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Papa nativa, una herencia milenaria que se transforma

para no perecer

El Centro Internacional de la Papa (CIP) busca proteger la amplia diversidad genética


de papas nativas que concentra el Perú, a través de trabajos articulados con los
productores y una investigación enfocada en el mejoramiento genético y el manejo
integral del cultivo. Además, el centro viene realizando ensayos en departamentos como
La Libertad y Huancavelica para producir papas biofortificadas, con alto contenido en
hierro, y tubérculos aptos para la industria de papa prefrita.

Miriam Romainville

Desde hace casi 50 años el Centro Internacional de la Papa (CIP) ha jugado un rol clave
en la conservación de la gran diversidad varietal de papas nativas que posee el Perú,
más de 3,000 variedades. Uno de los mayores retos que enfrenta el país es el desarrollo
de nuevos segmentos de negocio para la papa nativa y la masificación de su consumo.
Para lograrlo, se requiere potenciar las líneas de investigación que prioricen el
mejoramiento genético y la optimización del manejo del cultivo, que hoy se encuentra
principalmente en manos de pequeños productores.

Stef de Haan, científico senior en agrobiodiversidad y sistemas alimentarios andinos


del CIP.

La conservación de esta herencia milenaria no es sencilla, ya sea porque el mercado no


puede absorber todas las variedades o porque aún se está en la búsqueda de un producto
adecuado para la industria, explica Stef de Haan, científico senior en agrobiodiversidad
y sistemas alimentarios andinos del CIP. Mientras eso ocurra, algunas variedades como
Única y Canchán se han visto desplazadas por material genético importado,
principalmente en cadenas de pollerías, según un estudio del Centro de Innovación
Tecnológica de la Papa y otros Cultivos Andinos (CITE Papa).

Sin embargo, los esfuerzos por conservar la diversidad genética prosiguen y van
sumando en el camino a actores públicos, como el Consejo Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), y privados como Inka Crops,
exportadora de snacks a base de papas nativas y la Compañía Minera Poderosa, ubicada
en el distrito de Pataz, en La Libertad.

UN TUBÉRCULO QUE LUCHA POR NO QUEDAR EN EL


OLVIDO
-¿A futuro se prevé que alguna variedad de papa desaparezca? ¿a qué se debe y cuáles
serían?

-Sí, incluso sabemos de algunos grupos de papa que están desapareciendo. Por ejemplo,
Solanum phureja. Actualmente el mismo riesgo corren las papas amargas. Se trata de las
especies Solanum juzepczukii, Solanum ajanhuiri y Solanum curtilobum. El riesgo es de
mediano plazo, en la medida que el consumo de chuño disminuye, esas especies están
en peligro. El que realmente es en corto plazo es la Solanum phureja, que comúnmente
se conoce como papa chaucha. En el sur sigue fuerte, pero en el centro del Perú está
desapareciendo. Luego hay papas poco frecuentes de estas 3,000 variedades, una mayor
parte de estas son papas que solo crecen en un distrito, en una provincia. A veces es
difícil saber si han desaparecido realmente ya que no hay un sistema de monitoreo. Es
uno de los llamados de acción del CIP, debemos ser más ágiles en monitorear la
diversidad de papas.

EN MANOS DE LOS PEQUEÑOS. Los productores de papa tienen en promedio


media hectárea y producen anualmente su propia semilla.

-¿Cómo conservar las variedades de papa y encontrarles segmentos determinados de


mercado?

-Siempre los científicos que tienen interés en conservación se rompen la cabeza


pensando en cómo se puede promover [el consumo de las variedades]. Lo que nos
dimos cuenta después de muchos años de investigación es que lo más importante para la
conservación de las 3,000 variedades de papa es mantener el consumo y las preferencias
en la cocina campesina. El CIP tuvo un proyecto llamado ‘Papa Andina’, donde se logró
aumentar la demanda de papa nativa. Sin embargo, generalmente los mercados grandes,
como Lima, pueden absorber de 8 a 15 variedades con ciertas características, por
ejemplo, chips de colores, o papas nativas que se usan para preparar causa rellena. Pero
las miles de variedades aún no se encuentran en Lima. Siempre ha sido un reto porque
el mercado generalmente busca homogeneidad y continuidad. Las papas nativas son un
producto estacional, generalmente se encuentran durante cuatro a cinco meses al año.
Entonces no está disponible los 365 días. A la vez, casi nunca cumplen con la
perspectiva de uniformes porque son súper diversas. Hay muchas variedades que no se
prestan bien para fritura o cocina en chef. El mercado puede jugar un rol importante en
la medida que logre absorber la biodiversidad.

-Dices que son un producto estacional, ¿es posible lograr alargar la campaña o
diferenciarla por climas?

-En teoría se podría porque hay zonas como Huánuco que ya producen papa nativa todo
el año, sobre todo la papa amarilla o Peruanita y Huayro. En principio, se puede hacer lo
mismo con las otras variedades nativas y sobre todo haciendo una combinación de
zonas de producción hacia la Amazonía, es decir, todo lo que es Ayacucho y Huánuco.
A la vez, en la costa se podría adelantar o retrasar la producción.

-¿Cómo ha logrado Huánuco tener una producción durante todo el año?

-Todo el flanco oriental es básicamente un calendario tradicional, como no tienen


heladas y es más húmedo, así ha evolucionado su calendario. Es cuestión que las
empresas ayuden a mapear y ahí el CIP, por ejemplo, recientemente está colaborando
con Inka Crops. Justamente, una de las áreas donde estamos trabajando es en apoyarlos
a crear un calendario según diferentes zonas. La forma de lograrlo es trabajando con
comunidades en el flanco oriental que puedan seguir sembrando gran parte del año,
entonces complementan las cosechas de la zona centro, que es mucho más regida por la
campaña grande, de mayo a junio.

-¿Qué esfuerzos está haciendo el CIP para resguardar la diversidad varietal del Perú?

-Trabajamos con una canasta de opciones complementaria que se puede resumir en el


banco de germoplasma y la conservación ‘in situ’, hecha por los agricultores. Hasta
1994, que fue el tratado de diversidad biológica y que básicamente reconoce que cada
país es soberano sobre sus recursos genéticos, siempre se ha tratado de guardar lo que
no teníamos en los bancos, pero después, se ha vuelto más difícil. Pero el CIP siempre
ha apostado mucho por el poder de las comunidades de conservar ‘in situ’. En el Perú
todavía hay muchos agricultores custodios. Empezó con 50 comunidades y actualmente
ha crecido a 100, cubriendo desde La Libertad hasta Ayacucho.

EN LA BÚSQUEDA DE UN PRODUCTO MÁS ADAPTADO AL


MERCADO
-¿Qué nuevas variedades de papa se han desarrollo en la última década?

-El mejoramiento en Perú formalmente empezó en 1952 y fue con la variedad


Renacimiento, fue la primera variedad liberada antes que existiera el CIP. En el Perú
existen 90 variedades mejoradas, algunos de los cruces involucraron papas nativas. Pero
no todos han sido exitosos, el que ha sido más exitoso es el Yungay y justamente
cumple 50 años el 2021. Fue una de las variedades más exitosas, junto a Canchán. En
los últimos años se han liberado muchas variedades nuevas. Por ejemplo, en el 2010 se
liberó Altiplano, que tiene resistencia a heladas. También hay una variedad reciente que
se liberó en La Libertad, llamada Poderosa, resistente a Phytophthora infestans (Mont
de Bary).
CONSERVACIÓN ‘IN SITU’. El CIP trabaja con los agricultores de diferentes zonas
del país para incentivar la conservación ‘in situ’ de las papas nativas.

-¿Qué características se buscan en las nuevas variedades de papa?

-Sigue siendo un reto encontrar una mejor variedad para [papas fritas en] bastones. Hay
una variedad muy antigua que se llama Capiro, y una variedad reciente que se llama
Única y que sí ha sido exitosa. Pero lo que buscan las cadenas de pollerías son bastones
más alargados y que fría bien. Otra característica es el tema de precocidad. Para poder
adaptarnos al cambio climático es importante la tuberización temprana, es decir, que
forme tubérculos a los tres, cuatro meses. Así, cuando caiga una helada habrá tubérculos
para cosechar. A eso le llamamos rellenado temprano del tubérculo. El tercer aspecto
son las variedades ‘especiales’. Las papas biofortificadas son un ejemplo de ello, se
trata de papas con alto contenido de hierro. Pero también las papas con pigmentos muy
intensos. En el CIP hemos ido trabajando en las papas arco iris.

EXISTE OPORTUNIDAD PARA LA MARCA PERÚ, PERO


TAMBIÉN RETOS
-¿Qué requiere el Perú para convertirse en un referente de exportación de papa?

-Creo que se trata de ir por calidad y no tanto por cantidad. Esa es la fortaleza que tiene
el Perú, su calidad en sabor, colores, también en términos genéticos. El Perú podría
convertirse en un referente en cuanto a exportación de productos de calidad. Hay interés
en el extranjero en papas precocidas y congeladas, es solo que la tecnología es un poco
cara. Se requiere de una línea de procesamiento y también de una línea de frío para la
agroexportación. De hecho, hubo conversaciones con empresas en el sector privado que
tienen interés en ese tipo de innovaciones. Otro tipo de mercado del que se habló mucho
cuando se abrió la transamazónica es Brasil. En ese mercado casi toda la papa es
importada desde Holanda. Entonces, en principio se podía empezar a producir una
buena calidad de semilla en países como Perú para exportar a Brasil. Para ellos es muy
difícil producir semillas de buena calidad. El reto está en producir semillas de las
variedades que los brasileños buscan, eso es distinto a lo que tenemos en Perú.

-¿En qué tipo de productos están las nuevas oportunidades para las papas nativas?

-Vodka, definitivamente es uno de ellos, también los snacks. Pero digamos hay otro tipo
de productos que se pueden explorar, hablo de los ligados al mercado nacional, a la alta
cocina. También hay una oportunidad para generar turismo en torno a la papa,
atrayendo así a productores de otros países que tienen mucho interés en conocer las
variedades.

-¿Queda trabajo que hacer respecto a buenas prácticas agrícolas?

-Para exportación, de hecho, todo el tema de buenas prácticas agrícolas se tendría que
trabajar más fuerte. Actualmente, como la mayor parte de la papa es para consumo
nacional, las exigencias son menos críticas. Pero por lo general, la calidad de la papa y
el manejo en Perú es bastante bueno, incluso hay muchas zonas que a pesar de no contar
con certificación ecológica desarrollan una ‘agricultura limpia’.

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