Cuidados paliativos pediátricos

Los cuidados paliativos no se los aplica desde una etapa terminal sino desde el
diagnostico, pues se encamina a aliviar la sintomatología del paciente, en el caso de los
niños al ser más sensibles es necesaria una adaptación al diagnóstico y tratamiento, pues
los niños tienen que estar en ambientes prolongados en el hospital y ya no pueden
continuar con sus actividades cotidianas lo que puede conducirles a somatizar. La
evolución del niño en el caso del cáncer no es especifico pues se presentan variaciones,
y necesita de su entorno familiar En vacaciones se esta tan afectado por el diagnostico
que no se come bien o duerme bien y disminuye la calidad de vida por el estrés
emocional y psicológico que se puede presentar

Los niños consideran en su generalidad que son buenos y sienten ira porque son
castigados con una enfermedad como el cáncer, y creen que es un castigo por no tener
una conducta adecuada con sus padres. Por ello es necesario hacerles entender que son
cosas naturales de la vida y es ahí donde entra la importancia de informales; los padres
también experimentan tensión, estrés, insomnio, los pequeños manifiestan más dolor y
separación de sus padres que es la seguridad del niño, por tal razón cuando está aislado
por la UCI causa más ansiedad por la separación de sus padres.

El psico-oncólogo es el que ve el lenguaje corporal del paciente y padres de acuerdo a

eso ve que tipo de trato o terapéutica se va a aplicar a cada niño y familia. Se debe tener
presente que los cuidados paliativos están presentes así no llegue a la fase final. La
pérdida de rol, animo, salud, perdida de muchísimas cosas es de donde se parte para
trabajar de un pre-duelo o manejo de adhesión a duelo, esa situación lleva a profunda
tristeza, dolor, rabia y para enfrentarlo cada familia y paciente empela diferentes medios
de adaptación, en el caso de los niños el miedo más grande no es morir sino la
separación de sus padres y que estos sufran por su culpa y por tanto hay q hace entender
a los papas que son ellos los que debe explicar a sus hijos de que van a estar bien, ya
que esto permitirá una mejor asimilación y por tanto es necesario escuchar al paciente y
familia sobre todos los temores hacia una posible muerte para encaminarlos de mejor
manera.

Es importante que el médico tratante pueda preguntar si le entendieron lo que dijo, y si

es posible repetir lo que dijeron para saber que comprendió y así irlos preparando para
lo que se viene. Hay que desmotar que se está escuchado no solo con los oídos sino
también el lenguaje corporal y por tanto el contacto visual hace que el paciente se sienta
escuchado. El contacto físico como dar la mano, un abrazo ayuda mucho, pero se debe
tener presente no invadir los espacios y con mucho respeto. Los profesionales deben
informar en un lenguaje accesible, todo lo que el paciente y familia requiera o mencione
y aclarar el tema según los cuestionamientos o curiosidades del paciente, teniendo
presente que la preocupación del niño no es la misma que la de los papás, a pesar de que
sean los mismos problemas, esto permitirá que se pueda encaminar a la familia hacia la
formación de una buena red de apoyo.

En el proceso psicoterapéutico se ayuda desde la parte psicológica y si ya no hay

muchos recursos va a lo espiritual lo último que se utiliza es la frase ya no hay nada que
hacer. No decir no llores que va a pasar o que todo va a estar bien, se le debe dejar llorar
porque por ahí canaliza sus miedos, estrés y emociones. No se debe decir te entiendo
porque no sabemos exactamente lo que están sintiendo y pasado.

En el caso de la crisis vital puede presentarse la alteración del plan de vida y después la
asimilación que se ve afectado positiva o negativamente de acuerdo a lo que va
ocurriendo presentándose así conductas desadaptativas como consumo de sustancias,
violencia familiar. En el caso de los estilos familiares están los aglutinados, aislados,
integrados que van a dar características de funcionamiento a las familias. Las formas de
afrontamiento que se relaciona con experiencias previas que marcan un camino, un
modo de reacción que se van aprendiendo.