Publicado en: Clases Preliminares de Derecho Procesal 1995
• Exposición preliminar (Sentido de los principios procesales)
Hoy más que nunca es necesario determinar claramente las líneas de principios sobre los que debe asentarse la sociedad, ante el fárrago de legislación muchas veces incoherente y contradictoria. Alvarado Velloso escribe que para desarraigar la confusión que existe entre sistemas, principios y reglas técnicas, corresponde establecer qué son los segundos. Una primera y simple conceptualización -dice- indique que se trata de puntos de partida. Pero así como nadie puede caminar hacia ninguna parte ese punto de partida debe ser visto en función del destino que se intenta lograr. Si lo que se desea es regular el desarrollo de un medio pacífico de debate dialéctico entre dos antagonistas (para descartar así el uso de la fuerza ilegitima en una sociedad dada) ante un tercero que heterocompondrá el litigio, si no es que se disuelve por alguna de las vías posibles de autocomposición, formular los principios necesarios para lograrlo implica tanto como trazar las líneas directrices fundamentales que deben ser imprescindiblemente respetadas para lograr el mínimo de coherencia que supone todo sistema. Pero cabe preguntarse si en todos los casos líneas directrices son trazadas como un plan preconcebido o deben respetar determinados factores sociales y científicos y coordinarse con estos. • Los principios procesales. a) Planteo de la cuestión. La doctrina no resulta muy clara respecto de la concepción de los principios del derecho procesal en general, ni del derecho procesal civil, penal, laboral, etc. en particular, ya que se tiende a mezclar con los mismos otras instituciones derivadas de la adopción por al legislación de sistemas procesales (como inquisitivo- acusatorio, oral-escrito, etc.). El problema de los principios procesales está enmarcado con el de los Principios generales del derecho a que alude el art. 16 del CCivil, pero dicha norma tampoco aparece determinado qué son los principios en realidad, sino que da su propia idea de principios. Veámosla: “Si una cuestión no puede resolverse, ni por las palabras, ni por el espíritu de la ley, se atenderá a los principios de leyes análogas; y su aún la cuestión fuere dudosa, se resolverá por los principios generales del derecho, teniendo en consideración las circunstancias del caso”. b) Conceptos preliminares. La primera idea que aparece cuando observamos el tratamiento que se hace a los principios procesales, es que los llamados principios no son todos de la misma naturaleza, ni de la misma jerarquía, ni tienen el mismo nivel, ni proceden de las mismas fuentes . De manera que la definición de ellos puede ser rapidamente atacada o considerada incorrecta. Dos extremos sobre la forma de pensar los principios nos muestran la diversidad de criterios al respecto. Clemente Díaz los veía como los presupuestos políticos que determinan la existencia funcional de un ordenamiento procesal cualquiera. En cambio Peyrano, por su parte, piensa que son construcciones normativas jurídicas de índole subsidiaria, producto de las más cuidadosa decantación técnico-sistemática de las normas que regulan un proceso civil dado. La idea de definir los principios no está en todos los autores. Devis Echandia, Almagro Nosete, Gimeno Sendra, Cortes Dominguez, Moreno Catena, prefieren solamente clasificarlos, sin definirlos. c) Algunas otras ideas sobre el tema. Cómo es posible que se denominen principios a cosas tan diversas como las definidas por Díaz y Peyrano? Esta dualidad de criterios nos presenta dos puntos de vista. El primero que considera los principios como formadores, el segundo como una extracción de elementos comunes y rectores de la legislación, Eisner -que mucho tiempo de su vida dedicó al estudio del tema- expresa con múltiples formas que pueden adoptarse para regular el mecanismo procesal, con el cual se piensa dar a cada uno lo suyo, y son o pueden ser diversas las orientaciones a que obedecen; y esas orientaciones son las que nos van a explicar los sistemas procesales y, dentro de esos sistemas, cuales son las pautas directrices; entonces aquí veremos los principios formativos o rectores del proceso. Estos principios formativos o monitores, inspiran las soluciones de los códigos y están obstinadamente reflejados en cada una de sus normas. Para este autor, entonces, los principios formadores aparecen luego en la extracción misma del proceso, aunque luego confunde los principios con los sistemas, lo que resulta extraño porque Alsina ya hablaba claramente de los sistemas. d) Los principios y las lagunas . Sin embargo la cuestión no queda liquidada tan fácilmente. Alsina los consideró como elementos que superan las lagunas del derecho positivo, lo que consagra del mismo modo el art. 16 del Civil que hemos visto. Pero esta idea demasiado limitada y compleja. Si hablamos de las lagunas del derecho, nos estamos metiendo en otra cuestión compleja, que en lugar de traer luz nos obligaría a agregarla al problema. Por otro lado el tema de las lagunas sirve sólo para el proceso civil, porque por ejemplo en el Derecho Penal la analogía no está permitida, de modo que los principios vienen a resguardar otras ideas, como son la protección de las personas y de los bienes y se encuentran consagrados en normas constitucionales, de donde o procesales. (vgr. El nuevo Código Procesal Penal de la Nación. Juez natural, juicio previo, presunción de inocencia, non bis in idem, in dubio pro reo, etc., recogiendo los conceptos constitucionales). 4.3.Qué son y de dónde vienen los principios. a) Ideas primarias. Advertidos de su adversidad, podemos decir, como idea primaria, que los principios generales del derecho, o los principios procesales son una FUENTE DE DERECHO, junto con otras como la legislación, la jurisprudencia, la doctrina, la costumbre y, eventualmente los actos de las personas jurídicas. Como provienen de distintos lugares y sus orígenes tanto científicos como históricos son diversos, según los elementos que los autores hayan tenido en cuenta, así serán sus clasificaciones. Una de las más corrientes distingue los principios en dos grupos: lo que se refieren al derecho procesal y los que se refieren al procedimiento. Sin embargo esta clasificación de principios es errónea, no por equivocada, sino por limitada, y además por el hecho de que la división proceso/procedimiento nunca ha estado clara. De esta manera que, como ya dijimos, si a una cuestión complicada la incluimos en otra cuestión que también tiene sus problemas, en lugar de ir hacia la solución iremos hacia complicarla más. b) Los principios fundamentales. Si nos detenemos un poco a pensar sobre las clasificaciones, las definiciones y la organización lógica del sistema procesal, podemos aproximarnos a la idea de los principios y ver que los mismos no derivan de la legislación, sino que se fundan, pues la legislación es una consecuencia secundaria y cultural derivada de la sociedad. Por supuesto que podemos extraer de la legislación cuales han sido sus principios fundantes, pero en esta extracción también encontraremos sistemas que resultan de opciones tomadas por el legislador, pero que no son propiamente principios. Si queremos hablar de principios como los elementos constitutivos y fundantes de cualquier sistema, veremos que existen por lo menos tres grupos de principios: (i) algunos de estos principios son fundamentales porque derivan o se asientan en los principios constitucionales del Estado tomado como imperativos de una filosofía política en su formación, (ii) otros porque derivan de reglas sociales admitidas inexcusablemente, que también pueden ser receptados por la legislación, aunque en todos los casos son presupuestos por ésta. (iii) y por último tenemos los derivados o fundados en principios lógicos o científicos vigentes, que en el proceso especial, tienen aplicación fundamental en la prueba y en la sentencia. 4.4. Estructura de los principios fundamentales. • Manifestación de los principios procesales . Estos principios fundamentales tienen una expresión solamente positiva, no admitiendo la disyuntiva de los mismos. De lo expresado en el párrafo anterior advertimos que hallamos distintas fuentes de principios procesales: a) En el primer campo, el político constitucional, vemos los principios de juicio previo, o bilateralidad de la audiencia, debido proceso adjetivo, presunción de inocencia o “nulla poena sine iuditio”, que puede extenderse al principio “in dubbio pro reo”. En este ámbito aparece también el de principio de autoridad, en la medida que el Estado se ha reservado el ejercicio de la coerción e impide la venganza privada. b) En el ámbito social aparecen principios como el de moralidad, de economía, de verdad (aún cuando la verdad absoluta puede resultar incognoscible, o en otros supuestos la verdad formal supere la investigación) c) Por último aparecen los principios lógicos (como los de identidad, tercero excluido, razón suficiente, para citar los más elementales) y los derivados de los conocimientos científicos vigentes al momento del proceso. • Los “principios” derivados . Al lado de estos principios fundamentales, aparecen otros llamados principios, derivados de la selección hecha por el legislador ante sistemas particulares adoptados por la legislación, es decir que se trata de las consecuencias o generalizaciones de un sistema procesal dado. Así, en el Código Procesal penal actual rigen en lo general el principio procesal acusatorio (aunque el código sigue la línea del sistema mixto) frente al anterior que era inquisitivo; en el Código Procesal Civil rige el principio dispositivo en contra del principio inquisitivo. Del mismo modo pueden plantearse estas concepciones tomando el sistema de procesal oral, frente al anterior escrito, etc. Estos “principios” son tales en cuanto son adoptados por la legislación objetivos, con base en otros principios (acceso a la justicia, eficacia y celeridad, etc.) y en ese sentido son bifrontales (quiere decir que tienen por lo menos dos opciones). En la práctica estos “principios” nunca aparecen puros, y siempre tienen matices o elementos del “principio” opuesto. • Descripción de los principios básicos fundamentales. Hemos dicho que los principios básicos fundamentales provienen de por lo menos tres fuentes: (i) los principios constitucionales del Estado tomado como imperativos de una filosofía política en su formación, llamados PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES DEL DERECHO PROCESAL, (ii) las REGLAS SOCIALES admitidas inexcusablemente, (iii) los principios LÓGICOS Y CIENTÍFICOS vigentes. • Garantías fundamentales. Los principios constitucionales constituyen garantías fundamentales del proceso que se manifiestan por ejemplo claramente en el área procesal penal a través del art. 18 CN. del juez natural, juicio previo, de inocencia y la regla “non bis in idem”. Estos principios tienen a su vez derivaciones o sub principios. Una concreción del principio de inocencia consiste en la recepción del principio “In dubio pro reo” consagrado en el artículo 3 CPr.Pen.Nac.: “En caso de duda deberá estarse a lo que sea más favorable al imputado”. Estas garantías no son totalmente extrañas al proceso civil, pues de la inviolabilidad de la defensa en juicio surge el principio de la bilateralidad de la audiencia, el principio de igualdad. El principio de autoridad con la reserva del Estado de la fuerza, el principio de la defensa de los interesas sustanciales de los individuos (amparo en sus diversas formas), independencia e imparcialidad de la autoridad judicial, publicidad, etc. e) Las reglas Sociales. Un segundo grupo proviene de reglas sociales inexcusables. Allí aparecen por lo menos dos principios básicos: el principio de moralidad y el principio de verdad. El principio de moralidad presenta muchas dificultades, porque las reglas morales son autónomas y no existe un catálogo de ellas, aunque sí existe una moral generalmente admitida en occidente, proveniente de la concepción religiosa judeo- cristiana. El problema de las normas morales agrega un problema menor, pero también importante, este problema consiste en determinar si esas reglas conservan dicho carácter cuando son incorporadas a la legislación, o ya se transforman en normas jurídicas. Los abogados –especialmente- están sometidos a estas reglas en el ejercicio de la profesión y pueden ser Juzgados por Tribunales especiales (generalmente en los Colegios de abogados, denominados Tribunales de disciplina) o sancionados por los jueces. La actitud anti-ética se refiere tanto a la sociedad, a los clientes, como al tribunal y a sus colegas. La moralidad también aparece en el procedimiento cuando veda y castiga la realización de ciertos actos incompatibles con la correcta actuación a través, principalmente, del cumplimiento de los deberes de lealtad, probidad y buena fe. La cuestión relativa a la verdad ha sido reiteradamente expuesta por la doctrina y también recogida por la Corte Suprema en importantes fallos, por la doctrina que manifiesta que el proceso no debe conducirse como un sistema destinado a obtener ventajas a cualquier precio, sino que tiene como misión y como norte tratar de hallar la verdad jurídica objetiva. Sabido es, no obstante, que la verdad y el conocimiento son relativos y que en las ciencias el principio de falibilidad de sus leyes es proverbial. Sin embargo, el proceso, una vez llegado a la sentencia no puede estarse modificando indefinidamente porque es preferible el error a la NO SOLUCIÓN de las cuestiones. Y en este sentido el sistema procesal tiene un sello definitivo para las cuestiones llamada Cosa Juzgada, la que en definitiva construye un subprincipio de aplicación de la verdad en el proceso. Sin embargo en ciertas condiciones, la cosa juzgada cede frente a necesidades o valores de mayor peso. Así el inocente penal condenado puede reabrir el juicio si encuentra pruebas que lo absuelvan, cuando la cosa juzgada ha sido obtenida fraudulentamente puede plantearse la cuestión y revertir su resultado. En el campo de las cuestiones derivadas de las reglas sociales, tal vez el principio de economía presente alguna duda, porque no sólo proviene del sistema social que pretende llegar a sus resultados por el camino más corto y más económico (en sentido lato de economía), sino que este es también un principio científico y podría ser incluido en la tercera categoría. f) Las reglas lógicas y científicas. El tercer grupo de principios está consagrado por las reglas lógicas y científicas, que presiden el pensamiento humano. Así, por ejemplo, los principios lógicos de identidad, no contradicción y tercero excluido, no pueden ser extraños al Derecho Procesal. Derivaciones de estas reglas lo constituyen por ejemplo el ‘Principio de congruencia'. Pero los principios científicos, como principios del derecho procesal además de relacionar adecuadamente el proceso y ser estructurales en la sentencia, tienen especial incidencia en la prueba y en el conocimiento de los hechos a que estos principios ayudan. Algunos de estos principios son derivaciones elementales de la construcción de cualquier sistema, por ejemplo el Principio de economía procesal. 4.5. Los sistemas, como principios derivados de la normativa. a) Concepto. Los llamados principios derivados de la legislación procesal, que constituyen sistemas de organización del procedimiento, en general no aparecen puros sino combinados. Una cuestión interesante es que los principios derivados pueden tener más de una variante. Muchos de estos sistemas están fundados en principios o líneas jurídicas que el legislador pretende imponer, ya sea porque se funde en ideas principistas o prácticas. De allí volvemos a Eisner y su explicación resulta claramente comprensible. Los principios dice (refiriéndose a estos sistemas) se manifiestan en múltiples las formas que pueden adoptarse para regular el mecanismo procesal, con el cual se piensa dar a cada uno lo suyo, y son o pueden ser diversas las orientaciones a que obedecen; y esas orientaciones son las que nos van a explicar los sistemas procesales y, dentro de esos sistemas, cuáles son las pautas directrices; entonces aquí veremos los principios formativos o rectores del proceso. Estos principios formativos o monitores, inspiran las soluciones de los códigos y están obstinadamente reflejados en cada una de sus normas. b) Examen general de los sistemas procesales. Veamos algunos de estos sistemas: 1) Los sistemas dispositivo o inquisitivo. El primero o principio de disposición deja librada a las partes la disponibilidad del proceso en cuanto a la iniciativa, a las pruebas y a la deserción. En cambio en el sistema inquisitivo es el juez (es decir el Estado) el que tiene la facultad de promover el proceso, desarrollarlo, buscar y probar y resolver. Estos principios no aparecen puros en la actualidad, aunque ciertos procesos donde está comprometido el orden o el interés público tienen una mayor dosis de inquisición (proceso penal, concursal, alimentos, laboral, etc.). 2) Los sistemas de inmediación y de delegación. El sistema de inmediación, que deriva de inmediato, significa que la notio judicial (el conocimiento y actuación del juez sobre la causa y su oficio deben estar en una relación cercada y contigua a la actividad de las partes y del proceso. El de delegación importa que ciertos actos o gran parte de ellos sean cumplidos por otros funcionarios (providencias simples, audiencias, etc.). Aunque el sistema de inmediación es más deseable, requiere ciertos supuestos que no siempre se dan (cantidad adecuada de causas, oralidad, dedicación, etc.). 3) Los sistemas de oralidad y escritura. Ningún juicio es totalmente oral ni totalmente escrito. En los sistemas orales la etapa introductiva y muchas veces la sentencia son escritas dejándose la oralidad para la prueba, que en los últimos tiempos se ha desarrollado con la idea de una audiencia preliminar (concreción de hechos, saneamiento, conciliación) y una de vista de causa. En los sistemas escritos la oralidad aparece en las audiencias, pero de un modo limitado ya que ellas se vuelcan en actas que por falta de inmediación son las que finalmente se toman en cuenta. 4) Los sistemas de Instancia Única e Instancia Múltiple. Un proceso puede tener una o más instancias. Los pactos internacionales como el de San José de Costa Rica establecen la necesidad de una instancia de revisión. En nuestro país existen todos los sistemas: doble instancia (unipersonal y colegiada respectivamente), única instancia colegiada, casación general (en las provincia), casación intermedia en el proceso penal nacional, etc. Generalmente en nuestro país la instancia única es oral, y la múltiple es escrita, pero esto no es de la esencia de la doble instancia. La instancia única tiene no obstante instancias extraordinarias de revisión. 5) El sistema de tribunal unipersonal o colegiado. Ligado inexorablemente con el anterior en la teoría procesal aparece el tema del tribunal unipersonal y colegiado. El tribunal unipersonal permite una mayor celeridad, unidad de criterio y control; pero el colegiado tiene la ventaja del cotejo de ideas, el pensamiento reflexivo, el examen del caso y la proyección de doctrina hacia el futuro. Por esta razón en general existen tribunales de primera instancia unipersonales y de segunda colegiados. Cuando el tribunal es de instancia única se prefiere que sea colegiado como una mayor garantía hacia el justiciable. El tribunal colegiado siempre debe tener un número impar de miembros. 6) Los sistemas de jueces técnicos y jurados. Escabinos. Las cuestiones del proceso se dividen en cuestiones de hecho y de derecho. Si el tratamiento de ambas cuestiones lo realiza el mismo juez se dice que el sistema es de jueces técnicos (aspecto que sirve también para diferenciar ciertos tribunales menores de jueces legos). Si la cuestión de hecho la trata un estamento distinto del juez (por ejemplo gente del pueblo seleccionada como jurado) y el juez considera la cuestión de derecho (vgr. USA), se dice que el sistema es de Jurados. En algunos países como Alemania, existen tribunales colegiados con jueces técnicos y personas ajenas al derecho. El sistema se conoce en general como escabinado. 7) Los sistemas de publicidad, secreto y reserva. La publicidad de los actos de gobierno y en especial de los proceso hace a la forma democrática y republicana de gobierno. Sin embargo en ciertas circunstancias el proceso debe permanecer secreto para no perjudicar a personas por cuestiones no debidamente dilucidadas, o para evitar que la investigación, las pruebas o los bienes sean perjudicados por terceros (vgr. Instrucción, medidas cautelares, etc.). En ciertos supuestos el proceso es reservado y sólo pueden acceder a él determinadas personas (partes letrados, por ejemplo), en función de razones de honor, pudor, seguridad, etc. 8) Los sistemas de adquisición y exclusión. Los sistemas de adquisición y exclusión están ligados o constituyen en definitiva una derivación de los principios inquisitivo y dispositivo. El sistema de adquisición se refiere a que todos los elementos y pruebas del proceso se adquieren para el mismo a los fines del resultado (sentencia), con independencia de quien los haya ofrecido o aportado. El sistema de exclusión sostiene que los elementos de prueba son aportes de las partes cuya disponibilidad es absoluta. En los últimos tiempos en el proceso civil, la disponibilidad de las pruebas se ha visto atenuada por la posibilidad del juez de producirlas o intentarlas más allá de las partes. 9) Los sistemas de concentración, diversidad y eventualidad. El sistema de concentración persigue que todos lo actos procesales relacionados (como por ejemplo la producción de pruebas por declaración) sean realizados en un mismo momento o en momentos contiguos inmediatos. La idea es que se pueda considerar la temática probatoria conjunta. Del mismo modo este sistema se extiende a los demás actos del proceso. El sistema de diversidad permite realizar los actos en cualquier momento del proceso. En la práctica las dificultades de la cantidad de causas y de los ambientes para la realización del proceso tienden más bien a la existencia del sistema de diversidad. También facilita la concentración el sistema oral y la diversidad el escrito. Al lado de estos sistemas está el de eventualidad o acumulación eventual que exige que todos los ataques y todas las defensas se hagan en el mismo acto, en forma subsidiaria, aunque sean contradictorios entre sí. 10) Los sistemas de unidad de vista y de preclusión. En el sistema de unidad de vista los distintos actos que integran un proceso no se hallan sujetos a un orden consecutivo riguroso, de manera que las partes pueden formular peticiones, oponer defensas y proporcionar elementos probatorios que no hicieron valer en el período anterior (vgr. Proceso de adopción en alguno de sus aspectos). En los procesos civiles en general rige el principio de preclusión. El proceso se encuentra articulado en diversas partes y dentro de cada una de ellas deben cumplirse uno o más actos determinados, con la consecuencia de que carecen de eficacia aquellos actos que se cumplan fuera del período asignado.