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la administración de antipiréticos.
La fiebre puede apreciarse en distintos momentos; así, según el tiempo
de su presentación, podremos observarla:
- Durante la intervención quirúrgica. Suele tratarse de los casos en
que el paciente presenta una infección preoperatoria o porque se manipula
una zona contaminada; en ambas situaciones se provoca una
bacteriemia importante.
La alteración de los mecanismos normales de la termorregulación
puede deberse en ocasiones a medicamentos anticolinérgicos o a la propia
acción de ciertos gases anestésicos. Este hecho puede suceder después
de la inducción de una anestesia general; aparece una subida brutal
de la temperatura por encima incluso de los 41°C, que puede anunciar
un cuadro grave como es la hipertermia maligna; succinilcolina y halotano
son los que se han visto implicados con mayor frecuencia en la
producción de esta severa complicación.
- En el postoperatorio inmediato (0-6 horas). En este caso las posibles
etiologías son:
• Alteraciones endocrinas o metabólicas (crisis tiroidea).
80 La intervención quirúrgica. Estudios preoperatorios. Hemostasia
• Deshidratación secundaria a un reemplazo de líquidos insuficiente
tras la intervención quirúrgica -en la que se supone que
ha habido una pérdida sanguínea importante-, o bien a una absorción
hídrica bucal defectuosa en el postoperatorio, especialmente
en los niños o en los ancianos.
• Signo de incompatibilidad tras una transfusión sanguínea; aparecen
igualmente palpitaciones, dolor torácico, disnea, cefaleas,
congestión facial, etc.
- En el postoperatorio más tardío. Sus causas más frecuentes son:
• Atelectasia postoperatoria, debida a alteración respiratoria o a
una obstrucción traqueobronquial; es una complicación propia
de la anestesia general.
• Infección urinaria; suele estar relacionada con la colocación temporal
de una sonda urinaria para el control de la diuresis.
• Infección de la herida operatoria.
Ante la aparición de fiebre superior a los 39°C deben administrarse
antipiréticos (ácido acetilsalicílico y derivados, o paracetamol). No obstante
no debe obviarse efectuar un examen general que comprenda: anamnesis,
inspección y examen físico local, regional y general, cultivos de
sangre, orina y de líquidos de exudación o supuración, radiografía de tórax,
etc. Tras el conocimiento de la etiología de la fiebre se hará el tratamiento
causal.
3.1.3.3.3. Náuseas y vómitos postoperatorios
Este tipo de problemas suele acontecer en el postoperatorio inmediato
(primeras 24 horas) y sobre todo tras intervenciones quirúrgicas
realizadas bajo anestesia general. El vómito puede ser una complicación
grave en pacientes a los que se ha realizado un bloqueo intermaxilar -y
que por lo tanto no pueden abrir la boca- puesto que puede originar una
aspiración o paso del contenido gástrico hacia el pulmón, hecho que tiene
una mortalidad de un 90%.
Los factores etiológicos más frecuentes son el uso de morfina u otros
opiáceos, la aplicación de técnicas de anestesia general mediante la inhalación
de gases, y la deglución de sangre y aire durante y después de
la intervención quirúrgica. El gesto profiláctico más eficaz ante esta
eventualidad es la realización de una aspiración del contenido gástrico
mediante la colocación de una sonda por vía nasal; debe recalcarse que
CIRUGIA BUCAL II COSME GAY ESCODA
los síntomas referidos pueden ser: cefalea, náuseas, vómitos, dolor torácico,
alteraciones visuales, etc.
Conviene cuantificar la hipertensión y valorar la clínica que ha ocasionado.
Para Muzyka y Glick, una crisis hipertensiva es aquélla en que
la presión diastólica es igual o excede de 120 mmHg -generalmente se
acompaña de una presión sistólica con cifras superiores a 180 mmHg considerándose
una emergencia cuando concurre la lesión de algún órgano
-sistema nervioso central, miocardio-, o una urgencia si no existe.
En caso de emergencia se ha de reducir inmediatamente -antes de 1 hora la
hipertensión, si no las secuelas serán irreversibles, por lo que se debe
administrar el tratamiento por vía endovenosa; esto requiere hacerlo
en ámbito hospitalario donde se instaurará el tratamiento farmacológico
que se crea adecuado -propanolol, furosemida, metildopa, etc.-, y se controlará
la función renal, el estado respiratorio, el equilibrio ácido-base,
etc.
- Hipotensión postoperatoria:
Puede originarse por estas causas:
• Pérdida sanguínea importante capaz de producir una hipovolemia.
• Pérdidas de otros líquidos biológicos (poliuria, diarrea, vómitos, sudoración
profusa, etc.).
• Patología cardíaca (bradicardias, arritmia auricular o ventricular, insuficiencia
cardíaca congestiva, infarto de miocardio, etc.).
Leonardo Berini Aytés, Cosme Cay Escoda, Ma Ángeles Sánchez Garcés 81
• Fármacos que directa (betabloqueantes, diuréticos, y los antihipertensivos
en general) o indirectamente (analgésicos, hipnóticos) producen
hipotensión.
El diagnóstico se basará en la comprobación de signos como palidez
y la aparición de lipotimias, y en la referencia de síntomas tales como
sensación de cansancio extremo, de mareo o de vértigo; puede comprobarse
un pulso filiforme, taquicárdico como intento de compensación,
y muchas veces arrítmico. Analíticamente pueden detectarse algunos
datos que pueden indicar su origen como un hematocrito bajo,
una osmolaridad alterada, etc.
El tratamiento consistirá en reponer líquidos (suero fisiológico, Ringer
lactato), colocar al paciente en posición de Trendelenburg, y en administrar
-en casos refractarios o de causa medicamentosa- efedrina o
fenilefrina con la debida precaución.
Una vez realizado el tratamiento quirúrgico que fue indicado en su
momento y después de controlar adecuadamente el curso postoperatorio
y ante la evidencia de la correcta solución de la patología del paciente,
sin la existencia de complicaciones o secuelas, podremos dar el
alta clínica, aunque a menudo se recomendarán controles periódicos
(cada 6-12 meses). El alta del paciente deberá reflejarse en un documento
como el modelo de la tabla 3.6.