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¿Cuáles fueron los mecanismos que utilizó el gobierno virreinal para conseguir los

recursos necesarios para enfrentar la coyuntura independentista?

Enfrentar la coyuntura independiste en este sentido era preocupación de un objetivo


fundamental: el restablecimiento de la economía virreinal. Dado que gran parte del
gobierno del virrey Abascal estuvo impregnado entre las intensas tensiones políticas
internas durante el interregno gaditana que habían llevado al «deterioro de la situación
financiera del régimen» (Timothy, 2003:150). En las postrimerías del gobierno de
Abascal, este mismo tuvo que recurrir a diversos mecanismos para conseguir los
recursos necesarios para enfrentar dicha coyuntura como recurrir frecuentemente al
Consulado en préstamos y a otras entidades corporativas como al Cabildo de Lima.
Al agotarse dicho planteamiento, recurrió a la instauración de un extenso programa de
impuestos de emergencia a través de una junta de Arbitrios y, de ella, una comisión
encargada de velar por la misión que estableció reformas impositivas a distintas ramas
como las propiedades urbanas, en los impuestos reales básicos, etc. (págs. 154-155).
También la venta de bonos para sustentar los gastos militares fue empleada con
diversos beneficios hacia quienes los adquirían (pág. 162), como también la urgencia
por incrementar los ingresos y elevar los precios de los artículos de consumo, (pág.
164). También la preocupación por la defensa marítima (pág. 166-167) y la solución a
la deteriorada situación de las minas inundadas a través de las bombas de motor a
vapor (pág. 170-171), contaron.
El caso más dramático se avecina cuando inicia el gobierno sucesor de Pezuela. Este
encuentra una situación de colapso en las que intenta mantener la economía. No
obstante, sus medidas se encuentran condicionadas tras la derrota de Chile contras
las fuerzas de San Martín en Chacabuco y, finalmente, en Maipú. Este último intento
se enfocó en revitalizar el paralizado comercio a través de su decisiva maniobra de
instaurar el libre comercio obteniendo ingresos por parte de manos extranjeras.

En términos estratégicos, ¿cuál fue la importancia por conseguir el control marítimo


durante el conflicto?

El control del espacio marítimo fue sumamente importante, puesto que: por un lado,
era el medio principal de abastecimiento del gobierno virreinal que venía tanto de la
península como de Chile en los cuales llegaban los suministros necesarios para su
subsistencia alimenticia y bélica; por otro lado, fue el escenario principal de las
operaciones estratégicas bélicas y políticas entre las fuerzas realistas y los rebeldes,
puesto que de ahí se derivará la defensa de las costas del territorio y la difusión de
propaganda rebelde y conspirativa.
Sin duda, estas motivaciones no ocurrieron por pura casualidad, sino que residen en
momentos «picos» y álgidos del proceso de esta coyuntura que va desde la
preocupación de Abascal por la paralización del transporte marítimo, con ello el
comercio peninsular, por el hostigamiento de las incursiones marítimas de los rebeldes
(Timothy, 2003:165-167), que terminó en el vano reforzamiento de la armada naval y,
luego, en la prohibición absoluta de todo el comercio exterior para promover el
comercio de la nación (pág. 174), pero que continúan hasta su punto más crítico y
fulminante con la derrota realista en Maipú contra las fuerzas de San Martín durante el
gobierno de Pezuela.
Este último momento pico supuso la escena más dramática: la caída inercial tras las
continuas derrotas personales como oficiales del gobierno de Pezuela (pág. 184) y las
decisivas y controversiales maniobras de este virrey para activar el comercio, que
había sido paralizado a consecuencia de la pérdida de Chile, mediante la licencia del
libre comercio extranjero (págs. 185 y 188). Sin embargo, las incursiones, bloqueos y
ataques de los rebeldes se fueron haciendo continuos y mucho más fortalecidos, lo
que permitió la injerencia de propaganda rebelde alentando a diversos grupos sociales
marginados en todo un contexto conspirativo y el continuo desprestigio de Pezuela
(págs. 191, 202 y 215).

Explique las repercusiones del conflicto ideológico que se vivía en la Península en el


sostenimiento de las defensas del Virreinato.

La aún inestable situación política en la península se ve reflejado en los conflictos


ideológicos que aún se vivían en ella dando como resultado la revolución de 1820 en
donde se dio la vuelta a la Constitución de 1812 que había sido suprimida (Timothy,
2003:212). Una consecuencia de este acontecimiento que repercutirá gravemente en
la coyuntura independentista, fue la cancelación de la expedición de reconquista hacia
Buenos Aires por parte de la península. Este ultimátum golpeó duramente los planes
de ofensiva y defensiva del territorio que había estado desarrollando durante toda su
actividad política el ya deteriorado gobierno de Pezuela, puesto que había
permanecido con la esperanza de recibir los apoyos peninsulares con lo cual le
permitiría sostener las defensas del territorio y llevar a cabo la misión ofensiva y
fulminante contra las huestes revolucionarias del sur permitiéndole recuperar Chile. No
obstante, la vuelta a la Constitución de 1812 también suponía el regreso hacia las
prácticas políticas experimentadas durante ese año y con ella las promesas de
reformas políticas que habían quedado suprimidas cuando se suprimió dicha
constitución, ello alertaba también la vuelta hacia las agitaciones, reclamos y
desestabilizaciones sociales que implicaba (pág. 213). Por lo tanto, dicho
acontecimiento supuso repercusiones que afectaron el sostenimiento de las defensas
del virreinato, tanto a nivel externo como interno.

Cuando en marzo de 1820 el rey Fernando VII fue obligado a restablecer la


Constitución de 1812, se colmó la desintegración económica y política del régimen
español. Este conflicto se exteriorizó en el territorio del convulsionado virreinato de
Pezuela; pero, aunque este restablecimiento fue problemático, «no fue un golpe tan
serio como la cancelación de la expedición para reconquistar Buenos Aires» (Timothy,
2003, p.212).
En otras palabras, el conflicto peninsular implicó que el ejército expedicionario que
había sido reunido en Cádiz para lanzar un contraataque contra Buenos Aires ya no
pueda zarpar en ayuda del virrey del Perú. Esto mermó las expectativas y la estrategia
de Pezuela, quien «había basado toda su política del año anterior creyendo que
lanzaría a su ejército contra el Alto Perú y las provincias del noroeste argentino en
conjunción con el ataque peninsular sobre Buenos Aires, llevando así una poderosa
ofensiva realista que prometía derrotar a Buenos Aires y dar, como resultado, un golpe
mortal a Chile» (p.212). El virrey perdió la esperanza de contar con refuerzos
peninsulares y su plan de lanzar una ofensiva se vio truncado.
Otra consecuencia para el virreinato del restablecimiento de la Constitución fue la
reticencia y cautela del virrey Pezuela y las inminentes expectativas de la población.
Temiendo que esta noticia fuese falsa, «determinó no hacer nada ―ni siquiera
anunciar la restauración de la Constitución― hasta que llegasen órdenes específicas».
(p.213). No tardaron en aparecer los pasquines en toda la ciudad de Lima exigiendo
que se proclamase la Constitución, a lo que el virrey contestó que su gobierno tenía la
intención de hacerlo en breve, pues, temía el descontento popular en un momento tan
crítico. «En consecuencia, durante el mes de agosto Lima estuvo preocupada por dos
grandes eventos: la partida de la expedición de San Martín desde Chile y la inminente
promesa de vastas reformas políticas». (p.213)

Explique que fue la preocupación de Pezuela por una posible "revolución de las


expectativas crecientes" y sus implicancias en el conflicto.
La preocupación central de este suceso es que ello permitía el contagio revolucionario
de los rebeldes mediante las promesas y las expectativas de ascenso personal en los
cargos institucionales hacia una parte de la población «marginada» políticamente
como era la de los criollos. (Timothy, 2003:204). Esta forma de incentivo o
recompensa, no hubiese supuesto tanto una preocupación fuerte para Pezuela si no
fuera porque el mismo carecía de los recursos para corresponder a dichas
aspiraciones. El carácter de la marginación criolla en la política lo hacia mucho más
preocupante, puesto que eran personajes que habían sido relegados y rechazados de
sus propias aspiraciones por parte de las autoridades virreinales.
A través de esta forma de oportunismo político, varios personajes empezarían a mirar
con buenos ojos esta oportunidad de alcanzar sus expectativas de ascenso personal
como los fueron Riva Agüero (pág. 205) y el marqués de Torre Tagle (pág. 207). Las
implicancias serían una molestia más para el ya fragmentado gobierno de Pezuela,
puesto que muchos «partidarios de la independencia de Lima se unieron en la
actividad. Los complots y las conspiraciones se hicieron frecuentes» (pág. 209). A ello,
habría que añadirle que a la par a esta difusión subversiva política, el virreinato
comenzaría a experimentar una ola de bandolerismo como síntoma mismo de la
creciente inestabilidad civil y política que impulsó a que Pezuela enfoque más sus
esfuerzos en planes de seguridad (pág. 211).

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