal español”. En: Cua
dernos Electrónicos de Filosofía del Derecho N° 15. Instituto de Derechos Humanos de la Universidad
de Valencia, Valencia, 2007, p. 2.
951
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
“Ahora bien, durante el desarrollo del proceso penal, desde que se reali
zan diligencias preliminares, se formaliza la investigación preparatoria, se
formula un pedido de prisión preventiva y se formula una acusación fis
cal, se producen diversos grados de convicción, en el fiscal, de la existen
cia de un hecho punible y de la vinculación probable del imputado, como
autor o partícipe. El grado de convicción que es objeto de examen, en la
presente sentencia casatoria, es el que se debe verificar en la etapa inter
media, y que debe evidenciarse con una de las dos únicas opciones posi
bles: el pedido de sobreseimiento o la formulación de una acusación fis
cal. En otros términos, durante el desarrollo del proceso, en cada una de
sus etapas, se requieren distintos y ascendentes estándares de convicción,
i) El inicio del proceso, para el inicio de diligencias preliminares, basta con
el aviso inicial, conocido también como noticia criminal, el cual va a ge
nerar el primer grado de convicción requerido; La sospecha, ii) El avance
a la formalización y continuación de la investigación preparatoria requie
re como elemento adicional el descubrimiento de indicios reveladores, los
cuales conllevan a un nivel de convicción superior: La posibilidad, iii) La
acusación requiere un nivel de convicción completo, para el fiscal, respec
to de la responsabilidad penal del autor o partícipe y de sus circunstancias
personales (certeza fiscal)”<^°'>.
En la misma línea, se puede decir -siguiendo a Castillo Alva<^°^>- que
para abrir una investigación preliminar solo se requiere la existencia de una
notitia criminis verosímil que genere una situación de sospecha de que se ha
cometido un delito por una persona. Una sospecha racional obliga a las au
toridades a iniciar una investigación. Se trata de una sospecha inicial que es
el grado menos intenso de la sospecha.
Mientras que para formalizar la investigación preparatoria y con ello
abrir proceso penal se requiere una sospecha razonable o fundada en evi
dencia material. Aquí se exige que la posible ocurrencia del hecho sea más
probable que su negación, es decir, que la probabilidad de que haya ocurri
do un determinado suceso y que ha sido cometido por una persona sea ma
yor que la hipótesis contraria, es decir, que el hecho no se ha cometido o
que se ha cometido por otra persona. El CPP de 2004 en su artículo 336.1
prescribe que para formalizar la investigación preparatoria se requiere que
(201) Sala Penal Permanente de la Corte Suprema. Casación N° 760-2016-La Libertad, del 20 de marzo
de 2017, magistrado ponente: Figueroa Navarro, considerando 13.
(202) CASTILLO ALVA, José Luis. “EÍ fumus comissi delicti y el estándar probatorio en la prisión provi
sional”. En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima,
2019, p. 214.
■ 96
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(203) CASTILLO ALVA, José Luis. “El fumus comissi delicti y el estándar probatorio en la prisión provi
sional”. En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima,
2019, p. 215.
(204) Sobre la necesidad de que los estándares de prueba sean objetivos y la problemática para lograr ello,
véase LAUDAN, Larry. “Por qué un estándar de prueba subjetivo y ambiguo no es un estándar”. En:
Doxa. Revista de Filosofía del Derecho N “ 28. Universidad de Alicante, Alicante, 2005, p. 95 y ss.
TARUFFO, Michele. “Tres observaciones sobre ‘por qué un estándar de prueba subjetivo y ambiguo
no es un estándar’, de Larry Laudan”. En: Doxa. Revista de Filosofía del Derecho N'’ 28. Universidad
de Alicante, Alicante, 2005, p. 115 y ss.; GASCÓN ABELLÁN, Marina. “Sobre la posibilidad de
formular estándares de prueba objetivos”. En: Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho N'’ 28.
Universidad de Alicante, Madrid, 2005, p. 127 y ss.; GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de
inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumentación jurídica en el Estado constitucional. Pedro
Grández y Félix Morales (editores). Palestra, Lima, 2013, p. 368 y ss.
971
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Sin embargo, más allá de los problemas propios que presenta un están
dar para lograr su objetividad, un aspecto importante en procura de esto
último es conseguir despsicologizarlos, así en lo que ahora interesa se debe
pretender ello con la “convicción” y la “duda” (entendidos como estados sub
jetivos del juez) y la única manera de procurar ello, o al menos de darle un
panorama intersubjetivo (en el sentido de “aceptación común”), es aceptan
do la proclama “tengo duda” o “tengo certeza” (esto es solo un decir, pues
no se puede predicar con carácter de absoluto la certeza de algo, siendo
posible hablar de mayor grado de probabilidad en el proceso), empieza por
exponer las razones de la presencia o ausencia de duda; condición que se
pasaría por alto si el juez se contentara simplemente con expresar (pero sin
dar una razón) qué duda o qué no duda.
De esta manera, se puede verificar que al juez no se le ha desgober
nado el manejo del estándar del “más allá de toda duda razonable”, impo
niendo al juez la obligación de motivar en la sentencia ese particular as
pecto. Por un lado, porque así se legítima la decisión jurisdiccional, en la
medida que solo una duda bien razonada acredita ser una “duda razona
ble”. Por otro lado, porque solo cabe el control (procesal y extraprocesal)
de lo público de lo publicado, no de lo que se enclaustra en el recinto men
tal del juzgador<^°^>.
La motivación de una resolución condenatoria ha de afrontar un doble
reto: de un lado, justificar que la reconstrucción factual es consistente con
los elementos probatorios disponibles y además coherente; de otro (y por
la necesidad de probar la culpabilidad “más allá de toda duda razonable”),
desmontar la hipótesis de la defensa por la inverosimilitud de sus argumen
tos (no se olvide de que mientras a la acusación le incumbe probar que los
hechos sucedieron así o asá, a la defensa le basta argumentar que no se ha
excluido razonablemente que los hechos pudieron suceder de otra manera).
En suma, corresponde a la presunción de inocencia marcar el nivel exigible
a la motivación del veredicto'^®^^
La regla del “más allá de toda duda razonable” compromete, en princi
pio, un razonamiento singularmente articulado. En efecto, tomar como pro
bada la hipótesis de la culpabilidad implica resistir a los contraelementos de
prueba aportados para falsaria; y excluir, a la vista del material probatorio
disponible, cualquier otra hipótesis (favorable al imputado) mínimamente
(205) IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales. Colección Pensamiento
Jurídico Contemporáneo N° 9. Palestra, Lima, 2014, pp. 188-189.
(206) Ibídem, p. 196.
198
La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
(207) Así, por ejemplo, bajo este entendimiento, podemos mencionar a la STC española N° 169/2004, la
que en su voto particular afirma que: “Cuando se trata de sentencias absolutorias, exigir exteriorizar
los motivos que avalan la existencia de pruebas suficientes para declarar la inocencia supone invertir
el entendimiento del derecho fundamental a la presunción de inocencia. Es la culpabilidad la que
debe demostrarse, no la inocencia y, mientras no se haga, al acusado se le presume inocente, corres
pondiendo a la acusación la carga constitucional de aportar pruebas de la culpabilidad del imputado
y bastándole al juzgador para absolver con dudar razonablemente sobre la suficiencia de la prueba
de cargo para la condena. Ni la Constitución ni la Ley Orgánica del Tribunal de Jurado exigen la
existencia de pruebas suficientes que justifiquen la inocencia del acusado. Y, por ello, el juzgador no
tiene obligación de exteriorizar su convicción acerca de esas pruebas”.
991
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(208) IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. “Dos usos desviados de la presunción de inocencia”. En: Anuario
de Derechos Humanos. Vol. 7, Tomo I. Universidad Complutense, Madrid, 2006, p. 422; IGARTUA
SALAVERRÍA, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales. Colección Pensamiento Jurídico
Contemporáneo N° 9. Palestra, Lima, 2014, pp. 209-210.
(209) Ibídem, p. 210.
1100
r La prueba de los enunciados sobre los hechos en el proceso penal
1011
r , ’
m
Capítulo III
LA PRUEBA POR INDICIOS.
ASPECTOS GENERALES
r
•> .\
: ’ .i
i <I
Capítulo III
La prueba por indicios.
Aspectos generales
I. CONCEPTO
La prueba indiciaría, llamada también como prueba mediata, prueba de
probabilidades, prueba circunstancial, prueba conjetural o prueba indirec-
ta(2 io), jjQ gg propiamente un medio de prueba*^“ * ni tampoco un elemento
probatorio, sino que se trata de un método probatorio<^^^> o modo de valo
ración judiciaF'^', en tanto responde a una determinada sistemática y es
tructura de cuyo cumplimiento estricto depende su propia validez y eficacia
probatoria en relación a determinados hechos o circunstancias debidamen
te acreditados en el proceso que, sin tener por sí carácter delictivo, pueden
(210) CÁCERES JULCA, Roberto. La prueba indiciaría en el proceso penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017,
p. 17.
(211) HARONA VILAR, Silvia. “Lección décimo quinta: la prueba (I)”. En: MONTERO AROCA, Juan,
GÓMEZ COLOMER, Juan Luis y HARONA VILAR, Silvia. Derecho Jurisdiccional III. Proceso pe
nal. 26“ edición. Tirant lo Hlanch, Valencia, 2018, p. 418; SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho
Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-Cenales, Lima, 2015, p. 600.
(212) Cfr. MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “La prueba indiciarla y el estándar ‘del más allá de toda
duda razonable’”. En: MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La prueba en el proceso penal acusatorio.
Jurista, Lima, 2012, p. 34; NEYRA FLORES, José Antonio. Tratado de Derecho Procesal Penal. Tomo
II. Idemsa, Lima, 2015, p. 474; LAMAS PUCCIO, Luis. La prueba indiciaría en el delito de lavado
de activos. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 101; CÁCERES JULCA, Roberto. La prueba indiciaría
en el proceso penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 22.
(213) SAN MARTIN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. Ob. cit., p. 600, quien -ci
tando a la jurisprudencia española- señala que: “La prueba indiciarla no es un auténtico medio
de prueba -cualesquiera de estos puede ser indirecto cuando tienen que ver con aspectos circuns
tanciales más que con un hecho principal-, sino un modo de valoración judicial de determinados
hechos o circunstancias debidamente acreditados en el proceso que, sin tener por sí carácter
delictivo, pueden permitir la deducción de otros que sí lo tienen, así como la participación y res
ponsabilidad en ellos”. En el mismo sentido, ORE GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal
peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal Penal. Tomo II. Gaceta Jurídica, Lima, 2016,
pp. 394-395.
1051
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
permitir la deducción de otros que sí lo tienen, así como la participación y
responsabilidad en ellos.
En este sentido, para Picó I Junoy, prueba indiciaria “es aquella que se
dirige a mostrar la certeza de unos hechos (indicios) que no son los consti
tutivos del delito, pero de los que pueden inferirse estos y la participación
del acusado por medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógi
co existente entre los hechos probados y los que trata de probar”<^^"*>.
La prueba indiciaria es aquella actividad dirigida a demostrar la certe
za de unos hechos (indicios) que, si bien no son elementos constitutivos del
delito objeto de acusación, permiten inferir, a través de la lógica y de las re
glas de la experiencia, la comisión de los hechos delictivos materia de in
vestigación y la intervención del procesado en los mismos<^^^>, siendo tal la
conexión lógica entre aquellos hechos probados con los hechos penalmen
te relevantes que no puede ponerse en duda la certeza de este último con la
prueba de los primeros*^^^’.
Entonces, de lo que se trata es que en la prueba indiciaria se conocen
determinados hechos que no son aquellos sobre los que se funda la causa,
es decir, no son los que se pretende constatar; sin embargo, a partir de ellos
y mediante una operación mental, el juzgador logra concluir en la verifica
ción del hecho o hechos principales*^^^*.
Al respecto, el Tribunal Constitucional peruano, de manera similar, ha
señalado que:
“(...) a través de la prueba indirecta, se prueba ‘un hecho inicial-indicio’,
que no es el que se quiere probar en definitiva, sino que se trata de acredi
tar la existencia del ‘hecho final-delito’ a partir de una relación de causa
lidad ‘inferencia lógica’”*^^*’.
Por su parte, la Corte Suprema, mediante sentencia vinculante, ha de
finido a la prueba indiciaria como aquella prueba cuyo:
(214) PICÓ I JUNOY, Joan. Las garantías constitucionales del proceso. Bosch, Barcelona, 1997, p. 159.
(215) Cfr. ORE GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código
Procesal Penal. Tomo II. Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 394.
(216) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 30.
(217) CORDÓN AGUILAR, Julio César. Prueba indiciaria y presunción de inocencia en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Salamanca, Salamanca, 2011, p. 80. Similarmente, ASENClO ME
LLADO, José María. “Presunción de inocencia y prueba indiciaria”. En: ASENClO MELLADO, José
María. Derecho Procesal Penal. Estudios fundamentales. INPECCP-Cenales, Lima, 2016, p. 1155.
(218) STC Exp. N° 00728-2008-PHC/TC, f. j. 24.
1106
La prueba por indicios. A spectos generales
II. ELEMENTOS
García Cavero explica que: “La caracterización de la prueba indiciaria
como una prueba de dos momentos ponejde manifiesto que se trata de una
nueva de naturaleza compleja. Esta estructura compleja de la prueba por in
dicios se arma sobre la base de tres elementos relacionados entre sí: El indi
cio, la inferencia lógica y le hecho inferido. Si bien en la práctica no es po
sible aislar cada uno de estos elementos sin que la prueba pierda sentido,
teóricamente es posible descomponerlos con fines didácticos, pero sin dejar
de lado que por sí mismos no dicen absolutamente nada, sino solo interre
lacionados mutuamente”*^^®'. Veamos cada uno de ellos:
1. El indicio
Para Cafferata Nores*^^^', el indicio es un hecho (o circunstancia) del
cual se puede, mediante una operación lógica, inferir la existencia de otro.
En este sentido, el indicio es todo hecho cierto y probado (hecho indicador)
con virtualidad para acreditar otro hecho con el que está relacionado (he
cho indicado).
En el mismo sentido, Jauchen indica que el indicio conceptualmente no
es otra cosa que lo que modernamente se considera “elemento de prueba”, es
(219) R.N. N° 1912-2005-Piura, constituido como precedente vinculante mediante el Acuerdo Plenario
N° 1-20061-ESV-22, del 13 de octubre de 2006. En otra oportunidad la Corte Suprema ha sostenido
lo siguiente: “Que, según la interpretación dominante del principió de relevancia, cualquier cosa
que tenga algún significado o cierta utilidad en la búsqueda de la verdad sobre los hechos, puede ser
usada -al menos en principio-, como un medio de prueba; así una de las clasificaciones sistemáticas
más aceptadas en todos los sistemas probatorios, lo constituyen aquellas que las catalogan como
pruebas directas e indirectas, las primeras tienen que ver con la conexión existente entre los hechos
principales en controversia y el hecho que constituye el objeto material inmediato del medio de prue
ba, contrariamente a estas, las pruebas indirectas están referidas a los medios de prueba que versan
sobre un enunciado acerca de un hecho diferente, a partir del cual se puede extraer razonablemente
una inferencia acerca de un hecho relevante, esto es, otro hecho intermedio que permite llegar al
primero por medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico, existente entre los hechos
probados y los que se tratan de probat, denominada ‘prueba indiciaria’, a la que resulta necesario
recurrir para establecer la responsabilidad penal de los recurrentes en la comisión del delito” (Sala
Penal Permanente. R.N. N° 3099-2011-Ayacucho, del 27 de diciembre de 2012, magistrado ponente:
Rodríguez Lineo, considerando 4).
(220) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 46.
(221) CAFFERATA ÑORES, José. La prueba en el proceso penal. 5“ edición. Depalma, Buenos Aires, 2003,
p. 190.
1071
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(222) JAUCHEN, Eduardo. Tratado de la prueba penal en el sistema acusatorio adversarial. Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2017, p. 513.
(223) Cfr. ASENCIO MELLADO, José María. “Presunción de inocencia y prueba indiciaria”. En: Cuader
nos de Derecho Judicial: Los principios del proceso penal y la presunción constitucional de inocencia.
Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 1992, p. 169.
(224) ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. “Razonamiento probatorio a partir de indicios”. En: Derecho &
Sociedad N° 50. PUCP, Lima, 2018, p. 201.
(225) Cfr. CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Teoría y práctica de su imple-
mentación. Palestra, Lima, 2009, p. 351.
(226) ORE GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal
Penal. Tomo II. Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 400.
■ 108
La prueba por indicios. Aspectos generales
(227) CÁCERES JULCA, Roberto. La prueba indiciaria en el proceso penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017,
p. 39.
(228) Esta es la doctrina legal sentada por el Tribunal Supremo español, en la Sentencia 6626/1999, del 25
de octubre, magistrado ponente: Enrique Bacigalupo Zapater, fundamento único: “(...) es necesario
tener presente que no todos los indicios tienen el mismo valor indiciarlo: es posible distinguir entre
indicios ‘débiles’ e indicios ‘fuertes’, según el valor indiciarlo de los mismos. Los indicios ‘débiles’
tienen solo un valor acompañante y dependiente de otros indicios ‘fuertes’. La diferencia entre unos
y otros estará dada por la mayor o menor posibilidad de alternativas diversas de la configuración de
los hechos que el indicio permita desde el punto de vista de la experiencia general. Por regla la suma
de indicios ‘débiles’ no será suficiente para excluir la posibilidad de que los hechos hayan ocurrido
de otra manera”.
1091
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
sino un dato fáctico que debe quedar acreditado a través de los medios de
prueba previstos en la ley (personales o reales)”*^^^'.
En ese sentido, la prueba indiciarla no se reduce al simple indicio, sino
que este es solamente un elemento constitutivo de aquella, su elemento ini
cial. La fuerza probatoria de la prueba indiciarla se encuentra en la inferen
cia lógica que permite deducir del indicio la existencia del hecho inferido.
Sin el respaldo científico o lógico que ofrecen las leyes científicas, las reglas
de la lógica o las máximas de la experiencia, el indicio no sería más que una
simple sospecha o intuición<^^°b
(229) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en el proceso penal. Bosch,
Barcelona, 1997, p. 228.
(230) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 48.
(231) Ibídem, p. 49 y ss.
(232) CACERES JULCA, Roberto. La prueba indiciarla en el proceso penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017,
p. 72.
■ li o
La prueba por indicios. A spectos generales
(233) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Ob. cit., p. 49.
(234) Ibídem, p. 53.
lili
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
a) Los indicios antecedentes son los que tienen lugar antes de la rea
lización del hecho delictivo. Así, tenemos la realización de actos
preparatorios para la comisión delictiva, las manifestaciones pre
vias o conversaciones anteriores del sospechoso que revelan su
intención o predisposición de realizar el hecho delictivo. Ahora
bien, la manifestación de la voluntad de cometer un delito tie
ne una fuerza probatoria menor que el indicio de realización de
los actos preparatorios, pues no requiere el esfuerzo y la perseve
rancia de la preparación de un delito, sino que muchas veces de
pende de estados anímicos pasajeros en los que hay poco espacio
para la reflexión^^^^'.
b) Los indicios concomitantes, los cuales surgen al momento de la
ejecución del delito y que permiten inferir las circunstancias en las
que se habría cometido el delito y las personas que habrían parti
cipado. Estos indicios, llamados indicios de participación en el de
lito, son principalmente los rastros, huellas<^^®> o vestigios del de
lito que se encuentran en la escena del crimen. En otras palabras.
(235) Cfr. JAUCHEN, Eduardo. Tratado de la prueba penal en el sistema acusatorio adversarial. Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2017, p. 523.
(236) Cfr. VASQUEZ SOTELO, José. “Presunción de inocencia y prueba indiciaria”. En; Investigación y
prueba en el proceso penal. Nicolás Gonzáles-Cuellar (directorj y Agata Sanz Hermida (coordinadora!.
Colex, Madrid, 2006, p. 73.
(237) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 56.
(238) Cfr. JAUCHEN, Eduardo. Tratado de la prueba penal en el sistema acusatorio adversarial. Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2017, p. 525.
■ 112
r La prueba por indicios. A spectos generales
(239) ROSAS YATACO, Jorge. “Prueba indiciaria: doctrina y jurisprudencia nacional”. En: Anuario de
Derecho Penal 2004-La reforma del proceso penal peruano. José Hurtado Pozo (director). Fondo
Editorial de la PUCP-Universidad de Friburgo, Lima, 2004, p. 301.
(240) JAUCHEN, Eduardo. Tratado de la prueba penal en el sistema acusatorio adversarial. Rubinzal-
Culzoni, Santa Fe, 2017, p. 537.
(241) ROSAS YATACO, Jorge. “Prueba indiciaria: doctrina y jurisprudencia nacional”. En: Anuario de
Derecho Penal 2004-La reforma del proceso penal peruano. Fondo Editorial de la PUCP-Universidad
de Friburgo, Lima, 2004, p. 301.
(242) CÁCERES JULCA, Roberto. La prueba indiciaria en el proceso penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017,
p. 95.
1131
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(243) QUINTERO OSPINA, Tiberio. La prueba en materia penal. Leyer, Bogotá, 1997, pp. 130-131.
(244) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 62.
■ 114
La prueba por indicios. A spectos generales
- Hechos probados
Según la acusación fiscal, los hechos materia de juzgamiento, impu
tados a los acusados Edgar Gonzales Cárdenas, Emiliano Cárde
nas Barazorda y Dora Rivas Vargas, fueron los siguientes*^"*^’:
A. El 24 de abril de 2013, siendo las siete horas con treinta mi
nutos, aproximadamente, en la ciudad de Andahuaylas, el tes
tigo Alfredo Pahuara Alarcón, conductor de la unidad vehicu
lar con plaza de rodaje A8Q-963 (tipo combi) de la empresa de
transportes “Apusuyo”, que presta servicios de transporte de
pasajes a la ciudad de Andahuaylas-Abancay; como de costum
bre, acomodó a los pasajeros de la unidad vehicular, advirtiendo
que faltaba un pasajero; siendo informado por el acusado Edgar
Gonzales Cárdenas, quien ya estaba a bordo del vehículo, que a
la altura del Distrito de San Jerónimo, subiría el pasajero que le
faltaba.
B. Es así que, cuando estaban cerca del Grifo “San Jerónimo” de
Andahuaylas, esperaban 2 personas, siendo los acusados Emilia
no Cárdenas Barazorda y Dora Rivas Vargas, quienes abordaron
la unidad; la primera llevaba cargando con dificultad una “lli-
clla” multicolor (rojo, rosado, verde, celeste y azul), con la ins
cripción “Copacabana” y el segundo jalaba una bolsa a cuadros;
la misma que acomodó debajo de la última fila de asientos, para
luego abordar el vehículo sentándose al costado del asiento del
conductor, continuando con el viaje a la ciudad de Abancay.
C. Posteriormente, siendo las once horas con treinta minutos
aproximadamente, del mismo día, cuando el vehículo arriba
ba a la ciudad de Abancay, personal de la DEPANDRO PNP de
Abancay y la Fiscal Adjunta encargada de la Fiscalía Especiali
zada en tráfico ilícito de drogas, en el frontis de la Comisaria
PNP de Bellavista de la ciudad de Abancay, intervinieron a di
ferentes unidades vehiculares de transporte público, privado y
de carga pesada, haciendo lo mismo con el vehículo de placa de
rodaje A8Q-963 de la empresa de transportes “Apusuyo”, que
provenía de la ciudad de Andahuaylas con destino a la ciudad de
(245) Véase, Segunda Sala Penal Transitoria. R.N. N° 2257-2015-Apurímac, del 23 de febrero de 2017,
magistrado ponente: Hinostroza Pariachi, considerando 1.
1151
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1116
La prueba por indicios. A spectos generales
1171
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1118
r La prueba por indicios. Aspectos generales
1191
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1120
La prueba por indicios. A spectos generales
1211
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1122
r L a prueba por indicios . A spectos generales
1231
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1124
r La prueba por indicios. A spectos generales
1251
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 126
L a prueba por indicios . A spectos generales
1271
E lky V illegas P aiva / La prueba por indicios y su debida m otivación en el proceso penal 1
para el prpcesado en su puesto de venta de videos, decidió abrir
su propio negocio. Días anteriores, el sentenciado Hegel de la
Cruz le dijo al agraviado que no iniciara un negocio con el mis
mo rubro y, ante la negativa de la víctima, se molestó. Dos se
manas después de que el afectado abriera su propio local, fren
te a la tienda del procesado, ocurrió el hecho imputado (véanse
a fojas veintiséis, treinta y treinta y tres).
A esto se sumó la discusión que mantuvieron el imputado y el
agraviado el día del evento delictivo por una deuda devenida de
la época en que trabajaron juntos. Previo a los hechos, el agravia
do le cobró al imputado; sin embargo, ante la falta de dinero de
este último, Hugo Moisés de la Cruz Malea (primo del acusado
y el agraviado) ofreció sacar una refrigeradora para el agravia
do, vía crédito, en calidad de compensación. El artefacto debía
ser pagado por el procesado en cuotas. No obstante, este incum
plió el pago de las letras, por lo que la víctima le reclamó y este
le dijo ‘que deje de molestarlo, si no se arrepentiría’ (véanse las
testimoniales de Hugo Moisés de la Cruz, a foja sesenta, y de
Lizeth Milagros López de la Cruz, hermana del agraviado y pri
ma del procesado, rendida en juicio oral, a foja mil ochocientos
veinticuatro).
Como segundo elemento indiciarlo se presentó el de capacidad
delictiva, esto es, el referido a la conducta anterior del sujeto que
genera ‘una personalidad física y moral compatible con el acto
cometido’. Como lo señala doctrina autorizada, ello no impor
ta adoptar un derecho penal de autor, sino simplemente valo
rar como pruebas esos extremos para añadir al resto del mate
rial probatorio y determinar en conjunto la responsabilidad. En
el submateria se contó con la testimonial de Andrés Stewar Ga-
marra Jara, rendida en presencia fiscal, quien refirió que en no
viembre de dos mil cinco el acusado les propuso a él, su amigo
Ronald Cuadros Salazar y el agraviado matar a un señor que te
nía una librería por Zárate que le hacía la competencia. Aunque
no llegaron a cometer el hecho delictivo, el acusado le entregó
un arma, que al final empeñó a Jimmy Baldeón Ochante, quien
confirmó este hecho en su manifestación de foja sesenta y tres.
Este suceso no fue negado totalmente por el acusado Hegel de
la Cruz, quien aceptó que se dirigieron donde su competidor en
dos motos y el testigo Andrés Gamarra portaba un arma de fue
go, aunque indicó que fue a raíz de su voluntad que no llegaron
a su destino y que el arma le pertenecía al agraviado. Lo cierto
es que usaron su moto como medio de transporte y no existió
1128
La prueba por indicios. Aspectos generales
1291
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 130
La prueba por indicios. A spectos generales
1311
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 132
r La prueba por indicios . A spectos generales
1331
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Esta versión fue corroborada por el testigo Fredy Pinto Raa, quien
concurrió a nivel policial, judicial y plenarial. En todas las eta
pas refirió que el procesado Hegel Broy de la Cruz Paisig lo con
trató para que averigüe la sala (habitación) donde se encontraba
internado el agraviado Jorge Luis de la Cruz (véanse a fojas cin
cuenta y seis, trescientos noventa y uno, y mil ochocientos cua
renta y cinco). Este trabajo lo encomendó al procesado Neptalí
Zapata Reyes, quien laboraba para él, aproximadamente, desde
enero de dos mil cinco. El testigo cumplió con presentar la co
pia de la partida registral de la persona jurídica Alfa Centauro
Servicios Generales S. A., y acreditó que la constituyó mediante
escritura pública del diez de octubre de mil novecientos noven
ta y uno. El objeto comercial era, entre otros, el servicio de in
vestigación privada (véase a foja ciento doce).
En tal contexto, corresponde resaltar que:
El agraviado Jorge Luis López de la Cruz no sindicó al procesa
do Neptalí Zapata Sánchez en la primera oportunidad que tuvo
para hacerlo (acta de entrevista del cinco de abril de dos mil siete).
Luego, en su segunda manifestación rendida en la dependencia
policial tampoco lo incriminó (véase la manifestación del cuatro
de junio de dos mil siete, a foja veintitrés). Recién en su preven
tiva (tercera declaración), se limitó a señalar que estaba seguro
de que el encausado Neptalí Zapata le disparó, sin ofrecer razo
nes que justificaran su incriminación, pues según sus manifesta
ciones a lo largo del proceso el sujeto que le disparó se cubría la
cabeza con la capucha de su casaca.
Se invocó el reconocimiento efectuado por Yesi Yanet Morales
Celis, conviviente del agraviado; sin embargo, este se realizó con
transgresión de las pautas procesales que garantizan la credibi
lidad del testimonio y, por ende, no dotan de suficiencia a la in
criminación. Así, como se observa a foja treinta y tres, la citada
testigo no fue capaz de precisar las características físicas del au
tor material del evento delictivo; solo logró observar que era de
estatura baja y de tez trigueña, pues se cubría la cabeza con la
capucha de su casaca. Cuando acudió a la etapa de instrucción,
se le puso a la vista la fotografía del encausado Zapata Sánchez,
sin previamente solicitarle otorgar los rasgos físicos del sujeto ac
tivo (artículo ciento cuarenta y seis del Código de Procedimien
tos Penales) ni colocar la ficha Reniec del sospechoso junto con
otras de similares características, para garantizar la fiabilidad
■ 134
L a prueba por indicios. A spectos generales
(248) Sala Penal Permanente. R.N. N° 593-2018-Lima Este, del 10 de mayo de 2018, magistrado ponente:
Príncipe Trujillo, considerandos 4-19.
1351
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1136
La prueba por indicios. A spectos generales
(249) Sala Penal Permanente. R.N. N° 2140-2017-Huacavelica, del 19 de julio de 2018, magistrado ponente:
Sequeiros Vargas, considerando 2.
1371
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1138
La prueba por indicios. A spectos generales
1391
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
2. La inferencia
La inferencia es un proceso especial de razonamiento presuntivo en ge
neral, en cuyo contexto se requiere un cúmulo de premisas. Se trata de in
ferencias efectuadas según las reglas que imperan en el pensamiento huma
no siempre que se ajusten a las reglas de la sana crítica*^^^^
(250) Sala Penal Permanente. R.N. N° 2140-2017-Huacavelica, del 19 de julio de 2018, magistrado ponente:
Sequeiros Vargas, considerandos 2-4.
(251) LAMAS PUCCIO, Luis. La prueba indiciaria en el delito de lavado de activos. Instituto Pacífico,
Lima, 2017, p. 123.
1140
r La prueba por indicios. A spectos generales
(252) MARTÍNEZ ARRIELA, Andrés. “La prueba indiciaria”. En: La prueba en el proceso penal. Centro
de Estudios Judiciales, Ministerio de Justicia, Madrid, 1993, p. 59.
(253) PEÑA, Lorenzo y TXETXU, Ausín. “La inferencia de hechos presuntos en la argumentación pro
batoria”. En: Anuario de Filosofía del Derecho, Año XVIII. Ministerio de Justicia, Madrid, 2001,
p. 96.
(254) CUBAS VILLANUEVA, Víctor. Ob. cit., pp. 350-351.
(255) TALAVERA ELGUERA, Pablo. La prueba penal. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 212.
1411
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(256) Idem.
(257) UGAZ ZEGARRA, Fernando. La prueba en el proceso penal. Estudio introductorio. BLG, Trujillo
2010, p. 40.
(258) TALAYERA ELGUERA, Pablo. Ob. cit., p. 218.
(259) CLIMENT DURÁN, Carlos. La prueba penal. Tirant lo Blanch, Madrid, 2005, pp. 941-942.
(260) MITTERMAIER, Karl. Tratado de la prueba en materia criminal. Fabián Di Plácido, Buenos Aires
1999, p. 413.
1142
r La prueba por indicios. Aspectos generales
3. El hecho indicado
El hecho indicado es el hecho no probado directamente, pero cuya exis
tencia se tiene por cierta, ya que a él se ha arribado a través de un serio razo
namiento lógico (la inferencia) -sustentado en una ley científica, una regla
lógica o una máxima de la experiencia—que ha tenido como materia prima
otros hechos conocidos y probados (los indicios)'^“ >.
Un dato real e indubitable solo puede tener la categoría de indicio si tie
ne aptitud para conducir hacia el conocimiento de otro dato, ese otro dato a
descubrir es la incógnita del problema. El descubrimiento del dato indicado
debe concretarse siguiendo el nexo lógico entre el indicio y este. Para seguir
ese nexo lógico es indispensable aplicar una inferencia correcta en el procedi
miento cognoscitivo para descubrir el significado de la prueba indiciaria*^^^*.
1431
' . 1. I
..ij, . V.
■ l'L, -■ •I
'I I■
Ifi ■. ' J
■ /J
Up¿^- I.
EM ' L '
ri^
r
Capítulo IV
EL VALOR PROBATORIO
DE LA PRUEBA POR INDICIOS
L t
i
Capítulo IV
El valor probatorio de la prueba por indicios
(264) La prueba directa es aquella que recae sobre el propio hecho cuyo acontecimiento en la realidad se
debate en el proceso; es decir, lo que directamente demuestra esta clase de prueba es que el hecho
delictivo se produjo (v. gr. cuando un testigo declara haber visto al imputado disparar a la víctima
o cuando existe un video en el que se observa una compraventa de droga). En esta clase de pruebas,
el conocimiento judicial surge directa e inmediatamente del medio de prueba, lo que ha hecho que
algunos consideren que no se necesita aquí razonamiento o inferencia alguna.
(265) Cfr. SÁNCHEZ VERA GÓMEZ-TRELLES. Variaciones sobre la presunción de inocencia. Análisis
funcional desde el Derecho Penal. Marcial Pons, Madrid, 2012, p. 195.
(266) RODRÍGUEZ JIMENEZ, Marida. “La prueba indiciaria. Especial referencia a sus requisitos ma
teriales”. En; Diálogo con la Jurisprudencia. Tomo 113, Gaceta Jurídica, Lima, febrero de 2008,
p. 252.
1471
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Esta condición ha dado lugar a, como bien explica Castillo Alva'^^^^, que
1
algunos autores y un sector de la jurisprudencia, tanto nacional como com
parada, consideren que la prueba directa goza de mayor grado de calidad y
credibilidad que la prueba indirecta y que por sí sola puede fundar la deci
sión del juez sobre el hecho principal; v. gr., confesión, testimonio, documen
tos, pericia. La versión canónica o tradicional de la prueba directa destaca
lo que sigue: i) el hecho que se busca probar surge directamente, sin media
ción alguna ni necesidad de mayor esfuerzo intelectual del medio o fuente
de prueba; ii) es posible que de manera autónoma y propia se encuentre en
condiciones de fundar la decisión judicial sobre los hechos en tanto que da
cuenta de lo que ha ocurrido.
(267) CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal. Colección
Derecho & Tribunales, N“ 3. Grijley, Lima, 2014, p. 267.
(268) Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal.
Ob. cit, p. 268.
1148
r El valor probatorio de la prueba por indicios
(269) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Ob. cit., p. 27. En el mismo
sentido MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La prueba en el proceso penal acusatorio. Jurista Edi
tores, Lima, 2012, pp. 36-37; refiere que ninguna prueba pone al juez en contacto directo con los
becbos objeto de prueba en el proceso. Así, es falso que la prueba directa coloque al juez en contacto
directo con los becbos de la realidad, pues estos sucedieron en el pasado y lo único que se incorpora
al proceso son afirmaciones acerca de tales becbos (por ejemplo, lo que dijo el testigo durante su
declaración en el juicio oral).
(270) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumenta
ción jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández y Félix Morales (editores). Palestra Editores,
1491
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Lima, 2013, p. 347; GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Tres modos de razonar sobre hechos (y algunos
problemas sobre la prueba judicial a partir de ellos). En: Vázquez Rojas, Carmen (coordinadora).
Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima, 2019, p. 25.
(271) La prueba directa exige superar una sola etapa inferencial -la propia del examen crítico de la fiabilidad
de la fuente de prueba-, mientras que la prueba indiciarla requiere indefectiblemente acometer dos
etapas. La primera tiene por objeto el examen crítico de las fuentes de prueba de los indicios, y la
segunda atiende propiamente al paso del hecho conocido al hecho desconocido. Véase, MIRANDA
VAZQUEZ, Carlos de. “Prueba directa vs. prueba indirecta, (un conflicto inexistente)”. En: Doxa.
Cuadernos de Filosofía del Derecho. N° 38, Universidad de Alicante, Alicante, 2015, p. 86.
(272) MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “Prueba indiciarla y estándar de prueba en el proceso penal”.
En: Aequitas. Año 1, N° 1, tercera época. Instituto de Capacitación Judicial del Supremo Tribunal
de Justicia del Estado de Sinaloa, Sinaloa, setiembre-diciembre de 2012, pp. 22-23.
(273) GONZÁLEZ LAGIER, Daniel. “Presunción de inocencia, verdad y objetividad”. En: La argumenta
ción jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández y Félix Morales (editores). Palestra Editores,
Lima, 2013, p. 347. Similar: MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. La mínima actividad probatoria en
el proceso penal. J.M . Bosch, Barcelona, 1997, p. 218.
1150
El valor probatorio de la prueba por indicios
(274) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Ob. cit., p. 28.
(275) CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal. Ob. cit.,
p. 273.,
(276) GARCÍA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 25.
1511
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
el razonamiento a través del cual, partiendo de los indicios, ha llegado a la
convicción sobre el acaecimiento del hecho punible y la participación en el
mismo del acusado*^^^^
(277) Véase STC español 229/1988, de 1 de diciembre. En esta sentencia se expone que: “El Tribunal ha
precisado también (SSTC 174/1985 y 175/1985) que el derecho a la presunción de inocencia no se
opone a que la convicción judicial en un proceso penal pueda formarse sobre la base de una prueba
indiciarla, pero para que esta pueda desvirtuar dicha presunción debe satisfacer las siguientes exi
gencias constitucionales: Los indicios han de estar plenamente probados -no puede tratarse de meras
sospechas- y el órgano judicial dehe explicitar el razonamiento en virtud del cual, partiendo de los
indicios probados, ha llegado a la conclusión de que el procesado realizó la conducta tipificada como
delito. Exigencia esta última que deriva también del art. 120.3 de la Constitución, según el cual las
Sentencias deberán ser siempre motivadas, y del art. 24.1 de la misma, pues, de otro modo, ni la
subsunción estaría fundada en Derecho ni habría manera de determinar si el proceso deductivo es
arbitrario, irracional o absurdo, es decir, si se ha vulnerado el derecho a la presunción de inocencia
al estimar que la actividad probatoria puede entenderse de cargo”.
1152
E l valor probatorio de la prueba por indicios
1531
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en EL PROCESO penal
(280) Véase, por ejemplo, STS español 3180/1996, de 24 de mayo: “(...) tanto la reiterada jurisprudencia
del TC como la de esta Sala {...), viene declarando que dicho derecho reaccional [a la presunción de
inocencia] queda enervado a través de una prueba indirecta o derivada de indicios siempre que con
curran las siguientes condiciones: a) Pluralidad de los hechos-base o indicios. Como se ha señalado
jurisprudencialmente, la propia naturaleza periférica del hecho-base hace carecer de perseidad para
fundar la convicción judicial, conforme a la norma contenida en el artículo 741 de la Ley de Enjuicia
miento Criminal, la existencia de un hecho único o aislado de tal carácter. Admitir lo contrario sería
un inadmisible retroceso dentro del Estado de Derecho e incidiría en el área vedada por el artículo
9.3 de la CE [interdicción de la arbitrariedad], b) Precisión de que tales hechos-base estén acreditados
por prueba de carácter directo. No otro sentido cabe dar a la exigencia contenida en el artículo 1.249
del Código civil: que estén plenamente acreditados. Y ello es obvio, por cuanto la admisión de lo
contrario comportaría una especie de creación ex nihilo y por ello mismo incursa en el área o ámbito
de la arbitrariedad, c) Necesidad de que sean periféricos respecto al dato fáctico a probar. No todo
hecho puede ser relevante así. Resulta preciso que sea periférico o concomitante con el dato fáctico
a probar. No en balde, por ello, esta prueba indirecta ha sido tradicionalmente denominada como
circunstancial, pues el propio sentido semántico, como derivado de circum y stare, implica ‘estar
alrededor’ y esto supone ónticamente no set la cosa misma, pero sí estar relacionado con proximidad
a ella, d) Interrelación. Derivadamente, esta misma naturaleza periférica exige que los datos estén no
solo relacionados con el hecho nuclear precisado de prueba, sino también interrelacionados; es decir,
como notas de un mismo sistema en el que cada una de ellas repercute sobre las restantes en tanto
en cuanto forman parte de él. La fuerza de convicción de esta prueba dimana no solo de la adición
o suma, sino también de esta imbricación, e) Racionalidad de la inferencia. Esta mal llamada prueba
de presunciones no es un medio de prueba, sino una forma de valoración de los hechos indirectos
plenamente acreditados, por ello, entre estos y el dato precisado de acreditar ha de existir, conforme
a lo requerido por el artículo 1.253 del Código civil, un enlace preciso y directo según las reglas
del criterio humano” {...); enlace que consiste en que los hechos-base o indicios no permitan otras
inferencias contrarias igualmente válidas epistemológicamente, f) Expresión en la motivación del
cómo se llegó a la inferencia en la instancia. Pues solo cuando se contienen en la motivación de la
sentencia exigida por el artículo 120.3 de la Constitución los grandes hitos del razonamiento cabe
al control extraordinario representado por el recurso de casación ante este TS o, en su caso, por el
de amparo subsidiario ante el TC, determinar si la inferencia ha sido de manera patente irracional,
ilógica o arbitraria; pues de no mostrarse tal ilogicidad no cabe alterar la convicción del tribunal de
instancia formada con arreglo a la normativa contenida en los citados artículos 117.3 de la CE. y 741
de la LECrim”.
■ 154
El valor probatorio de la prueba por indicios
1551
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
indiciaría, única manera que permite enervar la presunción de inocencia.
Que, respecto al indicio, (a) este —hecho base—ha de estar plenamente pro
bado -por los diversos medios de prueba que autoriza la ley-, pues de lo
contrario sería una mera sospecha sin sustento real alguno, (b) deben ser
plurales, o excepcionalmente únicos pero de una singular fuerza acredita
tiva, (c) también concomitantes al hecho que se trata de probar -los indi
cios deben ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego
no todos lo son-, y (d) deben estar interrelacionados, cuando sean varios,
de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el hecho consecuen
cia -no solo se trata de suministrar indicios, sino que estén imbricados en
tre sí (...); que, en lo atinente a la inducción o inferencia, es necesario que
sea razonable, esto es, que responda plenamente a las reglas de la lógica y
de la experiencia, de suerte que de los indicios surja el hecho consecuen
cia y que entre ambos exista un enlace preciso y directo”*^*^*.
De los criterios establecidos jurisprudencialmente, así como de lo se
ñalado por el artículo 158 del Código Procesal Penal del 2004, pueden ex
traerse, principalmente, los requisitos que debe reunir la prueba indiciaría
para rebatir la presunción de inocencia que le asiste al imputado y ser sus
tento legítimo para su condena.
(281) R.N. N° 5267-2008-Lima, considerando 7. En otra oportunidad, igualmente refiere “[q]ue en reiterada
jurisprudencia este Tribunal Supremo ha sostenido que la enervación de la presunción de inocencia
se puede lograr no solo mediante las pruebas directas, sino, principalmente, mediante la prueba
por indicios, la cual nos señal que su objeto no es directamente el hecho constitutivo del delito, tal
y como está regulado en la ley penal, sino otro hecho intermedio que permite llegar al primero por
medio de un razonamiento basado en el nexo causal y lógico existente entre los hechos probados y
los que se tratan de probar; que así, respecto al indicio: i) este -hecho base- ha de estar plenamente
probado -por los diversos medios de prueba que autoriza la ley-, pues de lo contrario sería una mera
sospecha sin sustento real, ii) deben ser plurales o excepcionalmente únicos, pero de una singular
fuerza acreditativa, iii) han de ser concomitantes al hecho que se trata de probar -los indicios deben
ser periféricos respecto al dato fáctico a probar, y desde luego no todos lo son-, y iv) deben estar
interrelacionados, cuando sean varios, de modo que se refuercen entre sí y que no excluyan el he
cho consecuencia -no solo se trata de suministrar indicios, sino que también imbricados entre sí-”
(Primera Sala Penal Transitoria, R.N. N° 1841-2010-Huánuco, del 18 de enero de 2011, magistrado
ponente Santa María Morillo, considerando 3).
1156
El valor probatorio de la prueba por indicios
(282) CORDÓN AGUILAR, Julio César. Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el proceso penal.
Tesis doctoral, Universidad de Salamanca, Salamanca, 2011, p. 210. El Tribunal Supremo español
señala que: “Este Tribunal tiene establecido que los criterios para distinguir entre pruebas indiciarías
capaces de desvirtuar la presunción de inocencia y las simples sospechas se apoyan en que: a) La
prueba indiciarla ha de partir de hechos plenamente probados, b) Los hechos constitutivos de delito
deben deducirse de esos indicios (hechos completamente probados) a través de un proceso mental
razonado y acorde con las reglas del criterio humano, explicitado en la Sentencia condenatoria (...)”.
(STC 24/1997, de 11 de febrero). En la STC 61/2005, de 14 de marzo, se descarta la existencia de
un indicio por no estar debidamente probado, lo que conlleva que el Tribunal lo califique de simple
sospecha o conjetura: “Se añade, también como indicio, que la policía local de Badajoz considera
que el recurrente, junto con los otros dos condenados, constituyen una banda de delincuentes de
una zona marginal de dicha ciudad; este dato, no obstante, no fue ratificado en el juicio oral ni se
consideró como hecho probado, de manera que no pasa de ser una mera sospecha o conjetura que,
por tanto, no alcanza siquiera la calidad de indicio de criminalidad”.
(283) Sobre ello, véase VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “La regla de exclusión de la prueba ilícita:
fundamento, efectos y excepciones”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 26. Gaceta Jurídica,
Lima, agosto de 2011, p. 173 y ss.
(284) CORDON AGUILAR, Julio César. Prueba indiciaría y presunción de inocencia en el proceso penal.
Tesis doctoral. Universidad de Salamanca, Salamanca, 2011, p. 212.
1571
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(285) Corte IDH. Caso Lori Berenson vs. Perú, sentencia del 25 de noviembre de 2004, Serie C, N ° 119,
párrafo 119.
(286) Corte IDH. Caso Lori Berenson vs. Perú, sentencia del 25 de noviembre de 2004, Serie C, N ° 119,
párrafo 129.
(287) CORDON AGUILAR, Julio César. Prueba indiciaria y presunción de inocencia en el proceso penal.
Ob. cit., p. 225.
(288) STC español 169/1986, de 22 de diciembre.
(289) ROSAS CASTAÑEDA, Juan Antonio. “Algunas consideraciones sobre la teoría de la prueba indiciaria
en el proceso penal y los derechos fundamentales del imputado”. En: Diálogo con la Jurisprudencia.
N° 104, Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2007, p. 210.
■ 158
r El valor probatorio de la prueba por indicios
(290) STS español 3556/2001, de 30 de abril, fundamento único, magistrado ponente Joaquín Delgado
García; en igual sentido, la STS español 3534/2010, de 24 de mayo, fundamento 4, magistrado
ponente Joaquín Delgado García.
(291) Así se ha pronunciado la Corte Snprema cuando sostiene que: “(...) sobre el particular, la doctrina
procesal penal aconseja que debe asegurarse una pluralidad de indicios, pues su variedad permitirá
controlar en mayor medida la seguridad de la relación de causalidad entre el hecho conocido y el
hecho desconocido; (...)” (Sala Penal Transitoria, R.N. N° 3710-2009-Piura, del 13 de enero de 2010,
magistrado ponente: Barandiarán Dempwolf, considerando 3).
1591
Elky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(191) Cfr. NUÑEZ PÉREZ, Fernando Vicente. “La prueba indiciaría en relación a la búsqueda de prue
bas y la restricción de derechos en el nuevo Código Procesal Penal de 2004”. En: Normas Legales.
N° 341. Normas Legales, Trujillo, octubre de 2004, p. 82. ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal
Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal Penal. Tomo II, Gaceta Jurídica, Lima, 2016,
p. 412.
(293) Sala Penal Permanente, R.N. N“ 4516-2009-Piura, del 19 de febrero de 2010, magistrado ponente
San Martín Castro, considerando 6.
1160
E l valor probatorio de la prueba por indicios
(294) Sala Penal Permanente, R.N. N° 685-2011-Ayacucho, del 19 de julio de 2011, magistrado ponente
Inés Villa Bonilla, considerando 4.
(295) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código Procesal
Penal. Ob. cit., pp. 412 y 413.
1611
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1162
E l valor probatorio de la prueba por indicios
(296) Véase, Sala Penal Permanente, R.N. N° 600-2018-Lima, del 21 de setiembre de 2018, magistrado
ponente: Príncipe Trujillo, considerando 3.
1631
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 164
E l valor probatorio de la prueba por indicios
Este último aspecto se hizo más exigente por parte del Tribunal
Constitucional al expedir la sentencia del Expediente número se
tecientos veintiocho-dos mil ocho-PH/TC, en el que se dejó esta
blecido que el juez penal es libre para obtener su convencimien
to porque no está vinculado con las reglas legales de la prueba
y, entonces, puede, además, llegar a la convicción de la existen
cia del hecho delictivo y la participación del imputado a través
de la prueba indirecta. En esos casos, se exige que tal circuns
tancia quede debidamente explicitada en la resolución judicial y
que no baste con expresar que la conclusión se corresponde con
las reglas de la lógica, las máximas de la experiencia o los co
nocimientos científicos, sino que dicho razonamiento debe es
tar debidamente exteriorizado y plasmado en la resolución que
lo contiene.
De allí que se haya establecido un estándar mínimo que debe
observarse en la sentencia y encontrarse claramente precisado y
delimitado. Tales elementos son: i) el hecho base o hecho indi
ciarlo plenamente probado (el indicio); ii) el hecho consecuen
cia o hecho indiciado que es lo que se trata de probar (el delito
o la responsabilidad); y iii) el enlace o razonamiento deductivo.
Este último debe ser directo y preciso; pero, además, tiene que
responder o sujetarse plenamente a las reglas de la lógica, a las
máximas de la experiencia o a los conocimientos científicos y
estar expresamente indicado en la sentencia respectiva.
Luego de establecida la necesidad de una correcta determina
ción de la imputación necesaria y las conclusiones de responsa
bilidad penal de un procesado a través de la prueba indiciarla,
se pueden analizar las características particulares del presen
te caso. Así, se tiene que el hecho principal sobre el cual se
origina la presente causa tiene su génesis con la intervención
a la procesada Carolina Magaly Alcántara Chavera de Pala
cios, cuando pretendía viajar a la ciudad de Santiago de Chi
le llevando consigo camuflados en su equipaje más de cuatro
kilogramos de clorhidrato de cocaína. Dicha conducta resul
ta ineludiblemente subsumible en el tipo penal materia de au
tos y su materialidad quedó establecida más allá de cualquier
duda no solo con las pruebas actuadas en el proceso, sino con
la sentencia del catorce de julio de dos mil (véase a foja nove
cientos setenta y cinco), que la condenó por los hechos inicial
mente descritos.
1651
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1166
E l valor probatorio de la prueba por indicios
1671
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1168
E l valor probatorio de la prueba por indicios
(297) Véase, Sala Penal Permanente, R.N. N° 600-2018-Lima, del 21 de setiembre de 2018, magistrado
ponente: Príncipe Trujillo, considerandos 4-16.
1691
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 170
E l valor probatorio de la prueba por indicios
(298) Véase, Sala Penal Permanente, R.N. N° 746-2018-Áncash, del 2 de agosto de 2018, magistrado
ponente: Príncipe Trujillo, considerandos 3 y 4.
1711
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1 172
El valor probatorio de la prueba por indicios
1731
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(299) Véase, Sala Penal Permanente, R.N. N° 746-2018-Áncash, del 2 de agosto de 2018, magistrado
ponente: Príncipe Trujillo, considerandos 5 y 8.
■ 174
E l valor probatorio de la prueba por indicios
Hechos probados
El representante del Ministerio Público, a través de su acusación
atribuye al procesado Eudosio Quispe Quispe haber asesinado a la
agraviada María Milena Apaza Quispe, quien fue hallada sin vida
el veintinueve de agosto del año dos mil, en un descampado de la
urbanización Cesar Vallejo, en la ciudad de Juliaca-Puno, a unos
trescientos metros, aproximadamente de su domicilio.
Luego de las investigaciones, se llegó a determinar que la causa de
la muerte fue por intoxicación de sustancia química, edema agudo
de pulmón y paro cardiorrespiratorio. Al examinar el cadáver se
encontraron espermatozoides, por lo que se presumió que la vícti
ma mantuvo relaciones sexuales antes de ingerir la sustancia toxi
ca que la mato. Hechos que fueron atribuidos al encausado Eudo
sio Quispe Quispe, pues este mantenía a la fecha de los hechos una
relación sentimental y tormentosa con la agraviada. Asimismo, al
practicarse las pesquisas de ley, se hallaron en el domicilio de las
encausadas muestras de sustancia de color café claro, un arete en
forma de estrella y unos botones, los cuales presentaban restos de
compuestos carbámicos*^°“*.
(300) Véase, Primera Sala Penal Transitoria, R.N. N° 1288-2015-Puno, del 7 de marzo de 2017, magistrado
ponente: Barrios Alvarado, considerando 2.
1751
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
Resolución del caso por parte de la Corte Suprema
“En cuanto al recurso impugnatorio interpuesto por la defensa
técnica del encausado Eudosio Quispe Quispe se aprecia que nin
guna discusión entraña la materialidad del delito de homicidio,
en tanto el deceso de la agraviada María Milena Apaza Quispe
se encuentra acreditado con el acta de levantamiento de cadá
ver obrante a folios sesenta, el protocolo de necropsia obrante a
folios veintidós, y que en lo esencial determinaron que la causa
de la muerte de la agraviada fue intoxicación por sustancia quí
mica, edema agudo de pulmón y paro cardiorrespiratorio. Se
indica, además, en su contenido, que el cadáver presentó diver
sas lesiones traumáticas, por lo que constituye punto de conflic
to probatorio a evaluar si el responsable de dicho resultado es el
encausado Quispe Quispe.
En tal sentido, de la revisión de los autos, se advierte que la res
ponsabilidad penal del encausado Eudosio Quispe Quispe ha
quedado demostrada sobre la base de prueba indiciarla, la mis
ma que no solo responde a las reglas de la lógica y las máximas
de la experiencia sino, además, al análisis de las premisas fácti-
cas y jurídicas, conforme con el principio de la motivación de las
sentencias previsto en el inciso quinto, del artículo ciento treinta
y nueve, de la Constitución Política del Estado; asimismo, para
el análisis de la prueba indiciarla debe entenderse, como tal, al
complejo conformado por una pluralidad de elementos, uno de
los cuales es el indicio que, por sí solo, en principio, no podrá
servir para fundamentar una condena; no obstante, dentro del
complejo de la prueba indiciarla será suficiente la prueba de
cargo. En este mismo sentido, se ha establecido en la sentencia
vinculante de fecha seis de setiembre de dos mil cinco, recaída en
el recurso de nulidad número mil novecientos doce-dos mil cinco,
los requisitos para que opere la prueba indiciarla: a) La proban
za del indicio o hecho base, b) La pluralidad de estos, c) Los in
dicios deben ser concomitantes respecto al dato fáctico a probar,
d) Que los indicios estén interrelaciones o imbricados, de modo
que se fuercen entre sí y no excluyan el hecho consecuencia. Sien
do ello así, encontramos diversos elementos indiciarlos que, de
modo conjunto, determinan la responsabilidad penal del encau
sado Quispe Quispe, bajo el siguiente análisis:
i) Se le vincula objetivamente al procesado como autor del ho
micidio por la existencia al momento de los hechos de una re
lación sentimental entre el encausado y la agraviada, la cual ha
1176
r E l valor probatorio de la prueba por indicios
1771
Elky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1178
El valor probatorio de la prueba por indicios
(301) Véase, Primera Sala Penal Transitoria, R.N. N° 1288-2015-Puno, del 7 de marzo de 2017, magistrado
ponente: Barrios Alvarado, considerandos 3-6.
1791
4y J
Capítulo V
LA DEBIDA MOTIVACION DEL VALOR
PROBATORIO DE LA PRUEBA
POR INDICIOS
■f í -
t -I
Capítulo V
La debida motivación del valor probatorio
de la prueba por indicios
I. ASPECTOS GENERALES
En el acápite anterior hemos hecho mención a los criterios que deben
tomarse en cuenta para analizar el valor probatorio de la prueba por indi
cios, ahora bien, la superación de todos esos filtros debe estar justificados
(motivados) expresamente en la sentencia que se emita para sostener la cul
pabilidad o no del procesado.
Y es que para poder apreciar correctamente la racionalidad de la prue
ba indiciarla se requiere una adecuada motivación de la resolución judicial
que contiene las razones sobre las conclusiones a las que arribó el tribunal
sobre la valoración de los indicios actuados en el proceso.
En tal sentido corresponde realizar un estudio sobre el derecho a la de
bida motivación de las resoluciones judiciales y como esta debe ser aplicada
al momento de emitir las conclusiones sobre el valor probatorio de la prue
ba por indicios. Veamos:
1831
Elky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
expresión lingüística de los motivos que han llevado a una decisión<^“ >. Bajo
tal perspectiva la motivación de las resoluciones judiciales se reduciría en
la exteriorización del iter mental mediante el cual el magistrado llega a for
mular la decisión<3“ >. La segunda, en cambio, entiende la motivación como
justificación: una decisión motivada es, pues, una decisión que cuenta con
razones que la justifican, en buena cuenta sería una argumentación racio
nal de la decisión.
(302) FERRER BELTRAN, Jordi. “Apuntes sobre el concepto de motivación de las decisiones judiciales”.
En; Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía del Derecho. N° 34, Instituto Tecnológico y Autónomo
de México, México D.F.,_abril de 2011, p. 89.
(303) IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales. 1“ edición,
U reimpresión. Colección Pensamiento Jurídico Contemporáneo, N° 9, Palestra Editores, Lima, 2014,
p. 19.
(304) Sobre la motivación como simple explicación, Taruffo sostiene lo siguiente: “Parece difundida la idea
que de la motivación sea una descripción, un informe o incluso un registro del procedimiento que el
juez ha seguido para llegar a la decisión. Esta idea es completamente equivocada. De un lado, parece
imposible que el juez de cuenta de todo aquello que ha pensado desde que comenzó a ocuparse del
caso (y por tanto, quizás, desde el inicio del proceso) hasta el momento en que llegó a una decisión.
En otras palabras, esta sería una mera descripción de aquello que ha pasado por la mente del juez
durante todo el tiempo que ha puesto su atención al caso que debía resolver. Esta descripción es
imposible, pero incluso si fuese posible describir algún momento del razonamiento decisorio, este
sería inútil. Si, por ejemplo, el juez dijese “he pensado que el testimonio de Pedro era creíble a las 4
de la mañana saliendo embriagado de una discoteca”, tendremos quizás una descripción verdadera,
pero que sería del todo irrelevante. En resumen, una descripción de aquello que el juez ha pensado
podría ser una especie de explicación de cómo formuló su decisión. Ello podría tener alguna relevancia
sohre el plano del análisis psicológico, pero ninguna importancia sobre el análisis de la estructura
de la sentencia”. (TARUFFO, Michele. “Apuntes sobre las funciones de la motivación”. Traducción
de Mayté Chumberiza Túpac Yupanqui. En: Giovanni Priori Posada (coordinador). Argumentación
jurídica y motivación de las resoluciones judiciales. Palestra Editores, Lima, 2016, p. 76).
(305) IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales. Ob. cit., p. 20.
1184
f La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(306) Cfr. TARUFFO, Michele. “Apuntes sobre las funciones de la motivación”. Traducción de Mayté
Chumberiza Túpac Yupanqui. En; Giovanni Priori Posada (coordinador). Argumentación jurídica y
motivación de las resoluciones judiciales. Palestra Editores, Lima, 2016, p. 76.
(307) Argumentar significa dar razones en apoyo de un determinado enunciado y motivar consiste en ello,
en argumentar, es decir en dar razones que justifiquen la resolución judicial. Véase, ZAVALETA RO-
RÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación jurídica. Grijley,
Lima, 2014, pp. 39 y 40.
(308) Para GUASTINI, Riccardo. La interpretación de los documentos normativos. Traducción de César
Moreno More. Derecho Global, México D.F, 2018, pp. 217 y 218, la motivación puede ser confi
gurada como el conjunto de los argumentos adoptados como justificación de la decisión. En ella,
podríamos decir, se encuentra “depositado” el razonamiento del juez. En la misma línea, DE ASIS,
Rafael. El juez y la motivación en el Derecho. Dykinson, Madrid, 2005, p. 14, sostiene que el análisis
de la motivación judicial es en definitiva una indagación sobre las razones que los jueces utilizan o
deberían utilizar a la hora de justificar sus decisiones.
(309) COLOMER HERNÁNDEZ, Ignacio. La motivación de las sentencias. Sus exigencias constitucionales
y legales. Tirant lo Blanch, Valencia, 2003, pp. 38-39.
1851
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
“(...) la gente exige no solo decisiones dotadas de autoridad, sino que pide
razones. Esto vale también para la administración de justicia. La respon
sabilidad del juez se ha convertido cada vez más en la responsabilidad de
justificar sus decisiones. La base para el uso del poder por parte del juez
reside en la aceptabilidad de sus decisiones y no en la posición formal de
poder que pueda tener. En este sentido, la responsabilidad de ofrecer jus
tificación es, específicamente, una responsabilidad de maximizar el con
trol público de la decisión. Así, pues, la presentación de la justificación es
siempre también un medio para asegurar, sobre una base racional, la exis
tencia de la certeza jurídica en la sociedad”*^
(310) CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal. Colección
Derecho & Tribunales, N° 3. Grijley, Lima, 2014, pp. 156-160.
(311) TALAYERA ELGUERA, Pablo. La sentencia penal en el nuevo Código Procesal Penal. Su estructura
y motivación. Cooperación Técnica Alemana-GTZ, Lima, 2011, p. 12.
(312) Cfr. HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael. “El juez, el científico y la búsqueda de la verdad”. En: Prueba y
razonamiento probatorio en Derecho. Debates sobre abducción. Juan Antonio García Amado y Pablo
Raúl Bonorino (Coords.). Gomares, Granada, 2014, pp. 4 y 5.
(313) AARNIO, Aulis. Lo racional como razonable. Un tratado sobre la justificación jurídica. Traducción
de Ernesto Garzón Valdés. H edición peruana. Colección Derecho y Argumentación, N° 7, Palestra
Editores, Lima, 2016, p. 33.
1186
L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(314) GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. “La motivación. Conceptos fundamentales”. En: GASCON ABE
LLÁN, Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el Derecho. Algunas cuestiones
fundamentales. U edición, 1“ reimpresión. Palestra Editores, Lima, 2014, p. 134. ^
(315) GASCÓN ABELLÁN, Marina. “El papel del juez en el Estado de Derecho”. En: GASCON ABELLAN,
Marina y GARCÍA FIGUEROA, Alfonso. La argumentación en el Derecho. Algunas cuestiones fun
damentales. U edición, U reimpresión. Palestra Editores, Lima, 2014, pp. 41 y 42.
(316) Ibídem, p. 42.
— 1871
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(317) CASTILLO ALVA, José Luis. “Las funciones constitucionales del deber de motivar las decisiones
judiciales”. En: Portal de Derecho Penal, Universidad de Friburgo, octubre de 2014, pp. 3 y 5; dispo
nible en http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/articulos/a_20141008_02.pdf
1188
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
los magistrados deben explicitar el razonamiento que los llevó a resolver tal
como lo bicieron^^^*'.
Asimismo, la norma fundamental -como se observa- exige que tal jus
tificación sea escrita, lo que en buena cuenta significa que sea expresa, en
tonces la motivación puede ser definida como la exteriorización de la jus
tificación racional de una determinada conclusión jurídica, por lo que en
principio puede identificársele con la exposición del razonamiento (discurso
justificativo'^^^*) de dicba conclusión. De modo que se reputaría como falta
de motivación el no baber expresado en la resolución el porqué de determi
nado proceder judicial, aun cuando el razonamiento no exteriorizado -su
poniendo que hubiera forma de elucidarlo—hubiera sido impecable. Como
bien dice Díaz Cantón<^^°>, la falta de motivación se refiere tanto a la ausen
cia de expresión de la motivación -aunque esta hubiese realmente existido
en la mente del juez (o del fiscal agregaríamos nosotros, pues este también
se encuentra obligado a motivar sus resoluciones)- cuanto a la falta de jus
tificación racional que ha sido efectivamente explicitada.
(318) Cfr. HIGA SILVA, César. “El deber de justificar (racionalmente) la cuestión fáctica de un caso: ¿Es
suficiente establecer el deber de motivar la sentencia para que los jueces cumplan con esa labor o
es necesaria que tengan una metodología que les permita realizar esa tarea? En: La argumentación
jurídica en el Estado constitucional. Pedro Grández Castro y Félix Morales Luna (editores). Palestra
Editores, Lima, 2013, p. 377.
(319) Cfr. TARUFFO, Michele. “Consideraciones sobre prueba y motivación”. En: TARUFFO, Michele;
ANDRÉS IBÁÑEZ, Perfecto y CANDAU PÉREZ, Alfonso. Consideraciones sobre la prueba judi
cial, Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 37: “Básicamente, el juez tiene que
racionalizar el fundamento de su decisión estructurando los argumentos (‘ las buenas razones ) en
función de los cuales la misma pueda resultar justificada: la motivación es, por lo tanto, un discurso
justificativo constituido por argumentos racionales. Naturalmente, esto no excluye que en dicho
discurso existan aspectos de carácter retórico-persuasivo, pero serán en todo caso secundarios y no
necesarios. En realidad, el juez no debe persuadir a las partes o a los demás sujetos, de la eficacia de su
decisión: lo que hace falta es que la motivación justifique la decisión sobre bases racionales”. También,
TARUFFO, Michele. La motivación de la sentencia civil. Traducción de Lorenzo Córdova Vianello.
Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, México D.F., 2006, p. 17. Más adelante el
citado autor señala que: “(...) uno de los modos de lectura necesarios del significado de la motivación
es el que pone énfasis en el hecho de que la motivación tiende a proporcionar una justificación de la
decisión. En sustancia, dicha incidencia se manifiesta en la medida en que la motivación tiene que ser
leída, de manera prevalente, como un discurso encaminado a justificar (validar, racionalizar, volver
aceptable) la decisión, frente a otras lecturas que están orientadas en una dirección distinta, y con
una implícita determinación de los cánones interpretativos adecuados a la estructura justificativa
del discurso. (ídem, p. 103). También FERRER BELTRÁN, Jordi. “Apuntes sobte el concepto de
motivación de las decisiones judiciales”. Ob. cit., pp. 101-102, cuando señala que la motivación es un
discurso justificativo consistente en explicitar las premisas, fácticas y jurídicas, en las que se funda la
norma individual que constituye el fallo de la decisión. Además, el citado autor anota como premisas
que: a) la motivación es un discurso lingüístico, oral o escrito, justificatorio de la decisión, b) por ello,
está compuesta por las razones que fundamentan esta decisión (y no por los factores causales que dan
lugar a ella) y c) la conclusión del razonamiento estará justificada si lo está interna y externamente.
(320) DIAZ CANTÓN, Fernando. “El control judicial de la motivación de la sentencia penal”. En: MAIER,
Julio (coordinador). Los recursos en el procedimiento penal. Editores del Puerto, Buenos Aires, 1999,
p. 59.
1891
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1190
L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(324) Corte IDH. Caso López Mendoza vs. Venezuela, sentencia del 1 de setiembre de 2011, párr. 144.^
(325) Se atribuye a Wroblewski el haber postulado la distinción entre justificación interna y justificación
externa. Para dicho autor, la justificación está relacionada con el concepto de racionalidad. El térmi
no “racional” significa que una proposición, una norma o una valoración son justificables mediante
una argumentación apropiada. Por lo general, una decisión es racional si se basa en un determinado
conocimiento y en determinadas valoraciones. Cuando preguntamos si una decisión ha sido apropia
damente inferida de sus premisas, estamos hablando de racionalidad interna; cuando preguntamos
si las premisas han sido aceptadas correctamente, estamos hablando de racionalidad externa de la
decisión. Véase, WROBLEWSKI, Jerzy. Sentido y hecho en el Derecho. Fontamara, México D.F.,
2003, p. 46.
(326) PORTOCARRERO QUISPE, Jorge Alexander. “Sobre la razonabilidad y la racionalidad en la motiva
ción de las resoluciones judiciales”. En: Cuadernos de jurisprudencia Constitucional. N 11- Sobre la
interpretación constitucional y convencional. Un enfoí^ue transversal en el Derecho. Palestra Editores,
Lima, diciembre de 2016, p. 217.
(327) GUASTINI, Riccardo. La interpretación de los documentos normativos. Traducción de César Moreno
More. Derecho Global, México D.F, 2018, p. 219.
(328) ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación
jurídica. Grijley, Lima, 2014, p. 59.
1911
E lky V illegas P aiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
importa, por tanto, la corrección de la inferencia sin plantear ninguna inte
rrogante sobre si las premisas son o no correctas.
(329) FIGUEROA CUTARRA, Edwin. El derecho a la debida motivación. Pronunciamientos del TC sobre la
obligación de justificar las decisiones judiciales y administrativas. Gaceta Jurídica, Lima, 2014, p. 22.
(330) PORTOCARRERO QUISPE, Jorge Alexander. “Sobre la razonabilidad y la racionalidad en la motiva
ción de las resoluciones judiciales”. En: Cuadernos de Jurisprudencia Constitucional. N° 11-Sobre la
interpretación constitucional y convencional. Un enfoque transversal en el Derecho. Palestra Editores,
Lima, diciembre de 2016, p. 218. ’
(331) Cfr. IGARTUA SALAVERRÍA, Juan. El razonamiento en las resoluciones judiciales. Ob. cit., pp. 24
y 25. En la doctrina nacional véase: TALAYERA ELGUERA, Pablo. La sentencia penal en el nuevo
Código Procesal Penal. Su estructura y motivación. Cooperación Técnica Alemana-GTZ, Lima, 2011
pp. 13-15.
(332) ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación
jurídica. Grijley, Lima, 2014, pp. 12 y 73.
1192
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
1931
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(335) TARUFFO, Michele. “Consideraciones S9bre prueba y motivación”. En; TARUFFO, Michele; AN
DRÉS IBÁÑEZ, Perfecto y CANDAU PÉREZ, Alfonso. Consideraciones sobre la prueba judicial.
Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 41.
(336) TARUFFO, Michele. “Apuntes sobre las funciones de la motivación”. Traducción de Mayté Chumberiza
Túpac Yupanqui. En: Giovanni Priori Posada (coordinador). Argumentación jurídica y motivación de
las resoluciones judiciales. Palestra Editores, Lima, 2016, p. 77.
(337) CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal. Colección
Derecho & Tribunales, N° 3. Grijley, Lima, 2014, p. 211, nota a pie N° 234.
1194
r L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
1951
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Ahora bien, esta fundamentación, para que exista una adecuada moti
vación, no depende de la extensión de aquella, ni del avocamiento por par
te del magistrado a responder cada una de las alegaciones formuladas por
las partes, puesto que de lo que se trata es que la decisión final esté prece
dida de una argumentación racional que la fundamente, lo cual dependerá
del caso en concreto. Como sostiene Picó I Junoy:
“No se trata de exigir a los órganos jurisdiccionales una argumentación
extensa, exhaustiva o pormenorizada que vaya respondiendo, punto por
punto, a cada una de las alegaciones de las partes, ni impedir la fundamen
tación concisa o escueta que en cada caso estimen suficiente quienes ejer
cen la potestad jurisdiccional”*^'*^*.
(342) PICO I JUNOY, Joan. Las garantías constitucionales del proceso. V edición, 3“ reimpresión. J.M.
Bosch, Barcelona, 2002, p. 61.
(343) Véase, entre otras, la STC Exp. N° 1230-2002-HC/TC, f. j. 11. La Corte IDH es también partidaria
de este criterio, así tiene dicho que dicha garantía no exige una respuesta detallada a todo argumento
de las partes, sino que puede variar según la naturaleza de la decisión, y que corresponde analizar en
cada caso si dicha garantía ha sido satisfecha (véase Corte IDH. Caso Tristán Donoso vs. Vanamá.
Excepción Preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia del 27 de enero de 2009, párr. 154).
(344) Cfr. STC Exp. N ° 02004-2010-PHC/TC, f. j. 5.
1196
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(345) Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis. “El derecho de defensa y su relación con el deber de motivar las
decisiones judiciales”. En: jus-Doctrina & Práctica. N ° 4, Grijley, Lima, 2007, p. 122.
(346) Ibídem, p. 122.
1971
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1. Función endoprocesal
Esta función exige que las partes intervinientes en el proceso puedan
conocer las razones de por qué a una prueba se le reconoce un determina
do valor (o se le niega eficacia probatoria) sobre la base del examen indivi
dualizado de las pruebas y cuál es el razonamiento que a partir de las infe
rencias y valoración global de las pruebas se da por probado (o improbado)
un determinado enunciado fáctico, ya sea que se refiera a un hecho princi
pal o a un hecho secundario. Las partes tiene el derecho a saber por qué las
pruebas —más aún si son aportadas por ellas- valen o tienen un determinado
peso y de ser contraria la respuesta tiene derecho a saber por qué las prue
bas se desestiman o carecen de eficacia probatoria<^"^^>.
(347) Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis. “La motivación suficiente en materia penal”. En: Principios
fundamentales del nuevo proceso penal. Petcy Revilla Liaza (coord.). Gaceta Jurídica, Lima, 2013,
p. 90 y ss.
(348) CASTILLO ALVA, José Luis. La motivación de la valoración de la prueba en materia penal. Colección
Derecho & Tribunales, N° 3. Grijley, Lima, 2014, p. 164.
1198
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
partes en litigio (control privado) como por los órganos jurisdiccionales su
periores (control institucional)^^'^^'.
Igualmente, queda claro que la motivación permite el pleno ejercicio del
derecho de defensa, en tanto busca que las partes conozcan los fundamen
tos y razones determinantes de la decisión judicial, lo cual llevará o permi
tirá que posteriormente tengan la posibilidad de impugnarla cuando no es
tán de acuerdo con lo resuelto por el juez.
Resulta necesario, pues, conceder a lás partes la oportunidad de exa
minar la justificación de la decisión, sobre todo para que puedan decidir si
vale la pena apelar el fallo y por qué razones realizarlo'^^°>.
Sobre este aspecto la Corte Interamericana de Derechos Humanos re
fiere que:
“(...) la motivación de la decisión judicial es condición de posibilidad para
garantizar el derecho de defensa. En efecto, la argumentación ofrecida por
el juez debe mostrar claramente que han sido debidamente tomados en
cuenta los argumentos de las partes y que el conjunto de pruebas ha sido
analizado rigurosamente, más aún en ámbitos en los que se comprometen
derechos tan importantes como la libertad del procesado”*^^'*.
Asimismo, la dimensión endoprocesal cumple la función de generar au
tocontrol en el juez al momento de decidir, en cuanto este debe controlar el
sentido y alcance de su decisión y la forma en que justifica esta<^^^>. La ex-
teriorización de la justificación (motivación) de la decisión adoptada por el
juez o tribunal, hará que aquella se ciña dentro de las reglas de argumen
tación de mayor solidez y se apliquen interpretaciones racionales y adecua
das al caso concreto.
Como sostiene Andrés Ibáñez:
“la exigencia de trasladar a terceros los (verdaderos) motivos de la deci
sión, lejos de resolverse en una simple exteriorización formal de estos.
1991
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(353) ANDRÉS IBÁÑEZ, Perfecto. “Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal”. En: Doxa.
Cuadernos de Filosofía del Derecho. N ° 12, Universidad de Alicante, Alicante, 1992, pp. 290-291.
(354) ZAVALETA RODRIGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación
jurídica. Grijley, Lima, 2014, pp. 210 y 211.
(355) Ibídem, p. 211.
■ 200
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2. Función extraprocesal
Mientras que el control endoprocesal se refiere principalmente a las
partes, incluso desde el punto de vista del control por apelación, la posibi
lidad de control extraprocesal se refiere, principalmente, a una garantía de
mocrática de la administración de justicia. Es decir, a la posibilidad de que
las personas, en cuyo nombre se administra justicia, tengan la oportunidad
de comprobar el fundamento de las decisiones judiciales. En otras palabras,
se hace referencia a una concepción, diferente de poder, en lo referente a sus
diversas manifestaciones que afectan a la administración de justicia: mientras
que el poder autoritario es un poder que no se justifica y que se impone solo
en virtud de la autoridad, el poder democrático es un poder que se “justifi
ca” y se legitima a través de la posibilidad general de controlar las “buenas
razones” por las cuales se ejerce de determinada manera*^^^’.
Gascón Abellán nos dice al respecto que, la función extraprocesal que
cumple la motivación consiste en mostrar el esfuerzo realizado por el juez
en el juicio de hecho, posibilitando de este modo un control externo o pú
blico. La motivación, en efecto, tiene una dimensión pedagógica, de “expli
cación” de la racionalidad de la decisión, y constituye así una garantía de
publicidad que se conecta con la exigencia de un control democrático y de
responsabilización externa de la función judicial. Pero además, y en la me
dida en que se pretende explicar la racionalidad de la decisión, la motiva
ción quiere ser persuasiva de su bondad o corrección. Se trata, pues, de una
función respecto del pueblo en general y de las partes en el proceso en par
ticular, a quienes el razonamiento podría convencer de la corrección de la
sentencia, alimentando así su confianza en la justicia'^^**.
En este sentido, queda claro que la función extraprocesal es una fun
ción de garantía de publicidad, de cara a la sociedad en general, y como tal
de exclusión o de detección de la arbitrariedad*^^^'. En este sentido, la motiva-
(356) TARUFFO, Michele. “Apuntes sobre las funciones de la motivación”. Traducción de Mayté Chumberiza
Túpac Yupanqui. En: Giovanni Priori Posada (coordinador). Argumentación jurídica y motivación de
las resoluciones judiciales. Palestra Editores, Lima, 2016, p. 80.
(357) Ibídem, p. 82.
(358) GASCON ABELLÁN, Marina. Los hechos en el Derecho. Bases arguméntales de la prueba. 3^ edición,
Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires-Sáo Paulo, 2010, p. 178.
(359) Cfr. ARIANA DEHO, Eugenia. “Deber de motivación escrita de las resoluciones judiciales (Comentario
al artículo 139, inciso 5 de la Constitución)”. En: La Constitución comentada. Tomo III, 2“ edición,
Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 79.
2011
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en EL proceso penal
ción representa, de hecho, la garantía de control del ejercicio del poder judi
cial fuera del contexto procesal, por lo tanto, por parte del quivis de populo y
de la opinión pública en general. Esto se deriva de una concepción democrá
tica del poder, según la cual su ejercicio debe ser controlable siempre desde
el exterior<^®°>. Y es que si estamos en una real democracia, entonces, la so
ciedad debe conocer cómo funcionan los órganos de administración de jus
ticia en tanto encargado de la resolución de conflictos e institución que por
delegación del pueblo cumple esta tarea.
(360) TARUFFO,_Michele. “Consideraciones sobre prueba y motivación”. En: TARUFFO, Michele; AN
DRÉS IBÁÑEZ, Perfecto y CANDAU PÉREZ, Alfonso. Consideraciones sobre la prueba judicial.
Fundación Coloquio Jurídico Europeo, Madrid, 2009, p. 38.
(361) Cfr. CUÉLLAR SERRANO, Nicolás. Proporcionalidad y derechos fundamentales en el proceso penal.
Colex, Madrid, 1990, p. 144.
(362) Cfr. ANDRÉS IBÁÑEZ, Perfecto. “Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal”. Ob.
cit., p. 259. GUASFI FERNÁNDEZ, Sergi. El hecho y el derecho en la casación civil. Barcelona: J.M.
Bosch, 1998, p. 330. GÓMEZ MONTORO, Ángel José. “El derecho a una resolución motivada y
congruente en la jurisprudencia del Tribunal constitucional”. En: La Constitución y la práctica del
Derecho. Julián Martínez Sánchez y Manuel Aragón Reyes (Coords.). SOPEC, Pamplona, 1998, p.
496, sostiene que la motivación permite conocer las razones que han conducido al juzgador a la de
cisión adoptada y se puede comprobar que la solución dada al caso es consecuencia de una exégesis
racional y no el fruto de la arbitrariedad.
1202
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
1. Motivación expresa *
Por exigencia de motivación escrita de las resoluciones judiciales, re
gulada en el artículo 139.5 de nuestra Constitución, el órgano encargado
de emitir una resolución jurisdiccional debe señalar en su parte considera
tiva de su resolución los fundamentos jurídicos que ha empleado, los cuales
lo han conducido a resolver el caso de una forma determinada y no de otra.
Ahora bien, hay casos en los que se admite la motivación por remisión,
es decir, que el juez superior, por ejemplo, confirme una sentencia de pri
mera instancia estableciendo “por sus propios fundamentos” con referencia
a la motivación que ha realizado el a quo.
2. Motivación clara
El pensamiento del juzgador debe ser aprehensible, comprensible y exa-
minable, las ideas que se expresan no deben dejar lugar a dudas*^®'^'. La moti
vación clara puede establecerse como imperativo procesal en la medida que
las partes son los destinatarios directos de la resolución de un conflicto ante
el Poder Judicial. Y es que la exigencia de motivar las resoluciones deviene
del principio de impugnación, lo que supone que sea indispensable que las
partes conozcan qué es lo que se va a impugnar, pues de otra forma el dere
cho a la defensa se vería restringido de modo irrazonable.
2031
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1204
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(366) Sala Penal Permanente, Casación N° 296-2011-Tacna, del 10 de diciembre de 2012, magistrado
ponente: Rodríguez lineo, considerando sétimo.
(367) TALAYERA ELGUERA, Pablo. La sentencia penal en el nuevo Código Procesal Penal. Su estructura
y motivación. Cooperación Técnica Alemana-GTZ, Lima, 2011, p. 24.
(368) ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación
jurídica. Grijley, Lima, 2014, pp. 423 y 424.
2051
2.
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
4. La motivación insuficiente
Se refiere al mínimo de motivación exigible para que la decisión esté jus
tificada adecuadamente y para que satisfaga el derecho del justiciable y de la
sociedad de conocer las razones que apoyan la decisión judicial.
Por lo que la motivación será insuficiente cuando exista un inadecuado
control de aspectos lógicos formales y defectos en la valoración probatoria,
vulnerándose el principio lógico de razón suficiente. Así, El juez incurre en
motivación insuficiente cuando no expresa las premisas de sus argumenta
ciones, cuando no justifica las premisas que no son aceptadas por las par
tes, cuando no indica los criterios de inferencia que ha manejado, cuando no
explicita los criterios de valoración adoptados (art. 158 del CPP de 2004),
cuando al elegir una alternativa en lugar de otra, no explica por qué consi
dera que esta es preferible a aquella<^^°^
1206
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2071
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(373) ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones judiciales como argumentación
jurídica. Grijley, Lima, 2014, p. 426.
(374) STC Exp. N° 03244-2010-PHC/TC, f. j 6.
1208
r L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2091
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida MOTIVACION en EL PROCESO PENAL
(376) LaSTS español 131/2005,de 19deenero, magistrado ponente Joaquín Jiménez García, fundamento
segundo; de manera determinante hace ver la relevancia de la exigencia de motivación, como elemento
que posibilita el control sobre la racionalidad de la inferencia: “Es finalmente una prueba al menos
tan garantista como la prueba directa, y probablemente más porque el plus de motivación que exige
para explicitar y motivar el juicio de inferencia alcanzado para llegar del hecho base acreditado, al
hecho-consecuencia, actúa en realidad como un plus de garantía que permite un mejor control del
razonamiento del Tribunal a quo cuando el Tribunal Superior conoce del tema vía recurso, con lo
que hay un mejor y más acabado control de la interdicción de la arbitrariedad, que en relación a la
prueba directa la que por mor de la inmediación se convierte en prueba de imposible fiscalización por
quien no hubiera presenciado el juicio o incluso en una excusa o coartada para eximirse del deber de
motivar o reducirlo a una entidad puramente formal, ello sin contar con los problemas de todo tipo
que plantea la aprehensión de la realidad y la transmisión y exteriorización de ese conocimiento por
el testigo como se pone de relieve por parte de los especialistas en psicología del testimonio, y que
pueden provocar errores judiciales
(377) GARCIA CAVERO, Percy. La prueba por indicios en el proceso penal. Reforma, Lima, 2010, p. 106.
■ 210
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2111
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(379) STS español 80/2017, del 12 de enero, fundamento de derecho cuarto, magistrado ponente: Ana
María Ferrer García.
1212
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
Hechos probados
Los hechos declarados probados son los siguientes:
A. El diecisiete de enero de dos mil cinco el encausado Aparicio
Nosselli, en su condición de Gerente General del Banco de Ma
teriales, emitió la Resolución número cero uno ocho guión cero
cinco guión GG guión BM, en cuya virtud designó al Comité
del Proyecto Techo Propio y Proyectos Integrales de Desarrollo
Habitacional, que le correspondía efectuar el seguimiento para
la liquidación de ciertos programas.
B. Tres días después, el veinte de enero de dos mil cinco, el senten
ciado Del Solar Portal, Gerente de Inversiones y Colocaciones,
emitió el Memorando número ciento dos guión cero cinco guión
GIC, con el visto bueno del jefe del Departamento de Riesgos del
Banco de Materiales -en adelante Banmat- dirigido al encausa
do recurrente Aparicio Nosselli, que tenía como asunto Modi
ficaciones al Procedimiento del Programa de Vivienda Básica a
través de Promotor Inmobiliario”.
C. El veintidós de enero de dos mil cinco el jefe del Departamen
to de Evaluación de Proyectos Sandro Rivero Gonzáles emitió
el Informe número cuarenta y dos guión cero cinco guión GT
guión DEP, dirigido al Gerente Técnico Rosario Ramírez Ro
jas. En él se indicó que a solicitud de la Gerencia General se de
terminó la necesidad de realizar la revisión integral del proce
dimiento P guión cero cero tres guión cero tres diagonal GT. El
mencionado informe, a su vez, generó el Informe número cero
2131
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1214
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
(380) Sala Penal Transitoria. Casación N° 628-2015-Lima, del 5 de mayo de 2016, magistrado ponente:
San Martín Castro, considerando 2.
2151
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1216
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2171
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1218
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2191
E lky V illegas Palva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 220
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2211
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 222
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2231
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(381) Sala Penal Transitoria. Casación N° 628-2015-Lima, del 5 de mayo de 2016, magistrado ponente:
San Martín Castro, considerando de derecho 1-16.
1224
L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2251
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1226
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2271
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1228
L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2291
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1230
L a debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2311
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1232
La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2331
Elky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
(contra indicio), al haberse recepcionado a fs. 499/501, el infor
me del RENIEC a fs. 500, que da cuenta de las fechas en las que
se expidió el referido DNI por vez primera y las posteriores ex
pediciones de duplicados o renovaciones; así tenemos que se re
gistra como primera emisión el 7 de febrero de 2000 (...), luego
una segunda emisión (duplicado) el 7 de febrero de 2005 (...) y
una última emisión el 13 de abril de 2010 (...)
3.5. Bajo estas consideraciones, el hallazgo del DM en el lugar
de los hechos pierde virtualidad de indicio probatorio al no per
mitir establecer un nexo causal consistente sobre la responsabi
lidad de la encausada.
3.6. Con relación a la fotografía de fs. 14, hallada en el lu
gar de los hechos donde, según el Colegiado, aparece la en
causada con sus coprocesados, constituye un aserto que ca
rece de consistencia probatoria por las siguientes razones:
a) En la referida vista fotográfica se aprecian un varón (...) y
dos féminas, de estas dos, a simple vista, de la comparación con
las fotos de los DNIs. de la encausada en primer plano, no es
posible afirmar de manera indubitable que se trata de la impu
tada; tampoco ha sido sometida a peritaje para corroborar la
identidad de las personas que aparecen en la referida foto; b)
En el supuesto negado de que una de las féminas se tratara de
la imputada, no permite inferir que se encuentre vinculada a
la actividad ilícita, ello en razón a que el contenido de la foto
solo expresa una toma de tres personas en un lugar rústico sin
que se note algún hecho que revele algún indicio acerca de la
actividad proscrita que se le imputa. Bajo este contexto, tam
poco resulta válida la categoría de la prueba indiciaría otorga
da por el juzgador.
En ese sentido el referido dictamen fue de la opinión que la
Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema declare haber nu
lidad de la sentencia recurrida y absuelva a Simona Rómula
Maíz León.
Sin perjuicio de lo hasta ahora expuesto, el Tribunal Constitucio
nal también advierte que la referida sentencia condenatoria care
ce de sustento en el extremo referido a la aplicación de la agra
vante prevista en el inciso 6 del artículo 297 del Código Penal
(pluralidad de agentes) para la determinación de la pena aplica
ble. Como se aprecia del apartado 5.1 de la sentencia, se aplica
la agravante de la pluralidad de agentes en la comisión del ilícito.
■ 234
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2351
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(382) STC Exp. N° 00491-2016-HC/TC-Huánuco, del 21 de setiembre de 2018, ff. jj. 2-22.
■ 236
r La debida motivación del valor probatorio de la prueba por indicios
2371
a í-
Capítulo VI
PRUEBA INDICIARIA
Y PRISIÓN PREVENTIVA
, Capítulo VI
Prueba indiciaría y prisión preventiva
I. ASPECTOS GENERALES
Uno de los discursos que eran mayormente utilizados como estandar
te de legitimación de la reforma procesal penal era acabar o, al menos, dis
minuir, los altos índices de presos sin condena que existían en nuestro país.
Se esperaba que, con el CPP de 2004, terminaría el uso excesivo y abusivo
de la prisión preventiva.
Se decía que la aplicación de un código garantista como -se sostenía
y se sigue sosteniendo- en dicho texto normativo, le devolvería el carác
ter excepcional a la prisión preventiva, reservándose su utilización para
casos extremos, lo cual, a su vez, legitimaba el proceso penal, en cuan
to se buscaba resguardar de la mejor manera el derecho a la presunción
de inocencia.
Hoy en día, sin embargo, luego de la vigencia del CPP del 2004, la
prisión preventiva, sigue siendo la medida cautelar preferida de fiscales y
jueces, quienes soslayan su carácter excepcional e instrumental, además,
de la gravedad de su imposición. El populismo punitivo no solo ha calado
en los legisladores, sino también en los operadores jurídicos y en los tribu
nales de justicia, donde se busca, a toda costa, la imposición de la prisión
preventiva, sin considerar las medidas cautelares alternativas que existen
en torno a ella.
Es más, sin analizar el principio de proporcionalidad, sin observar un
adecuado estándar probatorio de la existencia de sus presupuestos materia
les, y sin respetar la debida motivación, a la que deben hallarse sujetos tanto
el requerimiento de prisión preventiva, como el auto que la concede.
2411
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(383) ASENCIO MELLADO, José María. “Los presupuestos de la prisión provisional. La excepcionalidad
de la prisión provisional y el procedimiento por colaboración eficaz”. En: José María Asencio Mellado
y José Luis Castillo Alva (directores). Colaboración eficaz, prisión preventiva y prueba. Ideas, Lima,
2017, pp. 13 y 14.
(384) ASENCIO MELLADO, José María. “Los presupuestos de la prisión provisional. La excepcionalidad
de la prisión provisional y el procedimiento por colaboración eficaz”. En: José María Asencio Mellado
y José Luis Castillo Alva (directores). Colaboración eficaz, prisión preventiva y prueba. Ideas, Lima,
2017, pp. 13 y 14.
1242
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(385) Como precisa Cáceres Juica: “al señalarse la ‘y’, como conjunción copulativa que tiene por finalidad
unir palabras o ideas, se entiende que para disponer una detención preventiva deben necesariamente
concurrir los requisitos establecidos en los literales a), b) y c) del artículo 268 del CPP”. CÁCERES
JULCA, Roberto. Las medidas cautelares en el nuevo Código Procesal Penal. Jurista Editores, Lima,
2009, pp. 194-195.
(386) Ortells Ramos, citado por SAN MARTÍN CASTRO, César. “La privación de la libertad personal
en el proceso penal y el derecho internacional de los derechos humanos”. En: Anuario de Derecho
Constitucional Latinoamericano-2004. Tomo 11, Fundación Konrad-Adenauer, Montevideo, 2004,
p. 627.
2431
E lky V illegas P aiva / L a prueba por indicios y su debida MOTIVACION EN EL PROCESO PENAL
(387) BOVINO, Alberto. “El encarcelamiento preventivo en los tratados de derechos humanos”. Oh. cit.,
p. 158.
1244
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(388) En este sentido DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal
Penal. Ara Editores, Lima, 2008, p. 42.
(389) En sentido va dirigida la crítica de GÁLVEZ VILLEGAS Tomás. Medidas de coerción personales y
reales en el proceso penal. Ideas, Lima, 2017, p. 377 cuando sostiene que: “Pero esta forma de cons
truir la apariencia del derecho con la exigencia de fundados y graves elementos de convicción para
estimar razonablemente la comisión de un delito, no está exenta contrasentidos; pues, tal como está
establecida, parece exigir al juez convencimiento y conocimiento de un nivel de certeza, lo cual recién
se va a obtener luego de culminado el juicio oral. Entonces, realizar esta exigencia no parece correcto;
pues, la valoración de los elementos de convicción exigidos para decretar la prisión provisional solo
debe ser de un nivel de probabilidad, mas no de un nivel de certeza de la responsabilidad criminal.
Ya que es obvio que a la situación de certeza se llega solo en la sentencia definitiva y tras un juicio
oral en el que se deberá desarrollar un debate público y contradictorio”.
(390) Cfr. MIRANDA ESTRAMPES, Manuel. “Medidas de coerción”. En: Derecho Procesal Penal. Escuela
Nacional de la Judicatura, República Dominicana, 2006, p. 192.
(391) Aunque debemos tener en cuenta que el artículo 271, inciso 1 del Código Procesal Penal dispone que:
“El juez de la investigación preparatoria, dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes al requeri
miento del Ministerio Público realizará la audiencia para determinar la procedencia de la prisión
2451
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
preventiva. La audiencia se celebrará con la concurrencia obligatoria del fiscal, del imputado y su
defensor. El defensor del imputado que no asista será reemplazado por el defensor de oficio”. Con lo
cual se puede sostener que la información recolectada hasta ese momento adquiere una connotación de
“actos probatorios”, ya que permite el debate contradictorio entre las partes procesales para deter
minar la procedencia de la prisión preventiva. De este parecer REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En
busca de la prisión preventiva. Ob. cit., p. 177.
(392) Comparten este criterio, sobre la verificación de un alto grado de probabilidad o un alto índice de
certidumbre y verosimilitud: BARREIRO, Alberto Jorge. “La reforma de la prisión provisional (leyes
orjgánicas 13 y 15 de 2003) y la doctrina del Tribunal Constitucional (I)”. Ob. cit., pp. 40, 42; DEL
RÍO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal. Presupuestos,
procedimiento y duración”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 160, Gaceta Jurídica, Lima, 2007; DEL
RÍO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en la jurisprudencia del Tribunal Constitucio
nal”. Ob. cit., p. 107; REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva. Ob. cit., p.
178; ORTELLS RAMOS, citado por SAN MÁRTÍN CASTRO, César. “La privación de la libertad
personal en el proceso penal y el derecho internacional de los derechos humanos”. Ob. cit., p. 627;
SAN MARTIN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-CENALES, Lima,
2015, pp. 457 y 458. HORVITZ LENNON, María y LÓPEZ MASLE, Julián. Derecho Procesal Penal
chileno. Tomo I, H edición, H reimpresión. Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 2003, p.
407; CASTILLO ALVA, José Luis. “El fumus comissi delicti y el estándar probatorio en la prisión
provisional”. En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Plechos y razonamiento probatorio. Zela,
Lima, 2019, p. 191. ^
(393) Como señala RAGUÉSI VALLES, Ramón. “Derecho Penal sustantivo y Derecho Procesal Penal: hacia
una visión integradora”. En: Anuario de Derecho Penal-2004: La reforma del proceso penal peruano.
Fondo Editorial de la PUCP - Universidad de Friburgo, Lima, 2004, p. 159. “(...) para su aplicación
no baste con la mera constatación de la concurrencia de meras sospechas o indicios de criminalidad,
sino la necesidad de que consten en lo instruido elementos indiciarlos que, por su número e impor
tancia, permitan afirmar con un escaso margen de error que, en el caso de hacerse valer en el acto
del juicio por la acusación, permitirán considerar probada la culpabilidad del imputado”.
(394) NIEVA FENOLL, Jordi. Fundamentos de Derecho Procesal Penal. B de F, Montevideo-Buenos Aires,
2012, p. 160.
1246
r P rueba indiciaría y prisión preventiva
(395) CASTILLO ALVA, José Luis. “El fumus comissi delicti y el estándar probatorio en la prisión provi
sional”. En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima,
2019, p. 220.
(396) En este sentido REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva. Ob. cit., p. 178.
2471
E lky V illegas P aiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
con grado de certeza o seguridad, agotando todos los actos probatorios in
corporados al proceso. En cambio, en la prueba suficiente para detener o
para imponer la prisión preventiva, solo se necesitará un elevado y racional
grado de probabilidad de atribución del delito imputado, en la cual habrá
un mayor grado de duda, de incertidumbre objetiva al no estar todo el aco
pio del material probatorio a valorar libremente.
No se trata de una apreciación final de la actividad probatoria ni mu
cho menos puede exigirse solidez de esta, pues dichos elementos probatorios
pueden desvanecerse en el curso del proceso y, además, no se juzga sobre
el fondo sino se realiza una valoración probatoria para decidir una medida
cautelar provisional.
Pues como enseña San Martín Castro:
“La intervención indiciaría, traducida para la prisión preventiva en el fu-
mus delicti comissi, no equivale a una declaración de culpabilidad; es cla
ro que en tanto no haya una sentencia firme condenatoria existe una pre
sunción de inocencia la cual no admite limitaciones ni graduaciones: se es
inocente mientras no se demuestre lo contrario en el juicio oral y se haya
proferido sentencia firme condenatoria contra el acusado”<^^^b
Entonces el estándar máximo de prueba en el proceso penal de la de
cisión más allá de la duda razonable no es de recibo para el dictado de la
prisión provisional debido a que: i) normalmente la prisión provisional se
dicta al inicio del proceso penal en donde el nivel de evidencia recogida
no es ni de la máxima intensidad ni de la mayor calidad. En un estado in
cipiente y embrionario del proceso penal no es conveniente ni lógico re
clamar que haya prueba abundante, plural y variada y menos que se ago
te la investigación de los elementos objetivos y subjetivos del delito; de tal
manera que no es posible aplicar un estándar tan alto de “más allá de toda
duda razonable”; ii) dicho estándar probatorio se aplica, como regla gene
ral, luego de desarrollado el juicio oral con todas las garantías procesales
de inmediación, oralidad y contradicción y que difícilmente es predicable
en el escenario de una investigación preparatoria que por su misma finali
dad sirve para preparar (o descartar) el inicio del juicio oral, iii) se vacia
ría de contenido al artículo 268, a del CPP de 2004 que hace referencia a
los “fundados y graves elementos de convicción” que en la lógica plantea
da, y que se critica, sería como si se exigiera el mismo nivel de prueba ne
cesaria para condenar. El requisito de los elementos graves y fundados se
(397) SAN MARTÍN CASTRO, César. “La privación de la libertad personal en el proceso penal y el derecho
internacional de los derechos humanos”. Oh. cit., p. 628.
■ 248
r Prueba indiciaría y prisión preventiva
(398) CASTILLO ALVA, José Luis. “El fumus comissi delicti y el estándar probatorio en la prisión provi
sional”. En: Carmen Vázquez Rojas (coordinadora). Hechos y razonamiento probatorio. Zela, Lima,
2019, p. 222.
2491
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 250
P rueba indiciaría y prisión preventiva
2511
E lky V illegas P aiva / L a prueba por indicios y su debida m otivación en el proceso penal
Penal o del Derecho Penal especial; y, (iii) que no existan obstáculos pro
cesales [Derecho Procesal Penal, Tirant lo Blanch, Valencia, 1999, p. 98].
No es de descuidar, por cierto, que exista probabilidad acerca de la exis
1
tencia de los elementos de imputación que consten en las actuaciones de
la investigación preparatoria -que aparezca como probable una condena-
[Julio B.J. Maier: Derecho Procesal Penal, Tomo III, V edición. Editores
del Puerto, Buenos Aires, 2011, p. 359].
D. La sospecha grave, propia para dictar mandato de prisión preventiva
-el grado más intenso de la sospecha, más fuerte, en términos de nues
tro Código Procesal Penal, que la sospecha suficiente y que resulta ne
cesaria para la acusación y el enjuiciamiento-, requiere de un alto gra
do de probabilidad de que el imputado ha cometido el hecho punible y de
que están presentes todos los presupuestos de la punibilidad y de la per-
seguibilidad (alto grado de probabilidad de una condena) [Claus Roxin:
Obra citada, p. 259]. Esta es una conditio sine qua non de la adopción y
el mantenimiento de esta medida de coerción personal. El elemento de
convicción ha de ser corroborado por otros elementos de convicción o
cuando por sí mismo es portador de una alta fiabilidad de sus resultados,
y además ha de tener un alto poder incriminatorio, esto es, vincular al
imputado con el hecho punible. Esta exigencia probatoria, sin duda, será
superior que la prevista para inicio de actuaciones penales pero inferior
al estándar de prueba establecido para la condena: descarte de duda ra
zonable [Jordi Eerrer Beltrán: ‘Presunción de inocencia y prisión preven
tiva’. En: AA.VV, Colaboración eficaz, prisión preventiva y prueba. Ideas.
Lima, 2017, pp. 128 y 130].
No se exige, por ello, prueba plena de la autoría ni una definitiva califi
cación jurídica de la conducta, sino únicamente la existencia de indicios
o elementos de convicción fundados y graves de la comisión de una acti
vidad delictiva y de los demás presupuestos de punibilidad y perseguibi-
lidad, y a partir de ellos de su responsabilidad penal. El juicio de imputa
ción judicial para la prisión preventiva exige un plus material respecto a
los dos anteriores niveles de sospecha, pues debe contener un elevado ín
dice de certidumbre y verosimilitud acerca de la intervención del encau
sado en el hecho delictivo [Cristina Guerra Pérez; La decisión judicial de
prisión preventiva. Tirant lo Blanch, Valencia, 2010, p. 138].
La expresión ‘sospecha grave’ debe ser interpretada en sentido cuantita
tivo, es decir, denotando un grado de intensidad mayor que la preceden
te, que permitan ya sostener desde un principio, aunque provisionalmen
te, que la persona inculpada es responsable del delito [Odone Sanguiné:
■ 252
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(403) Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema. Sentencia Plenaria N° 1-2017/CIJ-433,
publicada en el diario oficial El Peruano el 25/10/2017, considerando 24.
(404) Sobre la imputación necesaria, en la doctrina nacional, véase entre otros: REATEGUI SANCHEZ,
James. Hábeas Corpus y sistema penal. 3“ edición. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, pássim; CASTILLO
ALVA, José Luis. “El derecho a ser informado de la imputación”. En: Anuario de Derecho Penal
2008. Temas penales en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Fondo Editorial de la PUCP
- Universidad de Friburgo, Lima, 2009, p. 189 y ss.; ÁVALOS RODRÍGUEZ, Constante Carlos. La
decisión fiscal en el nuevo Código Procesal Penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 279 y ss.
(405) “Imputación suficiente” es la expresión utilizada en el Acuerdo Plenario N° 03-2012-PJ/CJ-116.
2531
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(406) Similar: ALCOCER POVIS, Eduardo. “El principio de imputación necesaria. Aproximación al tema
desde una perspectiva penal”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 49, Gaceta Jurídica, Lima,
julio de 2013, p. 228.
(407) Debemos recordar que el requisito láctico del principio de imputación necesaria es entendido como la
exigencia de un relato circunstanciado y preciso de los hechos con relevancia penal que se atribuyen a
una persona. Cfr. CASTILLO ALVA, José Luis. “El principio de imputación necesaria. Una primera
aproximación”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 161, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2007, p. 138.
1254
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(408) MORENO CATENA, Víctor y CORTES DOMINGUEZ, Valentín. Derecho Procesal Penal. T edición.
Tirant lo Blandí, Valencia, 2015, p. 321.
2551
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
J
a su análisis, observar la calificación jurídica de los hechos objeto del deba
te y proponer una tipificación diferente.
Se menciona que de permitirse esto último, se terminaría por vulne
rar el debido proceso y el derecho de defensa del imputado sobre el que se
ha requerido el mandato de prisión preventiva, pues dado que la audiencia
sobre esta medida coercitiva no puede ser suspendida, lo cual conllevaría a
que la defensa técnica del imputado no cuente con el tiempo razonable para
poder armar su estrategia de defensa.
Sin embargo, no compartimos esta posición de la Corte Suprema, por
que lejos de proteger el derecho de defensa del imputado, puede por el con
trario terminar afectando este derecho, así como su derecho a la tutela ju
risdiccional efectiva, además de que semejante prohibición haría inviable lo
que la misma Corte Suprema dice en la Casación N ° 564-2016-Loreto, de
que el primer presupuesto de la prisión preventiva {fumus delicti comissi)
debe analizar a la luz de los criterios de imputación penal.
Al respecto consideramos que es viable, y hasta necesario que en el
contexto de acreditación de este primer requisito para la imposición de pri
sión preventiva se analice cuestiones referidas a tipicidad, antijuridicidad,
culpabilidad y condiciones objetivas de punibilidad en la audiencia de pri
sión preventiva.
(409) CALVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. Medidas de coerción personales y reales en el proceso penal.
Ideas, Lima, 2017, p. 374.
1256
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(410) ídem.
2571
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1258
Prueba indiciaría y prisión preventiva
2591
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
ya está haciendo alusión a esa superación de los cuatro años de pena priva
tiva de la libertad.
Con esto queda claro, a su vez, que los elementos de descargo de la im
putación deben ser, también, analizados por el juez en la audiencia de pri
sión preventiva.
(411) DEL RIO LABARTHE, Gonzalo. Vrisión preventiva y medidas alternativas. Instituto Pacífico, Lima,
2016, pp. 169-170.
(412) Ibídem, pp. 170 y 171.
1260
Prueba indiciaría y prisión preventiva
2611
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal T
fundamental a la libertad personal (artículo 2, inciso 24, de la Constitu
ción Política).
1262
P rueba indiciaría y prisión preventiva
2631
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
razones que motiven por qué ese modo de interpretación es más adecuado
en ese caso que una argumentación teleológica*"*'"**.
En otras palabras, si asumimos que interpretar es atribuir un significa
do en función de las concepciones imperantes en el ámbito concernido, y re
sulta que esas convenciones permiten prima facie justificar diferentes atribu
ciones de significado (es decir, diferentes decisiones interpretativas), al juez
no le será suficiente mostrar que hay argumentos interpretativos que sos
tienen su decisión interpretativa sino habrá de mostrar también que sus ar
gumentos son mejores que los argumentos que apoyan otra(s) decisión(es)
interpretativa(s) rivales. El juez actuaría arbitrariamente si toma una deci
sión interpretativa argumentada en detrimento de otra decisión mejor argu
mentada. Por eso, el juez está obligado a presentar su opción como la mejor
de las presentes, y eso le obliga a comparar legalmente sus argumentos con
los esgrimidos por las partes; es decir, a dialogar con estas'"*'^’.
Bajo esta perspectiva, la motivación sería insuficiente si el juez deja in
contestados argumentos que podían cambiar el curso de la decisión. En re
lación con este último aspecto, debe recordarse que la estructura del razo
namiento judicial es dialógica, en el sentido que el juez debe dar respuesta
a las cuestiones planteadas por las partes, considerando los argumentos re
levantes expuestos por ellas. Esto supone que el juez no solo está obligado
a exponer los argumentos que apoyen positivamente su posición, sino que
también a refutar los argumentos relevantes que se le oponen y se alinean
en una alternativa distinta a la elegida''*^'’).
1264
r P rueba indiciaría y prisión preventiva
(417) DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal. Ara Edi
tores, Lima, 2008, p. 44.
2651
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
De igual forma, se debe tener en cuenta que las medidas cautelares pro
ceden a pedido de parte, sin embargo, el artículo 485 parece dar a enten
der que el juez de oficio puede ordenar la imposición de la prisión preventi
va en los procesos por faltas.
(418) Tanto la doctrina como la jurisprudencia reconocen al peligro procesal como el más importante de
todos los presupuestos que se exigen para una imposición legítima de la prisión preventiva. En el campo
doctrinario véase REÁTEGUI SANCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva. Jurista Editores,
Lima, 2006, pp. 185, 189 y ss.; REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. La problernática de la detención
en la jurisprudencia procesal penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2008, p. 20; ORÉ GUARDIA, Arsenio.
“Las medidas cautelares personales en el proceso penal peruano. En: Justicia Constitucional. Revista
de Jurisprudencia y Doctrina. Año II, N ° 3, Palestra Editores, Lima, enero-junio de 2006, p. 163;
CUBAS VILLANUEVA, Víctor. El nuevo proceso penal peruano. Ob. cit., p. 383; SAN MARTÍN
CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-CENALES, Lima, 2015, p. 458;
a nivel jurisprudencial STC Exp. N ° 2268-2002-HC/TC, f. j. 5 “(...) el elemento más importante
para evaluar la validez de la medida cautelar es el peligro procesal, de manera que, a mayor o menor
peligro procesal, la medida cautelar podrá ser más o menos gravosa, respectivamente”; STC Exp.
1266
r P rueba indiciaría y prisión preventiva
N “ 1091-2002-HC/TC, f. j. 15: “El principal elemento a considerarse con el dictado de esta medida
cautelar debe ser el peligro procesal igual STC Exp. N” 3390-2005-PHC/TC, f. j. 18.
(419) Como ha dicho el Tribunal Constitucional (STC Expediente N ° 1567-2002-HC/TC, f. j. 5): “(...), la
única manera de determinar si la detención judicial preventiva (prisión preventiva) de un individuo
no responde a una decisión arbitraria del juez, pasa por la observancia de determinados elementos
objetivos que permitan concluir que, más allá de que existan indicios o medios probatorios que vin
culan razonablemente al inculpado con la comisión del hecho delictivo y más allá del quantum de la
eventual pena a imponerse, exista el peligro de fuga o de entorpecimiento de la actividad probatoria.
La existencia de estos dos últimos riesgos es lo que en doctrina se denomina ‘peligro procesal’”.
(420) DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal. Pre
supuestos, procedimiento y duración”. En: Actualidad Jurídica. Tomo 160, Gaceta Jurídica, Lima,
2007.
(421) De otro parecer BINDER, Alberto. Introducción al Derecho Procesal Penal. Ob. cit., pp. 199-200, cuando
sostiene que: “En realidad, dentro de nuestro sistema constitucional, solamente el primero (peligro
de fuga) puede constituir un fundamento para el encarcelamiento preventivo. El entorpecimiento de
la investigación no puede constituir un fundamento para el encarcelamiento de una persona porque
el Estado cuenta con innumerables medios para evitar la eventual acción del imputado. Además, es
difícil de creer que el imputado puede producir por sí mismo más daño a la investigación que el que
puede evitar el Estado con todo su aparato de investigación: la policía, los fiscales, la propia justicia.
Concederles a los órganos de investigación del Estado un poder tan grande, supondría desequilibrar
las reglas de igualdad en el proceso. Además, si el Estado es ineficaz para proteger su propia inves
tigación, esta ineficacia no se puede cargar en la cuenta del imputado, mucho menos a costa de la
privación de su libertad. Distinta es la consideración respecto del peligro de fuga. Ya hemos visto
que el Estado se encuentra con un límite absoluto que es la imposibilidad de realizar los juicios en
ausencia. No se pueden realizar los juicios penales en rebeldía del imputado. En consecuencia, aquí
el imputado tiene efectivamente un poder real para obstaculizar el desarrollo del proceso e impedir
la apíicación de una pena. En consecuencia, la prisión preventiva solo es admisible cuando se trata
de un mecanismo excepcional y restringido que tiende a evitar la fuga del imputado”. En la misma
dirección, en la doctrina nacional, REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva.
2671
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
pues -como afirma con razón Alberto Bovino-, “el reconocimiento de es
tos dos supuestos deriva de los fines asignados al proceso penal; la averigua
ción de la verdad y la aplicación o realización del Derecho Penal sustanti
vo. Si la coerción procesal se orienta a alcanzar los fines del procedimiento,
solo dos tipos de situaciones justifican la privación de libertad anticipada:
a) todo comportamiento del imputado que afecte indebida y negativamen
te el proceso de averiguación de la verdad, es decir, que represente una obs
taculización ilegítima de la investigación -por ejemplo, amenazar testigos,
destruir ilegalmente elementos de prueba, etcétera-, y b) toda circunstan
cia que ponga en peligro la eventual aplicación efectiva de la sanción puni
tiva prevista en el Derecho Penal sustantivo -por ejemplo, la posibilidad de
una fuga-”f"*^^>.
Ob. cit., p. 210; “El único motivo que dentro del sistema constitucional puede servir para fundamentar
un encarcelamiento preventivo, es el denominado peligro de fuga del imputado”.
(422) BOVINO, Alberto. “El encarcelamiento preventivo en los tratados de derechos humanos”. Ob. cit.,
p. 140.
(423) Véase, en este sentido: ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Ob. cit., p. 260: “En la práctica, el
peligro de fuga representa el motivo de detención más importante, en cuyo caso, para fundar una
fórmula preponderante, se invoca la expectativa de una pena elevada”; SAN MARTÍN CASTRO,
César. Derecho Procesal Penal. Vol. 11, Grijley, Lima, 2003, p. 1238: “La detención o encarcelamiento
preventivo se legitima, como hemos sostenido enfáticamente, sobre la base del ‘peligrosismo procesal’
y, en esencia, sobre la regla del peligro de fuga y, muy menor medida, por el peligro de oscurecimiento
o entorpecimiento de la actividad probatoria. La naturaleza, el carácter o la gravedad de la infracción
penal imputada no justifican por sí misma la limitación de la libertad personal”.
1268
r P rueba indiciaría y prisión preventiva
con los fines del proceso. Por tal motivo, resulta relevante constatar pre
viamente una conducta adecuada a los estándares procesales -sin peligros
de obstáculos-, ya que, de esta, muchas veces depende también la propia
presencia del imputado en el proceso penal. En suma, la fuga o el peligro
de fuga del imputado constituyen un verdadero obstáculo en la búsque
da de la verdad.
Sobre este punto, Hassemer manifiesta que:
“La ejecución de un procedimiento en presencia y el aseguramiento de la
consecuencia penal pueden fundamentar necesariamente una detención
por fuga o peligro de fuga. Menos necesario, pero evidente en un proce
dimiento obligado a la búsqueda de la verdad es el interés de asegurar esa
búsqueda de la verdad frente a estrategias de obstrucción de la averigua
ción de la verdad. En tanto deban permanecer firmes estos presupuestos
de nuestro procedimiento penal, la prisión preventiva por fuga, peligro de
fuga, y -menos necesariamente- por peligro de obstrucción de la averigua
ción de la verdad debe ser jurídicamente posible, pues de otro modo estos
presupuestos no serían realizables”*'*^'*’.
Por otro lado, en nuestra legislación, la sustentación del peligro de fuga
o del peligro de obstaculización es alternativa, no se requiere la concurren
cia de ambos, ello no quiere decir no se puedan presentar al mismo tiempo,
si no que no se necesita fundamentar ambos.
Asimismo, el peligro procesal -a diferencia del fumus delicti comis-
si- para ser tomado en cuenta para la imposición de la prisión preventiva,
o en general para la aplicación de cualquier medida coercitiva, requiere de
un juicio de certeza sobre su presencia en el proceso, tal es así que la Comi
sión IDH ha dicho que:
“Si los magistrados que entienden en una causa no tienen la posibilidad
de demostrar que existe suficiente evidencia de una eventual intención de
fuga u ocultamiento la prisión se vuelve injustificada”*'*^^’.
(424) HASSEMER, Winfried. “Los presupuestos de la prisión preventiva”. En: Crítica al Derecho Pe
nal de hoy. Traducción de Patricia Ziffer. T edición, T" reimpresión, Ad-Hoc, Buenos Aires, 2003,
pp. 115-116.
(425) Comisión IDH Informe N ° 2/97. En el mismo sentido STC Exp. N ° 1260-2002-HC/TC, f. j. 6: “(...)
la inexistencia de un indicio razonable en torno a la perturbación de la investigación judicial o a la
evasión de la justicia por parte del procesado, termina convirtiendo el dictado o el mantenimiento de
la detención judicial preventiva (prisión preventiva) en arbitraria por no encontrarse razonablemente
justificada”.
2691
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(426) Similar PANTA CUEVA, David. “Criterios referentes al peligro procesal. A propósito de su tratamiento
legal, doctrinario y jurisprudencial”. En: Revista Latinoamericana de Derecho Penal y Criminología.
2007. Disponible: < www.iuspenalismo.com.ar>, p. 3.
(427) BOVINO, Alberto. “El encarcelamiento preventivo en los tratados de derechos humanos”. Oh. cit.,
pp. 144-145.
1270
P rueba indiciaría y prisión preventiva
1. El peligro de fuga
Se debe sustentar que el imputado, de seguir el proceso en libertad, op
tará por huir o pasar a la clandestinidad, imposibilitando con ello la reali
zación o continuación del proceso o la eventual ejecución de la condena*"*^^'.
El CPP de 2004, de forma acertada, ha establecido una serie de crite
rios (artículo 269*"''*°') que el juzgador debe considerar al momento de eva
luar el peligro de fuga, igual sucede en el caso de obstaculización de la acti
vidad probatoria (artículo 270*"*^").
2711
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal ▼
Debe quedar claro que estos criterios, no están estipulados de manera
taxativa, ni tampoco determinan obligatoriamente la restricción de la liber
tad. Se trata solo de indicaciones que el legislador estima regularmente rele
vantes para mostrar la presencia del peligro procesal, y que pueden ser con
sideradas para fundar la solución aplicable, pero cuya existencia en el caso
específico solo puede ser establecida por un tribunal.
Como señala Asencio Mellado:
“La norma no determina, ni establece criterios tasados cuya concurren
cia haya de conducir a presumir el referido riesgo de evasión del impu
tado, sino que se limita a señalar una serie de criterios que el juez podrá
valorar, individual o conjuntamente para a partir de ellos determinar la
existencia o no de riesgo de fuga en el caso concreto. No cabe, pues, una
interpretación automática de ninguno de los elementos de referencia esta
blecidos en la ley, ni siquiera la gravedad de la pena por muy elevada que
esta sea. Muy al contrario, el juez debe ponderar todos ellos y su inciden
cia real y práctica en el caso, debiendo, adicionalmente bajo pena de nuli
dad de la resolución, motivar su decisión en la forma prescrita por los ar
tículos 254 y 271.3”(«2).
2. influirá para que coimputados, testigos o peritos informen falsamente o se comporten de manera
desleal o reticente.
3. Inducirá a otros a realizar tales comportamientos.
(432) ASENCIO MELLADO, José María. “La regulación de la prisión preventiva en el Código Procesal
Penal del Perú”. En: Portal del Instituto de Ciencia Procesal Penal. Instituto de Ciencias Procesal
Penal, Lima, 2005, disponible en: < www.incipp.org.pe>.
■ 272
P rueba indiciaría y prisión preventiva
una valoración de conjunto de todas las circunstancias del caso para eva
luar la existencia o inexistencia del peligrosismo procesal”.
a) La ausencia de arraigo como indicio débil de fuga del imputado
Ahora bien, uno de los criterios fundamentales para determinar
la existencia del peligro de fuga es el arraigo del imputado en el
país(433), entendido como el establecimiento permanente en un lu
gar, vinculándose a personas y cosas, manteniendo relaciones de
una intensidad determinada con el medio en donde se desenvuelve.
Jurídicamente el concepto de arraigo está determinado, en princi
pio, por el domicilio, residencia habitual, asiento de la familia, de
sus negocios o trabajo del imputado y de las facilidades para aban
donar definitivamente el país o permanecer oculto.
El arraigo debe ser entendido como el establecimiento de una per
sona en un lugar por su vinculación con otras personas o cosas. El
arraigo tiene tres dimensiones: 1) La posesión; 2) el arraigo fami
liar; y, 3) el arraigo laboral. El primero se refiere a la existencia de
un domicilio conocido o de bienes propios situados dentro del ám
bito de alcance de la justicia. El segundo se circunscribe al lugar
de residencia de aquellas personas que tienen lazos familiares con
el imputado. El tercero se expresa en la capacidad de subsistencia
del imputado, que debe provenir de un trabajo desarrollado en el
país. Todo ello, visto en su conjunto, acreditaría el establecimien
to de una persona en un determinado lugar. Es claro que estas cir
cunstancias de arraigo, de presentarse, desincentivan la fuga del
imputado*''^'^*.
Sobre el arraigo, la circular sobre prisión preventiva emitida por el
Poder Judicial, hace interesantes especificaciones para entender di
cha figura, y valorarla adecuadamente en la configuración del pe
ligro procesal. En la citada circular se sostiene que:
“Que no existe ninguna razón jurídica ni legal -la norma no ex
presa en ningún caso tal situación- para entender que la presen
cia de algún tipo de arraigo descarta, a priori, la utilización de la
prisión preventiva. De hecho, el arraigo no es un concepto o re
quisito fijo que pueda evaluarse en términos absolutos. Es decir.
(433) Así, VÉLEZ FERNÁNDEZ, Giovanna. “La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal:
¿Medida cautelar o pena anticipada?”. En: Investigación preparatoria y etapa intermedia. Problemas
de aplicación del Código Procesal Penal de 2004. Gaceta Jurídica, Lima, 2010, pp. 194-195.
(434) Sala Penal Transitoria, Casación N° 631-2015-Arequipa, del 21 de diciembre de 2015, magistrado
ponente: San Martín Castro, considerando cuarto.
2731
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(435) Presidencia del Poder Judicial. Resolución Administrativa N° 235-2011-P-PJ-Circular sobre Prisión
Preventiva, considerando sétimo.
1274
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(436) REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva. Ob. cit., p. 223.
(437) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-CENALES, Lima,
2015, p. 460.
2751
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(438) Sala Penal Permanente de la Corte Suprema, Casación N“ 626-2013-Moquegua, del 30 de junio de
2015, magistrado ponente: Neyra Flores, considerando cuadragésimo.
■ 276
Prueba indiciaría y prisión preventiva
2771
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(439) Cfr. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal. Ara
Editores, Lima, 2008, p. 55.
(440) ídem.
1278
r Prueba indiciaría y prisión preventiva
(441) ídem.
2791
"1
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(442) ANGULO ARANA, Pedro Miguel. “La prisión preventiva y sus presupuestos materiales”, p. 21.
(443) DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La prisión preventiva en el nuevo Código Procesal Penal. Ara Edi
tores, Lima, 2008, p. 55.
1280
r P rueba indiciaría y prisión preventiva
(444) Cfr. MORENO CATENA, Víctor. El proceso penal. Tomo V. Tirant lo Blandí, Valencia, 1999,
p. 527.
(445) El resaltado es nuestro.
(446) VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “La prisión preventiva en la agenda judicial para la seguridad
ciudadana. Entre el garantismo y la eficacia en la persecución penal”. En: Gaceta Penal & Procesal
Penal. Tomo 28, Gaceta Jurídica, Lima, octubre de 2011, p. 46.
2811
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Con este criterio la prisión preventiva podría dejar de ser una me
dida excepcional para tornarse en general, pues es sabido que la
prisión preventiva mayormente es solicitada al inicio del proceso, y
en tal sentido el debate en la audiencia de prisión preventiva se re
duciría a la prognosis de pena para determinar el peligro procesal,
lo que facilitaría su imposición, restringiendo el derecho de defen
sa y afectando el estatus de inocencia que le asiste a toda persona
que se halla dentro de un proceso, privilegiando una presunción
de culpabilidad.
En esa perspectiva se echa de menos que la prisión preventiva es
la última ratio entre las medidas coercitivas, es más se olvida pre
cisamente que existen otras medidas que pueden ser impuestas
para cautelar el normal desarrollo del proceso penal (comparecen
cia restringida por ejemplo). Si se piensa que el delito cometido
como la gravedad de la pena generan ya de por si el peligro pro
cesal (sin la necesidad de datos objetivos contrastables en el caso
en particular), se podría hacer uso de las otras medidas coerciti
vas establecidas en nuestro ordenamiento procesal penal. Recor
demos que demostrar el peligrosismo procesal es una exigencia
para la imposición de cualquier medida coercitiva, y solo cuan
do dicho peligro sea de tal magnitud que no pueda ser neutrali
zado con cualquier otra medida, recién se podrá hacer uso de la
prisión preventiva.
Además debemos enfatizar que cuando se trata del peligro proce
sal, no nos estamos refiriendo a una presunción'"^'*^' sino a la cons
tatación de una determinada situación, pues debe comprobarse
un peligro real y no virtual, cuyo basamento tiene como punto de
partida, acontecimientos concretos emanados de conductas del
imputado orientadas a perturbar los actos de investigación o sus
traerse de la actividad procesah'^'^?', por ello no parece adecuado
-aun cuando se trate del inicio del proceso penal- el partir de la
(447) Sobre ello explican BOBINO, Alberto y BIGLIANl, Paola. Encarcelamiento preventivo y estándares
del sistema interamericano. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2008, p. 144: “La existencia del peligro
procesal es importante destacarlo no se presume. Si se permitiera una presunción tal, la exigencia
quedaría vacía de contenido, pues se ordenaría la detención aun cuando no existiera peligro alguno.
No basta entonces con alegar, sin consideración con las características particulares del caso concreto,
o sin fundamento alguno”.
(448) Cfr. RIZZARDI, Jesús. “Medidas cautelares en el proceso penal. Prisión: ¿Condena o medida cau
telar?”. En: Revista de Derecho Penal. Tomo 9, Juris, Rosario de Santa Fe, 2003, p. 40.
1282
P rueba indiciaría y prisión preventiva
gravedad de pena como único criterio para sostener que existe pe
ligro procesal y por ende dictar la prisión preventiva<‘*'^^>.
Sobre este aspecto el Tribunal Constitucional ha señalado que:
“En la medida en que la detención judicial preventiva se dicta
con anterioridad a la sentencia condenatoria, es en esencia una
medida cautelar. No se trata de una sanción punitiva, por lo que
la validez de su establecimiento a nivel judicial, depende de que
existan motivos razonables y proporcionales que la justifiquen.
Por ello, no puede solo justificarse en la prognosis de la pena a
la que, en caso de expedirse sentencia condenatoria, se le apli
cará a la persona que hasta ese momento tiene la condición de
procesado, pues ello supondría invertir el principio de presun
ción de inocencia por el de criminalidad”*^^®*.
La ausencia de una actitud voluntaria del imputado para reparar
el daño causado como indicio de peligro de fuga
La única explicación que le encontramos a esta disposición legal,
es que con ella se pretenda mejorar la posición de la víctima en el
proceso penal, esto es, tratar de garantizar una real y efectiva pro
tección a los derechos de la víctima de un delito*"*^**. En este caso
se trataría de resaltar la protección de su derecho a la tutela judi
cial efectiva, en su manifestación de resarcir sus derechos afecta
dos y reparar los daños que se le causaron.
Sin embargo, ello nada tiene que ver para determinar que el impu
tado pretenda huir del proceso penal. Pues la pretensión de una re
paración civil puede hacerse valer en la vía civil, donde el deman
dado, no tendría el temor de ir a prisión, y sin que tenga que estar
presente. Además si lo que se pretende es garantizar, esto es, asegu
rar la eficacia de un eventual pronunciamiento sobre responsabilidad
(449) VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “La prisión preventiva en la agenda judicial para la seguridad
ciudadana. Entre el garantismo y la eficacia en la persecución penal”. Ob. cit., p. 47.
(450) STC Exp. N ° 1091-2002-HC/TC, f. j. 8 (el resaltado es nuestro); igualmente el Tribunal Europeo
de Derechos Humanos en el caso Neumeister vs. Austria del 27 de junio de 1968, ha sostenido que:
“El riesgo de fuga no se puede apreciar únicamente sobre la base de la gravedad de la pena; se debe
analizar en función de un conjunto de factores suplementarios que puede confirmar la existencia de
un peligro de desaparición o bien a inducir a pensar que este peligro es remoto y por tanto, no puede
justificarse la prisión preventiva”.
(451) Sobre la posición de la víctima en el proceso penal y la protección de sus derechos, véase nuestro
lihro: VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. El agraviado y la reparación civil en el nuevo proceso penal.
Gaceta Jurídica, Lima, 2013, passim.
2831
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(452) En este sentido, ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Tomo II. Las medidas
de coerción en el proceso penal. Reforma, Lima, 2014, p. 157, señala: “No obstante que dicho criterio
se enmarca dentro de la política criminal tendiente a tutelar los intereses de la víctima, consideramos
que su regulación no guarda relación alguna con la finalidad de la prisión preventiva por diversos
motivos. Primero, por cuanto la gravedad del daño resarcible que se pretendería cautelar puede ser
garantizada a través de otras medidas más idóneas -por ejemplo, mediante el embargo o la incauta
ción-y menos desproporcionadas respecto del derecho a la libertad del procesado; y, segundo, porque
no cabe interpretar el peligro de fuga sobre la base de un supuesto de hecho que puede discutirse en
la vía civil o, incluso, puede ser disponible por la parte interesada”.
(453) SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones. INPECCP-CENALES, Lima,
2015, p. 461.
1284
Prueba indiciaría y prisión preventiva
(454) BAZALAR PAZ, Víctor Manuel. “Análisis a la doctrina jurisprudencial vinculante sobre la prisión
preventiva contenida en la Casación N° 626-2013-Moquegua”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal.
Tomo 82, Gaceta Jurídica, Lima, abril de 2016, pp. 38 y 39.
2851
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1286
P rueba indiciaría y prisión preventiva
(455) ORÉ GUARDIA, Arsenio. Manual de Derecho Procesal Penal. Tomo II. Las medidas de coerción en
el proceso penal. Reforma, Lima, 2014, pp. 157 y 158.
(456) Sala Penal Permanente, Casación N° 626-2013-Moquegua, del 30 de junio del 2015, magistrado
ponente: Neyra Flores, considerandos 51-54.
2871
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(457) En el mismo sentido REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. En busca de la prisión preventiva. Ob. cit.,
p. 254.
(458) ASENCIO MELLADO, José María. “La regulación de la prisión preventiva en el Código Procesal
Penal del Perú”. En: Portal del Instituto de Ciencia Procesal Penal. 2005, disponible en: < www.incipp.
org.pe>.
1288
P rueba indiciaría y prisión preventiva
2891
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1
Además, puede.presentarse el caso de que, atendiendo a las pri
meras investigaciones, el imputado pertenezca a una organización
delictiva, pero de esas mismas investigaciones se deduce que no
puede existir peligro procesal, entonces no se puede imponer la
prisión preventiva.
1290
P rueba indiciaría y prisión preventiva
2911
• ' r-,1/ I'
•li . 'ir H U I
■
JiVn j 1 ■ r_I T .
ni '_ L ■I
•■ty ■! 1 1
I I nli .1
1'^-- .
í. ■.
Capítulo VU
LAS CORROBORACIONES
INDICIARIAS PERIFÉRICAS
DEE TESTIMONIO DE LA VÍCTIMA
EN LOS PROCESOS PENALES
POR EL DELITO DE VIOLACIÓN SEXUAL
- i/ I ^ ^
-’ u JJ ■.; J ' rW ■ 1 '
T ■ / ■ -, 1/ - I t ‘ , Ji ■ ■ /
[
F
JA Ü X .^ ? X >Í =i . / ' - i ■i c í :■
Capítulo VII
Las corroboraciones indiciarías periféricas
del testimonio de la víctima en los procesos penales
por el delito de violación sexual
I. LA CUESTION PROBLEMATICA
Los delitos de violación sexual son llamados delitos de clandestinidad,
en tanto su perpetración se realiza en circunstancias donde no medien tes
tigos ni otros posibles medios probatorios que puedan hacer viable la de
mostración del delito perpetrado, ante ello la declaración de la víctima se
vuelve, la mayor de las veces, en el mayor elemento de prueba para la incri
minación del agente, declaración que para cobrar suficiencia probatoria re
quiere de indicios corroboradores periféricos que permiten inferir la credi
bilidad objetiva de la versión de la víctima.
En tal sentido, en el ámbito de la judicatura nacional se ha dicho que:
“(...) los delitos sexuales por su índole son de comisión clandestina, se
creta o encubierta, y hace que la declaración de la víctima sirva de funda
mento a una decisión judicial de condena cuando reúne los requisitos de
credibilidad, de lo contrario se llegaría a la más absoluta impunidad de es
tos delitos”<'^“ '.
Entonces, las declaraciones de las víctimas son un instrumento esen
cial como medio de conocimiento de la comisión de un delito por los órga
nos encargados de la investigación en el proceso penal. Una muestra clara de
esta afirmación lo constituye, por ejemplo, la declaración incriminatoria de
(462) Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia. R.N. N° 4970-2007-Ucayali, del 2 de junio
de 2008, magistrado ponente: Pedro Guillermo Urbina Ganvini.
2951
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(463) Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia del 30 de agosto de 2010, párrafo 100; y Caso Rosendo Cantú y otra vs. México.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia del 31 de agosto de 2010, párr. 89.
(464) Desde hace ya algunas décadas se viene afirmando que el contacto de la víctima con la administra
ción de justicia produce a aquella un segundo efecto victimizador, que su relación con las instancias
policiales y luego judiciales conlleva consecuencias negativas, en tanto se ve sometida a una nueva
experiencia victimal que enfatiza los efectos perjudiciales derivados directamente del padecimiento^
del ilícito penal y que puede incluso agravarlos, añadiendo a estos quebrantos de naturaleza psicoló
gica, y hasta en ocasiones patrimonial. A ello se le conoce como victimización secundaria, es decir
se denomina así al impacto negativo y perjudicial que sufre la víctima al entrar en contacto con las
agencias policiales, fiscales y judiciales, al hecho de que con este la vivencia criminal se actualiza y
revive, con la consiguiente generación de estados de impotencia, temor y abatimiento que padece la
víctima, en suma lo pernicioso de la relación de la víctima con el sistema legal.
■ 296
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(465) VILLACAMPA ESTIARTE, Carolina. “Víctima menor de edad y proceso penal: especialidades en la
declaración testifical de menores-víctimas”. En: Revista de Derecho Penal y Criminología. 2“ época,
N° 16, UNED, Madrid, 2005, pp. 277 y 278.
(466) Recomendación adoptada por el Comité de Ministros del Consejo de Europa el 28 de junio de
1985, sobre Posición de la Víctima en el marco del Derecho Penal y del Proceso Penal.
(467) La presunción de inocencia no solo incorpora la exigencia de que la condena deba estar basada en
pruebas suficientes -más allá de toda duda razonable-, sino también que las pruebas que hayan
sido obtenidas lícitamente y que hayan sido válidamente practicadas, satisfaciendo las garantías de
inmediación y contradicción, de modo que los déficits de contradicción en pruebas decisivas para la
condena no solo vulnerarán el derecho a un debido proceso, sino asimismo el derecho a la presunción
de inocencia. Cfr. ALCÁCER GUIRAO, Rafael. “La devaluación del derecho a la contradicción en la
jurisprudencia del TEDH”. En: InDret. Revista para el análisis del Derecho. N ° 4/2013, Universidad
Pompeu Fabra, Barcelona, octubre de 2013, p. 4. Sobre la posibilidad del testimonio único para crear
convicción en el órgano jurisdiccional véase: SANCINETTI, Marcelo. “Testigo único y principio
de la duda”. En: InDret. Revista para el análisis del Derecho. N “ 3/2013, Universidad Pompeu Fabra,
Barcelona, julio de 2013.
2971
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(468) Así, véase ORÉ GUARDIA, Arsenio. Derecho Procesal Penal peruano. Análisis y comentarios al Código
Procesal Penal. Tomo II, Gaceta Jurídica, Lima, 2016, p. 524.
(469) Sobre los conceptos de víctima y agraviado, así como su identificación en el CPP de 2004 véase
VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. El agraviado y la reparación civil en el nuevo Código Procesal
Penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2013, p. 55 y ss.
(470) NIEVA FENOLL, Jordi. La valoración de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires,
2010, p. 247, señala que: “En el proceso penal encontramos una figura ciertamente curiosa a la que
la jurisprudencia y la doctrina en general suelen denominar con la expresión ‘testigo-víctima’. Ya de
entrada debe decirse que esta expresión es un perfecto contrasentido, puesto que quien padece los
efectos del delito en absoluto es un tercero ajeno al objeto del juicio, por lo que su denominación como
testigo es completamente incorrecta (...). Con ello se llega a una tergiversación del papel probatorio
de la víctima, haciéndole declarar como simple testigo. Y sin embargo es obvio que, técnicamente,
quien puede ser parte en un proceso no puede ser un testigo, precisamente por el evidente interés
directo que posee, idéntico al del imputado, aunque por supuesto en sentido contrario al del mismo”.
1298
r L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
“Para la declaración del agraviado, rigen las mismas reglas prescritas para
los testigos”.
Bajo ese panorama podemos señalar, por ejemplo, que la víctima que
dará excusada (no prohibida) de su obligación de declarar en los mismos ca
sos que los previstos para el testigo, esto es:
i) Cuando su declaración pueda comprometer su responsabilidad penal
(artículo 163.2 de CPP de 2004)
ii) Cuando tenga obligación legal de guardar secreto (artículo 165.2 de
CPP de 2004),
iii) Cuando sea cónyuge o conviviente del imputado (artículo 165.1 de
CPP de 2004), así como cuando sea pariente hasta el cuarto grado
de consanguinidad o segundo de afinidad (artículo 165.1 de CPP de
2004).
Ahora bien, teniendo este último supuesto de parentesco, debemos se
ñalar que el mismo tiene gran trascendencia para el enjuiciamiento de deli
tos de agresiones sexuales o de violencia familiar, en los cuales se deberá ser
particularmente cuidadoso en advertir a la víctima del derecho que le asiste
de abstenerse de contestar todas o alguna de las preguntas que se formulen,
no solo por el vicio de nulidad que integra la declaración inadvertida, sino
por la victimización secundaria que para la víctima se deriva de aportar ella
misma la prueba de cargo que permitirá la punición de seres queridos y que,
asimismo, comportará además la ruptura del núcleo familiar constituido li
bremente y en el que se ha desarrollado la personalidad y los efectos durante
años, con posible afectación de terceras personas integrantes del mismo núcleo.
(471) MARCHIORI, Hilda. “Consideraciones sobre el relato de niños víctimas”. En: Pensamiento Penal y
Criminológico. Revista de Derecho Penal integrado. Año IV, N° 6, Mediterránea, Córdoba, 2003, p. 385.
2991
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(472) NIEVA FENOLL, Jordi. “La declaración de niños en calidad de partes o testigos”. En: Justicia.
Revista de Derecho Procesal, N ° 1, J.M. Bosch, Barcelona, 2012, p. 122, señala al respecto que; “Un
niño no puede declarar, de ninguna manera, en una sala de justicia, sea cual fuere su nivel cognitivo.
El niño, en un proceso, no es solamente un objeto de prueba, o uno más de los sujetos del proceso.
Es un ser humano especialmente frágil, con toda la vida por delante, al que debe evitarse cualquier
situación que pueda traumatizarle, o simplemente llegar a condicionarle en un futuro”.
(473) POLO CASTILLO, Luis Alberto. “Valor probatorio del testimonio de un menor en un proceso penal
de abuso sexual”. En: Pensamiento Americano. Vol. 6; N° 10, Medellín, enero-junio de 2013, p. 75.
(474) ídem.
1300
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(475) Corte IDH. Condición Jurídica y Derechos Humanos del Niño. Opinión Consultiva OC-17/02 del
28 de agosto de 2002, párr. 96.
(476) Corte IDH. Caso Rosendo Cantó y otra vs. México. Excepción Preliminar, Eondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia del 31 de agosto de 2010, párr. 201.
3011
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(477) Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. R.N. N ° 2543-2009-Lima, del 4 de marzo de
2010, magistrado ponente Jueza Suprema Barrios Alvarado, considerando quinto.
(478) Cf. Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Repara
ciones y Costas. Sentencia del 30 de agosto de 2010, párr. 195.
(479) Corte IDH. Caso Fernández Ortega y otros vs. México. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia del 30 de agosto de 2010, párr. 196.
1302
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(480) POLO CASTILLO, Luis Alberto. “Valor probatorio del testimonio de un menor en un proceso penal
de abuso sexual”. En: Pensamiento Americano. Vol. 6; N° 10, Medellín, enero-junio de 2013, p. 76.
(481) ídem.
3031
E lky V illegas Pafva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(482) Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Casación N° 482-2016-Cusco, del
23 de marzo de 2017, magistrado ponente: San Martín Castro, fundamento de derecho décimo,
(resaltado añadido).
1304
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(483) SANCINETTI, Marcelo. “Testigo único y principio de la duda”. En: InDret. Revista para el análisis
del Derecho. N ° 3/2013, Universidad Pompeu Fabra, Barcelona, julio de 2013, p. 5.
(484) LLERENA CONDE, Pablo. “Los derechos de protección a la víctima”. En: Derecho Procesal Penal.
Escuela Nacional de la Judicatura, República Dominicana, 2006, p. 336.
3051
Elky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(485) Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Casación N° 482-2016-Cusco, del 23
de marzo de 2017, (magistrado ponente: San Martín Castro) fundamento de derecho décimo primero.
Con anterioridad en el Acuerdo Plenario N ° 2-2005/CJ-116, f. j. 10, la Corte Suprema había señalado
que “Tratándose de las declaraciones de un agraviado, aun cuando sea el único testigo de los hechos,
al no regir el antiguo principio jurídico testis m us testis nullus, tiene entidad para ser considerada
prueba válida de cargo y, por ende, virtualidad procesal para enervar la presunción de inocencia del
imputado, siempre y cuando no se adviertan razones objetivas que invaliden sus afirmaciones. Las
garantías de certeza serían las siguientes:
a) Ausencia de incredibilidad subjetiva. Es decir, que no existan relaciones entre agraviado e impu
tado basadas en el odio, resentimientos, enemistad u otras que puedan incidir en la parcialidad de
la deposición, que por ende le nieguen aptitud para generar certeza.
b) Verosimilitud, que no solo incide en la coherencia y solidez de la propia declaración, sino que debe
estar rodeada de ciertas corroboraciones periféricas, de carácter objetivo que le doten de aptitud
probatoria.
c) Persistencia en la incriminación, con las matizaciones que se señalan en el literal c) del párrafo
anterior”.
En la misma línea jurisprudencial pueden verse: R.N. N ° 192-2012, del 22 de enero de 2013, magistrado
ponente Tello Gilardi; R.N. N “ 660-2010, del 17 de enero de 2011, magistrado ponente Calderón
Castillo; R.N. N ° 902-2012, del 29 de enero de 2013, magistrado ponente Pariona Pastrana; R.N.
N ° 1352-2010, del 16 de junio de 2011, magistrado ponente Rodríguez Tineo; 1726-2010, del 30
de junio de 2011, magistrado ponente Neyra Flores; R.N. N ° 1758-2010, del 22 de junio de 2011,
magistrado ponente Rodríguez Tino; R.N. N ° 3110-2012, del 22 de enero de 2013, magistrado
ponente Villa Stein.
(486) STS español 7384/2011, del 31 de octubre, (magistrado ponente: Diego Antonio Ramos Gancedo),
fundamento de derecho tercero.
1306
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(487) STS español 8295/2012, del 28 de noviembre, magistrado ponente Manuel Marcbena Gómez, fun
damento de derecho segundo. STS español 8172/2011, del 14 de noviembre, magistrado ponente
Manuel Marcbena Gómez, fundamento de derecho cuarto.
(488) FERREIRO BAAMONDE, Xulio. La víctima en el proceso penal. La Ley, Madrid, 2005, p. 326.
3071
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(489) STS español N° 265-2010, del 19 de febrero, magistrado ponente: Adolfo Prego de Oliver Tolivar,
fundamento de derecho primero.
1308
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
2. Persistencia en la incriminación
El segundo criterio jurisprudencial se asienta en la base de que los he
chos acontecidos son únicos y estables, de suerte que ha de ser igualmente
(490) STS español 1991/2011, del 21 de marzo, magistrado ponente Adolfo Prego de Oliver Tolivar, fun
damento de Derecho segundo.
(491) STS español 8295/2012, del 28 de noviembre, magistrado ponente Manuel Marchena Gómez, fun
damento de Derecho segundo.
3091
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
estable e inmutable el relato que de los mismos haga la víctima, el cual de
berá mostrarse además sin ambigüedades, ni contradicciones. La exigencia
deberá ser ponderada en consideración a las leves impresiones o a omisio
nes que pueden estar justificadas por el estado de turbación en el que se en
cuentre la víctima en los momentos posteriores al ataque, pero sin que esta
compresible razón lleve a vaciar de contenido a la exigencia.
Los requisitos expuestos, como se ha anotado, deben apreciarse con el
rigor que corresponde. Se trata, sin duda, de una cuestión valorativa que in
cumbe al órgano jurisdiccional. Corresponde al Juez o Sala Penal analizar
los ponderadamente, sin que se trate de reglas rígidas sin posibilidad de ma
tizar o adaptar al caso concreto.
Este factor de ponderación supone:
(492) STS español 1991/2011, del 21 de marzo, magistrado ponente Adolfo Prego de Oliver Tolivar, fun
damento de Derecho primero.
(493) REDONDO HERMIDA, Alvaro. “La presunción de inocencia frente al testimonio de la Víctima”.
En: Auctoritas Prudentium^ Universidad del Istmo, Guatemala, N°. 2, 2009, p. 9.
(494) REDONDO HERMIDA, Alvaro. “La presunción de inocencia frente al testimonio de la Víctima”.
En: Auctoritas Prudentium, Universidad del Istmo, Guatemala, N°. 2, 2009, p. 9.
1310
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
“Desde una perspectiva racional, no puede exigirse que entre las va
rias versiones que en el curso del tiempo proporciona una persona,
mucho más si son proporcionadas por una menor de edad sobre los
hechos que han ocurrido en su perjuicio, exista coincidencia absolu
ta, pues de ser así se advertiría que se trata de un guión aprendido,
no de una versión espontánea. Una persona, en esas condiciones, no
tiene por qué tener una versión absolutamente igual o coincidente.
Empero, es evidente que del examen de las versiones que constan en
autos tiene que advertirse que estas presentan, en lo esencial, simili
tudes fundamentales”**®^*.
ii) Concreción en la declaración que ha de hacerse sin ambigüedades,
generalidades o vaguedades. Es valorable que especifique y concre
te con precisión los hechos narrándolos con las particularidades y
detalles que cualquier persona en sus mismas circunstancias sería
capaz de relatar.
iii) Coherencia o ausencia de contradicciones, manteniendo el relato
la necesaria conexión lógica entre sus diversas partes**®^*.
La persistencia no exige repetición mimética, idéntica o literal de lo
mismo sino ausencia de contradicciones en lo sustancial y relevante; no son
faltas de persistencia el cambio del orden en las afirmaciones, ni las sucesi
vas ampliaciones cuando no se afecta la coherencia y significación sustan
cial de lo narrado. Tampoco lo es la modificación del vocabulario ni de las
formas expresivas cuando con unas u otras se sigue diciendo lo mismo; ni
los cambios en lo anecdótico o en lo secundario, cuando solo implican falta
de certeza en lo accesorio pero no en lo principal, que es lo que por su im
pacto psicológico permanece en la mente de la víctima, salvo en los casos
en que los cambios narrativos de lo secundario evidencian tendencia a la fa-
bulación imaginativa, valorable en el ámbito de la credibilidad subjetiva**®^*.
(495) Primera Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Casación N° 482-2016-Cusco, del
23 de marzo de 2017, magistrado ponente: San Martín Castro, fundamento de derecho décimo.
(496) STS español 1991/2011, del 21 de marzo, magistrado ponente: Adolfo Prego de Oliver Tolivar,
fundamento de derecho segundo.
(497) STS español 1991/2011, del 21 de marzo, magistrado ponente: Adolfo Prego de Oliver Tolivar,
fundamento de derecho segundo.
3111
Elky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
el propio hecho de la existencia del delito esté apoyado en algún dato aña
dido a la pura manifestación subjetiva de la víctima.
La declaración de la víctima debe corroborarse indiciariamente por la
acreditación de la realidad de las circunstancias periféricas objetivas y cons
tatadles que le acompañen. La concurrencia de lesiones que denoten la agre
sión violenta que la víctima refiere, la aparición de restos orgánicos, la rotu
ra de ropas, la realidad de que el inculpado estuviera en el lugar y hora que
se le atribuye, la existencia de testigos que vieran el estado de crispación de
la víctima instantes después del supuesto ataque, o cualquier otra de las in
finitas circunstancias que coexisten alrededor del delito, pueden aportar la
verosimilitud o credibilidad de la afirmación de la víctima que podía cues
tionarse inicialmente<'*®*>.
La presencia de corroboraciones periféricas resulta de vital importan
cia para determinar la veracidad de la declaración de la presunta víctima.
Como señala Nieva Fenoll:
“Cuando en un litigio deba valorarse el testimonio de la víctima en con
traposición al del imputado, si no hay más pruebas no quedará otro re
medio que analizar por separado ambas declaraciones, determinando a
través de los parámetros ofrecidos en su momento, cuál resulta más creí
ble. Y advierto ya de que el resultado, en caso de que no haya corrobo
raciones del testimonio de la víctima, puede ser muy desgraciado para la
misma, puesto que, en aplicación del derecho fundamental a la presun
ción de inocencia del reo, no quedará otro camino que absolver. Pero es
que, existiendo dicha presunción de inocencia, y debiendo regir dicha
presunción por las razones reiteradamente indicadas en este trabajo y
por demás conocidas de todos, no existe otra alternativa razonable. Ca
reciendo de corroboraciones el testimonio de la víctima, es muy difícil,
por no decir imposible, que sea creída. Además, si ni siquiera presenció
los hechos, su testimonio será habitualmente inútil a la hora de determi
nar la culpabilidad del imputado”*'*®®*.
(498) STS español 1991/2011, del 21 de marzo, magistrado ponente: Adolfo Prego de Oliver Tolivar,
fundamento de derecho primero.
(499) NIEVA FENOLL, Jordi. La valoración de la prueba. Marcial Pons, Madrid-Barcelona-Buenos Aires,
2010, p. 249.
1312
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
3131
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(500) Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Acuerdo Plenario N“ 1-2011/
CJ-116, fundamento de Derecho vigésimo tercero.
(501) Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Acuerdo Plenario N ° 1-2011/
CJ-116, fundamento de Derecho vigésimo cuarto.
1314
L as corroboraciones indiciarías periféricas del testimonio de la víctima
(502) Salas Penales Permanente y Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. Acuerdo Plenario N “ 1-2011/
CJ-116, fundamento de Derecho vigésimo sexto.
3151
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en EL proceso penal
(503) Sala Penal Permanente de la Corte Suprema. R.N. N ° 3521-2015-Huánuco, del 20 de abril del 2017,
magistrado ponente: Parlona Pastrana, considerandos 4.5 al 4.7.
1316
Capítulo V III
LA PRUEBA INDICIARIA EN EL DELITO
DE LAVADO DE ACTIVOS
[ j;= ' ' -Y ¡ .1
■r I
Capítulo VIII
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
I. LA CUESTION PROBLEMATICA
¿Para determinar con certeza que un sujeto ha incurrido en el delito de
lavado de activos y, por ende, el juez pueda emitir un fallo condenatorio, es
necesario que se acredite la procedencia ilícita de dichos activos? Y así fue
ra ¿cómo debería realizarse tal acreditación?
Sobre estas interrogantes gira el debate de la problemática suscitada en
torno a la forma de entender la denominada autonomía del delito de lava
do de activos, autonomía prescrita en el artículo 10 del Decreto Legislati
vo N° 1106.
Al respecto, existen principalmente dos posibles respuestas, desde dos
posturas disímiles:
Por un lado, está la respuesta de quienes afirman que se trata solo de
una autonomía procesal, de modo que con base en ella es posible que se in
vestigue por lavado de activos a un sujeto, sin que previamente (entiéndase
en otro proceso) se haya investigado, probado o condenado la actividad cri
minal previa que produjo esos activos, pero sí es necesario que tal actividad
criminal previa por la cual se obtuvieron dichos activos se acredite, siendo
ello posible en el mismo proceso abierto por lavado de activos*^®"^^
(504) Véanse, GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal Económico. Parte especial. Tomo I. 2“ edición,
Instituto Pacífico, Lima, 2015, p. 596; GARCÍA CAVERO, Percy. El delito de lavado de activos.
2^ edición. Jurista Editores, Lima, 2015, p. 122 y ss.; PARIONA ARANA, Raúl. “Consideraciones
críticas sobre la llamada “autonomía” del delito de lavado de activos”. En: Gaceta Penal & Procesal
Penal. Tomo 86, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2016, p. 225 y ss.; CARO CORIA, Dino, REYNA
ALFARO, Luis Miguel y REÁTEGUI SÁNCHEZ, James. Derecho Penal Económico. Tomo ITParte
Especial. Jurista Editores, Lima, 2016, p. 665; ABANTO VÁSQUEZ, Manuel. El delito de lavado de
activos. Análisis crítico. Grijley, Lima, 2017, p. 145.
3191
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(505) Véase, VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “El delito previo y el carácter autónomo del lavado de
activos en el marco del Decreto Legislativo N° 1106”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 35,
Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2012, p. 9.
(506) Véase, PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Criminalidad organizada y lavado de activos. Idemsa, Lima,
2013, pp. 263 y 264; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Criminalidad organizada. Parte especial.
Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 309; PÁUCAR CHAPPA, Marcial Eloy. La investigación del delito
de lavado de activos. Ara Editores, Lima, 2013, p. 64 y ss.; PÁUCAR CHAPPA, Marcial Eloy. “La
Sentencia Plenaria Casatoria N° 1-2017/CIJ-433: la primera piedra para la edificación de una doctrina
seria y responsable en el delito de lavado de activos”. En: Actualidad Penal. N° 41. Instituto Pacífico,
Lima, noviembre de 2017, p. 53 y ss.
(507) Esta posición es mantenida principalmente por GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “Autonomía
del delito de lavado de activos (análisis del D. Leg. N° 1249)”. En: lus Puniendi. Sistema penal integral.
N° 1, Ideas. Solución Editorial, Lima, marzo-abril de 2017, p. 24 y ss.; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás
Aladino. “Autonomía del delito de lavado de activos y la prueba del delito previo. Comentario al
R.N. N° 399-2014-Lima”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 21, N° 213, Gaceta Jurídica, Lima,
junio de 2016, pp. 19 y 30-36; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. El delito de lavado de activos.
Criterios sustantivos yprocesales. Análisis del Decreto Legislativo N° 1106. Instituto Pacífico, Lima,
2014, pp. 83 y ss.; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “El delito de lavado de activos después
de la Sentencia Plenaria Casatoria N° 1-2017/CIJ-433”. En: Tomás Aladino Gálvez Villegas y José
1320
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
Luis Castillo Alva (directores). El delito de lavado de activos. Debate sobre su autonomía y prueba
(Después de la Sentencia Plenaria Casatoria N° 1-2017ICIJ-433). Ideas, Lima, 2018, pp. 22 y 98.
(508) El resaltado es nuestro.
3211
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1322
T L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
(509) Resalta, también este aspecto, HERRERA GUERRERO, Mercedes. “Luces y sombras de la Sentencia
Plenaria Casatoria N° 1-2017/CIJ-433”. En: Francisco Heydegger (coordinador). El delito de lava
do de activos. Cuestiones procesales y sustanciales. Comentarios a la Sentencia Plenaria Casatoria
N° 1-2017/CIJ-433. Instituto Pacífico, Lima, 2018, pp. 361 y 362, cuando señala que en la Sentencia
Plenaria Casatoria N° 1-2017/CIJ-433, se evidencian ciertas contradicciones con relación a la deno
minada autonomía del delito de lavado de activos. En la primera parte de la sentencia se haibla de la
autonomía del lavado de activos que significaría una no referencia absoluta al delito previo o delito
fuente. Sin embargo, la contradicción reside en defender esa autonomía en los términos referidos, y al
mismo tiempo concluir que el origen delictivo o procedencia delictiva es un elemento normativo del tipo.
3231
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(510) Véase, BLANCO CORDERO, Isidoro. E¡ delito de blanqueo de capitales. 3^ edición. Aranzadi,
Pamplona, 2012, p. 93. De forma similar, SÁNCHEZ GARCÍA DE PAZ, Isabel. La criminalidad
organizada. Aspectos penales, procesales, administrativos y policiales. H edición, H reimpresión.
Dykinson, Madrid, 2008, p. 151, señala que: “El blanqueo de capitales consiste en todas aquellas
operaciones efectuadas para dotar de apariencia de legalidad a los bienes procedentes de un delito
(ej. narcotráfico, terrorismo, fraude, etc.)”.
(511) Refiere Mendoza Llamacponcca: “El objeto de la obtención delictuosa de bienes, por parte de la
delincuencia organizada o común, no se agota en la sola realización de los delitos que los producen,
sino en el aseguramiento de su ulterior disfrute económico. La criminalidad busca seguir un proce
so dirigido a disimular el origen real de los activos obtenidos delictivamente, a fin de impedir que
se los vincule con los delitos productores de los bienes -denominados delitos provechosos, delitos
fuente, delitos previos o precedentes-. Lo fundamental para hacer desaparecer este nexo delictivo
es emplear ámbitos económicos especialmente vulnerables, como lo son el ámbito financiero, inmo
biliario, lúdico, u otros sensibles de ser utilizados por operaciones económicas de incorporación -en
dichos sectores- de bienes de origen delictuoso. Solo a través de este proceso, el lavado de activos, se
logrará que dichos rendimientos económicos puedan ser disfrutados en paridad de condiciones a los
obtenidos de forma legal. Es imprescindible, por tanto, dotarles de una apariencia de licitud que les
permita circular en el mercado sin levantar sospechas acerca de su obtención delictiva”. (MENDOZA
LLAMACPONCCA, Fidel. “Aspectos penales de la reforma del delito de lavado de activos dispuesta
por el Decreto Legislativo N° 1249”. En: Actualidad Penal. N° 32, Instituto Pacífico, Lima, febrero
de 2017, p. 36).
(512) Sobre los delitos conexos véase, BALMACEDA QUIROS, Justo. Delitos conexos-subsiguientes. Fondo
editorial de la Universidad San Ignacio de Loyola, Lima, 2017, passim.
1324
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
dente*^^^’, de manera tal que “como ocurre en otros delitos, como la recep
tación o encubrimiento, el delito de blanqueo de bienes necesita como pre
supuesto especial la comisión de un hecho delictivo previo, eso porque es
en este que va a tener origen el objeto material sobre el que recae la conduc
ta típica respectiva”<^^'*>.
Como sostiene Del Carpió Delgado:
“Los delitos de lavado, receptación y encubrimiento tiene un elemento co
mún: para que ‘existan’ como tales requieren la previa comisión de otro
delito. Es este otro delito en el que tiene origen o del cual procede el ob
jeto material sobre el que recae la conducta típica respectiva. En este sen
tido, se puede afirmar que estos delitos dependen de la previa comisión
de un delito”'^^^>.
Por ello la exigencia imprescindible de una relación (nexo) entre el
objeto del lavado y una actividad ilícita-penal previa<^^®\ Si no está presen
te esa relación o nexo o si se rompe alguna circunstancia, no existe obje
to idóneo para el delito de lavado de activos. En otras palabras, para que
exista el objeto del delito de lavado de activos es necesario que se dé un
hecho delictivo previo que genere este objeto. Por ello, la relevancia ju
rídica del delito precedente es innegable dado que es una condición sine
(513) El delito precedente, conocido también como delito previo o delito fuente, es aquel acto ilícito -de
lito- que antecede a un determinado delito, diferente del primero. Viene a ser un requisito sine qua
non de la existencia del delito posterior, pues este delito fuente es el que genera el objeto material
del delito posterior, estableciéndose un vínculo o conexión entre ambos delitos que va más allá del
aspecto fenomenológico y constituye un auténtico vínculo jurídico. (PARIONA PASTRANA, Josué.
El delito precedente en el delito de lavado de activos. Aspectos sustantivos y procesales. Instituto
Pacífico, Lima, 2017, p. 81).
(514) CALLEGARI, André Luis. El delito de blanqueo de capitales en España y Brasil. Universidad Exter
nado de Colombia, Bogotá, 2013, p. 163.
(515) DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de lavado de activos en las legis
laciones penales peruana y española”. En: Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077). Aspectos
sustantivos, procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y Fidel Mendoza
Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 441.
(516) Cfr. TIEDEMANN, Klaus. Manual de Derecho Penal Económico. Parte general y especial. Tirant
lo Blanch, Valencia, 2010, p. 344; BLANCO CORDERO, Isidoro. “Principios y recomendaciones
internacionales para la penalización del lavado de dinero. Aspectos sustantivos”. En: BLANCO COR
DERO, Isidoro; FABIÁN CAPARROS, Eduardo; PRADO SALDARRIAGA, Víctor y ZARAGOZA
AGUADO, Javier. Combate al lavado de activos desde el sistema judicial. Edición especial para el
Perú. 4^ edición. Organización de Estados Americanos (OEA), Washington, 2014, p. 122; GÁRCÍA
CAVERO, Percy. Derecho Penal Económico. Parte Especial. Tomo I. 2^ edición. Instituto pacífico,
Lima, 2015, p. 576; CASTILLO ALVA, José Luis, “La necesidad de determinación del delito Previo
en el delito de lavado de activos”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 4, Gaceta Jurídica, Lima,
2009, p. 339; CARO JOHN, José Antonio. “Impunidad del autolavado en el ámbito del delito de
lavado de activos”. En: CARO JOHN, José Antonio. Dogmática Penal Aplicada. Ata Editores, Lima,
2010, p. 156.
3251
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(517) PARIONA PASTRANA, Josué. El delito precedente en el delito de lavado de activos. Aspectos sus
tantivos y procesales. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 94.
(518) DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de lavado de activos en las le
gislaciones penales peruana y española”. En: En: Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077).
Aspectos sustantivos, procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y Fidel
Mendoza Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 427.
(519) Véase, GARCÍA CAVERO, Percy. Derecho Penal Económico. Parte Especial. Tomo I. Ob. cit., p. 579.
(520) Del mismo parecer DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de lavado de
activos en las legislaciones penales peruana y española”. En: Ley contra el crimen organizado (Ley
N° 30077). Aspectos sustantivos, procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora)
y Fidel Mendoza Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 427; BLANCO
CORDERO, Isidoro. El delito de blanqueo de capitales. 3^ edición. Aranzadi, Navarra, 2012,
p. 375; CALDERÓN CEREZO, Ángel. “Análisis sustantivo del delito: (i): prevención y represión
del blanqueo de capitales”. En: Estudios de Derecho Judicial N° 28-2000: prevención y represión del
blanqueo de capitales. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2000, p. 276; CARO CORIA,
Carlos y ASMAT COELLO, Diana. “El impacto de los Acuerdos Plenarios de la Corte Suprema
N° 3-2010/CJ-116, del 6 de noviembre del 2010, y N° 7-2011/CJ-116, de 6 de diciembre del 2011, en
la delimitación y persecución del delito de lavado de activos”. En: Imputación y sistema penal. Libro
homenaje al profesor Dr. César Augusto Paredes Vargas. Manuel Abanto Vásquez, José Caro John y
Luis Mayhua Quispe (coordinadores). Jurista Editores, Lima, 2012, p. 319 y ss.; GARCÍA CAVERO,
Percy. “Dos cuestiones problemáticas del delito de lavado de activos. El delito previo y la cláusula de
aislamiento”. En: Imputación y sistema penal. Libro homenaje al profesor Dr. César Augusto Paredes
Vargas. Manuel Abanto Vásquez, José Caro John y Luis Mayhua Quispe (coordinadores). Jurista
Editores, Lima, 2012, p. 418.
1326
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
dicha aseveración, pues a lo largo del mencionado texto legal, se hace refe
rencia a que los bienes lavados deben tener un “origen ilícito”, “provenir de
actividades criminales”, haberse “generado ilegalmente” o provenir de de
terminados delitos. La norma en todo momento hace referencia a un pasado
delictivo a través de estos verbos para asignar el vínculo, la relación o cone
xión entre el objeto del lavado con la actividad criminal previa.
En síntesis a todo lo dicho hasta aquí, se puede decir que el delito de
lavado de activos es un delito de conexión y eso supone que su estructu
ra típica está necesariamente vinculada a un delito precedente. Esta vincu
lación está referida al objeto material del delito. En ese sentido, no es po
sible tipificar el delito de lavado de activos sin la referencia al delito fuente
del que proceden los activos. Lo segundo es que el principio de autonomía
es un principio procesal que lo único que hace es levantar una situación de
“prejudicialidad” homogénea de carácter devolutivo. Esta autonomía signi
fica, en concreto, que para procesar y condenar a una persona por el delito
de lavado de activos no se requiere que previamente se ha procesado y con
denado a los autores del delito fuente*^^'*.
De tal definición de autonomía no se desprende, por lo tanto, que
el delito de lavado de activos sea típicamente independiente del delito
fuente que genera los activos. El delito de lavado de activos no pierde,
por el principio procesal de autonomía, su carácter de ser un delito de
conexión*^^^’.
Podemos, mencionar a manera de ejemplo, el artículo 1 del Decreto Le
gislativo N ° 1106, el cual hace referencia al origen ilícito -entiéndase como
proveniente de un ilícito penal, por cuanto la ley en otro momento hace re
ferencia actividades criminales- del dinero, bienes, efectos o ganancias. De
ahí que se hable de “delito fuente”, previo o precedente, de donde proviene
ese patrimonio que pretende ser blanqueado o lavado para ser insertado en
el tráfico económico legah^^^>.
La vigente ley penal peruana sobre la materia, tipifica el lavado de
activos justamente como la acción de convertir, transferir, adquirir, uti
lizar, guardar, administrar, custodiar, recibir, ocultar, tener, transportar
(521) GARCÍA CAVERO, Percy. “La discusión jurisprudencial sobre el delito fuente como elemento
normativo del tipo del delito de lavado de activos”. En: Actualidad Penal. N° 40. Instituto Pacífico,
Lima, octubre de 2017, pp. 49 y 50.
(522) Ibídem, p. 50.
(523) VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. “El delito previo y el carácter autónomo del lavado de activos
en el marco del Decreto Legislativo N ° 1106”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 35, Gaceta
Jurídica, Lima, mayo de 2012, p. 9.
3271
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(524) PARIONA ARANA, Raúl. “Consideraciones críticas sobre la llamada ‘autonomía’ del delito de lavado
de activos”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 86, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de 2016,
p. 233.
1328
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
(525) ABANTO VÁSQUEZ, Manuel. El delito de lavado de activos. Análisis crítico. Grijley, Lima, 2017,
p. 145.
(526) PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Delitos y penas. Una aproximación a la parte especial. Ideas. So
lución editorial, Lima, 2017, p. 332; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Criminalidad organizada y
lavado de activos. Idemsa, Lima, 2013, pp. 263 y 264; PRADO SÁLDARRIAGA, Víctor Roberto. “La
tipificación del lavado de dinero en Latinoamérica; modelos, problemas y alternativas”. En: Portal
Derecho Penal. José Hurtado Pozo (director). Universidad de Friburgo, en línea; https://www.unifr.
ch/ddpl/derechopenal/temas/t_20080528_47.pdf; PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Criminalidad
organizada. Parte especial. Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 309. Sigue esta postura, PÁUCAR
CHAPPA, Marcial Eloy. La investigación del delito de lavado de activos. Ara Editores, Lima, 2013,
p. 64 y ss., señalando además que el delito de lavado de activos solo “fenomenológicamente” (y no
normativamente) demanda en forma previa de delitos precedente.
3291
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Con lo que queda claro que para este autor, los casos no comprendidos
en esta agravante, no requieren tal vinculación, resultando suficiente para
la configuración del delito de lavado, la presencia de un activo cuyo origen
no se haya justificado lícitamente o la existencia de un desbalance no expli
cado justificadamente.
Este criterio, no resulta adecuado, puesto que en todos los casos de la
vado de activos debemos determinar una vinculación de los activos materia
del lavado con alguna de las actividades criminales previas; y claro, si es
tas actividades previas fueran minería ilegal, tráfico ilícito de drogas, terro
rismo, secuestro, extorsión y trata de personas, estaremos ante el supuesto
agravado*^^^*. Y se debe determinar ese origen ilícito, no solo porque su es
tructura típica así lo demanda, sino porque esto se encuentra previsto en la
propia normativa vigente sobre la materia, pues como hemos visto, el De
creto Legislativo N ° 1106 en todo momento hace referencia al “origen ilíci
to”, “provenir de actividades criminales”, haberse “generado ilegalmente” o
provenir de determinados delitos, y que el sujeto debía conocer o presumir.
Así, podemos mencionar el artículo 2 del mencionado Decreto Legis
lativo N° 1106, donde se señala que:
“El que adquiere, utiliza, posee, guarda, administra, custodia, recibe, ocul
ta o mantiene en su poder dinero, bienes, efectos o ganancias, cuyo ori
gen ilícito conoce o debía presumir, (...)”. Como se observa, se prescribe
el hecho de conocer o presumir el origen ilícito de los activos, lo cual no
es lo mismo que sostener que simplemente no pueda justificar su origen.
Esta postura que sostiene la autonomía material o desvinculación ab
soluta del lavado de activos con respecto al ilícito penal previo, al sostener
que simplemente para la configuración del lavado de activos basta con que el
imputado no pueda justificar razonablemente el origen de los activos, equi
para el delito de lavado de activos a la figura de enriquecimiento ilícito de
particulares, lo cual no está tipificado penalmente en el ordenamiento jurí
dico peruano.
Como sostiene, con razón. Del Carpió Delgado:
“Desde nuestro punto de vista, pretender que el delito previo en el cual
tienen origen los bienes deje de constituir un elemento objetivo del tipo, es
desnaturalizar el delito de blanqueo o lavado y supone una interpretación
(527) CALVEZ VILLEGAS, Tomás Aiadino. “Autonomía del delito de lavado de activos y la prueba del
delito previo. Comentario al R.N. N° 399-2014-Lima”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 21,
N° 213, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2016, p. 26.
1330
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
(528) DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de lavado de activos en las le
gislaciones penales peruana y española”. En: En: Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077).
Aspectos sustantivos, procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y Fidel
Mendoza Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 452.
(529) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “Autonomía del delito de lavado de activos y la prueba del
delito previo. Comentario al R.N. N° 399-2014-Lima”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 21,
N° 213, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2016, p. 26, nota a pie 19; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Ala
dino. El delito de lavado de activos. Criterios sustantivos y procesales. Análisis del Decreto Legislativo
N° 1106. Instituto Pacífico, Lima, 2014, p. 88, nota a pie 127. De otro parecer, PÁUCAR CHAPPA,
Marcial. “El delito precedente en el lavado de activos. Comentarios a la luz del Oficio Circular
N° 024-2013-MP-FN-SEGFIN”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 49, Gaceta Jurídica,
Lima, julio de 2013, p. 169.
3311
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(530) MENDOZA LLAMACPONCCA, Fidel. “Aspectos penales de la reforma del delito de lavado de ac
tivos dispuesta por el Decreto Legislativo N° 1249”. En: Actualidad Penal. N° 32, Instituto Pacífico,
Lima, febrero de 2017, p. 46.
(531) Así, DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de lavado de activos en las
legislaciones penales peruana y española”. En: Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077).
Aspectos sustantivos, procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y Fidel
Mendoza Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, pp. 454 y 455.
1332
La prueba nsroiciARiA en el delito de lavado de activos
(532) MENDOZA LLAMACPONCCA, Fidel. “El delito fuente en el lavado de activos”. En: Anuario de
Derecho Penal 2013-2014: Temas de Derecho Penal Económico: empresa y compliance. José Fíurta-
do Pozo (ditector). Universidad de Friburgo-Fondo Editorial de la PUCP, Lima, 2016, p. 352. Del
mismo parecer, PARIONA PASTRANA, Josué. El delito precedente en el delito de lavado de activos.
Aspectos sustantivos y procesales. Instituto Pacífico, Lima, 2017, p. 110. Igualmente, en la doctrina
comparada, ARIAS HOLGUÍN, Diana Patricia. Aspectos político-criminales y dogmático del tipo de
comisión doloso de blanqueo de capitales (art. 301 del CP), lustel, Madrid, 2011, p. 314.
(533) GARCÍA CAVERO, Percy. “La discusión jurisprudencial sobre el delito fuente como elemento
normativo del tipo del delito de lavado de activos”. En: Actualidad Penal. N° 40. Instituto Pacífico,
Lima, octubre de 2017, p. 52.
3331
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(534) STS español 341/2012, del 09 de abril de 2013, magistrado ponente: Varela Castro, fundamento de
derecho segundo.
1334
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3351
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1336
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
3371
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 338
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
(537) ROXIN, Claus. “La evolución del Derecho Penal y la Política Criminal en Alemania tras la Segunda
Guerra Mundial”. Traducción de Carmen Gómez Rivero. En; ROXIN, Claus. La evolución de la
Política Criminal, el Derecho Penal y el proceso penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2000, p. 121.
(538) Cfr. FERNÁNDEZ MONTALVO, Rafael. “Garantías constitucionales del proceso penal”. En: Re
vista del Centro de Estudios Constitucionales. N ° 6. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales,
Madrid, 1990, p. 57.
(539) AMBOS, Kai. “¿Reconocimiento mutuo versus garantías procesales? Traducción de Montserrat de
Hoyos Sancho. En: HOYOS SANCHO, Montserrat (coordinadora). El proceso penal en la Unión
Europea: garantías esenciales. Lex Nova, Valladolid, 2008, p. 25. En este sentido, y con anteriori
dad, VÉLEZ MARICONDE, Alfredo. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Lerner, Buenos Aires, 1969,
p. 313, ha dicho, con razón, que el Derecho Procesal Penal no hace más que reglamentar o dar vida
práctica a los dogmas constitucionales.
(540) ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de Gabriela Córdoba y Daniel Pastor de la
25“ edición alemana. Editores del Puerto, Buenos Aires, 2003, p. 10.
3391
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
del imputado, como regla de prueba y como regla juicio*^'*^'. En lo que aho
ra interesa resaltar con respecto al tema que estamos tratando resulta rele
vante la presunción de inocencia y sus exigencias como regla de prueba y
regla de juicio.
De esta manera no basta con que se actúe prueba de cargo para derri
bar la presunción de inocencia, sino que esta prueba sea suficiente, hablan
do en términos valorativos. La misma que faltará cuando la prueba actuada
no sea de cargo o esta resulte mínima. La situación se vuelve aún más pro
blemática si es que existe prueba de cargo para asumir como posible la rea
lización del hecho penalmente relevante, pero se presentan también elemen
tos de juicio para aceptar una hipótesis fáctica que lleve a la absolución. A
estos supuestos se les conoce como las cosas de duda sobre la responsabili
dad penal. Cuestión que se pretende resolver a partir del principio del in du-
bio pro reo, como una manifestación de regla de juicio de la presunción de
inocencia, y a través del estándar de prueba “más allá de toda duda razona
ble”, considerado como el umbral a ser superado para poder emitir un fallo
condenatorio o absolver al acusado (de no ser superado) -en aplicación de
principio del in dubio pro reo- cuando no se supere dicho estándar a pesar
de las prueba de cargo existentes.
(541) Sobre estos aspectos, véase ampliamente, VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. La presunción de
inocencia en el proceso penal peruano. Un Estado de la cuestión. Gaceta Jurídica, Lima, 2015, p. 71
y ss.
1340
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
(542) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “Autonomía del delito de lavado de activos y la prueba del
delito previo. Comentario al R.N. N° 399-2014-Lima”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 21,
N° 213, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2016, p. 19.
3411
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1342
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
(545) Sobre ello véase, VÍLCHEZ LIMAY, Roberto Carlos. “El principio de imputación necesaria en el
delito de lavado de activos. A propósito del D. Leg. N° 1249”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal.
N° 90, Gaceta Jurídica, diciembre de 2016, pp. 33-55.
(546) Cabe en este punto señalar que los defensores de la autonomía material o desvinculación absoluta
del lavado de activos, simplemente no se hacen problemas con todas estas garantías de la presunción
de inocencia, imputación concreta y derecho de defensa, pues en tanto consideran que basta para la
configuración del delito de lavado de activos con que el imputado no pueda justificar el origen de
los activos, entonces para ellos con la falta de justificación quedaría plenamente probado el delito de
3431
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Ahora bien, para acreditarse el origen ilícito de los activos, puede utili
zarse la prueba indiciarla, tan igual que en cualquier otro proceso por cual
quier delito, debiendo utilizarse los criterios, presupuestos y requisitos de la
prueba indiciarla que sean suficientes acreditar más allá de toda duda razo
nable, la comisión de ese ilícito penal previo.
En este sentido la Corte Suprema de nuestro país ha dicho que:
“La acreditación de la procedencia delictiva de los activos lavados debe
confirmarse -indistintamente con prueba directa o con prueba indiciarla,
lavado de activos, invirtiendo por ende la carga de la prueba al imputado, y facilitándole el trabajo
al órgano persecutor o titular de la acción penal.
(547) PARIONA ARANA, Raúl. “Consideraciones críticas sobre la llamada “autonomía” del delito de
lavado de activos”. En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 86, Gaceta Jurídica, Lima, agosto de
2016, p. 233.
(548) STS español 4980/2016, del 16 de noviembre, magistrado ponente: Luciano Varela Castro, funda
mento de derecho primero.
1344
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
ambas en plano de igualdad; aunque la última, que no es por ello más in
segura ni subsidiaria (STSE trecientos treinta y tres/dos mil cinco, de die
cinueve de enero), es la más común en estos casos en la causa incoada por
delito de lavado de activos. Debe probarse algún vínculo o conexión con
actividades delictivas graves (...) o con personas o grupos relacionados con
ese delito (Acuerdo Plenario número tres guión dos mil diez oblicua CJ
guión ciento dieciséis, de dieciséis de noviembre de dos mil diez, funda
mento jurídico treinta y cinco). Es obvio que no hace falta la existencia de
una sentencia previa que haya declarado el delito precedente, pues de lo
contrario no sería posible en la mayoría He los casos aplicar el tipo de la
vado de activos -son razones de política criminal las que autorizan a en
tender de esta forma el alcance del referido elemento normativo del tipo
(STSE de veintisiete de julio de dos mil quince)-. Ello, naturalmente, no
significa que la actividad delictiva precedente pueda quedar al margen de
la actividad probatoria. Solo se requiere (i) que tal situación se acredite en
sus aspectos sustanciales, que permitan delinear el carácter delictivo de
la misma; y (ii) que la prueba de tal situación delictiva del activo macula
do en cuestión debe equipararse a los estándares racionales de la acredi
tación delictiva en general. No es de admitir, en atención a la garantía de
presunción de inocencia, niveles distintos de patrones probatorios o están
dares de prueba entre los diversos elementos objetivos y subjetivos del tipo
legal, en especial del origen criminal o de la procedencia delictiva de di
nero, bienes, efectos o ganancias. Lo realmente exigido es la acreditación
necesaria -como elevada probabilidad objetiva- de que los bienes, inicial
mente bajo sospecha simple -que en lo que se precise para la legitimidad
de la investigación preparatoria en fase preliminar- y, luego, bajo sospe
cha suficiente -en que, a nivel de prognosis, se requiere que la condena re
sulte probable (probabilidad de condena), y que a su vez justifica la acu
sación y el auto de enjuiciamiento-, tuvieron su origen en una actividad
delictiva previa. Para impedir que la utilización de la prueba indiciaría,
como instrumento para acreditar el origen delictivo de los activos, pueda
vulnerar la presunción de inocencia será necesario que se exijan los mis
mos requisitos, que con carácter general, se reclaman cuando se utiliza la
prueba indiciaría para demostrar la existencia de un hecho constitutivo
de una infracción penal. Así, se requiere: (i) Que concurran una plurali
dad de indicios o de uno solo de especial significación -lo que depende
rá de las circunstancias del caso concreto- (v. gr. la titularidad del activo
cuestionado tiene un patrimonio que no se corresponde con sus ingresos
legales, o que el activo entre en su dominio durante el periodo de tiempo
en que existían elementos de juicio de que el autor del delito precedente
se dedicaba a una actividad delictiva, o que no existan ingresos que justi
fiquen la adquisición o tenencia lícita del activo por no constar que haya
realizado una actividad productiva lícita, o que se descubran depósitos en
3451
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
cuentas bancarias irrazonables), (ii) Que los indicios estén probados, (iii)
Que exista un enlace preciso entre los indicios y el hecho presunto (ori
gen ilícito) —se dará cuando probado los indicios, por medio de un juicio
inductivo conforme a las máximas de la experiencia y las reglas de la ló
gica se concluye de que, en efecto, los activos proceden de una actividad
delictiva anterior, o come dice la STSE seiscientos dos oblicua dos mil
siete, de cuatro de julio, ‘consiste en que los hechos-base o indicios no
permitan otras inferencias contrarias igualmente válidas epistemológica
mente’. (iv) Que no existan contraindicios -ausencia de algún tipo de me
dio de prueba sólida que acredita que los bienes provienen de una activi
dad lícita-, (v) Que no consten explicaciones alternativas plausibles -una
explicación inverosímil no pone en crisis la solidez de las pruebas de car
go, una plausible con base en los materiales recogidos sí lo hace: generan
una situación de incertidumbre”^^'^^’.
Ahora bien, una vez acreditado el origen ilícito de los activos, lo que a
su vez dará lugar a que también se pueda determinar la configuración del
delito de lavado de activos, es que recién se podrá determinar si el sujeto so
metido al proceso penal por lavado de activos, ha sido el autor de este últi
mo delito. Aquí nuevamente, puede realizarse una actividad probatoria que
basándose en indicios suficientes puedan acreditar que el agente actuó con
conocimiento del origen ilícito de los activos. Pero insistimos, primeramen
te, debe determinarse precisamente la ilicitud concreta de estos. En efecto,
solo puede afirmarse que el autor tenía conocimiento del origen ilícito de
los activos, si ha determinado con anterioridad que efectivamente el objeto
de su conocimiento (los activos) tiene un origen ilícito.
(549) Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de Justicia. R.N. N° 2868-2014-Lima, del 27 de diciembre
de 2016, ponente: magistrado San Martín Castro, fundamento de derecho décimo.
1346
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
(550) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. “Autonomía del delito de lavado de activos y la prueba del
delito previo. Comentario al R.N. N° 399-2014-Lima”. En: Diálogo con la Jurisprudencia. Año 21,
N° 213, Gaceta Jurídica, Lima, junio de 2016, p. 29.
3471
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
De ahí, que con razón, Pariona Arana sostenga que solo se puede con
denar legítimamente a una persona por la comisión del delito de lavado de
activos si se prueba que ha realizado el delito, si se prueba -ya sea con prue
ba directa o con prueba indiciaria- que los bienes son de origen delictivo. Y
el estándar probatorio siempre es el mismo: la certeza, más allá de toda duda
razonable. Certeza de que los bienes son de origen ilícito*^^^*.
Está línea parece seguir la Corte Suprema en la Sentencia Plenaria Ca-
satoria N° 1-2017/CIJ-433, donde sostiene que el estándar probatorio o gra
do de convicción varía progresivamente con relación al estadio del proceso,
pero que para la emisión de una sentencia condenatoria se requiere elemen
tos de prueba más allá de toda duda razonable. Textualmente la Corte Su
prema se pronuncia de la siguiente manera:
“21.° En atención a lo expuesto, para la condena de un delito de lavado
de activos, como para cualquier otro, es necesaria la convicción más allá
de toda duda razonable, basada en parámetros objetivos y racionales, de
que concurren todos y cada uno de los elementos del delito: (/) una activi
dad criminal previa idónea para generar determinados activos -según lo
establecido en los fundamentos jurídicos precedentes-; («) la realización
de actos de conversión y transferencia, o actos de ocultamiento y tenen
cia, o de actos de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio na
cional; y, {iii), subjetivamente, tanto el conocimiento directo o presunto
de la procedencia ilícita del activo -dolo directo o eventual- (sin que este
conocimiento sea preciso o detallado en todos sus pormenores del origen
delictivo de los activos, pues basta la conciencia de la anormalidad de la
operación a realizar y la razonable inferencia de que procede de una activi
dad criminal), cuanto de la realización de los actos de lavado con la finali
dad u objetivo de evitar la identificación, la incautación o el decomiso -es,
por ello, un elemento subjetivo especial distinto del dolo, específicamen
te, es un delito de tendencia interna trascendente o delito de intención-.
A los efectos de una sentencia condenatoria, ninguno de estos elementos,
como, por ejemplo, explica la STSE 220/2015, de 9 de abril, se puede ‘pre
sumir’, en el sentido de que se pueda escapar de esa certeza objetivable
- no es de aceptar suposiciones o meras conjeturas-. No basta con una pro
babilidad o sospecha más o menos alta.
(...)
(551) PARIONA ARANA, Raúl. “El delito de lavado de activos en la Sentencia Plenaria Casatoria
N° 1-2017/CIJ-433”. En: Tomás Aladino Calvez Villegas y José Luis Castillo Alva (directores). El
delito de lavado de activos. Debate sobre su autonomía y prueba (después de la Sentencia Plenaria
Casatoria N ° 1-2017/CIJ.433). Ideas, Lima, 2018, p. 327.
1348
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3491
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
■ 350
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3511
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida MOTIVACION EN EL PROCESO PENAL
del juicio oral -en este supuesto la investigación arroja mayor claridad
sobre los hechos objeto de averiguación-. Los hechos para la dilucida
ción, en el momento procesal oportuno, de la acusación solo podrán de
terminarse en su extensión y necesaria explicitación hasta el término de
la investigación preparatoria.
Efectivamente, el nivel de fijeza de la actividad criminal previa, siempre
presente por estar incorporada al tipo penal de lavado de activos, es inter
medio. Se debe indicar de qué actividad, genéricamente advertida, se tra
ta y señalar, a partir de esos datos, la ilicitud de los activos objeto de las
conductas de lavado por el agente delictivo. Para esta inculpación formal,
propia de la disposición de formalización, se requiere probabilidad de in
tervención del imputado en un hecho punible. Los elementos de convic
ción han de ser racionales, descartándose por ello de vagas indicaciones o
livianas sospechas, de suerte que la aludida disposición debe apoyarse en
datos de valor fáctico que, representando más que una posibilidad y me
nos que una certeza supongan una probabilidad de la existencia de un de
lito -no se exige un inequívoco testimonio de certidumbre- (conforme:
STCE de 16 de febrero de 1983).
D. La sospecha suficiente, idónea para la acusación y para la emisión del
auto de enjuiciamiento -el grado relativamente más sólido de la sospe
cha-, en la evaluación provisoria del hecho exige, a partir de los elemen
tos de convicción acopiados hasta el momento, una probabilidad de con
dena (juicio de probabilidad positivo) -que esta sea más probable que una
absolución. Esto es, que consten datos de cargo, desfavorables al imputado
y que prevalezcan respecto de los datos que lo favorezcan o de descargo,
que fundan el progreso de la persecución penal [Julio B. J. Maier: Dere
cho Procesal Penal, Tomo I, 2^ edición. Editores del Puerto, Buenos Aires,
1996, p. 496]-. El Fiscal y, en su día, el juez tienen la responsabilidad de
realizar una provisional ponderación de la verosimilitud de la imputación;
probabilidad racionalmente determinada [Francisco Ortego Pérez: Obra
citada, p. 54].
Se exige, en aras de garantizar el derecho de defensa y el principio de
contradicción, que la imputación sea completa (debe incluir todos los ele
mentos fácticos que integran el tipo delictivo objeto de acusación y las
circunstancias que influyen sobre la responsabilidad del acusado) y es
pecífica (debe permitir conocer con precisión cuáles son las acciones o
expresiones que se consideran delictivas), pero no exhaustivo (no se re
quiere un relato minucioso y detallado, o pormenorizado, ni la incor
poración ineludible al texto del escrito de acusación de elementos fácti
cos que obren en las actuaciones de la investigación preparatoria, y a los
■ 352
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3531
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1354
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3551
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1356
La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
(552) Cfr. MENDOZA LLAMACPONCCA, Fidel. “Tratamiento del objeto material y el delito previo en
el lavado de activos”. En: Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077). Aspectos sustantivos,
procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y Fidel Mendoza Llamacponcca
(coordinador). Instituto Pacífico, Lima, 2016, p. 539.
3571
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1358
L a prueba INDICIARIA en el delito de lavado de activos
penal, para señalar finalmente que debe acreditarse más allá de toda duda
razonable la comisión del delito de lavado de activos.
Postura de la Corte Suprema que resulta, como hemos dicho, no del
todo clara, pues si se habla de probar en forma genérica, ello podría enten
derse como si ello fuera inferior al estándar probatorio de “más allá de toda
duda razonable”, sin embargo luego hace alusión a que para condenar por
lavado de activos debe superarse el mencionado estándar de “más allá de
toda duda razonable”.
Y ahí donde surge la controversia, pues si no se ha logrado acreditar más
allá de toda duda razonable que los activos son ilegales, es decir que efecti
vamente provendrían de alguna actividad criminal previa, entonces ¿se po
dría afirmar “más allá de toda duda razonable” que el agente a cometido el
delito de lavado de activos?
No obstante al final, sostiene la Corte Suprema que el origen delictivo
puede probarse a través de indicios. Así, en relación a lo todo lo dicho, ma
nifiesta lo siguiente:
“19.° En lo atinente al punto materia de análisis por este Pleno Jurisdic
cional Casatorio, cabe enfatizar que lo que debe acreditarse en el delito de
lavado de activos, entre otras exigencias típicas, es el origen ilícito del di
nero, bienes, efectos o ganancias (artículos 1 y 2) o del dinero en efectivo
o instrumentos financieros negociables emitidos ‘al portador’ (artículo 3);
esto es, propiamente, de los activos -que tienen su origen en actividades
criminales antecedentes-, respecto de los cuales el sujeto activo conoce o
debía presumir su ilicitud. Recuérdese que el objetivo político criminal de
este delito estriba en hacer posible la intervención del Derecho penal en
todos los tramos del circuito económico de los delitos con capacidad para
generar ganancias ilegales; responde a la tendencia internacional de abar
car todas las posibles conductas ilícitas con el fin de reprimir cualquier ob
tención de beneficios generados por las indicadas actividades criminales;
y, por ello, se erige en un delito autónomo, que tipifica y describe conduc
tas concretas distintas a las que integran la conducta delictiva anteceden
te, del que trae causa los bienes objeto de lavado.
Las ‘actividades Criminales’ (artículo 10) -de aquellos delitos con capacidad
de generar ganancias ilegales-, vista incluso la propia dicción de la citada
disposición legal, no puede entenderse como la determinación de la exis
tencia concreta y específica de un precedente delictivo de determinada na
turaleza, cronología, intervención o roles de diversos agentes individualiza
dos y objeto. No es un requisito indispensable para que pueda formularse
3591
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1360
L a prueba indiciaría en el delito de lavado de activos
genérico, que en atención a las circunstancias del caso permita excluir otros
posibles orígenes de los bienes, no siendo necesaria una probanza plena
de un acto delictivo específico ni de los intervinientes en el mismo’ [Prin
cipios y Recomendaciones Internacionales para la penalización del lavado
de dinero —Aspectos Sustantivos. En: Combate al lavado de activos desde
el sistema judicial. Obra citada, p. 171].
21. ° En atención a lo expuesto, para la condena de un delito de lavado de
activos, como para cualquier otro, es necesaria la convicción más allá de
toda duda razonable, basada en parámetros objetivos y racionales, de que
concurren todos y cada uno de los elementos del delito: (i) una actividad
criminal previa idónea para generar determinados activos -según lo es
tablecido en los fundamentos jurídicos precedentes-; (ii) la realización
de actos de conversión y transferencia, o actos de ocultamiento y tenen
cia, o de actos de transporte, traslado, ingreso o salida por territorio na
cional; y, (m), subjetivamente, tanto el conocimiento directo o presunto
de la procedencia ilícita del activo -dolo directo o eventual- (sin que este
conocimiento sea preciso o detallado en todos sus pormenores del origen
delictivo de los activos, pues basta la conciencia de la anormalidad de la
operación a realizar y la razonable inferencia de que procede de una activi
dad criminal), cuanto de la realización de los actos de lavado con la finali
dad u objetivo de evitar la identificación, la incautación o el decomiso -es,
por ello, un elemento subjetivo especial distinto del dolo, específicamen
te, es un delito de tendencia interna trascendente o delito de intención-.
A los efectos de una sentencia condenatoria, ninguno de estos elementos,
como, por ejemplo, explica la STSE 220/2015, de 9 de abril, se puede “pre
sumir”, en el sentido de que se pueda escapar de esa certeza objetivable
-no es de aceptar suposiciones o meras conjeturas-. No basta con una pro
babilidad o sospecha más o menos alta. Específicamente, los elementos sub
jetivos han de ser inferidos normalmente de datos o fenómenos exteriores
que deben ser analizados con el mismo rigor y cautela con que lo son los
indicios de los que se infiere, en muchas ocasiones, la realidad del tipo ob
jetivo de un delito (conforme; STSE 586/2006, de 29 de mayo).
22. ° El artículo 10, en la última oración de su párrafo final, menciona ex
presamente que: ‘El origen ilícito que conoce o debía presumir el agen
te del delito podrá inferirse de los indicios concurrentes en cada caso’.
Esta regla, meramente declarativa por cierto, solo ratifica que, por la rea
lidad criminológica de esta modalidad criminal, es menester acudir a la
prueba por indicios (reconocida expresamente por el artículo 158, apar
tado 3, del CPP, y por la Ejecutoria Suprema Vinculante RN 1912-2005/
Piura, de 6 de septiembre de 2005, y Acuerdo Plenario 1-2006/ESV-22,
de 13 de octubre de 2006), pues en muy escasas ocasiones se cuenta con
3611
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1362
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
3631
Elky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
(553) Véase, LAMAS PUCCIO, Luis. La prueba indiciaría en el delito de lavado de activos. Instituto Pacífico,
Lima, 2017, pp. 171 y ss.
1364
L a p r u e b a INDICIARIA EN EL DELITO DE LAVADO DE ACTIVOS
(554) STS español N° 2568/2017, del 21 de junio, magistrado ponente: Alberto Gumersindo Jorge Barreiro,
considerando 2.2.
3651
■ ■ ^
Bibliografía
3671
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1368
B ibliografía
3691
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1370
B ibliografía
44. CALDERÓN CEREZO, Ángel. “Análisis sustantivo del delito: (i): pre
vención y represión del blanqueo de capitales” . En: Estudios de Dere
cho Judicial N° 28-2000: prevención y represión del blanqueo de capi
tales. Consejo General del Poder Judicial, Madrid, 2000.
48. CARO CORIA, Carlos y ASMAT COELLO, Diana. “El impacto de los
Acuerdos Plenarios de la Corte Suprema N° 3-2010/CJ-116, de 6 de
noviembre del 2010, y N° 7-2011/CJ-116, de 6 de diciembre del 2011,
en la delimitación y persecución del delito de lavado de activos”. En:
Imputación y sistema penal. Libro homenaje al profesor Dr. César Au
gusto Paredes Vargas. Manuel Abanto Vásquez, José Caro John y Luis
Mayhua Quispe (coordinadores). Jurista Editores, Lima, 2012.
50. CARO CORIA, Dino. “Las garantías constitucionales del proceso pe
nal”. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano-2006.
Tomo II, Fundación Konrad-Adenauer, Montevideo, 2006.
3711
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1372
B ibliografía
3731
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
74. DE JORGE MESAS, Luis Erancisco. “La eficacia del sistema penal”.
En: Cuadernos de Derecho Judicial. N ° XXDC. Consejo General del Po
der Judicial, Madrid, setiembre de 1994.
75. DE LA RÚA, Fernando. Teoría general del proceso. Depalma, Buenos
Aires, 1991.
76. DEL CARPIO DELGADO, Juana. “Análisis comparativo del delito de
lavado de activos en las legislaciones penales peruana y española”. En:
Ley contra el crimen organizado (Ley N° 30077). Aspectos sustantivos,
procesales y de ejecución penal. Laura Zúñiga Rodríguez (directora) y
Fidel Mendoza Llamacponcca (coordinador). Instituto Pacífico, Lima,
2016.
77. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en el nuevo
Código Procesal Penal. Presupuestos, procedimiento y duración”. En:
Actualidad Jurídica. Tomo 160, Gaceta Jurídica, Lima, 2007.
78. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. “La prisión preventiva en la juris
prudencia del Tribunal Constitucional”. En: Anuario de Derecho Penal
2008: Temas penales en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Fondo Editorial de la PUCP - Universidad de Friburgo, Lima, 2009.
79. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. La prisión preventiva en el nuevo Có
digo Procesal Penal. Ara Editores, Lima, 2008.
80. DEL RÍO LABARTHE, Gonzalo. Prisión preventiva y medidas alterna
tivas. Instituto Pacífico, Lima, 2016.
1374
B ibliografía
3751
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación EN EL proceso PENAL
■ 376
B ibliografía
3771
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1378
B ibliografía
3791
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1380
B ibliografía
3811
E lky V illegas Paiva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1382
B ibliografía
3831
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
1384
B ibliografía
3851
E lky V illegas Paiva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
209. ROXIN, Claus. “La evolución del Derecho Penal y la Política Criminal
en Alemania tras la Segunda Guerra Mundial”. Traducción de Carmen
Gómez Rivero. En: ROXIN, Claus. La evolución de la política criminal,
el Derecho Penal y el proceso penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2000.
210. ROXIN, Claus. Derecho Procesal Penal. Traducción de la 25^ edición
alemana por Gabriela E. Córdoba y Daniel R. Pastor. Editores del Puer
to, Buenos Aires, 2001.
211. SALAS BETETA, Christian. “Juicio previo, oral, público y contradicto
rio”. En: Principios fundamentales del nuevo proceso penal. Percy Re
villa Liaza (coordinador). Gaceta Jurídica, Lima, 2013.
212. SALAS BETETA, Christian. El proceso penal común. Gaceta Jurídica,
Lima, 2011.
213. SAN MARTÍN CASTRO, César. “La privación de la libertad personal
en el proceso penal y el derecho internacional de los derechos huma
nos”. En: Anuario de Derecho Constitucional Latinoamericano-2004.
Tomo II, Fundación Konrad-Adenauer, Montevideo, 2004.
214. SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. Vol. II, Grijley,
Lima, 2003.
215. SAN MARTÍN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal-Lecciones.
INPECCP-CENALES, Lima, 2015.
216. SÁNCHEZ GARCÍA DE PAZ, Isabel. La criminalidad organizada.
Aspectos penales, procesales, administrativos y policiales. 1^ edición,
H reimpresión. Dykinson, Madrid, 2008.
217. SÁNCHEZ VERA GÓMEZ-TRELLES. Variaciones sobre la presunción
de inocencia. Análisis funcional desde el Derecho Penal. Marcial Pons,
Madrid, 2012. p
218. SANCINETTI, Marcelo. “Testigo único y principio de la duda”. En: In-
Dret. N ° 3/2013, Universidad Pompen Fabra, Barcelona, julio de 2013.
219. SANZ HERMIDA, Ágata. La situación jurídica de la víctima en el pro
ceso penal. Tirant lo Blanch, Valencia, 2008.
220. SOLÉ RIERA, Jaume. La tutela de la víctima en el proceso penal. J.M
Bosch, Barcelona, 1997.
1386
B ibliografía
3871
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
232. TOMÁS Y VALIENTE, Francisco. “In dubio pro reo, libre apreciación
de la prueba y presunción de inocencia” . En: Revista Española de Dere
cho Constitucional. Año 7, N ° 20, Centro de Estudios Políticos y Cons
titucionales, Madrid, mayo-agosto de 1987.
233. TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Introducción al Derecho. Teoría general
del Derecho. 5^ edición. Instituto Pacífico, Lima, 2015.
234. UGÁZ ZEGARRA, Fernando. La prueba en el proceso penal. Estudio
introductorio. Ediciones BLG, Trujillo, 2010.
235. VÁSQUEZ SOTELO, José Luis. Presunción de inocencia del imputado
e íntima convicción del tribunal (Estudio sobre la utilización del impu
tado como fuente de prueba en el proceso penal español). J.M. Bosch,
Barcelona, 1984.
236. VÁSQUEZ SOTELO, José. “La presunción de inocencia” . En: Cuader
nos de Derecho Judicial. N ° V- Los principios del proceso penal y la
presunción constitucional de inocencia. Consejo General del Poder Ju
dicial, Madrid, 1992.
237. VÁSQUEZ SOTELO, José. “Presunción de inocencia y prueba indicia-
ria”. En: Investigación y prueba en el proceso penal. Nicolás Gonzáles-
Cuellar (director) y Ágata Sanz Hermida (coordinadora). Colex, M a
drid, 2006.
238. VEGAS TORRES, Jaime. La presunción de inocencia y prueba en el pro
ceso penal. La Ley, Madrid, 1993.
239. VÉLEZ FERNÁNDEZ, Giovanna. “La prisión preventiva en el nuevo
Código Procesal Penal: ¿Medida cautelar o pena anticipada?”. En: In
vestigación preparatoria y etapa intermedia. Problemas de aplicación del
Código Procesal Penal de 2004. Gaceta Jurídica, Lima, 2010.
240. VÉLEZ MARJCONDE, Alfredo. Derecho Procesal Penal. Tomo I, Ler-
ner, Buenos Aires, 1969.
241. VÍLCHEZ LIMAY, Roberto Carlos. “El principio de imputación necesa
ria en el delito de lavado de activos. A propósito del D. Leg. N° 1249”.
En: Gaceta Penal & Procesal Penal. N° 90, Gaceta Jurídica, diciembre
de 2016.
242. VILLACAMPA ESTIARTE, Carolina. “Víctima menor de edad y proceso
penal: especialidades en la declaración testifical de menores-víctimas” .
1388
B ibliografía
3891
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 67, Gaceta Jurídica, Lima,
febrero de 2015
252. VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. Detención y prisión preventiva.
Cuestionamiento a la privación cautelar arbitraria de la libertad perso
nal en el proceso penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2016.
253. VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. El agraviado y la reparación civil
en el nuevo Código Procesal Penal. Gaceta Jurídica, Lima, 2013.
254. VILLEGAS PAIVA, Elky Alexander. La presunción de inocencia en el
proceso penal peruano. Un Estado de la cuestión. Gaceta Jurídica, Lima,
2015.
255. VOLK, Klaus. Curso fundamental de Derecho Procesal Penal. Traduc
ción de la 7® edición alemana por Alberto Nanzar, Noelia T. Núñez,
Daniel R. Pastor y Eugenio Sarrabayrouse. Hammurabi, Buenos Aires,
2016.
256. WROBLEWSKI, Jerzy. Sentido y hecho en el Derecho. Eontamara, Mé
xico D.F., 2003.
257. ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. “Razonamiento probatorio a partir
de indicios”. En: Derecho & Sociedad. N° 50, PUCP, Lima, 2018.
258. ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. “Motivación de las resoluciones ju
diciales”. En: CASTILLO ALVA, José Luis; LUJÁN TÚPEZ, Manuel y
ZAVALETA RODRIGUEZ, Roger. Razonamiento judicial. Interpreta
ción, argumentación y motivación de las resoluciones judiciales. Gace
ta Jurídica, Lima, 2004.
259. ZAVALETA RODRÍGUEZ, Roger. La motivación de las resoluciones
judiciales como argumentación jurídica. Grijley, Lima, 2014.
1390
índice general
Introducción
Capítulo I
El derecho fundamental
a la presunción de inocencia
3911
E lky V illegas Patva / La prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Capítulo II
I. Aspectos generales............................................................................ 73
II. Concepto de prueba................................. ....................................... 75
III. El objeto de prueba: los enunciadosde los hechos en el proceso 83
IV Suficiencia probatoria y el estándar más allá de toda duda razo
nable.................................................................................................. 87
1. In dubio pro reo y estándar de prueba.................................. 87
1.1. Funciones delestándar de prueba................................ 91
1.2. El estándar de prueba en el proceso penal: “más allá
de toda duda razonable” ............................................... 95
1392
ÍNDICE GENERAL
Capítulo III
I. Concepto.......................................................................................... 105
II. Elementos......................................................................................... 107
1. El indicio.................................. .*.............................................. 107
1.1. Clases de indicios ......................................................... 110
1.1.1. Los indicios de delito en potencia................... 110
1.1.2. Los indicios del delito en el acto..................... 112
1.2. Las clases de indicios empleadas en la jurisprudencia
de la Corte Suprema...................................................... 114
2. La inferencia............................................................................. 140
3. El hecho indicado.................................................................... 143
Capítulo IV
3931
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Capítulo V
Capítulo VI
1394
Índice general
Capítulo VII
Capítulo VIII
3951
E lky V illegas Patva / L a prueba por indicios y su debida motivación en el proceso penal
Bibliografía.................................................................................................. 367
índice general.............................................................................................. 391
1396
E s t e lib r o se t e r m in ó d e im p r im ir
de Imprenta Editorial El B u h o E I .R . L .
e n a b r il d e 2 0 1 9 , e n
San A lb e r t o N " 2 0 1 , S u r q u iU o
Central: 2 4 2 - 2 2 8 1
L im a , P e r ú
DR.INDICIOS
Y S U D E B ID / ^ / ^ T IV A C IO N
E N EL P R O C E S O PEN A L
■ ■ ■
U N A P U B L IC A C IÓ N D EL G R U P O
J( ACETA
j u r íd ic a