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La escritura de exposiciones en el ámbito académico

La respuesta de parcial
Uno de los géneros predominantemente expositivo-explicativo en la vida académica es el género
examen escrito". Pocas veces dentro de las instituciones educativas se encara una reflexión sobre
las exigencias de este género, pese a que tiene una presencia destacada ya que a través del examen
escrito se comunican los alumnos con los profesores para ser evaluados.
Los exámenes escritos son dialógicos, es decir, en ellos hay dos voces: la del profesor (que plantea
la consigna) y la del alumno (que escribo la respuesta). La consigna es instruccional: da una
instrucción al estudiante. Mientras que la respuesta es expositivo-explicativa, en la mayor parte
de los casos, ya que el alumno deberá exponer conocimientos, explicar fenómenos diversos y
explicitar sus fuentes de información. En este sentido, la respuesta del alumno os polifónica: él
habla en esa respuesta pero sobre todo cita a las fuentes de su saber. El alumno no es un investi-
gador especializado, que llega a conclusiones y adopta posturas sobre el tema en cuestión. Su
función es exponer, explicar las ideas, las conceptualizaciones de los autores consultados, y, en
muchos casos, evaluar la pertinencia de esas explicaciones o aplicarlas al análisis de fenómenos
menos estudiados. Por eso, la actitud discursiva que se espera del alumno en la respuesta do
examen es la del lector experto y la del reformulador experto, es decir, la del que expone mostran-
do que ha leído las diversas fuentes sobre un tema y está en condiciones de referirlas en forma
sintética pero guardando la mayor fidelidad.
El punto de partida de una buena respuesta escrita del estudiante es una lectura atenta y detenida
de la consigna planteada por el profesor. A partir de esa lectura el alumno podrá comenzar a
planificar su respuesta, atendiendo a lo solicitado.
Distinguimos, por ahora, dos tipos de preguntas de exámenes escritos académicos:

1) Las que solicitan la definición o explicación de al^ún concepto, o la relación entre


conceptos. Este tipo de preguntas, en general, esperan respuestas relativamente breves
(pueden resolverse en no más de tres párrafos) pero muy precisas.

2) Las que requieren el desarrollo de un tema. Estas preguntas esperan respuestas más
extensas, suponen la complementación o confrontación de diversas fuentes
bibliográficas, y si bien son predominantemente expositivo-explicativas, pueden poseer
también secuencias argumentativas. Sobre este tipo de respuestas se trabajará en los
apartados siguientes

1) En los exámenes de este tipo, las preguntas indagan:

a) bien en el "qué" o en el "cómo" de un concepto, objeto o noción;


Ejemplos:

 ¿Qué son los géneros discursivos según M. Bachtin?

Pregunta que también puede formularse de los siguientes modos:

 Defina la noción de géneros discursivos según M. Bachtin.


 Explique qué entiende M. Bachtin por "género discursivo".
Todas estas preguntas esperan una respuesta basada fundamentalmente en una definición. Para
proporcionar una respuesta completa, puede definirse el concepto en cuestión a partir de una
equivalencia, a partir de una defunción funcional o descriptiva. En todos los casos, las
definiciones deben volcarse con precisión y haciendo uso del léxico adecuado.
Por otro lado, también puede haber preguntas que indaguen el “cómo” de una noción las cuales
darán pie a descripciones o narraciones con valor explicativo.

b) bien, en el "por qué" de un fenómeno.

Este tipo de preguntas plantea una consecuencia y requiere la explicitación de las causas que la
originan. Tanto la causa, como muchas veces también la consecuencia, e incluso otros
conceptos involucrados, previamente deben ser definidos.

Ejemplo:
 Explique por qué la escritura requiere un momento de planificación y otro de
revisión.

Antes de contestar esta pregunta, es necesario desmenuzarla para planificar la respuesta correcta:

1. El por qué nos indica que nos están preguntando por la causa que hace que la escritura
tenga ambos momentos.
2. Es necesario definir escritura, para encontrar en la definición el elemento causal de la
consecuencia indicada por la pregunta (presencia de los dos momentos). Definición:

"La escritura es un código a través del cual se entabla un tipo de comunicación


diferida, ya que —a diferencia de la comunicación presencial— la emisión y recepción
del mensaje escrito no son simultáneas, sino que media un tiempo entre ellas. El carácter
diferido de la comunicación escrita hace necesario que el emisor trate de eliminar de su
texto las ambigüedades que pudieran producir malentendidos, ya que no va a estar presente
para corregirlos en el momento en que el mensaje sea recibido. Ese control sobre el escrito
propio se logra planificándolo previamente y revisándolo después, para garantizar que el
escrito va a funcionar eficazmente en la situación comunicativa prevista."

3. Encontramos la causa en la definición: es el carácter diferido de la comunicación escrita


lo que hace que deba ser planificada y revisada.
4. Para redactar finalmente una respuesta correcta, es necesario tener las definiciones de
planificación y de revisión, y mostrar por qué estos momentos ayudan a evitar
ambigüedades en el escrito.
5. Se redacta la respuesta a la pregunta integrando las tres definiciones (qué es escribir que
es planificar, qué es revisar) y estableciendo las relaciones causales correspondientes.

Modelo posible de respuesta (los subrayados indican nexos causales):

La escritura requiere un momento de planificación y uno de revisión porque es un código


a través del cual se entabla un tipo de comunicación diferida. En este tipo de comunicación – a
diferencia de la comunicación presencial- la emisión y la recepción del mensaje no son
simultáneas, si no que media un tiempo entre ellas. Este carácter diferido la comunicación escrita
hace necesario que el emisor trate de eliminar de un texto las ambigüedades que pudieran
producir malentendidos, ya que no va n estar presente para corregirlos en el momento en que el
mensaje sea recibido. Ese control sobre el escrito propio se logra planificándolo previamente y
revisándolo después. En el proceso de planificación del escrito, el escritor elabora un plan en el
que se aclara a sí mismo qué es lo que quiere escribir (tema, postura), para qué (finalidad) y a
quién se está dirigiendo (destinatario). Por otro lado, en el proceso de revisión, el escritor va
corrigiendo el texto en fruición de las exigencias de la lengua, del código de la escritura y de sus
propias expectativas en cuanto a qué quiere escribir. La planificación y la revisión son
fundamentales para garantizar que el escrito funcione eficazmente en la situación comunicativa
prevista.

La estructura del género parcial


Consiste en secuencias de preguntas o consignas y respuestas. El mecanismo pregunta-respuesta
está regulado por enunciados de carácter instruccional.

 Pregunta / consigna: su finalidad es orientar la puesta en texto de los conocimientos


adquiridos. Se expresa a través de determinados verbos propositivos que apuntan a
operaciones cognitivas específicas (defina, explique, ejemplifique, describa, resuma,
identifique, especifique, aclare, enumere, clasifique, distinga, compare, confronte,
justifique, etc.).

 Respuestas: El estudiante debe dominar las estrategias para desarrollar las operaciones
indicadas por la consigna o pregunta. En la respuesta predominan las secuencias de tipo
explicativo y argumentativo. Otras secuencias (descriptiva, narrativa) pueden estar al
servicio de las anteriores.
Es muy importante que el estudiante observe qué acciones específicas se le solicitan. Si no
focaliza y “se va por las ramas” (digresión), si abusa de la síntesis, si en lugar de definir da un
ejemplo, en lugar de explicar, describe, en lugar de justificar, resume, no estará demostrando un
dominio adecuado del saber adquirido.
La estructura básica de la respuesta de parcial sigue el modelo de los textos académicos
expositivos:

 Introducción (presentación del tema, contextualización),


 Desarrollo (expositivo explicativo, argumentativo) y
 Conclusión (conceptualización final o cierre argumentativo. Implica la integración de los
puntos principales volcados previamente).

El parcial enfrenta al estudiante al desafío de desplegar los siguientes procesos (meta) cognitivos:
Entre los más simples:
 Reconsiderar lo leído y lo escrito (lectura y escritura críticas)
 Dar inteligibilidad a lo escrito organizando los recursos paratextuales (espacialización,
puesta en párrafo, numeración, viñetas, subtítulos, etc.).
 Identificar, distinguir, comparar conceptos, definirlos, especificarlos, aclararlos,
parafrasearlos, desambiguarlos.
 Agregar información adicional pertinente (aclaraciones, reformulaciones).
 Resumir, ejemplificar, ilustrar, describir.
 Comentar sin que esto implique una irrupción inadecuada de la subjetividad.
Y entre los más complejos:
 Activar estrategias inferenciales y conocimientos colaterales.
 No sólo informar sino explicar y justificar debidamente las aserciones vertidas.
 Hacer reformulaciones con fines explicativos y argumentativos.
 Contextualizar el tema en el marco de una teoría, de una situación histórica, política,
social, etc. Generalizar, categorizar, clasificar, jerarquizar, realizar seriaciones
 Relacionar y contrastar.
 Problematizar o simplificar.
 Establecer relaciones de causalidad y consecuencia.

Si estas condiciones se cumplen podemos concluir que el parcial es un género destinado no sólo
a evaluar el conocimiento, sino a promover los procesos de “transformación del conocimiento”
(Scardamalia y Bereiter: 1992), esto es, el desarrollo de recursos para reelaborar, reorganizar y
resignificar las diferentes fuentes consultadas y de este modo, favorecer la comprensión y la
memoria a largo plazo.

Estrategias explicativas
Entre las distintas estrategias que se emplean en el género discursivo parcial, vamos a destacar la
reformulación o paráfrasis, las aclaraciones, los ejemplos, las definiciones y los enunciados
referidos directos e indirectos (cfr. Polifonía en el Glosario).

En primer lugar, la reformulación consiste en volver a decir lo ya dicho con otras palabras con
la finalidad de asegurar la comprensión por parte del lector. Los conectores que se usan en la
reformulación son es decir, o sea, en otras palabras, dicho de otro modo. Veamos un ejemplo:
También es importante destacar que, para modificar la idea de la lectura y escritura como
habilidades anacrónicas en la era digital, hay que tener en cuenta que, tal como expresa
Cassany (1999), no se trata de que hoy se escriba menos que antes, sino que se escribe de
manera distinta, es decir, las necesidades de comunicación escrita han cambiado.

En segundo lugar, las aclaraciones. Su objetivo, como su nombre lo indica, es aclarar una idea.
Las marcas gráficas que se utilizan para aclarar son las comas y los paréntesis. Por ejemplo:
La ecología cultural, dentro de la cual acontece la lectura literaria o de otro tipo, ha
cambiado significativamente como resultado de las nuevas tecnologías y medios.

En tercer lugar, los ejemplos. Su objetivo es ofrecer al lector un caso más concreto (que se supone
conocido por el lector) de una idea más general o de un concepto con el objetivo de que este
comprenda. Los ejemplos pueden incluirse en un texto luego de dos puntos, entre paréntesis, con
las palabras: por ejemplo, a saber o como, entre otras. Veamos el siguiente caso:
Los lectores no son sólo hacedores de sentido sino que leen también en la búsqueda de
sensaciones (como el cine o especialmente ciertos tipos de novela, estimulan una reacción
corporal antes de producir una forma de reflexión).

En cuarto lugar, las definiciones. Definir implica establecer una equivalencia semántica entre dos
términos. El objetivo de la definición es facilitar la comprensión y evitar la ambigüedad o
vaguedad de un concepto. Hay dos clases de definiciones: una que se centra en la descripción del
objeto a definir y otra que pone el foco en el desarrollo del significado de una palabra o concepto.
Los verbos que se utilizan en la construcción de una definición son se denomina, es, se llama, se
define, se trata y se utilizan en un presente atemporal. Por ejemplo:

En esta investigación, para determinar el modo en que los estudiantes se conciben como
lectores y escritores, y el modo en que piensan las prácticas de lectura y de escritura,
partimos, entonces, del concepto de representación social. Al igual que Castorina,
Barreiro y Toscano (2005), consideramos que la representación se define como una forma
de conocimiento socialmente elaborada, que construye una realidad social y permite
comprenderla. Es orientadora de la conducta y de la comunicación entre los sujetos en el
mundo. De esta forma, está relacionada con la percepción y constituye la base de las
creencias sociales (Raiter, 2002, p.11).

Otra característica importante del parcial es que el enunciador en la explicación trae un saber
legitimado socialmente y lo presenta sin aparecer, es decir, hay un efecto de objetividad de parte
del mismo. Para ello, se utilizan enunciados referidos directos o indirectos:
 Enunciado referido directo: utiliza dos puntos y comillas. Supone que se citan las
palabras de otro de manera textual, es decir, del modo exacto en que fueron dichas.

Ej.: Littau señala: “el grueso de las teorías orientadas al lector en el siglo veinte (...)
se ocupan predominantemente de cómo los lectores construyen el sentido de un texto
(Culler, Fish, Iser, Jauss, Gadamer); cómo los textos frustran los intentos de los
lectores de construir dicho sentido (de Man, Miller, Bloom, Derrida); o de cómo los
lectores resisten los sentidos de ciertos textos (Fetterley, Radway, Bobo)”. (2006: 10)

 Enunciado referido indirecto: no utiliza comillas, la voz del otro aparece subordinada
a las palabras del enunciador, es decir, pueden aparecer reformuladas o transformadas
por el que cita. Es frecuente que las palabras del otro aparezcan precedidas por el
pronombre relativo que. Otra forma en la que no se usa verbo de decir es mediante las
preposiciones para o según. Por ejemplo:

Daniel Cassany (2001) explica que, pese a ser un campo de investigación interesante
y fructífero, el análisis de las representaciones sociales acerca de la escritura
constituye uno de los aspectos menos estudiados de la escritura y que los estudios
existentes suelen referirse en su mayoría a la comunidad anglófona.

A su vez, estas representaciones, según Castorina, Barreiro y Toscano (2005), otorgan un


conjunto de significaciones que delimitan las posiciones de los sujetos en su articulación
con los grupos, configurando la identidad social. De esta forma, a través de las
representaciones, los miembros de un grupo negocian sus identidades.

Verbos de decir
Son los verbos que se usan para introducir la palabra de otro. Algunos ejemplos: Decir, Hablar,
Señalar, Afirmar, Explicar, Subrayar, Comentar, Criticar, Pensar, Creer, Reformular, Gritar,
Escribir, Relatar, Narrar, Exponer, Relatar, Argumentar, entre otros
Los elementos paratextuales

Todas las deducciones que ustedes hicieron en los trabajos prácticos de descubrimiento fueron
posibles gracias a que utilizaron los elementos paratextuales (del latín para: “al lado de”,
y textum, “texto”) que mencionamos al comienzo del capítulo. Estos elementos no son el texto
mismo pero lo acompañan, y constituyen un conjunto de informaciones necesarias que hay que
tener en cuenta para que la lectura de un texto sea más eficaz. Esas informaciones pueden tener
distintas funciones.
Información orientativa, previa a la lectura. Se trata de datos sobre lo que se va a leer, que se
encuentran en el índice, la tapa, la contratapa y/o las solapas de un libro; también en
el prólogo, o el copete y la volanta en los artículos periodísticos. Es una información
orientativa porque su lectura permite hacer suposiciones sobre el tema, enterarse de datos sobre
el autor, o de qué tipo de libro se trata. En general, los lectores utilizan esta información orientativa
para elegir sus lecturas. También sirve para relacionar lo que van a leer con lo que ya saben.
Información adicional. Es el caso de los recuadros que acompañan un artículo periodístico o
las notas al pie de página en un libro o los epígrafes debajo de las imágenes que acompañan un
texto, o los apéndices. Es una información agregada al texto que no se coloca dentro de él (para
no interrumpirlo), pero que no se puede dejar de lado porque da explicaciones o datos necesarios
para comprender mejor lo que se lee.
Información redundante: esto es poco habitual. Ocurre cuando los epígrafes de una ilustración
repiten algún fragmento del texto.

Algunos elementos paratextuales propios de los libros

Tapa Ilustraciones (imágenes) Notas


Solapas Epígrafes de texto Advertencias
Prólogos Glosarios Bibliografía
Subtítulos Contratapa Cuadros (gráficos)
Indicación de fuentes Índices Apéndices
Epílogos Títulos Epígrafes de ilustraciones y cuadros
Uso de letra negrita, bastardilla y subrayados

Algunos elementos paratextuales propios de los diarios y revistas

índice Epígrafes de ilustraciones


Subtítulos Títulos
Copete Volanta
Cuadros (gráficos) Notas
Recuadros Uso de letra negrita y bastardilla
Destacados (fragmentos separados del texto y realzados)

Comenzar a leer con una idea aproximada de lo que se va a encontrar en el texto facilita la
comprensión. Por eso leer los títulos, y otros paratextos, es siempre importante, y en especial,
cuando se lee para estudiar.
Hasta aquí hemos visto la importancia de leer tapas, títulos, solapas y contratapas. En el resto
del capítulo se muestra la importancia de otros elementos paratextuales en la lectura.

Los índices
Los índices son un paratexto tan habitual y conocido que se suele pasar por alto, como si no
tuviera importancia. Sin embargo, muchas veces, contienen informaciones que sirven para saber
si ese texto que se está leyendo es el que se necesita, o para tener información previa a la lectura,
como por ejemplo:

 Los temas que están desarrollados en un libro.


 La organización que tienen esos temas.
 El nombre de los autores, si es que hay varios, de cada capítulo.
 Las distintas partes del libro: introducción, capítulos, anexos, apéndices, epílogos, etc.

Los libros de estudio suelen tener más de un índice, porque hay índices de distintas clases que el
lector puede utilizar para diferentes fines.

 índice de materias o contenidos: lista de los títulos de los capítulos de un libro, en el


orden en que aparecen, con indicación de la página correspondiente. Puede estar al
comienzo o al final del libro. Este tipo de índice tiene una función muy importante en
los textos de estudio; en cambio no es absolutamente necesario, por ejemplo, en una
novela, donde la organización del texto está dada por la sucesión de acontecimientos.
 índice temático: es una extensa lista de los conceptos que aparecen en el texto, en orden
alfabético, con la indicación de las distintas páginas en que están mencionados. Este
índice no está en todos los libros. Comúnmente aparece al final del libro, casi nunca al
principio.

 índice de nombres: es muy semejante al temático, pero no se refiere a conceptos, sino a


nombres de personajes históricos y/o de autores que están mencionados en el libro.
También aparece al final.

Los subtítulos
Para que un libro de estudio sea más fácil de leer tiene que tener una cierta organización, por
ejemplo, cada capítulo trata un tema y eso se ve, generalmente, en el índice. Pero dentro de los
capítulos, a su vez, hay cortes que corresponden a divisiones entre el tema general y los subtemas.
Esas divisiones, marcadas por los subtítulos, reciben el nombre de apartados. Los títulos,
subtítulos y sub-subtítulos de un capítulo sirven para armar el “esqueleto” del capítulo y también
permiten saber qué subtemas están desarrollados dentro de un capítulo.

Los títulos y subtítulos, como todos los otros elementos paratextuales, facilitan la lectura porque,
como ya se dijo, un lector tiene más posibilidades de comprender mejor, si al comienzo de su
lectura tiene una idea aproximada de lo que va a leer.

Los lectores, cuando leen los titulares de los diarios, tienen hipótesis acerca del tema del artículo.
Por ejemplo, si alguien lee este titular de un diario: “El gas envasado aumentará un 20%”, podrá
suponer -aproximadamente- qué es lo que va a leer. Esto es posible porque ese lector conoce los
siguientes conceptos: a) gas envasado, b) aumento de precios, c) que ‘%’ significa porcentaje, d)
qué es un porcentaje, e) que los aumentos se expresan en forma de porcentaje sobre un precio
vigente. De este modo, el lector relaciona las informaciones que él tiene con lo que el texto dice
y esto le permite elaborar hipótesis acerca de lo que va a leer. Esas hipótesis se verán confirmadas,
desechadas o modificadas durante la lectura del texto completo.
Esto es así porque al leer se utilizan dos tipos de información. Una es la información que se puede
leer en el texto y la otra es la información que está en la mente del lector. El conjunto de estas
informaciones que tiene el lector en su mente recibe el nombre de conocimientos previos, y el
lector los activa, los pone en funcionamiento, a medida que lee los paratextos y luego el texto.
Sin embargo, no todo es tan simple como en el ejemplo del gas envasado. A veces, para tener
hipótesis acerca del contenido de un texto es necesario que los conocimientos previos del lector
sean más complejos.
Cuando se leen los títulos y subtítulos de los textos de estudio, los lectores necesitan más que
nunca tener una idea acerca de lo que van a leer, pero muchas veces en esos paratextos pueden
aparecer términos desconocidos para el lector, por ejemplo: “La sociedad estratificada” o” El
proceso de secularización”. En ese caso, es necesario averiguar la significación del término o
buscar alguna información complementaria para poder tener una idea aproximada de lo que se va
a leer

Las páginas de legales en los libros


La primera página de los libros es la portada, en la cual se incluye el título, el nombre del autor
y/o compilador y la editorial que lo publicó. En el reverso de la portada aparecen otras
informaciones y esa página se llama página de legales o de créditos.
Las informaciones que figuran en la página de legales, como ustedes habrán podido observar,
dicen si ese libro es una traducción, cuál es la primera edición y la cantidad de veces que fue
editado. Muchas personas pueden pensar que no importa saber si se trata de una traducción o no,
sin embargo es importante tener en cuenta cuál es el idioma original del libro, ya que una
traducción puede mejorar o dificultar la comprensión del texto. Las fechas de edición permiten
saber, por un lado, si se trata de un libro de contenido actualizado o no. Por otro lado, el número
de ediciones indica cuánta difusión ha tenido el texto, ya que los libros muy leídos suelen tener
más de una edición; a veces, muchas. Además, una fecha de publicación lejana no significa
necesariamente que el contenido del libro haya perdido vigencia, sino que tal vez sea necesario
complementarlo con otras publicaciones más recientes.

Prólogos
Este elemento paratextual también recibe el nombre de prefacio o preámbulo. Se trata de un
texto que figura al comienzo del libro, antes del primer capítulo y que suele tener diversas
funciones:
 Informativa y explicativa: se expone y comenta el contenido del libro y cómo está
organizado. A veces se indica cómo interpretarlo, incluso se dice a quiénes está destinado.
Esta función es habitual en los libros que se usan en los estudios superiores.
 Instrumental: se dan instrucciones o recomendaciones para utilizar el libro. Es una
función frecuente en algunos textos de estudio.
Estas funciones, que a veces se encuentran juntas en los prólogos, le sirven al lector para orientar
su lectura o la búsqueda de alguna sección en especial.

Ejemplos:
Fragmento A
Este libro se ha estructurado de forma que resulte lo más fácil posible introducir al lector en los
conceptos e instrumentos básicos de la Economía. Para ello, se ha seguido un orden lógico. Antes
de usar los términos y conceptos, estos se definen. Por otro lado, los conceptos fundamentales se
introducen a lo largo del texto de forma progresiva, esto es, los más simples, primero, y los que
son elaboración de conceptos básicos, después. Asimismo, los conceptos básicos figuran en los
márgenes de las páginas.
Por otro lado, los argumentos fundamentales de cada capítulo se sintetizan en el “Resumen” que
aparece al final de cada uno de ellos […] Para ayudar al lector a afianzar los conceptos
desarrollados, además del resumen, se presenta una serie de “Cuestiones para la autoevaluación”.
Por último, queda por comentar que esta obra se ha estructurado de modo que se pueda adaptar a
las necesidades de diferentes cursos de introducción de economía, tanto si son semestrales como
anuales.
Mochón, F. y Beker, V.A., Economía. Principios y aplicaciones, Buenos Aires,
McGraw- Hill Interamericana, 2004.

Fragmento B
El arte de escribir bien en español. Manual de corrección de estilo, consta de tres partes. La
primera, actualizada con las últimas normativas de la Real Academia Española, está dedicada a
distintos aspectos de la ortografía y responde con una abundante ejemplificación a las dudas y
problemas que se plantean o puedan plantearse acerca de la acentuación, la puntuación, el empleo
de las mayúsculas, el uso de las letras, los parónimos, los topónimos, etc. La segunda parte se
ocupa de la morfosintaxis de las clases de palabras. Cada capítulo de esta parte comienza con una
breve descripción morfológica, sintáctica y semántica de cada clase de palabra […] Por último,
en la tercera parte se incluyen seis apéndices de fácil y rápida consulta. […] El arte de escribir
bien en español se cierra con un índice analítico alfabetizado. Completo y detallado, este índice
analítico, que complementa el índice temático general, permitirá una búsqueda rápida y eficaz de
los términos y expresiones que figuran en las dos primeras partes.
Dirigido especialmente a los estudiantes de las carreras de Edición, a docentes interesados por
esta problemática y a universitarios en general que necesiten mejorar su expresión escrita, El arte
de escribir bien en español. Manual de corrección de estilo se propone también asistir y orientar
a escritores científicos, técnicos y de otras especialidades, a periodistas, a traductores, a
correctores, a editores y a todos aquellos que deseen desarrollar y mejorar su calidad lingüística,
resolver dudas o perfeccionar su redacción en lengua española. […]
García Negroni, María Marta et. al. El arte de escribir bien en español. Manual de corrección de
estilo. Buenos Aires, Santiago Arcos, 2004.

Los prólogos, también, puede tener otra función, agregada o no a las anteriores:
 La persuasiva: se trata de convencer al lector acerca de la importancia del libro que va a
leer. Estos prólogos persuasivos generalmente no están escritos por el autor, sino por otra
persona.

Por ejemplo, el fragmento que sigue fue extraído del prólogo de un importante libro de Gramática,
y fue escrito por un especialista, que no pertenece al grupo de autores del libro.
[…] las consecuencias de este libro tendrán que notarse espectacularmente en las aulas,
en la enseñanza del idioma a propios y a extraños y en los manuales de gramática. […]
estamos ante una obra de previsibles efectos muy importantes […]
Carreter, L, “Preámbulo”, en Bosque, I. y Demonte V., Gramática descriptiva
de la lengua española, Espasa, Madrid, 2000.
Las notas al pie
En general, la función de las notas consiste en agregar algo sin interrumpir demasiado el texto.
Ese agregado pueden consistir en:
 una ampliación;
 una aclaración;
 ubicación de un concepto en un contexto más amplio, por ejemplo, dentro de una teoría;
 indicación de que algo que se dice en el texto pertenece a otro autor;
 envío o remisión a otro lugar en el libro;
 mención de otros textos (referencia bibliográfica).
Ubicación de las notas:
 parte inferior de la página, llamada “pie de página”;
 final de capítulo;
 final de libro.

La bibliografía
Los textos de estudio, ya sean libros o artículos, suelen tener al final una lista de libros, artículos
u otros textos, con el título de Bibliografía. Para conocer con más precisión la utilidad de este
paratexto, hay que diferenciar entre Bibliografía, Referencias bibliográficas y Bibliografía
recomendada.

Bibliografía: aparecen por orden alfabético los nombres de los autores de todos los otros textos
que han sido consultados para escribir ése que uno está leyendo. Al lector esto le sirve, entre otras
cosas, para saber qué otros textos puede consultar para profundizar en el tema. Otra función es
mostrar que lo que se dice en el texto está fundamentado, porque está apoyado en otros autores o
textos. Esto refuerza el carácter científico de los textos que se leen en los estudios superiores. Si
el texto no indicara biblio-grafía, podría pensarse que no tiene carácter científico.

Referencias bibliográficas: en muchos textos, aparecen otros autores mencionados así:


(Cortázar, 1995). Cuando se hace esto, al final del texto, bajo el subtítulo “Referencias
bibliográficas”, aparecen los datos completos del libro de ese autor al que se hizo referencia, de
esta manera:

Cortázar, Julio. Rayuela. Madrid, Altaya, 1995.

Bibliografía recomendada: también es una lista de autores y obras que aparece al final de
algunos textos, como indicación para que los lectores amplíen sus conocimientos.
Para ser un lector cada vez más hábil, es necesario saber interpretar los datos que aparecen en las
listas de bibliografía o en las notas, ya que esos datos son los que permiten individualizar un texto
entre otros. ¿Cuáles son esos datos? Una anotación bibliográfica proporciona las siguientes
informaciones, generalmente en este orden:

Apellido y nombre del autor


Título del libro. Es norma que aparezca en cursiva o, cuando se escribe a mano, subrayado
Lugar de edición
Editorial
Fecha de edición
Si se trata de un capítulo de libro o artículo de revista, es decir, si se trata de una parte
independiente de un texto más extenso, se escribe el título del capítulo entre comillas, seguido de
coma y de la palabra “en” antes del título del libro que incluye ese artículo o capítulo. Ejemplo:
Piaña, Graciela. “Algunos conceptos metodológicos básicos”, en González, María
Cristina, Temas de pensamiento científico. Buenos Aires, Eudeba, 2003.

Estos son los datos que tienen que aparecer en todas las anotaciones de bibliografía, pero pueden
encontrarse diferencias en la puntuación que separa cada dato de otro.

Es importante reconocer los datos de una anotación bibliográfica, para poder encontrar un libro
en una biblioteca, por ejemplo, o también cuando se debe mencionar, en un trabajo, la
bibliografía consultada.

Bibliografía
 Arnoux, E. Di Stefano, M. Pereyra, C. (2011). La lectura y la escritura en la
universidad, Buenos Aires: EUDEBA.
 Marin, M. y B. Hall (2007) Prácticas de lectura con textos de estudio, Buenos Aires:
Eudeba

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