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El miedo a la libertad, Erich Fromm

Erich Fromm[1] considera que uno de los aspectos de suma importancia para la crisis social y cultural del hombre
moderno es la libertad, y lo que expone en su libro: el miedo a la libertad es precisamente el significado de ésta a partir de
un análisis de toda la estructura del hombre moderno.
            Su tesis fundamental es “que el hombre moderno, liberado de los lazos de la sociedad preindividualista, no ha
ganado la libertad en el sentido positivo de la realización de su ser individual, esto es, la expresión de su potencialidad
intelectual, emocional y sensitiva,” [2] esto, en parte por los beneficios que le ha traído al hombre el tener libertad, es
decir, la independencia y racionalidad, por otro lado, los resultados negativos que han surgido en él, esto es, una
aislamiento que ha hecho al hombre ansioso e impotente.
            Su obra es tan sólo un diagnóstico, un análisis, no tanto una solución y parte del proceso social en el que el
individuo es la entidad básica; considera que para entender la dinámica del proceso social tenemos que entender la
dinámica de los procesos psicológicos que operan dentro del individuo así como el marco cultural que le rodea.
            La historia moderna, según Fromm, se hallaba centrada en torno al esfuerzo por alcanzar la libertad en detrimento
de las cadenas económicas, políticas y espirituales que aprisionan a los hombres en ese momento histórico.  “Al luchar
una clase por su propia liberación del dominio ajeno creía hacerlo por la libertad humana como tal.” [3] A pesar de ello,
las largas y virtual batallas por la libertad, las clases que en una determinada etapa habían combatido contra la opresión, se
alieaban junto a los enemigos de la libertad cuando ésta había sido ganada. La libertad ha ganado sus batallas a pesar de
que la historia parecía probar que el hombre le era posible gobernarse a sí mismo, tomar sus propias decisiones y pensar y
sentir como lo creyera conveniente.
            Los principios del liberalismo económico, de la democracia política, de la autonomía religiosa y del
individualismo en la vida personal, dieron expresión al anhelo de libertad y al mismo tiempo parecieron aproximar la
humanidad a su plena realización. Con la abolición de la dominación se alcanzó el objetivo deseado: la libertad del
individuo.
Fue la segunda guerra mundial el acontecimiento que es considerado popr muchos como la victoria definitiva de
la libertad. A pesar de dichas consideraciones, no han faltado diversos acontecimientos y corrientes políticas, culturales y
sociales que han puesto en crisis la libertad alcanzada, un ejemplo es el antifascismo o el fascismo más descarado, sin
embargo, por encima de toda circunstancia del ámbito que fuere, la amenaza más seria para la libertad y todas sus
expresiones es la existencia en nuestras propias actitudes personales y en nuestras propias instituciones de aquellos
factores que han ocasionado esa serie de situaciones, por lo tanto, el campo de batalla está también aquí: en nosotros
mismos y en nuestras instituciones.
Existen una serie de factores humanos en la estructura del carácter del hombre moderno que le hicieron desear el
abandono de la libertad, por ejemplo, el ansia de sumisión y el apetito del poder. El problema de fondo se encuentra en los
elementos psicológicos y su interacción con los económicos e ideológicos a través del proceso.
Fromm analiza con más precisión el sistema del Fascismo [4], sistema político que, en su esencia, no se dirige  a
las fuerzas racionales del autointerés, sino que despierta y moviliza aquellas fuerzas diabólicas del hombre que se creían
inexistentes o, por lo menos, desaparecidas hace tiempo. El problema de la crisis de la libertad tiene su origen más allá de
cualquier ideología, según Erich Fromm, lo constituye el carácter del individuo y según su planteamiento, “ las
inclinaciones humanas más bellas, así como las más repugnantes, no forman parte de una naturaleza humana fija y
biológicamente dada, sino que resultan del proceso social que crea el hombre.” [5] De ahí lo importante de analizar tanto
la estructura de la persona como todo aquello que le rodea y que constituye su desarrollo psico-social. Desde este punto de
vista, la sociedad no ejerce sólo una función de represión sino que también una función creadora.
Según los análisis de Fromm, la naturaleza humana no posee un dinamismo propio, y los cambios psicológicos
deben ser entendidos en términos de desarrollo de nuevos hábitos, como adaptación a nuevas formas culturales. De ahí
que la naturaleza humana, aun siendo producto de la historia, posee ciertos mecanismos y leyes inherentes.
Otro elemento importante en el individuo es la adaptación, se adapta a las necesidades de la situación y crea algo
nuevo en él: surgen nuevos impulsos coercitivos y nuevas angustias. Existen sin embargo, necesidades arraigadas en la
naturaleza humana, por ejemplo la necesidad de autoconservación, la necesidad de trabajar y producir, entre otras que
constituyen su modo de vida que llega a ser el factor primordial en la determinación de toda la estructura de su carácter.
Lo que resulta más temido para el hombre es el aislamiento y la soledad,   “sentirse completamente aislado y solitario
conduce a la desintegración mental”[6], necesariamente debe sentirse unido a los otros y cooperar para sobrevivir.
Recapitulando, la naturaleza humana no es ni la suma total de impulsos fijados por la biología, ni tampoco la
sombra sin vida de formas culturales a las cuales se adapta de manera uniforme y fácil; es el producto de la evolución
humana y existen ciertos factores en la naturaleza del hombre que parecen fijos e inmutables: la necesidad de satisfacer
los impulsos biológicos y la necesidad de evitar el aislamiento y la soledad moral. Por tanto, afirma Fromm: “ el hombre,
cuanto más gana en libertad, en el sentido de su emergencia de la primitiva unidad indistinta con los demás y la
naturaleza, y cuanto más se transforma en individuo, tanto más se ve en la disyuntiva de unirse al mundo en la
espontaneidad del amor y del trabajo creador.”[7]

César Águila Cázarez sdb.

BIBLIOGRAFÍA
               -FROMM, Erich, El miedo a la libertad, Paidos, México, 1991, p. 5-59. 

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