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06/Febrero/2015
En la lectura se abordan tres corrientes como paradigmas fundadores, los cuales son
el positivismo, el materialismo histó rico (marxismo) e historicismo.
El positivismo
Comprende la producció n, los recursos y las formas de entender la realidad e
interactuar en y con ella.
Los cientistas naturales determinaban los comportamientos de la materia.
Sus preocupaciones son la posibilidad de controlar el futuro con el optimismo
de los hombres y sus triunfos de la naturaleza; por esto la historiografía
positivista propone encontrar leyes generales reguladoras del devenir social.
La preocupació n central es “só lo mostrar lo que realmente aconteció ”, Ranke.
El historiador se centra en recabar documentos que registren y verifiquen los
acontecimientos.
La sociedad pensaba en términos de organismo vivo.
Los positivistas decimonó nicos ven con optimismo el futuro, centrando su
confianza en la racionalidad y la certeza.
La ciencia y sus instrumentos fueron la base argumentativa y la historia en un
quehacer riguroso, sistemá tico y objetivo.
El materialismo histórico
La apuesta teó rica de Marx se asienta a la contradicció n, la dialéctica y la lucha
de clases.
Marx trata de transformar por la vía de las praxis y de resolver a favor de los
desposeídos el nudo contradictorio del capitalismo.
Karl resignificó la historia e intentó rebasar tanto el empirismo descriptivo
como el idealismo interpretativo.
Sus tesis apuntará n al descubrimiento de las leyes generales que rigen la vida
social.
La revolució n era la conflagració n violenta, donde los sujetos histó ricos
construyen la nueva realidad.
Su hipó tesis a partir del aná lisis del capitalismo como modo de producció n y de
las sociedades de su tiempo.
La comprensió n de ló gica movía industrias y mercados, que dan sentido al
dinero y explican los contratos, los salarios y la ganancia.
Marx revisa una y otra vez críticamente, resuelve el estudio de coyunturas de
corto alcance y de un pasado inmediato a partir de una mirada con la que la
matriz econó mica, escenarios políticos, fuerzas sociales, contenido ideoló gicos
y culturales se presentan enlazados en un complejo contradictorio que se
resuelve en funció n de un equilibrio inestable.
Sidney Aline Ordó ñ ez Palacios. 4º “B”. 06/Febrero/2015
Historicismo
Nace como reacció n frente al positivismo.
Su réplica se ubica en el campo historiográ fico y pretende resolverse desde él.
El historiador es la clave de la construcció n histó rica y apela los hechos, los
construye, decide sobre ellos, los selecciona, los ordena y los interpreta.
Carr define a la historia como “un proceso continuo de interacció n entre el
historiados y sus hechos, un diá logo sin fin entre el presente y el pasado”.
Los historicistas proclaman historia viva, presenta, en la que los valores, ideas
y pasiones toman su lugar en los procesos; confluyen en la historia a la vez la
ló gica, la racionalidad y los motivos profundos, internos e inconscientes que
cobran significado a partir de la interacció n simbó lica.
Para el historicismo existen paradojas, dudas y contradicciones.
La escuela de Annales nace en 1929, se remonta como proyecto a los añ os
inmediatos de la Primera Guerra Mundial.
La crisis mundial mueve a problematizar lo econó mico y lo social, así como las
secuelas al paro, la inflació n, el desempleo y la recesió n como componentes de
un ciclo que amenaza, por esto el discurso de Annales repudia la política
entendida como vida parlamentaria, democracia procedural o rejuego de
partidos.