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Huayna Cápac (en quechua: Wayna Qhapaq ‘rey joven’) nacido Inti Cussi Huallpa fue
el undécimo y antepenúltimo inca del Tahuantinsuyo.
Huayna Cápac
Wayna Qhapaq
Inca del Tahuantinsuyo
Cápac Inca
Retrato de Huayna Cápac.jpg
Reinado
1493 - 1527
Predecesor
Túpac Yupanqui
Sucesor
Huáscar
Información personal
Nombre secular
Inti Cussi Huallpa
Tratamiento
Sapa Inca Yupanqui
Nacimiento
Circa 1467
Cusco o Tomebamba
Fallecimiento
alrededor de 1527
Tomebamba, Tahuantinsuyo
Familia
Dinastía
Hanan Qusqu
Padre
Túpac Yupanqui
Madre
Mama Ocllo II
Consorte
Cusi Rimay
Heredero
Ninan Cuyuchi
Descendencia
Huáscar, Atahualpa, Paullu Inca, Manco Inca, Túpac Hualpa, Ninan Cuyuchi, Francisca
Coya, Rumiñahui, Quispe Sisa, Mateo Yupanqui y Duchicela, Illescas Yupanqui, Isabel
Paya, Tupic Cusi Hualpa, Cura Ocllo, Juana Azurpay, Juana Curi De Azurpay Ocllo ,
Hualpa Tupac Yupanqui, Mama Cori Duchisela, Chuqui Hulpa, Mama Tupi Ocllo, Inkill,
Atoc, Bartola Coya, Isabel Yupanqui, Cori Yupanqui, Yupanqui Tupac, Francisca
Cápac, Angelica Ñusta, Huayna Palcon, Beatriz Huaylas, Paskaq, Bartola Díaz
Yupanqui
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Origen Editar
Según el cronista Pedro Cieza de León, el Inca no se alejó mucho del Cuzco durante
sus primeros años de gobierno, atendiendo el pedido de su madre. Como el transporte
se realizaba a pie una expedición podía durar varios años, por lo que envió a su
tío Huamán Achachi para que recorriera el camino del Chinchaysuyu hasta Quito.
Sus campañas tenían la tendencia a dirigirse siempre hacia el norte. Por un lado,
la dura resistencia selvática (pobladores y la naturaleza en sí) les bloqueaba el
camino hacia el este, mientras que por el sur y por el oeste ya estaba todo
descubierto. Así, el único camino posible era el norte, virtualmente inexplorado y
a su vez zona altamente inestable dada la gran belicosidad de sus naturales.
Desarrollo Editar
Debido al derecho incaico, tenía que ser reconocido como auqui (príncipe) por las
panacas reales del Cusco para poder ser Sapa Inca. Para cumplir este indispensable
requisito, Túpac Yupanqui, que se hallaba en la conquista de Quito, se trasladó con
la familia real al Cusco. Se dice que a la vuelta de ambos Pachacútec seguía con
vida y salió al encuentro de ellos para conocer a su nieto. Parece que el muchacho
causó tan buena impresión al anciano y por ello este pidió que el menor dirija la
carga del ejército incaico a la fortaleza de Sacsayhuamán, un acto ritual. Se
cuenta que el príncipe hizo tan bien la faena que Pachacútec lo convirtió en su
favorito y ello cimentó su futuro encumbramiento como Inca.
Túpac Yupanqui habría nombrado como su sucesor a Capac Huari, pero finalmente se
habría decidido por Huayna Capac provocando así la ira de Chuqui Ocllo, madre de
Capac Huari. Este hecho parece haber sido el detonante que impulsó a Chuqui Ocllo a
envenenar a Túpac Yupanqui. Más tarde ésta declaró que Túpac Inca había cambiado de
opinión recién cuando estaba moribundo y con la razón perdida.
Ante este hecho, Huaman Achachi, un general fiel a Túpac Yupanqui (y hermano suyo)
ocultó a Huayna Capac y después de muchos pleitos y la enérgica protesta de Mama
Ocllo (madre de Huayna Capac) condenaron a Chuqui Ocllo y sus cómplices a la pena
de muerte. En cuanto al pequeño Capac Huari, no se le hizo ningún daño debido a su
inocencia. Sin embargo, se lo desterró a un lugar apartado bajo la vigilancia de
personas de la confianza de Huaman Achachi.
Huayna Cápac, ya declarado sucesor de Túpac Yupanqui, tuvo como Regente a su tío
Apo Huallpaya hasta que alcance su mayoría de edad. Más tarde Apo Huallpaya propuso
a su hijo al trono argumentando que Huayna Cápac era incapaz para el cargo, Huamán
Achachi supo que además Apo Huallpaya tenía intenciones de matar al joven monarca.
Apo Huallpaya y su hijo fueron sentenciados a muerte por traición.
Sus visitas al santuario de Pachacámac fueron constantes y varias veces eran para
ver la suerte que correría en una eventual campaña, como la que desarrolló por la
costa norte hasta Tumbes.
Según algunos cronistas, durante un año el Sapa Inca visitó sus dominios y dio
regalos y atribuciones a sus aliados, a los mencionados jefes locales Michimalonko
y Tanjalonko, y se llevó consigo a muchos locales a otras partes de su imperio.[7]
Siguiendo esta versión,[8] el curaca Vitacura fue enviado por el Inca con tropas a
explorar al sur, llegando hasta el río Biobío, tras esto cuando volvía fue
confrontado en el Maule o en el Cachapoal (aprox. 1505).[9] Posteriormente se
realizarían campañas más al sur extendiendo su zona de influencia.
Conocedor de los hechos, Huayna Capac decidió enviar esta vez al grueso de su
ejército, el cual sin problemas dominó la situación y produjo gran mortandad entre
los Pastos, no salvándose ni mujeres ni niños. Dado que era época de lluvias, se
replegaron todos a Tumibamba no sin antes haber dejado tropas y representantes en
la región.
Lo que siguió a estos hechos es notable por cuanto el Inca decidió demostrar su
enojo hacia sus capitanes y a sus nobles Orejones a través de varias acciones, como
disminuirles las raciones de comida o no invitarlos a las fiestas en el campamento.
Estos, al verse relegados públicamente, tomaron la imagen del Sol y se dirigieron
al Cusco, siendo interceptados por mensajeros del Inca, a los cuales procedieron a
capturar. Un último enviado recibió por respuesta: "decid al Inga que su poco apego
y el hambre que nos apura nos hacen partir al Cusco".
El desenlace Editar
Y no hay que admirarse de la abundancia de este precioso metal que tenían junto en
palacio, pues entonces no lo llevaban a España ni se lo tragaba el mar. Entonces el
oro y la plata se estaban en el reino del Perú y no se esparcía por el mundo. En
aquel tiempo iban los indios a los cerros a traer los ricos metales como quienes
sabían los secretos y venas donde estaban; mas después de reconocer la codicia de
los españoles y los malos tratamientos que más que bárbaramente les hicieron,
cerraron las bocas de las minas, y todo lo que tenían sacado de ellas lo echaron en
aquella profunda laguna y enterraron en diversas partes dondequiera que les cogió
la noticia de la crueldad española, pues tanta fue su codicia en recoger el oro y
la plata que no estando satisfecha con lo mucho que hallaron fuera, apremiaron a
los desventurados indios, y contra toda caridad, a fuerza de rigor, les hacían
descubrir las riquezas que sabían, y descubiertas, con mucha violencia les
obligaban a que sacasen los preciosos metales. De suerte que no pudiendo los
naturales tolerar aquella sinrazón, los más se fueron a las remotas provincias del
Perú a vivir entre aquellas incógnitas naciones sin fe ni conocimiento del
verdadero Dios; otros se quitaban la vida con sus mismas manos; otros se remontaban
de 50 en 50 y de 100 en 100, y se escondían en las quebradas y grutas de los montes
con sus mujeres e hijos, y allí morían de hambre; otros quedaban en poder de los
españoles, hechos esclavos, sin razón, ley ni caridad, pues no eran habidos por
derecho de la guerra, que las más de las provincias se les dieron graciosamente y
ellos las tiranizaron de tal manera que no hay lengua que lo pueda significar. Por
lo cual se puede decir seguramente que aquellos españoles no conquistaron el Perú
sino que todo lo redujeron a tiranía.
Volviendo al poderoso rey Huayna Ccápac digo que en su tiempo, habiendo salido
grandes ejércitos de los indios guaraníes (que era una nación en el Río de la
Plata, la cual descubrió Sebastián Caboto el año de 1525, distante de esta
provincia de los Charcas más de 500 leguas), gente guerrera, traidora y soberbia,
éstos llegaron al Perú, y después de haber hecho grande destrucciones en las
provincias se volvieron victoriosos a su naturaleza; pero quedándose algunos entre
las sierras hicieron siempre grandes daños en todas las provincias de los Charcas,
Porco y Chichas, donde se avecindaron y poblaron. Apoderáronse de los valles de
Mataca (que son cercanos a esta Villa) y de allí acometían a los de esta provincia
de Porco, quedando siempre victoriosos porque su forma de guerra era de noche y en
haciendo sus saltos se retiraban a las montañas en cuya aspereza se mantenían.
Asaltaron al pueblo de Cantumarca y lo entraron con gran mortandad de sus vecinos,
y rehaciéndose allí trataban ya de continuar sus victorias en las demás provincias
sujetas a Huayna Ccápac.
Noticiado este rey de aquel atrevimiento llamó sus capitanes, y con numeroso
ejército salió con ellos del Cuzco; llegó al valle de Tarapaya donde se reforzaron
algunos días. Bañóse este rey en aquella laguna, gozoso de ver una obra maravillosa
de sus antepasados, y habiendo descansado lo que convenía envió 4,000 soldados con
uno de sus hijos a Cantumarca. Estaban los guaraníes bien prevenidos y así no
rehusaron 3,000 aventajados combatientes de salirles al encuentro, y se portaron
con tal valor que mataron 200 de los del inga. Huyeron llevándose la noticia los
que quedaron, de que indignado el rey partió al punto con diestros capitanes, y
aunque le resistieron los enemigos al cabo fueron deshechos y muertos más de 6,000
guaraníes; los pocos que quedaron huyeron sin parar hasta meterse en las montañas
de los Charcas. Recibió Cantumarca muy gozoso a su rey Huayna Cápac y le hicieron
grandes fiestas por sus victorias.
Predecesor:
Túpac Yupanqui 11°
Cápac Inca
Dinastía Hanan Cuzco