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Por Octavío PAZ: S (Erte de Tra11sfonllacionn. La Poe
Por Octavío PAZ: S (Erte de Tra11sfonllacionn. La Poe
bamos. Al poeta :v al investigador no les flem'; Michaux.-Dibltjo ll.al1l.(J.da "baingie"; todos los conCU1Tentcs,
cuesta. mucho tmbajo resignarse; ambos sin excluir a los niiíos, comieron aquella.
aceptan que la realidad tiene una manera pasta. /1hora bien, para. los crey,entes es-
de conducirse ql,le es independiente de tas prácticas constituyen un nto; pam
nurstra filosofía. N o son doctrinarios; no algunos poetas modernos (y pam 1/luchos
nos, ofrecen sistemas previos, sino hechos investigadores) 1ma experiencia.
:va comprobados, resultados y no hipóte- Baudelai¡'e es el primero que se inclina
sis, obras y no ic{eas. Las verdades que con "ánimo filosófico", como éllllismo di-
buscan son distintas, pero para alcanzar- ce sobre los fenómenos espirituales que
las 1Isan métodos parecidos. EI1'igor ma' w'gendra el1lS0 de las droga~. Es v~rdad
terial se IIne a la objetividad más estricta, que muchas de sus observacwlles Vlenell
es decir, al ¡'espeto por la autonomía del de Thomas de Quincey y que, ya antes,
fenómeno. Un poema :v 1tna verdad cien- Coler·idge decía que la composición de 1f.M
lífica son algo más que una teoría o 1/.1W de sus poemas más célebres se debe a 'lI1W
creenC'ia: han. resistido; el ácido de la prne- visión prod1lcida por el láudano, dl~1:ante
ba y el fuego de la rrítica. Poemas y ver- la r'nal "all. the images rose t~p as thmgs,
dades científicas son algo muy distinto de 'With a parallel prod1lctio1: of the corres·
las ideas de los poetas y los hombres de pondent expressions, with01lt any sensa.:
ciencia. Pasan los estilos artísticos y la lion 01' consciousness of effort". Pero m
filosofía de las ciencias; no pasan las obras de Quincc)1 ni Coleridge" !lle parece, .111 -
lenta.ron ex/raer lma estettca y ulIa f¡(o-
de arte ni las verdaderas verdades de la sofía de SI! experiencia. Baudelair.e, e,¡
riencia. cam.bio, a.Jirllla que ciertas drogas t~ttell
Las se1llejall:Jas entre ciencia y poesía sifica.n de tal 1/Iodo nuestras se11saC1011es
no deben hacernos olvidar una diferencia 'V las combinan de lal suerte que nos pero
decisiva: el sujeto de la e,orperiencia. El 1niten contemplar la vida en Sil totalidad.
hombre de ciencia es 1m observador y, al La droga provoca la visi6!/. de la corres-
menos volunta.¡"iamente, no participa en pondencia lt11iversal, slIsctta la. analog'ía,
la experiencia. (Digo "al menos volunta- pone en movimiento a los objetos, hace
l'iamente" porque, seglÍn parece, en ciertas drl mllndo 1/.11 vasto poema hecho de ril-
ocasiones el observador fatalmente forma Henri Mirhallx.-Dilm;o 1/IOS y rimas. La droga arranca al pacimtc
UNIVERSIDAD DE MEXICO !l
chatt;r -poemas, viajes reales e imagi- Burbujas, burbujas, gutJarros, piedreci- producción de colores, ritmos y formas se
nariosJ p·intura: poesía- es tma larga y llas. Rocas de gas. Líneas qtte se cmzan, revela al fin como una aterradora y risi-
si1ttlosa expedición hacia algunos de nttes- ríos que se anudan, infinitas bifurcaciones, ble cascada de baratijas. Somos millona-
tras infinitos -los más sec~et?s,. los. más meandros, deltas, desiertos q'lte marchan, .,-ios de faia. La segunda serie de e;:t:-
temibles y, asi'mismo, los 1n~S .tr;tJonos- desiertos que vuelan. Disgregaciones, agltt- periC1lcias (L'Infini turbulent) provocó
en busca siempre del otro tnftntto. tinaciones, fragmentaciones, reconstitucio- reacciones y visiones inesperadas. E.-
Michaux viaja en sus lenguajes: líneas, nes. Palabras quebradas, cópula de sílabas, puesto a descargas fisiológicas continuas
palabras, colores, silencios, ritmos. Y no fornicación de significados. Destrucción y a una tensión psíquica implacable, el
telne romperle el espinazo a tm vocablo del lenguaje. La mezcalina reina por el ser se abrió. La exploración de la mez-
como el jinete que no vac'¡¡a en reven!ar silencio - ¡ y grita, grita sin boca y cae- calina, como el incendio o el temblor de
una cabalgadura. Llegar, llegar: ¿a don- mos en su silencio! Retorno a las vibra- tierra, fue devastadora; sólo quedó en pie
de? A ese ninguna parte q"e es todas ciones, entrada en las ondulaciones. Re- lo esencial, aquello que, pOr ser infinita-
partes y aquí. Lengtwje-vínwlo pero ta1~~ peticiones: la mezcalina es un "mecanis- mente débil, es infinitamente fuerte. ¿Có-
biét~ lenguaje-cuchillo y lámpara de nn- mo de infinito". Heterogeneidad, 11l<Lnar mo se llama esta facultad? ¿Se trata de
naro. Lenguaje-aguja y len.guaJe-vend<L '1 continlto de fragmentos, partículas, peda- una facultad! de 1fn poder o, más bien,
lengttaje-cauterio Y leng'lwJe-brttnw y SI- ::os. Series exasperadas. Nada está fijo. de la ausenoa de poder, del total desam-
rena entre la bruma. Pico contra la roca Avalanchas, reino del número innttmera- paro del hO'mbre? M e inclino por lo se-
3' lengtwje-centella en plena noche, Las bie, execrable proliferadón. Espacio gan- gundo. Ese desamparo es nuestra fuerza.
palabras vuelven a ser instr'lt1?untos, pro- grenado, ticmpo canceroso. ¿No hay cen- En el momento tilti»w del vac'ío, cu.ando
longaciones de la: mano, ~l ~Jo, el pensa- tro? S acudido por la ráfaga de la mezca- ya nada queda en nosotros -pérdida del
miento. Lenguaje no-arttsttco. Palabras l'ina, chupado por el torbellino abstracto, yo, pérdida de la identidad- se opera la
cortantes y tajantes, reducidas a Stt fun- el occidental moderno no encuentra a qué fusión con algo ajeno y que, sin embargo,
ción más inmediata y agresiva: abrirse asirse. Ha olvidado los nomb'res, Dios ya es nuestro, lo único en verdad nuestro.
paso. Se trata, sin embargo, de una utili- no se llama Dios. Al azteca o al tarahu- El hueco, el agujero que somos se llena
dad paradójica, pues ya no están al ser- mara (anota Micltaux) le bastaba C011 hasta rebasar, hasta volverse fuate. En
vicio de la comnnicación sino de una em- pronunciar el nombre para que descen- la extrema sequía brota el a.gua. Quizá
prcsa inhulllana y, acaso, sobrehun~na. diese la presencia divina, en S~tS infinitas hay un punto de unión entre el ser del
La tensión e.rtraordinaria del lenguaje de 1I1{lnifestaciones. Unidad y pluralidad de hombre y el ser del universo. Por lo de-
Michau:l: procede de que toda su acerada los antiguos. Nosotros: a falta de dioses, más, nada positivo: agujero, abismo, in-
eficacia está ,,'egida por tena voluntad lan- Pululación y Tiempo. Perdimos los nom- finito turbulento. Estado de abandono,
::ada al encuentro de algo qtte es lo in- bres; nos quedamos con "las causas y enajenación - pero no demencia. (Los
eficaz pO'r e.1;celencia: ese estado de no- los efectos, los antecedentes y los con- locos están encerrados en su locura, que
saber que es el saber absoluto, el pensa- seC1tentes". Espacio repleto de insignifi- es siempre un error, por decirlo así, on-
'miento que ya no piensa porque se ha cancias. La heterogeneidad es repetición, tológico: tO'mar la parte por el todo. .1 Y
¡mido a. s·í mismo, la transparencia infi- masa amorfa. Miserable milagro. no 110S pasa a nosotros to mismo,"') A
nita, el torbellino inmóvil. El primer encuentro con la mezcalina ir;t/al d;';lancia de cordura y locura, la
Misérable miracle se abre con esta fra- se ter'mina con el descubrim.iento de tm visió'~ que relata iUichaux es lota! COIt-
se: "esto es lUta exploración. Por la pa- "'mecanismo de infinito". Pero la infin.ita te:/!placi(m de lo delllOllíac o y lo divillo
labra, el signo, el dibujo. La Mezcalina
es la explorada." Al terminar el libro me
pregunté si el 1'esultado de la experiencia
no había sido el contrario: el poeta M i-
(haux explorado por la mezcalina. ¿Ex-
ploración o encuentro'! Más bien lo se-
gundo. Cuerpo a cuerpo con la droga, con
el temblor de tierra, con el temblor del
ser sa{;udido por Slt enemigo interior -un
enemigo que se funde con nuestro propio
ser, tm enemigo qtte es indistinguible e
inseparable de nosotros. Encuentro con
la mezcalina: enC1tentro con nosotros mis-
mos, con el conocido-desconocido. El ~o
lile que lleva por máscara nuestro rostro.
El 'rostro que se borra y se transforma
en una inmensa mueca de burla. El de-
monio. El payaso. Ese no soy yo. Ese soy
yo. Martirrisible aparición. Y al volver
el "'ostro: no hay nadie. También yo me
he ido de mí mismo. Espacio, espacio, vi-
bración pura. Grall ,,'egalo, don de dioses
la 1Hezcalina ventana donde la 'mirada
se desliza infinitamente sin encontrar nada
sino su mirada. No hay yo; hay el espa-
cio, la vibración, la vivacidad perpetua.
y todo esto -omito las fttchas, los terro-
res, las exaltaciones, los pánicos, las de-
licias- ¿es Michau:r o la 'mezcalina? To-
do ya estaba en Michaux, todo ya existía
en sus libros ante·riores. Pero la mezcalina
fue una confirmación. M ezcalina: testimo-
nio. El poeta vio su espacio interior en
el espacio de afuera. Paso del intaior al
exterior -un exterior que es la interio-
ridad misma, el núcleo de la realidad. Es-
pectácnlo atro:: e inefable. Michau.:t: puede
decir: salí de mi vida para vislumbrar
la vida..
. Todo empieza co,~ U~ta vibración. lvfo-
'/!imiento i,1n.perceptibk, que seaalera mi·
nU,to ·tra.s ,minuto. . Viento, . largo. silbido,
afüado huracán, torrente de rostros, for-
mas, líneas. Todo cayendo, avanzando, as- , ...... ,...,'
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