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1.

Identidad

Nada más intenso que el terror de perder la identidad.


Alejandra Pizarnik

Reflexionar sobre nuestra identidad parte de preguntas como ¿quién soy?, ¿de dónde vengo? Conocernos implica
asumir nuestra naturaleza humana como seres individuales y, también, sociales. La identidad es el conjunto
de rasgos y aspectos que dan a cada persona determinadas características e individualidad
que la diferencian de otras. La construimos a partir de experiencias y relaciones que
establecemos en la cotidianidad con otras personas de nuestro entorno (familia, comunidad
y sociedad).

La identidad se relaciona con el sentido de pertenencia y la participación en una familia, en


un territorio, una comunidad, un barrio, una ciudad, un país o cualquier otro grupo con
características compartidas, sin perder nuestra identidad individual.

2. Identidad individual

1.1.2. Identidad individual( SE CONFORMA POR MULTIPLES


CARACTERISTICAS)
Lee las tarjetas de diálogo detenidamente.
¿Quiénes somos? ¿Qué nos identifica?

Nuestra identidad individual está conformada por múltiples características; entre ellas,
los aspectos físicos, los gustos, nuestras necesidades, intereses, experiencias y
comportamientos. La forma particular como se integran estos aspectos en cada persona
y la conciencia que tenemos sobre nuestra identidad y unicidad contribuyen a nuestra
construcción de sujetos.
La identidad individual está conformada por múltiples aspectos, entre ellos:
características físicas, gustos, necesidades, intereses, experiencias y
comportamientos. La forma particular como se integran estos aspectos en cada
persona nos hacen únicas e irrepetibles.

Somos personas únicas e irrepetibles


La concepción de identidad, incluso, ha tenido un amplio desarrollo jurídico y hoy es un
derecho humano. A continuación, conoce el caso de seis personas del cantón Puerto
Quito que no tenían registro de identidad. 

 Descarga la resolución defensorial

3. Identidad social( ES LA QUE COMPATIMOS CON OTRAS


PERSONAS)
La identidad también está conformada por la identidad social.
Esta comprende las características que compartimos con otras personas, como la
nacionalidad, la profesión, el origen cultural, las creencias religiosas, el idioma, el
género, la orientación sexual, entre otras.

LAS PERSONAS SOMOS SERES SOCIALES

Karl Marx, el gran filósofo, economista, sociólogo, periodista, intelectual y militante


comunista alemán, afirma que: “la esencia humana no es algo abstracto e inmanente a cada
individuo. Es, en su realidad, el conjunto de relaciones sociales”. Precisamente, nuestra
identidad social se construye a partir de esas relaciones con nuestra comunidad y constituye
las características que compartimos con otras personas, como la nacionalidad, la profesión,
el origen cultural, las creencias religiosas, el idioma, el género, la orientación sexual, entre
otros. En esta construcción de la identidad también influye la valoración que cada grupo
social otorga a las mencionadas características. 
El siguiente ejemplo del autor Gilberto Giménez describe cómo la influencia de estas
relaciones con el entorno también construye nuestra identidad: "[una persona] pertenece en
primera instancia a la familia de sus progenitores; luego, a la fundada por [ella] mism[a], y
por lo tanto, también a la de su [pareja]; por último, a su profesión que ya de por sí [la]
inserta frecuentemente en numerosos círculos de intereses [...]. Además, tiene conciencia de
[su ciudadanía en] un Estado y de pertenecer a un determinado estrato social. Por otra parte,
puede ser oficial de reserva, pertenecer a un par de asociaciones y poseer relaciones sociales
conectadas, a su vez, con los más variados círculos sociales” (Simmel, citado por Pollini,
1987, p. 32, citado en Giménez, 2008, p. 5).

3. Identidad social

3.1. Palabras clave


Las personas somos seres sociales

Cuando reconocemos nuestro lugar en la sociedad, nos estamos identificando


socialmente con un grupo humano. La pertenencia a estos grupos, asimismo, aporta a
nuestra identidad individual. 

4. Autoestima

La autoimagen (la forma como percibimos a nuestra persona) y el autoconcepto (la forma


como nos definimos) integran una parte de nuestra autoestima. 

En cierta manera, la autoestima es el producto que surge de comparar la autoimagen y el


autoconcepto que tenemos de nuestra persona, frente a las características
consideradas "ideales o positivas" en una determinada sociedad. Por eso, en ocasiones
se produce un conflicto entre la autoimagen y el autoconcepto con aquello que queremos ser
para lograr encajar en ese ideal social impuesto. 

La presión por corresponder con lo idealmente impuesto por una sociedad puede derivar en
una afectación a los derechos humanos; por ejemplo, ser mujer en una sociedad que da
mayor valor a las características asociadas con lo masculino implica, casi siempre, enfrentar
desventajas en el trato, en el acceso a oportunidades y servicios, entre otros. Esto, además
de afectar los derechos, impacta en la autovaloración que, en este caso, las mujeres pueden
llegar a tener de ellas. Igual sucede con casi todas las identidades que no representan este
ideal social: niñas, niños, adolescentes, personas adultas mayores, personas indígenas,
afrodescendientes, montuvias, gitanas, comunidad LGBTI, personas con discapacidad,
personas en situación de movilidad, entre otras.

Las personas con baja autoestima enfrentan un doble riesgo relacionado con los derechos
humanos. Por un lado, están en mayor riesgo de que sus derechos sean vulnerados o de
sentir que no tienen herramientas para exigirlos; y, por otro lado, pueden vulnerar los
derechos de otras personas, pues al no estar conscientes de la importancia de valorarse
como personas se dificulta la valoración de la identidad y unicidad de sus semejantes. 

En este sentido, existe una relación entre identidad y autoestima con los derechos


humanos. Reconocer quién eres y quién quieres ser, así como valorarte como persona
supone tener conciencia de tu condición de persona sujeta de derechos y, al mismo tiempo,
tener conciencia de la misma condición de otras personas.

En defensa de nuestra identidad

Para analizar la importancia de la identidad (individual y social), los defensores y las


defensoras nos mostrarán una situación en la que, día a día, podemos sufrir discriminación
(o también discriminar), tan solo por el aspecto físico o ideas erróneas preconcebidas que
tenemos de las demás personas o grupos. 

Reconocer y valorizar nuestra identidad individual y social promueve el reconocimiento y


la valorización de la diversidad en nuestra sociedad, e impide la vulneración de los
derechos humanos.

1. ¿Qué es la igualdad?

En este curso virtual, vamos a reconocer que la igualdad es un término amplio que debe ser
entendido en tres dimensiones: fundamento de los derechos humanos, principio (igualdad y
no discriminación) y derecho (igualdad formal e igualdad material). En el módulo 1 y 2,
analizaremos a la igualdad como fundamento; en el módulo 3, como principio; y, en los
módulos 4 y 5, como derecho.

La igualdad como fundamento de los derechos humanos parte de la necesidad de reconocer


y valorizar nuestras diferencias y diversidades.

De acuerdo con Luigi Ferrajoli (2008, p. 10), la afirmación de la igualdad de todas las
personas implica, por una parte, la valorización de las diferencias y, por otra, la reducción
de las desigualdades en las condiciones de vida. Desde esta óptica, la igualdad es un
término complejo que requiere tanto la protección de las diferencias como la reducción de
las desigualdades. 

Ferrajoli (2009) sintetiza en dos breves líneas este postulado: “la igualdad se establece
porque, de hecho, somos diferentes y desiguales: para tutela de las diferencias y en
oposición a las desigualdades”. El autor explica que el reconocimiento de la igualdad
cumple dos funciones: 

1. Protege (y, hasta podría agregarse, celebra) la diversidad, en el sentido de reconocer las


características identitarias de las personas y los pueblos, y garantizar que estas permanezcan
en el tiempo. Dichas características son propias y configuran, efectivamente, la identidad de
cada persona, y la hacen única e irrepetible. 

2. Rechaza la desigualdad, pues procura la igualdad de condiciones y el acceso a


oportunidades para todas las personas, sin distinciones por causa de las características de su
identidad (individual y social). Las desigualdades se refieren a las condiciones materiales y
sociales en que a cada persona le toca vivir.
En este sentido, la igualdad como fundamento puede definirse: 

 A partir del reconocimiento de las diferencias naturales y culturales que existen


entre todas las personas. En ese sentido, debemos recibir un trato que garantice el
igual ejercicio de nuestros derechos.

 Sobre la base del reconocimiento y la valorización de las diferencias existentes entre


los seres humanos, sin que estas diferencias obstaculicen el reconocimiento de
nuestra condición humana y nuestra dignidad.

Valorizar la
diferencia y la diversidad de las y los seres humanos... inicia por el reconocimiento de
nuestra propia identidad (individual y social).
Desconocer nuestra diversidad. afecta el ejercicio, goce y reconocimiento de todos los
derechos humanos.

2. Igualdad como fundamento de los derechos humanos

Lxs defensorxs: ¡No a la xenofobia!

Los defensores y las defensoras te mostrarán un caso común que atraviesan las personas
que migran hacia nuestro país. Toma en cuenta sus acciones en defensa de los derechos
humanos y realiza la actividad que te planteamos más adelante.

3. Reflexionemos sobre la igualdad

Arrastra las palabras a los cuadros que corresponda. 


La igualdad, como 
fundamento
 de los derechos humanos, parte de la necesidad de reconocer y valorizar
nuestras diferencias y diversidades.

Rechazando la desigualdad, contribuyes a la igualdad de condiciones y acceso


a oportunidades para todas las personas, sin distinciones por causa de
cualquier aspecto de su identidad, 
individual y social
. Las desigualdades se refieren a las condiciones materiales y sociales en que
a cada 
persona
 le toca vivir.
1. Aplicando los conocimientos en el aula

Hemos creado este apartado, dedicado especialmente para nuestras y


nuestros docentes. La metodología consiste en que, una vez que has interiorizado los
conceptos, puedas trabajar con los recursos de tipo pedagógico en tu clase. 

El objetivo de este ejercicio es "Desarrollar en sus estudiantes una autovaloración


positiva, fortalecimiento así como sus capacidades, potencialidades y su
autorrealización". 

Para iniciar con la actividad, dirígete a la página 43 del texto "Vivo mis derechos. Manual
de implementación de facilitadoras y facilitadores" (descárgate el documento en el siguiente
enlace: http://repositorio.dpe.gob.ec/bitstream/39000/2130/1/RE-DPE-001-2016.pdf). Allí
podrás encontrar tres talleres respecto a la identidad, la autoestima y el empoderamiento.
Para realizar las actividades necesitarás, además de algunos materiales, como papelógrafos,
marcadores y recortes, de la imaginación y colaboración de los estudiantes. 

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