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Geometría

Sagrada
Las formas primigenias y su impacto sobre la salud

Autor:
Dr. Franco Rossomando

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Fundación Latinoamericana de Terapias Naturales

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Los elementos y conceptos aquí vertidos no pretenden diagnosticar, prescribir, tratar ni


curar patologías físicas ni mentales, sino establecer un estado interior de armonía y cui-
dado consciente de las emociones, pensamientos y la salud física. Ante cualquier duda
sobre problemáticas físicas y/o mentales, consulte con el facultativo adecuado.
Geometría Sagrada l 

Indice

• Generalidades

• Bases de la Geometría Sagrada

• Enfoque de la Salud

• Los 22 símbolos de la Geometría Sagrada

• Descripción del proceso biogeométrico. El Génesis

• Geometría Sagrada. Cuerpo y Alma

• ADN y Geometría Sagrada

• Sonido y Geometría Sagrada

• Chakras Geometrías de la respiración

• Elixires de Geometría Sagrada

Este libro se complementa con las láminas a todo color que contienen
todas las figuras de referencia, más el CD con las meditaciones de la
Geometría Sagrada. Si desea, opcionalmente, Usted puede incorporar
las Cartas y los Elixires de la Geometría Sagrada, desarrollados en
forma exclusiva por el Dr. Rossomando, autor de la presente obra.
 l Geometría Sagrada

I. GENERALIDADES

Para introducirnos en este asombroso mundo de la Geometría Sagrada vale


la pena reflexionar primeramente acerca de las dos palabras claves: “geo-
metría” y “sagrada”.

Geometría
La geometría es una de las más antiguas ciencias. Inicialmente se desarrolló
como un cuerpo de conocimientos pragmáticos para resolver problemas en
relación con las longitudes áreas y volúmenes. En el Antiguo Egipto estaba
muy desarrollada, según los textos de Herodoto, Estrabón y Diodoro Sículo.
Euclides, quien vivió en Grecia en el siglo III a. C. configuró la geometría en
forma axiomática, es decir la elevó a un cuerpo de proposiciones lógicas y
abstractas. Este tratamiento estableció un modelo a seguir durante muchos
siglos: la geometría euclidiana descrita en «Los Elementos».

La astronomía, ciencia que también tuvo un gran desarrollo en la civilización


egipcia y griega, fue sin duda una fuente muy importante de conocimientos
geométricos y sirvió de modelo a esta a fin de resolver muchos problemas
prácticos. Puede afirmarse que la geometría, como ciencia “de la tierra”, se de-
sarrolló a partir del modelo de la astronomía como ciencia del “cielo”, según lo
establecido por la Ley de Analogías: “así como es arriba, es abajo”.
En la Edad Moderna, René Déscartes desarrolló simultáneamente el álgebra
y la geometría, marcando una nueva etapa, donde las figuras geométricas, ta-
les como las curvas planas, podrían ser representadas analíticamente, es decir,
con funciones y ecuaciones. La geometría se enriqueció con el estudio de la
estructura intrínseca de los entes geométricos que analizan Euler y Gauss, lo
cual condujo a la creación de la topología y la geometría diferencial.

Sagrada
Esta palabra deriva del latín sacrum, que significa venerable, digno de res-
peto debido a su importancia y esencialidad. En efecto, en el significado de
Geometría Sagrada l 

sagrado se encuentra implícito el hecho de que es lo que fundamenta un


hecho esencial y en términos generales, la vida en su conjunto. Lo sagrado
se manifiesta siempre como una realidad de orden totalmente diferente al
de las realidades “naturales”. La realidad de lo sagrado posee potencia, po-
der y una inconmensurable superioridad frente a la realidad humana. Por
lo expresado, el hombre, desde sus orígenes, experimentó la necesidad de
vivir lo más intensamente posible en lo sagrado o en la intimidad de los
objetos consagrados a fin de encontrar el verdadero sentido a su existencia.
Esta necesidad es absolutamente justificable tanto para el hombre “primiti-
vo” como para el hombre de todas las sociedades previas a la modernidad.
Lo sagrado equivale a la potencia plena de acto y, en definitiva, a la realidad
total. Lo sagrado está saturado de esencialidad. Potencia sagrada quiere de-
cir a la vez realidad, eternidad y omnipotencia. Frente a la existencia de lo
sagrado, se presenta la existencia de lo profano, es decir, de un mundo con
pobreza de sentido, desacralizado, carente de conexión con la totalidad cós-
mica. Esta realidad profana es relativamente nueva en la historia, pudiendo
afirmarse que comienza a manifestarse con mayor fuerza a partir de la edad
moderna, Es la era del superhombre, de un ser humano autosacralizado,
que es al mismo tiempo prisionero de la angustia existencial, nacida de una
cada vez más intensa incapacidad para reencontrar en el Cosmos la verda-
dera sacralidad de la vida.
El esfuerzo permanente del hombre para contactarse con lo sagrado y perma-
necer en él el mayor tiempo posible fue la motivación profunda que lo llevó a
desarrollar espacios, tiempos, formas y proporciones que fuesen perfectas, a
imagen y semejanza de lo divino. Tal es el origen de la Geometría Sagrada.

Los trabajos u “oficios” que se tributan a lo sagrado son llamados sacrificios


(los oficios sacros), sus elementos materiales son los sacramentos y quienes
los realizan son los sacerdotes, los que tienen el ministerio de con-sagrar.
Los objetos, lugares y tiempos en y con los cuales el ser humano se contacta
con lo esencial y fundamental se denominan sagrados. Todo lo real, lo que
ha sido creado, posee una dimensión “sagrada” en mayor o menor medida.
Hasta en nuestro esqueleto un hueso, el sacro, deriva su nombre precisa-
mente de esta noción de lo que es básico y esencial para la vida. Recorde-
mos al respecto que este hueso se vincula con un centro energético en la
base de la columna que es el chakra raíz.
 l Geometría Sagrada

En la realidad cósmica, en la realidad natural, es posible descubrir la hechura


de la creación en las regularidades perfectas de tiempo, forma y proporción.
Tales regularidades se descubren y expresan por medio de la geometría a
partir de claves expresadas en números, proporciones, series, formas, figu-
ras, ciclos, y ritmos cósmicos.
La pregunta que surge inmediatamente es ¿qué atributos deben tener
aquellas cosas, lugares y tiempos, para que se los pueda denominar sagra-
dos? Una respuesta posible es que deben responder a una “semejanza” con
lo divino, con el Creador. Para todas las religiones, lo creado responde a una
semejanza con el creador. “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza” afir-
ma la Biblia.

Una nueva pregunta surge ¿qué es lo que “asemeja” al creado con el creador?
La respuesta se encuentra en la geometría, en sus formas y proporciones.
El fundamento esencial de la Geometría Sagrada es que las razones geomé-
trica y matemática, la armonía y la proporción, se encuentran en la cosmo-
logía, la música, y las bellas artes en general, de manera análoga (por Ley
de Analogías) a cómo está estructurado el Cosmos. Dicho de otro modo, el
Universo está organizado de acuerdo a patrones geométricos que se mani-
fiestan en todos los niveles macro y microcósmicos
Precisamente la palabra cosmos significa totalidad bella, universo armóni-
co. De acuerdo a ello, no existe totalidad o parte de él sin armonía ni belleza,
en contraposición al caos. La oposición entre cosmos y caos es análoga a
la que existe por ejemplo entre sonido y ruido. En efecto, el sonido, que
es una manifestación de la energía, posee vibraciones cuyas propiedades
hacen posible la geometrización de la materia. Tal geometrización res-
ponde a leyes y proporciones perfectamente armónicas, análogas a las que
describiera Pitágoras en relación con las “esferas planetarias” y la “música de
las esferas”. El ser humano como parte de universo posee en sus diferentes
planos de manifestación, leyes que gobiernan la salud y armonía, las cuales
responden a las proporciones y razones de la geometría sagrada.
La Geometría Sagrada es una de las llamadas ciencias madre, que plantea
que el Cosmos, en cada una de sus partes y en su totalidad, está creado se-
gún leyes que quedan expresadas geométricamente. Las diversas formas,
figuras, proporciones y relaciones que estudia la geometría sagrada ponen
de manifiesto los espacios y tiempos sagrados en los que el ser humano se
conecta con lo divino.
Geometría Sagrada l 

El hombre, para encontrarse y permanecer en lo sagrado, puede crear for-


mas geométricas siguiendo esas leyes sagradas, estableciendo para sí y para
su entorno la armonía con la que la vida se desenvuelve sincrónicamente.

La Geometría Sagrada, más allá de sus aspectos estético o formal, posee una
relevancia esencial en la salud, ya que ésta queda sustentada por aquella.
En efecto, la totalidad de nuestro ser se encuentra estructurada a partir de
formas que se agrupan en diferentes niveles de organización: cuerpo físico,
sistemas, órganos, tejidos, células, moléculas, átomos, partículas subatómi-
cas, etc. Así podemos ahondar en niveles cada vez más sutiles, hasta llegar a
descubrir un nivel formal o geométrico cuya esencia es cuántica, vibracional
u ondulatoria. Se trata del llamado cuerpo etérico o doble etérico, que será
descripto más adelante.

El espacio es la más grande de todas las cosas


porque contiene todo lo que ha sido creado.

Tales de Mileto
(635 aC - 545 aC) Filósofo y Matemático Griego
10 l Geometría Sagrada

Capítulo 2

Bases de la Geometría Sagrada

En relación con este punto diremos, en primer lugar, que el ser humano ex-
presa concretamente sus “necesidades” gemétricas a través de un diseño.
En todo diseño se tienen en cuenta cuatro componentes: lo conceptual, lo
visual, lo relacional y lo práctico. Son elementos conceptuales aquellos que
no son visibles en la realidad concreta, sino que pertenecen a una realidad
abstracta: Son el punto, la línea, el plano y el volumen. Cuando los elemen-
tos conceptuales se hacen visibles, adquieren una figura y una forma.

Las figuras y formas geométricas


Forma y figura son dos palabras que expresan realidades distintas: Una
forma es tridimensional, posee volumen, mientras que una figura es bidi-
mensional. No obstante, una forma tridimensional puede tener múltiples
figuras bidimensionales cuando se la ve sobre una superficie lisa. La forma
es, entonces, la apariencia visual total de un diseño, y se identifica por su
figura, tamaño, color y textura. La geometría descriptiva ha sido la encarga-
da de la representación gráfica en superficies bidimensionales, de resolver
los problemas del espacio en los que intervienen puntos, líneas y planos.
Mediante proyecciones, traslada los puntos de una figura a una superficie.
Tal rama de la geometría resume las bases del arte del dibujo, la pintura y
la arquitectura

Algunas formas, proporciones o razones son consideradas sagradas por ex-


presarse en términos de realidades perfectamente armónicas.
Tales razones son por ejemplo, la proporción o sección áurea, el número Pi,
la serie de Fibonacci, el número phi (fi), la espiral de Fibonacci, y cada uno
de los sólidos platónicos.
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El número Pi
El numero Pi es la relación entre la longitud de la circunferencia y su diáme-
tro. Su resultado es 3,1416.
El numero Pi también sirve para poder deducir el área del circulo, que es una
de las figuras fundamentales de la Geometría Sagrada.

Sección o proporción áurea: la Divina proporción


Queda expresada en estos términos

“Se dice que una línea recta está dividida en el extremo y su propor-
cional áurea cuando la línea entera es al segmento mayor como el
mayor es al menor. La proporción o sección áurea da como resul-
tado el número áureo
Euclides – Elementos de Geometría

Está representada por la letra griega φ (fi) (en honor al escultor griego Fidias),
es un número irracional: y una sección de recta llamada áurea o dorada.
El rectángulo áureo de Euclides (Ver figura 1)
Euclides obtiene el rectángulo áureo AEFD a partir del cuadrado ABCD. El
rectángulo BEFC es asimismo áureo.
El rectángulo AEFD es áureo porque sus lados AE y AD están en la propor-
ción del número áureo. Euclides en su proposición 2.11 de Los elementos
obtiene su construcción (ver figura 2).

Sección áurea: Un poco de historia


Se trata de un número algebraico que posee muchas propiedades y que
fue descubierto en la antigüedad, no como “unidad” sino como relación o
proporción entre segmentos de rectas.
Este elemento fundamental de la Geometría Sagrada fue descubierto en la
antigüedad, por las más importantes culturas de Oriente, como la China, y
la Hindú.
Los egipcios diseñaron las dimensiones de la Cámara Real de la Gran Pirámi-
de siguiendo el patrón de la Sección Aurea Gamúsica (ver figura 3).
En 1509 el matemático y teólogo Luca Pacioli publica su libro De Divina Pro-
portione (La Proporción Divina), en el que plantea cinco razones por las que
considera apropiado considerar divino al Número áureo o Dorado (*):
12 l Geometría Sagrada

1. La unicidad: Pacioli compara el valor único del número áureo con


la unicidad de Dios.
2. La Trinidad: El hecho de que esté definido por tres segmentos de
recta, Pacioli lo asocia con la Trinidad (Ley de Tres).
3. La inconmesurabilidad: para Pacioli la inconmesurabilidad del nú-
mero áureo, y la inconmesurabilidad de Dios son equivalentes.
4. La Autosimilaridad asociada al número áureo: Pacioli la compara
con la omnipresencia e invariabilidad de Dios.

Esta y otras obras de Pacioli parecen haber influido profundamente a Leo-


nardo, y ambos se convirtieron en amigos inquebrantables, trabajando in-
cluso juntos sobre problemas matemáticos. El uso de la Sección Áurea es
evidente en las obras principales de Leonardo, quien mostró durante mu-
cho tiempo un gran interés por las matemáticas del arte y de la naturaleza.
Como Pitágoras antes que él, Leonardo hizo un estudio en profundidad de
la figura humana, demostrando que todas las partes fundamentales guarda-
ban relación con la Sección Áurea. Más adelante comentaremos algo sobre
el famoso dibujo El Hombre de Vitruvio. El rostro de la Mona Lisa encierra un
rectángulo áureo perfecto (ver figura 4).
Después de Leonardo, artistas como Rafael y Miguel Angel hicieron un gran
uso de la Sección Áurea para construir sus obras. La extraordinaria obra de
Miguel Ángel, El David se ajusta en varios sentidos a la Sección Áurea,
Los constructores de las iglesias medievales y góticas y de las catedrales
europeas también erigieron estas asombrosas estructuras para adaptarse a
la Sección Aurea.
El astrónomo Johannes Kepler (1571-1630), desarrolló un modelo Platónico
del Sistema Solar utilizando los sólidos platónicos, y se refirió permanente-
mente al número áureo.

“La geometría tiene dos grandes tesoros: uno es el teorema de


Pitágoras; el otro, la división de una línea entre el extremo y su
proporcional. El primero lo podemos comparar a una medida
de oro; el segundo lo debemos denominar una joya preciosa”.
Johannes Kepler en
Mysterium Cosmographicum
(El Misterio Cósmico)
Geometría Sagrada l 13

El primer uso conocido del adjetivo áureo, dorado, o de oro, para referirse
a este número lo hace el matemático alemán Martin Ohm, hermano del cé-
lebre físico Georg Simon Ohm, en la segunda edición de 1835 de su libro
Die Reine Elementar Matematik (Las Matemáticas Puras Elementales). Ohm
escribe en una nota al pie:

“Uno también acostumbra llamar a esta división de una línea


arbitraria en dos partes como estas la sección dorada.”
Martin Ohm en
Die Reine Elementar Matematik
(Matemáticas Puras Elementales)

A pesar de que la forma de escribir sugiere que el término ya era de uso


común para la fecha, el hecho de que no lo incluyera en su primera edición
sugiere que el término pudo ganar popularidad alrededor de 1830.
Esta proporción se encuentra en las estructuras formales de las composicio-
nes musicales de Mozart, en la Quinta Sinfonía de Beethoven, en obras de
Schubert y Debussy.
El arquitecto Le Corhusier diseño su sistema Modular basándose en la utili-
zación de la proporción áurea. También el pintor Mondrian basó la mayoría
de sus obras en la Sección Áurea.
La Sección Áurea también surge en algunos lugares inverosímiles: los televi-
sores de pantalla ancha, las postales, las tarjetas de crédito y las fotografías
se ajustan por lo común a sus proporciones. Y se han llevado a cabo muchos
experimentos para probar que las proporciones de los rostros de las top
models se adecúan más estrechamente a la Sección Áurea que las del resto
de la población, lo cual explicaría por qué las encontramos bellas.

En el pentagrama
El Pentagrama (ver figura 5) ilustra algunas de las razones áureas: los seg-
mentos rojo y azul, azul y verde, verde y morado.
El número áureo tiene un papel muy importante en los pentágonos regu-
lares y en los pentagramas. Cada intersección de partes de un segmento
intersecta a otro segmento en una razón áurea.
El pentagrama incluye diez triángulos isóceles: cinco acutángulos y cinco
obtusángulos. En ambos, la razón de lado mayor y el menor es φ. Estos trián-
gulos se conocen como los triángulos áureos.
14 l Geometría Sagrada

Teniendo en cuenta la gran simetría de este símbolo se observa que dentro


del pentágono interior es posible dibujar una nueva estrella, con una recur-
sividad hasta el infinito. Del mismo modo, es posible dibujar un pentágono
por el exterior, que sería a su vez el pentágono interior de una estrella más
grande. Al medir la longitud total de una de las cinco líneas del pentáculo
interior, resulta igual a la longitud de cualquiera de los brazos de la estrella
mayor, o sea Φ. Por lo tanto el número de veces en que aparece el número
áureo en el pentagrama es infinito al anidar infinitos pentagramas.

Número áureo

El número áureo y la sección áurea están presentes en todos los objetos


geométricos regulares o semirregulares en los que haya simetría pentago-
nal, pentágonos o aparezca de alguna manera la raíz cuadrada de cinco.
• Relaciones entre las partes del pentágono.
• Relaciones entre las partes del pentágono estrellado, pentá-
culo o pentagrama.
• Relaciones entre las partes del decágono.
• Relaciones entre las partes del dodecaedro y del icosaedro.

La serie de Fibonacci
Leonardo de Pisa, Leonardo Pisano o Leonardo Bigollo (c. 1170 - 1250), tam-
bién llamado Fibonacci, fue un matemático italiano, famoso por haber di-
fundido en Europa el sistema de numeración arábiga actualmente utilizado,
el que emplea notación posicional (de base 10, o decimal) y un dígito de
valor nulo: el cero; y por idear la sucesión de Fibonacci (surgida como con-
secuencia del estudio del crecimiento de las poblaciones de conejos).
En su Libro de los ábacos (Liber abacci, 1202, 1228), usa la sucesión que lleva
su nombre para calcular el número de pares de conejos n meses después
de que una primera pareja comienza a reproducirse (suponiendo que los
conejos están aislados por muros, se empiezan a reproducir cuando tienen
dos meses de edad, tardan un mes desde la fecundación hasta la aparición
y cada camada es de dos conejos). Este es un problema matemático pura-
Geometría Sagrada l 15

mente independiente de que sean conejos los involucrados. En realidad, el


conejo común europeo tiene camadas de 4 a 12 individuos y varias veces
al año, aunque no cada mes, pese a que la preñez dura 32 días. El problema
se halla en las páginas 123 y 124 del manuscrito de 1228, que fue el que
llegó hasta nosotros, y parece que el planteo recurrió a conejos como pu-
diera haber sido a otros seres; es un soporte para hacer comprensible una
incógnita, un acertijo matemático. El cociente de dos términos sucesivos
de la Sucesión de Fibonacci tiende a la sección áurea o al número áureo si
la fracción resultante es propia o impropia, respectivamente. Lo mismo su-
cede con toda sucesión recurrente de orden dos, según demostraron Barr y
Schooling en la revista The Field del 14 de diciembre de 1912.
La serie de Fibonacci es la siguiente
0,1,1,2,3,5,8,13,21,34,55,89
En esta serie, que comienza con el 0, un número determinado de la misma
es el resultado de la suma de los dos anteriores. Si dividimos un número
cualquiera con su inmediato anterior, el cociente resultante es semejante al
número Phi (fi).

Espiral de Fibonacci
Asociada a la serie está la espiral de Fibonacci, que se construye siguiendo la
serie y conectando las esquinas opuestas de los cuadrados de medida igual
a cada elemento de la serie. En el gráfico (ver figura 6) puede apreciarse sin
problemas. Y si trazamos la espiral formada nos queda la figura 7, llamada
Espiral de Fibonacci.

Los sólidos platónicos


Para Platón, hay cinco sólidos o poliedros tridimensionales de aristas, ángu-
los y caras iguales (ver figura 8). Tales sólidos platónicos son: el tetraedro, el
cubo, el octaedro, el icosaedro y el dodecaedro. Esta exposición la hace en
su diálogo el Timeo, en el que plantea que de la quinta combinación, (dode-
caedro) Dios se sirvió para trazar el plano del universo.
Platón combinó la teoría de Empédocles sobre la existencia de cuatro ele-
mentos básicos de la materia, con la teoría atómica de Demócrito. Para Pla-
tón, cada uno de los sólidos correspondía a una de las partículas que con-
formaban cada uno de los elementos
16 l Geometría Sagrada

• Cubo – Tierra
• Tetraedro – Fuego
• Octaedro – Aire
• Icosaedro – Agua
• Dodecaedro – Eter

Interpretación
Helena Petrovna Blavatsky (1831 - 1891) fue una escritora, ocultista y teóso-
fa rusa y una de las fundadoras de la Sociedad Teosófica. Para ella, la geo-
metría es la quinta llave que permite interpretar la vida, las cuatro primeras
son: La fisiológica, la sicológica, la astrológica y la metafísica. La sexta es la
simbólica y la séptima la matemática.

La serie de Fibonacci en la naturaleza


En biología, y sobre todo si hablamos de evolución, siempre nos sorprende
la repetición de pautas, de fenómenos que en un principio nos parecen he-
chos totalmente aleatorios, pero que después de un estudio detallado, de
la comparación de muchos datos, resultan estar muy lejos del azar, siendo
estrategias repetidas y recurrentes en la naturaleza.
En la naturaleza esta espiral se presenta de una manera sorprendente:
La relación entre la cantidad de abejas macho y abejas hembra en un panal.
La disposición de los pétalos de las flores (el papel del número áureo en la
botánica recibe el nombre de Ley de Ludwig).
La distribución de las hojas en un tallo. Ver: Sucesión de Fibonacci.
La relación entre las nervaduras de las hojas de los árboles
La relación entre el grosor de las ramas principales y el tronco, o entre las
ramas principales y las secundarias (el grosor de una equivale a Φ tomando
como unidad la rama superior).
La distancia entre las espirales de una Piña.
La relación entre la distancia entre las espiras del interior espiralado de cual-
quier caracol o de cefalópodos como el nautilus. Las conchas del Fusus anti-
quus, del Murex, de Scalaria pretiosa, de Facelaria y de Solarium trochleare,
entre otras, siguen este tipo de espiral de crecimiento
Para que las hojas esparcidas de una planta (Filotaxis) o las ramas alrededor
del tronco tengan el máximo de exposición solar con la mínima interferen-
cia entre ellas, deben crecer separadas en hélice ascendente según un án-
gulo constante y teóricamente igual a 360º (2 - φ) ≈ 137º 30’. En la naturaleza
Geometría Sagrada l 17

se medirá un ángulo práctico de 137º 30’ o de 137º 30’ 28”, en el mejor de los
casos. Este hecho fue descubierto empíricamente por Church y confirmado
matemáticamente por Weisner en 1875. En la práctica no puede medirse
con tanta precisión el ángulo, y las plantas lo reproducen “orgánicamente”;
o sea, con una pequeña desviación respecto al valor teórico.
En la cantidad de elementos constituyentes de las espirales o dobles espi-
rales de las inflorescencias, como en el caso del girasol, y en otros objetos
orgánicos como las piñas de los pinos, se encuentran números pertenecien-
tes a la sucesión de Fibonacci. El cociente de dos números sucesivos de esta
sucesión tiende al número áureo.
Existen cristales de Pirita dodecaédricos pentagonales (piritoedros) cuyas
caras son pentágonos irregulares (ver figura 9).
Como mencionamos antes se ve claramente en el diseño natural de los gira-
soles (figura 10), y en algunas galaxias (figura 11).
Los caracoles también se encuentran diseñados con espirales, pero a dife-
rencia de la de Fibonacci, poseen espirales logarítmicas, es decir que su ra-
dio de giro se va incrementando en forma logarítmica, tal como vemos en
la figura 12.
Estos números representan uno de los enigmas biológicos más estudiados
y documentados. Aparentemente es una serie numérica matemática donde
el único requisito es que cada número sea resultado de sumar los dos que le
anteceden, formando así una cadena con valores ascendentes, donde curio-
samente este aumento progresivo está cuantificado como el número áureo
o dorado, cuyo valor es 1,618034, también conocido como coeficiente φ.
Lo que aparentemente son datos meramente matemáticos resultan ser un
patrón altamente repetido en la naturaleza, siendo estos números recurren-
tes en muchos de los diseños evolutivos de la biología.

Es sorprendente comprobar cómo se repiten de manera natural los números


que componen la serie de Fibonacci en los diseños biológicos, sobre todo
como se presentan emparejados los números continuos de dicha serie en mul-
titud de ejemplos, lo que nos hace pensar en la existencia de patrones defini-
dos y pautados, los que lejos de ser fenómenos aleatorios, se hallan presentes
continuamente en la naturaleza y por lo tanto, en el material genético.
Se podían dar infinidad de ejemplos que dan cuenta la existencia no casual,
de la serie de Fibonacci en biología. En realidad el “descubrimiento” de dicha
serie no es más que la evidencia de que somos meros observadores de la
18 l Geometría Sagrada

naturaleza, y que es en ella donde se reflejan y evidencian todas las leyes


que rigen la vida (y por lo tanto su diseño y geometría). No es que Fibona-
cci inventara una serie numérica que se puede reconocer en la naturaleza,
sino que es la naturaleza la que gracias a millones de años de evolución,
ha llegado a conquistar los más mínimos recursos, lo que incluye el mayor
aprovechamiento de los espacios y de la energía disponibles a fin de lograr
la mayor adaptación y subsistencia posibles.
En la vida, como en la evolución, todo está condicionado por las posibilida-
des de adaptación al entorno, en la variabilidad que pueda mostrar. Y todas
estas posibilidades están implícitas en nuestra naturaleza, presentes sobre
todo en nuestro bagaje genético, siendo que las más variadas formas de
vida han logrado conquistar soluciones análogas.

(*) Filotaxis, máxima exposición y coparticipación. de las especies vegetales según patrones
ordenados (taxis) establecidos por la serie Fibonacci.

Los principios fundamentales de la Geometría Sagrada son tres:

1. La Ley de Unidad – Teoría del Campo Unificado


Se encuentra expresada en el principio hermético: todo es Uno y Uno es
todo. La ley de analogías define la misma realidad en la cual la parte se ase-
meja al todo y viceversa.
Las analogías o semejanzas entre todas las cosas se encuentran manifes-
tadas en las signaturas que cada elemento de la naturaleza posee y que lo
asemeja en ese sentido con la totalidad, a la vez que lo hace partícipe. El ser
humano es un microcosmos y por lo tanto no sólo es semejante al Cosmos,
sino que también está regido por las mismas leyes de ritmo, vibración , ana-
logía y polaridad.

2. Ley de Tres Geométrica


o Ley de las relaciones-proporción, frecuencia y estructura.

3. La Ley de Octava o Ley de las transformaciones


Esta explica el proceso que siguen los eventos para desdoblarse en el tiem-
po, y nos permite conocer la forma en que las ondas se expanden para cam-
biar nuestra dirección de vida hacia una de mayor plenitud.
Asimismo, la Geometría Sagrada estudia los patrones y proporciones del or-
Geometría Sagrada l 19

denamiento del Universo. La proporción dorada sustenta matemáticamen-


te esta enseñanza y nos muestra la forma en la que se organiza la materia
antes de existir como tal. De hecho, la predisposición de ciertas estructuras
geométricas en el ADN permite a la molécula de ADN autoorganizarse y
organizar su entorno para sustentar y preservar la vida. En suma, la Geome-
tría Sagrada es una metáfora de la relación del Universo con los patrones y
proporciones que subyacen como base material de las formas y las manifes-
taciones del mismo.

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