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Título: Los principios procesales

Autor: Prof. Enrique Falcon

Publicado en: Clases Preliminares de Derecho Procesal 1995

•  Exposición preliminar (Sentido de los principios procesales)


Hoy más que nunca es necesario determinar claramente las líneas de principios sobre
los que debe asentarse la sociedad, ante el fárrago de legislación muchas veces
incoherente y contradictoria. Alvarado Velloso escribe que para desarraigar la confusión
que existe entre sistemas, principios y reglas técnicas, corresponde establecer qué son
los segundos. Una primera y simple conceptualización -dice- indique que se trata de
puntos de partida. Pero así como nadie puede caminar hacia ninguna parte ese punto de
partida debe ser visto en función del destino que se intenta lograr. Si lo que se desea es
regular el desarrollo de un medio pacífico de debate dialéctico entre dos antagonistas
(para descartar así el uso de la fuerza ilegitima en una sociedad dada) ante un tercero
que heterocompondrá el litigio, si no es que se disuelve por alguna de las vías posibles
de autocomposición, formular los principios necesarios para lograrlo implica tanto
como trazar las líneas directrices fundamentales que deben ser imprescindiblemente
respetadas para lograr el mínimo de coherencia que supone todo sistema.
Pero cabe preguntarse si en todos los casos líneas directrices son trazadas como un plan
preconcebido o deben respetar determinados factores sociales y científicos y
coordinarse con estos.
•  Los principios procesales.
a) Planteo de la cuestión. La doctrina no resulta muy clara respecto de la concepción de
los principios del derecho procesal en general, ni del derecho procesal civil, penal,
laboral, etc. en particular, ya que se tiende a mezclar con los mismos otras instituciones
derivadas de la adopción por al legislación de sistemas procesales (como inquisitivo-
acusatorio, oral-escrito, etc.). El problema de los principios procesales está enmarcado
con el de los Principios generales del derecho a que alude el art. 16 del CCivil, pero
dicha norma tampoco aparece determinado qué son los principios en realidad, sino que
da su propia idea de principios. Veámosla: “Si una cuestión no puede resolverse, ni por
las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas; y
su aún la cuestión fuere dudosa, se resolverá por los principios generales del derecho,
teniendo en consideración las circunstancias del caso”.
b) Conceptos preliminares. La primera idea que aparece cuando observamos el
tratamiento que se hace a los principios procesales, es que los llamados principios no
son todos de la misma naturaleza, ni de la misma jerarquía, ni tienen el mismo nivel, ni
proceden de las mismas fuentes . De manera que la definición de ellos puede ser
rapidamente atacada o considerada incorrecta. Dos extremos sobre la forma de pensar
los principios nos muestran la diversidad de criterios al respecto. Clemente Díaz los veía
como los presupuestos políticos que determinan la existencia funcional de un
ordenamiento procesal cualquiera. En cambio Peyrano, por su parte, piensa que son
construcciones normativas jurídicas de índole subsidiaria, producto de las más
cuidadosa decantación técnico-sistemática de las normas que regulan un proceso civil
dado. La idea de definir los principios no está en todos los autores. Devis Echandia,
Almagro Nosete, Gimeno Sendra, Cortes Dominguez, Moreno Catena, prefieren
solamente clasificarlos, sin definirlos.
c) Algunas otras ideas sobre el tema. Cómo es posible que se denominen principios a
cosas tan diversas como las definidas por Díaz y Peyrano? Esta dualidad de criterios nos
presenta dos puntos de vista. El primero que considera los principios como formadores,
el segundo como una extracción de elementos comunes y rectores de la legislación,
Eisner -que mucho tiempo de su vida dedicó al estudio del tema- expresa con múltiples
formas que pueden adoptarse para regular el mecanismo procesal, con el cual se piensa
dar a cada uno lo suyo, y son o pueden ser diversas las orientaciones a que obedecen; y
esas orientaciones son las que nos van a explicar los sistemas procesales y, dentro de
esos sistemas, cuales son las pautas directrices; entonces aquí veremos los principios
formativos o rectores del proceso. Estos principios formativos o monitores, inspiran las
soluciones de los códigos y están obstinadamente reflejados en cada una de sus normas.
Para este autor, entonces, los principios formadores aparecen luego en la extracción
misma del proceso, aunque luego confunde los principios con los sistemas, lo que
resulta extraño porque Alsina ya hablaba claramente de los sistemas.
d) Los principios y las lagunas . Sin embargo la cuestión no queda liquidada tan
fácilmente. Alsina los consideró como elementos que superan las lagunas del derecho
positivo, lo que consagra del mismo modo el art. 16 del Civil que hemos visto. Pero esta
idea demasiado limitada y compleja. Si hablamos de las lagunas del derecho, nos
estamos metiendo en otra cuestión compleja, que en lugar de traer luz nos obligaría a
agregarla al problema. Por otro lado el tema de las lagunas sirve sólo para el proceso
civil, porque por ejemplo en el Derecho Penal la analogía no está permitida, de modo
que los principios vienen a resguardar otras ideas, como son la protección de las
personas y de los bienes y se encuentran consagrados en normas constitucionales, de
donde o procesales. (vgr. El nuevo Código Procesal Penal de la Nación. Juez natural,
juicio previo, presunción de inocencia, non bis in idem, in dubio pro reo, etc.,
recogiendo los conceptos constitucionales).
4.3.Qué son y de dónde vienen los principios.
a) Ideas primarias. Advertidos de su adversidad, podemos decir, como idea primaria,
que los principios generales del derecho, o los principios procesales son una FUENTE
DE DERECHO, junto con otras como la legislación, la jurisprudencia, la doctrina, la
costumbre y, eventualmente los actos de las personas jurídicas. Como provienen de
distintos lugares y sus orígenes tanto científicos como históricos son diversos, según los
elementos que los autores hayan tenido en cuenta, así serán sus clasificaciones. Una de
las más corrientes distingue los principios en dos grupos: lo que se refieren al derecho
procesal y los que se refieren al procedimiento. Sin embargo esta clasificación de
principios es errónea, no por equivocada, sino por limitada, y además por el hecho de
que la división proceso/procedimiento nunca ha estado clara. De esta manera que, como
ya dijimos, si a una cuestión complicada la incluimos en otra cuestión que también tiene
sus problemas, en lugar de ir hacia la solución iremos hacia complicarla más.
b) Los principios fundamentales. Si nos detenemos un poco a pensar sobre las
clasificaciones, las definiciones y la organización lógica del sistema procesal, podemos
aproximarnos a la idea de los principios y ver que los mismos no derivan de la
legislación, sino que se fundan, pues la legislación es una consecuencia secundaria y
cultural derivada de la sociedad. Por supuesto que podemos extraer de la legislación
cuales han sido sus principios fundantes, pero en esta extracción también encontraremos
sistemas que resultan de opciones tomadas por el legislador, pero que no son
propiamente principios. Si queremos hablar de principios como los elementos
constitutivos y fundantes de cualquier sistema, veremos que existen por lo menos tres
grupos de principios: (i) algunos de estos principios son fundamentales porque derivan
o se asientan en los principios constitucionales del Estado tomado como imperativos de
una filosofía política en su formación, (ii) otros porque derivan de reglas sociales
admitidas inexcusablemente, que también pueden ser receptados por la legislación,
aunque en todos los casos son presupuestos por ésta. (iii) y por último tenemos los
derivados o fundados en principios lógicos o científicos vigentes, que en el proceso
especial, tienen aplicación fundamental en la prueba y en la sentencia.
4.4. Estructura de los principios fundamentales.
•  Manifestación de los principios procesales . Estos principios fundamentales tienen
una expresión solamente positiva, no admitiendo la disyuntiva de los mismos. De lo
expresado en el párrafo anterior advertimos que hallamos distintas fuentes de principios
procesales: a) En el primer campo, el político constitucional, vemos los principios de
juicio previo, o bilateralidad de la audiencia, debido proceso adjetivo, presunción de
inocencia o “nulla poena sine iuditio”, que puede extenderse al principio “in dubbio pro
reo”. En este ámbito aparece también el de principio de autoridad, en la medida que el
Estado se ha reservado el ejercicio de la coerción e impide la venganza privada. b) En el
ámbito social aparecen principios como el de moralidad, de economía, de verdad (aún
cuando la verdad absoluta puede resultar incognoscible, o en otros supuestos la verdad
formal supere la investigación) c) Por último aparecen los principios lógicos (como los
de identidad, tercero excluido, razón suficiente, para citar los más elementales) y los
derivados de los conocimientos científicos vigentes al momento del proceso.
•  Los “principios” derivados . Al lado de estos principios fundamentales, aparecen otros
llamados principios, derivados de la selección hecha por el legislador ante sistemas
particulares adoptados por la legislación, es decir que se trata de las consecuencias o
generalizaciones de un sistema procesal dado. Así, en el Código Procesal penal actual
rigen en lo general el principio procesal acusatorio (aunque el código sigue la línea del
sistema mixto) frente al anterior que era inquisitivo; en el Código Procesal Civil rige el
principio dispositivo en contra del principio inquisitivo. Del mismo modo pueden
plantearse estas concepciones tomando el sistema de procesal oral, frente al anterior
escrito, etc. Estos “principios” son tales en cuanto son adoptados por la legislación
objetivos, con base en otros principios (acceso a la justicia, eficacia y celeridad, etc.) y
en ese sentido son bifrontales (quiere decir que tienen por lo menos dos opciones). En la
práctica estos “principios” nunca aparecen puros, y siempre tienen matices o elementos
del “principio” opuesto.
•  Descripción de los principios básicos fundamentales. Hemos dicho que los principios
básicos fundamentales provienen de por lo menos tres fuentes: (i) los principios
constitucionales del Estado tomado como imperativos de una filosofía política en su
formación, llamados PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO
PROCESAL, (ii) las REGLAS SOCIALES admitidas inexcusablemente, (iii) los
principios LÓGICOS Y CIENTÍFICOS vigentes.
•  Garantías fundamentales. Los principios constitucionales constituyen garantías
fundamentales del proceso que se manifiestan por ejemplo claramente en el área
procesal penal a través del art. 18 CN. del juez natural, juicio previo, de inocencia y la
regla “non bis in idem”. Estos principios tienen a su vez derivaciones o sub principios.
Una concreción del principio de inocencia consiste en la recepción del principio “In
dubio pro reo” consagrado en el artículo 3 CPr.Pen.Nac.: “En caso de duda deberá
estarse a lo que sea más favorable al imputado”. Estas garantías no son totalmente
extrañas al proceso civil, pues de la inviolabilidad de la defensa en juicio surge el
principio de la bilateralidad de la audiencia, el principio de igualdad. El principio de
autoridad con la reserva del Estado de la fuerza, el principio de la defensa de los
interesas sustanciales de los individuos (amparo en sus diversas formas), independencia
e imparcialidad de la autoridad judicial, publicidad, etc.
e) Las reglas Sociales. Un segundo grupo proviene de reglas sociales inexcusables. Allí
aparecen por lo menos dos principios básicos: el principio de moralidad y el principio
de verdad. El principio de moralidad presenta muchas dificultades, porque las reglas
morales son autónomas y no existe un catálogo de ellas, aunque sí existe una moral
generalmente admitida en occidente, proveniente de la concepción religiosa judeo-
cristiana. El problema de las normas morales agrega un problema menor, pero también
importante, este problema consiste en determinar si esas reglas conservan dicho carácter
cuando son incorporadas a la legislación, o ya se transforman en normas jurídicas. Los
abogados –especialmente- están sometidos a estas reglas en el ejercicio de la profesión
y pueden ser Juzgados por Tribunales especiales (generalmente en los Colegios de
abogados, denominados Tribunales de disciplina) o sancionados por los jueces. La
actitud anti-ética se refiere tanto a la sociedad, a los clientes, como al tribunal y a sus
colegas. La moralidad también aparece en el procedimiento cuando veda y castiga la
realización de ciertos actos incompatibles con la correcta actuación a través,
principalmente, del cumplimiento de los deberes de lealtad, probidad y buena fe. La
cuestión relativa a la verdad ha sido reiteradamente expuesta por la doctrina y también
recogida por la Corte Suprema en importantes fallos, por la doctrina que manifiesta que
el proceso no debe conducirse como un sistema destinado a obtener ventajas a cualquier
precio, sino que tiene como misión y como norte tratar de hallar la verdad jurídica
objetiva. Sabido es, no obstante, que la verdad y el conocimiento son relativos y que en
las ciencias el principio de falibilidad de sus leyes es proverbial. Sin embargo, el
proceso, una vez llegado a la sentencia no puede estarse modificando indefinidamente
porque es preferible el error a la NO SOLUCIÓN de las cuestiones. Y en este sentido el
sistema procesal tiene un sello definitivo para las cuestiones llamada Cosa Juzgada, la
que en definitiva construye un subprincipio de aplicación de la verdad en el proceso. Sin
embargo en ciertas condiciones, la cosa juzgada cede frente a necesidades o valores de
mayor peso. Así el inocente penal condenado puede reabrir el juicio si encuentra
pruebas que lo absuelvan, cuando la cosa juzgada ha sido obtenida fraudulentamente
puede plantearse la cuestión y revertir su resultado.
En el campo de las cuestiones derivadas de las reglas sociales, tal vez el principio de
economía presente alguna duda, porque no sólo proviene del sistema social que
pretende llegar a sus resultados por el camino más corto y más económico (en sentido
lato de economía), sino que este es también un principio científico y podría ser incluido
en la tercera categoría.
f) Las reglas lógicas y científicas. El tercer grupo de principios está consagrado por las
reglas lógicas y científicas, que presiden el pensamiento humano. Así, por ejemplo, los
principios lógicos de identidad, no contradicción y tercero excluido, no pueden ser
extraños al Derecho Procesal. Derivaciones de estas reglas lo constituyen por ejemplo el
‘Principio de congruencia'. Pero los principios científicos, como principios del derecho
procesal además de relacionar adecuadamente el proceso y ser estructurales en la
sentencia, tienen especial incidencia en la prueba y en el conocimiento de los hechos a
que estos principios ayudan. Algunos de estos principios son derivaciones elementales
de la construcción de cualquier sistema, por ejemplo el Principio de economía procesal.
4.5. Los sistemas, como principios derivados de la normativa.
a) Concepto. Los llamados principios derivados de la legislación procesal, que
constituyen sistemas de organización del procedimiento, en general no aparecen puros
sino combinados. Una cuestión interesante es que los principios derivados pueden tener
más de una variante. Muchos de estos sistemas están fundados en principios o líneas
jurídicas que el legislador pretende imponer, ya sea porque se funde en ideas
principistas o prácticas. De allí volvemos a Eisner y su explicación resulta claramente
comprensible. Los principios dice (refiriéndose a estos sistemas) se manifiestan en
múltiples las formas que pueden adoptarse para regular el mecanismo procesal, con el
cual se piensa dar a cada uno lo suyo, y son o pueden ser diversas las orientaciones a
que obedecen; y esas orientaciones son las que nos van a explicar los sistemas
procesales y, dentro de esos sistemas, cuáles son las pautas directrices; entonces aquí
veremos los principios formativos o rectores del proceso. Estos principios formativos o
monitores, inspiran las soluciones de los códigos y están obstinadamente reflejados en
cada una de sus normas.
b) Examen general de los sistemas procesales. Veamos algunos de estos sistemas:
1) Los sistemas dispositivo o inquisitivo. El primero o principio de disposición deja
librada a las partes la disponibilidad del proceso en cuanto a la iniciativa, a las pruebas y
a la deserción. En cambio en el sistema inquisitivo es el juez (es decir el Estado) el que
tiene la facultad de promover el proceso, desarrollarlo, buscar y probar y resolver. Estos
principios no aparecen puros en la actualidad, aunque ciertos procesos donde está
comprometido el orden o el interés público tienen una mayor dosis de inquisición
(proceso penal, concursal, alimentos, laboral, etc.).
2) Los sistemas de inmediación y de delegación. El sistema de inmediación, que deriva
de inmediato, significa que la notio judicial (el conocimiento y actuación del juez sobre
la causa y su oficio deben estar en una relación cercada y contigua a la actividad de las
partes y del proceso. El de delegación importa que ciertos actos o gran parte de ellos
sean cumplidos por otros funcionarios (providencias simples, audiencias, etc.). Aunque
el sistema de inmediación es más deseable, requiere ciertos supuestos que no siempre se
dan (cantidad adecuada de causas, oralidad, dedicación, etc.).
3) Los sistemas de oralidad y escritura. Ningún juicio es totalmente oral ni totalmente
escrito. En los sistemas orales la etapa introductiva y muchas veces la sentencia son
escritas dejándose la oralidad para la prueba, que en los últimos tiempos se ha
desarrollado con la idea de una audiencia preliminar (concreción de hechos,
saneamiento, conciliación) y una de vista de causa. En los sistemas escritos la oralidad
aparece en las audiencias, pero de un modo limitado ya que ellas se vuelcan en actas
que por falta de inmediación son las que finalmente se toman en cuenta.
4) Los sistemas de Instancia Única e Instancia Múltiple. Un proceso puede tener una o
más instancias. Los pactos internacionales como el de San José de Costa Rica
establecen la necesidad de una instancia de revisión. En nuestro país existen todos los
sistemas: doble instancia (unipersonal y colegiada respectivamente), única instancia
colegiada, casación general (en las provincia), casación intermedia en el proceso penal
nacional, etc. Generalmente en nuestro país la instancia única es oral, y la múltiple es
escrita, pero esto no es de la esencia de la doble instancia. La instancia única tiene no
obstante instancias extraordinarias de revisión.
5) El sistema de tribunal unipersonal o colegiado. Ligado inexorablemente con el
anterior en la teoría procesal aparece el tema del tribunal unipersonal y colegiado. El
tribunal unipersonal permite una mayor celeridad, unidad de criterio y control; pero el
colegiado tiene la ventaja del cotejo de ideas, el pensamiento reflexivo, el examen del
caso y la proyección de doctrina hacia el futuro. Por esta razón en general existen
tribunales de primera instancia unipersonales y de segunda colegiados. Cuando el
tribunal es de instancia única se prefiere que sea colegiado como una mayor garantía
hacia el justiciable. El tribunal colegiado siempre debe tener un número impar de
miembros.
6) Los sistemas de jueces técnicos y jurados. Escabinos. Las cuestiones del proceso se
dividen en cuestiones de hecho y de derecho. Si el tratamiento de ambas cuestiones lo
realiza el mismo juez se dice que el sistema es de jueces técnicos (aspecto que sirve
también para diferenciar ciertos tribunales menores de jueces legos). Si la cuestión de
hecho la trata un estamento distinto del juez (por ejemplo gente del pueblo seleccionada
como jurado) y el juez considera la cuestión de derecho (vgr. USA), se dice que el
sistema es de Jurados. En algunos países como Alemania, existen tribunales colegiados
con jueces técnicos y personas ajenas al derecho. El sistema se conoce en general como
escabinado.
7) Los sistemas de publicidad, secreto y reserva. La publicidad de los actos de gobierno
y en especial de los proceso hace a la forma democrática y republicana de gobierno. Sin
embargo en ciertas circunstancias el proceso debe permanecer secreto para no
perjudicar a personas por cuestiones no debidamente dilucidadas, o para evitar que la
investigación, las pruebas o los bienes sean perjudicados por terceros (vgr. Instrucción,
medidas cautelares, etc.). En ciertos supuestos el proceso es reservado y sólo pueden
acceder a él determinadas personas (partes letrados, por ejemplo), en función de razones
de honor, pudor, seguridad, etc.
8) Los sistemas de adquisición y exclusión. Los sistemas de adquisición y exclusión
están ligados o constituyen en definitiva una derivación de los principios inquisitivo y
dispositivo. El sistema de adquisición se refiere a que todos los elementos y pruebas del
proceso se adquieren para el mismo a los fines del resultado (sentencia), con
independencia de quien los haya ofrecido o aportado. El sistema de exclusión sostiene
que los elementos de prueba son aportes de las partes cuya disponibilidad es absoluta.
En los últimos tiempos en el proceso civil, la disponibilidad de las pruebas se ha visto
atenuada por la posibilidad del juez de producirlas o intentarlas más allá de las partes.
9) Los sistemas de concentración, diversidad y eventualidad. El sistema de
concentración persigue que todos lo actos procesales relacionados (como por ejemplo la
producción de pruebas por declaración) sean realizados en un mismo momento o en
momentos contiguos inmediatos. La idea es que se pueda considerar la temática
probatoria conjunta. Del mismo modo este sistema se extiende a los demás actos del
proceso. El sistema de diversidad permite realizar los actos en cualquier momento del
proceso. En la práctica las dificultades de la cantidad de causas y de los ambientes para
la realización del proceso tienden más bien a la existencia del sistema de diversidad.
También facilita la concentración el sistema oral y la diversidad el escrito. Al lado de
estos sistemas está el de eventualidad o acumulación eventual que exige que todos los
ataques y todas las defensas se hagan en el mismo acto, en forma subsidiaria, aunque
sean contradictorios entre sí.
10) Los sistemas de unidad de vista y de preclusión. En el sistema de unidad de vista los
distintos actos que integran un proceso no se hallan sujetos a un orden consecutivo
riguroso, de manera que las partes pueden formular peticiones, oponer defensas y
proporcionar elementos probatorios que no hicieron valer en el período anterior (vgr.
Proceso de adopción en alguno de sus aspectos). En los procesos civiles en general rige
el principio de preclusión. El proceso se encuentra articulado en diversas partes y dentro
de cada una de ellas deben cumplirse uno o más actos determinados, con la
consecuencia de que carecen de eficacia aquellos actos que se cumplan fuera del
período asignado.

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