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para no perecer
Miriam Romainville
Desde hace casi 50 años el Centro Internacional de la Papa (CIP) ha jugado un rol clave
en la conservación de la gran diversidad varietal de papas nativas que posee el Perú,
más de 3,000 variedades. Uno de los mayores retos que enfrenta el país es el desarrollo
de nuevos segmentos de negocio para la papa nativa y la masificación de su consumo.
Para lograrlo, se requiere potenciar las líneas de investigación que prioricen el
mejoramiento genético y la optimización del manejo del cultivo, que hoy se encuentra
principalmente en manos de pequeños productores.
Sin embargo, los esfuerzos por conservar la diversidad genética prosiguen y van
sumando en el camino a actores públicos, como el Consejo Nacional de Ciencia,
Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec), y privados como Inka Crops,
exportadora de snacks a base de papas nativas y la Compañía Minera Poderosa, ubicada
en el distrito de Pataz, en La Libertad.
-Sí, incluso sabemos de algunos grupos de papa que están desapareciendo. Por ejemplo,
Solanum phureja. Actualmente el mismo riesgo corren las papas amargas. Se trata de las
especies Solanum juzepczukii, Solanum ajanhuiri y Solanum curtilobum. El riesgo es de
mediano plazo, en la medida que el consumo de chuño disminuye, esas especies están
en peligro. El que realmente es en corto plazo es la Solanum phureja, que comúnmente
se conoce como papa chaucha. En el sur sigue fuerte, pero en el centro del Perú está
desapareciendo. Luego hay papas poco frecuentes de estas 3,000 variedades, una mayor
parte de estas son papas que solo crecen en un distrito, en una provincia. A veces es
difícil saber si han desaparecido realmente ya que no hay un sistema de monitoreo. Es
uno de los llamados de acción del CIP, debemos ser más ágiles en monitorear la
diversidad de papas.
-Dices que son un producto estacional, ¿es posible lograr alargar la campaña o
diferenciarla por climas?
-En teoría se podría porque hay zonas como Huánuco que ya producen papa nativa todo
el año, sobre todo la papa amarilla o Peruanita y Huayro. En principio, se puede hacer lo
mismo con las otras variedades nativas y sobre todo haciendo una combinación de
zonas de producción hacia la Amazonía, es decir, todo lo que es Ayacucho y Huánuco.
A la vez, en la costa se podría adelantar o retrasar la producción.
-¿Qué esfuerzos está haciendo el CIP para resguardar la diversidad varietal del Perú?
-Sigue siendo un reto encontrar una mejor variedad para [papas fritas en] bastones. Hay
una variedad muy antigua que se llama Capiro, y una variedad reciente que se llama
Única y que sí ha sido exitosa. Pero lo que buscan las cadenas de pollerías son bastones
más alargados y que fría bien. Otra característica es el tema de precocidad. Para poder
adaptarnos al cambio climático es importante la tuberización temprana, es decir, que
forme tubérculos a los tres, cuatro meses. Así, cuando caiga una helada habrá tubérculos
para cosechar. A eso le llamamos rellenado temprano del tubérculo. El tercer aspecto
son las variedades ‘especiales’. Las papas biofortificadas son un ejemplo de ello, se
trata de papas con alto contenido de hierro. Pero también las papas con pigmentos muy
intensos. En el CIP hemos ido trabajando en las papas arco iris.
-Creo que se trata de ir por calidad y no tanto por cantidad. Esa es la fortaleza que tiene
el Perú, su calidad en sabor, colores, también en términos genéticos. El Perú podría
convertirse en un referente en cuanto a exportación de productos de calidad. Hay interés
en el extranjero en papas precocidas y congeladas, es solo que la tecnología es un poco
cara. Se requiere de una línea de procesamiento y también de una línea de frío para la
agroexportación. De hecho, hubo conversaciones con empresas en el sector privado que
tienen interés en ese tipo de innovaciones. Otro tipo de mercado del que se habló mucho
cuando se abrió la transamazónica es Brasil. En ese mercado casi toda la papa es
importada desde Holanda. Entonces, en principio se podía empezar a producir una
buena calidad de semilla en países como Perú para exportar a Brasil. Para ellos es muy
difícil producir semillas de buena calidad. El reto está en producir semillas de las
variedades que los brasileños buscan, eso es distinto a lo que tenemos en Perú.
-¿En qué tipo de productos están las nuevas oportunidades para las papas nativas?
-Vodka, definitivamente es uno de ellos, también los snacks. Pero digamos hay otro tipo
de productos que se pueden explorar, hablo de los ligados al mercado nacional, a la alta
cocina. También hay una oportunidad para generar turismo en torno a la papa,
atrayendo así a productores de otros países que tienen mucho interés en conocer las
variedades.
-Para exportación, de hecho, todo el tema de buenas prácticas agrícolas se tendría que
trabajar más fuerte. Actualmente, como la mayor parte de la papa es para consumo
nacional, las exigencias son menos críticas. Pero por lo general, la calidad de la papa y
el manejo en Perú es bastante bueno, incluso hay muchas zonas que a pesar de no contar
con certificación ecológica desarrollan una ‘agricultura limpia’.