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Introducción
Al niño le gustaba construir castillos en la arena. Vivía cerca de la playa,
así que podía darse el gusto de hacerlo con mucha frecuencia. Un día,
llegó un grupo de niños mayores que empezaron a reírse de sus esfuerzos
y tumbarlos a patadas. El niño sufrió al ver la destrucción gratuita de tanto
esfuerzo.
Cuando lo mismo sucedió durante varios días seguidos, el niño decidió
que era hora de tomar acción. Al día siguiente, cuando empezó a construir
sus castillos de arena, escondió primero en sus fundamentos bloques de
concreto, piedras y tabiques.
Cuando llegaron los valentones para destruir sus obras, el niño se
escondió mientras ellos se percataban de que las cosas ya no eran como
antes. Sus pies descalzos pronto descubrieron que los castillos no
consistían solamente en suave arena, y ahora a ellos les tocaba sufrir.
Hoy en día, hay muchos que también atacan a la Iglesia. Frente a los
matones del pecado, el materialismo y las falsas religiones, parece que la
Iglesia será destruida. Lo que se nos puede olvidar, sin embargo, es que la
Iglesia está construida sobre una roca. Jesús dijo: "Sobre esta roca
edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella"
(Mateo 16:18).
La Iglesia de Jesucristo está respaldada por todo el poder de Dios. La
Iglesia no es simplemente otra institución humana, que avanza con
esfuerzo humano y que puede caer por la debilidad humana. La Iglesia de
Dios tiene una fortaleza divina, la del Espíritu Santo.
Dios nos ha dado el 100% de su apoyo. Ahora nos corresponde a nosotros
poner de nuestra parte, porque somos colaboradores de Dios. Nos toca
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trabajar juntos para levantar la Iglesia que Dios desea. Ahora bien, si
vamos a trabajar para levantar la Iglesia, tenemos que saber qué estamos
construyendo. Una obra sin planillas pronto se convierte en confusión.
Por este motivo, hoy vamos a considerar lo que Dios quiere para su
Iglesia. En su Palabra, Dios nos ha dicho lo que El desea para nosotros
como pueblo suyo. En primer lugar,
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En el principio, el propósito de Dios en formar un pueblo para sí era que lo
alabara. En 3.500 años, las cosas no han cambiado. Dios aún desea que
su Iglesia lo alabe. Cuando la Iglesia deja de adorar a su Señor, empieza a
perder el rumbo.
Aquí hay una gran ironía. Cuando vamos caminando por la calle,
tenemos que mirar hacia abajo para no tropezar. Sin embargo, como
Iglesia, ¡tenemos que mirar hacia arriba para no tropezar! Cuando la
Iglesia empieza a mirar solamente al mundo, o solamente hacia
adentro, empieza a desequilibrarse.
Podemos ver un ejemplo de esto en el llamado de Pablo a servir como
misionero. ¿Cuándo llamó Dios a Pablo de una forma específica para ser
misionero? Vamos a ver la respuesta en Hechos 13:2: "Ministrando éstos
al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a
Saulo para la obra a que los he llamado". El llamado de Dios para Pablo
vino mientras participaban en el culto al Señor - es decir, ¡mientras
adoraban a Dios!
Ahora bien, ¿cómo vamos a ser una Iglesia que alaba? déjenme decir sólo
una cosa: tenemos que valorar la adoración. Tenemos que venir a la
Iglesia deseosos de estar en la presencia de Dios y preparados para darle
el honor que se merece.
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Por eso, te pregunto: ¿valoras la alabanza? ¿Te sientes parte de LA
Iglesia que alaba? EN este tiempo, Dios quiere que aprendamos de
corazón a alabarle. Jesús lo dijo: "Pero la hora viene, y ahora es, cuando
los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;
porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren" (Juan 4:23).
¿Quieres ser uno de esos adoradores?
Dios quiere tener una Iglesia que alaba. En segundo lugar,
Amar cuesta. Amar duele. C.S. Lewis lo expresó así: "El amor significa ser
vulnerable. Si amas algo, tu corazón seguramente será retorcido y
posiblemente sea quebrantado. Si quieres estar seguro de mantener tu
corazón intacto, no puedes darle tu corazón a nadie... . Envuélvelo
cuidadosamente con pasatiempos y pequeños lujos;... enciérralo
seguramente en el cofre o el ataúd de tu propio egoísmo. Pero en ese
cofre - seguro, oscuro, inmóvil, ahogado - tu corazón cambiará. No será
quebrantado; se volverá inquebrantable, impenetrable, irredimible... . El
único lugar fuera del cielo donde puedes estar a seguro de todos los
peligros del amor... es el infierno. "
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Pocos de nosotros queremos correr el riesgo de amar. Pocos queremos
exponernos a que nos rechacen, a que se aprovechen de nosotros.
Preferimos vivir nuestra propia vida y que los demás vivan su vida, y no
mezclarnos en los asuntos de los demás, ni dejar que ellos se acerquen a
nosotros.
Conclusión
Ronald Reagan, el expresidente de los Estados Unidos, alguna vez contó
de algo que le sucedió en su niñez. Su tía lo llevó al zapatero para que
éste le hiciera un par de zapatos nuevos. El zapatero le preguntó al joven
Reagan si los quería con punta cuadrada o redonda, pero el futuro
presidente se mostró indeciso.
Algunos días después, el zapatero le volvió a hacer la pregunta, y Reagan
nuevamente se declaró indeciso. Por fin, le dijo que los zapatos estarían
listos dentro de un par de días. Cuando Reagan fue a recoger los zapatos,
¡uno tenía punta cuadrada, y el otro, redonda!
Reagan luego comentó: "Allí mismo aprendí que, si no tomo mis propias
decisiones, otra persona las tomará". ¿Sabes qué? Es hora de tomar una
decisión. ¿Quieres formar parte de una Iglesia que alaba, una Iglesia que
ama y una Iglesia que alcanza? Si quieres hacerlo, toma hoy la decisión de
comprometerte ante Dios en trabajar para que así sea.
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