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Ficha 4:

Decisiones de mejora escolar1


Paulo Volante. Académico de la Facultad de Educación UC.

En momentos de incertidumbre y ante la expectativa de lograr más efectividad en el sistema


escolar, muchos directivos y líderes docentes interpelan a dialogar en torno a las prioridades y
a los criterios con que guiar sus decisiones e iniciativas de mejorar escolar. Al respecto,
proponemos al menos tres buenos consejeros a la hora de decidir dónde poner los esfuerzos,
qué riesgos asumir y cuáles serán las posibles consecuencias de estas iniciativas. Estos
consejeros son tres: nuestras propias preferencias, la evidencia disponible y la experiencia de
otros agentes u organizaciones.

Las “preferencias” propias, de nuestro equipo y de quienes estarán involucrados en los


proyectos de mejora o esfuerzos de cambio siempre estarán presentes y, de un modo explícito
o a veces en forma implícita, nos guiarán en una u otra dirección. Es decir, nuestras
preferencias nos inducen, nos sesgan y nos condicionan, y por lo tanto más que negarlas
conviene comprenderlas y validarlas en las conversaciones y discusiones con quienes se verán
de un modo u otro involucrados en sus consecuencias. Un buen ejemplo a nivel de dirección
escolar es cuando sus líderes consultan a las familias respecto a su compromiso y adhesión
respecto a cambios en los niveles de exigencia académica y cómo aumentar, por ejemplo, el
tiempo instruccional respecto de algunos objetivos de aprendizaje más desafiantes para los
estudiantes.

La evidencia disponible es también una buena consejera. Nos provee antecedentes teóricos y
empíricos para validar determinados cursos de acción, puede contribuir a despersonalizar las
discusiones y ampliar la perspectiva de los agentes involucrados. Además, el utilizar evidencia
aumenta la validez de nuestras hipótesis y permite identificar sobreestimaciones de nuestras
propuestas. Por ejemplo, sabemos que el tiempo efectivo utilizado en la enseñanza directa es
del orden del 60% respecto las clases planificadas (Berliner, 1984), por lo que podemos afirmar

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Publicado en diario La Tercera el 13 de julio de 2014

Liderazgo Instruccional: Perspectiva Global y Prácticas Locales


que hay un espacio significativo a mejorar en ese tema. Por otra parte, si sabemos que al inicio
de la enseñanza media, en la asignatura de matemática se va a utilizar un 40% del tiempo
anual en reforzamiento numérico y algebraico, es muy probable que de no hacer nada se
perpetúe la falta de cobertura curricular. También sabemos que mejorar el tiempo dedicado a
una tarea importante tendrá un impacto superior a un tercio del rendimiento en esa tarea
(Hattie, 2009). Por tanto, no considerar esta evidencia será ignorar una dimensión inevitable
del tratamiento.
Pero los datos sin preferencias ni experiencias relevantes pueden caer en el vacío. Por ello,
indagar en las experiencias que han tenido los involucrados en mejorar este aspecto de la
gestión curricular es clave. Conocer qué, quiénes y cómo se han realizado intentos de mejora
en la propia organización y en otros casos, ayudará a concretar ideas y anticipar errores.
Muchas veces repetimos esfuerzos ineficaces, o ignoramos el trabajo previo de quienes han
logrado mejorar, aún cuando no sean experiencias idénticas.

En consecuencia, cuando los líderes escolares discuten cuáles pueden ser criterios adecuados
para manejar la contingencia en el sistema escolar y en las organizaciones en particular, nos
parece altamente recomendable insistir en el foco instruccional de la influencia de directores y
profesores. Ya que en la medida en que se persista en el impacto en la enseñanza y el
aprendizaje, los involucrados mantendrán el rumbo, y más allá de cambios en las condiciones
de navegación, experimentarán avances y logros en variables claves de la mejora escolar.

Pero más allá de los ejemplos donde las preferencias, la evidencia y la experiencia contribuyen
con la mejora enfocada en la calidad educativa, el desafío siguiente de los líderes será
ponderar el peso de cada uno de estos criterios en sus decisiones. Es decir, sabemos también
que más que calcular un promedio simple entre los tres, se trata de ponderar en qué tipo de
decisiones pesará más uno u otro criterio.

Más información en: liderazgoescolar.uc.cl

Liderazgo Instruccional: Perspectiva Global y Prácticas Locales

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