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El imperio espanol del siglo 

XVI
Durante el siglo XVI España alcanzó el mayor poderío político y militar de su
historia. Se creó un imperio inmenso con posesiones en Europa, Filipinas y, sobre
todo, América, lo que le permitió convertirse en la nación dominante en Europa
durante más de un siglo. El protagonismo de este periodo recayó en manos de
dos reyes, padre e hijo: Carlos V yFelipe II

1. La herencia de Carlos V

Hijo de Juana I de Castilla y de Felipe I de Habsburgo, nació en


Gante (Flandes) en 1500. Sus padres reinaron en Castilla durante un breve
periodo (desde 1504), pero tras la muerte de Felipe I en 1505, su esposa Juana
enloqueció y aunque nunca perdió el título de reina de Castilla, sin embargo, no
estuvo en condiciones de reinar. Las Cortes castellanas nombraron heredero del
trono a Carlos, que tomaría posesión del mismo con su mayoría de edad.
De este modo Carlos V reunió la herencia de los territorios de sus cuatro
abuelos: Austria y el título de emperador (de su abuelo paterno, Maximiliano I de
Austria), Borgoñona, que comprendía los Países Bajos, el Francocondado y
Luxemburgo (de su abuela paterna, María de Borgoña), Aragón (de su abuelo
materno Fernando el Católico) y Castilla (de Isabel la Católica). A través de
Aragón heredaba también los reinos de Sicilia, Nápoles, Cerdeña y Jerusalén; y
por medio de Castilla, Las islas Canarias y La América española.
El día 30 de mayo de 1516 fue proclamado rey en Madrid y se convirtió así en el
primer monarca hispano de la casa de Austria o Habsburgo (que gobernarán hasta
el año 1700). Se le conoce como Carlos I (título de rey de España) o como Carlos
V (título imperial y que fue el más usado durante su reinado)
El monarca estuvo casi siempre alejado de España desarrollando su proyecto
imperial en Europa. Durante todo su reinado trató de vencer a sus enemigos
Europeos: Francia, las regiones protestantes en Alemania y también el Imperio
Turco, a todos ellos tuvo controlados pero no logró derrotar totalmente. Eso sí:
consiguió elevar a España a la posición de nación más potente de Europa.

1.2. Los problemas internos.


El rey se caracterizó por preocuparse poco por los intereses nacionales. Cuando
llegó a España para tomar posesión del trono, hablaba el español con dificultad y
todos sus asesores eran extranjeros. Esto unido a que inmediatamente pidió gran
cantidad de dinero a los reinos de España (Castilla, Aragón, Valencia, etc.…) para
financiar su política imperialista, provocó el descontento general de la nobleza y el
pueblo. Por todo ello sufrió al inicio de su reinado dos importantes revueltas:
a) Los comuneros (1520-1522) En Castilla las ciudades se rebelaron contra la
política recaudatoria que obligaba a pagar fuertes impuestos. También fue la
manifestación del espíritu nacionalista de un pueblo que no aceptaba la presencia
de gobernantes extranjeros. Ciudades como Segovia, Toledo y Salamanca se
declararon comunidades y no reconocían el poder real. En principio tuvieron el
apoyo también de la nobleza castellana (que tampoco quería ser gobernada por
un rey “extranjero”), pero cuando ésta vio amenazada también sus intereses
cambió su apoyo para ponerse de lado del monarca (los revolucionarios pedían un
cambio más amplio de los privilegios nobiliarios). Fueron derrotados en la batalla
de Villalar en 1521. Desde entonces la monarquía tuvo un control total sobre las
Cortes de Castilla.

b) Las Germanías (1521-1523) En Valencia y Mallorca, los gremios de artesanos,


campesinos y comerciantes se rebelaron contra el poder real y contra los señores
que los tenían sometidos con abusos de poder y fuertes impuestos. Se trató de
una guerra civil que reclamaba unas mejores condiciones de vida para una
población que llevaba más de un siglo sufriendo los golpes de la peste y la crisis
económica. Fue uno de los intentos más notables de lucha por la libertad en
aquella época, pero la monarquía con el apoyo de la alta nobleza también logró
derrotarlos. 

Después de solucionar estos dos problemas el rey pudo dedicarse a su política


imperial en Europa y a la conquista y colonización de América. En su ausencia,
España fue gobernada durante largos periodos por su esposa, la reina Isabel de
Portugal.

3. Política exterior en Europa


Carlos V, sobre todo en los primeros años de su reinado, casi nunca estaba en

España y su interés  principal era la


política imperial europea. En su cabeza tenía un plan que con el paso de los años
tuvo que abandonar: quería unir Europa bajo el mando de un emperador (él
mismo). Sería como consolidar una especie de “unión europea” en torno a la figura
de una monarquía universal con el catolicismo y su defensa como elemento de
unión común. Pero en su proyecto se entrometió Francia que no aceptaba estar
subordinada a España y el incipiente protestantismo de Lutero que pronto fue
usado por los príncipes alemanes para enfrentarse a Carlos V, defensor del
catolicismo.
El emperador era dueño de un inmenso territorio en Europa, como se puede ver
en el mapa. Era señor en los Países Bajos, Austria, Luxemburgo, el
Francocondado y la mayor parte de Italia. Además poseía el título honorífico de
“Cesar” o Emperador del Imperio Sacro Romano, una diversidad de territorios
repartidos entre lo que es hoy Alemania sobre los que ejercía su influencia.
El imperio estaba amenazado por diferentes enemigos y para mantenerlo hacía
falta mucho dinero, que provenía en su mayor parte de los impuestos recogidos en
los reinos de España, el oro y la plata que venían de América y los prestamos de
los banqueros alemanes. Con todo, debido al excesivo gasto en guerras, al final
de su reinado el Estado quedó en bancarrota.
Los principales problemas de Carlos V en Europa fueron:

• La guerra constante contra Francia con quien disputaba la hegemonía


europea
Durante todo el siglo luchó contra Francia por varios motivos. Francia había sido
durante el anterior siglo XV la nación más fuerte de Europa, por tanto la rivalidad
era inevitable. Carlos V tenía como objetivo continuar la política de sus abuelos,
los Reyes Católicos, de aislar a Francia e intentar sustituirla como primera
potencia. Y lo consiguió. Tanto durante su reinado, como durante el de su hijo,
Felipe II, Francia no logró derrotar a los soldados españoles en ninguna batalla a
lo largo del siglo XVI.
Otros problemas que les enfrentaron fueron:
– La rivalidad con el rey Francisco I de Francia por conseguir el título de
emperador.
– El control de Milán y otros territorios en el norte de Italia. España logró dominar
el norte de Italia después de las victorias en las Batallas de Pavía (1525) y San
Quintín (1555).

• El enfrentamiento con los príncipes protestantes alemanes.

Carlos V utilizó el catolicismo y su defensa como un medio para dar unidad a los
diferentes territorios que controlaba. A su vez los príncipes alemanes, que no
deseaban estar gobernados por el emperador, utilizaron el recién nacido
luteranismo para distanciarse y enfrentarse a Carlos V. Por tanto, la religión formó
parte importante de la política de la época.
Lutero recibió el apoyo de los príncipes alemanes rebeldes (Dieta de Worms,
1521) y esto provocó el inicio de la guerra de Carlos V contra el protestantismo. El
rey logró ganar las principales batallas, significativo fue su gran triunfo en
Mühlberg (Alemania, 1546) sobre los protestantes. Sin embargo, el problema
continuó y años más tarde (desgastado por no ser capaz de poner fin a tan
costoso enfrentamiento) tuvo que aceptar la libertad de culto en los territorios
alemanes, lo que en la práctica significaba una renuncia a tener el control sobre
estos.

• La guerra contra los turcos por el control del Mediterráneo.


El otro gran problema de Carlos V en Europa fue la rivalidad con el imperio Turco.
Los turcos habían sido derrotados en Viena, en su intento por invadir Austria (ya
controlaban Hungría). Pero en el mar dificultaban las rutas comerciales por el
mediterráneo y constantemente atacaban puertos españoles en Italia e incluso
Mallorca y la costa del levante. El emperador se enfrentó a ellos y logró conquistar
Túnez (1533), pero perdió en Argel en 1541, cediendo de nuevo el control
marítimo de la zona. El problema tampoco se solucionaría durante su reinado.
La mayoría de los problemas anteriores van a continuar durante el reinado de su
hijo, Felipe II

• Otros de los hechos destacados:


El enfrentamiento con el Papa Clemente VIII. Este Papa era aliado del rey francés
y en general deseaba restar poder a Carlos V.
Se negaba a coronarle como emperador. Consecuencia indirecta de esta rivalidad
fue el “Saco de Roma”: las tropas de Carlos V estaban acampadas cerca de Roma
y llevaban varios meses sin cobrar, se amotinaron y decidieron saquear Roma
para cubrir sus necesidades sin una oposición firme por parte de sus generales.
En el fondo el Papa estaba siendo un problema para los intereses del rey español.
El hecho conmocionó a Europa y atemorizó al Papa que fue hecho prisionero.
Desde entonces el Papa se mostró temeroso y evitó molestar de nuevo a Carlos V
quien finalmente fue coronado emperador en 1530.Otro caso notorio fue el de
Enrique VIII, que no recibía el permiso papal para separarse de su primera
esposa, Catalina de Aragón, tía de Carlos V. Precisamente la negativa del Papa
se debía a presiones del emperador español (y a la cercanía en el recuerdo del
saqueo de Roma). La consecuencia final fue la separación de Enrique VIII de la
iglesia católica y la creación de la iglesia anglicana y así alcanzar el divorcio.

Final. Carlos V cansado y enfermo abdicó un par de años antes de su muerte. Su


hijo, Felipe II, que ya era duque de Milán desde 1546 y rey de Nápoles  heredó  en
1556 las coronas de Castilla y Aragón. Sin embargo, los territorios austriacos y el
título imperial se los  cedió a hermano Fernando I (1558), entre otras razones para
evitar a su hijo el tener que seguir luchando con el difícil problema del
protestantismo.

2. Reinado de Felipe II
El rey.
Felipe II el Prudente, nació en Valladolid el 21 de mayo de 1527, hijo del
emperador Carlos V y de Isabel de Portugal desde muy joven fue preparado para
ser rey. Su padre se preocupó mucho por su educación y le preparó en política y
diplomacia, dejándole como rey regente de España durante sus ausencias en
1543 y 1551.
Tomó el trono español tras la abdicación de Carlos V en 1556, y hasta 1598
gobernó el enorme imperio integrado por Castilla, Aragón, Cataluña, Navarra,
Valencia, el Franco-Condado, los Países Bajos, Sicilia, Cerdeña, Milán,
Nápoles, Orán y Túnez, toda la América española (menos las inhóspitas zonas
de Norteamérica que nunca se llegaron a colonizar) y Filipinas. En 1580 es
nombrado rey de Portugal, por lo que incorporó Brasil y los territorios
afroasiáticos portugueses.
Se caso 4 veces, siempre por razones de Estado: el futuro heredero, Felipe III,
nació de su cuarto matrimonio que fue con Ana de Austria (1549-1580) (se
casaron primero por poderes en 1570 en el castillo de Praga). Era su sobrina, hija
de su primo Maximiliano II de Austria y de su hermana María.
Como persona fue un hombre muy trabajador – se pasaba la mayor parte del
tiempo en su despacho- siendo esta casi la única virtud que compartía con su
padre, pues al contrario que el Emperador, fue Felipe II un hombre muy reservado,
serio, poco amante de fiestas y viajes, y en lo posible evitaba el contacto con las
personas.
Sin embargo, el recuerdo que queda de su reinado es muy negativo fuera de
España y discutido dentro de ella. Desde el principio, sobre todo historiadores
franceses e ingleses, presentaron al rey como un monstruo fanático y despótico.
Especialmente se le atacó por su extremismo católico y por la forma de
explotación en América. Lo cierto es que la “leyenda negra” que sobre el rey ha
dejado la historia no se ajusta a la realidad. Fue un hombre prudente, calculador y
con una enorme visión de estado y de responsabilidad política. Pero era el dueño
de un imperio inmenso, lo que por sí mismo explica el desprestigio de las
recelosas naciones enemigas (salvando las distancias, pensemos en la imagen
exterior que para muchos hoy tiene EEUU, por ejemplo)
Durante su gobierno, el imperio español se extendió colonialmente a través de
Atlántico y el Océano Pacífico; se consolidó durante mucho tiempo como el
principal país y potencia europea en todo el mundo. Su imperio fue el primer
imperio global de la historia, porque por primera vez un imperio abarcaba
posesiones en todos los continentes, las cuales, a diferencia de lo que ocurría con
el Imperio Romano o en el de Carlomagno, no se comunicaban por tierra entre sí.

2.2. Política Interior.


El rey se preocupó mucho más que su padre por la política española. Impulsó
importantes cambios, los más destacados son:
• Reforma y modernización administrativa. Felipe II modernizó la administración
española, convirtiéndola en la más sofisticada y compleja de su época. Con una
red amplia de delegaciones u oficinas y funcionarios que realizaban las tareas de
estado. También se centró mucho en mejorar las comunicaciones y la
correspondencia postal (se decía que con el servicio de postas a caballo que
articuló era posible hacer llegar un mensaje entre Flandes y España ¡en tan solo 3
días!). Era fundamental estar bien comunicado para poder controlar ese gran
territorio. Creó un enorme cuerpo de embajadores y especialmente de espías que
proporcionaban al rey información privilegiada.
El principal problema para la gobernabilidad, en cambio, no lo resolvió: la mayoría
de territorios que gobernaba tenían sus propias leyes, monedas y sistemas de
impuestos.

• Madrid, Capital de España. Es el primer rey que fija la capital en Madrid (1561),
algo importante para la unidad territorial, pues la España cristiana desde tiempos
de los visigodos no había tenido una capital del conjunto territorial. También vivió
durante tres años en Lisboa cuando fue rey de Portugal. Madrid era entonces una
ciudad de unos 10.000 habitantes que cuando acabó el siglo alcanzaba los
150.000. La razón para hacerla capital fueron sobre todo geográficas (aunque, sin
querer extendernos demasiado, otras de las razones que pesaron en la decisión
fueron que: se trataba de una ciudad joven con posibilidades de crecer, no
pertenecía a ninguna orden militar u otra entidad privada y tenía buenos
cazaderos en sus alrededores)

• Castilla. Aunque el oro y la plata de América se dice que fueron el motor del


imperio, lo cierto es que también una buena parte de los recursos se sacaban de
los impuestos que pagaba el reino de Castilla (Aragón, Cataluña y Navarra tenían
otra legislación). Castilla, principal financiadora de las guerras europeas del rey,
estuvo asfixiada por los impuestos y no pudo dedicar el dinero necesario al
desarrollo interior, viéndose claramente perjudicada por la política imperial.

• Revueltas en el interior. El monarca tuvo, como su padre, que hacer frente a


unos cuantos problemas internos, el más grave: La revuelta de
las Alpujarras (sierra granadina). Un conflicto que enfrentó a la corona contra los
moriscos de Granada (recordemos que los moriscos son los antiguos mudéjares,
es decir, musulmanes que viven en zona cristiana). Se desarrolló entre 1568 y
1571, y su origen estuvo en la negativa de los moriscos a la nueva ley religiosa
que les obligaba a renunciar a sus prácticas y costumbres. Los moriscos, que
siempre vivieron sometidos y en malas condiciones, estallaron en una revuelta o
más bien una auténtica guerra cuando recibieron estas nuevas presiones desde el
poder. Al final, fueron vencidos por las tropas dirigidas por don Juan de Austria,
hermanastro del rey, y los 80.000 supervivientes fueron dispersados por los
diferentes territorios nacionales para evitar que siguieran congregados, con el
riesgo que esto suponía de una futura rebelión. Finalmente, como veremos en el
tema siguiente, fueron expulsados definitivamente de España en 1609.

• Las bancarrotas. El enorme gasto en guerras llevó a España a sufrir 3


bancarrotas durante su reinado 1557 (ésta en realidad producida por la política de
su padre), 1575 y 1596. Al final de su mandato la deuda pública era enorme.
3. Política Exterior

Como su
padre, la política exterior de Felipe II viene marcada por las guerras para mantener
el imperio. Hereda casi todos los problemas que ya tuvo su padre y a esto añade
algunos nuevos. Veámoslo.

3.1. Conflictos heredados del reinado de su padre


• Guerra con Francia
La rivalidad con Francia continuó durante su reinado como ya había sucedido
durante el gobierno de su padre. De nuevo el enfrentamiento se debía a razones
generales de estado:
– Demostrar que España tenía la supremacía europea
– Luchas por intereses políticos en el norte de Italia (Milán). También por el apoyo
francés a los rebeldes holandeses.
Logró imponerse a Francia durante todo su reinado, incluso sus tropas, en cierta
ocasión, estuvieron a punto de invadir París. Pero Francia era un país demasiado
grande, fuerte y tres veces más poblado que España, por lo que al final se impuso
la lógica y hacia mediados del siglo XVII, Francia invirtió, en detrimento de
España, la situación de hegemonía europea.

• Guerra contra los turcos en el mediterráneo


La amenaza turca seguía sin estar resuelta. Su padre luchó contra los turcos en el
mediterráneo -cuando decimos “turcos” en realidad nos referimos a los corsarios
turcos que trabajaban para el Sultán asaltando barcos y haciendo insegura el
comercio marítimo- y tuvo éxitos y fracasos por igual.
España, con el apoyo del Vaticano y Venecia, venció en la famosa batalla naval de
Lepanto (1571) y por fin se frenó la amenaza turca aunque de manera temporal,
porque pronto el imperio otomano reorganizaría su armada (con el apoyo del rey
de Francia).
Nuevos conflictos internacionales de su reinado
• Problemas en los Países Bajos. Durante el reinado de Felipe II comenzó la
guerra con los Países Bajos. Sus causas fueron políticas y religiosas. Las regiones
de Holanda y parte de Bélgica se declararon protestantes y buscaban la
independencia de España. La guerra de los Países Bajos se perdió por el apoyo
de Inglaterra a los protestantes y por las dificultades económicas de la Corona.
Por fin, en 1598, Felipe II concedió la autonomía a los Países Bajos, pero sólo la
aceptaron las provincias del Sur, católicas (Bélgica). El norte (Holanda), calvinista,
fue prácticamente independiente.

• Enfrentamiento con Inglaterra. Luchó contra la corona inglesa por motivos


religiosos, porque Inglaterra también apoyaba a los rebeldes holandeses y por los
problemas que suponían los piratas ingleses que robaban el oro de América a los
barcos españoles en la zona del Caribe.
La consecuencia más sobresaliente de este enfrentamiento es el intento fallido de
invasión de Inglaterra con el fracaso de la conocida “Armada Invencible”, una
enorme armada de barcos de guerra (unos 100) con la que el rey Felipe II intentó
invadir Inglaterra. Sin embargo, fracasó incluso antes de la verdadera batalla, pues
hubo una mala planificación: faltaron efectivos para tener garantías de éxito y
además una fuerte tempestad destruyó buena parte de la flota en el viaje de
regreso a España.

Los piratas ingleses y la contra armada


En cuanto a los piratas ingleses, se ha fabulado mucho acerca de ellos. Es cierto
que atacaban a los barcos españoles que traían oro, plata y otras riquezas de
América. Pero también es cierto que ni una sola flota española fue hundida por los
ingleses en el siglo XVI. Y que conocidos piratas como Bloque tuvieron éxitos y
fracasos por igual. Los éxitos se han destacado en exceso (por ejemplo el ataque
a Cádiz) y de los fracasos casi nadie se acuerda. Por ejemplo, en 1586 la armada
de Blake trató de abordar en el Caribe a una flota española. El pirata atacó con 25
barcos de guerra de los que solo 8 lograron regresar a Inglaterra, después de
sufrir una de las muchas derrotas que la historia ha olvidado.

La reina Isabel I de Inglaterra encomendó en 1589 al corsario Blake la invasión de


la costa altlántica española y Portugal. Era la revancha por el ataque de la Armada
Invencible el año anterior y también la ocasión de realmente atacar un reino en el
momento que pensaron estaría en una situación más vulnerable por la pérdida de
su armada. El caso es que también los ingleses con una armada incluso mayor
(alrededor de 150 barcos) tuvieron un fracaso igual de estrepitoso, no lograron
invadir ningún territorio y perdieron en batalla o por el mal tiempo la mitad de los
barcos.  

• Unión dinástica con Portugal. Tras la muerte del rey Manuel de Portugal,


Felipe II reclamó su derecho al trono portugués pues su madre era la princesa
Isabel de Portugal. Como es obvio, había más candidatos y hubo una pequeña
guerra de sucesión, pero el poder del rey español le proporcionó la corona, de
manera que fue proclamado rey de Portugal en 1581.
Como rey de Portugal no sólo se unificaba la Península Ibérica sino que
incorporaba al imperio español las posesiones portuguesas en América y Asia.
España y Portugal estuvieron unidos casi un siglo hasta 1640

Balance final de su Reinado.


La nación española resultó de la unificación de Castilla y Aragón en 1479, aunque
ambos reinos tuvieron sus gobiernos separados. En la época en que Felipe II
(1556-1598) ascendió al trono, llegó a ser el gobernante de un territorio enorme,
amplio y disperso, que incluía España, los Países Bajos, las dos Sicilias, y un
imperio en rápida expansión en el Nuevo Mundo. Añadió Portugal a su reino en
1580, y consecuentemente trajo consigo la Península Ibérica bajo su control. […]
Muchos de los problemas de Felipe -y de España- se originaron de la naturaleza
altamente descentralizada del imperio. Dentro de España propiamente, Aragón,
Cataluña y Valencia tenían sus propias leyes y sistemas tributarios; Portugal
retuvo su sistema separado desde su incorporación en 1580 hasta su
independencia en 1640; y Sicilia tuvo su propia legislatura y estructura tributaria.
Nápoles y Milán estaban bajo un control más directo desde Madrid. (Balance
extraído del libro: Tres milenios de historia de España, de Antonio Domínguez
Ortiz)

3. Economía y sociedad en el siglo SVI


3.1. Economía.
Desde mediados del siglo XV aproximadamente hasta finales del siglo XVI,

Europa vive un periodo  de crecimiento económico. Coincide


con la transición de la Edad Media a la Edad Moderna o, si se quiere, del
feudalismo al capitalismo.
En este sentido España fue una de las razones que impulsaron el capitalismo
europeo (aunque el proceso había empezado) gracias a la gran cantidad de oro y
plata que introducen desde América y con el cual se acuñan las monedas.

El impacto de los metales americanos sobre la economía española es paradójico:


por un lado proporcionó enormes cantidades de dinero, que en lugar de producir
riqueza, impulsar las manufacturas, en definitiva, desarrollar la industria, sirvió
para comprar productos fabricados en el extranjero y pagar las numerosas
guerras. La escasa productividad del país, la enorme inflación causada por la
llegada masiva de plata y el enorme déficit provocado por los gastos de la guerra,
provocaron hambrunas y miseria en la mayoría de la población, como ,
recordemos, bien supo plasmar la novela picaresca.

3.2. La sociedad del s. XVI

La sociedad española de los siglos XVI


y XVII era una sociedad continúa siendo estamental y jerárquica, en la que todos
los ciudadanos no eran iguales ante la ley. Se reconocían 2 clases o estamentos
privilegiados:
– La nobleza y el clero. Clases privilegiadas que no pagaban impuestos y tenían
otros privilegios ante la ley
– El pueblo llano. La mayoría de la población que no gozaba de estos privilegios y
pagaba impuestos
Aunque hacia finales de siglo se aprecian los primeros síntomas de cambio hacia
la moderna sociedad de clases, donde los privilegios o la pertenencia a una clase
social no se adquieren sólo por nacimiento o cargo sino que se consiguen con
dinero. Se empezó a imponer el capitalismo y la monarquía, agobiada por las
deudas, comenzó a vender títulos nobiliarios al mejor postor.

Análisis social
Quizá el principal problema, el que supuso el fin del poderío español fue la
mentalidad de la población, los valores sociales. Como hemos dicho, la época del
Renacimiento coincide con un primer desarrollo del capitalismo comercial y con el
inicio del Estado moderno. Sin embargo, en España, esta evolución no se hace en
beneficio ni de la burguesía, ni del cuerpo administrativo de funcionarios reales
(los letrados), ni de los trabajadores; sino que son la aristocracia y los valores
caballerescos los que se imponen. El ideal de caballero en el s. XVI se convierte
en el modelo a seguir por la sociedad.
El caballero ideal ya no es el guerrero, como en la Edad Media, sino el cortesano,
el que se dedica a la escritura y a la guerra (escritores soldados como, por
ejemplo, Cervantes o Garcilaso de la Vega). La nobleza se interesa por la cultura y
se impone un ideal “ocioso”, es decir: se critica y se ve mal el trabajo manual, y,
por contra, se valoran el arte y el lujo. Hay un desprecio por las actividades
productivas y el trabajo manual, considerado como oficio despreciable, impropio
de un caballero. «Dios mandó al hombre rico que obrase y no le dijo que
trabajase, que esto pertenece a los pobres», se decía en la época. Por tanto, el
trabajo es sinónimo de pobreza y mala imagen social. Las grandes fortunas
invierten su dinero en comprar nuevas tierras, pero no en crear industrias o en el
comercio.
Además el caballero ideal estaba obligado a la caridad, debía ayudar al mendigo
por lo que muchas personas del pueblo llano prefirieron ser mendigos (pues
recibirían ayuda del caballero) antes que labrar la tierra o trabajar en el taller, lo
que provocó falta de mano de obra para trabajar y el inicio del histórico atraso
industrial de España.

4. La Conquista y colonización de América


En el corto periodo que va desde 1519 a 1542 se completó la empresa de la
conquista de las principales zonas de la América española.

4.1. ¿Cuál fue el impulso de la conquista?


Los españoles buscaban oro, plata y piedras preciosas. Guiados por leyendas y
mitos se internaron en los extensos territorios americanos en busca de riqueza.
Aunque, en realidad, la versión oficial de la conquista fue por motivos religiosos y
la obligación cristiana de España de convertir a los indios a la fe católica.

4.2. ¿Cómo se hizo?


La Corona no tenía una estructura militar lo suficientemente organizada en
América como para desarrollar la conquista. Por ello se hizo por medio de militares
aventureros. Militares ambiciosos que buscaban hacerse ricos
Dos hombres destacan en la empresa de la conquista de América; ambos
aventureros, ambiciosos y astutos: Hernán Cortés y Francisco Pizarro (y, aunque
solo sea un dato anecdótico, ambos eran extremeños).

4.3. ¿Por qué fue tan rápida?


Porque se controló a los dos grandes imperios: Azteca e Inca y en consecuencias
a los pueblos que éstos tenían dominados. Por otro lado, las enfermedades como
la gripe o el simple resfriado provocaron la muerte de cientos de miles de indios
que no tenían anticuerpos para unos virus desconocidos.
Los grandes imperios Americanos. En la América precolombina había dos
imperios que sobresalían por encima del resto de pueblos y que tenían bajo su
poder extensos territorios. Estos eran los Aztecas en parte de Centroamérica y la
mayor parte del México actual, y el imperio Inca, mayor incluso que el anterior que
se extendía por toda la cordillera andina desde Ecuador a Chile.
4.4. La Conquista del Imperio Azteca.

Hernán Cortes inició la conquista en 1519 y la


concluyó en 1521. Aprovechó el odio acumulado contra los aztecas por los
pueblos vecinos que tomo como aliados para vencer a un imperio muy superior en
número de guerreros. Su táctica fue suicida pero efectiva. Con unos pocos
soldados se adentró en la capital Tenochtitlan (Cuidad de México actual) y
secuestró al emperador azteca Moztezuma, para someter la voluntad de sus
súbditos. La conquista se extendió:
– por el Sur, las regiones selváticas habitadas por los Mayas
– hacia el norte, los territorios de California, Colorado, Arizona, Texas y Florida. A
lo largo del siglo XVIII y XIX los conquistadores españoles alcanzarán incluso
Alaska y zonas del interior y del actual Canada.

4.5. La Conquista del Imperio Inca


En América del Sur, el acontecimiento principal de la conquista fue la expedición
encabezada por Francisco Pizarro contra el Imperio Inca, que dominaba la costa
del Pacífico y la cordillera de los Andes. La estrategia que siguió Pizarro estaba
inspirada en la de Hernán Cortés. Su intención era capturar al emperador Inca
porque, como le aconsejó Cortés, “lo primero que hay que hacer es apoderarse
del jefe, lo consideran como su dios y tiene poder absoluto. Con ello, los demás no

saben qué hacer”.

En 1542 se completó la organización de la América colonial, compuesta por


Audiencias y Capitanías generales, que se integraban en los virreinatos de Nueva
España (México, el sur de los Estados Unidos, las Antillas y América Central), y
del Perú (América del Sur y los territorios del Pacífico). Más tarde se crearon otros
dos: Nueva Colombia y Buenos Aires.

4.6. La colonización. 

Para el control de los territorios conquistados se organizó el sistema de la


encomienda. Consistía en que los nuevos territorios eran repartidos entre
soldados-colonos. Cada uno se encargaba de una encomienda, o sea, un grupo
de indios que trabajaban para él. Ellos aportaban trabajo y beneficios, el
encomendero: protección y evangelización (pero en el fondo fue una forma de
esclavitud encubierta). Esta situación llevó a que  sectores de la Iglesia
protestaran por la explotación de los indios. Sobre todo los dominicos lideraron las
reformas y en especial Fray Bartolomé de las Casas, dominico que desde América
escribió para el todavía principe Felipe II su obra Brevísima relación de la
destrucción de las Indias, donde narra con detalle las crueldades e injusticias que
se cometían con los indios. Todo ello obligó a la Corona a aprobar las Leyes
Nuevas de 1542 (suprimían la esclavitud de la encomienda). Fueron,
probablemente, el primer intento moderno de reconocimiento de los derechos
humanos (véase la labor de los juristas de la conocida como Escuela de
Salamanca) aunque, por desgracia, solo fueron papel mojado y en la práctica no
se cumplieron.

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