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Analisis Cancion III Garcilaso
Analisis Cancion III Garcilaso
La crítica literaria, desde las cuatro ediciones comentadas de la obra de Garcilaso (Brocense:
1574, Herrera: 1580, Tamayo de Vargas: 1622 y Nicolás de Azara: 1765) hasta hace unas
cuantas décadas, consideraba que los sonetos, coplas y canciones del poeta toledano tenían la
tradición clásica.1 Esta aproximación, que pone énfasis en el aspecto de la mera imitación
formal, deja de lado una cuestión fundamental para comprender la poesía de Garcilaso: su
biografía. Tomemos, por ejemplo, la edición clásica de 1964 de Elias L. Rivers. 2 Cuando en
su introducción habla de los géneros, a pesar de aceptar su variedad temática diciendo que
Garcilaso “se ponía máscaras poéticas diferentes, con éxitos muy variados”. 3 Rivers termina
afirmando que la figura central del cancionero es “la de un amante cortés que sufre más o
afirma ésta sólo cobra importancia en la oda, las dos elegías y las epístolas, ignorando que
también está presente en algunos sonetos y canciones; incluso llega a decir que “al salir de la
tradición cancioneril y entrar en la de los poetas latinos e italianos, Garcilaso pudo descubrirse
históricamente: ahora español que era al mismo tiempo humanista, poeta moderno que escribe
sus elegías, oda y epístolas clásicas”.5 Para Rivers, como para la mayoría de los humanistas
1Véase Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, Antonio Gallego Morell ed., Madrid, Gredos, 1972.
2Garcilaso de la Vega, Obras completas, Elias L. Rivers ed., Madrid, Castalia, 1974.
3Ibid., p. 30.
4Ibid., p. 31.
5Loc. cit.
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del siglo XVIII y XIX, los sonetos y canciones eran significativos únicamente porque el poeta
con la situación del destierro de Garcilaso en 1532. 7 Aun así, la cuestión biográfica se
mantiene únicamente como marco espacio-temporal que sitúa al poeta: Garcilaso, desde el
exilio, canta a la amada. Un elemento tan crucial en la vida del poeta se reduce a la
circunstancia que posibilita el amor. Sería anacrónico exigir que Herrera destaque la situación
biográfica, pues el sentido de “comentario” era distinto al actual; no obstante, sorprende que
la crítica del siglo XX siga situando esta canción en un marco petrarquista de tema
Bienvenido Morros, en su edición del 2001, Obra poética y textos en prosa, sugiere que
Pozuelo Yvancos. En su ensayo titulado “El «otro» Garcilaso (En torno a la Canción III)” el
crítico interpreta las tres estanzas centrales de la Canción III como variaciones de un mismo
argumento retórico para revelar el sentido político de la canción. Según él, el problema de
6Un ejemplo de este fenómeno se manifiesta en la poética de Ignacio de Luzán: “Formó este gran poeta
[Garcilaso] su estilo con la lectura, el estudio y la imitación de los mejores poetas latinos e italianos, y
especialmente del Petrarca en los sonetos y canciones…” (La poética o reglas de la poesía en general y de sus
principales especies, Zaragoza, Francisco Revilla, 1737, I, 3).
7 “Don Antonio Puertocarrero dice que G.L. estuvo preso por mandado del Emperador en una de las islas del
Danubio por algunas cosas, y principalmente por haber dado orden a su sobrino Garci Lasso, hijo de don Pedro
Lasso, que casase con doña Isabel de la Cueva, hija de don Luis de la Cueva y dama de la Emperatriz, aunque no
se siguió aquel casamiento; y ella fue después condesa de Santestevan”, Obras de Garcilaso de la Vega con
anotaciones de Fernando de Herrera, Sevilla, Alonso de la Barrera, 1580, p. 400. Para una exposición detallada
del motivo del exilio forzado véase Julia Farmer, “The Experience of Exile in Garcilaso’s Second Eglogue”,
Bulletin of Hispanic Studies, 2 (2011), p. 161.
8Garcilaso de la Vega, Obra poética y textos en prosa, Bienvenido Morros ed., Barcelona, España crítica, 2001,
p. 78.
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situar la canción dentro de la temática amorosa subyace en “la ordenación que hizo Boscán en
la prínceps de 1543 agrupando los sonetos y las canciones como géneros de imitación
petrarquista y desplazando los de imitación clásica a otro grupo (oda, elegía, epístolas y
Esto explica que ahora podamos cuestionar aquella lectura crítica que se fraguó durante
casi tres siglos. Nuevos estudios comienzan a fijar su atención en la veta política de Garcilaso.
Dentro de esta perspectiva la Canción III me interesa especialmente puesto que refleja un
momento de escisión política crucial en la vida del poeta. Carlos V nombró a Garcilaso
contino del Ejército Imperial en 1520; dos años después el toledano participa en la expedición
contra los turcos en la isla de Rodas y al año siguiente lo arman Caballero de Santiago en
política y militar de Garcilaso y su estrecha relación con el emperador tendrían que reflejarse,
9Pozuelo Yvancos, José María, “El «otro» Garcilaso (En torno a la Canción III)”, Alicante, Biblioteca Virtual
Miguel de Cervantes, 2007, s. p.
10Véase tabla cronológica de Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, op. cit., pp. 70-74.
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Esta contradicción no forma parte del corpus mismo de la literatura Garcilasiana, sino
de la recepción crítica de sus obras. ¿Cómo se llegó a esta omisión? Considero que una virtud
de Garcilaso de la Vega fue su capacidad para saber decir aquello que debía decir, sin
renunciar a poner entre líneas aquello que no podía callar. Utilizando el sugestivo estudio de
José María Pozuelo Yvancos me propongo encontrar de qué manera Garcilaso hace uso de la
figura retórica de la “alusión” para esconder su fuerte descontento por la imposición del
destierro. Para ello utilizaré como referencia metodológica el análisis de Dámaso Alonso
titulado “Alusión y elusión en la poesía de Góngora”. 12 Sus reflexiones, junto con las de
Pozuelo Yvancos, me permitirán presentar una posible manera de evidenciar la veta política
Dámaso Alonso sostiene que el elemento más representativo de la poesía de Góngora es
su capacidad de “esquivar” ciertas palabras y remplazarlas con otras; ya sea con el fin de
transmitir”.13 En la Canción III se utilizan los mismos mecanismos pero con un propósito
específico pero siempre evita nombrarlo; lo rodea, lo esquiva. Por ello, la crítica ha leído la
Canción III como amorosa, pues es convención que la dama a quien se dedica el poema
también se eluda. ¿Cómo se define entonces que el sujeto sea Carlos V y no una dama? la
respuesta es difícil, pero se puede intuir el camino analizando la relación entre alusión y
semántica.
La Canción III consta de 5 estanzas de 13 versos y una última con 8 versos. La primera
presenta el lugar físico donde el poeta se encuentra y la contraposición que hay entre el
estado en que se encuentra el poeta, “ser lugar escogido / para que descansara / quien, como
estó yo agora, no estuviera”. En esta primera estanza aparece por primera vez el pronombre
relativo “quien”. Aunque aquí hace referencia a aquellas personas que podrían beneficiarse de
la idílica isla, adelante se repetirá cuatro veces más con otras intenciones. Si en el verso 6 de
la primera estanza se anuncia la desgracia del poeta, la segunda estanza explicará las razones
primera estanza. El poeta fue “preso y forzado” y puesto “solo en tierra ajena”. Es evidente el
motivo explícito del destierro. Lo interesante es lo que viene después: “bien pueden hacer esto
/ en quien puede sufrillo / y en quien él a sí mismo se condena”. Aquí por primera vez
aparecen dos sujetos tácitos; el primero es una tercera persona del plural, “ellos”, a quiénes se
les atribuye la autoría del destierro. El hecho de que sea plural y no singular podría tener una
explicación histórica. Como explica Julia Farmer, cuando Garcilaso viola la orden imperial
que prohibía el casamiento de su sobrino, Carlos V estaba fuera, por lo que dejó a Isabel para
que atendiera los asuntos reales. Fue ella la que mandó por Garcilaso, quien, junto al Duque
de Alba, se dirigía hacia Alemania para encontrarse con el emperador.14 De ahí que el
“quienes” pueda aludir tanto al Emperador como a la Reina Isabel. El segundo sujeto tácito es
singular y aparece aludido con el pronombre relativo “quien”. Lo más probable es que este
segundo sujeto aluda al poeta, capaz de sufrir y sobrepasar las adversidades. Lo sospechoso es
que “él a sí mismo” se condene. Se puede interpretar el quinto y sexto verso de esta estanza
Los siguientes versos muestran el temor por sucumbir ante el destierro forzado. La
preocupación no es tanto la muerte, sino que los sujetos autores del destierro se atribuyan el
logro de haber hecho perecer al poeta: “que piensen por ventura / que juntos tantos males me
han llevado”. Vuelve la tercera persona del plural, reforzando la hipótesis de arriba. Aparece
de nuevo, en la parte final de la estanza, la fortaleza interior del poeta pues, a pesar de las
adversidades exteriores impuestas, él sólo puede fenecer “por solo aquello que morir espero”.
Los versos 5 y 6, como los 12 y 13, podrían interpretarse como una alusión al amor: “en quien
él a sí mismo se condena” (una condena de amor) y “sé yo bien que muero / por solo aquello
14J. Farmer, op. cit., pp. 162 s.
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que morir espero”. Aunque es verdad que se puede intuir a “amor” como el único capaz de
“reinar” sobre el cuerpo y alma del poeta, precisamente no se debe perder de vista la
posibilidad de utilizar esta fórmula para esconder un reclamo hacia la política imperial; es
La tercera estanza tiene similitudes estructurales tanto con la segunda como con la
cuarta estanzas.15 Las tres constan de una primera parte, la acusación al sujeto tácito; y una
segunda, la fortaleza del poeta para sobrellevar el castigo. La diferencia con los últimos
versos parece ser cuestión de grado. En la segunda se había visto que los últimos versos
podían interpretarse como de tema amoroso. Sin embargo, en la tercera estanza crece la
En los primeros versos otra vez aparece la alusión a un sujeto, enunciada por el
pronombre relativo “quien”. El cuerpo está expuesto a ser víctima de las vicisitudes impuestas
por un sujeto. La misma enunciación permite que ese sujeto pueda ser plural, manteniendo la
hipótesis anterior. El poeta concede poder al sujeto tácito sobre su cuerpo, mas no sobre otras
prendas, como puede ser el alma: “mas no podrá hacer / que mal librado quede / mientras de
mí otra prenda no tuviere”. A partir del verso 7 hay de nuevo referencia a la posibilidad de
15José María Pozuelo Yvancos demuestra que estas tres estanzas conforman una uniformidad temática que
obedece a un esquema de argumentatio en forma de propositio, tesis y conclusio. Su aproximación ha sido de
gran ayuda para el desarrollo del presente análisis (op. cit., s. p.).
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hallar la muerte en el Danubio pero, otra vez, el poeta enfatiza la valentía. El final de la
segunda estanza refiere a un “aquello” (que puede ser el amor) pero nunca a un sujeto. En la
tercera estanza, por el contrario, se retoma el “quien” del principio: “que otra cosa más dura
que la muerte / me halla y me ha hallado, / y esto sabe muy bien quien lo ha probado”. En
contrario, el hecho de que aquí se aluda a un sujeto, y no a un objeto, bien podría ser ese
“quien” que le ha puesto una prueba más dura que la muerte. La ambigüedad nos puede hacer
pensar de nuevo en el sujeto amado, pero ¿no sería posible que también aluda a la enorme
decepción que sintió Garcilaso por el castigo injusto, más aun cuando se mantuvo por años
fiel a la corte imperial? Es difícil definir con certeza ese sujeto al que se alude; precisamente
aquí debemos reconocer la pericia de Garcilaso, pues supo manejar con maestría la
ambigüedad. No es temerario intuir, por tanto, que el poeta quería esconder su reclamo ante la
when we historicize Garcilaso's elegies with the poet's biography and with the
rhetorical code of political examples used by the early modern humanists, we find that
the subtle power of his verse is driven by a politics explicitly engaged with the
contemporary discourses written for and against Charles V.16
Si se data la composición de las elegías alrededor de 1535, tres años después del
destierro, entonces no es desacertado pensar que el mismo compromiso político fue el motivo
para escribir los versos de la Canción III. Graff incluso sostiene, “any radically new
subjectivity in Garcilaso's poetry derives not so much from the expression of amorous
idealism as it does from a skeptical regard for a political power with pretensions to world
16 “From Scipio to Nero to the Self: The Exemplary Politics of Stoicism in Garcilaso de la Vega's Elegies”,
PMLA, 116 (2001), p. 1316.
17Ibid., p. 1322.
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No es necesario agora
hablar más sin provecho,
que es mi necesidad muy apretada,
pues ha sido en una hora
todo aquello deshecho
en que toda mi vida fue gastada.
Y al fin de tal jornada
¿presumen d’espantarme?
Sepan que ya no puedo
morir sino sin miedo,
que aun nunca qué temer quiso dejarme
la desventura mía,
qu’el bien y el miedo me quitó en un día.
Los primeros versos de esta cuarta estanza comienzan con una ligera autocensura, a
modo de reversión o interrupción del discurso: “No es necesario agora / hablar más sin
provecho, / que es mi necesidad muy apretada”. Es decir, ya no vale la pena seguir con las
sentimiento de decepción ante la imposición del castigo del destierro: “pues ha sido en una
hora / todo aquello deshecho / en que toda mi vida fue gastada”. El poeta lamenta que el
esfuerzo de toda su vida se haya lanzado a la borda por un simple suceso, el casamiento de su
sobrino, del cual afirma no tenía conocimiento y se enteró una vez llegó al evento. Esta
estanza continúa el esquema de las dos anteriores: primero acusación y luego énfasis en la
fuerza interior. En esta segunda parte aparece de nuevo el sujeto aludido de la tercera persona
del plural: “¿presumen d’espantarme? / Sepan que ya no puedo / morir sino sin miedo”. Las
sustantivo “desventura”. El poeta lamenta su desventura, esta que le hizo pasar, de la noche a
más lugar al temor: “que aun nunca qué temer quiso dejarme / la desventura mía, / qu’el bien
y el miedo me quitó en un día”. Con los bienes de toda una vida perdidos en un día se fue
respectivamente. Si en las primeras tres se acusa al sujeto aludido, la cuarta inicia el proceso
de autocensura (recordemos el “No es necesario agora / hablar más sin provecho” de los
encuentra estas “razones” —materializadas en la canción y que discurren por las “claras
ondas” del Danubio— el poeta insta a su entierro para que el “error” de la confesión, de la
acusación, no vaya más allá de la ribera: “entiérrelas siquiera / porque su error s’acabe en tu
ribera”. Parece mucho más probable una autocensura cuyo móvil no sea evitar que los versos
lleguen a oídos de la amada sino, más bien, a esos “ellos” aludidos durante toda la canción.
La autocensura se hace aún más explícita en la última estanza; aunque sea tópico que
Garcilaso cierre sus canciones y sonetos dirigiéndose a los mismos versos compuestos, en este
caso se enfatiza que, esta vez, el culpable de la muerte del poema no es el poeta, sino un
explícito “culpable”,
A diferencia de otras canciones que han “muerto en la boca” antes de llegar a la pluma,
el destino de ésta es morir fuera, en el agua del Danubio. La razón de su muerte tiene un
sujeto tácito, que aparece por última vez en ese “quién” del penúltimo verso. Las dos primeras
forzado”. A lo largo de la tercera y cuarta se hizo presente la fortaleza interior del poeta y en
la quinta y sexta se hizo énfasis en la autocensura, pero también en ese “culpable”, no sólo del
destierro, sino de la existencia misma de la canción. Ahora bien, ¿qué pasa con ella?
Ciertamente la canción no muere en boca del poeta, como sí sucede con otros versos. Más allá
del tópico poético, cabe reflexionar de qué manera la “autocensura” modifica su estatuto
ontológico. La canción permanece, sí, pero bajo la atadura de la ambigüedad. De allí que su
sentido último se extravíe bajo el disfraz del tema amoroso. Dámaso Alonso decía que “el
autocensura. Garcilaso gira en torno a un sujeto, lo evade, presenta todos los elementos de la
acusación pero la silla del acusado parece estar vacía, esperando al lector para que haga
justicia.
sus juegos poéticos, sino también la maestría con la que puede decir y callar al mismo tiempo.
18D. Alonso, op. cit., p. 185.
12
Clifford Graff acertó en decir que Garcilaso “is a case study not only of how early modern
political power interpellates its subjects through a variety of mechanisms but also of how a
es utilizar el espacio de sus composiciones poéticas, las elegías, algunos sonetos y, por
supuesto, la Canción III, para no callar su indignación. No es, como dijo Sismonde de
Sismondi, que la militancia del poeta no estuviera presente en su poesía; más bien su pluma
supo esconder sus discrepancias políticas, mas no callarlas. Sólo un perfecto manejo del
petrarquismo hizo posible hablar de dos temas sin suprimir la expresión poética. La Canción
III es gran ejemplo de la destreza para esconder espinas en las rosas del tópico amoroso. La
autocensura tuvo efectividad durante varios siglos; ahora es momento de desentrañar los
BIBLIOGRAFÍA
Clifford Graf, Eric, “From Scipio to Nero to the Self: The Exemplary Politics of Stoicism in
de la Vega, Garcilaso, Obra poética y textos en prosa, Bienvenido Morros ed., Barcelona,
______, Garcilaso de la Vega y sus comentaristas, Antonio Gallego Morell ed., Madrid,
Gredos, 1972.
Farmer, Julia, “The Experience of Exile in Garcilaso’s Second Eglogue”, Bulletin of Hispanic
Luzán, Ignacio de, La poética o reglas de la poesía en general y de sus principales especies,
Pozuelo Yvancos, José María, “El «otro» Garcilaso (En torno a la Canción III)”, Alicante,
______, Rosa Ma. Aradra Sánchez, Teoría del canon y literatura española, Madrid, Cátedra,
2000.