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PISTAS PLANAS

Las pistas planas, diseñadas por el doctor Pedro Planas, son aparatos de acción bimaxilar fundamentales
para la rehabilitación neurooclusal, es decir, para permitir resultados estéticos y una perfecta función del
sistema masticatorio.
Estos aparatos funcionales actúan por presencia, la cual está proporcionada y activada por las pistas; van
completamente sueltos en la boca, sin ejercer presión, fuerza o buena retención. Al ser colocada la placa
palatina o lingual de acrílico, el diente se separa de ésta, para poder seguir su movimiento linguovestibular
normalmente dentro de su alvéolo, provocando una expansión fisiológica, que hace que las pistas se
aflojen.

OBJETIVOS GENERAL
Afianzar y sustentar los conocimientos básicos sobre el uso de pistas planas en las diferentes maloclusiones
donde está indicado su uso.

OBJETIVOS ESPECIFICOS
 Reconocer la filosofía del doctor Pedro plana
 Identificar en qué consiste su aparato
 Destacar la importancia de su tesis
 Relacionar el uso del aparato con las diferentes maloclusiones

PLACAS PLANAS CON PISTAS DE RODAJE Y SU FORMA DE ACTUAR

Las placas Planas con sus pistas de rodaje son los aparatos fundamentales en la aplicación de la terapéutica
de REHABILITACION NEURO-OCLUSAL.

A simple vista parecen las clásicas placas que se utilizan en ortopedia funcional de maxilares y de las que
existen una infinita variedad. Sin embargo, a diferencia de las anteriores, nuestras placas no actúan
ejerciendo presión, fuerza o buena retención. Las placas Planas actúan por presencia, siendo ésta su base
fundamental.

Entendemos por «acción por presencia» el ligero movimiento dentario de liberación linguovestibular, que
se produce como consecuencia a la colocación de una simple placa palatina o lingual de acrílico.

Para su mejor comprensión, analizaremos una experiencia clínica. Tomemos unas buenas impresiones, de
una boca dentada, con los materiales de máxima precisión, y vaciemos los modelos en escayola. Para esta
experiencia sólo es necesaria la impresión del maxilar superior, y puede ser la de nuestra propia boca o la
de algún familiar con tal que tenga la boca total o casi totalmente dentada. Sobre este modelo construimos
un paladar superior en acrílico, que una vez pulido y terminado colocamos en la boca de la persona elegida.
La primera vez que se coloque habrá que hacer una cierta presión para acoplar la placa al fondo del paladar
y será difícil sacarla, pero a los pocos días de su uso, la placa entrará y saldrá sola e incluso se caerá. Esto
nos indica que algo se ha aflojado o movido. La placa, como es lógico, no se ha contraído, son los dientes
los que se han apartado de ella, y esto ha sucedido sin dolor ni trauma alguno.

Si cada 5 días tomáramos nuevas impresiones y construyéramos sendos paladares, llegaríamos a obtener
una dilatación de la arcada superior e incluso a díastemar los dientes. El diente posee una movilidad
linguovestibular dentro de su alveolo, permitido por la elasticidad del ligamento alveolo-dentario y que
forma parte de su vitalidad.

La colocación de la placa le impide el movimiento lingual y el diente se separa de la placa lo suficiente


para poder seguir moviéndose normalmente dentro de su alveolo, que le acompaña en una posición paralela
a la anterior, y éste es el motivo por el cual la placa se afloja. La misión de los tornillos, cuando son
colocados en algunas de nuestras placas, no responde al concepto generalizado de empujar, forzar o
traumatizar el ligamento, sino al de mantener la presencia al ser activado con 1/4 de vuelta cada 4 u 8 días.

Para que esta presencia se realice, y el enfermo no tenga que ir empujando las placas con los dedos, la
superior hacia arriba y la inferior hacia abajo, se añaden las llamadas «pistas de rodaje» cuya misión
principal consiste en obligar a contactar la placa inferior contra la superior y viceversa. Este contacto debe
efectuarse por la contracción de los músculos temporales y maseteros, y sin que haya interferencias
dentarías.

Las pistas de rodaje tienen, además, otras muchas finalidades, tales como las de facilitar el movimiento de
lateralidad, orientar la situación del plano oclusal, rehabilitar las ATM, corregir las distoclusiones, frenar
las mesioclusiones, ayudar a saltar las oclusiones cruzadas, etc.

Nuestras placas actúan alternadamente, deben de permanecer en boca durante todo el día y toda la noche.
Pero no deben emplearse durante el acto masticatorio, momento que utiliza el sistema para lo que nosotros
llamamos «cargar la batería» libremente. Después de las comidas se colocan nuevamente en boca a fin de
dirigir y aprovechar la descarga. Las placas actúan por «presencia» con el fin de no traumatizar el
periodonto y a través de las pistas permiten los movimientos de lateralidad mandibular.

Citaremos, a propósito del tema, el hecho que se produce cuando muchos colegas, descontentos de los
resultados a largo plazo de sus tratamientos ortodóncicos, deciden consultar a un maestro de la
especialidad. Cuando alguno de éstos les deja atravesar su telón de acero para entrar en la consulta, el
desconsuelo es grande. Todos coinciden en saber colocar los dientes en oclusión más o menos estética y
con mayor o menor rapidez, pero los resultados son dudosos y recidivan en mayor o menor escala. Los
parodontólogos aseguran, en los congresos de su especialidad, que un elevado porcentaje de enfermos
adultos que acuden a sus consultas sufrieron tratamiento ortodóncicos en su juventud.

También recuerdo cómo el profesor Hawley (1919) de ortodoncia comentaba que «pagaría la mitad de sus
beneficios si encontraba a alguien que le inmovilizara las bocas tal como las dejaba terminadas»,
manifestando así el problema de la recidiva de la mayoría de sus casos.

Como contrapartida a esta actitud carente de ilusión, recuerdo la figura del gran maestro, fallecido en 1945,
el doctor Oppenheim, a quien debe mucho la verdadera ortodoncia científica y la parodoncia. Su última
conferencia, dada en Los Angeles y titulada «La aplicación de las fuerzas biológicas en los tratamientos
ortodóncicos» fue una disertación maravillosa sobre los procesos de reabsorción alveolar y de la función
de los osteoclastos. Al finalizar insistió, como si fuese su testamento a los jóvenes que le escuchaban, que
ensayaran algo que él no podría ya ver, por viejo (70 años), y les pidió que, aunque fuera por una sola vez,
trataran a niños de corta edad con aparatos de fuerzas muy delicadas o mejor intermitentes, por ejemplo, de
uso exclusivamente nocturno, pues los osteoclastos necesitaban de un reposo total. Añadió que no les
importase la demora que sufriría el tratamiento, y lamentaba el hecho de que la mayor parte de los
ortodoncistas no tomaban en serio estos problemas biológicos y funcionales, ya que sólo querían obtener
resultados rápidos con fuerzas violentas. Defendía la teoría de que las fuerzas suaves e intermitentes eran
más eficientes y proporcionaban resultados más permanentes, aunque los tratamientos durasen más tiempo.

Con estas teorías coincidían Sandstedt, uno de los primeros en defenderlas, Schwarz, Gottlieb y Orban,
Ketchman, Brodie, Andressen, Eschler y otros, cuyo valor científico es indiscutible.

Nosotros, al igual que ellos, defendemos esta filosofía desde hace más de 50 años. Nuestro convencimiento
es tal que continuamos por este camino a través de la RNO sin descontento alguno, sino, al contrario,
totalmente satisfechos de los resultados obtenidos.

Nuestras placas no llevarán nunca ningún retenedor, propiamente dicho, ni ganchos, ni flechas de
Schwartz, ni Adams, pues sería ir en contra de nuestra filosofía. Si tenemos la necesidad de colocar algún
resorte o muelle, para realizar algún movimiento individual o de grupo, lo confeccionaremos con alambre
grueso de 7 u 8 décimas de mm para que, tensándolo progresivamente, actúe como «presencia», no como
muelle. La placa superior contra la inferior a través de sus pistas es lo que proporciona su retención
recíproca.

El enfermo debe comer sin aparatos a fin de que, siguiendo nuestra expresión, «cargue la batería» durante
la masticación. La respuesta de desarrollo se dará durante los intervalos de reposo que hay entre las
comidas, tiempo en que el paciente llevará colocados sus aparatos en boca para que orienten el crecimiento
según nuestros deseos. Se dará «presencia» más o menos exagerada y en el sentido que nos interese
mediante tornillos, resortes y naturalmente pistas, que son necesarias para que actúen los elementos
anteriores.
Una vez colocadas las placas, la mandíbula debe poder moverse libremente a ambos lados. Por esta razón,
es importante haber preparado la boca mediante un tallado selectivo en el caso, naturalmente, de que
hubiera sido necesario.

Ahora bien, estos tallados no pueden hacerse empíricamente, sino pensando y tallando el material que se
eliminaría fisiológicamente en una boca que funcionara de forma normal, equilibrada y que debe llegar a la
edad adulta con un AFMP de valor 0. E insistimos en que si este tallado no es necesario, no se debe hacer.

Tomemos, por ejemplo, el caso de que tropiecen los caninos, inferior contra superior. Procuraremos facetar
la cara linguo-mesial del superior o bajar el borde distal del inferior o ambas cosas, si hace falta.

Actuando así con nuestras placas, práctica que llevamos ejerciendo desde hace más de 50 años,
conseguimos expansiones y desarrollo apicales de 10 mm o más, así como corregir grandes distoclusiones.
Todo esto sin recidivas a los 20 y 30 años de finalizado el tratamiento y sin posteriores lesiones
periodontales.

No podemos creer ni en la predeterminación del crecimiento, ni en la discrepancia de desarrollo, ni en la


invariabilidad del hueso basal. Suponemos que todas estas teorías se han gestado con el fin de justificar las
extracciones.

Ciertos especialistas en ortodoncia, mediante unos cálculos tele radiográficos, pronostican rápidamente el
patrón de crecimiento, cuando ni los mejores genetistas pueden hacerlo. Creemos que la genética es de lo
más maravilloso y misterioso que hay en el mundo de la biología, y nuestro respecto hacia ella debe ser
mayor del que le profesan algunos ortodoncistas.

Somos conscientes de las críticas que provocarán estas líneas sobre la discrepancia de desarrollo y la
invariabilidacl del hueso basal, pero los hechos clínicos de que disponemos y que hemos podido observar
durante los largos años de profesión nos apoyan científica e indiscutiblemente.

Las grandes expansiones, verdaderamente, no pueden conseguirse con las técnicas multibandas, ya que el
arco y la banda bloquean el periodonto impidiendo recibir el estímulo neural fisiológico durante la
masticación y, en consecuencia, tampoco se obtiene la respuesta de desarrollo en los intervalos de reposo.
En definitiva, nuestro principio de carga y descarga no puede realizarse mediante técnicas multibandas, por
no estar completamente libres los dientes, ni durante la masticación ni durante los intervalos que permiten
su orientación. Todo esto confirma nuestra filosofía de la RNO. Verdaderamente con estas técnicas se
consiguen expansiones mecánicas, pero no han sido acompañadas por el estímulo que el periodonto
proporciona al alveolo y a su apoyo, la base apical. Ha habido un movimiento mecánico, pero el desarrollo
de la base, al igual que la instalación del periodonto sobre ella no han sido fisiológicos, por lo que se pierde
el equilibrio y sobreviene la recidiva. Con estos métodos se ha de recurrir a las extracciones como medio
para combatir un subdesarrollo importante y conseguir una estética más o menos estable.
Citaré como ejemplo, para el caso, el de un sofá de 4 plazas que espera acoger en él a 6 personas. Existen
dos soluciones, una de ellas transformar el sofá en otro mayor con suficiente cabida para todos los
individuos, lo cual será muy laborioso y tal vez más costoso. Ésta es la solución que comparte nuestra
filosofía. La segunda consiste en «prescindir» de 2 personas y acoger solamente a 4. La RNO no acepta
esta alternativa por impedirle realizar lo que ella cree una verdadera medicina de la boca.

Con el empleo de las placas funcionales, que tampoco aceptamos, el problema no es tan grave. Los dientes
reciben la carga masticatoria, pero se les controla el movimiento de descarga por medio de los sistemas de
retención, tales como ganchos, flechas de Schwarz, Adams, etc., que les bloquean y hacen que la descarga
se pierda, como si pusiéramos una batería en cortocircuito. Estas técnicas, además, no suelen controlar los
movimientos funcionales de lateralidad.

El principio biológico de actuación de nuestras placas, con tornillos o resortes, o sin ellos, pero siempre
con pistas, es idéntico, tanto si se aplica a bocas de niños de 2 o más años, como a pacientes adultos. Se
puede obtener el mismo resultado, pero con distinta velocidad en función de la edad, y siempre procurando
proporcionar movimientos mandibulares de lateralidad, a fin de que se pueda establecer un plano oclusal
fisiológico, base del éxito de nuestra terapéutica, que ya sabemos que se fundamenta en excitar las ATM y
los periodontos.

Otra de las finalidades de las pistas, además de la de obligar a la presencia de las placas por el contacto de
la superior contra la inferior y la de facilitar los movimientos de lateralidad mandibular, es la de la
corrección de las posiciones distales de la mandíbula. En estos casos debe darse a las pistas la inclinación
correspondiente para que, al cumplirse la «ley de la mínima dimensión vertical», la mandíbula se
autositúe espontáneamente en neutroclusión. Para esto se construyen las pistas hacia arriba en el sentido
posteroanterior. El enfermo cierra la boca en su posición distal habitual, pero al colocarle las pistas, queda
incapacitado para alcanzar la oclusión céntrica patológica (distal) debido a que las pistas contactan
prematuramente, produciéndose un aumento de la dimensión vertical. Según la ley anteriormente citada, el
enfermo buscará una dimensión vertical menor que hallará protruyendo la mandíbula y colocándose
precisamente en neutroclusión, ya que así ha sido programado durante la previa construcción de los
aparatos, posición en la que se encuentra más cómodo.

En los casos de terceras clases o progenies se procurará construir las pistas a la inversa, o sea hacia arriba
en el sentido anteroposterior para que se reciba estímulo de retroceso y se logre una dimensión vertical más
baja hacia atrás que hacia delante. De esta forma, lógicamente no conseguimos que la mandíbula retroceda,
pero sí le impedimos un mayor avance.

En resumen, nuestras placas actúan por presencia, la cual está proporcionada y activada por las pistas.
Éstas, a su vez, facilitan libertad de movimientos de lateralidad, y según su inclinación obligan a protruir la
mandíbula. No se sujetan a ningún diente, ya que la superior se mantiene por el contacto de sus pistas con
las análogas de la placa inferior, y viceversa, y por el equilibrio establecido por los contactos en trabajo y
balanceo simultáneos. Actúan en períodos intermitentes y facilitan que el plano oclusal busque su situación
fisiológica.
ADITAMENTOS DE LAS PLACAS

«PLANAS»

Entre los aditamentos que forman parte integral de cualquier placa «Planas» citaremos las siguientes:

1. Las pistas.

2. Los topes oclusales.

3. Los estabilizadores.

Los que citamos a continuación pueden ser o no ser colocados, y esto estará en función del caso que se ha
de tratar. Son:

4. Los tornillos.

5. Los muelles de presencia en «S« o en «8».

6. Los ganchos de arrastre.

7. El resorte vestibular»

8. La biela central.

9. Las bielas laterales.

10. El resorte de progenie de Eschler.

A continuación describiremos cada uno de estos elementos.

CONSTRUCCIÓN DE LAS BASES DE LAS PLACAS


Aconsejamos que para la toma de impresiones al paciente se utilice material termo-plástico. Las
impresiones tomadas con este material tienen, además, la particularidad de que pueden vaciarse al instante
o bien pasados unos días, en el caso de que fuera necesario. La reproducción en yeso piedra es de un liso
perfecto, sin burbujitas de aire ni grumos o asperezas por exceso de exactitud y no recoge las retenciones
de los cuellos de los dientes. Las placas construidas sobre modelos vaciados de impresiones tomadas en
material termo-plástico no requieren el más mínimo retoque en su parte interna, pues son lisos en extremo
y no presentan retención ni para entrar ni para salir de la boca.

Las placas se construyen en acrílico empleando la técnica de monómero y polímero gota a gota
autopolimerizable a presión.

. PISTAS

Se preparan con lámina de acrílico de 1 mm de grosor que fácilmente se adquieren en un comercio de


materiales plásticos. Se recorta en trozos que deben ser de 3 cm de largo y 5 mm de ancho para las
superiores, y de 3 cm de largo y 2 mm de ancho para las inferiores.

Previamente se sujetan las pistas horizontalmente al modelo con cera utility. Las inferiores son tangentes
por su borde externo a las caras linguales de los molares y premolares, y van de distal de canino hasta el
tope oclusal. Las superiores deben colocarse separadas unos 2 mm de las caras linguales para que las
cúspides linguales de los molares inferiores puedan ocluir libremente, y van de distal de canino hasta el 1."
molar.

La orientación anteroposterior de las pistas será diferente según el caso a tratar. Ante una neutroclusión se
deben colocar paralelas al plano de Camper, ante una distoclusión deberán formar con el plano de Camper
un ángulo abierto hacia atrás y, por el contrario, el ángulo será abierto hacia delante en el caso de una
tercera clase o mesioclusión. Hay que aclarar que si no hay sobremordida vertical o bien su valor es
normal, debe procurarse que las pistas contacten cuando lo hacen las zonas de sostén, es decir, los molares
y premolares. Si la sobremordida vertical es exagerada, se construirán de una altura suficiente que levante
la oclusión y ofrezca una sobremordida normal. Una vez colocadas así las pistas y demás accesorios
necesarios, se rellena y termina la placa con la técnica del gota a gota.
TOPES OCLUSALES

Son única y exclusivamente para la placa inferior, y se apoyan en los segundos molares deciduos o, en su
ausencia, en los primeros molares permanentes. Consideramos que la presencia de los topes oclusales en
las placas va en contra de nuestros principios que promulgan la plena libertad de erupción dentaria, ya que
bloquean el crecimiento vertical de las piezas en que se apoyan, pero son necesarios y los utilizamos con el
fin de evitar las lesiones por decúbito que la placa inferior produciría al introducirse en la mandíbula,
presionada por la placa superior a través de las pistas. A pesar de esto, y siendo conscientes del problema
de los topes oclusales, podemos evitar sus efectos negativos procurando liberar de sobrecarga la parte
posterior de las pistas. Esto es lo misino que si conocemos el mal estado de los frenos de nuestro
automóvil. Actuaremos en consecuencia, conduciremos con precaución y lógicamente no pasará nada;
pero, si confiamos en su buen funcionamiento estando estropeados, la posibilidad de tener un accidente es
mayor.
Los topes oclusales se construyen en alambre de acero de media caña de 1,75 x 0,85 para bocas con
dentición temporal y de 2 x 1 para las de dentición permanente. Dada la dureza del alambre y los dobleces
que hay que darle, resulta un poco difícil de construir. No debe olvidarse que son dos, derecho e izquierdo,
simétricos, pero no idénticos.

Se sujeta con una mano el rollo en que el alambre se presenta comercialmente y, a 1 cm del extremo libre
y con un fuerte alicate, se hace un primer doblez de canto y en ángulo recto hacia un sentido u otro según
sea el tope derecho o el izquierdo. A continuación con un alicate de media caña e inmediatamente a unos-2
mm del ángulo que acabamos de hacer y en dirección al rollo, aún sin desprendernos de él, se hace el
segundo doblez procurando que la parte convexa sea la superficie plana del alambre de media caña. A 1 cm
del segundo doblez y hacia el rollo, cortaremos el alambre para separarlo de él.

La rama A se doblará procurando que se acople a la cara oclusal en su centro y parte más profunda. Se
pega con cera desde el centro de la cara oclusal hasta su extremo libre. Se colocarán en el modelo sobre los
segundos molares deciduos. Si éstos ya no existen, se hará sobre los primeros molares permanentes. Se
procurará que la rama B vaya hacia delante siguiendo los cuellos y separada de éstos para que el acrílico la
sujete bien por ambos lados.

Una vez polimerizada la placa, se cortará todo el extremo libre de la rama A, dejando exclusivamente unos
2 mm que serán el verdadero apoyo oclusal.
ESTABILIZADORES

Se construyen partiendo de alambre semiduro o duro de 0,7 o de 0,8 para caninos y premolares, y de 0,9
para molares. Nunca empleamos alambre extraduro.

Son alarnbres que tienen su parte retentiva en lingual y contornean por el espacio proximal hacia vestibular
hasta contactar con la papila. En general se colocan entre el lateral y canino, casi de una manera estándar.
A veces se pueden colocar entre canino y 1." premolar, otras entre 1."' y 2." premolares.

Los alambres estabilizadores no impiden el crecimiento vertical de los dientes, ni sirven para retener la
placa; solamente le dan más estabilidad y pueden servir para frenar movimientos mesiales o distales de
alguna pieza dentaria o de toda la placa.

Se colocan en el modelo pegándolos con cera en su extremo vestibular, procurando que el extremo
retentivo lingual quede separado del modelo por lo menos en medio milímetro para que quede retenido en
el acrílico.

TORNILLOS

Empleamos, lógicamente, los tornillos «Planas» fabricados con nuestra patente.

Se presentan en tres modelos : el A, el B y el C, aunque el más empleado es el modelo A. El B y el C son


para casos excepcionales.

Su forma es cilindrica y sólo quedan totalmente acabados cuando son recubiertos por el acrílico de la placa.
Es decir, los tornillos no pueden funcionar en la forma que se expiden en el comercio, ya que les falta una
caperuza que corresponde al acrílico citado.

El modelo A tiene 4 mm de diámetro y 16 mm de largo, pero puede acortarse si fuera necesario, limándolo
cíe los extremos o biselándolo uno o dos milímetros de cada lado. Puede hacer una expansión de 8 mm a
base de 50 cuartos de vuelta. Se puede activar en 1/4 de vuelta cada vez con intervalos de 1 o 2 días en
bocas infantiles, o de 4 a 6 días en bocas adultas. La expansión obtenida en cada 1/4 de vuelta es de 0,15
mm que se reparten en 0,075 mm en cada ligamento dentario. El tornillo tiene, además, la ventaja de que su
forma cilindrica permite la sujeción de la biela, como luego veremos.

El modelo B sustituye al modelo A cuando éste no puede emplearse a causa de su tamaño, por ejemplo en
casos de bocas muy pequeñas y estrechas o que fuera preciso cierta distalación.

El modelo C se usa cuando hay que dividir la placa en tres porciones, una central y dos laterales, lo cual
puede ser a veces interesante.

El tornillo-A lleva 3 aditamentos que son: una llave para activarlo A, un perno B y una horquilla C. Existe
además una marca D en el tornillo que indica el sentido en que hay que dar la vuelta para activarlo. Para
proceder a su instalación se coloca el perno en el agujero del tornillo E. Se pone la horquilla y se enrosca
todo con un alicate G. Se dobla este perno enroscado hacia el lado en que se deberá activar el tornillo H.
Así lo tendremos preparado para colocar en el modelo fijándolo con cera por el alambre enroscado.

El modelo B requiere otra técnica de montaje. Se enrosca la horquilla por la ra-• nura que posee la capá
exterior del tornillo y se coloca el perno en el agujero E. Perno y horquilla enroscada estarán paralelos, se
doblan', se aproximan y se enroscan de nuevo, doblando el extremo hacia el sentido de apertura del
tornillo. La placa se cortará en dos a nivel de la horquilla. A nivel del perno sólo se dejará una abertura
para poder colocar la llave y activarlo.

El modelo C se montará con clos horquillas envueltas en los extremos del tubo exterior que se doblarán
hacia el centro y se enroscarán con el perno colocado en el agujero central E. Se cortará la placa a nivel de
las dos horquillas y se hará una abertura en el centro para poder ser activada con la llave. En la se aprecia la
coloca--ción más frecuente del empleo del tornillo A, tanto en la placa superior como en la inferior y
diversas modalidades y aplicaciones cíe los tornillos A, B y C.

MUELLES DE PRESENCIA

Recordaremos aquí que nuestras placas actúan «por presencia». Cuando deseemos exagerar esta presencia
en algún diente o dientes determinados, utilizaremos unos muelles bien en forma de «S» o de «8» , pero de
alambre de 0,6 o de 0,7. la rigidez que se logra impide hacer trabajar esos muelles como tales, y según el
concepto habitual que de ellos se tiene. En realidad se irán tensando para proporcionar «presencia», que
será reforzada por el contacto de las pistas.

La colocación de estos muelles de presencia sobre el modelo es distinta de la de los estabilizadores. Van
colocados únicamente por la parte lingual y a nivel de los cuellos de los dientes, sobre los que se pretende
actuar. Se colocan en posición y se recubren y se pegan con cera, dejando las retenciones libres para que se
incluyan en el acrílico de la placa.

GANCHOS DE ARRASTRE

Se construyen en alambre de 0,8, 0,9 o 1 mm, según la edad y el esfuerzo que a nuestro parecer deban
hacer. Son auténticos ganchos que contornean el diente por el cuello a modo de retenedor de prótesis.

Se emplean para ayudar al tornillo a arrastrar un molar para distalarlo o para ejercer algún movimiento
parecido.

RESORTE VESTIBULAR SIMPLE

Se trata del resorte universalmente conocido y que lleva el nombre de Hawley. Nosotros lo construimos en
alambre de 0,6 o 0,7 mm con ligeras variaciones según deba o no sujetar los caninos.

BIELA CENTRAL
Se emplea en los casos de distoclusión que no se corrigen espontáneamente con la sola colocación de las
pistas debidamente orientadas para el caso, lo que sucede con frecuencia en pacientes con biotipos negati-
vos. A la acción de las pistas se le añade, entonces, la de una biela.

Se construye partiendo de alambre ovalado de 2 x 1 mm como macho, y tubo ovalado como hembra. En
caso de no hallarlo en el mercado, se puede emplear tubo redondo de 2 mm que se aplana colocándole el
alambre ovalado macho en su interior, y con unos golpes de martillo se ovala y modela.

Al tubo hembra se le introduce por uno de sus extremos 1/2 cm de un trozo de 2 cm'de alambre oval y se
suelda con unos puntos eléctricos. El extremo libre del alambre oval se doblará para abrazar el eje
previamente colocado en la placa inferior o el «tornillo» según el caso.

La «biela» se puede aplicar en cuatro diferentes casos:

sea necesario avanzarla.

1. Cuando mandíbula.

2. Cuando se deba avanzar la mandíbula y hacer expansión simultánea del maxilar superior.

3. Cuando la mandíbula necesite avanzar y hacer expansión al mismo tiempo.

4. Cuando la mandíbula tenga que avanzar, y se necesite expansión maxilar y mandibular.

En el primer caso se construyen unas placas simples con pistas para distoclusión y topes oclusales en la in-
ferior, y con estabilizadores en la superior e inferior por mesial de caninos.

Se procurará que la placa superior se extienda lo máximo posible posteriormente, es decir, hasta la unión
del paladar duro con el blando. A.este nivel se coloca un eje transversal de alambre de 1,5 mm en la forma
que indica el grabado. Quedará incluido en el acrílico menos por su zona central, en la que sujetaremos la
«biela macho».

En la placa inferior se hace algo parecido, pero extendiendo lateralmente el eje travesano hasta los
primeros premolares, tal como puede verse en el grabado, a fin de conseguir un mayor esfuerzo de la placa
que queda debilitada por la escotadura de paso del asa de la biela y podría romperse fácilmente.

Tanto el eje superior como el inferior se sujetan con una pequeña tira de cera únicamente por donde pasará
el asa de la biela y se pega por detrás de los incisivos inferiores, en la inferior, o por delante del Posda-
ming, en la superior. El resto de los ejes debe quedar totalmente recubierto por el acrílico.

En el segundo caso la placa superior deberá llevar un tornillo central. El eje sujetador de la biela macho
deberá ser construido con una varilla y un tubo en forma telescópica. De esta forma a medida que se realiza
la expansión se van separando las dos mitades de la placa y se mantiene el eje simultáneamente. Este se
construye con un alambre de 1,5 o 2 mm y tubo de 1,5 o 2 mm de diámetro interior, a partes iguales para
que pueda abrirse telescópicamente.
La placa inferior será idéntica a la que se realiza en el primer caso.

En el tercer caso , cuando hay distoclusión más endognatia inferior, la placa superior se construirá como en
el primer caso, pero la inferior deberá llevar tornillo, el cual hará precisamente de eje de sujeción de la
«biela hembra». El asa de sujeción se hará del diámetro del tornillo, dejando un pequeño espacio para
poder introducir la llave que activa el tornillo.

En el cuarto caso es decir, cuando existe distoclusión y endognatia superior e inferior, la placa superior
será como la descrita en el segundo caso, y la inferior como la descrita en el tercero.

El ajuste de las placas con biela debe conseguir que, al tiempo que se logra la altura precisa de las pistas, la
biela obligue a pro-truir la mandíbula contactando los incisivos , con una sobremorclida vertical de 2 o 3
mm.

Esta técnica es sencilla, fácil y sin complicaciones con respecto a los materiales que se utilizan. La única
reparación que hay que hacer de vez. en cuando es la cíe cambiar la biela macho por fractura del ángulo
que tensamos periódicíxmente. Es la zona por donde el acero trabaja y sufre, en consecuencia, mayor
fatiga. En menos de 5 min se puede reponer en el mismo consultorio.

DOBLE BIELA O BIELAS LATERALES

Cuando la edad del paciente no sobrepasa los 5 años y la endognatia y distoclusión son importantes, la
biela central única no suele ser bien tolerada. En estos casos, la utilización de una doble biela nos ha
proporcionado excelentes resultados. Se construye con tubo cíe 1 mm de diámetro interior como hembra y
alambre de 0,9 mm como macho .

Los machos se sujetan a la placa superior y las hembras se construyen igual que la de la biela simple,
introduciendo unos 5 mm de un trozo de 1,5 cm de alambre de 0,9 mm dentro del tubo y soldándolo con
unos puntos eléctricos.

La sujeción en las placas se hace fijando en ellas unos tornillos de acero inoxidable mediante resina
autopolimerizable. Se pueden adquirir en establecimientos de ferretería y las dimensiones son
aproximadamente las del grabado .

La colocación del tornillo en la placa superior debe ser lo más posteriormente posible y lo más próximo al
cuello del último molar. En la placa inferior su emplazamiento debe ser a nivel del canino y lingualmen-te.
De esta forma, y con la curva que modelaremos en el macho de la bieíá para poderla tensar, conseguimos
que las Bielas actúen paralelamente al plano de Camper.

El ajuste será el mismo que describimos al tratar la biela central, es decir, las bielas obligarán a protruir la
mandíbula hasta producirse el contacto incisal en una sobremor-dida vertical de 1 o 2 mm, altura que
conseguiremos con la adecuada construcción d« las pistas que llevarán, además, la inclinación precisa para
los casos de distoclusión. Los movimientos de lateralidad se controlarán de forma que ni las pistas ni las
bielas interfieran o impidan la consecución de la dinámica mandibular.
RESORTE DE PROGENIE

Es el resorte de Eschler construido en alambre de 0,9 o 1 mm . Tiene la particularidad de que va insertado a


la placa por medio de unos tubos de 1 mm de diámetro interior y 1 cm de largo. Se colocan paralelos entre
sí y a ambos lados de la placa superior, siguiendo los cuellos a partir de la cara mesial del 1."'' molar
temporal o I.1" premolar y en dirección hacia atrás . A estos tubos se les hacen unas pequeñas muescas o
ranuras para lograr una buena retención en el acrílico. Se sujetan, antes de echar el acrílico, con un alambre
recto de 0,9 mm que se coloca en su interior y sobresale por los extremos, lugar por donde se pega con cera
en la parte exterior del modelo. Finalizada la polimerización, se arranca el alambre y queda el tubo incluido
en el acrílico libre para introducirle el arco. Una vez ha penetrado el resorte por sus dos extremos, éstos
deben doblarse para no ser expulsados por la fuerza de la tracción que efectuarán al trabajar en la boca. Es
conveniente recocer los extremos del arco antes de introducirlos en el tubo, con el fin de reblandecerlos y
así facilitar su doblez. Finalmente, y una vez doblado el alambre, se corta el material sobrante, y con un
poco de gutapercha pegada se evitará que la punta libre moleste la lengua.

El resorte de progenie se rompe con frecuencia a causa de la tensión a que está sometido por el trabajo que
realiza por el punto de la. La necesidad de tener que cambiarlo tan a menudo nos hizo discurrir la forma de
poder hacerlo fácilmente y con rapidez. De ahí el porqué del sistema de sujeción que acabamos de describir
a través de unos tubos, pues cuando

se rompe un resorte se retira y se coloca otro en pocos minutos.

Recomendamos que el alambre sea semi-duro pues retrasa la fatiga del acero y posterior fractura del
resorte. Procuraremos modelarlo cuanto nos sea posible con los dedos, empleando los alicates lo
imprescindible a fin de evitar muescas que faciliten la rotura.

Observaciones

En cuanto al tratamiento de las terceras clases hemos podido observar las grandes dudas que surgen en
nuestros colegas, cuando se les habla de la rapidez con que nosotros las tratamos mediante nuestra aparato-
logía.

Podemos afirmar que en una dentición temporal, por grave que sea la tercera clase, se resuelve en días o
como máximo en semanas.

En una dentición permanente se requiere uno o más meses. Pero para ello hay que tener en consideración lo
siguiente: nuestra aparatología reconstruye la fisiología normal, o sea recoge la energía de desarrollo
mandibular y la transmite al maxilar, lo cual es aceptado por nuestro organismo.

El aparato bien tensado, por medio del resorte de Eschler, recoge la energía de avance inferior y la
transmite al maxilar estimulándole al avance, y así es, a fin de cuentas, como se desarrolla el sistema, pues
la mandíbula posee una energía de desarrollo que debe ser recogida por los maxilares, siguiendo nuestras
leyes del desarrollo.
Cuando esto se pierde, es como cuando un camión se desengancha del remolque; el camión marchará más
rápido, pero al mismo tiempo el remolque se quedará parado.

En las terceras clases, la mandíbula marcha y avanza sola, y los maxilares se quedan parados. Nuestro
aparato recoge estos estímulos y los transporta a la normalidad, lo cual es aceptado por nuestro organismo
muy favorablemente y con resultado positivo.

Precisamente por este motivo y forma de actuar, el resorte de Eschler se rompe a menudo por la curvadura
en C Es importantísimo advertir al enfermo que, cuando se rompa este resorte, no deje de usar el aparato y
con un poco de adhesivo haga una simple reparación hasta que pueda acudir a nuestra consulta. Una vez en
nuestra consulta, inmediatamente cambiaremos el resorte por otro nuevo que confeccionaremos al instante.
Precisamente, éste fue el motivo de haber fabricado un arco que pueda reponerse fácilmente sin tener que ir
al laboratorio.

Otra observación importante es que en los casos favorables en que en estas terceras clases exista una
sobremordida invertida se debe colocar en la placa inferior una plataforma para evitar que se crucen los
incisivos, y en esta altura se ajustarán las pistas de las placas . Durante los plomeros días se exigirá al en-
fermo que use esta placa (únicamente la inferior) durante los actos masticatorios, o sea que no la suprima
nunca, excepto para lavarla. Será cuestión de muy pocos días, durante los cuales ha de ingerir comidas
blandas.

Una vez que se obtenga una situación en que la sobremordida se empieza a normalizar, o sea con los
dientes superiores por delante de los inferiores, se podrá ir suprimiendo esta plataforma y permitir al enfer-
mo que coma sin aparatos.

Una vez saltada la oclusión, se podrá suprimir la plataforma inferior, pues desde este momento ya no será
necesaria, pero se deberán bajar las pistas hasta obtener la so-bremodida incisiva deseada.

Estas observaciones son importantísimas para obtener la rapidez de inversión de oclusión que hemos
descrito al principio de estas observaciones.

CONCLUSION

Las pistas planas son aparatos funcionales de fácil construcción y bajo costo, producen la expansión
fisiológica de los maxilares, mejoran las relaciones máxilomandibulares, equilibran las relaciones oclusales
y el paciente se adapta con facilidad a su uso.

BIBLIOGRAFIA
Planas P. La rehabilitación neuro-occlusale.París: Masson, 1992:4-11.

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