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La pedagogía de la esperanza debe fundarse en prácticas

solidarias y acciones militantes que reconozcan que el propio


sentido de la solidaridad es hoy objeto de disputa. De tal
forma, el solidarismo que fundamenta nuestra esperanza
radical se sustenta en el carácter liberador de la educación,
principio que no tiene nada que ver con el desarrollo de
acciones de caridad pobre para los más pobres. Se trata, por
el contrario, de reconocer el imperativo ético de luchar contra
las injusticias que produce y reproduce un sistema excluyente
y discriminador. De reconocer el valor no mercantilizable de la
dignidad y de la igualdad humana. De pensar la solidaridad
como compromiso de lucha por una sociedad más justa, de
una lucha que no es “para” los excluidos, sino “con” los
excluidos.

La pedagogía de la esperanza sólo se construye cuando la “calidad”


escolar no se reduce a criterios de productividad académica, sino que
se afirma en la ampliación del derecho social a la educación y en lucha
contra el monopolio del conocimiento.

PEDAGOGÍA DE LA ESPERANZA• En tiempos de desencanto debe edificarse a


partir de los desafíos que los educadores precisan asumir en la cotidianeidad del
trabajo escolar.
Pedagogía de la Esperanza• Construye valores• Construye sentidos• Construye
derechos.• La igualdad se estructura como práctica efectiva en la vida cotidiana de
las comunidades.
Paulo no expresa en su video que la normalización de la exclusión comienza a
producirse cuando descubrimos que al final de cuenta, en una buena parte del
mundo, hay mas excluidos que incluidos
,

1) En que consiste la pedagogía de la exclusión que caracteriza los


sistemas educativos latinoamericanos.
Paulo no expresa en su video que la normalización de la exclusión
comienza a producirse cuando descubrimos que al final de cuenta, en una
buena parte del mundo, hay mas excluidos que incluidos. En otras
palabras, la proclamada unidad de los sistemas educativos nacionales
siempre fue en América Latina, circuitos educacionales altamente
segmentados y diferenciados, han ido configurando una norma institucional
donde la política ha sido, casi siempre, la de ofrecer educación pobre a los
pobres, permitiendo apenas a las ricos la posibilidad de acceso a una
educación de excelencia. Circuitos diferenciados donde el derecho a la
educación de calidad, lejos de fundamentarse en un principio de igualdad,
se fue constituyendo en un caro privilegio de aquellos en condiciones de
poder pagarlo.

2) En que consiste su propuesta pedagógica alternativa a la


pedagogía de la exclusión, que el denomina la pedagogía de la
esperanza
La pedagogía de la esperanza, la define Pablo Gentili, como un antídoto limitado,
aunque necesario contra de la pedagogía de la exclusión La pedagogía de la
De
esperanza, es por definición una pedagogía de la igualdad y por la igualdad,
pensar la solidaridad como compromiso de lucha por una
sociedad más justa, de una lucha que no es “para” los
excluidos, sino “con” los excluidos. Por eso, la pedagogía de la
esperanza, busca garantizar el acceso a la escuela de los mas pobres y al mismo
tiempo precarizar las condiciones de vida de las grandes mayorías-

3) Creen uds que esta propuesta de la pedagogía de la esperanza


es viable argumente su respuesta.
La propuesta de la pedagogía de la esperanza, consideramos que no
es viable, con la convicción de que la educación no puede cambiar el
mundo si en el mundo no cambian otras cosas: entre ellas, el modelo
de producción y acumulación de la riqueza, las condiciones de acceso
al mercado laboral, las formas de exclusión ligadas al género, la etnia
o el origen social. Mientras las políticas educativas partan de este
supuesto, difícilmente podrán disminuir las desigualdades educativas e
impedir que existan circuitos de educación diferenciados.
Podemos concluir que no hay esperanza alguna en confiar que un
futuro no muy lejano de una sociedad justa dependa del espíritu
solidario, generoso y altruista de los ricos hacia los pobres.
Solidaridad es sinónimo de compromiso social y de lucha por la
transformación radical de las prácticas que históricamente condenan a
la miseria y a la exclusión a millones de seres humanos
A partir de estudios recientes, Gentili analiza hasta qué punto el
derecho universal a la educación se verifica en América Latina. Su
propósito no es, sin embargo, hacer un diagnóstico de las carencias,
sino proponer una caja de herramientas para el pensamiento y la
acción. En este marco, explica la incidencia de las reformas
neoliberales, el panorama de la enseñanza media y superior, la
actualidad de los postulados reformistas de 1918 y la necesidad de
profundizar l
os avances insoslayables que tuvieron lugar en los últimos años, a fin
de garantizar no sólo el ingreso al sistema sino, sobre todo, una
educación de calidad.
Genuinamente comprometido con la realidad de la región, el autor se
aboca a una rigurosa crítica de las perspectivas economicistas y
tecnocráticas con que suelen abordarse los procesos de reforma
educativa, y procura establecer qué valores y sentidos deben fundar
hoy una educación liberadora. Pedagogía de la igualdad es, así, un
aporte indispensable para repensar el papel de la educación en la
construcción de sociedades más justas y democráticas.

Es necesario pensar una política educativa que desde el Estado


asuma y reconozca --más allá del discurso, desde la práctica efectiva--
que la educación es un derecho humano, un derecho social, y en tanto
tal es una responsabilidad del Estado. Pero que la comunidad participe
no significa crear peores condiciones para que los más pobres
garanticen su propia educación y los ricos acaben teniendo los
privilegios y las oportunidades que históricamente tuvieron.

No es que esas prácticas neoliberales no sean también una política


educativa. De hecho la política neoliberal es una política educativa que
tuvo y está teniendo efectos nefastos en América Latina. No porque
esas políticas hayan creado o inventado las desigualdades en América
Latina, sino porque han sido responsables de reforzar esa
desigualdad, de cristalizarla a través de un discurso que busca
desresponsabilizar al Estado de las situaciones de crisis, de fracaso,
de segregación y de exclusión que sufre la gran mayoría de este
continente.
En términos más rigurosos sabemos que los más pobres estuvieron de
modo general excluidos de las oportunidades educativas en América
Latina- a ciertos sectores de la población que se aprovecharon más de
los beneficios del espacio público que otros. Independientemente de
que en el pasado algunas cosas fueron mejores.

Pedagogía de la esperanza

Pablo Gentili y la pedagogía de la esperanza

Publicado en 11 diciembre, 2011

La pedagogía de la esperanza debe fundarse en prácticas solidarias y


acciones militantes que reconozcan que el propio sentido de la
solidaridad es hoy objeto de disputa. De tal forma, el solidarismo que
fundamenta nuestra esperanza radical se sustenta en el carácter
liberador de la educación, principio que no tiene nada que ver con el
desarrollo de acciones de caridad pobre para los más pobres. Se trata,
por el contrario, de reconocer el imperativo ético de luchar contra las
injusticias que produce y reproduce un sistema excluyente y
discriminador. De reconocer el valor no mercantilizable de la dignidad
y de la igualdad humana. De pensar la solidaridad como compromiso
de lucha por una sociedad más justa, de una lucha que no es “para”
los excluidos, sino “con” los excluidos.

La pedagogía de la esperanza sólo se construye cuando la “calidad”


escolar no se reduce a criterios de productividad académica, sino que
se afirma en la ampliación del derecho social a la educación y en lucha
contra el monopolio del conocimiento.

La pedagogía de la esperanza, es por definición una pedagogía de la


igualdad y por la igualdad
Vivimos en tiempos de violencia, de guerra, de exclusión, de
desencanto, desilusión y de falta de esperanza.
Vivimos en un mundo que parece ser de unos pocos privilegiados que
pueden pagar para habitar en el.

De política y ajuste neoliberal.


La pedagogía de la esperanza nace y se refuerza de la indignación
que produce nuestra historia de exclusiones y la realidad política que
la profundiza. Por eso, la pedagogía de la esperanza, busca
garantizar el acceso a la escuela de los mas pobres y al mismo tiempo
precarizar las condiciones de vida de las grandes mayorías, acaba
convirtiendo el derecho a la educación en una promesa de difícil
realización. En América Latina, los niños y sus familias reconocen que
el principal valor de la escuela reside en el hecho que en ella su puede
co

Es preciso que las minorías, aún siendo diferentes entre ellas, se unan
para luchar por unos derechos, para poder vencer a una mayoría.
Pero las minorías no deben ser tratadas sobreprotegiéndolas, sino que
deben recibir un trato igualitario a los otros sectores

Podemos concluir que no hay esperanza alguna en confiar que un


futuro no muy lejano de una sociedad justa dependa del espíritu
solidario, generoso y altruista de los ricos hacia los pobres.
Solidaridad es sinónimo de compromiso social y de lucha por la
transformación radical de las prácticas que históricamente condenan a
la miseria y a la exclusión a millones de seres humanos.
Si alguien quiere conocer el proceso de desarrollo que ha llevado a las
sociedades y las naciones a la situación que viven actualmente, no
debe pasar por alto el echar un vistazo al aspecto educativo. En la
mayor parte de AméricaLatina cuando se revisan los discursos
gubernamentales, las campañas políticas o los informes de los
directivos del sector educativo se pueden dilucidar en los primeros una
gran cantidad de proyectos prometedores y en los segundos unos
resultados formidables. Es lamentable que los primeros y los
segundos estén lejos de la realidad de la mayoría de la población.
Son diversas las causas que ponenfuera del alcance de esas
mayorías una verdadera educación que sea la llave de acceso a la
superación del nivel de vida general; entre esas causas las hay del
tipo económico, político, social, religiosas, ideológicas, etc. Esa
marginación de la que son objeto campesinos, obreros, empleados, y
demás sectores de clase subalterna, es fuente de una caída abrupta
en una perdida de fe, de ilusiones yde esperanza que se adhiere a una
resignación que lleva al estancamiento y a la inmovilización de esa
gente.
Es necesario inyectar en esa gente desesperanzada el interés, las
intenciones de superación, los sueños, y esto -según Freire- es posible
mediante la educación y la forma de llevarla a cabo. Por eso surge La
Pedagogía de la Esperanza donde se habla de ello, donde se le quita
la etiqueta deresponsables del atraso y del fracaso a los atrasados y
los fracasados, donde se propone revisar las estructuras sociales y
sus mecanismos; donde se pretende acercar el modo de visualizar el
mundo dentro de la escuela con el modo con que se ve desde fuera de
ella; donde se toma en cuenta el recorrido sociocultural del educando
y no se intenta la manipulación del profesor sobre él. Veamos pues
lapropuesta de Freire y su modo de ver la responsabilidad del
educador frente al educando, la diferencia entre el discurso neoliberal
y el progresista, y la manera en que podemos utilizar La Pedagogía de
la Esperanza.
LENGUAJE Y DEMOCRATIZACION DE LA ENSEÑANZA.
Un papel fundamental en el hecho educativo lo realizan los
educadores, -al decir educadores, o cualquier otro adjetivo
estaremoshaciendo alusión a toda persona que se pueda llamar así,
es decir, hombres y mujeres, no es ideología machista solo se trata de
ser concreto- es en ellos en quien descansa la responsabilidad de la
forma en que se lleva a cabo la comunicación con el alumnado.
La Pedagogía de la Esperanza, es la forma de educar de una forma no
excluyente, donde el discurso del educador es hecho tomando en
cuenta lo que eleducando puede entender. Para ello se necesitan
educadores progresistas, es decir, que tengan conciencia de que por
medio de su labor pueden acercar a los alumnos a obtener libertad, a
dejar la opresión, entendiendo por libertad la libertad de elegir. “el
educador… progresista [debe asumir] el momento del educando, partir
de su aquí y de su ahora, para superar en términos críticos, con él,
suingenuidad”. (Freire, 1993, p. 43)
El asumir ese momento del educando, es el entender el contexto
sociocultural propio de él, de esa manera se le puede hablar en
términos que sea capaz de entender y de apropiarse. No es que el
educador deba de olvidarse de utilizar un lenguaje correcto o
apropiado, lo que debe de hacer es saber como decir en el lenguaje
utilizado por el educando aquello necesario dedecir. Entonces podrá a
caso ir alternando el uso de ciertos términos.
Es algo similar a lo que nos menciona Basil Bernstein en su teoría de
los códigos; él dice que la escuela está hecha por y para las clases
dominantes excluyendo de diversas formas a las clases subalternas,
una de esas formas es mediante el lenguaje utilizado por los
educadores, el cual, es similar o igual al usado en el...
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