Está en la página 1de 18

III: LIDERAZGO EN EL GRUPO

3.1. El terapeuta del grupo como persona:

Las técnicas terapéuticas no pueden desligarse de las características y


conductas personales del terapeuta.

Los terapeutas de grupo pueden adquirir conocimientos teóricos y prácticos


extensivos sobre dinámicas grupales, pueden disponer de una amplia
formación en procedimientos teóricos y diagnósticos y sin embargo seguir
siendo poco efectivos en la estimulación al crecimiento y cambios de los
miembros del grupo. Los terapeutas llevan a todos los grupos sus cualidades,
valores y experiencias vitales personales. Para favorecer el crecimiento en las
vidas de los miembros, los terapeutas deberán vivir sus propias vidas
orientadas hacia el crecimiento.

3.1.2. Personalidad y carácter.

Estas características están vinculadas al liderazgo efectivo del grupo, su


presencia o ausencia puede facilitar o inhibir el proceso grupal.

Presencia. La presencia emocional significa ser movido por la alegría y el dolor


que experimentan los otros.

Poder personal Implica la confianza en sí mismo y la conciencia de la influencia


propia sobre los otros. Se debe especificar que el poder no implica dominio y
explotación de los otros, eso es abuso de poder.
Los terapeutas realmente poderosos emplean el efecto que tienen sobre los
participantes del grupo a invitarles a ponerse en contacto con su propio poder
dentro de sí.

Valentía. los terapeutas efectivos son conscientes de que deben mostrar


valentía en sus interacciones con los miembros del grupo y de que no pueden
esconderse tras su rol especial de terapeuta.

Voluntad para confrontarse consigo mismo. Una de las principales tareas del
terapeuta consiste en promover la auto-exploración de los clientes.

La auto-confrontación puede adoptar su forma de formular y responder


preguntas como:

¿Por qué dirijo los grupos? ¿Qué obtengo de esta actividad?

¿Por qué me comporto de este modo en el grupo? ¿Qué impacto


producen mis actitudes, valores, sesgos, sentimientos y conductas en el
resto de las personas del grupo?

¿Cuál de mis necesidades se satisfacen a través de mi rol como


terapeuta del grupo?

¿Uso en alguna ocasión los grupos que dirijo para satisfacer mis
necesidades personales a expensa de las necesidades de los
miembros?
Sinceridad y autenticidad. Estas son de las cualidades más importantes de los
terapeutas, el ser sincero por el bienestar y crecimiento de los otros.

Sentido de identidad. Los terapeutas para poder ayudar a los miembros del
grupo a descubrir quiénes son, deberán disponer de un sentido claro de su
propia identidad.

Confianza y entusiasmo en el proceso grupal. La confianza del terapeuta en el


valor del proceso grupal es fundamental para el éxito del grupo. El entusiasmo
que los terapeutas trasmitan a sus grupos puede ser contagiosa.

Imaginación y creatividad. Los terapeutas deberían evitar el estancamiento en


técnicas ritualizadas y presentaciones programadas carentes de vida.

3.2. Problemas y factores especiales para los terapeutas principiantes:

Estos factores deben ser considerados por todos los terapeutas,


independientemente de su experiencia, son especialmente significativos para
aquellos cuya experiencia es escasa.

Ansiedad Inicial
Antes de dirigir su primer grupo sin ninguna duda se sentirá ansioso por hacer
que empiece el grupo y por mantenerlo en marcha. En otras palabras, se
formulará cuestiones como estas con cierto grado de turbación:

¿Conozco ya lo suficiente para dirigir un grupo?

¿Qué esperan los participantes de mí?

¿Seré capaz de poner el grupo en marcha? ¿Cómo?

¿Se me acabarán los comentarios o las actividades antes de finalizar la


sesión?

¿Debería adoptar un rol activo o debería esperar que el grupo empiece


por sí mismo?

¿Debería tener un programa establecido o debería dejar que sean los


miembros del grupo quienes decidan los temas a comentar?

¿Qué técnicas debería usar en los estadios iniciales del grupo?

¿Qué hago si nadie desea participar?

¿Y si son demasiados los que desean intervenir?

¿Cómo seré capaz de tener en cuenta a aquellos que deseen


involucrarse?

¿Querrán volver los miembros del grupo?

La ansiedad puede ser contraproducente si se alimenta de sí misma y se le


permite que nos conduzca a la inactividad. Por lo tanto, a los terapeutas
principiantes deben verbalizar sus preguntas y dudas y a examinarlas en el
curso de las sesiones de formación. La misma voluntad de hacerlo puede
eliminar parte de la ansiedad innecesaria al comprobar que sus compañeros
comparten las mismas preocupaciones.

Auto-Apertura
Independientemente de los años de experiencia, muchos terapeutas de grupo
se enfrentan al problema de la auto-apertura. Para los terapeutas principiantes
este factor tiene aún mayor relevancia.

Escasa auto-apertura

Si usted intenta mantener las expectativas estereotipadas del rol y mantener


una imagen misteriosa, protegido tras su fachada profesional puede perder su
identidad personal en el grupo y no permitir que sepan nada de usted.

Excesiva auto-apertura

Al otro extremo del continuo están los problemas asociados al exceso de auto-
apertura. La mayoría de los terapeutas principiantes (y muchos
experimentados) sienten la necesidad de aprobación y aceptación de los
miembros del grupo.

Auto -apertura facilitadora y adecuada del terapeuta.

La auto-apertura facilitadora y adecuada del terapeuta es un aspecto esencial


del arte de dirección de grupos. No es necesario revelar detalles de su pasado
o de su vida personal para darse a conocer como persona o para empatizar
con los participantes. Unas pocas palabras pueden transmitir mucho, y los
mensajes no verbales - el contacto, una mirada, un gesto - pueden expresar
sentimientos de identificación y comprensión.
Manejo de Miembros Difíciles

Muchos estudiantes en las clases de terapia desean hacer comentarios sobre


los miembros "difíciles" de los grupos que dirigen. Aprender a manejar
terapéuticamente la resistencia en las diversas formas que ésta adopta, es un
desafío fundamental de los terapeutas de grupo. Cuando los terapeutas
principiantes se encuentran con miembros que presentan mucha resistencia, a
menudo adoptan el problema de forma personal.

El Manejo de las Reacciones Propias ante la Resistencia de los Miembros

Cuando los miembros del grupo muestran una conducta que usted considera
problemática, debe ser consciente de la tendencia a responder con
sentimientos fuertes.

El Reto de Manejar un Sistema

La mayoría de los grupos que usted dirija se encontrarán bajo los auspicios de
algún tipo de institución - un sistema escolar, una organización comunitaria de
salud mental, un hospital psiquiátrico, una clínica o un centro de rehabilitación
local o estatal. Al dirigir grupos en un entorno institucional, uno descubre
rápidamente que el dominio de la teoría y práctica del liderazgo de grupos no
garantiza el éxito de los grupos.

3.3. El terapeuta del grupo como profesional


Destrezas de Liderazgo de Grupos

Es un error asumir que cualquier persona con ciertas cualidades personales y


el deseo de ayudar a los demás puede ser un terapeuta efectivo de grupos. El
liderazgo efectivo requiere destrezas específicas y la adecuada ejecución de
ciertas funciones.

Escucha activa: La escucha activa implica prestar toda la atención al hablante


y ser sensible al mensaje comunicado tanto a nivel verbal como no verbal.

Parafraseo: De alguna forma el parafraseo es una extensión de la escucha.


Implica retransmitir con otras palabras lo que alguien ha manifestado con el fin
de aclarar el significado tanto para el emisor como para el grupo.

Clarificación: Clarificar es también una extensión de la escucha activa. Implica


responder a los aspectos confusos de un mensaje centrándose en aquellos
subyacentes y ayudando a la persona a percibir los sentimientos conflictivos.

Síntesis: La destreza para resumir todos los elementos importantes de la


interacción grupal o parte de una sesión se conoce como síntesis. Esta
habilidad es particularmente útil al cambiar de un tema a otro.

Preguntas: Preguntar es probablemente la técnica de la que tienden a abusar


los terapeutas principiantes. Bombardear a los miembros con una pregunta
después de la otra no conduce a resultados productivos y puede tener incluso
un impacto negativo sobre la interacción grupal.
Interpretación: El terapeuta interpreta cuando ofrece posibles explicaciones
sobre un pensamiento, sentimiento o conducta del participante.

Confrontación: La confrontación puede ser una fórmula valiosa para incitar a


los miembros a ser más honestos consigo mismo.

Reflejos de sentimientos: Reflejar los sentimientos es la habilidad para


responder a la esencia de lo que comunica la persona. El fin es hacer saber a
los miembros que son escuchados y comprendidos.

Apoyo: Apoyar significa proporcionar ánimo y refuerzo a los miembros del


grupo especialmente cuando examinan sentimientos dolorosos y cuando
adoptan riesgos.

Empatía: El núcleo de la habilidad de la empatía reside en la capacidad del


terapeuta para captar sensiblemente el mundo subjetivo del participante y sin
embargo mantener su propia entidad.

Facilitación: La facilitación va dirigida a potenciar la experiencia grupal y a


capacitar a los miembros para que alcancen sus metas.

Iniciación: Las destrezas de iniciación por parte del terapeuta evitan que el
grupo ondee sin rumbo ni dirección.

Definición de metas: La definición de metas es un elemento básico de la


terapia grupal. Advierta que los terapeutas no definen las metas de los clientes;
ayudan a los miembros del grupo a seleccionar y clarificar sus propias metas
específicas.

Evaluación: La evaluación es un proceso continuo que transcurre de principio a


fin a lo largo del proceso grupal. Al finalizar cada sesión el terapeuta debe
evaluar lo sucedido en el grupo en su totalidad y en cada miembro en
particular.

Feedback: El terapeuta experimentado proporciona feedback específico y


sincero basándose en su observación y reacción a las conductas de los
miembros y potencia que los miembros se proporcionen feedback entre sí.

Sugerencia: La sugerencia es una forma de intervención diseñada para ayudar


a los participantes a elaborar un curso alternativo de pensamiento o acción.

Protección: Sin asumir una actitud paternal hacia el grupo, los terapeutas
deben ser capaces de salvaguardar a los miembros de los riesgos físicos y
psíquicos innecesarios asociados a su pertenencia al grupo.

Apertura propia: Cuando los terapeutas revelan información, como hemos


visto, ésta normalmente tiene un impacto sobre el grupo.

Modelado: Los miembros del grupo aprenden por observación de la conducta


del terapeuta. Si el terapeuta valora la honestidad, el respeto mutuo, la
confianza, el riesgo adoptado y el asertividad, puede potenciar estas
cualidades en los miembros demostrándolas frente al grupo.
Vinculación: Una forma de favorecer la interacción de los miembros es localizar
los temas que surgen en el grupo y conectar éstos con el trabajo que ejecutan
los miembros.

Bloqueo: El bloqueo hace referencia a la intervención del terapeuta para dar fin
a las conductas contraproducentes presentes en las sesiones del grupo.

Finalización: Los terapeutas deben aprender el modo y el momento de concluir


su trabajo con los individuos y con los grupos.

Una Perspectiva Integradora de las Destrezas del Terapeuta de Grupo

No es extraño que los terapeutas principiantes se sientan sobrecargados


cuando tienen en cuenta todas las destrezas necesarias para desarrollar un
liderazgo efectivo. El aprendizaje sistemático de ciertos principios y la práctica
de ciertas destrezas refinarán su estilo de liderazgo y le proporcionarán la
confianza necesaria para aplicar con efectividad estas destrezas. Participar en
un grupo como miembro es una forma para desarrollar estas destrezas porque
observando a personas experimentadas se puede aprender mucho.

Como cualquier habilidad, las destrezas de liderazgo existen en grados y no


sobre la base del todo-o-nada. Pueden aprenderse sólo mínimamente o
pueden alcanzar un grado muy elevado de perfección. Pero estas destrezas
pueden mejorarse constantemente a través de la práctica y la experiencia
supervisada.

Llegar a ser un Terapeuta de Grupo Multicultural


Hasta hace poco tiempo se había escrito bastante poco sobre el tema
específico de la formación de terapeutas efectivos de grupo multicultural.
Además de las destrezas previamente mencionadas se requieren
conocimientos y destrezas especiales para manejar grupos culturalmente
diversos.

Al escribir sobre la psicoterapia del futuro con minorías étnicas, Comas-Díaz


(1992) señala que la sensibilidad, la comprensión y la competencia al trabajar
dentro de una perspectiva multicultural beneficiará tanto a los clientes
minoritarios como a los terapeutas. Asegura que será fundamental el desarrollo
de destrezas para el trabajo con clientes culturalmente diversos en la medida
que nuestra sociedad sea cada vez más pluralista.

Según vaya estudiando las teorías contemporáneas y aplicándolas a la terapia


de grupos, trate de pensar en las implicaciones culturales de las técnicas que
surgen de ellas. Piense qué técnicas pueden ser más o menos apropiadas
para ciertas poblaciones de clientes en contextos específicos. Incluso más
importante, piense en las formas de adaptar las técnicas que aprende a un
grupo de miembros con determinados antecedentes culturales.

A continuación, se presenta la versión resumida y adaptada de los autores:

Creencias y aptitudes: En primer lugar, los terapeutas eficaces reconocen y


entienden sus propios valores, sesgos, actitudes etnocéntricas y presunciones
sobre la conducta humana.
Conocimiento: En segundo lugar, los profesionales culturalmente competentes
poseen ciertos conocimientos. Tienen conocimientos sobre su propia herencia
cultural y racial y sobre el modo en que ésta influye personal y
profesionalmente.

Destrezas y estrategias de intervención: En tercer lugar, los terapeutas


efectivos han adquirido ciertas destrezas para trabajar con poblaciones
culturalmente diversas.

Reconocimientos de las limitaciones propias: Aunque los profesionales pueden


adquirir conocimientos generales y destrezas que les capaciten para funcionar
competentemente con clientes diferentes, no es realista esperar que sepan
todo sobre los antecedentes culturales de todos sus clientes.

3.4. Procedimientos para iniciar una sesión grupal

Con grupos que se reúnen semanal o regularmente, los terapeutas pueden


emplear diversos procedimientos:

Se puede pedir a los miembros que resuman brevemente lo que deseen


conseguir en la sesión.

Puede ser también útil que las personas tengan la posibilidad de expresar
cualquier idea o pensamiento sobre la sesión anterior o mencionar cualquier
aspecto no resuelto durante la misma.
Se puede pedir a los participantes que cuenten los logros y/o dificultades
encontrados durante la semana.

El terapeuta puede necesitar algunos minutos para hacer algunas


observaciones sobre el último encuentro o para mencionar algunas ideas que
se le han ocurrido desde la sesión anterior.

3.5. Procedimiento para finalizar una sesión

Antes de dar por terminada una sesión es conveniente disponer de tiempo para
integrar los sucesos acaecidos en el grupo, para reflexionar sobre lo
experimentado, para comentar las tareas de casa y para resumir. El terapeuta
puede encontrar útil advertir a los miembros cuando llegan al punto medio de la
sesión y decir algo como: "Todavía nos queda una hora antes de finalizar la
sesión de hoy.

Normalmente, los miembros no evalúan automáticamente su grado de


implicación en el grupo o la amplitud de los logros conseguidos. El terapeuta
puede guiar a los participantes a reflexionar sobre las limitaciones temporales
del grupo y sobre el grado de satisfacción referente a la participación. Los
miembros necesitarán también ayuda para evaluar el grado en que progresan
hacia sus metas y la efectividad con que opera el grupo.

A continuación, se presentan algunos pasos que pueden efectuar los


terapeutas hacia el final de cada sesión semanal para ayudar a los miembros a
evaluar su participación y para relacionar al grupo con su experiencia diaria:
Los terapeutas no deberían esforzarse por concluir los aspectos tratados
durante la sesión antes de cerrarla. Aunque la ansiedad resultante por "dejar
colgadas a algunas personas" puede ser contraproducente, no es terapéutico
dar por finalizado un aspecto apresuradamente. Para los miembros es bueno
finalizar la sesión con alguna duda no resuelta, de este modo pueden estar
motivados para pensar más en sus problemas y poder traer a la próxima
sesión soluciones sugerentes que ellos mismos han elaborado.

Al finalizar cada sesión puede ser muy efectivo resumir. A veces es útil pedir a
los miembros que resuman tanto el proceso grupal como su propio proceso
individual en dirección a las metas. Se pueden comentar los temas comunes
que hayan surgido. El terapeuta puede añadir alguna síntesis complementaria
especialmente referida al proceso grupal pero incluso es mejor enseñar a los
miembros a integrar por su propia cuenta lo que han aprendido.

Se puede pedir a los participantes que comenten al grupo sus percepciones


sobre la sesión, que ofrezcan feedback al resto de los miembros y que
declaren su grado de implicación en la sesión.

Es útil concentrarse también en el feedback positivo. Los individuos que se han


implicado deberían recibir el reconocimiento y el apoyo correspondiente a sus
esfuerzos tanto del terapeuta como de los miembros restantes.

Los miembros pueden referirse a sus tareas de casa, en las cuales tratarán de
poner en práctica algunos de sus nuevos insights; pueden comentar
brevemente lo que aprenden sobre sí mismos a través de las relaciones en el
contexto grupal y pueden planificar la aplicación de lo aprendido a situaciones
problemáticas fuera del grupo.
Se puede preguntar a los participantes si hay algún tema o problema que les
gustaría incluir en la agenda del próximo día. Además de vincular las sesiones,
este procedimiento estimula a los participantes a pensar en formas de
examinar sus problemas en la siguiente sesión, es decir a trabajar entre las
sesiones.

Los terapeutas pueden tener el propósito de expresar sus propias reacciones a


la sesión y hacer algunas observaciones. Estas reacciones y comentarios
sobre la dirección del grupo pueden ser muy útiles para estimular el
pensamiento y la acción de los miembros.

3.6. Procedimientos para Mantener en Marcha al Grupo

Algunos enfoques hacen un uso extensivo de las técnicas estructuradas y de


los ejercicios destinados a mantener en marcha al grupo, mientras que otros
enfoques (como el centrado en la persona) rechazan cualquier empleo de tales
ejercicios para promover la interacción. Dependiendo de cómo, cuándo y por
qué se usen, los ejercicios estructurados pueden favorecer la interacción y
proporcionar un centro de interés al trabajo o pueden promover la dependencia
del miembro en el terapeuta para seguir liderando el grupo. En su propósito de
poner y mantener al grupo en marcha, algunos terapeutas proponen un
ejercicio después del otro.

Los terapeutas deberían evitar el abuso de ejercicios estructurados. Estos


ejercicios fomentan la interacción entre los miembros del grupo y los miembros
pueden acabar dependiendo de ellos. Si cuandoquiera que los miembros
encuentren un impass son rescatados con algún tipo de ejercicio, no
aprenderán a pensar en sus conflictos y a buscar respuestas propias para salir
del impass. Un abuso típico de los ejercicios estructurados se produce cuando
el nivel energético del grupo es bajo y los miembros parecen tener poca
voluntad para implicarse en el grupo. Si el terapeuta propone continuamente
ejercicios como si fueran píldoras psicológicas, los miembros del grupo no se
esforzarían nunca por observar el origen del aburrimiento y la apatía.
Evidentemente, en este caso, el ejercicio puede potenciar la evitación de
conductas por parte de los miembros.

Desarrollo de un estilo de liderazgo propio.

si usted trata de copiar un estilo ajeno, puede perder mucho de su potencial


competencia como terapeuta de grupo. Seguramente usted se verá influido por
supervisores, codirectores y terapeutas de grupos y seminarios que usted
atiende como participante. Pero una cosa es la influencia de otros - la mayoría
de los terapeutas adoptan muchos recursos para desarrollar su propio estilo de
liderazgo - y otra es negar su propia individualidad copiando los estilos
terapéuticos de otras personas, que pueden ser útiles para ellos, pero no
apropiados para usted. La instancia teórica que debe desarrollar cada
terapeuta tiene que estar estrechamente vinculada con los \alores, creencias y
características personales del mismo. De este modo, el primer paso para
desarrollar el propio enfoque consiste en ganar conciencia sobre uno mismo.

En esencia, existen tantos métodos terapéuticos como terapeutas e incluso


esos terapeutas que originalmente adoptan un modelo teórico como la terapia
conductual o el análisis transaccional varían en el modo de dirigir a los grupos.
Como terapeuta de grupo usted aporta sus experiencias, personalidad, sistema
de valores, sesgos, talentos y destrezas únicas al grupo que dirige. Usted
aporta también sus preferencias teóricas. Puede adoptar un enfoque que
subraya el pensamiento, uno que hace hincapié en la experiencia y expresión
de sentimientos o uno que centre su atención en métodos orientados a la
acción.

La Función de la Teoría en el Desarrollo de un Estilo Personal de Liderazgo

Una forma de construir la base de un estilo de liderazgo personal consiste en


conocer las diversas modalidades teóricas existentes y sus implicaciones para
el estilo de liderazgo. Dirigir un grupo sin un cuerpo teórico explícito es
equivalente a volar en un avión sin mapa ni instrumentos. Algunos estudiantes
piensan en un modelo teórico como una estructura rígida que prescribe paso a
paso lo que debe hacerse en cada situación específica. Esa no es mi visión de
la teoría.

Desarrollar una posición teórica implica más que aceptar meramente los
principios de cualquier teoría. Es un proceso continuo en el que los terapeutas
siguen preguntándose el "qué", "cómo" y "por qué" de su práctica.

También podría gustarte