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Ripio y optimismo

Eso es ripio en él
dice Morfes.

A media luz, Sergio lee un poema de Arturo


entre rosales, cervezas y puchos armados
en las diagonales de Tiro Federal
a los pies del Parque Independencia.

Arturo bailaba con Rosario en la oscuridad


nevada de la disco pensando en alguna vez
escribir un poema que se llamara
Rosario Bléfari.

Jara sonríe
eso es ripio en él
repite.

Sergio lee:

“Más que el amor y la muerte –siguió-,


lo que importa es que ahora únicamente por el ruido
nos escuchamos, me estás escuchando: ¡qué bueno que me
escuchás!

(Se reía; como a nadie nunca vi reír;


su risa era de otro mundo,
del oído de otro mundo.)”

El ruido de la disco y la risa de Rosario, en un mundo pre pandémico,


quedan resonando en esta noche serena.

Viajar es siempre a un lugar nuevo.

Morfes y Jaramillo vienen de atravesar


el cielo gris de la Ciudad
de Buenos Aires hasta el sol de primavera
que asoma después de varios días
en Bahía Blanca.

Tal vez por eso, la visita a la casa de Sergio


que en los planes duraría una horas:
almuerzo, intercambio de regalos,
caminata y seguir rumbo al sur,
se convierte en una larga sobremesa
que termina entrada la noche
con unas empanadas
que le dan plafón a las Millers
bien frías que Sergio
repone cuando se terminan
las latas.

Este es un poema para celebrar


a los amigos poetas,
solo lo leerán tres o cuatro
creo que está bien así.

En un poema también
se recibe a los amigos que llegan de lejos
con palabras y gestos extrañados
protocolos para cuidar
la lengua que se desliza con dificultad
y entereza
por los versos
tras varias horas de beber.

Durante la tarde las visitas desplegaron con Sergio


el museo de Mao
y recorrieron una fuente monumental
con los faros de la costa de la provincia de Buenos Aires
iluminando la gramilla.

¿Por qué se les ocurrió construir un puerto de aguas profundas


en una ría?

¿Cómo nos relacionamos con esas aguas?

La aparición de ese cuerpo mutilado solo en el barro


a espaldas de la ciudad

deja pendiente una visita al cangrejal.

En un poema se puede también recordar futuros encuentros.

Con Jara hablamos sobre los hijos,


el periodismo financiero y los mercados
de valores en Latinoamérica,
la escritura como un viento que mueve
las olas invisibles del dinero
desde el principio de los tiempos.

Llegan las empanadas fritas y abren la noche a nuevos espectros.

Vieron a Venus?
pregunta Sergio y señala al cielo
es esa brillante de allá
Morfes y Jara miran las estrellas
y bajo ese influjo del universo me llega un whats app:

"Estoy con náuseas… no podrás comprar un test cuando vuelvas


así me saco la duda"

Jara saca la guitarra y toca con amor


una canción optimista de la acción,
pero no del pensamiento.

Yo ya no estoy.
Con Morfes tomamos fuerza y anunciamos la retirada,
ofrezco llevarlo en la moto,
pero se pide un taxi.

Miren en el estado que voy a encontrarme con mi familia, dice.


Le hago un comentario sobre la culpa
y él se regodea
en ese barro.

Al otro día
despierto con la confirmación:
se inicia el arduo viaje
de la gestación
de nuestro tercer hijo
o hija, porque ya tenemos dos
Julia y Ámbar, que todavía duermen.

Entramos en estado de flotación permanente.

Es una buena noticia, siento.


Una acción optimista

que sea un poco más lenta


la cancelación del futuro.

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