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Octubre 11 de 2015 1

La Obediencia es un fruto
La Obediencia. Una de las mayores luchas, en la vida del creyente. También es la mayor prueba de
la verdadera conversión del creyente, la obediencia total a Dios. La obediencia marca el camino de la
bendición.

1 Juan 2:3
¿Cómo sabemos si hemos llegado a conocer a Dios? Si obedecemos sus mandamientos.

Volteemos entonces la pregunta ¿Qué pasa si obedecemos los mandamientos?

En primera instancia tenemos la tendencia a pensar que la obediencia a los mandamientos tiene como
consecuencia el conocimiento de Dios. Queremos encontrar una causa que produzca el efecto de
conocer a Dios, porque eso es lo que necesitamos, todos queremos y necesitamos conocer a Dios,
luego todos buscamos ser obedientes. Y comenzamos a luchar, a esforzarnos a trabajar duro para ser
obedientes.
¿Qué dice la biblia al respecto?

Romanos 3:20
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien,
mediante la ley cobramos conciencia del pecado.

Hacer referencia a Lucas 18. El fariseo y el recaudador de impuestos

El creyente concentra sus esfuerzos en obedecer, y cae en la dualidad del bien que quiero hacer y del
mal que habita en mí.

Romanos 7:18-19.
“18 Yo sé que en mí, es decir, en mi *naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer
lo bueno, no soy capaz de hacerlo.19 De hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero”

El carácter de una persona se manifiesta en su conducta y ésta refleja la obediencia, o dicho de otra
manera, en la conducta se refleja a que principios obedece la persona.
24 25
¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal? ¡Gracias a Dios por medio de
Jesucristo nuestro Señor!

Porque no se da cuenta de que la obediencia es un fruto.

Sabemos que todo árbol tiene una raíz, que produce un tronco, que tiene unas ramas, que producen
flores, que producen unos frutos.

Cuando entendemos la obediencia como un fruto, podemos concentrar nuestros esfuerzos no en el


fruto sino, en el árbol que produce ese fruto.

Así también la obediencia es un fruto, producido por una flor, que depende de una rama, pegada de un
tronco, que vive de una raíz que se alimenta de nutrientes.
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La Obediencia es un fruto
La flor

Lucas 6:45.
45
El que es bueno, de la bondad que atesora en el corazón produce el bien; pero el que es malo, de su
maldad produce el mal, porque de lo que abunda en el corazón habla la boca.

El corazón del hombre es una verdadera caja de Pandora, personaje de la mitología griega, que de
una caja, ánfora o jarra, saca toda suerte de males, para la humanidad. Nuestro corazón es igual, solo
que en la mayoría de los casos no nos damos cuenta de que esto es así.

Santiago 4:1
1 ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones
que luchan dentro de ustedes mismos?

Lo que hay en tu corazón gobierna tu vida.


2 Crónicas 32:31
Sin embargo, cuando los príncipes de Babilonia enviaron una embajada para investigar acerca de la
señal extraordinaria que había tenido lugar en el país, Dios se retiró de Ezequías para probarlo y
descubrir todo lo que había en su *corazón.

Dios conoce lo que hay en tu corazón, lo que quiere es que tú lo sepas

Proverbios 4:23.
23 Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida.

Lo que tenemos que entender es que así como el fruto depende de la flor, la flor a su vez depende de
la rama, que para nuestro árbol espiritual es la mente.

Proverbios 6:14.
“El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones”

Por esta razón es que el Señor nos exhorta en Filipenses 4:8 a estar pensando en todo lo bueno, lo
justo, lo digno; tu corazón se llena con lo que atesores en tu mente

“Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón” (Mateo 6:21).

¿Qué oyes? ¿Qué ves? ¿Qué lees? ¿En qué asuntos estas metido?

1 Corintios 15:33
No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.»

La rama depende del tronco, espiritualmente nuestra mente depende del Espíritu Santo, que sería
nuestro tronco.

1 Corintios 2:16
“¿quién ha conocido la mente del Señor para que pueda instruirlo? Nosotros, por nuestra parte,
tenemos la mente de Cristo”.
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La Obediencia es un fruto
Cuando usted lee 1 de Corintios 2 puede entender que el creyente tiene la mente de Cristo por el
Espíritu Santo que Dios puso como sello sobre él; nuestros pensamientos deben estar llenos del
Espíritu Santo y guiados por el Espíritu Santo.

1 Corintios 6:19-20.
19
¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han
recibido de parte de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; 20 fueron comprados por un precio. Por
tanto, honren con su cuerpo a Dios.

Habla de nuestra manera general de vida, nuestro sistema de vida

Efesios 4:29-31.
29
Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria
edificación y sean de bendición para quienes escuchan. 30 No agravien al Espíritu Santo de Dios, con
el cual fueron sellados para el día de la redención. 31 Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y
calumnias, y toda forma de malicia.

Efesios 5
1
Por tanto, imiten a Dios, como hijos muy amados, 2 y lleven una vida de amor, así como Cristo nos
amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios. 8 Porque ustedes antes
eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz 9 (el fruto de la luz consiste en
toda bondad, justicia y verdad)

El tronco depende de la raíz, el Espíritu Santo es dado al creyente cuando recibe a Cristo como Señor
y Salvador. Nuestro fundamento es Cristo, él es nuestra vida, él es nuestra fortaleza, de él
dependemos, Jesucristo es nuestra raíz y nuestra relación con él se nutre con la oración y la palabra,
“Jesús le respondió: —Escrito está: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de
la boca de Dios" (Mateo 4:4). Cuida el árbol de tu relación con Dios, podríamos resumir diciendo “si
permanecen en Mí, obedecerán mis mandamientos” (Juan 15:10) paráfrasis.

El Señor ha establecido todo lo que corresponde a la naturaleza, así mismo nuestra vida, espiritual y
biológica obedecen al orden establecido por Dios. En ocasione perdemos de vista el orden natural de
Dios y creemos que puede ser independiente de lo que el Señor ha establecido, por ejemplo el
corazón, queremos manejarlo independiente, sin tener en cuenta que también se rige por las leyes
espirituales de Dios.

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